LA JARA TOTAL

LA JARA TOTAL

Arquitectura popular en Campillo de la Jara
Arquitectura popular en Campillo de la Jara

La Jara es un enorme territorio delimitado por cuatro ríos entre el Tajo al norte y el Guadiana al sur, y entre el Pusa al este y el Ibor al oeste. Las tierras que diferentes monarcas van otorgando a Talavera de la Reina para que sean repobladas después de haber quedado casi desiertas por las guerras de reconquista constituirá la futura comarca de La Jara. Este es un concepto histórico al que debemos otro más importante, el geográfico y cultural, porque como muy bien dice nuestro ilustre paisano Jiménez de Gregorio, “la geografía manda y la historia obedece”.

Esta comarca siempre ha tenido una mayor vinculación con los pueblos y culturas del occidente peninsular y así, las primeras culturas agrarias, las primeras oleadas de pueblos indoeuropeos hacen que nuestra tierra se enmarque en el conocido como megalitismo extremeño, como nos muestran los dólmenes de Azután y La Estrella. También vemos, por los hallazgos arqueológicos de estelas como la de Las Herencias o “Aldeanovita”, que en todo nuestro territorio se encuentra las más septentrionales muestras de las influencias “orientalizantes” y tartéssicas, propias de esa zona cultural del occidente penínsular con la que siempre veremos relacionarse a nuestro territorio.

Navatrasierra, uno de los pueblos de la Jara que fue incluido en Extremadura con la división provincial
Navatrasierra, uno de los pueblos de la Jara que fue incluido en Extremadura con la división provincial

También es cierto que las esculturas zoomorfas, los verracos de piedra de las tribus vettonas que salpican la geografía jareña nos demuestran la pertenencia de la zona a la España céltica. Es el peublo vettón especialmente ganadero, como lo es la cultura de nuestra comarca, surcada por infinidad de cañadas y cordeles por donde discurrían desde tiempo inmemorial millones de ovejas de la cabaña trashumante. Esta cultura, al igual que las anteriormente referidas, también nos une con el resto de la comarca natural de Talavera, con la parte oriental de Cáceres, Ávila y Salamanca, nuevamente con una clara vinculación a la facies cultural atlántica de nuestra península, al contrario que la vecina comarca de los Montes de Toledo, situada más bien en un contexto ibérico.

Los romanos, que como sabemos tenían un concepto muy práctico y realista de la organización del territorio, incluyen nuestra comarca en la provincia lusitana, situándose la frontera con la España Citerior precisamente en el límite oriental de nuestra comarca.

La Edad Media también configuró claramente una distribución geográfica en la que la korá árabe de Talavera incluía todo el territorio de La Jara defendido del avance cristiano por las fortalezas de Canturias, Vascos, Castros, Espejel y Alija, esa fuerte frontera del Tajo que yo denomino línea “maginot” jareña,

Toda la zona —aunque en la parte más occidental es reconquistada para los cristianos desde la ciudad de Ávila—, queda finalmente en el alfoz talaverano por las concesiones reales, aunque incluida en el reino y arzobispado de Toledo, quedando así fuera del obispado emeritense al que parece haber seguido perteneciendo en los primeros tiempos del reino visigodo con el obispado sufragáneo de Aquis.

Chozo en Aldeanueva de Barbarroya
Chozo en Aldeanueva de Barbarroya

En el siglo XIV comienzan las “mordidas” de diferentes casas señoriales a nuestra extensa comarca. Primero la zona más oriental de La Jara pasa a constituir el señorío de Valdepusa que aunque históricamente queda así separado de La Jara, sigue por su paisaje, cultura y condicionantes geográficos muy unido a las tierras jareñas. Alfonso XI segrega un pequeño territorio de la dehesa de Ivan Román para la fundación del monasterio de Guadalupe, aunque Alía, Castañar de Ibor, La Avellaneda y Navalvillar de Ibor siguen en el alfoz talaverano. Ya en el siglo XVI comienza la compra de privilegios de villazgo a Felipe II, necesitado de fondos para la financiación de sus iniciativas bélicas, y es Espinoso del Rey el primer municipio que se segregará de la villa madre, Talavera, que poco a poco irá perdiendo los territorios bajo su directa administración, aunque todas las poblaciones seguirán manteniendo con la ciudad del Tajo su vinculación económica, social y cultural, una vinculación de la que es símbolo más claro la fiesta de las Mondas, en la que el alcalde talaverano cambia su bastón de mando con los de los pueblos hermanos.

Pero en 1833 con la división provincial de Javier de Burgos se produce una distribución del territorio nefasta para nuestra tierra, pues parte de ella se incluye en la provincia de Cáceres (Valdelacasa, Carrascalejo, Villar del Pedroso, Garvín, Peraleda, Navatrasierra)

Como sucede igualmente con esa otra parte de La Jara que hoy llaman Las Villuercas, con Guadalupe, cuya devoción mariana se halla fuertemente arraigada en los jareños, así como Alía, Castañar de Ibor, Navalvillar y la Avellaneda.

Estela de la Edad del Bronce de Las Herencias
Estela de la Edad del Bronce de Las Herencias

Otra parte de nuestra comarca es incluida en la provincia de Ciudad Real y así el muy jareño rincón de Anchuras queda de manera absurda separado administrativamente de La Jara, aunque la geografía manda y hasta para la atención sanitaria siga dependiendo de Talavera. Por último Valdecaballeros, que en su escudo lleva el de Talavera como símbolo de esa pertenencia a La Jara, y Castilblanco, pueblos que, junto a gran parte de la llamada Siberia Extremeña siguen teniendo una fuerte vinculación económica con la comarca.

La Jara no es por tanto ni toledana, ni cacereña, ni pacense, La Jara es una sola comarca y como tal debe considerarse, debiendo tender las asociaciones que estudian y defienden su patrimonio cultural y humano a considerar este hecho histórico y geográfico, aunque por evidentes razones, el estado autonómico tienda a segregar estos territorios e incluso intenten que se olviden las raíces de esos pueblos. Y no digamos nada de la nueva geografía del absurdo que los políticos hacen y deshacen a su antojo con la búsqueda de las subvenciones de los fondos europeos, incluyendo, por ejemplo, Azután y Navalmoralejo en la comarca de La Campana de Oropesa, Navalucillos en Cabañeros o San Bartolomé de las Abiertas en los Montes de Toledo.