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DOS MONUMENTOS PETARDOS: BLANCANIEVES Y EL PRÍNCIPE VALIENTE

MUSEO DE LOS HORRORES:

BLANCANIEVES Y EL PRÍNCIPE VALIENTE

Escultura dedicada a Fernando de Rojas en la Plaza del Pan Escultura dedicada a Fernando de Rojas en la Plaza del Pan 

Los políticos españoles y especialmente los de nuestra ciudad tienen entre sus muchas cualidades  la de ser omniscientes, saben de todo sin saber de nada y así nos va.

Y digo esto porque se ha plantificado una escultura que representa a Fernando de Rojas, autor de La Celestina, la segunda obra más universal de las letras españolas después de El Quijote.  Y la escultura en sí, de cuya ejecución no tengo nada que decir, parece más bien representar a un príncipe de las armas que a un príncipe de las letras.

Una ilustración que representa a Fernando de Rojas como bachiller en una de las primeras ediciones de La Celestina Una ilustración que representa a Fernando de Rojas como bachiller en una de las primeras ediciones de La Celestina

con sus botas de cosaco y su espadón, pero vestido con una indumentaria más militar que adecuada para un Bachiller, título por el que se conoce a nuestro alcalde, ilustre escritor y hombre de derecho. Tiene el engendro un parecido sumamente sospechoso con el dibujo moderno que representa a Rojas en la Wikipedia que, con su pintoresca nariz aguileña, quiere simbolizar las raíces hebreas del genio de familia conversa.

Esta escultura no hubiera estado mal  para representar tal vez a  algún conquistador, como por ejemplo Francisco de Aguirre, o un militar del estilo del paisano capitán Verdugo,  pero no para nuestro antiguo alcalde. Si se hubieran documentado mínimamente habrían buscado vestiduras más apropiadas como lo hizo el ayuntamiento de La Puebla de Montalbán, localidad donde nació.

Monumento a Fernando de Rojas en La Puebla de Montalbán Monumento a Fernando de Rojas en La Puebla de Montalbán

Las dos representaciones de las imágenes anteriores son mucho más adecuadas que la escultura del «príncipe valiente» que se ha instalado sin pedestal en la Plaza del Pan, y que, además, va vestida un tanto anacrónicamente, con un vestuario de medio siglo después.

Para justificar el petardo dicen sus defensores que debe ser muy bonita porque la gente se hace fotos junto al bronce. Pero es que si hubieran puesto una escultura de un pitufo, los entusiastas viandantes se harían igualmente millones de instantáneas para la posteridad.

Escultura que representa a la reina María de Portugal en la Puerta de Cuartos de talavera Escultura que representa a la reina María de Portugal en la Puerta de Cuartos de Talavera

Y para que no digan que mis críticas van dirigidas solo a uno de los lados del espectro político, también traigo  a este museo de los horrores a esta reina María de Portugal que gobiernos municipales anteriores perpetraron en la Puerta de Cuartos, donde se representa una escultura hecha de molde con lo que parece fibra de vidrio, y que con sus mofletes, su moderna y rizada melena de aspecto un tanto cochambroso y su corona descomunal, parece más bien representar a un personaje de alguna película de Walt Disney, como Blancanieves, la Cenicienta  o similar, aparte de presentar el muñeco un gesto un tanto adusto y malencarado.

LA REINA QUE DIO APELLIDO A TALAVERA

LA REINA QUE DIO APELLIDO A TALAVERA

Escultura de doña María de dudoso gusto a la entrada de Talavera desde Extremadura

La reina doña María de Portugal

El rey Alfonso XI se casó con doña María, la hija de Alfonso IV rey de Portugal. Talavera fue uno de los regalos que la reina recibió en su boda. Desde entonces permaneció bastante unida a la villa, conservándose algunos documentos de la época que hablan de las normas y privilegios que promulgó para el mejor gobierno de la misma, como por ejemplo, la regulación del nombramiento de los escribanos, una especie de notarios de la época, o la confirmación de algunos privilegios de la Santa Hermandad talaverana.

Doña María era prima hermana del rey Alfonso “el onceno” por doble vínculo y debido a esta circunstancia tuvieron los contrayentes que obtener dispensa papal para su matrimonio.

Sustituyó así la portuguesa a la primitiva prometida del monarca que era doña Constanza. hija del noble y escritor don Juan Manuel, que siempre guardaría rencor a don Alfonso por haber roto el compromiso con su hija, doña Constanza. Ella se comprometió después con el heredero portugués, pero Alfonso XI la retuvo en España.

