Archivo de la categoría: Rutas y Senderos

SEGUIMOS POR EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE Y LLEGAMOS A GARVÍN

Espadaña de la iglesia de Garvín

Desde Valdelacasa podemos ir a Garvín por la carretera o dirigirnos directamente a Peraleda de San Román por un camino que va en esa dirección y que discurre entre la carretera y el cementerio, que por cierto tiene numerosas placas de cerámica de Puente y Talavera con las curiosas dedicatorias de lírica popular funeraria frecuentes en los pueblos de la comarca.

Casa porticada en Garvín

GARVÍN

Aunque actualmente Garvín sea el más pequeño de los pueblos de la Jara occidental se da la paradoja de que es el más antiguo y que su iglesia fue cabecera de las parroquias de la zona, incluidas las de lugares como Castañar y Navalvillar de Ibor, de ahí lo monumental de su fábrica en sillería y su mayor antigüedad, pues su decoración de perlas y sus bóvedas de crucería nos indican que fue erigida en el siglo XV.

Ya hemos visto los numerosos yacimientos arqueológicos de Valdelacasa y conoceremos más tarde los de Peraleda y, aunque no se han hallado muchos vestigios en el propio Garvín, tenemos por ellos la certeza de la presencia humana en la zona desde el calcolítico, con los vetones, árabes y cristianos entre los pueblos que dejaron en el entorno muestras de su paso por aquí. Solamente se conoce alguna referencia de antiguos viajeros a ciertas ruinas romanas hoy desaparecidas.

Olivo en el muro de la iglesia de Garvín

Este lugar fue también desde la repoblación cristiana tierra de Talavera, incluida en el ámbito de las diecisiete heredades del Pedroso que Fernando III el Santo otorgó a la villa cabeza del alfoz. Figura en la lista de los cincuenta y cuatro lugares que Talavera hubo de comprar a Felipe II para evitar que consiguieran su independencia con la concesión por el monarca del correspondiente privilegio de villazgo, previo pago de los derechos que irían a aliviar las exhaustas arcas reales. Las Relaciones de Felipe II nos informan de la vinculación a este pueblo de un noble talaverano que poseía un torreón medieval que, probablemente, habría sido desde época musulmana una de las muchas atalayas o torres de defensa y vigía que salpicaban La Jara. El concejo talaverano y por tanto los arzobispos toledanos conservaron su dominio sobre Garvín y el resto de La Jara hasta la abolición de los señoríos con la constitución de 1812.

Arquitectura popular en Garvín

Como todos los pueblos que vamos conociendo, Garvín tuvo que convivir después de la Guerra Civil con la guerrilla antifranquista y con la represión de la misma, ocurriendo desdichados episodios como el sucedido en una de las casas del pueblo cuando varios hermanos de la resistencia fueron sorprendidos en su domicilio de Garvín por la Guardia Civil y algunos falangistas ofreciéndoles resistencia. En la refriega murieron dos guerrilleros, otros dos lograron huir por los tejados pero uno de ellos también fue localizado más tarde a dos kilómetros del pueblo muriendo en el encuentro. El único superviviente continuó luchando en la sierra.

En el pueblo no debemos dejar de visitar su iglesia, ya que es de las pocas que conserva el patrimonio en su interior, manteniendo un buen retablo con buena imaginería y pintura. Es un templo de construcción granítica, gótico tardío y cubierto con  bóvedas de crucería. Aunque el casco urbano es pequeño, se mantienen algunos edificios característicos de la arquitectura jareña que combina en sus muros, como sucede en el resto de La Jara occidental, los aparejos de pizarra y granito.

Cruz junto al cementerio de Garvín

En el cercano arroyo del Risquillo se conservan los restos de un antiguo molino de agua y en las inmediaciones del pueblo algunas de las cruces del antiguo calvario.

En Garvín se puede comer en alguno de los dos bares locales y en su gastronomía debemos recomendar el magnífico cordero y la caza.

