LOS HOSPITALES DEL CAMINO DE GUADALUPE
Tenemos muy cerca el segundo camino histórico de peregrinación de la península, el Camino de Guadalupe.
Todo el territorio por el que discurría pertenecía a las Antiguas Tierras de Talavera. El mismo solar del monasterio y del caserío de la Puebla de Santa María de Guadalupe se encontraba en el alfoz talaverano y el concejo de la entonces villa del Tajo mantuvo numerosos pleitos jurisdiccionales con el poderoso cenobio protegido por los reyes desde su fundación en el siglo XIV por Alfonso el Onceno. La Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera vigilaba los caminos de peregrinación e incluso hasta el siglo pasado, el día ocho de Septiembre, día de la feria de Guadalupe, asentaba esta institución su tienda y su pendón a las afueras de La Puebla para demostrar así la jurisdicción que tenía sobre esas tierras.
En la división provincial del siglo XIX, tan nefasta para los intereses talaveranos, se desgajó de su extenso alfoz la parte de la comarca de La Jara y los lbores donde hoy, paradojas de la historia, se asienta el más paradigmático símbolo de Extremadura, la Virgen de Guadalupe. A través de Talavera discurría el camino por el que viajaban miles de fieles.Desde los más humildes que pretendían la curación de alguna enfermedad, hasta príncipes y prelados que deseaban visitar el monasterio famoso en toda Europa.
Una de las pruebas que aportan los defensores de Talavera como escenario en el que se inspiró Fernando de Rojas para el desarrollo de su tragicomedia de Calixto y Melibea, es la referencia en el texto a una expedición del embajador francés en peregrinación a Guadalupe. Ni Sevilla ni Salamanca, las otras dos ciudades propuestas como escenario para las andanzas de la vieja alcahueta, están situadas en el camino natural de Guadalupe y sin embargo sí está documentado el viaje de dicho embajador y su paso por Talavera a finales del siglo XV. En la Ciudad de la Cerámica existían numerosos hospitales que daban asistencia no solo a los peregrinos sino también a los muchos vagabundos y transeúntes que pasaban por ella, que siempre fue nudo de comunicaciones en el eje Toledo-Mérida y entre las mesetas norte y sur.
El más importante de esos hospitales fue el de la Misericordia fundado en el siglo XV por Hernando de Alonso, visitador del arzobispo Carrillo. La institución,cuyo edificio todavía puede verse en la Plaza del Pan y acoge hoy día el centro cultural Rafael Morales, daba asistencia a todos los pobres que lo solicitarán, los sanos por una sola noche «e otro día que vayan donde Dios los ayudare»; los enfermos, sin embargo, podian permanecer hasta que «sanen o fallescan”.
Las dolencias con las que más frecuentemente se ingresaba eran el paludismo,endémico en Talavera y todo el Campo Arañuelo, las gastroenteritis, cuyos enfermos tenían asignados la ropa y los colchones viejos ya que la diarrea «los pudría”.También ingresaban todas las enfermedades compañeras de la miseria y la inanición como las úlceras de las extremidades, patología respiratoria, parasitosis o alcoholìsmo.
En un plano del siglo XIX, podemos observar que en la planta baja se situaban los dormitorios, comedor y un patio exclusivos para los niños; el depósito de cadáveres,el «depósito de inmundicias” y el almacén de ropas y de camillas. El lavadero y tendedero para la ropa de los enfermos, fregadero de sus utensilios, despensa, cuarto para la bomba de incendios y «cuarto de locos». La vivienda del portero se encontraba en el sótano. En la planta superior estaba la sala de cirugía o de San Miguel,la enfermería de hombres o de los Santos Mártires y la de mujeres o de Nuestra Señora del Prado. Alacenas, cocina, refectorio,cuarto de cofres y la capilla eran, junto a las dependencias de las monjas,otras de las habitaciones de este hospital.
Retomamos nuevamente el camino de Guadalupe y llegamos a Puente del Arzobispo. La fundación del pueblo y la construcción de su magnífico puente medieval están indisolublemente unidas a la peregrinación guadalupana.
Cuenta la tradición que viendo los trabajos y peligros que los peregrinos debían acometer para cruzar el Tajo, el arzobispo Tenorio ordenó construir el puente. Otra leyenda nos dice que él mismo sufrió un pequeño accidente al vadearlo en una barca y perdió su anillo, prometiendo que si volvía a su poder edificaría un puente. Ese mismo día, cuando le sirvieron un magnífico barbo para comer halló en su interior el anillo cumpliendo por ello su promesa.
La construcción del puente se vio acompañada de la de un hospital que acogería a todos los pobres y peregrinos de paso para Guadalupe. Se financiaba de las rentas que los ganados trashumantes dejaban al cruzar el puente y de unos molinos de agua propiedad también del arzobispo. El edificio del antiguo hospital se conserva todavía en la plaza del pueblo,es un edificio de aparejo toledano con buena rejería que aloja hoy día una residencia de ancianos. También puede visitarse el curioso edificio de los molinos que financiaban la institución hospitalaria, los mas potentes del río Tajo.
El camino más utilizado durante la edad media continuaba después hasta El Villar del Pedroso. Se mantiene en pie todavía en esta localidad el antiguo hospital en la calle principal, claramente alineada con el camino de Guadalupe. Es un edificio gótico fundado también, como el de la Misericordia de Talavera, por Hernando de Alonso que antes de ser visitador y clérigo en Talavera, fue párroco de esta villa.