Estos hechos y la infidelidad del Rey con doña Leonor de Guzmán enturbiaron las relaciones entre España y Portugal, llegándose a producir varios conflictos bélicos durante el reinado de Alfonso entre los dos países, aunque en situaciones de peligro para el reino por el ataque de los musulmanes, supo doña María pedir auxilio a su padre el rey de Portugal por el interés de España.

Alfonso XI en una recreación de su retrato

La Reina tuvo un primer hijo llamado Fernando que murió siendo un niño de apenas un año y, según la tradición, fue enterrado en la iglesia talaverana de San Clemente, en un sepulcro que estaba situado en el lado del edificio que daba al río en la antigua parroquia. La reina pasaba largas temporadas en el alcázar de Talavera, cuya propiedad le correspondía por ser la señora de la villa. Pero mientras tanto, su marido viajaba incesantemente de un lugar a otro de Castilla, o de campaña en campaña militar contra los moros, siempre acompañado por su amante doña Leonor, mientras doña María vivía humillada en su soledad.

El segundo hijo de la Reina fue don Pedro, conocido más tarde como “el Cruel”, muy unido a su madre al principio de su vida. La guerra por el trono entre Pedro y su hermanastro Enrique, hijo de doña Leonor, hizo que los partidarios del bastardo difundieran leyendas que hacían dudar hasta de que don Alfonso fuera el verdadero padre de Pedro. Se decía que en realidad doña María había tenido una niña y que Pedro era hijo de una judía que había parido la misma noche que la reina. La hija del rey se le habría dado a un judío converso para que lo criara.

María de Portugal en un retrato de la Biblioteca Británica

Muerto Alfonso XI por la peste negra durante las guerras contra los moros en Algeciras, doña María manda asesinar inmediatamente a la favorita del Rey en el alcázar de Talavera y asume la tutoría del nuevo rey Pedro I que sólo tiene 15 años en ese momento.

El nuevo monarca también se enamoró como su padre de una mujer, María de Padilla, que no era su esposa legítima. La joven Blanca de Borbón era su verdadera esposa, pero fue abandonada y mandada asesinar a mazazos por Pedro el Cruel. Doña María de Portugal siempre intentó que su hijo volviera con doña Blanca que, al igual que ella, sufría la infidelidad de su marido, pero no lo consiguió. Antes de morir, la reina doña Blanca fue llevada a Toledo y allí se acogió a sagrado en una iglesia protegida por doña María, que intentó así salvarla de la muerte que presentía.

Alcázar de Talavera,donde pasó doña María algunas temporadas y donde ordenó degollar a doña Leonor favorita de su marido Alfonso XI. Vista parcial de un dibujo de Van der Wingaerde del sigloXVI

Talavera se puso también de parte de doña Blanca y acogió a los bastardos Enrique y Fadrique, hijos de doña Leonor de Guzmán, que ya por entonces hacían campaña contra don Pedro, que marchó sobre Toledo y desterró a su madre la reina doña María a Sigüenza.

El rey acabó distanciándose de ella hasta la ruptura total, cuando en Toro, donde ella se había retirado con algunos nobles fieles, los ejecutó él mismo en su presencia.

Marchó doña María a su patria y en la Ébora portuguesa murió, dicen algunos que envenenada por su propio hermano el rey de Portugal. La mujer desgraciada y vengativa por la que nuestra ciudad llevaría para siempre el apellido “de la Reina” falleció tan indignamente como ella había acabado con la vida de la amante de su marido. Fue enterrada en Sevilla.

Sepulcro de doña María de Portugal en el monasterio de San Clemente de Sevilla

RENTABILIZAR LA HISTORIA

RENTABILIZAR LA HISTORIA

Estatua de Juan de mariana en un artículo de Blanco y negro de los años 60
Estatua de Juan de mariana en un artículo de Blanco y Negro de los años 60

En cierta ocasión pude visitar en el hermoso pueblo manchego de Villanueva de los Infantes el convento donde murió don Francisco de Quevedo. Se invitaba al turista a conocer la celda donde pasó sus últimos días y murió el gran genio español. Pasé a la estancia entre japoneses y un grupo de profesores universitarios interesados por conocer lugar tan culturalmente señalado. Por supuesto que estos visitantes comieron y compraron productos típicos en Villanueva dejándose allí algún dinerillo.

