Archivo de la categoría: Rutas y Senderos

EXCURSIÓN A LA MINA DE ORO DE SIERRA JAEÑA

 

Vista desde la Sierra Jaeña, cerca de las minas, donde se ve a la izquierda el cerro Mogorro y al fondo la sierra de La Estrella

Recorrido aproximado 8 kilómetros, tres horas.

 Tomaremos un camino que sube hasta las instalaciones mineras y que parte de la carretera, en la salida oriental del pueblo.

Vamos ascendiendo y tomamos el tercer camino que sale a la izquierda, pasamos junto a una majada serrana de cuarcita y pizarra típica de la arquitectura de la zona y, envueltos por el aroma de las jaras, llegaremos a las casas de la mina donde se situaban las viviendas de los mineros, las cuadras, la administración y las dependencias donde se trataba el mineral con las correspondientes albercas de lavado y decantación.

Dependencias arruinadas de la mina de oro de sierra Jaeña

Las vistas sobre La Jara, con las Villuercas y la Sierra de la Estrella al fondo,  las rañas de encina y cereal y las barreras de olivar ciertamente impresionan. También podemos observar cómo en medio de los canchales característicos de estas sierras, que aquí ocupan grandes superficies, se ven las manchas de la tierra extraída en diferentes bocaminas, pero la que nos interesa se encuentra justo detrás y por encima de estas casas mineras. Subiremos por una senda hasta la gran acumulación de materiales que se sitúa delante de la entrada a la galería.

Boca de la mina de oro de sierra Jaeña

Podemos entrar dentro con linternas pero con sumo cuidado en la misma bocamina  por estar hecha sobre conglomerado de arcilla con canto rodado que le da cierto aspecto de inseguridad, aunque ese terreno se convierte a los dos metros en la roca madre de la galería, en la que también se ven los orificios de ventilación y las vetas de cuarzo con puntos dorados que brillan con la luz, pero que en su mayoría son piritas, el llamado “oro de los tontos”, por confundirlo muchos neófitos con el oro verdadero.

Galería de la mina de oro de Sierra Jaeña

Si subimos por la ladera unos veinte metros llegaremos a un camino que tomaremos hacia la izquierda hasta la confluencia de otros en un collado. Junto al primero que encontramos se halla un gran boquete en el suelo que es otra explotación aurífera lo que deducimos por verse los restos del cuarzo aurífero que buscaban los mineros. Luego llegamos a otra confluencia ya en el mismo collado Guerra, y desde allí tomamos el camino a la derecha descendiendo por una mancha de bosque mediterráneo realmente bien conservado que nos puede dar idea de cómo eran nuestros bosques antes de que sufrieran la acción de los hombres.

Arquitectura popular en el camino de la mina

Bajamos en este agradable paseo en el que veremos baños de jabalíes y no será extraño que se nos cruce algún venado, o algún corzo, hasta llegar a otro camino en el collado de La Barrosa, llamado así por tener otra explotación minera con ese nombre, a la que se accede bordeando por la derecha la parcela de la vivienda situada en el collado, y siguiendo un camino que va hasta la casa minera y la galería hecha en la roca viva. Desde esta última mina regresaremos a Buenasbodas según nos indica el plano.

Entrada a la galería de la mina de Barros.

PASEO HASTA EL POCO CONOCIDO CASTILLO DE SAN SILVESTRE

Un paseo hasta el castillo de San Silvestre

 

Portada del castillo de San Silvestre en Maqueda

Aparte de recorrer el camino del Lazarillo en sí, vamos a realizar desde Maqueda una excursión que nos llevará hasta el poco conocido castillo de San Silvestre, situado en una aldea medieval hoy despoblada de la que solamente queda la antigua iglesia, hoy ermita junto al castillo que visitaremos, aunque desde  los caminos que lo circundan, porque es propiedad privada.

