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ÚLTIMA CAUSA DE LA SANTA HERMANDAD REAL Y VIEJA DE TALAVERA

ÚLTIMA CAUSA DE LA SANTA HERMANDAD REAL Y VIEJA DE TALAVERA

Puerta de Zamora y a la izquierda las columnas de la portada de la Santa Hermandad
Puerta de Zamora y a la izquierda las columnas de la portada de la Santa Hermandad

Nos encontramos a primeros de junio de 1833 en Mohedas de la Jara. Hasta aquí se ha desplazado el hermano y comandante de la fuerza de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera para investigar el asalto sufrido por Juan Oliva, vecino de este lugar, que se dirigía hacia Puente del Arzobispo en compañía de un criado.

Según  declara la víctima, había sido asaltado por un hombre que por las señas que tenía y le havían referido, hera uno de Carrascalejo[i] que se havía dado al robo, quitando al testigo ochenta y un reales en metálico,  en veinte pesetas, y lo demás calderilla, dos panes y un poco de cecina de fiambre… que ni al que declara ni al criado molestó el malhechor, pero sí amenazó con un arma de fuego que tenía puesta en el brazo.Tanto Juan Oliva como su criado reconocen al asaltante cuando se lo muestran a través de la ventana de la cárcel de Mohedas.

Vista de Mohedas de la Jara desde El Castrejón
Vista de Mohedas de la Jara desde El Castrejón

Con el celo sistemático que ha caracterizado a la Santa Hermandad durante toda su existencia se continúan las pesquisas y para ello se traslada la comitiva con el preso a Campillo de la Jara. Allí se toma declaración a un vecino del lugar afectado también por las fechorías de Juan Gómez El Boyero.

Se trata de Andrés López que se dirigía de La Estrella a Villar del Pedroso[ii] montado en su jaca y buscando su trabajo de cedacero[iii], y al pasar por el Cordel de las Merinas[iv] , como un tiro de vala, le sorprendió un hombre que salió de entre unas peñas, y le dijo que se apease y se echase boca abajo apuntándole con una escopeta corta. El ladrón tomó su dinero y quiso también robarle la capa pero la víctima le rogó que se la dejase pues que todos heran amigos y combecinos,a lo que respondió el bandido:

No digas nunca que conoces a nadie, que me dan intenciones de abrasarte!.

También es reconocido El Boyero por su víctima de El Campillo.

Prosigue el periplo indagatorio hermandino y llegan ahora a La Nava de Ricomalillo en busca de pruebas contra el preso. Como en otras ocasiones, se requiere al alcalde de la localidad para que ponga a disposición de la Santa Hermandad a los testigos que puedan aportar algún dato. Comparece Manuel Muñoz que relata como pasando el declarante a la villa de Castilblanco a marquear[v] tierras, y al caer del lado allá del cerro que llaman Atrabesado, en el sitio de los Guarranques, salió de entre una madroña un hombre con una escopeta corta y una especie de lanza o chuzo atado a la boca de ella, y apuntándole al testigo, le dijo en voz alta:

– ¡ Paisano abajo ! ¡ El dinero!, ¡Pronto!

Manuel se ve obligado a entregar la peseta que llevaba para el viaje, además de una bota de vino y la merienda para el camino. El ladrón le permite el paso pero cuando se halla ya a cierta distancia le vuelve a llamar a voces, y le dice:

¡ Poco a poco! , que todavía llevas más dinero…

Asustado se registra la faldriquera y le entrega unas monedas balbuceando :

– Aquí tengo otros cinco cuartos que me han quedado… haga vuestra merced lo que quiera.

– ¡Tráigalos vuestra merced! Que vuestra merced no los necesita para llegar al pueblo. Y cuidado con decir algo, porque si lo vuelvo a coger lo pagará todo –responde el salteador-.

Chozo en mohedas de la jara con hombre esquemático hecho con mampostería de cuarzo en sus muros
Chozo en mohedas de la jara con hombre esquemático hecho con mampostería de cuarzo en sus muros

Este mismo testigo añade que un hortelano, al que comentó su desgracia al llegar a las huertas de Alía, le dijo que un religioso jerónimo de Talavera, también había sido asaltado en los Guadarranques.

La siguiente jornada de las investigaciones se desarrolla en Belvís de la Jara. Aprovechando la estancia en este pueblo,  es interrogado el propio acusado sobre los hechos que se le imputan.

Conocemos así que nuestro protagonista tiene treinta y tres años, es casado y trabajador del campo. Acosado de la persecución que se le hacía y deseoso de mudar de vida, se presentó voluntariamente al comandante de la fuerza de la Santa Hermandad cuando éste requirió su presencia en Carrascalejo.

El primer delito en el que se ve implicado es la ejecución de un robo de bastantes intereses en la casa de un hacendado  de Alcaudete de la Jara. Pero al salir de la vivienda con sus cómplices, Ajofrín  y Montanera, son perseguidos por los vecinos del pueblo capturándole solamente a él y escapando sus compinches.

Prisionero en la cárcel de esa localidad, declara donde esconde el botín bajo promesa de perdón y libertad. Aunque descubre el escondite la justicia no cumple la promesa y El Boyero decide fugarse por una gatera del calabozo, después de haberse quitado los grillos, aprovechando el bullicio de la noche  de las vísperas de La Candelaria. Huye a la sierra de Carrascalejo siendo desde entonces su ocupación la de hurtar lo que ha podido, viéndose perdido y sin tener otro recurso para vivir.

Arquitectura popular de La Jara
Arquitectura popular de La Jara

Se conocen de esta manera nuevos detalles sobre sus robos, así como otras fechorías. Al jerónimo de Talavera le había  asaltado en Navatrasierra[vi] y  robado trescientos cuarenta reales, aunque no le hizo mal alguno, ni siquiera desmontarle de la mula, aún cuando conoció que llevaba más dinero.Y dándole una peseta que le pidió.

También robó en el sitio de la Oliva cuarenta reales a un jabonero y en el mismo lugar asaltó al herrador de Valdelacasa quitándole una peseta y dejándole con otra, pues no llevaba más que dos.

La Hermandad intenta obtener datos sobre otros delicuentes y delitos y le preguntan sobre un famoso Antolín Martin, y sobre el robo que se hizo a unos vecinos de la Mina y de Helechosa en el que se derramaron los santos óleos que se llevaban a este último pueblo. El Boyero niega toda relación con tan horroroso atentado.Igualmente aclara que la escopeta y el polvorín que utilizaba en sus atracos, se los robó a un cabrero de El Castañar de Ibor[vii].

Al llegar a Talavera se encierra al reo en la cárcel de la Santa Hermandad y se depositan sus armas en su tribunal. Sin embargo, no se inicia el proceso judicial porque se intenta pasar la causa a la jurisdicción ordinaria. Para ello se remite un oficio al Corregidor que no acepta en principio este caso porque se han desarrollado los hechos en despoblado. Después de varias idas y venidas el corregidor asume el proceso porque el primer delito había sido cometido en  una casa de Alcaudete y no en despoblado.

