Archivo de la categoría: Arte y patrimonio

EL CONVENTO DEL PIÉLAGO, LA ERMITA Y LA ABADÍA

EL CONVENTO DE EL PIÉLAGO

Son varios los edificios relacionados con los Santos Mártires que se sitúan en el Piélago y la cumbre de la Sierra de San Vicente.

Restos de los muos de la antigua abadía de San Vicente

LA ABADÍA DE SAN VICENTE DE LA SIERRA

En primer lugar tenemos que hablar de la llamada Abadía de San Vicente que a mediados del siglo XII se fundó en estas alturas por monjes de la orden regular de San Rufo que venían de Aviñón. Fueron enviados aquí por el Papa Adriano IV que solicitó la fundación a el rey Alfonso VII. Una de las causas de estas fundaciones era la repoblación de los territorios recién reconquistados a los musulmanes.

El castillo árabe de la cumbre parece que formó parte de sus dependencias y el abad tenía encomendadas las llaves del mismo. Fue la primera fundación de canónigos regulares dependientes de la diócesis de Toledo, aunque se encuentre en territorio del obispado de Ávila. Tuvo gran influencia en la comarca de Talavera.

Pero los restos que quedan del mismo son apenas unos muros de anchura considerable que se encuentran en el collado inmediato al castillo en su lado oriental.

Ermita de la Virgen del Espino o de los Ángeles en fotografía del libro de Esteban y Jesús Sánchez sobre Hinojosa

LA ERMITA DEL PIÉLAGO

No debemos confundirla con el eremitorio de la cueva de los Santos Mártires pues era una ermita que primero estuvo bajo la advocación de la Virgen del Espino más tarde del Piélago y porteriormente Nuestra Señora de los Ángeles, advocación muy frecuente de las ermitas de y conventos de los carmelitas pues fue esta orden la que se estableció en el convento del Piélago junto al que se sitúan las ruinas de la ermita ocultos por las hiedras y las zarzas.

La imagen era venerada en toda la comarca y se hacían numerosas procesiones y rogativas demandando lluvias o salud ante las epidemias.

Virgen del Espino, hoy en la iglesia de Hinojosa, en foto del libro de Esteban y Jesús SanChez

EL CONVENTO CARMELITA DEL PIÉLAGO

Fachada del convento del Piélago

El ermitaño Francisco de Raudona, del que hablamos en el capítulo de la cueva de los Santos Mártires y cuyo enlace adjuntamos más abajo, en el año 1683 pide al provincial de la orden carmelitana fundar un convento junto a la ermita de la virgen del Piélago donde se fue con sus anacoretas bajo la regla de los carmelitas calzados con permiso de los concejos de Hinojosa y Castillo de Bayuela.

Fuente del convento del Piélago

También el Real de San Vicente cedió terreno y un pozo de nieve. Hubo cierta oposición del obispo de Ávila hasta que finalmente llegaron los frailes el 16 de agosto de 1687 desde Torrijos, donde se reunieron procedentes de Madrid, Alcalá de Henares, Valdemoro y Toledo. La ermita de la cueva también quedó en propiedad del monasterio.Su economía mejoró con muchas donaciones y compras de terrenos.

Con su iglesia hoy en ruinas y las dependencias conventuales no muy afortunadamente restauradas sirve hoy como campamento de verano del arzobispado.

Escudo real en la fachada del convento

Se fundó junto a una de las fuentes que dan origen al río Guadyerbas y está construido en sillería de granito y mampostería del mismo material aunque la iglesia presenta algunas zonas aparejo de ladrillo.

Hornacina y escudo de los carmelitas en el convento del Piélago

Las bóvedas del templo se hallan derrumbadas aunque quedan restos reconocibles de algunas capillas. Muchos elementos nobles de la arquitectura del convento han sido pasto del robo y la destrucción.

Interior del convento del Piélago

Los frailes se financiaban especialmente con los pozos de nieve, los molinos y las recuas de mulas que poseían y que alquilaban para hacer portes.

Parte trasera de las dependencias restauradas del monasterio

La legislación de los franceses durante su invasión las sucesivas desamortizaciones y regulaciones contra los monasterios en el siglo XIX llevaron a que en 1835 solamente quedaran 5 monjes y el cenobio fue disuelto pasando a manos particulares hasta que los dueños lo donaron al arzobispado en 1956.

Los que también queráis saber algo más sobre la cueva de los Santos Mártires que dio origen al convento podéis ver el enlace adjunto publicado también en este blog

https://lamejortierradecastilla.com/la-cueva-de-los-santos-martires/

ANTIGUO CONVENTO DE LAS AGUSTINAS Y LO QUE QUEDA DE ÉL

ANTIGUO CONVENTO DE LAS AGUSTINAS DE SAN ILDEFONSO Y LO QUE QUEDA DE ÉL

San Alonso de Orozco fundador del convento representado en azulejería talaverana hoy en el actual colegio de las agustinas

En 1562, el oropesano Fray Alonso de Orozco, confesor de Felipe II, fundó con su hermana y otras mujeres de su familia un convento que el año 1573 vio finalizada su iglesia.

Al año siguiente, bajo la advocación de San Ildefonso, es bendecido el templo por el talaverano Juan Suárez de Carvajal, Obispo de Lugo. Más adelante la comunidad presta obediencia a la orden de San Agustín acudiendo varias monjas y una priora desde Madrigal.