Las fiestas tienen lugar el 12 de Junio en honor de la Virgen del Rosario en conmemoración de la extinción de una epidemia que asoló el pueblo, por lo que se denominaban antiguamente “Fiestas del Sarampión”.

HERNÁN DUQUE DE ESTRADA

Este personaje talaverano era dueño de la torre de Garvín. Fue maestresala de los Reyes Católicos y ayo del príncipe don Juan. Más tarde fue nombrado mayordomo de la reina Juana la Loca. Enviado como embajador a Francia, también le destinó Fernando el Católico a Inglaterra para negociar el que después sería desgraciado matrimonio de su hija Catalina con Enrique VIII. También fue comisionado a Tordesillas donde la reina Juana, perdido ya el juicio, se negaba a ingerir alimentos y a dormir, y parece que consiguió sosegarla en cierta medida, lo que su hijo el emperador Carlos V agradeció al noble desde Flandes. Esta familia se unió más tarde con la de los marqueses de Villatoya cuyo palacio se conserva aún en Talavera.

El mismo emperador Carlos V pasó por Garvín volviendo de Guadalupe el 19 de Abril de 1525, durmiendo en Valdelacasa para encaminarse después a Oropesa.

CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE (2) CONOCEMOS VALDELACASA

Arquitectura popular en Valdelacasa

En Valdelacasa todavía se conservan numerosos elementos de arquitectura popular jareña en pizarra, a veces enjalbegada, y granito. También cuenta con un hermoso calvario de cruces de piedra a la entrada del pueblo y varias cruces más en la salida de los caminos. También es de destacar el verraco que describimos en el anterior capítulo.

Calvario del viacrucis de granito de Valdelacasa

Es también muy interesante darse una vuelta por el entorno del pueblo y observar las numerosísimas zahurdas que se construyeron en su entorno, especialmente todo un barrio de ellas situadas al este del casco urbano. Se disponen incluso en calles donde construcciones cubiertas con falsa cúpula de lanchas y en mampostería, nos muestran toda una tipología de ellas, desde las más modestas con capacidad para un cerdo hasta otras con numerosas parideras para guardar a los lechones.

Una de las agrupaciones de zahurdas de Valdelacasa
Otro grupo de zahurdas de Valdelacasa

La iglesia está construida en granito y es de buena factura, sobre todo las bóvedas de crucería de su interior y la curiosa entrada porticada. Parece construcción de finales del siglo XV y comienzos del siglo dieciséis, aunque la torre es de construcción más moderna.

Iglesia parroquial de Valdelacasa

En Valdeacasa se celebran dos fiestas estivales. Por un lado Santiago y Santa Ana el veinticinco de Julio y por otro la conocida como “Fiesta del Remolino” el 27 y 28 de Agosto. Esta última se conmemoraba con mayor esplendor en tiempos pasados pues incluso tenía lugar esos días una feria de ganado. Hoy cuenta con gran concurrencia ya que acuden muchos de los hijos del pueblo que emigraron.

Peculiar azulejo que da nombre a una calle de Valdelacasa

En cuanto a la artesanía tenemos que destacar la presencia de un guarnicionero que realiza sus trabajos en cuero. Tal vez el plato más típico sea las migas, como ocurre en tantos pueblos jareños cuya gastronomía gira también en torno a la matanza y a la caza mayor de sus sierras y la caza menor de sus llanos. Podemos hospedarnos en una casa rural y seguro que encontramos algo de comida casera en sus bares.

INICIAMOS CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE POR VALDELACASA DE TAJO

Verraco vettón de Valdelacasa en el que se aprecian labradas algunas cazoletas

Otra opción para llegar Guadalupe es la que, recorriendo el Camino Viejo desde Talavera por Puente del Arzobispo, se desvía de éste al cruzar el río Pedroso y en lugar de seguir hasta el Puerto de Arrebatacapas por Villar, continúa hacia Valdelacasa, Garvín y Peraleda para enlazar después con el Camino de Los Ibores que más adelante conoceremos.