Los valles de Gualija y Guadarranques, cerca de Navatrasierra son agrestes parajes con muchos asaltos en su historia
Los valles de Gualija y Guadarranques, cerca de Navatrasierra son agrestes parajes con muchos asaltos en su historia

Lejos están ya los tiempos en que la Santa Hermandad intentaba abarcar una mayor jurisdicción y no  como en estos años finales de la institución que intenta sacudirse su responsabilidad. Dos años más tarde, en 1835, es abolida la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera.

[i] Pueblo de la Jara actualmente incluido en la provincia de Cáceres.

[ii] Pueblo de la Jara actualmente incluido en la provincia de Cáceres

[iii] Se trata del oficio artesanal por el que se fabrican  y venden  los cedazos.  Son intrumentos de criba formados por una armadura de madera sobre la que se ajusta otra del mismo material que sujeta la tela o la piel con los orificios más o menos gruesos según el material que se quiera cribar. En nuestra comarca solían utilizarse las pieles  de perro. Los cedaceros ambulantes se llevaban los animales vivos que les facilitaban los clientes y en el siguiente viaje traían el cedazo ya fabricado

[iv] Vía pecuaria de ganados trashumantes.

[v] Marcar, delimitar, deslindar y medir tierras. Oficio equivalente al de los antiguos agrimensores o los actuales topógrafos.

[vi] Pueblo de la Jara actualmente incluido en la provincia de Cáceres.

[vii] Lugar que hoy se incluye en  la comarca extremeña de Los Ibores pero que perteneció a la Tierra de Talavera.

LA LEYENDA DEL ESCUDO DE TALAVERA

LA LEYENDA DEL ESCUDO DE TALAVERA

Escudo de Talavera en la Plaza del Pan
Escudo de Talavera en la Plaza del Pan

El escudo de nuestra ciudad es uno de los más antiguos que se conocen en España. En el siglo XIII, Talavera y Plasencia firmaron una carta de hermandad para defenderse mutuamente de la ciudad de Ávila, que abusaba de su poder militar con las tierras limítrofes. En ese documento aparece ya un sello incompleto que representa un fragmento del escudo en el que se perciben los sillares de los muros de la torre albarrana, uno de los elementos principales del mismo.

Escudo en la entrada posterior del antiguo ayuntamiento que presenta solamente la torre albarrana
Escudo en la entrada posterior del antiguo ayuntamiento que presenta solamente la torre albarrana

En diferentes edificios podemos ver todavía el escudo entero o despiezado. En el que se encuentra en la puerta trasera de la actual Delegación de Servicios de la Junta de Comunidades, edificio que albergó el antiguo ayuntamiento, aparece simplemente una torre albarrana, que es uno de los elementos de nuestro emblema. En este caso podemos datarlo en el siglo XV, y posiblemente Fernando de Rojas pasó muchas veces bajo él cuando era alcalde de la villa y ejercía sus funciones en ese edificio.

Llamadores en forma de toro en las puertas del antiguo ayuntamiento o palacio de los Girón
Llamadores en forma de toro en las puertas del antiguo ayuntamiento o palacio de los Girón

En otros inmuebles se mantienen otros escudos, ya sea por haber formado parte de las antiguas puertas de la muralla, de edificios municipales o de otras construcciones, que podríamos considerar “oficiales”, como el palacio de los arzobispos, señores de la villa.

Escudo de la historia de Torrejón con la alusión a Brigo como fundador mítico
Escudo de la historia de Torrejón con la alusión a Brigo como fundador mítico

El escudo se compone de los dos toros y de la torre albarrana, la más significativa de las estructuras de nuestro recinto amurallado. Se trata de una de esas altas torres construidas entre los siglos XII y XIV, según distintos autores, y que pretendían reforzar las defensas de la ciudad de los ataques de las tropas musulmanas de almorávides, almohades y benimerines. Estas torres son muy características de nuestra ciudad, pues sólo se hallan en algunas fortificaciones como los castillos de Escalona, Mérida o Montalbán además de ser características de la de Talavera. Por todo ello no se deben admitir como correctos los escudos en los que aparece un castillo en lugar de una torre albarrana, como las que hoy podemos ver con su gran arco en las calles Charcón o Carnicerías.

Grabado donde se aprecian las torres albarranas del Charcón
Grabado donde se aprecian las torres albarranas del Charcón

Las dos reses que aparecen se representan a veces dentro y a veces fuera del arco; una entrando y otra saliendo, o las dos saliendo; y pueden ser dos toros o un toro y una vaca, pero siempre son una pareja.

Para los viejos historiadores serían dos las leyendas que explicarían el origen del escudo. Por una parte la que quiere ver el origen del mismo en que Talavera, simbolizada como ciudad por la torre, fue fundada por los romanos que, al igual que Rómulo y Remo hicieron delimitando los límites de Roma, marcaban sus límites como primer ritual de fundación con una yunta de bueyes, que estarían también representados en el escudo por los dos toros. Para defender esta teoría algunos autores antiguos refieren el hallazgo en Talavera de monedas romanas donde figuran toros y castillos.

Escudo despiezado que procede de la Puerta de Cuartos
Escudo despiezado que procede de la Puerta de Cuartos

Además de esta versión romana, conocemos la otra medieval más divulgada entre la población que cuenta cómo Talavera sufría numerosos asedios, y en cierta ocasión en que la resistencia de sus habitantes estaba al límite de sus fuerzas por la falta de víveres, para hacer creer a los árabes que todavía podían resistir hasta la llegada de refuerzos cristianos, soltaron los talaveranos las dos únicas cabezas de ganado que les quedaban, para que así pastaran junto a las murallas. Al ver a los dos toros campando a sus anchas, los árabes creyeron que los talaveranos andaban sobrados de comida y levantaron el campamento, cayendo así en la trampa y abandonando el sitio de la ciudad temerosos de la inmediata llegada de las tropas cristianas de auxilio.

Torre albarrana del escudo despiezado que procede de la Puerta de Cuartos
Torre albarrana del escudo despiezado que procede de la Puerta de Cuartos

Otros han querido ver en los toros el símbolo de los verracos de piedra que esculpía el pueblo vettón que habitaba en nuestro solar hasta la llegada de los romanos. Además de basarse también en la secular vinculación de Talavera con la antiquísima fiesta de toros conocida como de Mondas.

LA RECONQUISTA DE TALAVERA

Azulejería talaverana del siglo XVI representando a Santiago matamoros
Azulejería talaverana del siglo XVI representando a Santiago matamoros

LA RECONQUISTA DE TALAVERA

Un nuevo capítulo de «Ríos de Historia» sobre las vicisitudes que llevaron a la conquista de talavera por Alfonso VI

La situación del reino taifa de Toledo bajo el reinado de Al-Qadir se había ido deteriorando de tal manera que estaba siendo atacado por todos los reinos árabes colindantes, mientras se producían además continuas sublevaciones en la ciudad. Tan mala era la situación, que el rey moro se vio obligado a pagar a Alfonso VI una gran cantidad de dinero y a cederle algunas de las fortalezas de su reino. Para algunos mediante un pacto final y para otros mediante una ocupación militar, el reino de Toledo pasó en fin a manos del rey castellano.

