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TARTESSOS LLEGA AL TAJO, DE LA SERIE «RÍOS DE HISTORIA» (6)

RÍOS DE HISTORIA

TARTESSOS LLEGA AL TAJO

El PERIODO ORIENTALIZANTE DE LA EDAD DEL BRONCE

Estela de guerrero de Las Herencias
Estela de guerrero de Las Herencias

A partir de una serie de objetos metálicos singulares, se propuso hace unos años la existencia de una ruta natural en dirección sur-norte que discurría por el occidente de la península ibérica, ruta que sería el precedente de lo que más tarde, ya en época romana, sería la Vía de la Plata.

Desde Huelva y Cádiz, ascendía un trayecto jalonado de hallazgos de braseros y jarros, con ramificaciones por los valles de los grandes ríos hacia el interior. Varios hallazgos en la comarca de Talavera nos indican que al menos hasta aquí llegaba una de esas vías secundarias que nos relacionaban con el mundo de Tartessos.

El llamado «puñal de Ronda» o de El Carpio de Tajo, aunque en realidad se encontró en término de Mesegar, es de una tipología ya enmarcada en la llamada metalurgia del «grupo Ría de Huelva» y se datan en torno al siglo IV a. d. C.

La estela hallada en las Herencias, que pudiera estar relacionada con la  necrópolis indígena de un asentamiento cercano del Arroyo Manzanas donde se han encontrado algunas cerámicas contemporáneas, es una estela de las llamadas del tipo II C de Pingel. Este tipo se caracteriza por la presencia de figura humana a la que suelen acompañar una serie de atributos como la espada, lanza, escudo, carro o espejo. En nuestro caso, el personaje aparece tocado con un casco de cimera, una lanza con la hoja hacia abajo, un escudo con escotadura en V, una posible fíbula y tal vez unas tenazas bajo la mano derecha. También se ha datado en el siglo IX a.d. C.

Vasija de bronce hallada por el talaverano Jiménez de la Llave en Manzanas y que hoy se encuentra en el museo metropolitano de Nueva York
Vasija de bronce hallada por el talaverano Jiménez de la Llave en Manzanas y que hoy se encuentra en el museo metropolitano de Nueva York

El ajuar funerario de» Las Fraguas» fue dado a conocer por el historiador talaverano Jiménez de la Llave en 1860 y consiste en tres elementos, un jarro y un timiaterio en dos piezas además de la referencia a «trozos muy delgados de cobre que indican haber pertenecido a una caldera u otro cuerpo esférico». El jarro es de los llamados tartéssicos y es un jarro piriforme de boca plana con asa de triple sección que termina junto a la boca en tres cabezas de serpiente y que arranca de una palmeta con dos canalículos rematados en un capullo esquemático.

Entre los paralelos de este jarro había uno que era muy similar y que se encontraba depositado en el Metropolitan Museum de Nueva York; el estudio de M. Fernández Miranda y J. Pereira ha permitido conocer que se trata del mismo, dada la coincidencia con el dibujo de Jiménez de la Llave y su procedencia del comercio de antigüedades.

El jarro, el timiaterio y el posible brasero permiten identificar el conjunto con un ajuar funerario con el que se realizarían rituales-libaciones e incineración de sustancias olorosas; estos rituales serían privativos de los individuos más relevantes del área tartéssica y su zona de influencia. Estas fórmulas funerarias estarían datadas en torno al siglo VII a. de C.

El enterramiento de la casa de El Carpio se sitúa en el actual reculaje del embalse de Azután en la desembocadura del río Jébalo, el embate de las aguas puso al descubierto esta interesante inhumación del momento en que se produce en nuestra comarca la transición de la Edad del Bronce a la de Hierro.

Recipiente cerámico orientalizante hallado cerca de la desembocadura del Jébalo en el Tajo
Recipiente cerámico orientalizante hallado cerca de la desembocadura del Jébalo en el Tajo

Se trata de una fosa de sección escalonada en la que se practicó la inhumación de, al menos, dos individuos, un adulto femenino y un recién nacido con un ajuar abundante en el que se combinan piezas locales y foráneas. Diversos cuencos a mano con decoración pintada con motivos geométricos que podrían formar parte de un depósito de ofrendas, seis grandes urnas, anillos y brazaletes de bronce, son algunos de de los objetos hallados que podríamos considerar como autóctonos.

Recipiente cerámico de tradción fenicia hallado cerca de la desembocadura del Jébalo en el Tajo
Recipiente cerámico de tradción fenicia hallado cerca de la desembocadura del Jébalo en el Tajo

Los materiales de inspiración externa serían: una vasija globular cuya forma y decoración tiene paralelos en el horizonte cultural andaluz, dos recipientes de pequeño tamaño y clara adscripción al mundo cultural fenicio, se trata de una ampolla y un alabastrón de cerámica que tenían la función de conservar aceites perfumados.

En cuanto al ajuar metálico, los restos de un caldero de bronce, una vasijita de plata usada para libaciones, y lo más significativo quizás de este hallazgo, dos pequeños fragmentos de hierro, ya que ese metal en un contexto cronológico de transición del bronce al hierro, se consideraría un objeto exótico y muy valorado.Todo este hallazgo se debe considerar formando parte de un ritual autóctono de inhumación y las ofrendas de tipo alimenticio, la distribución de los ajuares y el mismo ajuar son componentes de origen más bien foráneo.

Vasijas orientalizantes de plata halladas en el yacimiento de El Carpio junto al Tajo en Belvís de La Jara
Vasijas orientalizantes de plata halladas en el yacimiento de El Carpio junto al Tajo en Belvís de La Jara

Un último hallazgo, unas fíbulas encontradas en Azután, confirmaría la presencia de tradiciones indígenas asociadas a influencias procedentes del suroeste peninsular, del área de influencia tartéssica y fenicia occidental.

Puede que estos indígenas, enriquecidos por el comercio con esos lugares, se enterraran con los ricos ajuares que hemos visto y que identifican más bien a las clases más poderosas de esas culturas, que habrían conseguido su enriquecimiento a través del comercio de metales, sal etc…

BRONCE FINAL.

Las cerámicas del horizonte Cogotas I aparecen sobre los sustratos del bronce pleno, en algunos de los casos antes referidos, llenándose el vacío que hasta ahora había en la dispersión de estos yacimientos en la meseta sur y así en nuestro ámbito localizamos los dos tipos de asentamiento de este periodo, yacimientos en llano como El Carpio I y el Golín, y el arroyo Manzanas o el cerro Torrejón de Malpica de Tajo, más en la línea de los poblados de altura.

Los primeros suelen tener el patrón de los llamados «fondos de cabaña» como el del Golín a las orillas del Guadyerbas en el pantano de Navalcán hallado por mí, en la retirada de las aguas del mismo, con una vasija de aprovisionamiento, hecha a mano, semiesférica y carenada de gran tamaño y decorada con incisiones en zig-zag, cremallera y dientes de lobo, con tipología encuadrable en el horizonte de Cogotas I .Podían observarse en los alrededores los restos arrasados de algunos silos más, de forma circular.

Parece que la ganadería y la caza estarían relacionadas con este tipo de hábitat y la economía de intercambio y agricultura con los segundos.

HISTORIA DEL HALLAZGO DE LOS RESTOS DE FERNANDO DE ROJAS

HISTORIA DEL HALLAZGO DE LOS RESTOS DE FERNANDO DE ROJAS

Restos de Fernando de Rojas al ser halla-dos por las excavaciones de Careaga Restos de Fernando de Rojas al ser halla-dos por las excavaciones de Careaga aparecido en ABC

Esta historia comienza en los años treinta y en un lugar lejano, Nueva Orleáns. En esta ciudad norteamericana, que tiene curiosamente los rótulos de las calles elaborados con cerámica talaverana, desempeñaba sus funciones como diplomático don Luis Careaga. Llevaba el cónsul varios años trabajando sobre la figura de Fernando de Rojas, ilustre alcalde de Talavera e inmortal autor de La Celestina, cuando llegó a sus manos la copia de un documento propiedad de Fernando del Valle Lerchundi, descendiente del famoso Bachiller. Esos papeles eran nada menos que su testamento, donde con fecha de 3 de Abril de 1541 expresaba el escritor su última voluntad “viéndose enfermo del cuerpo y sano de la memoria”.

