DESCRIPCIÓN DE LOS MOLINOS DE LA PROVINCIA DE TOLEDO POR COMARCAS.
Este trabajo ha sido realizado sin ninguna ayuda institucional por lo que no es todo lo exhaustivo que hubiera deseado el autor, aun así se ha dibujado a mano alzada la planta de todos los ejemplares que se han podido localizar y se ha fotografiado el alzado y los detalles que se han considerado de interés, estableciendo con los datos obtenidos en el trabajo de campo y los aportados por las entrevistas a molineros y vecinos, la tipología que a continuación se desarrolla.
Para encontrar el mayor número posible de molinos se han utilizado los planos 1/ 50.000 del Instituto Geográfico Nacional y del Instituto Geográfico del Ejército. Se han examinado también las ediciones antiguas de esas mismas hojas en la cartoteca del I.G.N. completándose los datos con el hallazgo de ejemplares hoy desaparecidos o de los que apenas quedan ruinas. La minuciosidad en señalar los datos es variable de unos planos a otros pero las entrevistas con lugareños, pastores o guardas jurados y el recorrido completo del trayecto de las corrientes más importantes me han llevado a completar el estudio. Los planos de escala 1/2.000 y 1/10.000 de la Diputación Provincial aportaron datos referentes sobre todo a los artificios localizados en el casco urbano de los pueblos toledanos.
La documentación histórica ha facilitado también la labor de búsqueda molinera. A partir de las Relaciones de Felipe II[1], las del Cardenal Lorenzana[2] y el Catastro del Marqués de la Ensenada[3] conseguí rellenar algunas lagunas. Han sido de gran utilidad los diccionarios de los pueblos de la provincia de Toledo de Jiménez de Gregorio[4] y de Moreno Nieto[5] que describen nuestras villas y lugares en el siglo XVIII y mediados del XX respectivamente.
La toponimia también me orientó en algunos casos en los que no había referencia histórica o cartográfica alguna. Para ello hube de inspeccionar y recorrer arroyos llamados «del Molinillo», «del Cubo» o del «Cubillo»; hube de estudiar donde conducían caminos que todavía se denominaban «de Moledores», «de la Presa» o «de la Aceñuela» para poder así localizar restos a veces casi inidentificables de artificios molineros.
Aunque la mayor parte de los croquis y plantas han sido realizados a mano alzada, he querido en todos estos esquemas reflejar la situación de la piedra y su proporción aproximada con las dimensiones del edificio de forma que el lector se haga una idea, aunque no sea matemáticamente exacta, de sus medidas. Para ello debemos tener en cuenta que las piedras de molino miden aproximadamente un metro treinta centímetros.
Algunos de los esquemas sin embargo sí que se han realizado a escala reflejándose la misma en los planos. Muchos de ellos se midieron con motivo del Inventario Etnológico de la Provincia de Toledo elaborado por la Diputación Provincial con mi colaboración y que afecta a los molinos de la Campana de Oropesa. En otros casos ha sido el interés de un determinado ejemplar como modelo tipológico el que me ha llevado a representarlo a escala.
El abandono, las zarzas, la ruina, la inaccesibilidad, la inundación por embalses o la reutilización del edificio para otros menesteres son obstáculos que han dificultado, cuando no impedido, la ejecución de algunos planos. De todas formas creo que con este trabajo se puede obtener una idea global de la molinería toledana que sirva de apoyo y referencia a los investigadores que quieran estudiar o profundizar en casos y temas concretos.
Las fotografías nos darán una idea de determinados aspectos de la arquitectura popular y el alzado de los molinos. Tienen el inconveniente de que en algunos casos hube de adaptarme a las condiciones de luz del momento en que accedí al molino, que podía coincidir con una inadecuada orientación y climatología y es por ello que algunas no tienen la calidad deseable.
Excusadas algunas de las deficiencias de este trabajo, paso a describir los molinos agrupados por comarcas en función de diversas circunstancias geográficas, históricas, tipológicas y de arquitectura popular.
El Tajo sirve de médula espinal molinera y geográfica a la provincia por lo que iré incluyendo sus molinos en las diferentes comarcas por las que discurre sin que específicamente haga un apartado para los molinos del gran río salvo en el caso de Toledo capital.
Los esquemas intentan reflejar los muros que en muchas ocasiones se dibujan sólo en su trazado aproximado por la ruina total en que se encuentran que no permite más que vislumbrar su trayecto original sin que a veces sea ni siquiera posible adivinar donde se abrían sus puertas y ventanas.
