EL MOLINO DE MUROS ADENTRO

EL MOLINO DE MUROS ADENTRO

Nuevo capítulo de mi libro agotado»Los Molinos de Agua de la Provincia de Toledo» en el que comenzamos a conocer la maquinaria de los molinos

Interior de un molino en Almendral de la cañada sobre la garganta Torinas
Interior de un molino en Almendral de la cañada sobre la garganta Torinas

Hasta ahora hemos ido conociendo la tipología molinera en función de las presas, los canales y los receptores hidráulicos pero, ya en el interior del molino, los elementos básicos son comunes a todas las formas descritas, con la excepción ya comentada de los engranajes necesarios para transformar en horizontal el movimiento vertical en el caso de las aceñas y en el de las ruedas gravitatorias. Vamos a referirnos a los molinos de agua tradicionales, ya que si nos introducimos en el mundo de las fábricas de harina, la complejidad tecnológica de las maquinarias nos haría entrar en el campo de la arqueología industrial más que en el de la etnografía (Foto 11).

Cárcavo abovedado que conserva el rodezno, el árbol de madera y el parayerro.
Cárcavo abovedado que conserva el rodezno, el árbol de madera y el parayerro.

Pasamos a describir esos elementos y comenzamos por el parayerro que se introduce en la sala del molino por un orificio del suelo. En su extremo superior presenta una terminación cúbica o cresta  que tiene de uno a dos centímetros de lado y encaja perfectamente en el orificio central de otra pieza metálica llamada lavija. Esta última pieza es fundamental para transmitir el movimiento circular del árbol a la muela, ya que encaja a su vez en un rebaje de la cara inferior de la piedra corredera que conocemos como lavijero (fig. 26).

En las piedras llamadas francesas el sistema de enganche entre el árbol y la muela es de los denominados de bellota y viene ya integrado en el cuerpo de las piedras para el encaje directo del parayerro. Se ajusta mediante una pieza de fundición o gorro, de manera que la muela queda suspendida por el centro y se puede así nivelar con pequeños pesos de plomo que se adaptan a unos huecos circulares preparados ya de fábrica para acogerlos y así equilibrar el giro de la piedra sin que haya desgastes asimétricos.

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Arriba de la imagen asoma el parayerro en este cárcavo de un molino de regolfo
Maquinaria molinera bajo el suelo del molino, en el cárcavo.
Maquinaria molinera bajo el suelo del molino, en el cárcavo. j: Parayerro, f:lavija,

En las piedras de granito, sin embargo, este nivelado se consigue mediante las alzacrestas, pequeñas planchitas metálicas que se introducen en la cresta antes que la lavija. Después se entremete bajo estas chapas relleno de papel o de trapo nivelándose así las muelas. Estas maniobras permiten el giro adecuado y en paralelo de las piedras para evitar los roces que pudieran «quemar» el cereal, desgastar asimétricamente las piedras y desaprovechar la energía.

Para que el parayerro llegue desde la bóveda del cárcavo hasta la piedra corredera, debe pasar por el ojo u orificio central de la piedra solera. Por ese hueco se perdería el grano si dejáramos sin ocluir el espacio entre el parayerro y la solera, esto se evita mediante dos piezas semicirculares de madera que llamamos camas y que abrazan al parayerro. Otras veces es simplemente un trapo o mantillo lubrificado con tocino el que consigue evitar esa caída del trigo desde la tolva hasta la cueva.

Maquinaria molinera dentro de la sala del molino
Maquinaria molinera dentro de la sala del molino

El conjunto de las dos piedras más el aparato auxiliar puede suponer un peso total cercano a los tres mil kilogramos. Esto supone una carga excesiva para las estructuras de soporte habituales en nuestra arquitectura popular, que se intenta afrontar con una sólida construcción del cárcavo mediante la elaborada fabricación de los arcos y las bóvedas que lo componen. En otras ocasiones es una estructura adintelada mediante grandes vigas en número de dos a seis la que intenta sostener las piedras. Las vigas son a veces de granito pero otras muchas son de madera de encina, de fresno o de castaño que han acabado por pudrirse, arruinándose el cárcavo bajo el peso de las muelas. Una disposición frecuente de los soportes de los cárcavos es la formada por dos o tres arcos de sillería con vigas apoyadas sobre ellos conformando así el techo de la cueva.

Las bóvedas de los cárcavos se construyen en sillería o en ladrillo siendo su eje mayor paralelo a la dirección del río, salvo algunas excepcion contadas que tienen una estructura perpendicular u oblicua a la dirección del agua.

La piedra solera descansa directamente sobre el suelo en más del ochenta por ciento de los casos, pero en los molinos más modernos se construye una burra de madera o de obra sobre la que se asientan las muelas. Esto permite una mayor comodidad en el trabajo y que bajo este soporte pueda discurrir una correa desde el árbol para con su giro accionar las cernedoras, limpiadoras y otros artefactos accesorios. Ocurre también, cuando el molino tiene suficiente potencia, que la correa puede mover el eje de una segunda piedra que no contaría con su rodezno ni con su cárcavo correspondiente. Nos hallaríamos entonces en el caso de un molino de dos piedras con un solo receptor y un solo cárcavo como sucede en el molino de Malamonedilla 2 en Navahermosa.

El cereal debe ir cayendo paulatinamente según lo precise el ritmo de la molienda. Primero se derrama en el orificio de la piedra corredera para después, gracias a la fuerza centrífuga del propio giro y al dibujo excéntrico del repicado de las piedras, desplazarse el grano mientras se va molturando hacia la parte exterior de las muelas para salir ya convertido en harina.

Para que este proceso tenga continuidad, sin necesitar de la atención permanente del molinero, se precisa de un mínimo almacenamiento del trigo en un depósito troncopiramidal invertido fabricado en madera o en corcho y que se denomina tolva. La capacidad de la tolva varía desde medio a dos metros cúbicos.

La caída desde el vértice inferior de la tolva hasta el ojo de las piedras se realiza a través de una pieza conocida como canaleja, cazoleta, cuezo, o enmedio , palabras que definen a un canalito hecho de madera que se dispone inclinado para llevar mejor el grano hacia el ojo de la muela.

Para facilitar el derrame del trigo por la canaleja es necesario un movimiento de vaivén que se consigue adaptando al extremo superior del parayerro una rueda dentada que, a su vez, va golpeando sobre una varilla que transmite el movimiento a la canaleja. Otro sistema es el denominado de tarabilla o tarabeta,  un palo unido a la  canaleja que al ser golpeado por la piedra en su giro ocasiona con su vibración la caída del cereal. Otros ingenios más modernos tienen una especie de jaulilla unida al extremo del eje que, al golpear  sus barrotes contra un saliente de la canaleja, consigue ese mismo efecto. El giro rápido del árbol conlleva una aceleración en la suelta del grano por la canaleja ya que es mayor la frecuencia de golpeo de la tarabilla. El ruido continuo producido por este mecanismo tenía también la función de espantar a los roedores. En los molinos más modernos, la canaleja es sustituida por un embudo con un sencillo sistema de llave que regula la cantidad de cereal en su caída.

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