Azulejería del siglo XVI que se situaba en la puerta principal del convento de la Madre de Dios

Deseaba que sus restos fueran enterrados en la iglesia del monasterio de la Madre de Dios. Este convento, hoy desaparecido, se había establecido primero en la plazuela de San Miguel, trasladándose después junto a la plaza de El Salvador, en la actual calle Fernando de Rojas. En el año 1110, doña mayor Fernández con otras señoras y familiares decidieron vivir en hábito de beatas en una casa que se encontraba junto a la torre de la iglesia de San Miguel y se comunicaba con ella por un pasadizo sobre un arco. En 1404 se hacen franciscanas y en 1518 se trasladan a su ubicación definitiva en el lugar donde más tarde pediría ser enterrado Fernando de Rojas. El convento de las monjas, que vestían curiosamente de los colores simbólicos de Talavera, el blanco y el azul, fue decayendo hasta que por su extrema pobreza se vieron obligadas a abandonarlo. Actualmente sólo nos queda de él un bonito panel de azulejería del siglo XVI que presidía su entrada principal y hoy se se puede ver en el museo Ruiz de Luna. Luis Careaga viene a buscar los restos de Fernando de Rojas en 1936, dos años después de ser abandonado el convento. Habla a su llegada con el párroco de Santiago, bajo cuya custodia se encontraba el edificio, y pregunta a otras personas y eruditos, pero nadie sabe nada del enterramiento del insigne escritor. Tampoco quedaban inscripciones ni documentos que pudieran orientar al respecto, aunque por el testamento sabía el cónsul que el enterramiento se debía encontrar en el presbiterio, junto al altar. Así que se puso manos a la obra, pidió permiso al arzobispo y a las autoridades culturales de la época y con el auxilio entusiasta del talaverano José García Verdugo, además de otros especialistas en antropología y medicina legal, comenzó las excavaciones.

El suelo de la iglesia estaba entarimado y debajo solamente había tierra, sin ninguna lápida. En la excavación se encontraron primero los restos casi deshechos de un cadáver en el lado del Evangelio y dos días más tarde, en la zona central de la capilla, se hallaron los huesos de otro enterramiento que fue descubierto minuciosamente a base de brochas. Se identificaron pequeños pedazos de tela gruesa de color pardo y Careaga recordó que Fernando de Rojas había dado orden de ser enterrado con el hábito franciscano. El difunto no podía además ser un clérigo por encontrarse con los pies hacia el altar y no hacia los feligreses. También se encontraron los restos de una cajita de madera cubierta de tela y adornada con un alfiler de oro y una hilera de lentejuelas, junto a pobres vestigios de un almohadón adornado con galones.

Fernnando de Rojas en la edición valenciana de La Celestina Fernando de Rojasen la edición valenciana de La Celestina

 Fotografía del desaparecido convento de la Madre de Dios, donde fue enterrado Fernando de Rojas
Fotografía del desaparecido convento de la Madre de Dios, donde fue enterrado Fernando de Rojas. Estuvo en la esquina suroeste de la Plaza de El Salvador.

Pero lo que más llamó la atención a Careaga, lo que le resultó más sugerente y evocador es que el cuerpo se había depositado sobre su lado izquierdo y apoyando la cabeza sobre la mano del mismo lado, como nos recuerda García Verdugo en un artículo de Blanco y Negro de 1936. El talaverano se emociona al recordar cómo Careaga relaciona con esa postura las palabras de Rojas en la carta “a un su amigo” que precede al texto de La Celestina: “ asaz veces retraído en mi cámara, acostado sobre mi propia mano, echando mis sentidos por ventores y mi juicio a volar, me venía a la memoria no sólo la necesidad que nuestra común patria tiene de la presente obra…”. Parecía como si el autor hubiera sido enterrado en su postura favorita.

También se encontraron los huesos de otra persona más, pero bien conservados y medio metro más arriba, lo que hacía pensar en un fallecido mucho más reciente. El cadáver situado en el lado del Evangelio era de una mujer y además de ser más reciente, pertenecía a un adolescente.

El relato se interrumpe cuando se van a investigar los restos hallados, pues nos encontramos tres meses antes de la Guerra Civil. El propio García Verdugo muere fusilado en Madrid y será en 1966 cuando el periodista de “La Gaceta Ilustrada”, Federico Villagrán, retome la investigación cuando Del Valle Lerchundi, el descendiente de Fernando de Rojas, viene a Talavera y al entrar en el ya arruinado convento se encuentra con la sorpresa de que un grupo de jóvenes de la organización juvenil católica HOAC se disponen a montar un teatrillo precisamente en la zona del presbiterio en la que Careaga volvió a enterrar posiblemente una caja con los restos hallados antes de la Guerra Civil. Del Valle Lerchundi habla con el alcalde y con la Dirección de Bellas Artes que detiene las obras inmediatamente.

Como no tienen la seguridad de que los restos se encuentren allí, Villagrán se entrevista con algunos de los obreros que estuvieron presentes. Algún testimonio asegura que la caja está en El Escorial, pero el hijo del médico talaverano presente en la exhumación don José Fernández Sanguino, el también médico Luis Fernández Sanguino, asegura que sin lugar a dudas los restos volvieron a ser enterrados en el solar del convento, aunque otro testigo siembra la duda cuando dice que el señor Careaga había tenido la idea de llevarse los huesos a Nueva Orleáns y levantar allí un monumento. Por fin consiguen asegurarse cuando obtienen el texto de una conferencia impartida por el cónsul en la universidad neoyorquina de Columbia en 1937, y en la que decía literalmente: “Se colocaron, por último, cristianamente, los restos hallados en sus lugares respectivos, encerrados en tres cajas de cobre debidamente protegidas de la tierra por obras de mampostería con las tapas grabadas con letras góticas…La caja mayor, colocada en el centro del presbiterio, envuelta en lirios y ramos de cipreses contenía en la inscripción de la tapa el nombre del bachiller Fernando de Rojas, que fue nacido en la Puebla de Montalbán y muerto en Talavera de la Reina en 1541”.

Testamento de Fernando de Rojas en poder de la familia Lerchundi
Testamento de Fernando de Rojas en poder de la familia Lerchundi

Pero habrán de pasar dos años más hasta que en 1968 el mismo del Valle Lerchundi sea nombrado abogado de la Dirección de Bellas Artes y pueda acometerse mediante su influencia una nueva excavación, encontrándose bajo una losa de cemento la caja con los restos de Fernando de Rojas. Por fin obtienen fruto las muchas investigaciones y viajes que había realizado para hallar los restos de su ilustre antepasado.

Recuerda cuando comenzó sus conversaciones con el cónsul Careaga y cómo Menéndez Pidal. Ortega y Gasset y Américo Castro le animaron en su empeño desde que leyó en sus documentos familiares cómo Juan, el biznieto de Fernando de Rojas escribía: “Fueron mis bisabuelos el bachiller Fernando de Rojas que compuso La Celestina, y Leonor Álvarez. Están enterrados en el convento de la Madre de Dios de la Villa de Talavera, junto al altar de Nuestra Señora, donde están con un letrero que dice: Aquí yace el bachiller Fernando de Rojas”.

Durante diez años permanecieron los restos en el despacho del alcalde de Talavera, desde donde siendo primer edil don Pablo Tello se llevaron solemnemente al claustro de la iglesia Colegial, lugar donde reposan actualmente. Salvo algunos restos óseos que fueron cedidos a La Puebla de Montalbán.

NUESTROS RÍOS EN LA EDAD DEL BRONCE, DE LA SERIE RÍOS DE HISTORIA (5)

NUESTROS RÍOS EN EL BRONCE ANTIGUO Y PLENO

Nuevo capítulo de la serie «Ríos de História» en el que se trata de los yacimientos de la Edad del Bronce en los ríos Cedena, Jébalo, Uso etc

Uno de los yacimientos de la Edad del Bronce se sitúa en la cumbre del Cerro del Oso en la Sierra de San Vicente Uno de los yacimientos de la Edad del Bronce se sitúa en la cumbre del Cerro del Oso en la Sierra de San Vicente

Cuando el hombre descubre que mezclando el cobre con el estaño se obtenía el bronce, metal mucho más resistente para la construcción de armas y herramientas nacen nuevas culturas que dejan también en nuestra tierra huellas de su paso.