Desde Puente tenemos dos opciones, la primera es seguir la carretera hacia Villar y tomar la desviación a la derecha pasado el río Pedroso y la segunda consiste en recorrer el camino que va directamente desde Puente hasta Valdelacasa pasando por La Oliva, antiguo despoblado que conserva su iglesia, sus inscripciones romanas y sus dos verracos. Este último camino viene a desembocar también a la carretera, junto al río Pizarroso algo más de tres kilómetros antes de llegar a Valdelacasa.

Reja en una casa de Valdelacasa

Como todos los pueblos de la Jara Occidental también éste es rico en hallazgos arqueológicos. Hay ruinas de amurallamientos de viejos castros prerromanos en algunas de sus elevaciones, encontramos en su término restos de hasta tres dólmenes bastante deteriorados que son conocidos como el del Tesoro, Talayuelas I y Talayuelas II. En el paraje conocido como el Castillejo, además de los restos de una atalaya musulmana, se encuentran cerámicas del calcolítico y algunos grabados rupestres muy sencillos pertenecientes al Arte Esquemático. Un verraco, que demuestra la presencia vetona en el pueblo, se ha instalado a la entrada del caserío. Los romanos dejaron en el lugar dos inscripciones epigráficas, una de ellas en mármol sobre el enterramiento de varios personajes de la época a los que se aludía como gente de la tribu “taganana”, nombre relacionado probablemente con el paso del Tajo (Tagus) por la zona. Otros topónimos como Los Villares, el Castrejon o las Moralas nos hablan también de antiguas poblaciones.

Murallas del castillo de Espejael y el Tajo al fondo

Los árabes dejaron en su término una de las fortalezas que formaban con Canturias, Vascos, Castros o Alija esa línea defensiva fluvial que protegía a los musulmanes del avance de los cristianos. En este caso, se trata del castillo de Espejel cuyo nombre tiene resonancias mozárabes y en cuyo entorno también existía un poblado, más tarde habitado por los primeros repobladores cristianos, resultando por ello el antecedente directo del pueblo de Valdelacasa, en cuya localización actual, más fértil y menos abrupta, acabaron asentándose.

Una de las plazas de Valdelacasa

Esta antigua población medieval se sitúa concretamente entre la desembocadura del arroyo del Madroño y el Tajo. Apenas quedan en pie las murallas y restos de un foso defensivo en la cara este y las paredes caídas de antiguas viviendas del poblado repartidas por las empinadas laderas. Hoy las aguas tienen elevado su nivel por el reculaje del embalse de Valdecañas y esto hace que no se puedan visitar los cercanos molinos de Espejel, propiedad en otros tiempos de los jerónimos de Guadalupe y de los que sí podemos ver las antiguas dependencias donde habitaban frailes y molineros. Este castillo fue otorgado por Alfonso VIII a la orden de Santiago en el siglo XII para que lo defendiera y lo restaurara, aunque se entabló un pleito por la reclamación que hizo sobre la fortaleza un tal Juan Martínez al que se lo había donado Sancho IV, pero que al final transige pasando a los caballeros santiaguistas.

Abrevadero y fuente de granitoen Valdelacasa de Tajo

Fernando III el Santo concede a Talavera los territorios de las diecisiete heredades del Pedroso para que desde la villa sean repobladas. En su ámbito se encontraba nuestro pueblo y desde entonces perteneció Valdelacasa a la Tierra de Talavera y por tanto a los arzobispos toledanos hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX, centuria en que también se divide La Jara incluyendo en Extremadura esta parte del alfoz talaverano.

