FOTOS ANTIGUAS DEL MERCADO DE GANADOS (2)

FOTOS ANTIGUAS DEL MERCADO DE GANADOS ( 2)

Las ovejas en su lugar habitual de exposición entre Salvador Allende y la Plaza de Toros

Un Poco de historia

Es de todos conocida la vinculación de nuestras Tierras de Talavera con el mundo de la ganadería en todos sus aspectos. Su mercado de ganados, con referencias históricas desde el siglo XIII, la abundancia de pastizales, en tierras poco propicias para la agricultura como La Jara y la Sierra de San Vicente; o los pastos ribereños de las numerosas corrientes fluviales que surcan nuestra comarca son algunos de los factores que unieron desde antiguo a sus habitantes con el mundo pecuario.

Pero otra actividad casi olvidada condicionó en gran manera las formas de vida de nuestras gentes vinculándonos al mundo pastoril, y es la importancia que tuvo Talavera como nudo de comunicaciones de esa red de cañadas y cordeles por donde un incesante trasiego de ganados, sobre todo de oveja merina, constituyó desde la Edad Media una de las actividades económicas más importantes de España hasta el siglo XIX, la trashumancia.

Talavera es una ciudad que se formó en torno a un vado del Tajo, antes incluso de que se construyera el puente romano, cruzarían por nuestro río ‘ganados y personas a través de ese tramo del cauce rico en islotes y arenales  más fácilmente vadeable que otros trayectos del Tajo con fondos más profundos y orillas más ásperas. Su situación geográfica en el camino natural que desciende desde el puerto del Pico, aumentó su importancia estratégica junto al hecho de trascurrir también por nuestras tierras otra vía romana que unía Toletum con Emérita Augusta.

Sancho IV concede en 1294 la celebración de una feria ocho días antes de San Andrés y ocho después, para que la villa sea “ más rica, la tierra mejor poblada y sus gentes más honradas”.  En esas ferias el ganado y las mercancías no estaban gravadas con impuestos por lo que la afluencia se fue haciendo cada vez mayor.

En la anterior entrada de fotos antiguas hablamos del antiguo teso de ganados, su situación y la distribución de los distintos tipos de ganado en los distintos espacios.

El ganado ovino se situaba entre la actual calle Salvador Allende y la plaza de Toros, como se ve en la primera de las fotografías.

También hay una serie de fotografías más modernas que las de la entrada anterior donde se ven las vacas en su lugar habitual entre el actual Asilo de Ancianos y la Actual Confederación Hidrográfica del Tajo.

Dos orgullosos propietarios de una vaca delante del asilo de ancianos
Otros dos magníficos ejemplares de vacuno delante del Asilo de Ancianos
Un semental junto a los «Bloques del ayuntamiento!, probablemente en los últimos años que se celebró en mercado en el antguo eso.

Más tarde el mercado de ganados se desplazó hacia el río situándose en lo que hoy día es el parque de la Alameda, mientras que en el entorno de los Jardines del Prado se situaban las atracciones del recinto ferial.

El mercado cuando ya se celebraba en terreno ocupado por el actual parque de la Alameda

En la zona había varios pilones para beber el ganado y tenderetes donde se vendían objetos artesanales relacionados con la ganadería y la agricultura: cencerros, guarnicionería, herramientas etc…

Mercado de ganados en el actual parque de la Alameda con las ovejas en primer plano
Tratante de caballerías en el mercado de ganados de la Alameda
Tratos en el mercado de ganados
Tratos de vacuno en el mercado de ganados de Talavera

FOTOS ANTIGUAS DEL MERCADO DE GANADOS (1)

FOTOS ANTIGUAS DEL MERCADO DE GANADOS (1)

Postal de Ruiz de Luna con el mercado de ganados en los primeros años del siglo XX. Al fondo el convento de la Trinidad que luego fue fábrica de harinas

Traemos hoy las fotos más antiguas del mercado de ganados de Talavera, cuando a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se celebraba en el teso situado en la zona que hoy estaría comprendida entre la calle Muñoz Urra y la actual Salvador Allende hasta la ermita del Prado sin entrar en el parque.