Los árabes habían fortificado todo el valle del Tajo para evitar el avance de los cristianos hacia Al-Andalus. Para llegar a conquistar Toledo sin dificultad, Alfonso VI debía favorecer el avance de sus tropas e impedir sorpresas desde el oeste, neutralizando los castillos y ciudades fortificadas que se repartían a lo largo de sus riberas. La más importante de todas ellas era Talavera, defendida con sus imponentes murallas, admiración de todo A l -Andalus, y hacia ella debía dirigir sus esfuerzos.

En-la-zona-de-los-altos-de-Canturias-se-elevaba-uno-de-los-castillos-que-defendían-el-Tajo-del-avance-de-los-cristianos
En-la-zona-de-los-altos-de-Canturias-se-elevaba-uno-de-los-castillos-que-defendían-el-Tajo-del-avance-de-los-cristianos

Pero antes se hizo con castillos como el de Canturias, cerca de Las Herencias, Castros, aguas abajo de Puente del Arzobispo y otros como Espejel o Alija, situados ya en La Jara que hoy es extremeña. También atacó el rey Alfonso otras fortalezas en Alamín, Madrid, Maqueda o Zorita, durante toda una serie de operaciones militares que duraron en total unos siete años. En el interior de la Talabira árabe contaban además los castellanos con la ayuda inestimable de los mozárabes, cristianos que durante varios siglos de convivencia habían asimilado muchos aspectos de la cultura musulmana, pero conservaban sus creencias religiosas y estaban siempre dispuestos a ayudar en la reconquista de la villa para el reino de Castilla y León. Cuentan las crónicas que los mozárabes montaron varias algaradas durante el asedio a Talavera de Alfonso VI, para facilitar así el asalto de los cristianos que, según la tradición, se inició por uno de los pequeños portillos de la muralla, debiendo además los cristianos salvar en algunas zonas el foso que se inundaba con agua del Tajo mediante un sistema construido por los árabes.

Probablemente la Ciudad de vascos fue abandonada o desalojada tras la reconquista de talavera
Probablemente la Ciudad de vascos fue abandonada o desalojada tras la reconquista de talavera

La fuerte Talabira, la primera en importancia entre las ciudades del reino de Toledo, fue conquistada en noviembre del año 1083, aunque otros autores defienden que la toma se produjo después de haber caído la propia Toledo en poder de Alfonso VI en 1085. La ayuda de los mozárabes, que constituyeron una numerosa comunidad en la Talavera medieval, sería luego premiada por el rey, que les permitió ocupar la parte del caserío que antes pertenecía a los musulmanes acomodados, es decir la parte de la villa situada en el interior del primer recinto amurallado. Este colectivo pudo mantener su antiguo fuero para impartir justicia y su parroquia de referencia era la de Santa María, que más tarde sería Colegial. Los caballeros castellanos recién llegados con las huestes del Rey celebraban sus juicios en el pórtico de la iglesia de El Salvador de los Caballeros, llamada así precisamente por esa razón.

-Murallas del alcázar talaverano con la barbacana y la zona que se inundaba en los asedios. Portillo para acceder a la barbacana y al agua.JPG
-Murallas del alcázar talaverano con la barbacana y la zona que se inundaba en los asedios. Portillo para acceder a la barbacana y al agua.JPG

Durante los primeros años posteriores a la reconquista, Talavera fue administrada desde el alcázar por varios gobernadores militares. El primero de ellos se llamaba Sancho del Carpio y murió ejecutado por orden de Raimundo de Borgoña, conde gobernador de Ávila, al no haber sabido defender la villa y el paso del Tajo en un ataque posterior de los árabes que afectó a los habitantes de Gredos y al valle del Tiétar. Talavera había sido conquistada por los cristianos, pero seguiría sufriendo el asedio y los ataques de los árabes hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, e incluso algunas razzias esporádicas después de esa fecha clave, en la que la frontera entre los dos bandos pasó del Tajo al Guadiana.

EL TAJO COMO CLOACA MEDIEVAL

EL RÍO COMO CLOACA MEDIEVAL

Alcantarilla romana desembocando en el lienzo de muralla que aún se conserva junto al Puente de Hierro
Alcantarilla romana desembocando en el lienzo de muralla que aún se conserva junto al Puente de Hierro

Ya hemos comentado las normas para evitar en lo posible las molestias de los vertidos de la pescadería, pero en la Edad Media, como ahora, el río era el destino de toda la suciedad de la población. El carnicero y los triperos también tenían un lugar determinado para arrojar sus desperdicios, “logar donde vazíe los vientres e tripas de las reses e ganados…que sea sin perjuicio”

Esta fotografía de unas tenerías marroquíes nos da idea de la suciedad que supone esta actividad
Esta fotografía de unas tenerías marroquíes nos da idea de la suciedad que supone esta actividad

Las tenerías eran los lugares donde se curtían las pieles, una actividad muy sucia y maloliente que también se situaba en general en las cercanías del río. Podemos ver todavía las que se conservan en el actual museo etnográfico, que fue lagar de los jerónimos posteriormente, otra actividad también sucia que se situaba junto a las corrientes para arrojar los alpechines. Los cueros se debían lavar de la desembocadura “de la Portiña Ayuso”, es decir en la zona entre el actual instituto Ribera del Tajo y la Universidad.

Lagar de los jerónimos blanqueados en primer plano en una foto de Blanco y Negro de 1969
Lagar de los jerónimos blanqueados en primer plano en una foto de Blanco y Negro de 1969

A finales del siglo XV se escribe La Celestina por el que luego sería alcalde de Talavera, Fernando de Rojas, y para los que gustamos de imaginar a Talavera como escenario de la obra universal hay dos pasajes con referencias fluviales que nos lo sugieren: Dice Pármeno cuando habla de Celestina: “Tiene esta buena dueña al cabo de la ciudad, allá cerca de las tenerías, en la cuesta del río, una casa apartada, medio caída, poco compuesta y menos abastada” Como acabamos de ver, junto a las riberas del Tajo se encontraban entre otras las tenerías de los jerónimos. Otro pasaje de La Celestina habla de que desde una torre, que podía ser cualquiera de las albarranas, entre las cuales Rojas disfrutó concretamente de la torre cercana al Arco de San Pedro, se observaban los “navíos del río”. Y sabemos que hasta mediados del siglo pasado había en Talavera pescadores fluviales.

Foto de Ruiz de Luna de la calle Carnicerías en la que se ven los albañales de Talavera, tan criticados por viajeros de todas las épocas
Foto de Ruiz de Luna de la calle Carnicerías en la que se ven los albañales de Talavera, tan criticados por viajeros de todas las épocas

También a finales de la Edad media hay referencias a la suciedad de las calles talaveranas y a los albañales que discurrían por las calles de Talavera y a los que hacen referencia muchos de los viajeros que pasaron por aquí. Cuando corrían todas acababan en el Tajo, en La Portiña o en lagunas absolutamente insalubres que se formaban en diferentes lugares de la villa.