EXCURSIÓN DE LA PEÑA DE CADALSO A LA PEÑA DE CENICIENTOS

 

Nos encontramos numerosas gamonitas en nuestro recorrido

Desde la zona sureste del casco urbano de Cadalso parte un camino que nos llevará a en dirección a la Peña Muñana. Es un camino transitable en todo terreno hasta la base de la peña en su cara norte, pero es un paseo agradable entre pinares que podemos perfectamente hacer andando. Desde allí ascenderemos por una senda que nos llevará hasta la cumbre,  transitando entre las afloraciones graníticas aprovechadas desde antiguo como canteras y entre las que crecen los pinos, las gamonitas y las madreselvas. Desde la senda observamos hacia el noreste algunas de las grandes canteras modernas que explotan el blanco granito de Cadalso. Arriba vemos que hay tres pequeñas elevaciones donde hay restos de edificios, como también las hay en el llano del collado que da acceso a las ellas.

Canteras en Cadalso de los Vidrios vistas desde peña Muñana

Los historiadores han querido ver aquí una atalaya de observación de las muchas que jalonaban el valle del Tajo en época medieval. Aunque son tres las elevaciones de la cumbre en las que se encuentran restos de murallas y viviendas, es en la más alta, en la que aloja el vértice geodésico, en la que se hallan los restos de muros de mayor entidad cogidos con argamasa. En uno de ellos y orientado como solían  los musulmanes, hacia el sur se encuentra un hueco que bien podría haber sido un minrhab del que estaban dotadas todas las mezquitas. Puede que no solamente fuera por tanto una torre de observación, sino que tal vez se tratara de un ribat, esa especie de monasterio de monjes armados que al igual que las órdenes cristianas tenían los árabes en la línea fronteriza de confrontación.

Probable minrhab de la mezquita musulmana de la fortificación de peña Muñana

La vista panorámica sobre el valle del Alberche al sur y Gredos al norte es impresionante. Hasta aquí es tradición subir en romería  el Lunes de Pascua, para degustar el llamado “hornazo”, un bollo típico con un huevo en el centro que encontramos en las fiestas populares de otros pueblos.

Afloraciones graníticas en peña Muñana

Volveremos después otra vez al pueblo para tomar el camino de Los Huertos o del Lancha para llegar, cerca del collado de la carretera que nos lleva de Cadalso a Cenicientos, donde parte en dirección a poniente por la ladera de la peña de Cenicientos una pista que nos llevará entre magníficos pinares hasta las proximidades de la Peña, donde ya no pueden pasar los vehículos, pero  hay una senda que en unos minutos nos pondrá en la base de dicha peña podemos bajar por el lado norte hasta la presa de las Albercas, para volver por la carretera a Cadalso.

Puente romano en término de Cenicientos

También podemos hacer una ruta desde Cenicientos para conocer la Piedraescrita, un lugar de culto romano en el que  sobre una gran roca  se halla labrada una escena de una ofrenda que el celo de un párroco cristianizó grabando un rótulo en el que dice que los personajes son las «tres marías» y no una escena de culto pagana. Cerca se encuentra también un puente romano y varios molinos de agua.

Piedraescrita, un santuaio romano con una escena que representa una ofrenda de un matrimonio a una diosa. Abajo a la izquierda se percibe la inscripción «a las tres Marías» hecha por un párroco del pueblo.

Otros parajes de interés en Cenicientos son las pequeñas pozas de un arroyo en el paraje conocido como Las Ollas, a unos dos kilómetros del pueblo.

 Recorrido aproximado 17 kilómetros 5 horas

GUISANDO Y EL RÍO PELAYOS

GUISANDO Y EL RÍO PELAYOS.

ASCENDIENDO A LA MIRA Y LOS GALAYOS

Ruta de subida a los Galayos y la Mira desde Guisando
Ruta de subida a los Galayos y la Mira desde Guisando

Parece que fue en torno a unas majadas de cabras que se fue articulando el caserío que daría lugar a este pintoresco pueblo de Guisando. Fue siempre aldea de la Villa de Arenas hasta que adquirió su privilegio de villazgo por concesión de Carlos III en 1760, año que figura en la base del rollo jurisdiccional erigido en la nueva villa.

