Como todos los lugares de La Jara, estuvo habitada por los árabes y más tarde fue repoblada por los cristianos desde Talavera a partir de su conquista por Alfonso VI en 1083. Toda la zona occidental de La Jara estaba comprendida en la dehesa del Pedroso, dividida más tarde en diecisiete heredades y cuyo territorio fue otorgado por Fernando III el Santo en 1220 al concejo talaverano para su repoblación.
En la zona que visitamos ahora, el núcleo urbano más antiguo es Mohedas de la Jara y, según Jiménez de Gregorio, unos pastores que procedían de esta cercana localidad fueron los que en 1425 refundaron una nueva aldea o “aldea nuevita”, la conocida por el nombre de Aldeanueva de Mohedas, como todavía aparece en las Relaciones de Felipe II, estableciéndose posiblemente su primer caserío alrededor de un núcleo inicial en torno al actual barrio de “Toledillo”.
En el siglo XVI, cuando se construye el templo parroquial y se pone bajo la advocación de San Bartolomé, el pueblo toma el apellido del santo y en 1833, al abolirse todos los señoríos, Aldeanueva adquiere la independencia respecto a Talavera como todos los lugares de La Jara. Es Aldeanovita un lugar de gente emprendedora que tradicionalmente se dedicó al campo y al trato de ganados. Cuenta con uno de los mayores índices de universitarios por número de habitantes de España y como curiosidad diré que aquí fue agraciado el “primer millonario” de las quinielas, lo que mereció un reportaje del No-Do sobre esta localidad.
IGLESIA: La iglesia merece una visita pues se trata de una construcción en sillería granítica del siglo XVI muy similar en su curiosa estructura al templo de Mohedas, con el que coincide en la peculiar entrada situada bajo la torre en su cara oeste.
Otra curiosidad del templo es la decoración que el pintor ruso Wladimir Straschko ha realizado en la capilla mayor de la iglesia que, aunque chocante por su estética en este pueblo jareño, no deja por ello de tener calidad artística.
CONJUNTO URBANO: Un paseo por el caserío no dejará de sorprendernos con algunos rincones de pintoresca arquitectura popular en pizarra, aunque son cada vez más escasos los edificios que conservan el aparejo tradicional.
Antiguamente dieron su servicio terapéutico a la comarca los baños de la Ferrumbrosa donde venían los lugareños a intentar aliviar sus dolores reumáticos, hoy solamente queda la fuente medicinal de la que se abastecían ya que el edificio destinado a las bañeras y hospedaje ha desaparecido.
GASTRONOMÍA: No hay restaurantes en la población aunque podemos comer algo en sus bares y no debemos marcharnos sin adquirir uno de los magníficos quesos de oveja que se comercializan en las dos queserías locales. Entre los platos de la gastronomía local debemos destacar el pisto y su cordero excepcional. Para postre los dulces llamados candelillas o el rosco de la Virgen.
FIESTAS: Entre las fiestas populares debemos destacar las patronales de verano en honor a San Bartolomé, celebradas el 24 de Agosto. Todavía se festeja la “Candelaria” en invierno aunque ya queda solamente el rito religioso con la procesión y los dulces típicos, sin los aspectos carnavalescos que se mezclaba con esta celebración hace años.
Muy bonita la historia yo soy de mohedas y desconocia toda la historia ya que se rremonta a siglos lejanos pero me aparecido preciosa la historia gracias por punlicarla en internet sino no se sabria
Que hermosa historia mi bisabuelo Emilio Gómez era nacido allí.Siempre añoró volver a su tierra .Gracias me lo recordaron .