EL TRAJE TRADICIONAL EN LAS TIERRAS DE TALAVERA
ASPECTOS TÉCNICOS Y SOCIOLÓGICOS
ASPECTOS TÉCNICOS
Sin duda el análisis técnico de la elaboración de tejidos, motivos y técnicas de ejecución de ornamentos o bordados aportan una serie de datos interesantes sobre el traje tradicional, pero no profundiza en el alma popular que da lugar a esas expresiones artesanales, o si se quiere artísticas.
El estudio métrico de los trajes, sus patrones o la descripción exhaustiva de materiales empleados nos serán de ayuda. La zona de nuestro estudio es como en otros aspectos una zona en la que no abundan, salvo introducción artificial posterior, los materiales ricos, sedas, encajes etc. que sí adornan por ejemplo en los trajes levantinos, a pesar de la tradición sedera que habría supuesto la instalación en la ciudad de la Real Fábrica de Sedas, pero que, al tratarse de objetos de lujo, no parece que creara una corriente estética popular que utilizara estos elementos en la comarca.
ASPECTOS PSICOLÓGICOS y SOCIOLÓGICOS
La antropopsicología es una ciencia que aporta otro enfoque del traje tradicional, que no sin dificultades puede darnos algunas explicaciones sobre determinados aspectos del traje en relación con, por ejemplo, el matriarcado, el chamanismo, las formas iniciales de religión u otras cuestiones relacionadas con las instituciones iniciales de la humanidad, pero que solamente podemos aplicar en estados primitivos de la civilización.
Éste es un terreno muy resbaladizo en el que han trabajado científicos que con la excusa de encontrar el “estilo de raza” han llegado a deducciones que en algunos casos rozan el racismo. Según algunos de esos autores La Mancha y Castilla son zonas que podíamos incluir en los hombres de la revelación, de las razas esteparias, con un simplismo que nos hace a todos los castellanos “quijotes”, sobrios personajes casi místicos, pero sin tener en cuenta la contraposición de los “sanchos” que igualmente se encuentran en nuestros pueblos.
Desde un punto de vista sociológico, deberemos estudiar los diferentes empleos y usos del vestuario con sus variaciones en el traje de trabajo o de diario y en el de fiesta, las modificaciones según la edad o estado social de viudedad o de soltería, las variaciones por el sexo o las que muchas veces nos da el oficio predominante de una zona, porque, por ejemplo, aunque todos los maragatos no eran arrieros, es el traje de los habitantes de esa zona que se dedicaban a esa actividad el que ha quedado como representativo de ellos. Sin contar los numerosos casos en que se considera el traje ceremonial o ritual como el traje típico de un pueblo, como por ejemplo los animeros y animeras de Valdeverdeja, o el de la soldadesca de Las Herencias, que es considerado aquí como el traje de esta localidad jareña; o el traje de boda en Lagartera.
A veces, también los elementos que reflejan la jerarquía de las cofradías en rituales como las procesiones, hace que determinados personajes lleven un vestuario determinado que resalta su autoridad y que a veces se acaba generalizando como traje típico de gala.
Tradicionalmente se ha dividido el territorio nacional en tres grandes regiones respecto al traje típico. La Región Cantábrica o Norteña, la región Mediterráneo -Andaluza y la región Central, en la que se encuentra nuestra comarca. A su vez, estas grandes regiones se dividen en zonas diversas y la Central cuenta con los magníficos trajes de la zona leonesa-extremeña u occidental, que como hemos dicho llega hasta los pueblos de la Campana de Oropesa, sigue hasta los vestidos más sencillos de la zona Serrana, situada en el sistema central desde Ávila y Segovia hasta las sierras madrileñas, y por último La Mancha y la parte de Aragón que está menos influenciada por las corrientes mediterráneas.
En la zona leonesa, desde el sayo hasta los llamativos sombreros y monteras más o menos evolucionados, pasando por las gorras abulenses, con ejemplos cercanos a nosotros como los de Navalcán o Lagartera; o las abigarradas decoraciones charras que se prolongan hasta nuestras recargados diseños lagarteranos. Son comarcas sobre todo vinculadas a la ganadería, con lo que ello condiciona los diseños y materiales utilizados.
La zona Serrana va degradando la cantidad y calidad del adorno según se extiende hacia el oriente. La zona occidental de la provincia de Toledo y la de Ciudad Real no son en absoluto manchegas y desde el punto de vista etnográfico podemos enmarcarlas dentro de la zona extremeña, tanto en lo que se refiere a La Jara como a los montes occidentales de Ciudad Real. La menor riqueza de materiales y motivos en La Jara también debemos enmarcarla en la modestia de sus recursos económicos y por tanto de su población, que durante muchas épocas de su historia ha vivido en una economía casi de subsistencia.
En cuanto al peinado, las zonas aledañas a la nuestra nos dan pistas sobre las influencias recibidas. En Ávila, del moño de picaporte cuelgan cintas de seda bordadas con abalorios y sedas de colores llamadas porretas. En Navamorcuende, capital de un señorío repoblado por abulenses, vemos un curioso peinado del que también cuelgan cintas como en otras localidades del ámbito de este libro, característica serrana y extremeña. Más característico es el moño de picaporte de Lagartera y la espumilla que se pone los días de fiesta. De él penden también cintas de seda que algunos autores antiguos dicen bordadas en Talavera, tal vez como recuerdo de las que se hacían en nuestras Reales Fábricas. Muchos de estos moños se adornan con alfileres de filigrana. El pañuelo es aditamento general de los trajes de diario en toda la zona y así lo atestiguan las viejas fotografías en las que es raro ver a una mujer sin su pañuelo generalmente oscuro, salvo en Lagartera donde son blancos, cubriendo incluso la frente.
En cuanto al calzado nos encontramos nuevamente con que la zona occidental de nuestra comarca cuenta con los calzados típicos de la región leonesa-extremeña, mientras que en otras zonas por la humildad de sus economías o por tradición se utiliza el calzado de esparto, más propio de gentes de la agricultura que de los pueblos ganaderos que sí pueden utilizar las abarcas de cuero.