EL CONVENTO DE EL PIÉLAGO
Son varios los edificios relacionados con los Santos Mártires que se sitúan en el Piélago y la cumbre de la Sierra de San Vicente.
LA ABADÍA DE SAN VICENTE DE LA SIERRA
En primer lugar tenemos que hablar de la llamada Abadía de San Vicente que a mediados del siglo XII se fundó en estas alturas por monjes de la orden regular de San Rufo que venían de Aviñón. Fueron enviados aquí por el Papa Adriano IV que solicitó la fundación a el rey Alfonso VII. Una de las causas de estas fundaciones era la repoblación de los territorios recién reconquistados a los musulmanes.
El castillo árabe de la cumbre parece que formó parte de sus dependencias y el abad tenía encomendadas las llaves del mismo. Fue la primera fundación de canónigos regulares dependientes de la diócesis de Toledo, aunque se encuentre en territorio del obispado de Ávila. Tuvo gran influencia en la comarca de Talavera.
Pero los restos que quedan del mismo son apenas unos muros de anchura considerable que se encuentran en el collado inmediato al castillo en su lado oriental.
LA ERMITA DEL PIÉLAGO
No debemos confundirla con el eremitorio de la cueva de los Santos Mártires pues era una ermita que primero estuvo bajo la advocación de la Virgen del Espino más tarde del Piélago y porteriormente Nuestra Señora de los Ángeles, advocación muy frecuente de las ermitas de y conventos de los carmelitas pues fue esta orden la que se estableció en el convento del Piélago junto al que se sitúan las ruinas de la ermita ocultos por las hiedras y las zarzas.
La imagen era venerada en toda la comarca y se hacían numerosas procesiones y rogativas demandando lluvias o salud ante las epidemias.
EL CONVENTO CARMELITA DEL PIÉLAGO
El ermitaño Francisco de Raudona, del que hablamos en el capítulo de la cueva de los Santos Mártires y cuyo enlace adjuntamos más abajo, en el año 1683 pide al provincial de la orden carmelitana fundar un convento junto a la ermita de la virgen del Piélago donde se fue con sus anacoretas bajo la regla de los carmelitas calzados con permiso de los concejos de Hinojosa y Castillo de Bayuela.
También el Real de San Vicente cedió terreno y un pozo de nieve. Hubo cierta oposición del obispo de Ávila hasta que finalmente llegaron los frailes el 16 de agosto de 1687 desde Torrijos, donde se reunieron procedentes de Madrid, Alcalá de Henares, Valdemoro y Toledo. La ermita de la cueva también quedó en propiedad del monasterio.Su economía mejoró con muchas donaciones y compras de terrenos.
Con su iglesia hoy en ruinas y las dependencias conventuales no muy afortunadamente restauradas sirve hoy como campamento de verano del arzobispado.
Se fundó junto a una de las fuentes que dan origen al río Guadyerbas y está construido en sillería de granito y mampostería del mismo material aunque la iglesia presenta algunas zonas aparejo de ladrillo.
Las bóvedas del templo se hallan derrumbadas aunque quedan restos reconocibles de algunas capillas. Muchos elementos nobles de la arquitectura del convento han sido pasto del robo y la destrucción.
Los frailes se financiaban especialmente con los pozos de nieve, los molinos y las recuas de mulas que poseían y que alquilaban para hacer portes.
La legislación de los franceses durante su invasión las sucesivas desamortizaciones y regulaciones contra los monasterios en el siglo XIX llevaron a que en 1835 solamente quedaran 5 monjes y el cenobio fue disuelto pasando a manos particulares hasta que los dueños lo donaron al arzobispado en 1956.
Los que también queráis saber algo más sobre la cueva de los Santos Mártires que dio origen al convento podéis ver el enlace adjunto publicado también en este blog
https://lamejortierradecastilla.com/la-cueva-de-los-santos-martires/