Castillo de San Silvestre

Tomaremos para ello el camino vecinal de Maqueda a Novés, que parte cerca de la rotonda de la carretera que pasa debajo de la autovía, en el lado sur. Seguiremos el camino que va paralelo al valle del arroyo Grande y de la acequia del Prado que riega sus tierras ribereñas. Llegaremos así a un viejo molino con un gran cubo que también se surtía por una acequia que a la vez regaba esas vegas. Poco después accederemos al castillo que impresiona emergiendo en estas soledades. Se trata de una fortaleza del siglo XV construida por el Comendador Gutierre de Cárdenas. Tiene planta cuadrada y conserva tres de los lienzos de su muralla con torres redondas de base troncocónica. Cuenta con buena portada blasonada a saliente que tuvo puente levadizo sobre el foso. Son peculiares las almenas dobles de piedra y ladrillo así como las saeteras cruciformes de granito. En el interior se conservan dos grandes salas subterráneas abovedadas. En sus cercanías hay también un pozo de nieve.

Cubo del molino de San Silvestre

A la vuelta cruzaremos el arroyo y pasaremos, según indica el plano, junto a la ermita de Nuestra Señora de la Monjía que se encuentra enfrente del molinillo. Es una ermita a la que se hace romería desde Novés el domingo siguiente a San Isidro. Este pueblo, que también tiene una iglesia de interés, es el lugar de nacimiento de los comuneros Padilla y Bravo y también residió aquí temporalmente Lope de Vega, en el llamado palacio de “Las Cadenas”.  Después de visitar la ermita seguiremos de vuelta nuestro paseo hasta Maqueda cruzando nuevamente el arroyo.

Ermita de San Silvestre, cerca del castillo.

POR LAS RAÑAS Y LAGUNAS DE BELVÍS

Construcciones tradicionales en las rañas de Belvís

Desde Belvís vamos a tomar el camino que en dirección sur nos lleva hasta la raña de Montarco y luego a la de Paniagua. Las rañas son las llanuras rojizas de esta comarca, limitadas por los valles que ha modelado la erosión de los ríos y arroyuelos que bajan de la sierra. En las laderas de esos valles, o «barreras» como se llaman aquí, miles de olivos contrastan su verde plateado con el rojo de la tierra.

Lagunas de Paniagua y al fondo la sierra de La Higueruela

La vista hacia el norte al coronar sobre la raña es impresionante por los geométricos olivares, pero el paisaje cambia al llegar a la raña o llanura donde las salpicadas encinas nos hacen tener el espejismo de encontrarnos en la sabana africana.

En el camino hemos ido viendo algunas construcciones típicas de la Jara Baja con las pequeñas huertas y las casillas de olivar en cuarcita, pizarra y adobe. Pasamos incluso junto a algunas en la raña con sus pozos y revestidas por el revoco de barro rojizo y paja.

Otra vista de las lagunas de Paniagua

La pista pasa junto a las dos lagunas que todavía aumentan esa sensación de paisaje africano, reflejando las elevaciones de la Jara Alta.

Las dos lagunas, dada la sequía actual, varían mucho su superficie según la pluviosidad, pero es llamativo, cuando se llenan, observar las aves migratorias que paran en ellas y el contraste de estos pequeños humedales con el duro paisaje jareño.

Mar de montes de la Jara Alta

Junto a ellas discurre una pista por la que ascenderemos en dirección sur hasta unos pinares cercanos salpicados de algunos alcornoques y quejigos, podemos desde allí observar la sierra del Algibe y de la Picaza, con un manto vegetal bien conservadoy donde es posible ver algún ejemplar de venado ,corzo o jabalí si nos adentramos por los bosquecillos. El aficionado a los níscalos puede también recogerlos en los pinares, y los madroños son abundantes para el que guste de su fruto.

Horno de cal en nuestro camino de vuelta

Es interesante ascender hasta la cumbre por el camino y detenerse allí a contemplar una vista que impresiona de toda la Jara Alta .

Si no deseamos ascender hasta el collado y observar sus magnífica panorámica, volveremos por el camino que nos lleva a la finca Rosalejo, junto a la que hay dos hornos de cal o caleros, uno a trescientos metros de otro, y en el más cercano a la casa una casilla destechada por el estallido accidental de unos barrenos de los utilizados para extraer la piedra caliza. También hay una fuente y una gran labranza. Seguimos este solitario y agradable camino hasta llegar de nuevo a Belvís de la Jara.