LOS HOSPITALES DEL CAMINO DE GUADALUPE

LOS HOSPITALES DEL CAMINO DE GUADALUPE

Portada de la iglesia del monasterio de Guadalupe
Portada de la iglesia del monasterio de Guadalupe

Tenemos muy cerca el segundo camino histórico de peregrinación de la península, el Camino de Guadalupe.
Todo el territorio por el que discurría pertenecía a las Antiguas Tierras de Talavera. El mismo solar del monasterio y del caserío de la Puebla de Santa María de Guadalupe se encontraba en el alfoz talaverano y el concejo de la entonces villa del Tajo mantuvo numerosos pleitos jurisdiccionales con el poderoso cenobio protegido por los reyes desde su fundación en el siglo XIV por Alfonso el Onceno. La Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera vigilaba los caminos de peregrinación e incluso hasta el siglo pasado, el día ocho de Septiembre, día de la feria de Guadalupe, asentaba esta institución su tienda y su pendón a las afueras de La Puebla para demostrar así la jurisdicción que tenía sobre esas tierras.
En la división provincial del siglo XIX, tan nefasta para los intereses talaveranos, se desgajó de su extenso alfoz la parte de la comarca de La Jara y los lbores donde hoy, paradojas de la historia, se asienta el más paradigmático símbolo de Extremadura, la Virgen de Guadalupe. A través de Talavera discurría el camino por el que viajaban miles de fieles.Desde los más humildes que pretendían la curación de alguna enfermedad, hasta príncipes y prelados que deseaban visitar el monasterio famoso en toda Europa.
Una de las pruebas que aportan los defensores de Talavera como escenario en el que se inspiró Fernando de Rojas para el desarrollo de su tragicomedia de Calixto y Melibea, es la referencia en el texto a una expedición del embajador francés en peregrinación a Guadalupe. Ni Sevilla ni Salamanca, las otras dos ciudades propuestas como escenario para las andanzas de la vieja alcahueta, están situadas en el camino natural de Guadalupe y sin embargo sí está documentado el viaje de dicho embajador y su paso por Talavera a finales del siglo XV. En la Ciudad de la Cerámica existían numerosos hospitales que daban asistencia no solo a los peregrinos sino también a los muchos vagabundos y transeúntes que pasaban por ella, que siempre fue nudo de comunicaciones en el eje Toledo-Mérida y entre las mesetas norte y sur.

Hospital de la Misericordia de Talavera, hoy centro cultural Rafael Morales
Hospital de la Misericordia de Talavera, hoy centro cultural Rafael Morales

El más importante de esos hospitales fue el de la Misericordia fundado en el siglo XV por Hernando de Alonso, visitador del arzobispo Carrillo. La institución,cuyo edificio todavía puede verse en la Plaza del Pan y acoge hoy día el centro cultural Rafael Morales, daba asistencia a todos los pobres que lo solicitarán, los sanos por una sola noche «e otro día que vayan donde Dios los ayudare»; los enfermos, sin embargo, podian permanecer hasta que «sanen o fallescan”.
Las dolencias con las que más frecuentemente se ingresaba eran el paludismo,endémico en Talavera y todo el Campo Arañuelo, las gastroenteritis, cuyos enfermos tenían asignados la ropa y los colchones viejos ya que la diarrea «los pudría”.También ingresaban todas las enfermedades compañeras de la miseria y la inanición como las úlceras de las extremidades, patología respiratoria, parasitosis o alcoholìsmo.
En un plano del siglo XIX, podemos observar que en la planta baja se situaban los dormitorios, comedor y un patio exclusivos para los niños; el depósito de cadáveres,el «depósito de inmundicias” y el almacén de ropas y de camillas. El lavadero y tendedero para la ropa de los enfermos, fregadero de sus utensilios, despensa, cuarto para la bomba de incendios y «cuarto de locos». La vivienda del portero se encontraba en el sótano. En la planta superior estaba la sala de cirugía o de San Miguel,la enfermería de hombres o de los Santos Mártires y la de mujeres o de Nuestra Señora del Prado. Alacenas, cocina, refectorio,cuarto de cofres y la capilla eran, junto a las dependencias de las monjas,otras de las habitaciones de este hospital.

Hospital de Puente del Arzobispo, hoy residencia de ancianos
Hospital de Puente del Arzobispo, hoy residencia de ancianos

Retomamos nuevamente el camino de Guadalupe y llegamos a Puente del Arzobispo. La fundación del pueblo y la construcción de su magnífico puente medieval están indisolublemente unidas a la peregrinación guadalupana.
Cuenta la tradición que viendo los trabajos y peligros que los peregrinos debían acometer para cruzar el Tajo, el arzobispo Tenorio ordenó construir el puente. Otra leyenda nos dice que él mismo sufrió un pequeño accidente al vadearlo en una barca y perdió su anillo, prometiendo que si volvía a su poder edificaría un puente. Ese mismo día, cuando le sirvieron un magnífico barbo para comer halló en su interior el anillo cumpliendo por ello su promesa.
La construcción del puente se vio acompañada de la de un hospital que acogería a todos los pobres y peregrinos de paso para Guadalupe. Se financiaba de las rentas que los ganados trashumantes dejaban al cruzar el puente y de unos molinos de agua propiedad también del arzobispo. El edificio del antiguo hospital se conserva todavía en la plaza del pueblo,es un edificio de aparejo toledano con buena rejería que aloja hoy día una residencia de ancianos. También puede visitarse el curioso edificio de los molinos que financiaban la institución hospitalaria, los mas potentes del río Tajo.
El camino más utilizado durante la edad media continuaba después hasta El Villar del Pedroso. Se mantiene en pie todavía en esta localidad el antiguo hospital en la calle principal, claramente alineada con el camino de Guadalupe. Es un edificio gótico fundado también, como el de la Misericordia de Talavera, por Hernando de Alonso que antes de ser visitador y clérigo en Talavera, fue párroco de esta villa.
Todavía se conserva en su fachada la placa con una inscripción que hace referencia a su fundación. Frente a este edificio se mantiene la hospedería para los peregrinos sanos y destinada a casa parroquial en la actualidad.

Placa fundacional del hospital de Villar del Pedroso
Placa fundacional del hospital de Villar del Pedroso

Desde El Villar del Pedroso subimos el puerto de Arrebatacapas donde debe detenerse el viajero. Todavía hoy, la visión de aquellas soledades es sobrecogedora. Los valles del Gualija y los Guadarranques con su extrema soledad y despoblación fueron desde antiguo lugar frecuentado por bandidos y contrabandistas. No olvidemos que en estos parajes comienzan sus andanzas los golfines, una de las primeras manifestaciones de un fenómeno tan hispano como es el bandolerismo. Lo agreste de la naturaleza de la zona hacía todavía más peligroso deambular por aquellos lugares de monte fragoso que escondían hasta hace poco manadas de lobos y donde, hasta finales del siglo XVIII,estuvo constatada la presencia de osos.