Escudo de alguno de los protectores sobre la entrada de la iglesia del antiguo convento de San Ildefonso de las agustinas.

Protegieron a esta institución el inquisidor Pedro Girón y los marqueses de Sofraga pero ,al igual que los agustinos talaveranos, la falta de recursos hizo que a finales del siglo XVI se eximieran de obediencia a la orden, pasando a depender del arzobispado.

Parece que durante la invasión francesa no fue agredido este convento e incluso se le prestó protección.

Antigua sillería gótica del convento de las agustinas, hoy en el colegio de las mismas

Parte de los ornamentos y decoración de la primitiva iglesia se pueden ahora contemplar en el nuevo templo del colegio de las Madres Agustinas donde es de destacar la magnífica sillería del siglo XVI que perteneció al coro de La Colegial, una imagen de San Agustín del XVII y alguna otra de interés.

Imagen de San Agustín del siglo XVII en el convento

También hay algunos elementos de cerámica que se encontraban en el antiguo convento y ahora están en las dependencias del nuevo colegio, como un panel de azulejos que representa al beato fundador Alonso de Orozco, otro muy peculiar y hermoso de San Agustín y algunos zócalos decorativos.

Una de las bellas imágenes que se conservan del antiguo convento de las agustinas

En su primitiva ubicación se puede observar todavía una de las entradas secundarias de acceso desde la Corredera protegida con una reja. En el interior del edificio se mantiene todavía la primitiva iglesia.

Entrada de la iglesia del convento de las agustinas

LA COLEGIAL, HISTORIA Y FOTOS ANTIGUAS

LA COLEGIAL, HISTORIA Y FOTOS ANTIGUAS

(Iglesia de Sta. María la Mayor)

HISTORIA

Dibujo sobre foto antigua de Enrique Reaño con la Plaza del Pan y la Colegial

Las únicas parroquias de cuya localización dentro del primer recinto murado tenemos certeza son las hoy desaparecidas de San Pedro y San Clemente, además de la parroquia de Santiago el Viejo y de esta iglesia de Santa María la Mayor que más tarde sería Colegial. Esta iglesia y el monasterio de Guadalupe son “ monumentos capitales de nuestra historia arquitectónica” según el eminente historiador del arte Leopoldo Torres Balbás, y como veremos, con no pocos elementos comunes.

Fachada de la Colegial en postal de Ruiz de Luna

Su denominación de «mayor» y su situación,  en lugar tan destacado como es la plaza mayor de la ciudad, nos hace pensar en que probablemente sustituyó a la antigua mezquita principal de la época de dominación musulmana. Ésta, a su vez, se habría asentado sobre un antiguo templo visigodo que sería heredero de alguno de los principales templos romanos de la ciudad. No olvidemos la forma rectangular de la plaza del Pan que, además, aglutinaba a los palacios y dependencias administrativas más importantes de Talavera, probablemente desde la ocupación romana, como demuestran los hallazgos arqueológicos de edificios significativos en todo su entorno. Sería pues esta plaza, la heredera directa del antiguo foro romano de Ébora o de Caesarobriga.

La colegial en un dibujo de lal siglo XVIII de la biblioteca regional

Si Talavera se correspondiera realmente con la población visigoda de Aquis, ésta habría estado incluida eclesiásticamente en la Lusitania y Esteban Emeritense a petición del rey Wamba habría erigido sede episcopal en nuestra ciudad en el año 680. El cronicón de San Millán escrito en el año 883 menciona también un obispado de los mozárabes de la Talabayra musulmana, aunque ya no aparece en un catálogo del año 962.

Postal de la Colegial de los años 50

Documentalmente aparecen referencias al templo en época tan inmediata a la reconquista como es el siglo XII, cuando figura esta iglesia en un escrito de donación de unas casas publicado en el Bullarium de la Orden de Santiago. En otro documento de 1204 se habla de las prerrogativas que por ser la iglesia más antigua tenía como punto de partida de las procesiones de la ciudad.

El historiador Francisco de Soto va más lejos cuando dice:

«La iglesia de Santa María, que hoy es insigne colegial de esta antiquísima villa, fue catedral desde que el Apóstol Santiago predicó en ella, dejando a uno de sus discípulos llamado Pedro como su primer obispo, le fueron sucediendo otros cuarenta y dos obispos hasta llegar el año de 1085 que fue en el que el rey D. Alonso el sexto ganó a los moros esta villa; y en esta ocasión perdió esta iglesia el ser catedral».

Según este mismo autor, el obispado de Talavera se dividió en tres partes, una para el de Ávila, otra para el de Salamanca y con la última se fundó el arcedianato de Talavera, que a su vez, se dividía en los arciprestazgos de Calera, con treinta y seis parroquias; el de Maqueda con dieciocho, el de Santa Olalla con veintiocho y el de Escalona con el mismo número de pilas. Además contaba con tres vicarías, la de Talavera propiamente dicha, la de El Puente del Arzobispo y la de la Puebla de Alcocer.