Teso desde la Trinidad hasta la zona de la Confederación Hidrográfica del Tajo, a la izquierda los jardines del Prdo y la carreera de Madrid
Curioso potro de herrar cubierto por un tejadillo en detalle de la postal anterior de Ruiz de Luna

El ganado caballar de tiro y asnal se situaba en la zona cercana a la tapia del huerto del monasterio de la Trinidad. El vacuno a continuación, en la zona del Humilladero, conocida así por haber habido uno de estos elementos religiosos, hasta lo que hoy es la delegación de la Confederación Hidrográfico del Tajo.  Los cerdos se situaban junto a la orilla del río. Las ovejas se colocaban desde Salvador Allende hasta la plaza de Toros, aunque esa zona la veremos en otro capítulo. El ganado caballar de monta se situaba en las verjas del Prado.

El mercado de ganados en la zona de ganado caballar cercano al Humilladero Se ven algunas casetas que daban servicio de comidas y bebidas a ganaderos y trashumantes
Un gran olmo da sombra a tratantes y ganaderos de caballar junto a la tapia del convento de la Trinidad

La primera de las fotografías es la mitad de una postal panorámica que nos muestra la zona ocupada como hemos dicho por el ganado caballar y vacuno.

Los ganados debían llegar al mercado sin entrar en el casco urbano discurriendo por la ronda del Cañillo al sur o la cañada de la sierra y la calle Carretas al norte. Se permitía la construcción de casetas para servir comida y bebida a los concurrentes pero debían hlevantarse con ciertas medidas de seguridad que vigilaba el ayuntamiento y también había una serie de posadas del Prado en lo que hoy es la acera oeste de Salvador Allende.

Detalle de ganaderos con su tradicional vestimenta, sus blusas y monteras con la vara.

Los comerciantes de productos ganaderos y herramientas y objetos artesanales colocaban sus tenderetes en la acera entre la actual iglesia de San Francisco y la «Tropical».

Postal de Camino que retrata el mercado de ganados en la misma zona
Zagalillos con un rebaño de cabras. También es de destacar el vestuario de la época con el hombre de montera, chaleco y blusó,y la mujer con pañuelo y guardapies

 

 LA VIDA DEL MOLINO

LA VIDA DEL MOLINO

Otro capítulo de mi libro «Los Molinos de Agua de la Provincia de Toledo»

Molino Nuevo en Valdeverdeja, sobre el Tajo

En este capítulo comenzaremos a hablar de la vida de los edificios  de los molinos de agua, para hablar de la vida del molinero en otros sucesivos.

De las entrevistas que he podido realizar se deduce que no es el de  molinero un oficio especialmente hereditario. La propiedad del edificio sí que pasaba con más frecuencia de padres a hijos, aunque también era frecuente, sobre todo en molinejos de arroyo, que el peón, después de años de trabajo accediera a la adquisición de la máquina. En otras ocasiones, mediante la venta de un molino se conseguía la propiedad de otro de mayor envergadura y productividad.

Restos de un molino sobre el Tiétar en La Iglesuela

Lo cierto es que casi ningún molinero ejercía con exclusividad este oficio, salvo en las grandes instalaciones del Tajo. Aunque de todas formas el refranero y los dichos populares dan un halo de seguridad y rentabilidad al oficio: “A buen año o malo, molinero u hortelano”, “Ten molino o almazara o cosa que para”, “El loco al monte y el cuerdo al molino”, “Abejas, ovejas y piedra que trabaja, desea a su hijo la vieja”.

También hay refranes que nos hablan de la dureza del trabajo de molinero : “Espalda de molinero y puercos de panadera no se hallan donde quiera”. Otros nos sugieren la inseguridad que la escasez o abundancia de caudal daba a este oficio: “Mientras tiene agua el molino, el molinero bebe vino, que si agua no tuviera agua bebiera”.

Molino en el arroyo de San Vicente en La Jara

Parece que el molino de viento causaba a sus dueños menos sinsabores que el de agua y así nos lo atestigua el dicho “ De viento molinero poco trabajo y mucho dinero”

La dureza del trabajo y sobre todo la continuidad del mismo, que obligaba a la permanencia noche y día en el molino, conseguían que muchos molineros vendieran su artificio para volver a anteriores ocupaciones como la agricultura, la ganadería o a otros oficios artesanos que, en la mayoría de los casos, no habían abandonado totalmente simultaneándolos con el maquileo. Con el resultado de la venta compraban tierras o ganados subiendo así, generalmente, de estrato social. Constituía pues el molino un peldaño intermedio y no siempre definitivo en la escalada de mejores condiciones de vida o simplemente un complemento muy importante de la economía agropecuaria de algunos campesinos.