Hospital del Obispo en el camino real de Guadalupe
Hospital del Obispo en el camino real de Guadalupe

Todo ello, unido al peligro de los fríos y las nevadas invernales, movió a Diego Muros, un obispo canario, a dotar de medios a un hospital situado entre los robles de aquellas sierras y que se conoce como el Hospital del Obispo, aprovechando el edificio de un antiguo refugio de caza de Pedro El Cruel. En los años cuarenta se destinó a cuartel de la Guardia Civil para la represión de los maquis, que también escogieron estas sierras para el desarrollo de su guerrilla antifranquista. Actualmente es propiedad privada y se encuentra en restauración aunque pueden observarse la capilla gótica y las dependencias propiamente hospitalarias. Se sitúa en un paraje de gran amenidad donde el peregrino puede refrescar sus pies y su garganta en una fuente de agua fresca.

Uno de los hospitales de Guadalupe se estaba eb parte de las dependencias del actual Parador Nacional
Uno de los hospitales de Guadalupe se estaba eb parte de las dependencias del actual Parador Nacional

El gran numero de visitantes que atraía el Monasterio de la Virgen de Guadalupe hacía necesaria la construcción de hospitales que alojaran,no sólo a los fatigados peregrinos que con mejor o peor salud iban a venerar a la Virgen de las Villuercas sino que,además, debían dar una asistencia sanitaria conforme a los escasos medios de la época a los muchos enfermos que acudían hasta allí con la esperanza de una curación o mejoría milagrosa.
Fueron varios los hospitales de Guadalupe mejor o peor dotados,pero el que dependía directamente del monasterio era el conocido como hospital General o de San Juan Bautista. Ocupaba parte del edificio destinado actualmente a Parador Nacional de Turismo y era el de mayor entidad llegando a alojar hasta ochenta camas. En el siglo XV estaba regido por un fraile a cuyas órdenes trabajaban veinte hombres y veinticinco mujeres con veinticinco camas que se distribuían entre cinco huéspedes, cinco pobres y quince enfermos. El hospitalero debía vigilar que los ingresados tuvieran buena mesa, buena cama y limpieza, buen ministro y servidores caritativos con la orden de que «de mal doliente fagan bueno». El monasterio contrataba un «físico» por quince mil maravedíes al año y dos cirujanos por tres mil, que también deberían ocuparse de la enfermería del monasterio propiamente dicha. Ésta acogía a los monjes enfermos y se situaba en el actual claustro gótico de las dependencias conventuales. Parece seguro que en este hospital se realizaban necropsias y que en él se desarrollaron actividades docentes de medicina. Habría sido por tanto una de las primeras instituciones españolas dedicadas a la formación de facultativos.

Panel de azulejos que conmemora la primera autopsia científica en un hospital de Guadalupe
Panel de azulejos que conmemora la primera autopsia científica en un hospital de Guadalupe

Existía además otro hospital de mujeres que se construyó con los fondos de un rico artesano cordobés, un herrero que al morir su mujer ingresó como fraile en el monasterio jerónimo. También se conoce la existencia de otros hospitales como el de «Pobres», o el de La Pasión, destinado al «mal de bubas“, la sífilis, que dada su gran morbilidad también era tratada en dependencias aisladas del Hospital General.

INCENDIO EN LA COLEGIAL

INCENDIO EN LA COLEGIAL

Dibujo de enrique reaño sobre postal de los años 20
Dibujo de Enrique Reaño sobre postal de los años 20

En la noche del 22 de Septiembre de 1846 la iglesia sufre un gran incendio cuya descripción vamos a extraer de la crónica de un reportero de «El Semanario Pintoresco Español» llamado Rafael Monje que pasa por Talavera en 1847:

«¡Noche de espantoso recuerdo en los fastos de Talavera y de laudable remembranza para sus hijos! – Serían las ocho y media de la noche , cuando las campanas de la Colegial anunciaron el fuego que, habiendo prendido en el maderamen interior del órgano por inadvertencia del artífice que lo afinaba, se descubría ya por encima del tejado apoderándose con la rapidez del rayo de los corpulentos tirantes que sustentaban las naves colaterales. Alborótase el vecindario, e impelido por la voracidad de las llamas y el toque de somatén, se lanza indistintamente al lugar donde el peligro amenazaba más de cerca o propendía a mayores daños. Las señoras de la primera categoría se olvidaban de su débil complexión, apresurándose a salvar entre sus brazos las ropas exquisitas, las colgaduras, los objetos combustibles y los vasos de oro y plata. Rompíanse a golpes de hacha las portezuelas de los relicarios y las gabetas de los roperos cuyas llaves no aparecían tan pronto.

Rosetón gótico mudéjar dela Colegial en un reportaje de Blanco y Negro de 1969
Rosetón gótico mudéjar dela Colegial en un reportaje de Blanco y Negro de 1969

El rumor de la fuerza de las llamas cada instante crecía más, viéndose en pocos minutos el coro convertido en una fragua donde fluía el estaño derretido del órgano; los vidrios de las ventanas liquidados y el plomo que los aseguraba deshecho como cera en las paredes. Por todas partes crujían las maderas abrasadas, chispeaban las piedras, gritaba el pueblo y se derramaba el agua a torrentes entre el fuego que saltaba a los retablos, incendiándose como si estuviesen bañados en resina, y el humo que sofocaba la respiración y tostaba a los operarios. En medio de este caos infernal vimos un celoso sacerdote llevar entre sus manos temblorosas el sacrosanto copón y caminar bajo la salvaguardia del Dios vivo, con tanta lentitud y compostura como si nada pasase en su enderredor …y sus vestiduras participaban ya del fuego; y caían sobre su venerable cabeza los pedazos de argamasa que se desprendían de las bóvedas, candentes como el horno de un alfarero. ¡El santuario iba dejando de existir y la religión triunfaba en todos los corazones!

Dibujo de detalle arquitectónico de la Colegial de Jesús Morales
Dibujo de detalle arquitectónico de la Colegial de Jesús Morales

Eran las doce cuando se dio por terminada la catástrofe. El estrago había sido inmenso. Ni una astilla quedó en el coro; ni el menor vestigio del órgano; ni un palmo de pared donde no hubiese  marcado su negra huella el elemento destructor»

Detalle arquitectónico de La Colegial de Jesús Morales
Detalle arquitectónico de La Colegial de Jesús Morales

LA LEYENDA DE LA PUERTA DE CUARTOS

Puerta de Cuartos en un grabado del siglo XIX
Puerta de Cuartos en un grabado del siglo XIX

LA LEYENDA DE LA PUERTA DE CUARTOS

La puerta de Cuartos es una de las puertas del tercer recinto amurallado de nuestra ciudad mediante el que se cercaban y protegían los arrabales viejos. Después de la reconquista de Talavera por Alfonso, sus habitantes se dividen en dos comunidades claramente diferenciadas: la de los mozárabes, que ocupan mayoritariamente la villa o casco antiguo, y la de los castellanos y francos recién llegados que pueblan los arrabales.