Unos meses más tarde supe que la celda en cuestión había sido redecorada con viejos muebles que nunca estuvieron en contacto con las posaderas del malhumorado escritor y que, con un poquito de imaginación y la ayuda de vecinos y chamarileros, se había ambientado adecuadamente la estancia. En la plaza adyacente al convento se puede además contemplar un monumento dedicado al autor de El Buscón. Es absolutamente lógico que se explote la imagen de tan ilustre vecino aunque sea con pequeñas dosis de “turismo –ficción”, pues parece además que los restos que se veneran como los del tullido insigne son los de un mocetón bien formado de robusta osamenta, según estudio realizado hace un siglo.

Escultura que representa a Fernando de Rojas en la Plaza del Pan
Escultura que representa a Fernando de Rojas en la Plaza del Pan

Hace unos días visitaba Salamanca y podía pasear por el jardín de Melibea y en Valladolid pude también conocer la casa de Cervantes, con buena decoración de época pero utilizando objetos que nunca coexistieron con don Miguel, entre ellos, por cierto, buena cerámica de Talavera.  Ávila con Santa Teresa es otro ejemplo de cómo algunas ciudades saben rentabilizar su historia y sus personajes ilustres para hacer que el turista se acerque a ellas.

Cenotafio de García de Loaisa, confesor de Carlos V y fundador del convento de Santo Domingo en Talavera

Si queremos quitar a Talavera su aire y fama de localidad un tanto rústica, mezclados con su aspecto de ciudad dormitorio, y darnos así un poquito de “caché”, sin renunciar por supuesto a los vínculos que desde siempre hemos tenido con el mundo agropecuario, sería interesante potenciar el reconocimiento de los muchos personajes históricos que nacieron o vivieron aquí.

Boceto de monumento a la Batalla de Talavera que no se llegó a realizar
Boceto de monumento a la Batalla de Talavera que no se llegó a realizar

Porque resulta, por ejemplo, que por nuestras calles corrieron de niños Fray Hernando de Talavera  y Rodrigo Arias Maldonado, el “Doctor Talavera”, dos hombres influyentes ante Isabel la Católica que contribuyeron en gran medida a que se iniciara la empresa americana. Pues bien, la casa natal de fray Hernando estuvo a punto de derrumbarse aunque ha sido felizmente recuperada. Podemos aprovechar el tirón que tanto su figura como la de Maldonado o Francisco de Aguirre tendrían para el turismo y para el prestigio de nuestro pueblo.

Fray Hernando cuenta ya con un monumento en la ciudad como lo tiene, aunque no muy apropiado, Fernando de Rojas. Se ha erigido uno más bien modesto a la Celestina. Pero digo yo que el autor de la considerada como segunda obra más universal de nuestra literatura podría dar mucho más de sí en cuanto a dar a Talavera la pátina cultural que tanto necesita. Una ruta digna de La Celestina y del que fue alcalde de nuestra ciudad debería instalarse sin importar que se hayan de hacer nuevas placas cerámicas que sirvan de guía por los lugares vinculados con él y su obra, y por su puesto el acceso al claustro de la Colegial, donde se encuentran sus restos, debería estar garantizado. La figura del Arcipreste de Talavera, otro literato de gran talla, tampoco ha sido resaltada en modo alguno como personaje vinculado a nuestra ciudad.

Para llamar la atención sobre el aspecto histórico de Talavera, qué mejor símbolo que el Padre Juan de Mariana, al que se refería Benito Pérez Galdós en el centenario de la Batalla de Talavera declarando que “Talavera es la patria de la Historia por haber sido la patria de Mariana”. Creo que el centenario de su figura debería haber merecido algo más que el paripé académico que se celebró.

Otras disciplinas podrían tener también como patrones a algunos de nuestros más ilustres personajes. Por ejemplo a Gabriel Alonso de Herrera, primer estudioso nacional de la agricultura y la ganadería. El campo y el medio ambiente tendrían en él un magnífico patrón de prestigio para haber instaurado en Talavera estudios universitarios de Medio Ambiente, pero claro, tuvieron que ponerlos en Toledo donde se deben estudiar los selváticos bosques de la Sagra, o las agrestes llanuras manchegas.

Portada de la edición italiana del Libro de Agricultura de gabriel Alonso de herrera
Portada de la edición italiana del Libro de Agricultura de gabriel Alonso de herrera

Hagamos que estos y otros muchos paisanos ilustres estén más presentes en calles y eventos culturales, vamos a querernos un poquito más y no olvidemos a los mejores de nuestros paisanos.