El mítico reino de Tartessos, con su todavía no localizada capital situada entre Cádiz y Huelva creció y llegó a tener un gran desarrollo económico y cultural cantado entre otros por Homero o Platón. La riqueza de este reino que algunos identifican con la Atlántida era precisamente el comercio con el estaño que traían desde las islas Casitérides, especialmente la costa de Cornualles en Gran Bretaña. Esta vía comercial marítima más tarde se completó con otra terrestre que ascendía por el occidente peninsular, lo que más tarde sería la Vía de la Plata y por donde también ascenderían las influencias culturales hasta nuestro valle del Tajo y sus afluentes.

Materiales cerámicos y una azuela hallados en un yacimiento de la Edad del bronce junto al río Jébalo Materiales cerámicos y una azuela hallados en un yacimiento de la Edad del bronce junto al río Jébalo

Antes de llegar esas influencias, encontramos en los periodos iniciales del bronce yacimientos como el Riscal de Velasco, a las orillas del río Cedena, cuyos restos de muralla no sabemos si pertenecen al calcolítico o ya a la edad del bronce. Otro de estos poblados se situó en el Toril (Alcolea de Tajo) sobre un cerrete que domina la orilla derecha del río. Estos primeros hombres del bronce estaban relacionados culturalmente con otros yacimientos similares de Extremadura, aguas abajo en el valle del Tajo.

Yacimiento castreño de Alcaudete

En cuanto a los enterramientos de estas gentes contamos con los hallados en el Cerro del Obispo en Castillo de Bayuela, necrópolis de inhumación en «pithoi» que se localizan de costado, contorneados por bloques de granito formando una caja exterior y con una torta de cerámica que cubre la totalidad de la estructura. En el ajuar de estas sepulturas encontramos acompañamiento funerario propiamente dicho consistente en objetos del difunto inutilizados (cuchillos de sílex, hachas de piedra pulimentadas, molinos barquiformes, brazales de arquero, ídolos de cuernos, pesas de telar, crisoles, vasos, cazuelas, leznas…). También encontramos ajuar funerario de carácter ritual (cazuelas, vasos y cuencos rituales más pequeños y sin utilizar) además de ofrendas para el sustento de «la otra vida» como son cuartos de cáprido, bóvidos o de ganado lanar que se depositan entre el «pithoi» y las lajas de granito

Yacimientos de la Edad del Bronce en los afluentes al sur del Tajo Yacimientos de la Edad del Bronce en los afluentes al sur del Tajo

En el próximo Cerro del Castillo puede que habitara la población que utilizaba estos ritos de inhumación que tienen cierta correspondencia con prototipos argáricos.

Restos de la muralla del yacimiento del Cerro del Oso en El Real de San Vicente

La cultura material de este tipo de yacimientos es bastante homogénea, cerámicas sin decoración como vasos carenados, cuencos hemiesféricos, botellas, grandes orzas de provisiones etc…La industria lítica de láminas de sílex, dientes de hoz, molinos barquiformes y algún punzón de hueso .

Materiales hallados en el yacimiento de Riscal de velasco, junto al río Cedena Materiales hallados en el yacimiento de Riscal de Velasco, junto al río Cedena

También en el ámbito de la Sierra de San Vicente otro yacimiento fortificado de la Edad del Bronce se localiza en la cumbre conocida como Cabeza del Oso cerca de El Real de San Vicente, los escasos materiales recogidos nos hacen sospechar de una cronología similar a la del yacimiento anterior. En la cumbre más elevada de esta misma sierra, en el mismo cerro de San Vicente, se hallan fragmentos de cerámicas a mano encuadrables en la edad del Bronce,

Hachas pulimentadas de los yacimientos del río Cedena

CONCEPTOS BÁSICOS DEL FUNCIONAMIENTO DE LOS MOLINOS DE AGUA

Segundo capítulo de mi libro agotado «Los Molinos de Agua de la Provincia de Toledo» en el que se dan algunos conceptos básicos sobre la energía hidráulica para comprender su funcionamiento

II.- LA ENERGÍA HIDRÁULICA

Molino de cubo en Riofrío, Sevilleja de la Jara
Molino de cubo en Riofrío, Sevilleja de la Jara

Conozcamos ahora algunos conceptos básicos sobre energía hidráulica que, aunque en su desarrollo teórico no eran conocidos por la mayoría de los constructores de molinos, sí que eran, sin embargo, intuitivamente aplicados por ellos. Conseguían así adaptarse al medio en condiciones frecuentemente muy adversas de topografía, pendientes y caudales, consiguiendo la máxima rentabilidad del artificio para una molienda más productiva y un aprovechamiento del caudal de forma que se pudiera moler el mayor tiempo posible del año hidrológico.

Es fundamental  saber que a mayor altura de una columna de agua, mayor será la potencia del molino. Por esta razón la altura de los cubos es la que determina la fuerza de salida del agua a través del saetín para accionar el rodezno. La altura mínima de estos cubos necesaria para mover piedras de mediano tamaño ha sido considerada desde antiguo como de unos cinco o seis metros[1], los treinta palmos que nos recomiendan los libros de Juanelo.

La potencia en caballos de un artefacto hidráulico vendría dada por la fórmula:

 

Potencia = Cantidad de agua en litros   X   Altura en metros

                                                                             75

De aquí podemos deducir que cuando el caudal es pequeño, para conseguir una potencia similar, deberemos aumentar la altura. Esto es lo que los molineros conseguían elevando la envergadura de sus cubos cuando construían lo que luego describiremos como molinos de bombo (fig. 16). Como dicen los libros de Juanelo: A que cuanto fueren ellos más altos los cubos, aunque sean muy estrechos, por causa que el mucho peso del agua es el que hace la molida.@[2]

Esquema topográfico básico de una instalación molinera
Esquema topográfico básico de una instalación molinera

Considerando la viscosidad del agua constante y las diferencias de rozamientos y turbulencias despreciables entre un ingenio y otro, el principio de Pascal nos dice que toda presión ejercida sobre un líquido se transmite íntegra y normalmente en todos los sentidos. De esta forma la presión soportada por una superficie AS@ sería:

P = S x H x V

donde S es la superficie, H es la altura y V la viscosidad, que en nuestro caso consideramos con un valor homogéneo de 1 ( fig. 6) [3].

Una consecuencia de este principio es que la presión no es dependiente de la cantidad de agua almacenada sino solamente de su altura; de esta forma, por ejemplo, un tubo de un metro de diámetro y cien de altura haría soportar a su base una presión igual a la que soportaría esa misma base si se encontrara bajo millones de metros cúbicos de un gran embalse que tuviera esos mismos cien metros de altura. Todo ello nos indica que el volumen contenido en el cubo de un molino no influye sobre la potencia, aunque sí que influirá sobre el tiempo de molienda, pues tendremos un mayor caudal disponible para una misma sección del tubo de salida del agua o saetín.

En determinados lugares como La Mancha, donde nos encontramos con escasas pendientes que hacen necesarios grandes recorridos de canal para conseguir un mínimo desnivel, estos largos canales son poco rentables por su elevado coste, por las pérdidas de caudal ocasionadas por los escapes de agua y por las obstrucciones frecuentes que conlleva la escasa pendiente. El molinero soluciona este problema controlando todo el caudal por canalización del cauce y mediante la construcción de molinos de regolfo que aprovechan más la energía centrífuga que la gravitatoria como luego describiremos.

Esquema básico que explica el funcionamiento de un molino de agua
Esquema básico que explica el funcionamiento de un molino de agua

Definimos como gasto o caudal la cantidad de agua que pasa por la sección de una conducción en un segundo. Según el Teorema de Torricelli  este caudal depende del diámetro y forma del orificio así como de la velocidad del líquido.

