LOS MOLINOS DE ABAJO DE TALAVERA
Estos molinos se encontraban aguas abajo de la universidad y sobre su parada de la orilla norte se construyó la actual central eléctrica.
Los molinos del Tajo en Talavera aparecen ya en el siglo XII, nombrados en la crónica del viajero árabe Al-Idrisi.
En 1142 el rey Alfonso VII percibía rentas de sus molinos de Talavera entre otras propiedades.
En 1182 el rey Alfonso VIII concede propiedades a la orden de Calatrava en la zona del arroyo manzanas con sus canales y molinos, que en este caso puede que fueran los que después se llamarían de Cabañuelas.
En el siglo XIII el cabildo catedralicio de Toledo contaba con rentas de los molinos talaveranos y a veces se los arrendaban a vecinos judíos de la villa.
Otros molinos que no identificamos y que llaman en el siglo XII molinos de Avenceri fueron arrendados a un mozárabe ricollamado esteban Habib.
En 1214, Alfonso VIII concede al monasterio de Santa María de las Huelgas de Burgos los molinos de Afleje. Este paraje es una heredad que se encuentra en el camino de Talavera a Calera en las proximidades del actual cementerio, lo que nos hace pensar que con esta denominación se conocían entonces a los que hoy llamamos molinos de Abajo[2].
El Arzobispo Tenorio concede en el año 1397 a la orden de San Jerónimo varias dehesas y molinos de los que cuatro paradas habían sido recibidas en herencia de su madre[3]. Los molinos de Abajo junto a los de Arriba, situados en el puente, se mantuvieron en manos de los jerónimos, tan poderosos en Talavera, hasta el siglo XIX.
Los molinos de Abajo de Talavera tuvieron a lo largo de su historia dos e incluso tres edificios abastecidos por la misma presa. Este hecho y el anclaje en los islotes condiciona el trazado quebrado de la misma tal como lo observamos en la actualidad y como figura en los planos de los antiguos proyectos de navegación del Tajo.
La parada de la orilla norte es completamente irreconocible por la instalación de una central eléctrica. Sí he podido, sin embargo, realizar el croquis de la planta de la parada que, sobre la orilla del islote del paredón, representa las ruinas típicas de un molino de regolfo con dos cubas y dos piedras (Foto 39). Junto a este edificio apenas se vislumbran los restos de otra cuba y una bóveda muy deteriorados.
En el año 1753 los molinos de Arriba y los de Abajo, con cuatro y seis muelas respectivamente, son los únicos que, además de los de Silos siguen funcionando en Talavera[7]. Pertenecen ambos al monasterio de Santa Catalina de los monjes jerónimos de esta villa.
En 1845 continúan moliendo con doce piedras [8] aunque los del puente son ya bienes de propios del ayuntamiento.
A mediados del siglo XX funcionan ya en Talavera dos grandes fábricas de harina y cuatro molinos no hidráulicos de piensos que vendrán a sustituir a los antiguos molinos de agua que desde los árabes molturaron el cereal de esta ciudad y su gran comarca[9], que no olvidemos era la mayor productora de cereales de Castilla la Nueva durante el siglo XVI, según el estudio de Noël Salomón sobre la vida rural castellana en tiempos de Felipe II.
En cuanto a los datos que nos aportan las ilustraciones de los proyectos de navegación del Tajo a su paso por Talavera, vemos que en 1641 no se reseñan los molinos del “ primer ojo” y que los molinos de Abajo, que aparecen como de Santa Catalina, tenían paradas en ambas orillas. Los molinos de Cabañuelas en esta época ya ni siquiera se señalan.
A comienzos del siglo XIX debían estar arruinados todos los molinos del puente ya que en el proyecto de Cabanes de 1820 solamente aparecen los molinos de Abajo. En varias ocasiones los molinos del viejo puente siguieron su misma suerte al ser arrasados por las numerosas crecidas del Tajo y así nos lo describe Francisco de Soto en su historia de Talavera. Nos señala también este autor la gran potencia de los molinos talaveranos que “ son suficientes para provechar la harina de Talavera sino también a muchos lugares de su tierra”.
Estos molinos,como los de Arriba, aunque algo más tarde se convirtieron en centrales eléctricas y estos de Abajo también se convirtieron en una fábrica de alpargatas movida por energía hidráulica.
Hasta ellos se dirigía una procesión oficiada por los jerónimos en la que se rezaba y se abrían las compuertas bruscamente para que el efecto de arrastre de las aguas limpiara algo el cauce para evitar los mosquitos y con ellos el paludismo
[1] SUÁREZ ÁLVAREZ,Mº.J.: Opus cit, p. 335.
[2] Ibidem
[3] JIMÉNEZ DE GREGORIO, F.: opus. cit. Los Pueblos de …Tomo IV, Talavera de la Reina
[4] SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª. J.: opus cit. p.203.
[5] SUÁREZ ÁLVAREZ, Mª. J.: Opus cit p.249.
[6] VIÑAS,C. y PAZ, R.: Opus cit. ver “Talavera” respuestas 20, 21 y 22.
[7] LOPEZ CIDAD, F. y FERNANDEZ GARCÍA, F.: Talavera de la Reina en el Catastro de Ensenada, Madrid, Ed. Tabapress, 1990, pp. 50 y 97.
Mis primeros y más entrañables recuerdos los situo aquí, con mi padre yendo a pescar a los Molinos de Abajos, finca Cabañuelas. El acceso empinado a través de una escalones de piedra, que te llevaba a una humbria estupenda. Beber en el venero el agua tan fresquita. Poner el puesto de pesca. Niño estate quieto que me asustas a los peces. Coger camarones para el cebo y oír el rumor del agua al pasar por la presilla.
La jurisdicción del Monasterio de Las Huelgas llegaba hasta El Bercial». Allí existía una granja que surtía de carne y lana al Monasterio y a todos sus servidores. La Abadesa nombraba Párroco, Alcalde, Médico, etc.
Así se explica en la Edición crítico-histórica de «La Abadesa de las Huelgas» de Josemaría Escrivá de Balaguer, pág. 322 (Ed. Rialp, Madrid 2016, edición preparada por María Blanco y María del Mar Martín).