La Colegial en el dibujo de Vander Wingaerde del siglo XVI

En 1211, un año antes de la batalla de las Navas de Tolosa, estuvieron en Talavera con el objetivo de conseguir soldados y medios para la lucha contra los musulmanes, el rey Alfonso VIII y el arzobispo Jiménez de Rada que admitieron la petición de la villa para que el templo de Santa María se elevara a la categoría de colegial. Dice Soto que entre los motivos para conceder la bula estaba el reconocimiento por parte del arzobispo de que Talavera había tenido antes su propia catedral. Esta bula está firmada entre otros por Domingo Pascual que llevó la cruz del primado durante la batalla de Las Navas de Tolosa.

Fotografía del rosetón de la colegial en una foto de un reportaje de Blanco y Negro sobe Talavera de los años 60

Más tarde, arzobispos como el infante de Aragón D. Sancho que en 1273 dio a la Colegial la dehesa de Cabañuelas , o papas como Lucio III, Julio II, Alejandro III o Sixto IV, que le concedió el lugar de El Pedroso, beneficiaron con gracias e indulgencias a la Colegial. También se vio favorecida por reyes como Alfonso X, Alfonso XI, Juan I y Juan II que protegieron y dotaron de fincas, rentas y privilegios a este templo. El ayuntamiento por su parte rebajó el precio de la carne a sus canónigos en ocho maravedíes y les concedió los despojos de las reses que se mataran los sábados, entre otras prebendas.

Según Fray Andrés de Torrejón quedó así constituida la Colegial más antigua de España con la advocación de la Asunción de Nuestra Señora. Una colegial es, según el Diccionario de Autoridades, «una iglesia que tiene canónigos y no es catedral». El Cabildo o conjunto de clérigos de la colegial estaba formado por doce canónigos y cuatro dignidades o jerarquías: Deán, Sodeán, más tarde sustituido por un Arcipreste, un Chantre y un Tesorero.

Dibujo de Enrique Reaño de la parte traseras de la Colegial

Algunos de estos personajes debían tener conductas poco edificantes cuando en 1343 es comisionado por el arzobispo Gil de Albornoz nada menos que Juan Ruiz «Arcipreste de Hita» para que reprenda e intente modificar las costumbres sexuales de los canónigos talaveranos. A este hecho dedica una preciosa cántiga en su Libro del Buen Amor que reproduzco en la sección de curiosidades. Unas décadas más tarde el Arzobispo Tenorio vuelve a fracasar en el mismo cometido cuando, habiendo ofrecido numerosas propiedades a los canónigos, entre las que destacan molinos y tierras tan productivas como la granja de Pompajuela, para que tomaran vida reglada y conventual, estos se niegan y prefieren seguir manteniéndose fuera del claustro, lo que les permitía una mucho mayor libertad e independencia económica. Las dependencias monacales fueron después destinadas a los jerónimos, hoy San Prudencio. La madre del arzobispo, Juana Duque, era al parecer nacida en Talavera y quedó enterrada en la capilla mayor de la Colegial, pero al no haber dotado su enterramiento con alguna capellanía, los canónigos sacaron el cuerpo y lo llevaron a un nicho junto al coro.

Rótulo de Ruiz de Luna en la Colegial

La ampliación del templo tuvo numerosas vicisitudes y Torrejón nos relata, por ejemplo, cómo el Deán Martín de Hinestrosa  donó dos dehesas y cómo «algunos cavalleros y personas ricas hacían labrar a su costa alguna parte de la yglesia adonde ponían sus armas como las ay en las claves de la bóveda de la parte del evangelio y de la epístola para que quedase memoria de su devoçión».

Los poco estéticos «travesaños que están entre los pilares de la nave de enmedio» se pusieron en tiempo del arzobispo Jiménez de Cisneros por el peligro de derrumbe que provocaban algunos hundimientos y el desequilibrio originado por los grandes estribos exteriores. Se hicieron a costa del prelado y por eso llevan sus armas.

El edificio se acabó en tiempos del arzobispo Alonso Carrillo y fue él quien dio permiso para empeñar la plata del ajuar de la iglesia en 1467 y así poder terminar el coro. «Pero como esta yglesia se hiço a remiendos y no con tanta firmeza como requieren semejantes edifiçios siempre era necesario haçer algunos reparos en las partes más flacas». Hacia 1469 se construye el claustro, En 1475 el papa Sixto IV concedió al cabildo el lugar y dehesa del Pedroso pudiendo continuarse así las obras con los beneficios que reportaba, pero la precariedad en que se desenvolvía la construcción llevó a que en 1494 el Cardenal D. Pero Gonçalez de Mendoça concediera a la Colegial las dos sinagogas talaveranas abandonadas tras la expulsión de los judíos que ordenaron los Reyes Católicos. Con los beneficios de la venta de ambos edificios, uno de ellos junto a la iglesia de San Pedro y otro próximo al palacio de los Duque de Estrada, se pudo acometer la terminación de las bóvedas de la nave central y por esta circunstancia llevan las armas del Cardenal Mendoza. Además, el propio cardenal dejó a su muerte quinientos ducados como renta para gastos de fábrica de la Colegial.