Podemos resumir todos los conceptos anteriores diciendo que la potencia de un artificio molinero está en relación directa con el desnivel H, entre los dos puntos extremos del canal, y que también depende del caudal. El caudal a su vez es proporcional a la velocidad media del agua y a la sección de la corriente que en nuestro caso coincide con la sección de la boca del saetín (figs. 5 y 6).

Es necesario también que la corriente de agua incida de una manera suave sobre las ruedas, sin impactos bruscos que hagan perder parte de la energía. La salida del agua, después de haber accionado las ruedas, debe producirse sin turbulencias ni estancamientos que desperdicien la energía al impedir o dificultar el giro libre de los rodeznos o de los rodetes de los regolfos. Para conseguirlo los cárcavos de los molinos deben permitir una salida libre de la corriente mediante la construcción aguas abajo de espigones de obra que conduzcan el agua en la dirección adecuada. El estancamiento se previene con un adecuado diseño molinero y construyendo las presas de los molinos posteriores situados en ese río de forma que el remanso de sus presas no alcance e inunde el cárcavo del molino anterior.

Para un mejor aprovechamiento energético es también necesario un estudio de la inclinación adecuada que debe tener el chorro del agua al salir del saetín. Todo un tratado sobre este tema se desarrolla también en Los XXI Libros de los Ingenios y las Máquinas de Juanelo Turriano[4].

[1] GONZÁLEZ TASCÓN, I . Opus cit. pp. 183-192.

[2] LOS VEINTIÚN LIBROS…Opus cit. p. 333.

[3] De IGUAL, J.: Opus cit. pp. 67-70.

[4] LOS VEINTIÚN LIBROS…Opus cit pp. 323-333.

EL MEGALITISMO EN EL TAJO, DE LA SERIE «RÍOS DE HISTORIA» (4)

EL MEGALITISMO EN EL TAJO

En el fondo del embalse de navalcán se encuentra este dólmen al que faltan los dos ortostatos de la entrada, hoy en el Museo de Santa Cruz de Toledo

En el fondo del embalse de Navalcán se encuentra este dolmen al que faltan los dos ortostatos de la entrada, que tienen grabada una serpiente en su superficie y están hoy en el Museo de Santa Cruz de Toledo

Hacia la segunda mitad del IV milenio a. de C. aparecen en nuestro entorno geográfico nuevos grupos de gentes, neolíticas todavía, cuya característica más sobresaliente es la de la construcción de grandes enterramientos colectivos llamados monumentos megalíticos. En la actualidad, y gracias a las nuevas dataciones de carbono 14, está cada vez más aceptado el hecho de que el megalitismo es un fenómeno occidental, gestado en la fachada atlántica, con una cronología que se remonta hasta el VI milenio a. de C. (Portugal y la Bretaña Francesa).

Para el caso de la península ibérica existen dos focos del fenómeno megalítico con características diferenciadas por un lado el foco del sureste y por otro el foco atlántico, con el que están relacionados los hallazgos en la tierra de Talavera. Como mantiene el arqueólogo Germán Delibes, «la implantación del megalitismo no debió ser únicamente resultado de la adopción del nuevo ritual funerario por parte de la población neolítica indígena; hubo también un aporte demográfico externo, muy probablemente gentes llegadas del oeste». No debemos olvidar que la construcción de este tipo de estructuras de enterramiento implica un gran aporte energético basado en una relativa ocupación del territorio con una sociedad ya perfectamente organizada, por primera vez considerablemente jerarquizada y con una clara división del trabajo.

El fenómeno del megalitismo en la Tierra de Talavera, en palabras de Jiménez de Gregorio, supuso «la más profunda penetración hacia el este de la cultura megalítica portuguesa en la submeseta meridional». La expansión se produjo desde el oeste hacia el cuarto milenio antes de Cristo, y su utilización funeraria llegaría hasta el primero.

De nuevo son los ríos los caminos naturales de penetración hacia el interior, llegando hasta nuestra área a través del valle del Tajo, y desparramándose después por sus afluentes (Ibor, Huso, Guadyerbas y Tiétar). Tenemos muy próximos al Tajo dólmenes como el de Azután, o Guadalperal en Valdecañas y sumergido en el embalse de Guadyerbas el de Navalcán.

Los dólmenes de nuestra comarca corresponden al tipo denominado «sepulcros de corredor», caracterizados por una cámara, que en nuestro caso tiene unos 5 metros en el dolmen de Azután o el de Navalcán.  A la cámara se accede mediante un corredor cuya medidas reconocibles oscilan aproximadamente entre los 7 y 10 metros. Rodea todo el conjunto el túmulo, con circunferencias que oscilan entre los 18 y 16 metros.

Dólmen de Azután, en el valle del tajo Dólmen de Azután, en el valle del Tajo

Otro tipo de construcción megalítica son los llamados menhires, de los que al menos conocemos dos, uno cerca de Velada y a la orilla del Guadyerbas cerca de Parrillas. Ignoramos su funcionalidad y el significado de sus grabados y cazoletas, huecos labrados semiesféricos que también aparecen en los dólmenes. Son monumentos de una sola pieza de roca berroqueña, hincados verticalmente, de los que al menos tres cuartas partes sobresalen a modo de lindero, con una altura de entre 1m y 1,70 y una circunferencia de 1,5 metros. Tanto el menhir como el dolmen situados junto all Guadyerbas presentan figuras de serpiente labradas.

Algo que nos ha llamado la atención referente a los menhires y dólmenes, es su ubicación próxima a las cañadas ganaderas. En cuanto a las formas de habitación cabe decir que escasean, aunque es un fenómeno general a todo el ámbito megalítico. Esto viene de nuevo a evidenciar un tipo de hábitat disperso, semisedentario y relacionado con la explotación ganadera, aunque entre la cultura material de los dólmenes aparecen piedras de molino e industria lítica con pátina de cereal, lo que nos indica que practicaban algún tipo de agricultura. Quedan estas grandes construcciones como único testimonio de su pasado, y que según algunos autores muestran la condición itinerante de estos grupos y es el motivo de ella, como símbolo de permanencia y delimitación del territorio del grupo.

Menhir de la Laguna del Conejo o de la Dehesa en Gamonal
Dolmen de La Estrella

DOS HISTORIAS REALES DE CONTRABANDISTAS

DOS HISTORIAS DE CONTRABANDISTAS

Navalmoral 1745.

La Puerta de Zamora. La torre que queda actualmente, a la izquierda del grabado, formaba parte de la cárcel de la Santa Hermandad, cuyas columnas se perciben también. La Puerta de Zamora. La torre que queda actualmente, a la izquierda del grabado, formaba parte de la cárcel de la Santa Hermandad, cuyas columnas se perciben también.

Juan de la Torre es pastor. Ha decidido ir hasta Portugal desde Segovia, su ciudad natal, intentando buscar un trabajo. De vuelta ya, después de cruzar la frontera , toma dirección hacia Madrid por las tierras de Extremadura y Talavera que tan familiares le son. Muchos años ha bajado los puertos y ha venido hasta aquí buscando los pastos de invierno con las cabañas trashumantes.

Es un día soleado de Octubre y la jornada ha sido larga. En el monte de Casasola, cerca de Navalmoral de la Mata decide descansar apoyado sobre una encina. Es mediodía y después de almorzar con un trozo de tasajo y un pedazo de pan duro ha echado una cabezada. Se despierta con el relinchar de unos caballos y, cuando abre los ojos, ve como le observan desde sus monturas un caballero y dos soldados con uniformes diferentes. Se trata del Cuadrillero Mayor de la Santa Hermandad de Talavera, de un cabo del Regimiento Lisboa y de un sargento del Regimiento Cantabria que andan haciendo la recluta por la villa de Talavera y sus alrededores.

El cuadrillero observa como, aunque no hace frío, el pastor tiembla debajo de su zamarra. Levanta sus sospechas y le pregunta:

-¿Qué hacéis aquí? No veo que estéis guardando ganado alguno. Muy apartado os encontráis del camino real.