Interior de un molino arruinado con las piedras y la cabria. Garganta Torinas en Almendral de la Cañada

Esta falta de exclusividad en el desempeño del oficio de molinero se ve reflejada en el Catastro de Ensenada, donde se evidencia una clarísima falta de relación entre el número de molinos declarados y el número de personas que dicen vivir solamente del trabajo de molinero. Podemos citar como ejemplo el caso de un pueblo con tradición de molienda como es San Pablo de los Montes donde, aún existiendo nueve molinos de agua, no hay ni un solo vecino que declare ser molinero. Únicamente en Navahermosa y en Campillo de la Jara se puede observar cierta relación entre el número de molinos y el de molineros dedicados a su explotación. En otros lugares como Villanueva de Alcardete o Corral de Almaguer se registra un número muy inferior de molineros comparamos con el de los molinos en funcionamiento. En este catastro solamente son treinta los molineros que se declaran como tales en toda la provincia mientras que el número de artificios supera con mucho los dos centenares. En Puente del Arzobispo se da el único caso donde se alude directamente a la profesión que desempeña simultáneamente el molinero que declara dedicarse además a la confitería.

Molinosobre el arroyo Cubilar en Campillo de La Jara

Estos datos son facilitados por las respuestas generales de dicho catastro, pero si fijamos nuestra atención en las declaraciones individuales correspondientes a cada vecino de un pueblo determinado podremos obtener noticias sobre las profesiones que se asocian a la de molinero. Así por ejemplo, en un estudio sobre Castillo de Bayuela, vemos que de cinco molinos declarados cuatro de ellos son regentados por labradores y otro de ellos es propiedad de un cirujano del pueblo que además de sangrar a sus pacientes maneja el artilugio.[1]

Muchos de los trabajadores de los molinos fueron simples asalariados, por lo que la llamada “utilidad” o valor fiscal de su trabajo figura en el apartado correspondiente a “jornaleros” del catastro citado.

Cárcavo con el rodezno en un molino de la Sierra de San Vicente

Sucede algo similar con los molinos de mayor entidad situados en las orillas del Tajo de forma que, por ejemplo en Talavera, con dos grandes aceñas y tres molinos de arroyo, no figura como tal ni un solo molinero entre las profesiones de los habitantes de la ciudad.

Otra dificultad añadida para la localización de los molineros viene dada por el hecho de que lo que realmente da el valor fiscal impositivo es el edificio molinero tomando como referencia su producción, y no el oficio en sí como sucede en el caso de otros artesanos.

Este Catastro de Ensenada[2] anota en las declaraciones individuales las medidas del edificio, lo que aporta datos para comprobar si los restos actuales de los molinos coinciden en sus proporciones con las dimensiones de los artificios que ya molían en el siglo XVIII. Podemos así obtener consecuencias interesantes sobre la pervivencia actual y la evolución de la tecnología y arquitectura de nuestros molinos. Por mis impresiones personales y las medidas que de modo general he podido obtener, tengo el convencimiento de esa pervivencia de siglos en muchísimos de los edificios molineros que han sido reutilizados una y otra vez a lo largo de los siglos, en algunos casos incluso desde la Edad Media.

[1] DEZA AGÜERO, A. : Castillo de Bayuela a mediados del siglo XVIII, Madrid, 1986.

[2] A.H.P.T. Sección Catastro de Ensenada, Libros Maestros o Respuestas Particulares.

Molino sobre el arroyo Andilucha

ESTANCIAS REALES EN TALAVERA (y 2)

ESTANCIAS REALES EN TALAVERA (y 2)

Escudo de los Reyes Católicos que actualmente se halla en la Basílica del Prado y que se trajo aquí desde la cárcel de la Santa Hermandad real y Vieja de Talavera en la puerta de Zamora

También camino de Guadalupe y de Andalucía visitan Talavera en varias ocasiones los Reyes Católicos. Estos y otros monarcas solían en general tomar el camino viejo de Guadalupe, por Puente del Arzobispo, Villar del Pedroso, Puerto de Arrebatacapas y Hospital del Obispo. Durante una de las estancias llegan cartas de unos moros de Granada de la tribu de los abencerrajes que querían hacerse cristianos. Según algunos, viajaron a Talavera donde fueron bautizados.

Vista la magnificencia de las fiestas de Mondas en Talavera, quieren los reyes que los fondos que se obtienen en la ermita y en las corridas de toros pasen a engrosar los fondos destinados a la guerra de Granada pero se opone fray Hernando de Talavera aduciendo que esas cantidades están destinadas al culto de la Virgen.