Otra de las lagunas de Belvís al oeste del casco urbano

GUÍA FÁCIL PARA CONOCER LA CIUDAD DE VASCOS

GUÍA FÁCIL DE LA CIUDAD DE VASCOS

Completamos al capítulo anterior sobre fortalezas del Tajo con esta excursión a la Ciudad de Vascos, toda una ciudad amurallada musulmana abandonada  hace casi mil años

Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos
Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos

conocervascos

Recorrido aproximado 19 kilómetros ida y vuelta si vamos andando desde Puente del Arzobispo, 6 horas; 10 kilómetros si el recorrido lo hacemos solamente desde el cruce de Navalmoralejo, 3 horas.

Calle calzada en Ciudad de Vascos
Calle calzada en Ciudad de Vascos

Salimos de Talavera y nos dirigimos a Puente del Arzobispo, cruzamos el puente y tomamos la carretera de La Estrella. En el camino podemos visitar el dolmen de Azután y un paraje junto al Andilucha en el que vemos un viejo puente, un horno tejar y los restos de un viejo molino. Llegamos después al cruce de Navalmoralejo. Justo enfrente, parte un camino que nos conducirá a la Ciudad de Vascos tras un recorrido de unos cuatro kilómetros. Los conejos saltan a nuestro lado mientras recorremos un agradable encinar adehesado.
Trescientos metros antes de llegar a la muralla podemos observar enterramientos musulmanes a ambos lados del camino. Se trata de una de las necrópolis de la ciudad compuesta por inhumaciones de cadáveres colocados de costado, orientados de este a oeste y con cuatro cipos o piedras alargadas que delimitan las cuatro esquinas de cada sepultura. Parece que antropológicamente, los individuos allí enterrados son de la etnia bereber, que sabemos también por datos históricos que fueron traídos por su carácter aguerrido a esta línea del Tajo para defender la frontera contra los cristianos.
Aparcamos el coche en una pequeña explanada junto a la muralla y accedemos al interior a través de un derrumbe de la misma. Pasamos al interior de la zona amurallada e iniciamos el recorrido siguiendo los indicadores. Descendemos por la zona oeste del recinto amurallado, que encierra nada menos que las ocho hectáreas de superficie que tiene esta misteriosa ciudad.
vascos croquisLlegamos a la zona “A”, situada en una pequeña vaguada bajo la alcazaba. Es uno de los sectores urbanos ya excavados donde observamos las dependencias de las viviendas, habitaciones pequeñas en torno a un patio y algunos detalles como molinos de mano fragmentados, silos de almacenamiento excavados en la roca, las jambas de las puertas, el lugar chamuscado donde se situaba el hogar y alguna pila excavada en la piedra.
Junto a esta puerta noroccidental de la muralla se observan las dependencias del cuerpo de guardia con acceso directo al muro. Es curioso ver en la cara exterior de la puerta un arco de herradura labrado en bajorrelieve para darle aspecto musulmán, en una especie de arabización a posteriori de la puerta.

Caldarium del baño de la Mora
Caldarium del baño de la Mora

Y ya que hemos salido por esa puerta, precisamente subiendo unos metros por el arroyo de La Mora arriba se encuentran los restos de uno de los baños árabes de la ciudad. Con su vestuario, sus salas de baño caliente y frío, la leñera y la dependencia donde se calentaba el agua etc.

Mezquita de la Ciudad de vascos
Mezquita de la Ciudad de vascos

Volvemos nuevamente al interior del recinto amurallado y subimos hacia la alcazaba, la parte más fuerte de las ciudades medievales. Antes de entrar observamos una dependencia de planta rectangular con columnas que es la mezquita principal de la ciudad. Es curioso observar en ella los restos del mihrab, esa pequeña dependencia orientada a la Meca que estaba más o menos lujosamente decorada según la riqueza de la mezquita, aunque en este caso solamente queda un hueco en el tapial del muro sur. A la entrada de la mezquita se observa una pileta apenas conservada donde probablemente hacían sus lavados rituales los musulmanes antes de rezar. Se mantienen también fragmentos de algunas de las columnas que sostenían la techumbre.
La entrada a la alcazaba, donde además residía el jefe militar de la plaza, conserva todavía el arranque del arco de herradura, restos de murallas y torreones y un aljibe para almacenar agua. Si nos asomamos al sur contemplamos una vista espléndida con la confluencia del arroyo de la Mora en el río Huso o el embalse de Azután y Gredos al fondo.

Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura
Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura

Bajamos de la alcazaba y vamos observando la zona “E”, donde se encuentran los cimientos y muros viviendas de rango superior y algunos edificios públicos. En esta zona se han hallado también restos de poblamiento romano anteriores a la ocupación árabe de la ciudad, e incluso lascas de sílex y cerámica que demuestran poblamiento prehistórico.
Ascendemos hacia la zona “B” donde veremos lo abigarrado de las callejuelas, su empedrado, los sistemas de desagüe de las viviendas, los hogares etc. En la muralla de esta parte se observa un portillo de los seis que se conservan actualmente.

Aquí nos asomamos a la muralla y vemos un entorno paisajístico de gran belleza con el bosque mediterráneo rodeando la ciudad, en cuyo interior crecen los almendros. Está flanqueada al este por el impresionante cañón granítico del río Huso en cuyos despeñaderos abundan los espárragos de cambronera y las rapaces que sobrevuelan la impresionante formación granítica. Los patos también transitan por las aguas tranquilas del reculaje del embalse de Azután en el río Huso. Al otro lado del arroyo de La Mora se esconden también los restos de un barrio extramuros, con las ruinas de unas tenerías y quizá otras dependencias artesanales.

Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños
Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños

Muchas teorías se han aventurado sobre la significación del nombre “Vascos” pero ninguna está fundamentada. La despoblación de la ciudad en el siglo XI también es un enigma, aunque sí sabemos que tuvieron que abandonarla los musulmanes por las exigencias de Alfonso VI, que ya preparaba la toma de Talavera y Toledo. Sí conocemos la finalidad estratégica que tuvo esta población defendiendo, junto con otras fortalezas, como Castros, Espejel o Alija, la línea defensiva del Tajo del avance de los cristianos en la Reconquista. Sí sabemos que la propia ciudad o al menos su ámbito de influencia se conoció como Nafza en el mundo musulmán. También conocemos que en el siglo XVII aparece en documentos como la ciudad de “Vasquez”, por lo que puede que este nombre de “Vascos” simplemente haga alusión al apellido de un antiguo dueño, y tal vez pueda esta explicación tan sencilla darnos la solución al enigma.
La tradición local vincula a Vascos con cierta actividad metalúrgica pues, aparte de ciertos restos hallados, se encuentra comunicada por un viejo camino con las minas de oro y hierro de Sierra Jaeña.
Desde aquí partieron tropas convencidas por un santón musulmán llamado Al Quit para conquistar la ciudad cristiana de Zamora. Los generales bereberes no se fiaron de su jefe en el último momento y abandonaron el asedio, por lo que los pocos fieles que le quedaron no pudieron evitar su derrota por Alfonso III y que su cabeza quedara expuesta clavada en una pica junto a las murallas del Duero. Este curioso personaje convencía a la gente mediante trucos de magia y predicaba a los fieles de pie sobre un asno.
Además del patrimonio que antes hemos mencionado antes de llegar a la Ciudad de Vascos también podemos acercarnos a Navalmoralejo, donde se ha instalado un pequeño museo para dar a conocer mejor los restos arqueológicos de la ciudad hispanomulmana.

También podemos acercarnos al embalse de Azután pasando por el pueblo que le da nombre, que fue propiedad de las monjas del monasterio de san Clemente de Toledo. Quedan junto al río restos escasos de la torre árabe de observación que lo originó y un viejo molino que se halla junto a ella. El pueblo cuenta con una arquitectura tradicional en adobe y tapial.
Se puede hacer el camino hasta la Ciudad también en turismo, aunque la parada en el dolmen es un tanto dificultosa y debemos avanzar para aparcar hasta el arroyo Andilucha por seguridad.

UN PASEO POR LAS BARRANCAS DE PUEBLANUEVA

UN PASEO POR LAS BARRANCASun-paseo-por-las-barrancas-b

Barrancas de Las Vegas de Santa María
Barrancas de Las Vegas de Santa María

La orilla sur del Tajo conforma a su paso por Talavera un paisaje muy peculiar debido a las grandes barrancas excavadas por el río y a los arroyos que rompen las terrazas cuaternarias.

Estas formaciones tienen un pequeño ecosistema con una fauna y una flora características.