Cada uno de los grupos se regía por su propio fuero y era juzgado por sus propios jueces, por lo que no eran pocos los enfrentamientos entre ambas poblaciones que, por otra parte, tenían también grandes diferencias culturales por la herencia musulmana de los mozárabes.

Representación de Alfonso X el Sabio
Representación de Alfonso X el Sabio

Corría el año de 1283. Reinaba Alfonso X el Sabio y había muerto su sucesor y primogénito el Infante don Fernando. La ambición de su segundo hijo Sancho había hecho que se levantara contra su padre para impedir que reinaran sus sobrinos, los hijos de don Fernando. El hijo había declarado la guerra a su padre con el apoyo de algunas potencias extranjeras, de los nobles e incluso de la reina doña Violante. El rey Alfonso quedó sólo, enfermo y sumido en la tristeza con el único apoyo de algunas ciudades como Sevilla, Murcia y Badajoz. Sancho fue declarado maldito por su padre, carga que llevaría con angustia durante toda su vida. Sin acuerdo posible, se inició una guerra entre padre e hijo. Talavera no permaneció unida en aquel conflicto, ya que los castellanos de los arrabales se declararían partidarios del rey Alfonso y los mozárabes se aliaron con don Sancho. El cabecilla de los nobles castellanos fieles al Rey era un tal Romero que con cuatrocientos caballeros se preparópara unirse a don Alfonso, pero Sancho se encontraba en Olmedo y vino rápidamente hasta Talavera con su ejército. Aquí castigó duramente a los nobles fieles a su padre, destruyendo sus casas, confiscando Sus bienes, desterrando a los supervivientes y prohibiendo a los castellanos entrar en la villa, poblada por los mozárabes desde la reconquista.

Romero huyó con algunas de sus tropas y cruzó el puente de Pinos, situado aguas arriba de Azután, destruyéndole a su paso y marchado a refugiarse a la inexpugnable fortaleza roquera de Cabañas del Castillo, en las sierras de Las Villuercas.

Castillo de Cabañas en las Villuercas,
Castillo de Cabañas en las Villuercas,

Los más significados nobles del arrabal fueron ejecutados y descuartizados, colgando sus cuartos de la puerta que según la leyenda llevaría desde entonces el nombre de Puerta de Cuartos en recuerdo de tan sangrientos sucesos, aunque es sabido que la puerta ya se conocía con anterioridad como la puerta de Cortes o de Cuarto. La imaginación popular y los historiadores del siglo XIX vieron en estos hechos históricos la justificación del nombre de esta puerta de la muralla talaverana que recibía a los viajeros que venían desde Extremadura y junto a la que nació el padre de las ciencias históricas en nuestro país, el ilustre Juan de Mariana que en su Historia de España hace también referencia a estos acontecimientos.

Sancho IV reinaría después y se reconciliaría con nuestra ciudad, anulando las medidas legales contra sus moradores, aumentando considerablemente los territorios de la Tierra de Talavera y otorgando el privilegio para el establecimiento de los mercados y ferias que tanto marcaron luego nuestra identidad.

ESCUDO DESPIEZADO DE TALAVERA DE LA DERRIBADA PUERTA DE CUARTOS

LAS OTRAS FORTALEZAS ÁRABES DEL TAJO

LAS OTRAS FORTALEZAS ÁRABES DEL TAJO

Puerta norte de la fortaleza de Castros
Puerta norte de la fortaleza de Castros

Hasta la reconquista cristiana de Toledo y Talavera, en el año 1063, la línea divisoria entre musulmanes y cristianos fue durante mucho tiempo el río Tajo. Ya hemos hecho referencia a que Talavera era descrita en las crónicas árabes como la ciudad situada “más al norte de Al-Andalus, en la frontera con los politeístas (cristianos)” y es por ello que las riberas de nuestro río a su paso por la Marca Media estuvieron jalonadas de numerosas fortalezas que pretendían evitar el avance hacia el sur de las tropas castellano-leonesas.

Centrándonos en nuestra comarca podemos comenzar el recorrido del río desde el castillo de Villalba, en término de Cebolla, y que se eleva frente a otro castillo de época posterior, el de Malpica Esta fortaleza de Villalba ya existía en época romana protegiendo la calzada que discurría paralela al Tajo y es muy probable que  permaneciera habitada también durante la época de dominación musulmana.

Puente bajo la fortaleza de Castros

Río abajo, la misma muralla y fortificaciones de Talabayra nos demuestran esa necesidad estratégica de defender el paso del Tajo.

Seguimos hacia el oeste y encontramos algo más abajo de Las Herencias el castillo de Canturias, hoy en el fondo del río por el derrumbe de las cárcavas sobre las que se situaba. Se sabe que este llamado “castellum ciselli” también existía en época romana y visigoda.

El mismo nombre del pueblo de Azután está relacionado con la existencia de una torre de época musulmana que defendía el paso del río por esa zona. Parece que Azután viene del árabe y significaría “Torre del Sultán” de la que solo quedan los cimientos de dicha construcción junto al río y algún dibujo esquemático en los planes de navegación del Tajo.

CASTROS

Si seguimos descendiendo el río por la orilla sur encontramos otra fortaleza no menos importante que Vascos pero cuya población no está amurallada. Se encuentra en término de Villar del Pedroso, aunque esté en el entorno de Puente del Arzobispo. Los lugareños conocen el paraje como “La Muralla” y para ir hasta allí tomaremos un camino que sale inmediatamente a la izquierda del puente,  discurriendo por la ribera del río. Desde esta orilla tenemos una pintoresca vista de la villa con el puente, los molinos y el caserío. Después de andar unos dos kilómetros, tropezamos con la desembocadura  del río Pedroso, que se despeña en cascada sobre el Tajo en un hermoso paraje.

Justo en el codo que hace el río Pedroso antes de su desembocadura en el Tajo, se observan sobre el cauce los restos de un molino y batán, con cuyos beneficios dejó también estipulado el arzobispo Tenorio que se financiaran los hospitales de Puente. Siguiendo el cauce del riachuelo nos encontramos con el bonito conjunto que forman un puente y un molinillo de ribera. En la elevación situada entre los dos ríos se sitúa la fortaleza. En este caso nos encontramos ante una alcazaba con un poblado alrededor, sin que en este caso haya un amurallamiento que rodee al caserío como en la Ciudad de Vascos pero, como se deduce por sus características constructivas, también se levantó entre los siglos IX y XI. Parece que este castillo tenía también como misión la defensa de un puente medieval de considerables proporciones que se encuentra a sus pies y del que se mantienen todavía los tajamares.

Se la conoce con el nombre de Castros, al menos desde el siglo XII, cuando aparece citada en un privilegio otorgado por Alfonso VIII al concejo de Ávila, sin embargo su construcción data del siglo X.