El pueblo es muy pintoresco tanto por sus paisajes como por su arquitectura popular que conserva muchos rincones para fotografiar, aunque como sucede en tantos lugares de la zona han ido disminuyendo ante el empuje urbanístico del turismo. Camilo José Cela habla también de Guisando en su precioso libro de viajes por Gredos “Judíos, Moros y CRistianos” en el que además de referir que por su tez y altura las mujeres de Guisando parecen godas y las de Candeleda moras, cuenta la anécdota de cómo le refirieron que en el pueblo había “protestones”, curiosa forma de denominar a un grupo de protestantes que históricamente hubo en la población y que llamaba la atención en tiempos pasados por lo difícil que resultaba mantenerse una comunidad así en la España del nacional catolicismo. Pío Baroja también pasa por aquí y en su novela “La Dama Errante” comenta “Llegaron a la vista de Guisando. Desde lejos, el pueblo era bonito, con sus tejados rojos y su aspecto de aldea suiza; pero dentro no tenía nada que celebrar: Las calles están llenas de barro y los cerdos andaban entre la gente”.

Rincón de Guisando
Rincón de Guisando

Como vemos, siempre aparece Guisando como pueblo pintoresco. Todavía quedan hermosos rincones con los elementos típicos de la arquitectura serrana de balcones y solanas con algún entramado y tal vez una mayor superficie de paredes blanqueadas que en otros pueblos de la comarca, lo que hacía decir a Cela que “Guisando es caserío blanco como paloma y sosegado igual que el agua de la fuente clara”, aunque anteriormente era mayor el número de fachadas de mampostería desnuda o revocada y pintada de añil.

La iglesia parroquial está bajo la advocación de la Purísima Concepción y es de construcción reciente, aunque no desentona con el entorno y guarda todavía algunas pinturas de mérito en su retablo del siglo XVIII. En la ermita que se halla a la entrada del pueblo podemos ver azulejería talaverana del siglo XVI.

Sus fiestas patronales son el 29 de septiembre en honor de San Miguel, aunque en invierno los carnavales son muy celebrados y nos permiten ver a las mujeres ataviadas con el traje típico. Además, el domingo de Resurrección se celebra el día del huevo en que se pintan huevos cocidos con tintes naturales para dárselos a los niños.

Las impresionantes risqueras de Los Galayos
Las impresionantes risqueras de Los Galayos

 LA EXCURSIÓN

Ascendiendo a La Mira por Los Galayos

 Partimos desde Guisando por la carretera que sube por el valle del río Pelayos, que en su naciente se conoce como vertiente de Los Galayos. Llegaremos junto a un puente que se halla cerca de un campamento juvenil. Por él podremos acceder, si vamos con tiempo o en alguna otra ocasión, al llamado “Pino Bartolo”, un árbol singular de grandes dimensiones que vale la pena visitar por ser un pino albar de 500 años de antigüedad que se encuentra rodeado de los “bartolitos”, otros pinos que forman un ameno conjunto. El camino es empinado pero vale la pena subir por lo solitario del lugar y por haber sido acondicionada e indicada la senda recientemente.

Pero volvamos a la ruta principal. A Los Galayos se accede por una senda que parte de El Nogal de El Barranco, lugar en el que se acaba la carretera y en el que se sitúa un monumento a la cabra montesa autóctona, la Capra Hispánica.

Horno de pan de la majada restaurada junto al Nogal del Barranco
Horno de pan de la majada restaurada junto al Nogal del Barranco

Poco después de pasar el refugio, un poco más arriba, unos indicadores nos llevarán a una majada de cabreros restaurada en la que podemos ver los edificios que tradicionalmente constituían estos conjuntos ganaderos. En primer lugar cuenta con el chozo en el que habitaba la familia, en el que observamos una piedra que sobresale del muro en el lugar donde se hacía el fuego, para evitar así que las chispas prendieran en el techo de piornos. Solamente alguna alacena completa la sencilla estructura de estas construcciones. También podremos ver la quesera, otra especie de chozo circular situado siempre en zonas umbrosas y por cuyo suelo de piedras discurría una corriente de agua que mantenía fresco el queso producido en estos puestos de cabreros. Se trata en realidad de una ingeniosa nevera que permitía a estos ganaderos conservar el queso para no tener que hacer continuos viajes para vender su producto a las zonas habitadas. También podemos ver un pintoresco horno de pan, cochineras y chivitiles para guardar los cerdos o los cabritos respectivamente, o el berengón, otra construcción cubierta de techo vegetal pero con planta rectangular donde se guardaban las cabras.

