

Se trata de magníficas obras de sillería elaboradas con granito de calidad perfectamente labradas y que tienen miedo de perder si las obras tiran por el camino de enmedio soterrándolas o destruyéndolas para dar paso a la nueva vía.

Las obras públicas, aunque tengan menos de un siglo de antigüedad también forman parte del patrimonio cultural y las autoridades deberían buscar la forma de preservarlas y en este caso conservar al menos los puentes más significativos poniéndolos en valor, y la mejor manera de hacerlo es, por ejemplo, adaptándolos como áreas de descanso que ayuden a disfrutar de la riqueza natural de la cara norte de la sierra de san Vicente e instalando paneles de información sobre su patrimonio y naturaleza que animen al viajero a conocer los encantadores pueblos de la Sierra y, dada su cercanía, ya que en parte esa carretera discurre por ella, de la Cañada Leonesa Oriental, un recurso turístico de primer orden que debería ser potenciado.
Extraordinario artículo, que esperemos, junto a los escritos presentados ante la Administración, surta efectos y se preserven estos monumentos en su totalidad. Parece ser que los puentes se respetarán, pero los pretiles, según figura en el proyecto, no. Pretiles y puentes forman un todo inseparable y es lo que confieren a estas obras civiles su monumentalidad. Es como si a las murallas de Ávila, por los motivos que fueren, se les quitase las almenas. ¿A qué ya no serían iguales?
Pues con los puentes, lo mismo.