Los problemas sucesorios de los comienzos del reinado de Isabel hace que pase hacia Extremadura en varias ocasiones para conocer la situación y establecer las alianzas necesarias. Durante una de sus estancias, la reina ordenó que se embargaran las rentas del arzobispo de Toledo y un capitán de su confianza tomó Talavera por la noche para evitar que la ciudad, que estaba bajo el señorío de los arzobispos toledanos, se pasara al campo enemigo. En la primavera de 1477 pasa la reina camino de Guadalupe. Los dos monarcas vuelven en el otoño de 1482 a la ida y a la vuelta de otro viaje a Guadalupe, monasterio donde construyeron un palacio que la reina denominaba “mi paraíso”.

Palacio de los Condes de la Oliva, donde se alojaron algunos reyes de paso por nuestra ciudad

Vuelven en la primavera de 1502 para recibir a su hija Juana y a su marido Felipe el Hermoso con los que se encuentran en Cebolla. Felipe duerme en Talavera ese mismo verano y el rey Fernando vuelve a pasar por aquí camino de Andalucía para supervisar la armada.

Durante otra de las estancias de la reina en Talavera intentan llevarse el Santísimo de la iglesia de la Trinidad, que entonces se encontraba a las afueras de la villa y un tanto aislada. Como quiera que en el barrio hay gran número de residentes mudéjares y judíos, doña Isabel, pensando en protegerlo, pide a los escribanos de la villa que velan el Santísimo en la iglesia de Santiago, que lo hagan a partir de entonces en la del monasterio de la Trinidad para darle más seguridad.

Fernando el Católico pasa también, ya viudo de doña Isabel por Talavera camino de Andalucía donde va a pasar revista a la flota. En su último viaje ya en 1515 descansa don Fernando en Talavera antes de viajar a Extremadura donde muere en el pueblecito de Madrigalejo, según algunos a causa de un brebaje compuesto de testículos de toro y ciertas hierbas con el que sus médicos intentaban aumentar su potencia sexual.

El emperador Carlos I pasó y pernoctó en varias ocasiones en Talavera, también camino de Extremadura y Guadalupe, de donde volvió atravesando la Jara hoy adscrita a la comunidad extremeña, por el pueblo jareño de Garvín donde parece que fue huésped de la familia Duque de Estrada, en la torre que allí poseían.

Felipe II consideró a la ermita de la Virgen del Prado como la «Reina de las ermitas»

Felipe II pasa en varias ocasiones por Talavera y durante todas ellas se hospeda en el monasterio de los jerónimos, su orden predilecta. Como su padre y sus abuelos, va de paso para Guadalupe donde en 1570 agradecerá a la Virgen de Las Villuercas su victoria sobre los moriscos sublevados. Seis años más tarde se reúne en el monasterio con su sobrino el rey de Portugal don Sebastián, que le intenta convencer de que se sume a su empresa en África en la que acabará perdiendo la vida.

También pasa el rey Prudente hacia Portugal con su cuarta esposa Ana de Austria, precisamente a tomar posesión del reino de Portugal que le correspondía por herencia dinástica a la muerte de su sobrino. La reina morirá en Badajoz y su cadáver volverá a pasar por Talavera camino de Madrid, como sucedió con los restos de la hija de Juana la Loca, doña Leonor, casada con Francisco I de Francia y muerta en Talavera la Real.

Panel de azulejos que representa el escudo real de Carlos II, pues el el monarca en la fecha que aparece de 1674. No sería por tanto como se ha dicho en ocasiones el de Felipe V que visitó el alfar de Mansilla

María Luisa de Saboya acude a esperar a su esposo Felipe V a la vuelta de sus campañas victoriosas en Portugal durante la Guerra de Sucesión. La reina visita el alfar de Mansilla quien la agasaja tan generosamente que le hace hidalgo. La situación bélica hace que el rey pernocte en Talavera en otras ocasiones. Con su segunda esposa y acompañado del que sería Fernando VI pasa años más tarde para que el infante contraiga matrimonio con la princesa portuguesa doña Bárbara de Braganza. El matrimonio es doble pues la infanta María Ana se casará también con el futuro rey de Portugal José I.

También pasa el infante don Luis que luego viviría en Velada y Arenas de San Pedro desterrado de la corte por su hermanastro Carlos III. Años más tarde María Ana reina viuda de Portugal volvería a pasar por Talavera a visitar a su hermano Carlos.