La subida hacia los Galayos es al principio relativamente suave, aunque tanto el piso de la senda, como la pendiente, nos lo van haciendo cada vez más difícil. Pero al llegar junto a Los Galayos no nos arrepentiremos del esfuerzo, pues el paraje granítico con sus elevadas agujas pétreas es sobrecogedor. Los aficionados a la escalada tienen grandes alicientes para la práctica de este deporte en aquellas verticales paredes de piedra y, tanto los montañeros como los excursionistas pueden alojarse en el refugio Víctory, donde podemos curiosear el el mundillo y el ambiente de los escaladores.

Seguimos subiendo por una senda donde nos tropezaremos con las monteses, para llegar al refugio en ruinas de Los Pelaos, y un poco más allá, por las praderas y piornales de las cumbres, accederemos a La Mira, gran elevación de 2343 metros de altura, el segundo pico más alto de Gredos después del Almanzor y de los picachos que forman el circo de la Laguna Grande. En su cumbre se levanta todavía una pequeña atalaya construida a piedra seca desde la que disfrutaremos magníficas vistas panorámicas sobre ambas vertientes de Gredos. La torreta se levantó para hacer señales telegráficas luminosas con espejos cuando no había otros medios de comunicación.Las praderas y arroyuelos de estas alturas con sus impresionantes vistas panorámicas harán que nuestro esfuerzo sea rentable.

Recorrido aproximado 15 kilómetros ida y vuelta, 7 horas y media.

Hay también en la zona este del término de Guisando un pino resinero de unos doscientos años llamado el pino de La Víbora, y cerca del pueblo, una antigua casa forestal se ha habilitado como Casa del Parque, un aula de interpretación de la Sierra de Gredos que se puede visitar todos los días menos los martes. Si seguimos descendiendo por el río Pelayos por debajo del caserío encontraremos una senda por su orilla oeste que nos llevará hasta la carretera de Arenas a Poyales, donde hay un merendero. Antes habremos pasado por la Charca Verde, un lugar de baño con encanto natural.

Otro paraje dentro del ámbito de Guisando es el paraje de La Lancha, en el naciente de Riocuevas, un paraje del que ya hemos hablado en otra ruta, que es curioso por las chorreras que en época de lluvias se precipitan por una gran lancha de granito. Muy cerca se halla también el puesto de cabreros de La Lancha, con un horno y dos típicos chozos de pastor. Se accede por una pista que sale del extremo norte del casco urbano de Guisando, junto al hostal.

VALDECABALLEROS,EL PUEBLO MÁS LEJANO DE LAS ANTIGUAS TIERRAS DE TALAVERA

VALDECABALLEROS
Escudo de Valdecaballeros que muestra en el lado izquierdo el de la ciudad de Talavera por haber pertenecido a sus Antiguas Tierras
Valdecaballeros es un pueblo con una historia parecida a la de Castilblanco, ya que también perteneció al extenso alfoz talaverano y fue objeto de la apropiación por el señor de Puebla de Alcocer aunque fue restituido por sentencia. En su escudo municipal está representada Talavera precisamente por este origen.