Para comenzar nuestra ruta de hoy, vamos a aproximarnos en vehículo o bicicleta hasta el punto inicial. Cruzamos el río por el puente de Hierro y nos encaminamos hacia nuestro objetivo por la carretera que nos lleva a San Bartolomé de las Abiertas. Nos desviamos en dirección a La Pueblanueva y, pasados unos cuatrocientos metros del kilómetro número seis, nos desviamos en dirección norte. El camino llega a la labranza de Charquitos, donde dejaremos el vehículo para descender andando hacia el arroyo del Boquerón .

Otra de las vistas de las barrancas de Pueblanueva

Lo seguimos y pasamos junto a una fuente abrevadero. Más abajo vamos viendo como pequeñas barrancas afluentes del arroyo dicho se van haciendo más espectaculares hasta llegar a las últimas junto al río, donde hay bosquetes de ribera de álamo blanco, tarayeras y playazos sobre la ribera. Después de curiosear en la zona subiremos por la loma indicada hasta una zona de siembra a la que llega un camino por el que finalizaremos el ascenso a la raña.

Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas
Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas

En el recorrido podemos asomarnos a contemplar los barrancos que quedan a la izquierda del camino. En los arroyos que descienden por las barrancas podemos ver espeso monte de coscoja,  que es una especie de quercus, familia de las encinas, pero que crece más achaparrada y en terrenos algo más calizos, y que se caracteriza por tener las hojas con borde irregular, punzante y de un verde más vivo que las de la encina. Los chaparros, los enebros, en las zonas más secas y empinadas, las cornicabras y algo de romero y esparto suelen acompañar a estos coscojares. En las zonas bajas y húmedas hay algún álamo blanco y a veces quejigos dispersos. En estas cárcavas podemos observar infinidad de córvidos y alguna nidificación de rapaces que anidan en sus paredes.

Llegamos así a una bifurcación que tomaremos a la izquierda pasando por el cerro de Santa María, donde antiguamente hubo una población medieval. Descendemos hacia el río y vamos a visitar en la vega, un monumento funerario romano, tal como indica el plano, aunque probablemente tengamos que preguntar a los hortelanos de la zona.

Dibujo del sarcófago hallado en el mausoleo Las Vegas de Pueblanueva

La cámara sepulcral tardorromana es impresionante, aunque su entorno se halla bastante descuidado. En su interior se encontró un magnífico sepulcro romano paleocristiano bellamente labrado y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Aquel que lo desee puede dirigirse hacia la población de Las Vegas, poblado de «Colonización» de los años cincuenta que es quizá el que, de todos los pueblos creados con los regadíos, conserva mejor ese aire tan homogéneo y característico de estos lugares de nueva fundación.

Volvemos sobre nuestros pasos subiendo nuevamente hacia el cerro de Santa María y observamos desde allí las barrancas y el gran meandro que hace el río junto a ellas. Nos detendremos a contemplar una magnífica vista de la comarca de Talavera y toda la vega del Tajo que la circunda con Gredos y la Sierra de San Vicente al fondo y el Soto de Entrambosrríos, llamado así por encontrarse en la confluencia del Alberche con el Tajo, La vista es impresionante con grandes y peligrosos cortados que caen a plomo desde alturas cercanas a los cien metros sobre el cauce del Tajo

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EXCURSIÓN A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

Barrancas de Castrejón sobre el Tajo

Desde Talavera pasamos La Puebla camino de Toledo y llegamos, pasado el cruce de Burujón, al arroyo del Valle donde  una vez crucemos el puente, en el kilómetro 26, sale a la derecha la senda ecológica de las barrancas o de Castrejón. La pista es transitable en vehículo y aunque es mejor darse el corto paseíto, podemos llegar en coche hasta el merendero de Los Enebros. Seguir leyendo EXCURSIÓN A LAS BARRANCAS DE CASTREJÓN

UN PASEÍTO POR MONTEAGUDO, EN EL TIÉTAR

Máquinas de Monteagudo y puente sobre el Tiétar

Recorrido aproximado 7 kilómetros, 2 horas

 Como el conocimiento detenido del patrimonio de Oropesa nos llevará su tiempo, vamos hoy a dar simplemente un paseo por la zona conocida como Monteagudo, para lo que nos desplazaremos hasta el límite de provincia por la carretera que une Oropesa y Candeleda. En el camino cruzaremos por la pequeña población de la Corchuela, de la que ya hablamos en un capítulo de la Cañada Leonesa Occidental. Su entorno es muy hermoso por la vegetación que adorna al arroyo de Alcañizo.