La turbación del hombre aumenta y titubea cuando responde con voz entrecortada explicaciones ininteligibles. El cuadrillero ordena a los dos soldados que registren al sospechoso y, cuando deshacen el fardo que lleva, encuentran un pequeño talego de pellejo que contiene tabaco de hoja.

El cuadrillero quiere demostrar su autoridad y pregunta con irritación fingida al infeliz:

-¿Acaso no sabéis que no se puede, en mucha o en poca cantidad, sacar tabaco del reino de Portugal?

El hombre ha palidecido y tartamudeando responde que es sólo para su gasto. Registran el resto de su equipaje y encuentran en una bolsa de lana cierta cantidad de dinero que no cuadra con la pobre condición del detenido: Dos doblones de setenta y cinco reales, otro de veinte, dos pesos gruesos segovianos y siete pesetas. Tanto las monedas como el tabaco son confiscados y Juan de la Torre es conducido a la cárcel de Navalmoral.

Todos los testigos coinciden en las declaraciones y aunque el reo jura y perjura que no ha vendido nada de la media libra de tabaco que compró en Portugal y que solamente lo había adquirido para su propio consumo, este pobre contrabandista al por menor es condenado a servir con las armas durante cinco años en los ejércitos del rey. Por un puñado de tabaco.

Restos de la capilla de la cárcel de la Santa Hermandad, hoy un taller mecánico, y al fondo la torre de la Puerta de Zamora. Un parque de dudoso gusto a sustituido a la antigua cárcel del siglo XIV Restos de la capilla de la cárcel de la Santa Hermandad, hoy un taller mecánico, y al fondo la torre de la Puerta de Zamora. Un parque de dudoso gusto ha sustituido a la antigua cárcel del siglo XIV

Talavera 1755

La Santa Hermandad había procesado a Pedro Almendro por contrabandista o, como anotó el escribano en su causa, por defraudar a la real venta de tabaco. Su pueblo era Marrupe pero llevaba toda la vida vagando con los alijos de tabaco desde Portugal a través de las sendas y los caminos más apartados, durmiendo con sus mulas al raso. Pero ahora, en la cárcel de la Puerta de Zamora, después de pasar unas semanas encerrado, no podía soportarse ya a sí mismo y a la rabia que le producía estar atado a esa maldita cadena. Sus amigos comenzaban ya a retrasarse, tenían que haber venido a ayudarle hace unos días y no aparecían. Por eso, cuando el alcaide de la prisión le lanzó la comida de mala manera, derramándose por el suelo, no pudo soportarlo más y comenzó a arrancar con las uñas los ladrillos medio sueltos del poyo de su celda lanzando el primero contra el carcelero y alcanzándole en un hombro. El hombre comenzó a gritar pidiendo auxilio y el contrabandista siguió arrojando ladrillos y pedazos de argamasa a todo aquel que se acercaba hasta que ya no tuvo qué arrojar y fue reducido.

Los golpes le dejaron baldado y la humedad de la vieja cárcel aumentaba sus dolores pero, al cabo de unas noches, escuchó voces desde la calle que le eran familiares. Los compañeros de su partida de contrabandistas venían a ayudarle y vio cómo desde la puerta estaban  entrando hacia el patio después de haber reducido al alcaide que luchaba por desasirse de uno de ellos. Consiguió zafarse y se dirigió hacia la celda del contrabandista mientras pedía auxilio a gritos. Empezaba a juntarse gente junto a la puerta de Zamora y los compañeros de Pedro Almendro emprendieron la huida.

Cuando acabó el asalto y después de dar parte a los alcaldes y al cuadrillero mayor, se reforzó la guardia y todos se fueron a dormir. Pero la maniobra no había sido en vano, pues, en medio del barullo, los delincuentes habían aprovechado para dejar en poder del reo cuatro navajas y un cortafrío que le sirvió para romper la arropea de su cadena. Machacando los grillos había hecho demasiado ruido y el alcaide acudió para ver lo que sucedía. Al cruzar la puerta recibió varios navajazos y cortes en las manos y la cara cuando intentaba defenderse, cayendo malherido.

El marrupeño fue nuevamente detenido por los cuadrilleros de guardia. Ahora sería juzgado como contrabandista por la justicia real y la Santa Hermandad lo procesaría por las heridas causadas al alcaide, su suerte estaba echada.

Causas Criminales de la Santa Hermandad. Archivo Municipal.

Sig. 32/6 y  38/2

Miguel Méndez-Cabeza Fuentes

EL TAJO NEOLÍTICO, DE LA SERIE RÍOS DE HISTORIA (3)

 

POBLANDO LA VEGA HACE 8000 AÑOS

Los primeros agricultores del valle del Tajo, el neolítico en nuestra comarca. Dentro de la serie Ríos de Historia

La vega de Talavera fue poblada desde la prehistoria por su fertilidad La vega de Talavera fue poblada desde la prehistoria por su fertilidad

El Padre Juan de Mariana, nuestro paisano y “padre de la Historia”, como le llamaba Pérez Galdós, escribe que Talavera “Está sentada en un valle de cuatro mil pasos de anchura… que cortan muchos ríos de amenísimas riberas, entre ellos el Tajo, célebre por sus arenas de oro, por su extenso cauce y por los muchísimos arroyos que le dan tributo. Besan hacia el norte las aguas de este río las firmes murallas de aquel antiguo municipio…”.

El Padre Tajo ha sido siempre el principal referente geográfico de Talavera. Primero el vado y más tarde el puente, además de la estratégica confluencia de cañadas y caminos, condicionaron sin duda el nacimiento y crecimiento de nuestra ciudad. Vamos a ver en esta serie de artículos hasta qué punto los ríos forman parte de nuestra historia y nuestra cultura.

Hace siete u ocho mil años, con un clima más suave tras el deshielo de los glaciares y el descenso de los ríos como nuestro Tajo, desaparecen algunas especies de grandes animales y de plantas, y nacen nuevas formas de explotación y de ocupación del territorio y de sus recursos.

Pequeña hacha pulimentada votiva

A nuestra comarca llegó tarde el neolítico, un periodo definido básicamente por el cambio producido en el sistema económico. Los clanes paleolíticos ambulantes cazaban o simplemente recolectaban, sin aportar nada a cambio ni modificar el medio. La domesticación de las plantas y de los animales supuso la posibilidad de obtener alimento con más facilidad, su almacenamiento para los períodos de carencia y la posibilidad de generar un excedente, que «revolucionó» a todos los niveles la sociedad pues dejó más tiempo para el ocio o la artesanía. El desarrollo de la cerámica proporcionó una mejora en la alimentación y la cocción, además de ser un testigo inestimable para la investigación además de utilizarse nuevas técnicas aplicadas a la piedra, el hueso y el asta. La cultura material del neolítico también nos dejó las hachas de piedra pulimentadas y aunque muchas de las halladas pertenecen a culturas posteriores de la edad del cobre o del bronce, son las mismas que en nuestros pueblos denominan “piedras de rayo”, por la creencia popular de que son rayos petrificados que quedan bajo tierra al caer.

Menhir del Guadyerbas, en término de Oropesa hoy desaparecido tras caer al suelo cuando fue excavada su base excavado Menhir del Guadyerbas, en término de Oropesa hoy desaparecido por sustracción tras caer al suelo cuando fue excavada su base. Tiene una serpiente grabada y se perciben en la foto las «cazoletas»

Así pues decíamos que el proceso de neolitización hasta llegar a nuestra tierra es lento y consecuencia de una irradiación desde los focos meridionales y atlánticos de la península ibérica hacia el interior aprovechando como vías de penetración los cursos de los ríos como el padre Tajo y sus afluentes,

Curiosamente en nuestra zona, las áreas de ocupación donde se han encontrado restos no son las mejores desde el punto de vista agrícola, sino que se instalan en zonas a veces intrincadas y no muy aptas para el cultivo, lo que nos inclina a pensar una preferencia por la actividad ganadera sobre la agricultura, una constante que seguiremos viendo en nuestra historia. Así sería la situación de las cuevas o abrigos en la confluencia del Ibor-Tajo y en zonas ribereñas de Calera en el reculaje de Azután o en las orillas del Tajo, donde el embate de las aguas del embalse de Valdecañas ha descubierto, en el interior de abrigos graníticos, algunas muestras escasas pero bastante significativas de cerámicas, industria lítica y pesas para las redes de pesca que se enmarcan dentro de las tipologías neolíticas tardías que conectarían a esta zona con el mundo del neolítico del occidente peninsular.

