UNA EXCURSIÓN Y UNA ROMERÍA EN LANZAHITA
Por la garganta en Lanzahita
Partimos de Lanzahita por el camino que discurre junto al cementerio y asciende paralelo a la garganta Eliza. Dejamos a la derecha un camino que desciende hasta la garganta, en el paraje donde se hallan dos molinos harineros, si lo deseamos bajaremos y si no, seguiremos ascendiendo pasando por construcciones rústicas tradicionales y tomaremos el camino que parte a la izquierda hasta los restos de la ermita de San Juan, que conserva elementos mudéjares.
Volveremos sobre nuestros pasos y continuaremos hasta el embalse de abastecimiento a Lanzahita. Subiremos nuevamente hasta la pista y la seguiremos hasta cruzar la garganta junto a las ruinas de otro molino harinero. Ascenderemos por el camino en dirección a Pedrobernardo pasando por el paraje de la Asomadilla, para descender a Lanzahita por una bonita carretera que discurre entre hermosos pinares.
Recorrido aproximado12 kilómetros, 3 horas. San Juan
UNA ANTIGUA ROMERÍA
La fiesta más peculiar de Lanzahita es la romería, celebración de gran antigüedad que algunos datan en el siglo XVI y que basa su tradición en una curiosa leyenda. La imagen del Cristo de la Luz fue encontrada por un pastor cerca del vecino pueblo de Hontanares, en las proximidades del río Tiétar. Esta imagen fue llevada a Lanzahita, pare ser custodiada en la ermita de la Virgen del Prado, pero desapareció para ser hallada otra vez en el lugar de su aparición. Nuevamente se llevó a Lanzahita, pero volvió a aparecer en Hontanares. El pastor indicó que le había sido revelado que el Cristo debía estar en Hontanares, por lo que se le construyó una ermita en este pueblecito, hoy su iglesia. Los vecinos de Lanzahita olvidaron el culto a la imagen y todo tipo de desgracias cayeron sobre el pueblo, por lo que se volvió a recuperar la devoción al Cristo, llevando todos los años en romería un cirio que se bendice previamente en la ermita de la Virgen del Prado.
La fiesta está declarada de interés turístico regional y durante ella los caballistas y carruajes engalanados van hasta el Tiétar acompañando al cirio tradicional. El último tramo del camino se hace a la carrera en un espectáculo lleno de alegría y colorido y, después de la procesión con el Cristo por las calles de Hontanares se hace una comida campestre a orillas del río.