Entre sus restos más destacables hay que resaltar la puerta de la muralla, flanqueada por dos torreones de planta cuadrada. El interior aparece hoy totalmente desocupado, a excepción de una estructura rectangular que delimita un aljibe y los restos de la primitiva atalaya, desde la cual se comunicarían con las poblaciones vecinas.

Está construida en el espigón que forma la desembocadura del arroyo Pizarroso en el Tajo, vigilando los puentes referidos que enlazaban las orillas de ambas corrientes. Su planta está diseñada y construida, siguiendo un esquema ampliamente difundido por Al-Andalus y el Magreb, consistente en un rectángulo de torres cuadradas, pero adaptado con la cota del otero en el que se asienta.

Fuera del castillo se extienden los restos de una aldea sujeta a su protección, con viviendas de planta rectangular, construidas, al igual que el castillo con mampostería granítica. Como sucede con Vascos, su abandono y despoblación, se inicia con la rendición de Toledo y Talavera por Alfonso VI, y la posterior ocupación cristiana de los valles del Tajo.

Muralla del castillo de Espejal
Muralla del castillo de Espejal

CASTILLO DE ESPEJEL

Aguas abajo y ya en término del jareño pueblo de Valdelacasa se alza la fortaleza de Espejel. Se cita en las fuentes cristianas a partir del siglo XII, cuando Alfonso VIII la dona a la orden de Santiago, en calidad de plaza desierta. Parece que el asentamiento tuvo lugar en el siglo X, constituyendo uno de los castillos mejor caracterizados de la Marca, pues aparte del baluarte central construido a partir de un esquema cuadrangular con torres de la misma planta incrustadas en las esquinas, conserva la barbacana y la coracha. Su aparejo es de granito y pizarra con cal y lanchas de pizarra. Muy cerca se encuentra unos grandes molinos también con el nombre de Espejel.

Ruinas de la fortaleza de Alija junto al Tajo
Ruinas de la fortaleza de Alija junto al Tajo

CASTILLO DE ALIJA

Más hacia el oeste, donde el Tajo recibe el río Gualija y se abre ya al embalse de Valdecañas, se encuentra la fortaleza de Alija emplazada sobre los cerros graníticos que dominan la desembocadura del rio Gualija en el Tajo. Su disposición estratégica cabe relacionarla con el paso de una antigua vía que salvando los puentes del Búho y del Conde alcanzaba las llanuras del Campo Arañuelo.

Este control lo reforzaba, en la otra orilla, la atalaya Peñaflor, de la que hoy no queda más que la cimentación al pie de la roca del mismo nombre. De su importancia se hacen eco las fuentes medievales, mucho más prolijas en datos sobre los avatares del asentamiento. Por Ibn Hazm sabemos que un miembro de la tribu berebere de los «Awraba». Sabrun b. Sabib gobernó la fortaleza de «Alisa» a finales del siglo XI o a comienzos del X, ya que su hijo fue destituido del mismo cargo por el califa Abda al-Rahman III anNasir. Otro cronista, Ibn Hayvan, al hablar del Tajo comenta que pasa al Norte por la fortaleza de «Alisa», situada a ochenta millas de Toledo.

LA TALAVERA ASEDIADA

LA TALAVERA ASEDIADA

Llama la atención de algunos arqueólogos el hecho de que siendo Talavera una importante ciudad musulmana, los restos que nos quedan de aquella Talabira pujante son relativamente pobres. Aventuran la hipótesis de que en la Edad Media, tanto en la época árabe como en la cristiana, los asedios, asaltos y razzias de uno y otro bando produjeron en varias ocasiones la destrucción de gran parte del caserío e incluso de parte de las murallas, por lo que son frecuentes los niveles arqueológicos de arrasamiento que se encuentran en las excavaciones.

Las rocas en primer plano podrían pertenecer al azud o presa que desviaba el agua del río para una mejor defensa de la alcazaba, al fondo.
Las rocas en primer plano podrían pertenecer al azud o presa que desviaba el agua del río para una mejor defensa de la alcazaba, al fondo.

Los reyes castellanos, y sobre todo los leoneses como Alfonso I, don García, Ordoño II o Ramiro II atacaron Talavera en numerosas ocasiones, e incluso, en “Las Mocedades del Cid”, se hace referencia a que nuestro épico héroe nacional venció al jefe moro de Talavera. Nuestra ciudad tenía una gran importancia estratégica tanto en la defensa de la frontera contra los cristianos como en el control que le encomendaron los califas cordobeses sobre la ciudad de Toledo, que en numerosas ocasiones se levantó contra ellos, atacando a la guarnición de Talavera que contaba para su defensa con aguerridos soldados bereberes. Incluso, en época tan temprana como el año 741, cuando se sublevan diferentes núcleos bereberes de la península, entre ellos el de Talavera, debe venir el general Baly ben Bisr al Qusayri para sofocar la rebelión con tropas árabes sirias, y aunque vence a los rebeldes en Guazalete, muere de resultas de las heridas recibidas.

Torre semicircular de la muralla árabe de Talavera

En el 795 vuelven a refugiarse en Talavera los bereberes sublevados en la zona de Ronda. En el año 857 los bereberes toledanos hacen una incursión hasta Ta l a v e r a poniéndola sitio, tal vez en venganza por la matanza que hicieron los talaveranos en el clan de los Banu-Majsi de Toledo. En el año 951 Abderramán III se encuentra en Toledo y envía soldados a sofocar una nueva rebelión de bereberes.

El rey Ramiro II fue uno de los monarcas leoneses que asediaron Talavera
El rey Ramiro II fue uno de los monarcas leoneses que asediaron Talavera

También fueron frecuentes los ataques a nuestra ciudad desde otros reinos taifas como el de Badajoz, cuando se fragmentó Al-Andalus. De hecho, es posible que las atalayas que salpican nuestro territorio no sólo vigilaran la llegada de las huestes cristianas, sino también la de las tropas de taifas árabes enemigos. Estas atalayas aparecen en algunas crónicas árabes como “torres de señales”, ya que en ellas se encendían hogueras que con el humo avisaban a los talaveranos para que se protegieran refugiándose en el interior de la muralla. En la época cristiana Talavera hubo de resistir los frecuentes asedios de los almohades, los almorávides y los benimerines, estos últimos ya en el siglo XIII, por lo que no es extraño que sus habitantes decidieran construir las emblemáticas y magníficas torres albarranas que fortalecieron nuestros muros, además del segundo y tercer recinto amurallado. Es fácil deducir, por los diferentes aparejos de piedra que se observan en los lienzos de la muralla, que ha habido las numerosas reconstrucciones que los talaveranos se vieron obligados a hacer en algunos de los muros.

Fotografía de Ruiz de luna de la presa de los molinos de Abajo, que fue rota en un asedio a Talavera para disminuir el nivel del río y poder atacar a la ciudad más fácilmente
Fotografía de Ruiz de luna de la presa de los molinos de Abajo, que fue rota en un asedio a Talavera para disminuir el nivel del río y poder atacar a la ciudad más fácilmente.