Puente de la Mesta sobre el tiétar

Seguimos nuestro camino y llegamos al puente que cruza sobre el Tiétar. Poco antes se encuentra un gran edificio de varios pisos construido a mediados del siglo XIX y que es conocido en la zona como “Las Máquinas de Monteagudo”, llamadas así por ser una de las primeras fábricas de harinas movidas por energía hidráulica en España, antes de extenderse el uso de la electricidad como energía motriz. Un incendio acabó con las estructuras interiores pero podemos imaginar los sinfines que llevaban la harina o el cereal a los molinos, las dechinadoras, las cernedoras que separaban la harina del salvado y otros artificios del sistema para obtener la harina.

Edificio de las Máquinas de Monteagudo

El acceso y compuertas de la turbina que movía toda la maquinaria se encuentran al sur del edificio y también podemos ver siguiendo el canal ya cegado la presa semiderruida que derivaba el agua. Aguas arriba de las “Máquinas” vemos un antiguo molino que de alguna forma nos remonta al origen de estos artificios que finalizan su evolución en las fábricas de harina como ésta.

Fecha de construcción en la fachada de las máquinas de Monteagudo

Río arriba, podemos observar un viejo puente cuyos tajamares denotan considerable antigüedad, al menos medieval. Seguimos por esa orilla río arriba en un ameno paseo hasta la desembocadura del río Guadyerbas en el Tiétar disfrutando del paisaje y de la fauna casi siempre abundante

Molino de agua de odezno junto a las máquinas de Monteagudo

Podemos volver por donde hemos venido o por la fuente de la Tinaja, tal como indica el plano.

El Tiétar cerca de la desembocadura del Guadyerbas

RUTA: UNA VUELTA POR EL ENTORNO DE LAGARTERA

RUTA: UNA VUELTA POR EL ENTORNO DE LAGARTERA

 Recorrido aproximado 8 kilómetros, 2 horas y media

Hornacina del Calvario de Lagartera

 Podemos dar un agradable paseo por el extrarradio de Lagartera conociendo algunos elementos de interés de su paisaje y su patrimonio. Para ello preguntaremos por el camino que va hacia el calvario. En dirección sureste, tomaremos a la izquierda la senda que entre olivares va siguiendo las cruces graníticas de las estaciones del viacrucis. Las tres cruces de la estación del calvario se levantan sobre un plinto también de piedra cerca del que podemos ver un pequeño altarcillo en forma de hornacina coronada por una cruz, y junto a él una roca completamente enjalbegada donde suelen dejar pequeñas cruces hechas de palitos de olivo o de hinojo los lagarteranos que suben hasta aquí haciendo el viacrucis. Vale la pena detenernos en estas alturas desde donde se contempla el núcleo histórico oropesano que destaca al este, el murallón de Gredos al Norte y el caserío de Lagartera delante de nosotros, dominando sobre él la esbelta torre de la iglesia. Al sur se adivinan las sierras jareñas. Seguir leyendo RUTA: UNA VUELTA POR EL ENTORNO DE LAGARTERA

 RUTA DEL EMBALSE DE ROSARITO y otros parajes de La Calzada de Oropesa

 

Embalse de Rosarito con Gredos al fondo

 Recorrido aproximado 16 kilómetros, 4 horas (20 kilómetros si recorremos más trayecto por la orilla del embalse, o si nos acercamos hasta el muro).

Ruinas de la iglesia del convento de Rosarito

 Dentro del ámbito de La Calzada se encuentran parte de las riberas del embalse de Rosarito, concretamente la gran dehesa conocida como el Monte de La Calzada. Vale la pena acercarse hasta la zona pues es uno de los lugares, junto al embalse de Navalcán, donde de noviembre a febrero podemos ver miles de grullas que invernan en sus orillas y dehesas. Hay que tener en cuenta que se encuentra ya muy cercana la Sierra de Gredos, con su macizo central presidido por el Almanzor que se alza majestuoso frente al embalse, y la pluviosidad es por tanto mayor, por lo que empezamos a constatar la presencia de dehesas de roble y alcornoque, árboles que siempre exigen algo más de humedad que la encina.

