PASAMOS POR CALERUELA
El nombre es fácil deducir que proceda de algún afloramiento calizo del que se aprovechara la cal y que se nombra en diminutivo para diferenciarlo del cercano pueblo de Calera. En documentos históricos aparece también como Carreruela, palabra relacionada con carrera o camino que podría asociarse con la condición de lugar de paso de la calzada romana que se dirige hasta el Puente del Conde.
Durante unas obras realizadas para reformar la iglesia en los años sesenta se encontraron restos de un poblamiento céltico de la Edad del Hierro que siguió habitado en época romana y visigoda, como demostraron las sepulturas y sarcófagos de época tardorromana y las pilastras visigóticas halladas. Incluso, apareció una inscripción epigráfica dedicada a la diosa lusitana Ataecina.
Tres cuartas partes del término pertenecían a un Censo del Conde Francisco de Toledo con el que se financiaban sus obras pías. Este censo se redimió en 1978 pasando a pertenecer las tierras a la hacienda municipal.
Es Caleruela un lugar relacionado con el paso de ganados trashumantes donde hasta hace muy poco subían a Gredos sus gentes para aprovechar los pastos frescos de verano de la sierra. Obtiene su independencia del condado de Oropesa con el privilegio de villazgo de 1650.
La iglesia está bajo la advocación de San Juan Ante Portam Latinam y, aunque en el exterior sufrió la poco afortunada restauración antes aludida, cuenta el templo en su interior con tres buenos retablos renacentistas. El mayor es plateresco obra del abulense Diego de Rosales y tiene algunas pinturas conservadas. También se custodian algunas imágenes de valor como una talla de la Virgen del siglo XIV. La puerta es de arco apuntado enmarcada en alfiz y frente a ella se exhiben ya en el exterior del templo las columnas y otros elementos de la antigua iglesia del siglo XV que se desmantelaron durante las obras de restauración. A esa misma centuria parece pertenecer otra buena talla de Santa Ana y además se pueden ver un buen púlpito granítico y un curioso confesionario tallado de época reciente.
Una vez hemos hecho la obligada visita a la iglesia parroquial, existen algunos otros elementos de interés en el pueblo, como su arquitectura de granito y adobe que conserva algunos rincones típicos y algunas sobrias rejas castellanas. Se mantiene en pie un viejo molino de aceite de granítica mampostería, un pilón abrevadero con una pila circular y otra rectangular cuyo entorno se ha adecentado, además de la cruz de Las Viñas a la entrada del pueblo cuando venimos de Herreruela.
Hoy día la fiesta se celebra el seis de mayo, San Juan Evangelista, y el segundo fin de semana de agosto, la fiesta de verano.
En cuanto a la artesanía debemos destacar los bordados al estilo lagarterano con ciertas características propias como el llamado “punto moruno”, introducido según algunos por la esposa de Juan Ramón Jiménez, Zenobia Comprubí. Tradicionalmente ha habido en el pueblo buenos artesanos de la forja y de la madera.
Ya hemos comentado la importancia de las bodas en Caleruela, donde se podía degustar la “patiburrilla” guiso a base de las patas y los callos del magnífico cordero de la zona. Los dulces como las mangas y floretas se daban a los invitados de las bodas y se siguen consumiendo, así como los suspiros o las roscas.
Ole MI Pueblo !!
José Luis y el mío.