El arzobispo Gutierre Álvarez de Toledo «murió estando en esta villa de Talavera a quien estava muy aficionado» y  fue voluntad suya ser enterrado en la Capilla mayor de esta iglesia para lo que dejó dicho a su hermano el conde de Alba de Tormes que a su muerte dotara de alguna renta a esa capilla pero, aunque los canónigos acudieron a negociar con él «como no cumpliera ninguna cosa y ubiesen pasado quarenta y dos años» en 1482 determinaron desocupar la capilla para dársela a otra persona que diese alguna renta para la iglesia y así, sacaron el ataúd con su ajuar de plata trasladándose después el cuerpo al monasterio jerónimo de San Leonardo en Alba de Tormes. Quedó por ello vacía la capilla mayor para que en 1485 el deán se la diera en propiedad al señor de Mejorada, Cervera y Cebolla, don Juan de Ayala, Aposentador Mayor del Rey que hizo decorar el retablo con una pintura de la virgen que tenía el rostro de su propia hija. Más tarde también se enterraron aquí algunos de sus descendientes.

En tiempos del cardenal Quiroga se suprimieron dos plazas de canónigos y se crearon ocho de racioneros. A comienzos del siglo XVIII se añadieron los cuerpos superiores de la torre en la época del cardenal Portocarrero y se labró la sacristía nueva con bóveda de cañón decorada de yeserías y costeada con la herencia del deán Baltasar Hidalgo de Cisneros. También a finales de este siglo, durante el pontificado del cardenal Lorenzana, se hicieron numerosas restauraciones como el pavimentado de mármoles. Los franceses saquearon el templo en la Guerra de la Independencia y en 1846 un incendio dañó gravemente muchos de los cuadros, vidrieras y enseres destruyendo además los dos órganos y la sillería de nogal del coro. En el año 1851 la iglesia de Santa María pierde con motivo del Concordato su condición de colegial volviendo a convertirse en la iglesia Mayor de Talavera.

LA ESTACIÓN DE TREN DE TALAVERA: FOTOS ANTIGUAS Y CERÁMICA

LA ESTACIÓN DE TREN DE TALAVERA

La estación del tren en una postal de los años 20 de Ruiz de luna

Ahora que intentan desmantelar los servicios ferroviarios de Talavera con trenes casi decimonónicos vamos a recordar la estación que cuando se construyó supuso un gran cambio en la ciudad, tanto por los nuevos servicios que ello suponía como por los cambios urbanísticos que supuso en Talavera  y las ampliaciones del casco por paseo del Muelle y el paseo de la Estación.

Todavía quedan algunas instalaciones para abastecer de agua a los antiguos trenes de vapor o alguna vieja grúa.

Fue en 1876 cuando llegó el tren a Talavera, aunque hubo intentos por llevarlo a través de Castilla la Vieja y descender por Baños de Montemayor hacia Plasencia y Cáceres. Exactamente lo mismo que ahora se plantea el ministerio para dejar a Talavera sin AVE. En aquella ocasión rectificaron su intención y esperemos que en este caso lo hagan también.

Desde 1860 hubo ya presiones de las fuerzas vivas talaveranas para que llegara a la ciudad Los ayuntamientos debían pagar una parte por adelantado y eso también retrasó algo el proyecto.

Fachada de la estación del tren en su estado actual

Sin embargo hubo resistencia por parte de comerciantes y hosteleros que consideraban perjudicados sus derechos por detenerse así menos  viajeros y mercancías en Talavera, aunque la actividad agropecuaria y la escasa industria se verían beneficiados por el ferrocarril.

La estación desde el puente de la Vía en una vieja fotografía

Hubo otros intentos de traer el ferrocarril a Talavera: una primera línea directa desde Madrid, otra de tranvía desde Toledo, un tren que nos comunicara con Gredos a través de Oropesa, otro que llegara a Talavera  conectando con el que llegaba de Madrid a Almorox, otro desde Los Navalmorales y uno más desde Alcázar para comunicarnos con La Mancha, pero ninguno llegó a cuajar, aunque de lo que queda de algunos de esos proyectos hablaremos otro día, como también se frustró el tren Talavera- Villanueva de la Serena, hoy vía Verde de la Jara.

Otra postal con la estructura original de la estación

LA CERÁMICA DE LA ESTACIÓN

Sobre la vieja construcción de la estación se instalaron en los años 70 del pasado siglo unos paneles de cerámica de motivos renacentistas que dieran realce al edificio.

Rótulo con el taller autor de la cerámica

Se trata de cerámica de Artesanía Talaverana, cuando todavía esta empresa de Mauri y Corrochano se encontraba en la calle capitán Luque como se puede ver en la inscripción que reproducimos.

Uno de los motivos renacentistas que se repiten en la decoración de la estación
Otro de los paneles decorativos de la estación

Otro de los motivos cerámicos es un escudo de Talavera que se sitúa en el vértice de la achada sur de la estación.

Escudo de Talavera en la estación de ferrocarril.

EXCURSIÓN AL PIÉLAGO

CONOCER EL PIÉLAGO

El río Guadyerbas nace en El Piélago en un paraje lleno de magia y elementos históricos y arqueológicos enmarcados por una hermosa naturaleza. En esta excursión vamos a intentar conocerlo

Robledales y castañares de El Piélago
Robledales y castañares de El Piélago

unpaseoporpiélagoPodemos acceder al Piélago desde el Real de San Vicente o desde Navamorcuende, con una distancia desde Talavera de algo más de treinta kilómetros. En el primer caso subiremos entre castañares y en el segundo atravesaremos un hermoso rebollar. También se puede acceder por un bonito camino asfaltado con una hermosa vegetación y un paisaje impresionante desde Hinojosa de San Vicente.