También pasa Carlos IV por Talavera camino de la guerra con Portugal y en otra ocasión para cazar en Arenas de San Pedro visitando el palacio de Velada, donde vivió su tío el infante don Luis.

Fernando VII desterró a Portugal a su hermano don Carlos que pasó de camino también por Talavera. aunque se prohibió que se les hicieran agasajos.

Palacio de Villatoya donde pernoctaron algunos de los monarcas de paso porTalavera

Los reyes suelen dormir a su paso en los monasterios o en las casas y palacios de los nobles como las de los condes de la Oliva, los marqueses de Villatoya o en las casas de don Manuel Cerdán. Se les salía a recibir al paraje del Olivón, un gran árbol situado junto al arroyo Cordera. Cuando venían de Portugal se les recibía en el arroyo de Bárrago. Corridas de toros, arcos florales, trucos de tramoya, fuegos artificiales, cañas y torneos danzas, misas solemnes y besamanos son los actos más frecuentes que se realizan en honor de los reyes. Esto supone además otros gastos que debe hacer el Concejo para arreglar los caminos y el puente del Alberche

ESTANCIAS REALES EN TALAVERA (1)

ESTANCIAS REALES EN TALAVERA (1)

Encuentro de Tarik y Muza

Tarik y Muza, conquistadores musulmanes de España, tuvieron su encuentro en Talavera, y también sabemos que Abderramán III mandó fortificar sus murallas y construir la alcazaba, en la que tantos reyes pernoctarían. Almanzor destruye y saquea Talavera en su expedición y  descansa en el verano del año 997 en nuestra alcazaba durante sus correrías bélicas por Castilla, a su vuelta hacia Córdoba. Yarya Mamún, rey del taifa toledano, se refugia en Talavera cuando es atacado su reino por el rey de moro de Zaragoza, y desde aquí pide ayuda al rey cristiano Fernando I declarándose su vasallo.

El rey astur-leonés don García hace en 911 una incursión en Talavera quemando sus arrabales. Ramiro II también llega hasta Talabayra para enfrentarse a los ejércitos del califa.

En esta vista parcial del dibujo de Van der Wingaerde se ve el alcázar talaverano, donde se alojaban en ocasiones los reyes a su paso por Talavera

Alfonso VI conquista con sus tropas cristianas la ciudad en 1083 y luego debe volver en varias ocasiones al mando de sus ejércitos para enfrentarse a los árabes que intentan recuperar su Talabayra. Lo mismo sucedía con Alfonso VII que gustaba de pasar temporadas residiendo en su Alcázar y cazaba descansando de sus campañas contra los moros. Dicen las crónicas que incluso llegó él mismo en 1152 a presenciar el amojonamiento de los términos de Talavera para trazar las fronteras con señoríos y ciudades colindantes.

Alfonso VIII en su defensa contra los ataques de los benimerines anduvo por las tierras talaveranas y asentó sus tropas cerca de Castillo de Bayuela en un paraje donde luego se asentaría un pueblo que precisamente por esta circunstancia se llamaría El Real de San Vicente. Antes de la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, viene a Talavera Alfonso VIII en demanda de tropas para su lucha contra los moros, los talaveranos piden al arzobispo que la iglesia mayor se haga colegial.

Prados en el entorno de El Real de San Vicente, donde se alojó el ejército de Alfonso VIII

Por diferentes privilegios y cartas firmados en nuestra villa sabemos que Enrique I estuvo en Talavera en 1217. Sancho IV visita Talavera al menos una vez, pero es para destruir los arrabales donde residían los caballeros castellanos que apoyaban a Alfonso X, su padre, en la guerra que ambos mantuvieron.

Alfonso XI da a Talavera en arras a la reina doña María de Portugal cuando se desposa con ella. La Reina pasa aquí algunas temporadas y manda degollar a la favorita de su marido en su alcázar.

El Rey también pasa en ocasiones por nuestra ciudad y en 1329, estando por la comarca, un bandido talaverano llamado Egas Paes se encuentra en Santa Olalla y el rey con sus tropas sale a su encuentro. Se esconden en la galería de un pozo, pero los encuentran y el cabecilla y sus veinticinco hombres son degollados.