El nombre de Valdecaballeros nos trae reminiscencias de caballeros medievales poblando estos valles y era todavía tradición en el siglo XVIII que se llamaba así porque “fundaron este pueblo unos caballeros que venían fugitivos de Portugal, los que vivieron en una casa grande y de varias portadas que hoy permanece dividida en tres y bastante abandonada”. Aunque algunos más imaginativos quieren ver una etimología curiosa pues hacen derivar el nombre de que al bañarse los forasteros en los baños de Valdefernando, dentro de su término, se les invitaba gratuitamente a la balneoterapia local diciendo: “Disfruten caballeros, que es de balde.

Iglesia de Valdecaballeros

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CASTILBLANCO, UN PUEBLO DE LA JARA TALAVERANA, HOY DÍA EN BADAJOZ

CASTILBLANCO

Ermita de San Matías en Castilblanco

Se sitúa el caserío sobre una colina amesetada que en la zona de la iglesia se conoce como “el castillo” porque, según parece, en tiempos pasados quedaban restos de amurallamiento.

“Este pueblo es villa desde el año de 1554, habiendo sido antes aldea de la villa de Talavera. Al presente es de Señorío del Marqués de Cortes, vecino de la ciudad de Écija, cuyos causantes la compraron a su Majestad, quien en virtud de bula pontificia la desmembró de la Mitra Arzobispal de Toledo en el año de 1584…Tiene una iglesia con la advocación de San Cristóbal Mártir, la que está aneja a la parroquial de la villa de Alía, distante de aquí cuatro leguas. Seguir leyendo CASTILBLANCO, UN PUEBLO DE LA JARA TALAVERANA, HOY DÍA EN BADAJOZ

HACIA LA CUEVA DE MORALEDA EN SANTA ANA DE PUSA

 

Puente de Malpasillo sobre el río Pusa

Santa Ana de Pusa es el pueblo más pequeño del señorío de Valdepusa, compuesto por Malpica, antigua capital del estado nobiliario, San Martín de Pusa y Navalmoral de Pusa, uno de los pueblos que en su origen formaron, junto a Navalmoral de Toledo, lo que hoy es la localidad de Los Navalmorales. Seguir leyendo HACIA LA CUEVA DE MORALEDA EN SANTA ANA DE PUSA

APROVECHAR EL CAMINO DE GUADALUPE

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Artículo de «La Voz de Talavera» del 22-10-2017

Humilladero de Guadalupe, donde se postraban los peregrinos al dar vista al monasterio de Guadalupe

Todas las cosas tienen su pequeña historia y la revitalización y promoción de los caminos de Guadalupe comienza cuando estudiando el que esto escribe los pueblos de La Jara encontré las referencias de viajeros reales, nobles, prelados, escritores y peregrinos que desde el siglo XIV y pasando por nuestra ciudad acudían a postrarse ante la Virgen que un día cuenta la leyenda que se apareció en tierras de Talavera, junto al río Guadalupejo.

Puente medieval en el camino Real de Gauadalupe

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“PALLOZAS” EN EL ALBERCHE

“PALLOZAS” EN EL ALBERCHE

Desde Hoyocasero podemos seguir nuestro recorrido por el valle del Alberche acercándonos por una pista asfaltada hasta el pueblecito de Navaquesera, con su caserío que se asoma desde el balcón de sus 1509 metros. Es una localidad pintoresca rodeada de huertos y calles que se alegran con flores cultivadas. Su pequeña iglesia granítica está rematada con espadaña y desde allí podemos bajar hasta la carretera que nos lleva a Navalosa, pueblo al que también podemos llegar directamente desde Hoyocasero.

El principal atractivo de Navalosa es su arquitectura popular, no sólo en su casco urbano sino también en su entorno, ya que repartidas por su término hay numerosas construcciones muy similares a las pallozas de León. Se trata de edificaciones rústicas de planta generalmente rectangular u ovalada con techo de piornos o retamas. El ganado se situaba en la planta inferior, donde además se suele encontrar un pesebre hecho con lajas de granito. En el nivel superior, situado sobre una tosca estructura de vigas de madera, se encuentra el pajar, al que se accede por una puerta-ventana exterior, Seguir leyendo “PALLOZAS” EN EL ALBERCHE