Santa Ana de Pusa es el pueblo más pequeño del señorío de Valdepusa, compuesto por Malpica, antigua capital del estado nobiliario, San Martín de Pusa y Navalmoral de Pusa, uno de los pueblos que en su origen formaron, junto a Navalmoral de Toledo, lo que hoy es la localidad de Los Navalmorales.
Los mayores atractivos de Santa Ana están en torno a su río con los parajes en que el Pusa va encañonado, sus molinos o su puente de Malpasillo y la Cueva del bandido Moraleda, el más conocido y nombrado de la comarca. También hay algunos rincones y elementos interesantes en su arquitectura popular. El río vamos a recorrerlo en nuestro paseo de hoy, pero antes conoceremos su interesante fiesta de San Sebastián, tal vez el atractivo más peculiar de esta localidad situada entre canchales, olivos y almendros.
LA EXCURSIÓN
Recorrido aproximado 9 kilómetros, dos horas y media.
Partimos de Santa Ana siguiendo el llamado camino de Retamoso, por el que llegaremos hasta la orilla del río, donde se encuentra el molino del Álamo y la balsa que dejaba su presa. Continuamos río abajo por la orilla derecha recorriendo el valle del Pusa, que aquí es ancho y poblado de olivos y almendros. Pasamos bajo el puente de la carretera, o lo salvamos por arriba según venga el caudal. El río se empieza a encajonar en el granito de forma que en algunos lugares casi se puede pasar de un salto, por lo que, como en otros lugares similares, ha quedado el topónimo de Malpasillo. El puente viejo que nos encontramos a continuación está construido en ladrillo y da al paraje, junto con el llamado molino del Puente, cierto aire pintoresco.
Seguimos descendiendo junto a la corriente por la orilla derecha atravesando un paisaje de encinar, entre berroqueños bloques graníticos en los que hay labradas en la piedra algunas de esas sepulturas rupestres llamadas “lucillos”. Vamos en un paseo agradable observando las pozas y chorreras del río hasta llegar a un arroyo que pasamos para llegar al paraje donde se encuentra la Cueva del Bandido Moraleda, donde cuenta la tradición que se escondía este hombre que existió realmente, pero al que se han atribuido una serie de hechos más bien fantásticos.
Seguimos por la orilla hasta el lugar donde se abre nuevamente el paisaje fluvial, saliendo el Pusa del pequeño cañón granítico y contemplamos una magnífica vista.
Cerca de la Cueva de Moraleda, tal como indica el plano, tomaremos si lo deseamos el camino vecinal entre Santa Ana y San Bartolomé para volver más rápidamente.
De la interesante fiesta de Los Perros en San Sebastián, hablaremos otro día