El punto de partida del sendero se sitúa junto a un pinar, justo en el lugar donde la carretera deja de ascender e inicia el descenso en uno u otro sentido. Desde allí recorreremos unos trescientos metros en dirección Navamorcuende hasta un camino que parte desde una curva hacia el repetidor que se sitúa en la cumbre del Cerro Cruces. Cuando hemos avanzado unos cien metros observamos unos muros derruidos a la izquierda, nos acercaremos a ellos y observaremos que se trata de uno de los pozos de nieve donde los frailes del convento cercano acumulaban apisonada la nieve en capas que alternaban con paja. Luego la trasportaban en caballerías hasta Talavera en recipientes de corcho y durante la noche, para tener así menos pérdidas, constituyendo una de las mayores fuentes de ingresos para los frailes. Fue la única forma de refrigeración hasta finales del siglo pasado y de ahí su interés económico. Con ella se hacían también medicamentos pues se creía en su poder curativo, además de los primeros helados ya documentados desde el siglo XVII.

Pozo de nieve de El Piélago
Pozo de nieve de El Piélago

Seguimos por la ladera del Cerro Pelados y atravesamos un pinar contemplando a la izquierda la cuenca formada entre las elevaciones de Cruces, Pelados y San Vicente, que conocemos como El Piélago, lugar llamado así por tener hasta  las cien  fuentes que se contaban en el siglo XVIII. Llegamos junto a la base del cerro de Las Cruces y tomamos el camino que por su loma nos lleva entre robles y rebollos hasta los repetidores de televisión, desde donde podemos disfrutar de una vista incomparable sobre la Sierra de Gredos y sus pueblos, además de las localidades de la cara norte de la Sierra de San Vicente, como Almendral o La Iglesuela.

Una vez disfrutemos del paisaje, descendemos por el camino que bajaba paralelo a una antigua línea eléctrica hasta llegar a la carretera, que pasa entre un conjunto de tres molinos de agua de los que uno de ellos es casi monumental pues tiene todo el edificio y el cubo fabricados en buena sillería.

Seguimos la carretera y cruzamos el río Guadyerbas en su nacimiento, y si es época lluviosa podemos dar un breve paseo por sus orillas viendo cómo desciende con bonitas chorreras y pequeñas cascadas. Volvemos a la carretera y seguimos hasta llegar a la zona de esparcimiento y un campamento.

El Guadyerbas al salir de los robledales de El Piélago
El Guadyerbas al salir de los robledales de El Piélago

Allí podremos descansar, para a continuación seguir de nuevo por la carretera hasta el convento, construcción en ruinas del siglo XVII y XVIII que tiene su encanto típicamente romántico, con su hiedra y su aspecto sombrío. Poco antes del convento, parte de la carretera un camino hacia la derecha, hasta él retrocederemos, y tras recorrer unos trescientos metros veremos a la izquierda, entre los pinos, las ruinas del edificio de otro pozo de nieve.

Fachada del convento de el Piélago

Desde aquí mismo, o mejor desde el punto inicial de partida, ascenderemos por la linde de los pinos, hasta la cumbre del cerro de San Vicente y allí, junto al vértice geodésico, se encuentra la cueva de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, y sobre ella los restos de la ermita que erigió Francisco de Raudona, un hombre casado con una viuda del pueblo de San Román que andando por estos parajes creyó durante una experiencia mística ver en la cueva las marcas sobre la roca de las espaldas de los mártires patrones de Talavera, escondidos aquí cuando huían de las persecuciones del emperador Diocleciano. Sobre la pared de la izquierda se observa una pililla y una cruz labradas en la piedra.

Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente
Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente


A quinientos metros al sur de la cueva está el castillo. Parece que fue musulmán en su origen, y así lo confirman dos enormes cimitarras grabadas sobre la cara sur de la roca que lo sostiene, aunque una de ellas está parcialmente destruida por haberse fragmentado el batolito de granito. La parte más antigua es una torre que se encuentra a saliente y que es de estilo y época califal. La vista panorámica es desde aquí  impresionante: los valles del Alberche y el Tajo, Talavera al fondo a la derecha, al sur los Montes de Toledo y La Jara, más al oeste el Campo Arañuelo y las Sierras de Guadalupe, y debajo Hinojosa, El Real o Garciotún, casi como si fuéramos a caernos sobre ellos.

Castillo musulmán de la Sierra de San vicente
Castillo musulmán de la Sierra de San vicente

HISTORIA Y MAGIA: Pocos lugares tienen como éste una carga histórica y mágica tan acusada. Dice la tradición y la hipótesis histórica del historiador y arqueólogo alemán Schulten, que desde esta sierra atacaba el caudillo lusitano Viriato a las huestes romanas, y que sería el cerro de San Vicente el que los romanos conocieron como Monte de Venus, que tuvo para ellos unas connotaciones mágicas y religiosas. En él se encontraron sepulturas romanas y una dedicatoria a un dios celta prerromano llamado Togote. También los mártires Vicente sabina y Cristeta, los templarios, que algunos defienden que estuvieron por estos pagos, además de los ermitaños, hacen del Cerro de San Vicente un lugar ideal para los amantes de lo esotérico.