Restos de alimentos han aparecido en varios de estos yacimientos mencionados, tales como cebada, trigo, centeno, avena, leguminosas y frutos como castañas, bellotas y aceitunas silvestres. En cuanto a animales están representados el cerdo, oveja, cabra y vaca así como restos de productos de la caza y pesca.

Menhir llamado de Parrillas hoy desaparecido por sustracción. Dibujo del libro de Primitiva Bueno sobre el megalitismo extremeño

 

Grabado por piqueteado de un ciervo en la estación rupestre del Martinete junto al río Jébalo[

1090, EL GOBERNADOR DE TALAVERA EJECUTADO POR TRAICIÓN

Año 1090, EL GOBERNADOR DE TALAVERA ES EJECUTADO POR TRAICIÓN

Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera
Tropas musulmanas al mando de galafrón cruzaron el Tajo con consentimiento del gobernador de Talavera

Esta historia comienza de Ávila, en plena canícula del año 1090. Un pastor llega agotado a la ciudad del Adaja y pide ver al conde don Raimundo de Borgoña, gobernador de ella y casado con doña Urraca, la hermana del rey Alfonso VI. El asustado serrano cuenta cómo una partida de moros al mando de un tal Galafrón han cruzado el Tajo y se hallan en “los pinares”, con trescientos de a caballo y cien de a pie corriendo toda la tierra, robándoles sus ganados y aprisionando a sus pobladores y “faciendo grandes desaguisados e que si no les valían fincarían todos muertos e captivos”. Por “los pinares” se conocía a la ladera sur de Gredos, donde al igual que hoy día eran extensos los bosques de pinos.

El conde montó en cólera y pidió su caballo para acudir “a la brega”, pero su mujer “fincó de hinojos” rogándole que no fuera, por lo que el conde hizo sonar las trompas y llamar a sus soldados. Ordenó tomar doscientos caballeros franceses de los suyos y doscientos castellanos de la compañía de Sancho de Estrada y Juan Martínez del Abrojo. También el obispo de Ávila quiso ir a pelear con sus tropas pero no se lo consintieron.

Otros nobles se ofrecieron pero el conde sólo aceptó la participación en la expedición a Fernán López y a Fortún Blázquez. Cargaron además a sesenta rocines y mulas con las viandas y partieron con el pastor como guía. En la “primera nava”, que es como llaman en el relato a la parte de la sierra que se encuentra pasado el puerto de Menga, llegaron más pastores con alimentos y les informaron de que los moros habían pasado ya “el Puerto”, nombre que daban al puerto de El Pico, y que iban ya en dirección a Talavera para cruzar el Tajo con sus muchos cautivos y los ganados mayores y menores robados.

Hay que señalar que ocasionalmente los pastores hacían entonces de soldados serranos para defenderse de las razzias de los musulmanes.

Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico
Las tropas de Raimundo de Borgoña descendieron por la calzada del puerto del Pico

Como ya era tarde y estaba oscuro, “lobreguido” como dicen en la crónica, se entabló entre los nobles una discusión sobre si avanzar o descansar, pues las bestias se encontraban cansadas después de subir la sierra. Al final decidieron seguir cuatro horas más hasta trasponer el puerto y se emboscaron antes del “albor”en un castañar, probablemente el de Cuevas del Valle. Dieron de comer heno y avena a los caballos y descansaron hasta que les llegaran nuevas noticias sobre el lugar en que se encontraban los moros.

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Puerto y alle de Mijares

Llegó otro pastor que les informó de que los árabes habían avanzado hacia Talavera y se encontraban a nueve millas y media, y de que ese día no seguirían la marcha, por lo que les recomendaba que al llegar la noche avanzaran en la oscuridad guiados por él mismo hasta alcanzarlos. Llegaron otros pastores desde las “navas fondas” de la sierra, los más perjudicados por la acometida de los árabes, y se ofrecieron a unirse a las tropas si les esperaban, pero los caballeros no quisieron hacerlo por encontrarse ya los cristianos muy cerca del campamento de Galafrón.

Sancho de Estrada hizo montar al pastor en un caballo y se dirigieron hacia el soto donde estaba el campamento enemigo. En el camino toparon con un vaquero que les informó de que los musulmanes se encontraban descuidados descansando y con los caballos recogidos en un prado a cierta distancia de las tiendas. Ordenó Sancho de Estrada que Fernán López fuera por sorpresa con cien hombres y les quitaran las monturas.

Los moros que cuidaban a los caballos fueron sorprendidos de madrugada y corrieron hacia el campamento, situado en un soto donde Galafrón reposaba junto a una fuente. Atacaron entonces los cristianos haciendo gran cantidad de cautivos y muertos entre los moros, uno de los cuales fue el propio Galafrón que fue hallado con una lanzada. Las bajas musulmanas fueron trescientas veinte, y once las de las tropas abulenses. Entre el botín que llevaban se encontraron muchas cabezas de ganado

Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera
Los caballero cristianos salieron de Ávila para defender la sierra de los moros que cruzaron por Talavera

También fueron aprisionados tres “malos cristianos” que guiaban a las tropas de Galafrón. Los victoriosos caballeros rezaron en acción de gracias y vieron como llegaban los habitantes de las “navas fondas” con becerros y viandas para agradecerles la lucha mantenida en su defensa.

Fernán López fue nombrado juez para devolver los bienes a sus legítimos dueños y los caballos que traían los moros fueron repartidos entre los señores y escuderos españoles y entre los franceses de las compañías de Raimundo de Borgoña. Al otro día “se dio pregón para volver a Ávila” y tocando las trompas comenzaron el viaje de vuelta y se mandaron cartas al obispo y al conde sobre la buena nueva.

La comitiva estaba formada por las diferentes compañías precedidas del pendón del noble al que pertenecían. Unos custodiaban a los cuatrocientos prisioneros, otros a los caballos o al botín. Pararon una noche en la sierra e hicieron allí grandes hogueras y lo celebraron. A siete millas de Ávila les recibió la compañía de Gimén Blázquez y un poco después el obispo“con asaz de prestes y arciprestes”.

En Ávila la población acudió a dar gracias a la iglesia de El Salvador. El señor conde de Borgoña hizo gracia a los caballeros y al obispo de los moros cautivos y de los caballos que fueron repartidos entre todos.Esta imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es santiagopiedret-758x1024.png

Pero pasados los momentos de alegría, el conde envió a Talavera a Fernando de Llanes y a Martín Roanes para que prendieran a su gobernador Sancho del Carpio y lo llevaran a Ávila, quedando el primero de ellos como sustituto del gobernador. Se le acusaba de no haber sido cuidadoso en la vigilancia de la frontera impidiendo que Galafrón y los suyos pasaran el Tajo. Solamente Álvaro Álvarez se levantó ante el conde para defender a Sancho del Carpio, por considerar que había prestado al rey don Alfonso valerosos servicios de armas y que por ello le había dado en premio el gobierno de Talavera, cuando hacía ya siete años se la había conquistado a los moros. Dijo además que Talavera era de jurisdicción real y que por tanto el conde no podía juzgar lo que allí sucediera. Raimundo de Borgoña se irritó tanto ante la defensa que hacía del gobernador que echó de la reunión a don Álvaro, aunque después el obispo intercedió y fue perdonado. Tanto a él como a los otros cinco nobles que habían intervenido en la batalla el conde les dio como premio el privilegio de armar un molino en el río Adaja.

Llegó al poco la comitiva desde Talavera con el gobernador cargado de cadenas sobre “un magro rocino e con gran tristura”.

Detrás iba su mujer Roma Vélez con gran amargura sobre un palafrén con paños negros rodeada de algunos sirvientes. Álvaro Álvarez la llevó a casa de sus padres y allí acudieron a consolar su llanto las mujeres de los nobles.