Placio de los condes de Oropesa en Rosarito

Comenzaremos el periplo acercándonos hasta el cruce de la carretera de Oropesa a Madrigal con el río Tiétar. Dejaremos el coche justo antes de pasar el puente, junto al canal, que seguiremos en sentido ascendente siguiendo el camino de servicio. Subimos hacia la cumbre del cerro y vemos el palacio y el convento. Un camino público discurre por el cerro hasta un puente que había sobre el Tiétar, pero puede que se encuentre cerrado, por lo que deberíamos conformarnos con reducir la excursión al paseo por las riberas del embalse de la segunda parte de la excursión.

El embalse de Rosarito prácticamente seco el verano pasado

Es un palacio  de propiedad privada en la actualidad pero perteneció a los condes de Oropesa. Es un edificio del siglo XVI que dibuja una planta cuadrada con cuatro cubos también cuadrados en las esquinas. Está construido con sillería en vanos y esquinas y mampostería combinada con ladrillo en los paramentos. Tiene un patio en la fachada norte en torno al cual se alojaban las caballerizas y el servicio, y un jardín de entrada en la fachada meridional. Cuenta con tres alturas y buhardilla además de una galería acristalada y otros porches y corredores.

Al Oeste del palacio se observan los restos del antiguo convento de la Virgen del Rosario al que debe su nombre el embalse. Parece que hubo una primera fundación monástica en el siglo XIII a cargo de los monjes servitas que luego lo abandonaron en 1392. A petición de San Vicente de Alcántara, lo refundó el Conde de Oropesa a mediados del siglo XVI. En 1786 fue derruido y mandado después reconstruir por el obispo de Ávila. Sus frailes franciscanos solamente tenían por sustento un huerto que cultivaban, pero lo montuoso de las tierras que lo circundan hacía que les fuera necesario mendigar para subsistir, aunque algunos de sus monjes tenían fama de buenos médicos y llegaron  a regentar un hospital en Oropesa. Hoy día solamente quedan unas ruinas del edificio destechado de la iglesia que tiene planta latina con la nave  dividida por arcos fajones de medio punto y acceso por una puerta de arco rebajado. Queda también una espadaña, además de los restos del camarín de la Virgen y de las dependencias conventuales.

Imagen antigua del palacio de los condes de Oropesa en Rosarito

Saldremos después del cerro de Rosarito e iremos en dirección del camping, ya sea por la carretera o por el camino señalado. Se puede pernoctar en el camping y practicar la pesca o el piragüismo en un marco de gran belleza junto a las aguas embalsadas que más abajo regarán los campos de tabaco y otros cultivos de La Vera. Es lugar privilegiado para la observación de aves, no sólo las grullas sino también el azulón, el ánade silbón, los cormoranes, garzas reales, somormujos y otros muchos a los que se unen las numerosas rapaces que sobrevuelan las dehesas cercanas.

Volveremos después hacia el punto de partida, aunque si lo deseamos

Fachada de la iglesia del convento de Rosarito

pasaremos antes por el muro de la presa para disfrutar de sus vistas.

 Entre los parajes naturales más cercanos al casco urbano de La Calzada debemos destacar la laguna de Las Limas, el arroyo de Landrino, la dehesa boyal del pueblo y la dehesa del Verdugal que aunque pertenece a Oropesa se encuentra en el ámbito geográfico de La Calzada. Ya hemos comentado que la fuente de Carrasca es el único resto que nos queda del antiguo pueblo de Carrascalejo aunuqe también se puede visitar la zona recreativa de la “Fuente de la República” hecha en los años treinta y rodeada de grandes eucaliptos. Son dignos de reseñar, al igual que en otros pueblos arañuelos, el gran número de colonias de cigüeña que habitan en sus tejados, especialmente en la techumbre de la iglesia parroquial. Junto a la autovía Nacional V se encuentran las ruinas de una dieciochesca Casa de Postas.