Se puede comer en Navamorcuende y en el Real en varios restaurantes donde son de destacar las carnes a buenos precios.

Recorrido aproximado 10 kilómetros,  2 horas y media, aunque si lo deseamos podemos seguir el Guadyerbas en su descenso hasta el embalse y volver en otra hora larga.

CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

Fachada del convento de los carmelitas o «El Carmen»

EL CARMEN

 HISTORIA

 El monje talaverano Melchor de San Antonio llegó a la ciudad en el año de 1690 con el ánimo de fundar junto a otro compañero una comunidad de su orden de carmelitas descalzos. La empresa hubo de vencer la oposición de las otras comunidades religiosas ya asentadas y de los nobles que las protegían. Sin embargo, los frailes son tutelados por el cardenal Portocarrero y por la influyente familia Meneses, doña Luisa Luna Meneses y don Pedro de Meneses que les concedieron las casas en las que se instalaron por primera vez los frailes, consiguiendo al fin fijarse en Talavera. Seguir leyendo CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

LAS TORRES DE SALINAS: DE DONDE WELLINGTON HUYÓ A UÑA DE CABALLO

LAS TORRES DE SALINAS:  DE DONDE WELLINGTON HUYÓ A UÑA DE CABALLO

Palacio fortificado de las Torres de Salinas

Cuando previamente a la Batalla de Talavera en julio de 1809 los ejércitos napoleónicos se vieron sorprendidos porque tanto el ejército español como el inglés ya se encontraban cerca de Talavera impidiendo su avance,  se retiraron a través de la Puebla de Montalbán hacia Toledo, pero el general Cuesta que mandaba las tropas españolas creyó que iban en dirección a Madrid y emprendió su seguimiento y avance.

Torre mocha de Salinas en primer plano. Desde ella vigilaba el frente Wellington

Cuando se dio cuenta, ya era tarde y los franceses volvieron sobre sus pasos con dos cuerpos de ejército en dirección a Talavera, sorprendiendo desprevenidas a algunas tropas españolas que iban separadas del grueso de sus fuerzas. Como eran muy inferiores en número y el terreno de Alcabón muy llano, los españoles deciden retirarse protegidos por dos regimientos de dragones que se sacrifican para salvar al resto de las tropas.

Patio mudéjar de las Torres de Salinas

En la acción se ocasiona además un mayor número de bajas por la dificultad de paso que producen las espinosas cambroneras de las lindes, cayendo en la acción unos trescientos o cuatrocientos jinetes españoles. Cuesta consigue replegarse hasta el Alberche y lo cruza al amanecer del día siguiente, quedando por un tiempo las líneas establecidas en el río.

Pero también tuvieron una desagradable sorpresa las tropas inglesas cuando, sin haber finalizado todavía el paso del río de las fuerzas españolas, los franceses, ante la falta de vigilancia de las orillas del Alberche, lo vadearon con el agua al pecho y sorprendieron a los ingleses, que se vieron obligados a retirarse, es desbaratada la columna del general Mackenzie pero es afortunadamente protegida por la caballería inglesa de Anson. Se produjo esta situación en parte porque los ingleses habían quemado las chozas de los franceses del otro lado del río y el humo dificultó verles pasar el río que iba crecido.

Incluso el mismo Wellington tiene que huir “a uña de caballo” de la Casa de Salinas, entonces en ruinas con las balas silbándole al oído, dejando incluso el catalejo que le servía para observar al enemigo.

Patio empedrado de las Torres de Salinas

El dueño de la casa de salinas nos dejó amablemente visitarla hace unos años con la televisión regional. siglos y se puede divisar desde la autovía en dirección Badajoz cuando se cruza el Alberche sobre un alto y rodeada de algunos árboles.

El lugar está habitado desde hace siglos pues se han encontrado cerámicas romanas, ruedas de molino etc..Hay una piedra mojón con una inscripción de 1594 que habla de su amojonamiento por don Francisco Carvajal y Meneses, de nobles apellidos talaveranos. En el interior hay un azulejo de otra reparación del propietario en 1850, el conde de Bornos y Villariezo.

Mojón de la dehesa con escudo de los Carvajal Meneses

El claustro mudéjar es de gran belleza y el solado de patio está muy conservado con su pozo y pila. Cuatro torres en las esquinas defienden la casa palacio y en una de ellas sin cubierta llamada torre Mocha es desde donde observaba Wellington al enemigo a la otra orilla del Alberche. Conserva también la capilla y otras dependencias siendo uno de los monumentos talaveranos más desconocidos pero de gran valor.

Panel de azulejos que elata episodios históricos del palacio

EL CASTILLO DE OROPESA, Castillos de la comarca (3)

EL CASTILLO DE OROPESA

Castillos de la comarca  3

Conjunto de castillo y palacio de Oropesa

Vamos a tratar solamente del castillo de Oropesa y dejaremos para otra ocasión la muralla y el palacio de los Álvarez de toledo, actual Parador Nacional.

Conocemos la existencia en época romana de un “castillo comediano” que tal vez se asentara sobre un castro céltico anterior aprovechando las estratégicas elevaciones de la pequeña sierra de la Ventosilla, que domina desde la altura todas las llanuras del Campo Arañuelo hasta Gredos y que protege el paso de la importante calzada y cañada que desde Toledo iba a Mérida pasando por Talavera y Oropesa.