Dado que los molinos han recibido diferentes nombres a lo largo de la historia he considerado más operativo numerarlos por orden, comenzando desde los que se encuentran en la cabecera de los ríos y arroyos. Considero que salvo pequeños molinos de ribera no documentados históricamente se reflejan en este trabajo un número de ejemplares que se acerca al 95 % de los molinos que han existido en la provincia de Toledo.
Las diferentes piezas que componen el edificio molinero se han señalado con iniciales que nos ayudan a identificarlas en los esquemas de las plantas: SM es la sala del molino donde se desarrollaba la molienda, H es habitación o dormitorio, Co representa la cocinilla, Z es el zaguán y Cu es la cuadra donde muchas veces se dibuja la situación de los pesebres.
COMARCA NOROESTE
CAMPANA DE OROPESA
Agrupa este primer apartado la Campana de Oropesa con los pueblos de Velada y Calera y Chozas. Comprende la zona oeste de la provincia limitada al norte por el río Tiétar y al sur por el Tajo.
Surcan las llanuras centrales de esta comarca arroyos de escasísima pendiente como el de Alcañizo o el de la Pontezuela, muy arenosos y por tanto poco apropiados para la instalación de molinos hidráulicos debido a las fugas de caudal que conllevarían sus largos canales. Es por esto que tenemos referencias de molinos de viento en Oropesa y Lagartera e incluso quedan restos del edificio en Torralba de Oropesa y en Velada.
En las pequeñas sierrecillas graníticas, como las del sur de Oropesa, o las de Navalcán, Parrillas y Velada, encontramos molinos de agua con escasa entidad que solamente molían en épocas lluviosas, aunque estos molinejos no tenían la suficiente entidad como para moler los cereales que antiguamente producían estas llanuras hoy adehesadas y dedicadas mayoritariamente a la ganadería. Esa capacidad molturadora se consiguió con las grandes paradas molineras que se construyeron a orillas del Tajo y alguna otra sobre el Tiétar.
El señorío de Oropesa fue tal vez la casa nobiliaria más beneficiada por instalaciones molineras de su propiedad. No sólo contaban con dos paradas en «Las Aceñas del Conde» ,sobre el Tajo al sur de su estado, sino que además los Álvarez de Toledo poseían los mayores molinos del Tiétar que más tarde se convertirían en ALas Máquinas de Monteagudo» (Foto 16), nombre popular de una fábrica de harinas movida por turbina hidráulica[1]. También en el Tajo era dueña esta casa de los molinos de Silos, en el actual término de Calera y Chozas, y de los molinos de Cebolla que tenían una gran potencia molturadora. El escudo de su familia todavía se conserva hoy labrado en piedra en el pasillo de compuertas de las Aceñas del Conde en término de El Torrico (fig. 35).
Tanto los molinillos de arroyo como los de viento proporcionaban escasa potencia de molienda y es por ello que, desde Navalcán, Parrillas, Ventas de San Julián y La Corchuela, iban a moler sus habitantes al río Tiétar e incluso a las gargantas de la Sierra de Gredos. Las villas y lugares con una situación más céntrica en la comarca, como Oropesa, Calzada, Lagartera, Herreruela y Torralba, acudían tanto al Tiétar como al Tajo. Sin embargo, los núcleos de población situados al sur de la zona como Valdeverdeja, Torrico y Puente del Arzobispo no sólo contaban con las grandes aceñas y molinos de regolfo sobre el Tajo sino que también molían en más de una docena de pequeños molinos de muy diversa tipología situados en los arroyuelos cercanos.
Ya hemos aludido a los molinos cuya propiedad estaba en manos de la casa de Oropesa, pero también la Iglesia contaba con las grandes aceñas de «rueda mayor»[2], es decir de rueda vertical, que se encuentran situadas junto al casco urbano de Puente del Arzobispo y que financiaban y estaban administradas por el Hospital de Santa Catalina, instituido en esta villa por el fundador del pueblo, el arzobispo Tenorio (fig. 36). La rueda que simboliza a la santa se puede todavía ver sobre el dintel de la puerta de entrada de estas aceñas.
Los molinos del arroyo de Corralejo fueron propiedad del convento de la Purísima Concepción de Oropesa. El poderoso convento de San Clemente de Toledo era dueño de los molinos de Azután[3]. Ya en el siglo XIV la Orden de Calatrava tenía los molinos de Calatravilla[4]cerca de la ciudad musulmana de Castros.
