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LA CAÑADA LEONESA ORIENTAL II POR LA HIGUERA Y FRESNEDILLA

LA CAÑADA LEONESA ORIENTAL II

POR LA HIGUERA Y FRESNEDILLA

Recorrido aproximado 10 kilómetros, 2 horas y media

Nacimiento del Tiétar cerca de la Venta del Cojo

La Cañada Leonesa Oriental entra en el valle del Tiétar justo junto a su nacimiento en la Venta del Cojo en Santa María del Tiétar, y discurre paralela al río hasta entrar en la población de Higuera de las Dueñas. Llamada así por haber pertenecido a las monjas,  “dueñas” en lenguaje medieval, del monasterio de San Clemente de Ávila. Luego pasó su señorío al monasterio de San Benito en 1332. Don Álvaro de Luna lo compra para redondear sus estados de la zona.

Esta población no perteneció al señorío de La Adrada, pero sí formó parte del extenso alfoz de Ávila. Higuera da nombre a la sierra que se encuentra al sur de su caserío, a cuya cumbre podemos llegar por una pista y contemplar unas hermosas vistas sobre el valle del Tiétar, Gredos y la Sierra de San Vicente. También la ladera norte de la misma tiene bonitos bosques de robles con vaguadas y arroyuelos que bajan hacia el llano con una vegetación que hace agradable el paseo.

Panel de azulejería talaverana del siglo XVI que representa a San Juan Evangelista en la iglesia de Higuera de las Dueñas

Su monumento más destacado es una iglesia del gótico tardío que presenta una buena portada enmarcada en alfiz y decorada con bolas, como tantas iglesias del siglo XV en Ávila. Las bóvedas de crucería son de calidad y cuenta en la capilla mayor con un buen retablo barroco y paneles de azulejería talaverana representando a los evangelistas. A la entrada del pueblo se encuentra una cruz y una fuente de piedra con pilón de los siglos XVI y XVII. También cuenta el pueblo con arquitectura tradicional en granito y alguna casona de interés. La portada posee un arco con doble filas de dovelas y un alfiz que rodea todo el marco. Su torre esbelta y cuadrada se sitúa en el lienzo norte del templo, al igual que su entrada principal. En su interior cabe destacar, su precioso presbiterio, al que se accede a través de un arco gótico apuntado con dovelas. Resalta su retablo rococó, dorado y de grandes dimensiones, con motivos vegetales y ángeles. La cubierta es una buena bóveda de crucería con nervios, todo ello bien conservado, al igual que el coro. El templo se divide en tres naves. La central más amplia y cubierta con un noble artesonado y separada de las demás por seis grandes columnas graníticas. Cabe mencionar la bien labrada pila bautismal, y ya en el exterior una cruz pétrea sobre un pedestal al que se accede por gradas de granito.

Fuente de Fresnedilla junto a la Cañada Leonesa Oriental

La arquitectura popular de su caserío se conserva relativamente bien con algunas casonas de cierta entidad.

Desde Higuera podemos dar un paseo por una pista asfaltada que luego se hace camino y nos lleva hasta un pequeño puente medieval sobre un arroyo, llamado Puente Chico y, ya en el Tiétar, otro puente magnífico entre pinares llamado Puente Mosquea, aunque esta excursión podemos hacerla desde La Adrada tal como se indica en la ruta de este pueblo incluida en las del valle del Tiétar.

El llamado Puente Chico cerca de Higuera de las Dueñas

Fresnedilla es un pueblecito que sí perteneció al señorío de La Adrada y que, como Higuera, se encuentra en plena cañada, por lo que ambas localidades estuvieron muy vinculadas a la trashumancia. Su iglesia se construyó también en el siglo XVI, aunque es más modesta que la de Higuera y está presidida por una espadaña. Era famosa por tener un buen retablo de azulejería de Talavera, aunque todavía cuenta con algunas imágenes populares del siglo XVIII y con una pila bautismal de cerámica talaverana de la misma centuria.

También podemos ver una fuente y un  pilón a la entrada, en los que tantos ganados trashumantes habrán abrevado. Pero tal vez, lo más curioso de su patrimonio etnográfico es una rústica plaza de toros que conserva las agujas en las que se sujetaban los palos de cerramiento del coso, y unos burladeros hechos con grandes lajas de granito que protegían a los toreros. Cuenta también este pueblecito con algunos rincones de arquitectura popular típica de la zona. Se celebran todavía interesantes fiestas de quintos y en “Las Candelas” se hacen luminarias.

Burladero de la rústica plaza de toros de Fresnedilla, hoy reutilizado como jardinera