Escudo de Oropesa labrado sobre una de las puertas e la muralla

A la época musulmana puede que pertenezcan algunos muros terrizos de la zona nororiental de la fortaleza que tradicionalmente se ha conocido como el “Castillo Viejo”o “Patio Musulmán”.

Alfonso X manda restaurar y ampliar el castillo y que se pueble su entorno. Desde la creación del señorío de Oropesa, por merced de Enrique II a García Álvarez de Toledo, hasta su transformación en condado en 1477, parece que se sitúa en el tiempo la construcción del “Castillo Nuevo”.

Torres del muro sur de circunvalación del castillo

La leyenda medieval del escudo y el castillo con más arraigo popular y que recientemente se ha recreado en jornadas medievales es la que justifica el nombre por el rescate entregado a los moros para obtener la libertad de una doncella. El precio era el peso en oro de la dama de donde habría derivado el nombre de Oro-pesa, y de ahí que el escudo heráldico de la población sea una dama sobre un castillo sosteniendo una balanza en una mano y la cruz en la otra. El tributo de este tipo a reyes moros aparece realmente en las crónicas y en la literatura épica medievales.

Torre del homenaje del castillo de Oropesa

Lo primero que llama la atención es la torre del homenaje, una esbelta construcción que se sitúa en el centro del lienzo de muralla occidental junto al patio del palacio, actual parador de turismo. La torre está rematada por cuatro garitones en los que se pueden ver encastrados los escudos de los Álvarez de Toledo y los Zúñiga, y un parapeto volado sobre canecillos y defendido por cañoneras y saeteras cruciformes.

Actualmente se accede al castillo por la planta baja de esta torre y se puede ascender por sus tres plantas hasta el ático a través de una escalera de madera. La vista panorámica es impresionante. En la planta primera se conserva el solado antiguo y una puerta cegada que daba paso a construcciones hoy desaparecidas. Desde la planta segunda se accede al adarve de la muralla. La planta tercera conserva dos miradores palaciegos y una chimenea.

Torre y muro sur del castillo

La entrada dispuesta en codo para su mejor defensa y los variados aparejos utilizados hacen pensar a investigadores como Ramón Villa en diferentes fases constructivas y en que este primer nivel de la torre pudiera ser incluso de época musulmana.

Una segunda torre se sitúa en el ángulo noroccidental, también tiene en su interior un mirador y se accede a su plataforma desde el adarve. A continuación un lienzo de muralla une las torres segunda y tercera conservando algunos tramos de tapial por lo que, como he señalado, se ha especulado con su origen árabe.

Torre central del muro oriental

De la tercera torre que se encuentra a mitad del lienzo norte de la muralla apenas se conservan los cimientos de su planta circular. La cuarta torre se sitúa en la esquina nororiental y también es circular, aunque mejor conservada y de mayores proporciones. La quinta torre es maciza y de planta semicircular y la sexta es cuadrada y con dos garitones protegiendo dos portillos que la flanquean. Es de las más recientemente construidas y podemos observar en su sillería numerosas marcas de los canteros que la ejecutaron.

Torre maciza cuadrada de la esquina suroriental

En el ángulo sudeste del castillo se encuentra la séptima torre, que es de planta cuadrada y de estructura muy maciza aunque bastante arruinada en su parte superior. Esta dotada de mirador y de una escalera de caracol que daba acceso a la plataforma. Por fin, la torre octava se encuentra en el ángulo suroccidental y es circular en su base y semicircular en su planta alta. En el lienzo occidental se abrió en el siglo XVIII un acceso para el patio de armas.

Puerta sur del muro de circunvalación del castillo

En el interior del castillo debemos destacar una escalinata más ornamental que defensiva en el lado occidental, un aljibe situado en el llamado patio musulmán y las caballerizas adosadas al lienzo oriental de muralla que actualmente se utilizan como sala de exposiciones. En la excavación arqueológica de las mismas se descubrieron restos de un edificio anterior y unos moldes para la fundición de campanas que hoy se pueden contemplar a través del solado de vidrio.

Saetera de una de las torres orientales del castillo de Oropesa

CASTILLOS DE LA COMARCA (2) VILLALBA EN CEBOLLA

CASTILLOS DE LA COMARCA (2) VILLALBA EN CEBOLLA

Castillo de Villalba desde la zona de Sanchón.

En termino de Cebolla pero frente al casco urbano de Malpica, en la otra orilla del río Tajo se encuentra sobre una loma el castillo de Villalba. En el lugar parece haberse situado una mansio romana junto a una calzada, también parece haberse ocupado el lugar durante época musulmana pero la mayor parte de su estructura pertenece a los siglos XI y XII. Para algunos este sería el castillo de «Bolobras», que aparece en un documento de Alfonso VII.

Castillo de Villalba rodeado de olivares y al fondo la vega del Tajo

Tiene esta fortaleza el halo mágico de haber estado, según algunos, habitada por los templarios de la encomienda de Montalbán, que defendían desde ella el estratégico paso del ganado y mercancías por el valle del Tajo.

