NUESTROS RÍOS
El JÉBALO (1) PIEDRAESCRITA
Vamos a ir recorriendo nuestros ríos y aprovecharemos para conocer los atractivos de sus valles y de los pueblos por los que van atravesando. El río Jébalo podemos considerar que nace en Piedraescrita, aunque con las aportaciones en su nacimiento de la garganta de las Puentecillas
Iniciamos el recorrido del río Jébalo, y lo escribo con «J» porque como defiende Jiménez de Gregorio aparece escrito como Xébalo en los documentos antiguos. Río de jabalíes es una de las propuestas que nos quieren solucionar el significado de su nombre.
Nace como hemos dicho cerca del pueblecito jareño de Piedraescrita, cuya ermita se sitúa en la misma divisoria de aguas del Tajo y el Guadiana por lo que las precipitaciones de su tejado en el lado norte caerían al Jébalo.
Un camino va paralelo al cauce y se dirige en dirección norte discurriendo junto a un pequeño altarcillo que nos recuerda que allí se apareció la imagen. Siguiendo ese camino llegamos al río cerca del paraje donde se pasa la imagen de la Virgen en un ritual curioso entre los pueblos de Espinoso y Piedraescrita, y del que hablaremos en el próximo capítulo de esta serie.
Pero antes visitaremos primero este agradable pueblecito del que existen antiguas referencias a su iglesia como un lugar que servía de refugio a los peregrinos de Guadalupe que se aventuraban por estas sierras.
LA IGLESIA: Cuenta la leyenda que en tiempos medievales, “poco después de la expulsión de los sarracenos”, un vaquero de Espinoso aprovechaba con los ganados propiedad de su amo talaverano las hierbas frescas del entorno y se le apareció la Virgen en un lugar cercano al pueblo, sobre una roca conocida como “El Canto de la Virgen”, donde hace unos años se ha erigido un sencillo monumento conmemorativo.
Cuenta la leyenda que la Virgen encomendó al vaquero la construcción de una ermita y los lugareños se empeñaban en erigirla en otro lugar diferente al que hoy le sirve de solar, sucediendo que los muros levantados por el día aparecían derruidos a la mañana siguiente, hasta que por fin el templo fue construido donde actualmente se ubica, justo en la divisoria entre las aguas del Guadiana y el Tajo.
Está documentado históricamente que en 1188 el obispo Gonzalo Pérez otorga licencia para la construcción de una iglesia a un tal Nuño Nuñez y a su mujer Aderazo Gómez que aportaban la dote necesaria para su mantenimiento.
El templo es una edificación sencilla con un ábside que fue octogonal y, según parece, formaba únicamente la sencilla construcción primitiva, más tarde modificada añadiéndose la nave principal. El edificio tiene a los pies un campanario de tres huecos que fue construido en el siglo XVIII. Se accede a la iglesia por un pórtico descendiendo cuatro escalones, ya que el piso del templo se encuentra por debajo del nivel actual del suelo y hay constancia de la existencia de una antigua fuente dentro de la ermita que, como hemos dicho, es una iglesia en realidad. Los muros están fabricados en mampostería de lajas de pizarra con revoco exterior enjalbegado.
Pero lo realmente interesante desde el punto de vista artístico es el interior de este monumento. Sus paredes están en gran parte recubiertas de valiosa azulejería talaverana del siglo XVI y XVII con escenas del Nuevo Testamento. En el lado de la epístola destaca un San Cristóbal de grandes dimensiones frente al que se sitúa un panel con una fila de arcabuceros similar al que se encuentra en la ermita de la Virgen del Prado de Talavera, aunque no es esta la única similitud en los motivos dibujados en Piedraescrita. Otros paneles representan a diferentes santos y en el testero se aparece un juicio final con la resurrección de los hombres que son extraídos de las tumbas por ángeles y demonios. Un azulejo parece representar al autor de parte de los paneles cerámicos. Considero esta iglesia de Piedraescrita uno de los santuarios de la cerámica talaverana cuyo contenido ampliaremos en otra ocasión
En el cuarto de esfera que cubre la capilla podemos contemplar la pintura al fresco de un Pantocrátor con estrellas y una luna con cara femenina. Esta es la pintura románica más meridional del territorio nacional. Son también de interés un magnífico Cristo crucificado del siglo XVII, la pila bautismal y una escultura de la Virgen en cerámica talaverana.
Justo por encima del pueblo domina el paisaje la cumbre de Las Moradas, el pico más elevado de La Jara en el que persisten restos de amurallamientos donde se habrían refugiado los primeros pobladores cristianos huyendo de las razzias musulmanas. En un risco de cuarcita que mira desde la cumbre hacia el caserío se percibe un fósil que es el rastro de un trilobites de más de 7 metros de longitud, y no conozco ejemplar de cruciana, que así se llaman estas huellas fosilizadas, con un mayor tamaño. También hay referencias al hallazgo de otras inscripciones hoy desaparecidas en el entorno de la iglesia que habrían justificado el nombre de “Piedra-escrita”.
La imagen del gusano que aparece , creo que es un error . Tengo entendido que es algún tipo de escritura arabe . Yo no la he visto en persona , pero me imagino que para alguien entendido en restos arqueólogicos no le sería difícil distinguir si es un resto fósil o piedra labrada . Aun así no doy fe de que sea yo el que esté equivocado
Fuimos nosotros en artículo anterior de «La Enramá quienes aventuramos la posibilidad de ser escritura cúfica, pero posteriormente he confirmado que sin duda en el rastro de un trilobites, confirmado por geólogos.
El tejado de la iglesia de Piedra escrita, está hecho a dos aguas, las del norte van al Tajo y las del sur al Guadiana. Es literalmente así
Lo que digo en el artículo