Mientras, el nuevo gobernador de Talavera recogía los testimonios de varios testigos que aseguraban que Sancho del Carpio había sabido del paso de los moros y lo había consentido. Otros talaveranos se quejaban también de su mal gobierno. Fueron nombrados además dos nobles llamados Lope Moreno y Gómez Sánchez como sus defensores, pero no consiguieron encontrar en la villa ni un solo testimonio en su defensa. El conde mandó también al Notario Mayor de Ávila para que embargara los bienes de Sancho del Carpio en Palencia y a Fernando Llanes para que hiciera otro tanto en Talavera.

El gobernador fue juzgado y condenado a cortarle la cabeza. En el coso mayor, probablemente la plaza del Pan, se armó un tablado. Veinte escuderos y veinte ballesteros fueron a por el traidor a la cárcel y envuelto en una larga cadena fue subido a un caballo después de confesarle el obispo.

Le fue cortada la cabeza delante de los judíos, moros y cristianos de la ciudad y después fue su cuerpo despedazado en cuatro y puestos los cuartos en los caminos de

PALEOLÍTICO EN EL VALLE DEL TAJO. DE LA SERIE «RÍOS DE HISTORIA· (2)

Canto trabajado del paleolítico en las terrazas del Tajo del Cerro Negro

LOS HOMBRES DEL PALEOLÍTICO INFERIOR EN LAS ORILLAS DEL TAJO

Canto trabajado hallado en el Guadyerbas

La mayor parte de los útiles tallados en piedra que se han hallado en nuestra comarca, se han recogido en sedimentos fluviales de las terrazas del Tajo de ambas orillas. En las prospecciones realizadas en el valle del río con motivo de las excavaciones del yacimiento de Pinedo en Toledo, encontraron M. Santonja y Mª Angeles Querol en el kilómetro 33,300 de la carretera de Talavera a los Navalmorales, en el Cerro Negro, en superficie y sobre la terraza de + 140 metros del Tajo, un canto trabajado que se dató en principio con unos 200.000 años de antigüedad. Es la primera huella documentada del hombre en nuestra comarca.

Recreación de un taller del paleolítico en el museíllo de los yacimientos de El Bercial

Recreación de un taller del paleolítico en el museíllo de los yacimientos de El Bercial

Desde entonces (1979), se han ido encontrando por diferentes investigadores locales nuevos yacimientos del Pleistoceno en la comarca. La mayoría se han localizado en graveras y fuera del contexto estratigráfico por lo que todavía está por hacer una prospección sistemática de cuenca que parece prometedora por lo numeroso de los posibles asentamientos.

En los casos que vamos a enumerar se han documentado materiales elaborados sobre todo en cuarcita, principalmente cantos trabajados, bifaces y objetos realizados sobre lascas de piedra, todos ellos con paralelos en los periodos denominados Achelense Inferior y Medio.

En la margen derecha, los yacimientos se sitúan en la terraza por donde hoy discurre la autovía de circunvalación, de hecho en su construcción se halló por el servicio de Arqueología de la Diputación Provincial, un yacimiento en el que destaca un bifaz de buena factura en término de Pepino y en la zona del Chaparral. Otros útiles líticos fueron hallados en el arroyo Malojo, cerca de El Casar de Talavera, en el arroyo del Canal y ya dentro del casco urbano de Talavera en las excavaciones realizadas junto a la muralla, el ayuntamiento, y en Cabeza del Moro. En varias graveras de las proximidades del casco urbano también se han localizado estratos con diferentes objetos de piedra retocados por la mano humana.

Excavación del yacimiento de Puente Pinos junto al muro del embalse de Azután Excavación del yacimiento de Puente Pinos junto al muro del embalse de Azután

Río abajo también se descubren materiales en las proximidades del embalse de Azután y también en el término de Alcolea de Tajo en el paraje de Vaciatrojes se ha documentado el hallazgo de industria paleolítica entre 1979 y 1980, durante la explotación de una gravera situada al Sur de dicha localidad y abierta en una terraza alta de la margen derecha del Tajo, donde aparecieron cuatro colmillos de elefante antiguo (tres de ejemplar adulto y uno de joven), así como trozos de mandíbulas, dientes y cornamentas de, al menos, un cérvido (Jiménez de Gregorio, 1989). También menciona don Fernando hallazgos de industria y de restos de cérvidos en el arroyo Manzanas (Las Herencias),. Refiere expresamente un fragmento de diente de Cervus elaphus y tres herramientas líticas de cuarcita, entre ellas dos bifaces, que adscribe al Paleolítico Inferior.

Podemos  por tanto imaginar un Tajo enorme, desde el Cerro Negro hasta los berrocales de Pepino, Mejorada y Segurilla. Un río que inundaría la práctica totalidad del actual casco talaverano habitado con pequeñas bandas de seres humanos cazando elefantes o los grandes ciervos y bóvidos que pastaban entre las corrientes del deshielo de los glaciares. Aquellos primeros “talaveranos” fabricaron las primeras herramientas toscas de piedra.

Industria lítica hallada en el arroyo Zarzoleja junto a Gamonal

INDUSTRIA LÍTICA DEL PALEOLÍTICO SUPERIOR

Mención aparte merece la industria del paleolítico que descubrí en otro de nuestros ríos, el Guadyerbas, ya que es en sus orillas donde se encuentra la mayor riqueza y densidad de unos yacimientos que con numerosa industria de sílex es la representación más significativa, hasta el momento, del paleolítico superior de las tierras de Talavera. Llama la atención la gran variedad de materiales, tanto por su forma como por el colorido y diferentes tamaños de los mismos. Las pátinas y el grado de rodamiento también son muy variables, incluso se encuentran algunos objetos en cuarcita que, por su aspecto, bien pudieran pertenecer al paleolítico inferior o al menos a dataciones más antiguas que la generalidad del material. Los núcleos de sílex utilizados para hacer esas herramientas vienen arrastrados por el río desde las zonas calizas de Montesclaros.

Todos estos hallazgos se distribuyen por una gran zona que comprende las riberas de los arroyos del Molinillo, el de Los Huertos, el de Alcañizo y los ríos Guadyerbas y Riolobos. En la desembocadura del Guadyerbas en el Tiétar aparece también industria, aunque no se halla en este último río geológicamente más condicionado por los plegamientos de la Sierra de Gredos. Concretamente en este punto, con motivo de los estudios sobre el impacto del Embalse de Monteagudo, realizaron Fco. Javier Díaz y Ramón Gómez un estudio geológico que nos permite datar la antigüedad de este yacimiento entre los 8000 y los 10000 años. El material está tallado sobre lascas de tamaño medio en general (2-8 cm) y con morfologías muy diversas. Según la especialista en paleolítico Josefa Enamorado «La importancia de estas colecciones radica en que es la primera vez que en el valle medio del Tajo se registran objetos con estas características y cronología”. Es raro además que estos yacimientos se localicen al aire libre ya que lo habitual es que se encuentren en cuevas y abrigos. Estas colecciones ribereñas del Guadyerbas aportarán más luz sobre la vida y comportamientos humanos de los habitantes del interior peninsular ya que, por ahora, solamente existen paralelos a estas culturas en la cornisa cantábrica.

Industria paleolítica del Guadyerbas Industria paleolítica del Guadyerbas

Además de los yacimientos del Guadyerbas, también he localizado tres nuevos asentamientos con características diferentes a los anteriores, uno en el arroyo de Malojo pero en zona más alta del arroyo que el otro yacimiento ya enumerado y perteneciente al paleolítico inferior, otro en las orillas del arroyo Zarzueleja cercano a la población de Gamonal y un tercero en el arroyo de la Sal. Todos presentan una industria realizada en sílex de tonalidades mayoritariamente blanquecinas, con retoque menos elaborado que el del Guadyerbas pero que por su situación estratigráfica pertenecen también al paleolítico más reciente o incluso al epipaleolítico. Como vemos son las corrientes de agua las que muestran las huellas de los primeros habitantes de nuestra tierra.