Castillo de Villalba donde se observa la única torre de la que quedan restos por encima del muro

Parece que se asienta sobre algún muro de antiguas dependencias romanas, probablemente de alguna villa situada junto a la calzada que por aquí discurría uniendo Toletum y Emérita Augusta pasando por Caesarobriga (Talavera). Se dice que tanto la imagen de la Virgen de la Salud, como el Cristo de la Salud de Cebolla y la pila bautismal proceden del castillo y de su antiguo despoblado. La fortaleza está levantada en ladrillo y muros de mampostería de canto rodado con argamasa.

Puerta principal del castillo de Cebolla

En este castillo se refugió el rey Juan II con su valido Álvaro de Luna cuando ambos huían de Talavera por tener secuestrado al monarca su primo don Enrique, el infante de Aragón. La poca seguridad de la fortaleza les hizo cruzar el río con riesgo de sus vidas para huir con unos caballos que tomaron a los hombres del señor de Valdepusa hasta el castillo de Montalbán, mucho más seguro.

Interior del castillo de Villalba

En el siglo XIII es señor de Cebolla don García Álvarez de Toledo, su hijo Fernando deja la mitad del señorío y el castillo y despoblado de Villalba a su esposa en 1398, y en el siglo XV adquiere el castillo de Villalba don Juan Álvarez de Toledo, del que pasa a  Diego López de Ayala.

Torre del castillo de Villaba que se sitúan en el centro de los muros

Se encuentra muy arruinado , los huecos han sido despojados de sus ornamentos  En la fachada principal se encuentra la puerta de acceso, con arcos de medio punto, que está protegida por sendas torres cuadradas situadas a ambos lados de la misma.

Otro de los huecos de acceso desde el interior

Tiene planta casi rectangular. Quedan escasos restos de una estructura exterior o barbacana. Cuenta con varias torres rectangulares en cada una de sus cuatro esquinas aunque bastante deterioradas. También tiene otras torres rectangulares en el centro  de sus lados.

Puerta del castillo protegido por las torres

En este castillo se rodaron escenas de la película de Mario Camus «Con Viento solano», rodada también en Talavera y Montearagón. En esa escena se produce un tiroteo entre el protagonista Antonio Gades y la guardia Civil. La película pueden verla en Youtube

Cartel de la película «Con el Viento Solano, donde aparece Antonio Gades corriendo por los olivares cercanos al castillo

CASTILLO DE SAN VICENTE, Castillos de la Comarca 1

CASTILLO DE SAN VICENTE

Castillos de la comarca  1

Castillo de Cerro de San Vicente

Esá situado en la cumbre del Cerro de San Vicente, en una de las dos elevaciones que la forma. En la otra, más al norte, se encuentra el vértice geodésico y la antigua ermita de la cueva de los Santos Mártires. Este es el que Schulten consideraba el Monte de Venus en el que se refugiaba Viriato tras sus correrías contra los romanos.

La vista panorámica es desde aquí  impresionante: los valles del Alberche  y el embalse de Cazalegas y el Tajo, Talavera al fondo a la derecha, al sur los Montes de Toledo y La Jara, más al oeste el Campo Arañuelo y las Sierras de Guadalupe, y debajo Hinojosa, El Real o Garciotún, casi como si fuéramos a caernos sobre ellos.

Torre califal del castillo de San Vicente, construcción probablemente anterior al propio castillo

Aunque hay referencias de restos romanos y prerromanos en el cerro, las primeras referencias que tenemos de él aparecen en las relaciones de Felipe II de Bayuela, en las que se dice que es de origen templario, no sabemos si por confusión con el hecho de que en esta sierra se encontraba una abadía de canónigos regulares procedentes de San Rufo en Avignon,  que incluso tenía silla en el cabildo de la catedral de Toledo y a quien pudo habérselo donado Alfonso VII Aunque es más que dudoso que los templarios estuvieran por aquí por cuestiones cronológicas, también el padre Mariana hace alusión a la orden templaria como primera pobladora del castillo, pero en todo caso sería posterior a la ocupación musulmana que al menos la torre oriental fueron quienes la construyeron, una torre emiral en torno a la que se construiría el castillo en época califal. El aparejo de los muros de la torre también sugeriría esa cronología.

Ventana en la torre occidental del castillo de la sierra de San Vicente

Aparte de los numerosos muros derruidos de y los restos de las torres se puede ver una estructura cuadrada en la vahuada anterior al castillo de la que solamente se ven sus gruesos muros que no sabemos si pertenece a esa época o a otra. También se puede ver dos enormes cimitarras grabadas sobre la cara sur de la roca que lo sostiene, aunque una de ellas está parcialmente destruida por haberse fragmentado el batolito de granito. 

El mango de una de las cimitarras, símbolo del Islam grabadas en la roca sobre la que se asienta el castillo.

HISTORIA Y MAGIA: Pocos lugares tienen como éste una carga histórica y mágica tan acusada. Dice la tradición y la hipótesis histórica del historiador y arqueólogo alemán Schulten, que desde esta sierra atacaba el caudillo lusitano Viriato a las huestes romanas, y que sería el cerro de San Vicente el que los romanos conocieron como Monte de Venus, que tuvo para ellos unas connotaciones mágicas y religiosas. En él se encontraron sepulturas romanas y una dedicatoria a un dios celta prerromano llamado Togote. También los mártires Vicente sabina y Cristeta, los templarios, que algunos defienden que estuvieron por estos pagos, además de los ermitaños, hacen del Cerro de San Vicente un lugar ideal para los amantes de lo esotérico.