 

RUTA ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES ENTRE TORRALBA Y VELADA

ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES

 Recorrido aproximado 26 kilómetros, 5 horas y media si se hace el recorrido completo, aunque podemos reducir a nuestra conveniencia el trayecto de ida y vuelta por el Camino Real de Veratos

 Tenemos muy cerca de Talavera uno de los mayores y mejor conservados bosques adehesados de España. Desde la Sierra de San Vicente hasta el embalse de Rosarito podemos viajar y llegar a perdernos entre encinas y alcornoques en parajes que no tienen que envidiar a las mejores dehesas extremeñas.

Alcornocal e las dehesas que vamos recorriendo

Tomaremos en coche desde Torralba una pista asfaltada que se dirige hacia el Dehesón del Encinar. Cuando hemos recorrido algo más de tres kilómetros nos desviamos hacia la derecha para visitar la ermita de la Virgen de Aravalles. Aquí hubo un pueblo hoy desaparecido, como su vieja ermita, antigua iglesia del mismo. Debido a la tradición romera que había en el lugar se construyó una nueva y peculiar ermita con los muros abatibles que es premio de arquitectura de Castilla-La Mancha, aunque su aspecto sea el de un transformador de la luz.

Las parras silvestres suben a los fresnos de ribera en las dehesas de Velada y Oropesa, como en este arroyo de El Dehesón

Lo único que nos queda del viejo edificio es la imagen de la Virgen de su advocación que hoy se encuentra en la iglesia parroquial de Torralba, una bonita talla de transición del románico al gótico. Si lo deseamos podemos acercarnos por otra pista hasta una charca donde tomaban baños antiguamente gentes que venían de muy lejos atraídas por supuestas cualidades curativas de las enfermedades reumáticas. Como otros baños similares tienen el nombre de “baños de la Guarra” y están en la dehesa de El Horcajo.

Ermita de la Virgen de Aravalles

Volvemos a la pista de El Dehesón pero, antes de llegar a otra pista que va de La Corchuela al Dehesón del Encinar, nos cruzamos con el Camino Real de Veratos, llamado así porque era el utilizado desde hace siglos por las gentes de La Vera para llevar sus frutas y hortalizas a Madrid, para ser allí comercializadas principalmente en la Plaza Mayor, donde textos del siglo XVII nos hablan de la comercialización de decenas de especies diferentes de manzanas y otras frutas que procedían de los cultivos veratos. Tomaremos a pie o en bicicleta este camino”frutero” con aspecto de cordel en dirección este, hacia Velada.

Uno de los grandes alcornoques de las dehesas de Velada

Vamos en un agradable recorrido por dehesas de encinas y alcornoques de gran porte surcadas por arroyuelos pintorescos festoneados con bonitos bosques de ribera de fresnedas, sauces y espinos que, si tenemos tiempo, vale la pena seleccionar alguno de ellos y seguirlo por la orilla.

Llegamos a Velada, cuyo patrimonio ya hemos descrito en las rutas de la Cañada Leonesa Oriental y volveremos por el camino nuevamente. A la derecha de nuestro recorrido queda el camino del Barrero, cuya vivienda se cimenta sobre los restos de lo que fuera el primer asentamiento del pueblo de Velada en época medieval. Las ruinas de gruesos muros nos hablan de que aquí los caballeros abulenses construyeron el castillo que defendería del ataque musulmán estas tierras reconquistadas. Es significativo que estos parajes conserven todavía el topónimo de Cerro Dávila, apellido de los feudales repobladores. Llegamos de vuelta por el camino de los veratos hasta el cruce de otra pista que tomándola en dirección norte nos lleva hasta la Dehesa Nueva, pasando junto a una fuente abrevadero conocida como el Pilón del Artillero.

Encinas milenarias de las dehesas de Velada y Oropesa

Vamos por el recorrido señalado rodeando dicha labranza hasta llegar al Dehesón del Encinar, finca que fue objeto de un largo pleito sobre su pertenencia entre los condes de Oropesa y los pueblos de su señorío pues, aunque Felipe IV donó el usufructo de los mismos a los señores, no donó su propiedad permanente y los pueblos, entre ellos Torralba, se vieron obligados a pleitear durante muchos años. Fue una granja experimental propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. En la época de migración son numerosas las bandadas de palomas torcaces que por aquí tienen uno de sus pasos predilectos, además de las rapaces, águilas y milanos que intentan darles caza. Desde aquí volveremos al punto de salida y desde allí a Torralba.

Tejar en el Dehesón del Encinar