Esta comarca cuenta con dos importantes molinos en el Tiétar, el molino de Peña en término de Navalcán ( Ti 4 ) tiene un regolfo en el exterior del edificio, al aire libre, y un cárcavo con otras dos cubas de regolfo separadas por un muro y no situadas cada una en su cárcavo como es habitual (Foto17). De estos dos regolfos el más cercano al río recibía desde la canal del otro un aporte suplementario de caudal a través de un saetín abierto en la pared. Por la existencia de orificios en el suelo puede deducirse la existencia de ejes suplementarios que probablemente habrían movido la maquinaria auxiliar. Es uno de los escasos ejemplos de molinos de regolfo no situados en el Tajo o en los ríos manchegos. Su arquitectura popular es granítica y abovedada como en el caso de las grandes paradas del Tajo.
Tanto este artificio como el molino de Montoya situado aguas arriba, en la orilla abulense, aprovechaban sus reculajes para la instalación de sendas barcas que facilitaran el paso de los clientes y viajeros desde las dos orillas.
Aguas abajo y casi en el límite de provincia se encuentra el molino de Monteagudo ( Ti 5 ). Es de dos piedras y de aspecto vetusto con el receptor ya cegado, aunque los cárcavos parecen haber alojado rodeznos. Como los otros ejemplares del mismo río es de arquitectura popular de sillarejo granítico. Junto a este molino se encuentra la fábrica de harinas a la que hemos hecho referencia más arriba, casi destruida en su interior por un incendio, sigue presentando el compacto aspecto de las construcciones protoindustriales del siglo pasado. Está servida por una presa oblicua de grandes dimensiones, que captaba íntegro el caudal del Tiétar para dirigirlo hacia la turbina que movía la maquinaria distribuida en cuatro niveles diferentes, uno en cada piso.
En la pared ribereña del canal de esta fábrica aparece una curiosa salida lateral que alimentaba probablemente un rodezno complementario de la turbina. También junto al canal, encontramos un muro escalonado y una construcción circular casi metida en el cauce de la que desconocemos su función (Ti6).
[1] GARCÍA GIL,O. y FERNANDEZ ARROYO, A.: Oropesa, Señorío y Condado, pp 23- 56. VIÑAS, C. Y PAZ, R. : Opus cit. Ver AOropesa@.
[2] JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: Opus cit. Historia de la Villafranca….p.80.
[3] JIMENEZ DE GREGORIO, F.: Opus cit, Los pueblos de Toledo… ver A Azután@
[4] JIMENEZ DE GREGORIO, F.: Opus cit, Historia de la Villafranca...p. 80. JIMÉNEZ DE GREGORIO, F. : opus. cit. Los Pueblos de …ver APuente del Arzobispo@
[1] VIÑAS,C. y PAZ, R. : Opus cit.
[2] PORRES DE MATEO,J., RODRIGUEZ, H. y SANCHEZ, R. : Descripciones del Cardenal Lorenzana. Toledo, Diputación Provincial, 1986. En esta encuesta realizada a los párrocos del siglo XVIII, en su cuarta pregunta, aparecen los datos referentes a molinería en el capítulo dedicado a cada uno de los pueblos.
[3] ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE TOLEDO. Sección Catastro de Ensenada, Libros Maestros o Respuestas particulares de cada uno de los pueblos de la provincia.
[4] MORENO NIETO, L. : La provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo, Toledo 1960. Esta obra está organizada como un diccionario en el que los pueblos de la provincia aparecen por orden alfabético. En el apartado que se refiere a AIndustria, Comercio y Artesanía@ es donde aparecen los datos sobre molinería de cada localidad.
[5] JIMENEZ DE GREGORIO, F. : Los Pueblos de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII. Publicados en tres tomos por orden alfabético en Toledo en los años 1962 (A-M), 1966 (N-S), y 1970 ( S-Y) respectivamente en Biblioteca Toledo.
Enhorabuena por el blog, Miguel, soy un gran seguidor.
Me gustaría preguntarte si has oído alguna vez el nombre de Molinos de Sapos. En varios mapas topográficos antiguos, en el término de Alcañizo, un camino ya desaparecido recibía el nombre de camino de Alcañizo a los Molinos de Silos, pero en uno de esos mapas recibe el nombre de camino de los Molinos de Sapos. No sé si se referirá también a los de Silos, aunque lo dudo, o a otros existentes o que existieron por la zona de la dehesa del Sapo, como los molinos de viento que mencionas en el texto. Solo he encontrado una única referencia a este camino de los Molinos de Sapos, en un documento del Ayuntamiento de Oropesa sobre su planeamiento urbanístico.
Un saludo.