Todavía se conserva en su fachada la placa con una inscripción que hace referencia a su fundación. Frente a este edificio se mantiene la hospedería para los peregrinos sanos y destinada a casa parroquial en la actualidad.
Desde El Villar del Pedroso subimos el puerto de Arrebatacapas donde debe detenerse el viajero. Todavía hoy, la visión de aquellas soledades es sobrecogedora. Los valles del Gualija y los Guadarranques con su extrema soledad y despoblación fueron desde antiguo lugar frecuentado por bandidos y contrabandistas. No olvidemos que en estos parajes comienzan sus andanzas los golfines, una de las primeras manifestaciones de un fenómeno tan hispano como es el bandolerismo. Lo agreste de la naturaleza de la zona hacía todavía más peligroso deambular por aquellos lugares de monte fragoso que escondían hasta hace poco manadas de lobos y donde, hasta finales del siglo XVIII,estuvo constatada la presencia de osos.
Todo ello, unido al peligro de los fríos y las nevadas invernales, movió a Diego Muros, un obispo canario, a dotar de medios a un hospital situado entre los robles de aquellas sierras y que se conoce como el Hospital del Obispo, aprovechando el edificio de un antiguo refugio de caza de Pedro El Cruel. En los años cuarenta se destinó a cuartel de la Guardia Civil para la represión de los maquis, que también escogieron estas sierras para el desarrollo de su guerrilla antifranquista. Actualmente es propiedad privada y se encuentra en restauración aunque pueden observarse la capilla gótica y las dependencias propiamente hospitalarias. Se sitúa en un paraje de gran amenidad donde el peregrino puede refrescar sus pies y su garganta en una fuente de agua fresca.
El gran numero de visitantes que atraía el Monasterio de la Virgen de Guadalupe hacía necesaria la construcción de hospitales que alojaran,no sólo a los fatigados peregrinos que con mejor o peor salud iban a venerar a la Virgen de las Villuercas sino que,además, debían dar una asistencia sanitaria conforme a los escasos medios de la época a los muchos enfermos que acudían hasta allí con la esperanza de una curación o mejoría milagrosa.
Fueron varios los hospitales de Guadalupe mejor o peor dotados,pero el que dependía directamente del monasterio era el conocido como hospital General o de San Juan Bautista. Ocupaba parte del edificio destinado actualmente a Parador Nacional de Turismo y era el de mayor entidad llegando a alojar hasta ochenta camas. En el siglo XV estaba regido por un fraile a cuyas órdenes trabajaban veinte hombres y veinticinco mujeres con veinticinco camas que se distribuían entre cinco huéspedes, cinco pobres y quince enfermos. El hospitalero debía vigilar que los ingresados tuvieran buena mesa, buena cama y limpieza, buen ministro y servidores caritativos con la orden de que «de mal doliente fagan bueno». El monasterio contrataba un «físico» por quince mil maravedíes al año y dos cirujanos por tres mil, que también deberían ocuparse de la enfermería del monasterio propiamente dicha. Ésta acogía a los monjes enfermos y se situaba en el actual claustro gótico de las dependencias conventuales. Parece seguro que en este hospital se realizaban necropsias y que en él se desarrollaron actividades docentes de medicina. Habría sido por tanto una de las primeras instituciones españolas dedicadas a la formación de facultativos.
Existía además otro hospital de mujeres que se construyó con los fondos de un rico artesano cordobés, un herrero que al morir su mujer ingresó como fraile en el monasterio jerónimo. También se conoce la existencia de otros hospitales como el de «Pobres», o el de La Pasión, destinado al «mal de bubas“, la sífilis, que dada su gran morbilidad también era tratada en dependencias aisladas del Hospital General.
Hola Miguel,
Te escribo aqui aunque no corresponda. al tema de la entrada por lo siguiente.He visitado el Dolmen de Azután este fin de semana y me he quedado tan preocupada cómo describes tu tan acertadamente en una antigua entrada. Tengo metido en la cabeza que se debe hacer algo, denunciar , promover y poner en valor. Por que no se musealiza un dolmen tan importante, patrimonio de la humanidad sin duda. Los alrededores son impresionantes y se podría hacer un circuito que traería turismo de calidad y beneficios. Cual es la vía a seguir en tu opinión para denunciar esto y proponer una revalorización?
Por otra parte felicidades por este blog es de una calidad increible, te sigo a partir de ahora!
Gracias y un saludo
Belén García
Estimado Miguel
Le escribo para consultarle lo siguiente. El sábado visité el Dolmen de Azután , considerado Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arqueológica por resolución del 2006 después de haber sido objeto de excavaciones desde los 80 hasta el 2001. Está ,sin señalizar y escondido. Desde cualquier punto de vista es una situación lamentable siendo un monumento megalítico de especial importancia y conservación, un bien cultural desprotegido y no disfrutado ni entendido. Me gustará saber cual es el cauces mas adecuados para que esto se pusiera de manifiesto y solicitar un cambio de situación a la administración No conozco los cauces pero me gustaría hacer algo para poner en su lugar una memoria viva cómo es este dolmen.
Le agradezco de antemano su ayuda y sugerencias
La gestión del patrimonio de nuestra comarca por los responsables políticos de toda ideología es un desastre absoluto.