LA CERÁMICA EN LA TALABIRA MUSULMANA, EN HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (10)

 

Pistero, vasija para verter con cierta precisión los líquidos en la mesa o la cocina. Siglos X-XI. Hallado en excavación del convento de las madres Agustinas de Talavera

LA CERÁMICA EN LA TALAVERA MUSULMANA

La cerámica es una expresión cultural de los pueblos. Las diferentes civilizaciones no sufren una aculturación inmediata tras una invasión, sino que la influencia de la cultura invasora va impregnando poco a poco a la del pueblo invadido. Es el caso de la población visigoda e hispanorromana tras la conquista de Hispania por los árabes.

Miniatura de bota de juguete hallada en las excavaciones de Entretorres. Siglos X-XI. Talavera de la Reina

 

Cantarilla hallada en excavaciones de la calle de la Lechuga en Talavera de la Reina

Las técnicas y las formas de la cerámica visigoda permanecerán todavía durante muchos años, pero de manera paulatina se van introduciendo otras formas en las vasijas y otras decoraciones propias de la cultura recién llegada. Es conocido que se han hallado algunas piezas claramente visigodas con inscripciones o pinturas en letra cúfica que demuestran esa pervivencia cultural que, por otra parte, también se irá modificando con las necesidades que la diferente dieta y alimentación de la nueva cultura junto a otros muchos factores, como el utilitarismo de las nuevas piezas fabricadas para diferentes funciones laborales, artesanales e incluso estéticas que van conformando una cultura material determinada.

Olla con tapadera hallada en las excavaciones del actual centro cultural Rafael Morales. Siglos X-XI

Otro factor de gran importancia en las cerámicas medievales es la convivencia, más o menos alterada en determinados momentos históricos, de diferentes religiones y de los rasgos culturales que ellas  condicionan. Mozárabes, muladíes, judíos, musulmanes, mudéjares, cristianos viejos conviviendo en el territorio irán imprimiendo a lo largo de la historia sus específicas inclinaciones estéticas o funcionales en los objetos fabricados para su vida diaria con una mayor o menor influencia sobre los otros colectivos.

Ataifor o «plato hondo» hallado en las excavaciones de la calle de la Lechuga 1. SglosX-XI. Talavera de la Reina. (Catálogo A témpora)

Una vez que pasa la ciudad a manos de los cristianos con Alfonso VI, comienza en el territorio talaverano una mayor influjo de la cultura castellana y, aunque los almorávides y almohades mantuvieron acciones militares y razzias contra la villa del Tajo su cerámica solamente se fabricó en la parte invadida por estos grupos africanos en el sur de la comunidad autónoma, en La Mancha.

Sobre el sustrato visigodo comienza a influir la cultura cerámica árabe y empiezan a encontrarse tras la invasión nuevas decoraciones con pintura roja en trazos anchos o formas nuevas como el tazón o el candil de piquera, la pieza quizá más característica entre los objetos cerámicos musulmanes. Conviven con piezas de tradición visigoda como los jarros con fondo plano y pellizco vertedor o las ollas trípode, muchas veces elaborados con torno lento.

Jarra, siglos X-XI con decoración pintada, hallada en las excavaciones de Entretorres. Talavera de la Reina: ( Catálogo A témpora)

Pero la innovación tecnológica más específica del mundo musulmán en la cerámica es el vidriado que protege los contenidos alimentarios e impermeabiliza las vasijas y acaba por aplicarse en ambas superficies de los cacharros que se fabrican ya con el torno alto. En muchos casos cuentan estas piezas con anillos soleros, primero de perfiles angulares y luego más redondeados. El vidriado suele ser de color melado o verde, o blanco, verde y manganeso. Es frecuente también el tratar algunas superficies para que adquieran color negro con el manganeso, ya que es color sagrado para los musulmanes. Esa religiosidad también hace que sólo se representen motivos de resonancias religiosas sin temas figurativos salvo las aves del Edén, la flor de loto, o las estrellas del firmamento, cuya bóveda es representada simbólicamente por la concavidad de la pieza.

Ataifor con decoración incisa en el borde

Las formas de las vasijas de mesa son de volumen considerable y ello nos indica que se hacían muchas comidas familiares en común, esa “cucharada y marcha atrás” que es costumbre que hasta hace muy poco se mantenía en muchos hogares rurales, compartiendo con las cucharas respectivas un mismo recipiente. También hay otras piezas tratadas con engobe, mezcla de barro líquido con pigmentos de vidriado.

Decoración de una tinaja musulmana hallada en la Ciudad de Vascos

En Talavera hay yacimientos muy significativos en los que han podido encontrarse piezas de gran interés. Es el caso de los yacimientos de la calle de la Lechuga y Entretorres donde, por ejemplo, se han hallado ollas llamadas de escotadura, con sus tapaderas, típicas del período omeya. También son típicas las cazuelas empleadas en la cocina, anchas de diámetro, pero de baja altura y con dos o cuatro asas. Algunas están decoradas en sus bordes con incisiones o con trazos de pintura roja agrupados muchas veces de tres en tres. Hay una gran variedad de tipologías en cuanto a las vasijas documentadas y en Talavera hay que destacar entre otras un pistero y una cantarilla.

Orza hallada en Ciudad de Vascos de perfil bicónico y pintada en negro

También son de destacar las tinajas domésticas para contener agua o grano y de las que se han hallado buenas muestras en la ciudad de Vascos, población hispanomusulmana de gran interés arqueológico por tratarse de una ciudad fortificada de ocho hectáreas de extensión que fue abandonada tras perder su interés estratégico por anexionarse Alfonso VI Talavera y otras poblaciones ribereñas del Tajo como Castros, Espejel o Alija, todas ellas en el alfoz talaverano.

Tinaja ovoide hecha a mano y cordada en el borde. Hallada en Ciudad de Vascos SigloX-XI

Las excavaciones de este yacimiento están proporcionando numerosas piezas de cerámica omeya y de la época taifas de gran interés, aunque la mayoría son objetos de uso en la cerámica doméstica, llamada “común”, con escasas muestras de las que podríamos denominar de cerámica de “lujo”, tanto por el poco nivel de vida de la mayor parte de los habitantes de este asentamiento militar y agropecuario de Vascos como porque probablemente esas pocas piezas de mayor calidad y decoración se las llevarían consigo sus habitantes al abandonar la ciudad en el siglo XI. Es en los objetos destinados al ajuar de la mesa donde encontramos una mayor calidad de técnicas como la cuerda seca total o parcial, o los vidriados verdes y de manganeso, así como los motivos decorativos más complejos dentro de su sencillez.

Botella globular con vidriado melado hallada en ciudad de Vascos (Ricardo Izquierdo)

Muchas de los recipientes que se han hallado estaban destinados a contener y trasportar el agua que se encuentra a relativa distancia de la muralla bajando al río Huso por pendientes pronunciadas, aunque probablemente también se haría alguna represa en el arroyo de la Mora para abastecimiento. Encontramos por ello cantimploras, lebrillos, cántaros y tinajas. Otros líquidos, alimentarios o no, se contenían en las jarras, los jarros o las redomas, mientras que los alimentos se contenían en los ataifores, una especie de platos hondos.

Redoma a torno con pico vertedero. Ciudad de Vascos siglo X-XI (Ricardo Izquierdo)

Otra pieza muy característica es el candil que se ha hallado con cierta abundancia. También se hallan numerosas tapaderas destinadas a cubrir las ollas para cocinar, los anafes, una especie de hornillo portátil, o los coladores que también se pueden confundir con la vasija que utilizaban para hacer el cuscús. Otras piezas muy características son las botellitas y las limetas, de cuerpo ancho y cuello alargado.

Colador hallado en Ciudad de Vascos Siglo X-XI (Ricardo Izquierdo)

Hay otros yacimientos de interés para el estudio de la cerámica en la comarca. Uno de ellos es el de Torrejón en Malpica donde se han encontrado ataifores con vidriado verde, otros con verde y manganeso con anillos de solero y con formas ataiformes y otros fragmentos realizados con la técnica de la cuerda seca parcial con fragmentos de jarritas o cuencos.

Jarrita a curda seca con decoración geométrica y vegetal hallada en Ciudad de Vascos (Ricardo Izquierdo)