Durante uno de esos asedios los árabes destruyeron la presa de los molinos de Abajo para que, al descender el nivel del río, fuera más fácil acceder al interior de la villa, ya que las aguas lamían la muralla por su cara sur. Precisamente en esa zona se encontraba la torre de Nazar que, como se ve en la fotografía, se introducía en el cauce del río. Puede ser que en ella se hubiera nstalado en epoca árabe una rueda como la de la albolafia de Córdoba, para subir así desde el río el agua al caserío. De hecho, se sabe de la instalación posterior de una rueda en esa torre que se aprovechaba para subir agua a un huerto de los jerónimos. No sería el agua de todas formas un gran problema en los asedios, por ser conocida desde antiguo la existencia de pozos en casi todas las viviendas de Talavera en el centro de sus casas-patio de clara tradición musulmana.

Parte de la muralla de la alcazaba por su zona sur con un portillo que daba acceso a la barbacana o tal vez para acceder a la fuente próxima del Cañillo.

En aquellos episodios bélicos destacaron los ballesteros cristianos de Talavera, famosos desde el medievo por su destreza con los arcos y ballestas. Entre las leyendas locales relacionadas con los asedios destaca la de los pasadizos y túneles que pasaban al otro lado del río, pero que según parece formaban más bien parte del alcantarillado romano.

Escultura del Cid en Burgos
Escultura del Cid en Burgos

Mocedades del Cid

La batalla venció Rodrigo

Por ende sea Dios loado

Mató al rey Garay, moro de Atiença

E al rey de Çigüenza su hermano

Mató al de Guadalajara

Et prisso al Madriano

et al Talaverano

et a otros moros afartos

et traxieron los dos reis moros

para el reino çamorano

EL TAJO FRONTERIZO

EL TAJO FRONTERIZO

Un nuevo capítulo de «Ríos de Hstoria» en el que tratamos del Tajo como frontera entre cristianos y musulmanes en Talavera y su «korá» o provincia musulmana

Castillo árabe de Espejel junto al Tajo en Valdelacasa

Llama la atención de algunos arqueólogos el hecho de que siendo Talavera una importante ciudad musulmana, los restos que nos quedan de aquella Talabira pujante son relativamente pobres. Aventuran la hipótesis de que en la Edad Media, tanto en la época árabe como en la cristiana, los asedios, asaltos y razzias de uno y otro bando produjeron en varias ocasiones la destrucción de gran parte del caserío e incluso de parte de las murallas, por lo que son frecuentes los niveles arqueológicos de arrasamiento que se encuentran en las excavaciones. Los reyes castellanos, y sobre todo los leoneses como Alfonso I, don García, Ordoño II o Ramiro II atacaron Talavera en numerosas ocasiones, e incluso en “Las Mocedades del Cid” se hace referencia a que nuestro épico héroe nacional venció al jefe moro de Talavera.

La atalaya de El Casar vigila la vega talaverana

Nuestra ciudad tenía una gran importancia estratégica tanto en la defensa de la frontera del Tajo contra los cristianos como en el control que le encomendaron los califas cordobeses sobre la ciudad de Toledo, que en numerosas ocasiones se levantó contra ellos, atacando a la guarnición de Talavera que contaba para su defensa con aguerridos soldados bereberes. Incluso, en época tan temprana como el año 741, cuando se sublevan diferentes núcleos bereberes de la península, entre ellos el de Talavera, debe venir el general Baly ben Bisr al Qusayri para sofocar la rebelión con tropas árabes sirias, y aunque vence a los rebeldes en Guazalete, muere de resultas de las heridas recibidas. En el 795 vuelven a refugiarse en Talavera los bereberes sublevados en la zona de Ronda. En el año 857 los bereberes toledanos hacen una incursión hasta Talavera poniéndola sitio, tal vez en venganza por la matanza que hicieron los talaveranos en el clan de los Banu-Majsi de Toledo. En el año 951 Abderramán III se encuentra en Toledo y envía soldados a sofocar una nueva rebelión de bereberes.

Las torres albarranas de El Charcón en un dibujo de Enrique Reaño sobre grabado del siglo XIX

También fueron frecuentes los ataques a nuestra ciudad desde otros reinos taifas como el de Badajoz, cuando se fragmentó Al-Andalus. De hecho, es posible que las atalayas que salpican nuestro territorio no sólo vigilaran la llegada de las huestes cristianas, sino también la de las tropas de taifas enemigos. Estas atalayas aparecen en algunas crónicas árabes como “torres de señales”, ya que en ellas se encendían hogueras que con el humo avisaban a los talaveranos para que se protegieran refugiándose en el interior de la muralla.

La torre llamada del Polvorín, del segundo recinto amurallado

En la época cristiana Talavera hubo de resistir los frecuentes asedios de los almohades, los almorávides y los benimerines, estos últimos ya en el siglo XIII, por lo que no es extraño que sus habitantes decidieran construir las emblemáticas y magníficas torres albarranas que fortalecieron nuestros muros, además del segundo y tercer recinto amurallado. Es fácil deducir, por los diferentes aparejos de piedra que se observan en los lienzos de la muralla, que ha habido las numerosas reconstrucciones que los talaveranos se vieron obligados a hacer en algunos de los muros.

Durante uno de esos asedios los árabes destruyeron la presa de los molinos de Abajo para que, al descender el nivel del río, fuera más fácil acceder al interior de la villa, ya que las aguas lamían la muralla por su cara sur. Ya nos hemos referido a que precisamente en esa zona se encontraba la torre de Nazar que se introducía en el cauce del río.

No sería el agua de todas formas un gran problema en los asedios, por ser conocida desde antiguo la existencia de pozos en casi todas las viviendas de Talavera en el centro de sus casas-patio de clara tradición musulmana. Esos pozos se hallan en todos los estratos arqueológicos de la ciudad. Entre las leyendas locales relacionadas con los asedios destaca la de los pasadizos y túneles que pasaban al otro lado del río, pero que según parece formaban más bien parte del alcantarillado romano. En aquellos episodios bélicos destacaron los ballesteros cristianos de Talavera, famosos desde el medievo por su destreza con los arcos y ballestas.

Arco de herradura en la entrada al castillo árabe de Marco en Villar del Pedroso

Comienza la repoblación de los antiguos distritos árabes en que se dividía la tierra de Talavera, uno de ellos era Bask, la ciudad de Vascos junto a la desembocadura del Uso en el Tajo,  que abarcaría probablemente gran parte de La Jara, la Ladera (al-sanad) y la Vega (Al –fash) de nuestro gran río con las mejores tierras de cultivo. Esas zonas más ricas y cercanas a la propia ciudad estaban desde la época musulmana explotadas con cultivos de secano pero también con huertas. Era la árabe una civilización con gran dominio de la cultura del agua y que ha dejado en nuestro vocabulario castellano numerosas palabras relacionadas con la horticultura y la hidrología. La Talavera reconquistada muestra algunos topónimos heredados de esas explotaciones como la “almunia de la Reina”, la “huerta del Rey” y otras muchas.