Representación de Alfonso XI

El hijo de la influyente y desgraciada mujer, el rey Enrique de Trastamara, pasa en Talavera bastante tiempo durante las guerras contra su hermanastro Pedro I, que también ocupa la ciudad en otros periodos de la confrontación. Tal vez imitando a su padre Alfonso XI, en un gesto simbólico para legitimar su reinado, también Enrique regala la villa de Talavera a su esposa doña Juana Manuela, hija del noble magnate y escritor del mismo nombre.

Juan I permanece con su ejército en Talavera antes de iniciar la guerra con Portugal para conseguir el derecho de su esposa Beatriz al trono de ese reino por ser hija del fallecido monarca portugués. En 1385 pasa otras temporadas en el alcázar en compañía del talaverano arzobispo Tenorio y aquí tiene noticia de que Perafán de Rivera, luego señor de Valdepusa, dominaba el estuario del Tajo en Lisboa. En 1390 vienen su mujer y sus hijos Enrique, el heredero, y Fernando. En nuestra ciudad reciben la noticia de la muerte de Juan I en un accidente con su caballo. El arzobispo Tenorio tiene gran influencia en la época y mantiene con el maestre de Alcántara una alianza contra el arzobispo de Compostela en las luchas internas por el poder durante la regencia. Pero siendo ya monarca Enrique III sigue teniendo influencia con él, que también pasa en su compañía largas temporadas en el alcázar talaverano durante el año 1397 y desde aquí envía cartas al rey de Francia sobre el cisma de la iglesia.

Doña María de Portugal que dio apellido a Talavera en un monumeto de la ciudad.

Juan II tiene durante su reinado varias estancias en Talavera, la primera cuando en compañía de Don Álvaro de Luna huye de nuestra ciudad y del infante don Enrique que le tiene secuestrado. Durante las luchas con los partidarios de su hijo, Enrique IV vuelve a entrar en nuestra ciudad después de conseguir que el señor Oropesa, de la otra facción, abandonara Talavera. Enrique IV visita también en repetidas ocasiones nuestra ciudad, sobre todo cuando viaja a su querido monasterio de Guadalupe, donde más tarde reposarían sus restos.

Enrique IV el Impotente

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

EL CLAUSTRO DE LA COLEGIAL DE TALAVERA

Pináculos góticos en el remate de los contrafuertes del claustro

El mismo Francisco de Soto dice que «el claustro de esta Santa Iglesia no cede a los mejores del reino; es muy largo, ancho y alto, y todo él está fabricado de piedra de sillería muy curiosamente labrado», con motivos entre los que hay que destacar las gárgolas de animales fantásticos y los pináculos de remate de los contrafuertes con gruesas hojas de acanto.

Planta del Claustro de la colegial en un plano del siglo XIX

Fue levantado en 1469 y cada una de sus cuatro galerías cuenta con seis tramos con sus bóvedas  de nervios vistos sobre una pareja de arcos cruceros y pilarillos adornados con perlas. Se abren al patio por grandes arcos ojivales elevados sobre un podio y reforzados con contrafuertes.

Bóvedas del claustro de la Colegial

Sobre el suelo aparecen lápidas con inscripciones diferentes y en él se encuentran actualmente los restos de Fernando de Rojas, autor de La Celestina. El pozo central tiene una pila que es un antiguo sepulcro romano para algunos y árabe para otros.

Panel de azulejos talaveranos que indican el lugar donde yacen los restos del escritos y alcalde de Talavera

Hoy ha sido reformado a mi modo de ver desafortunadamente, perdiendo su palmera, y se ha enlosado, retirándose el sepulcro del pozo.

Sepulcro que hacía de pila junto al pozo del claustro

Desde el claustro se daba acceso al antiguo cementerio anejo a la Colegial que se estableció en una antigua huerta llamada «de Moctezuma» por haber pertenecido al Duque del mismo nombre.

Carrillo dieciochesco del Corpus, en el claustro de la Colegial

En el claustro se exhiben algunos fragmentos escultóricos como lo que parece una representación de la imposición de la casulla a San Ildefonso. Un curioso carrillo utilizado en las desfiles del Corpus del siglo XVIII, una pilastra visigoda, y dos altarcillos con retablos barrocos deteriorados.

Altar y retablo en el claustro de la Colegial

LOS MOLINOS DE AGUA COMO REFERENCIA GEOGRÁFICA

LOS MOLINOS DE AGUA COMO REFERENCIA GEOGRÁFICA

Molino de rampa en Nuño Gómez

Además de su significación económica los molinos han tenido una gran importancia como lugares de referencia rural y han servido, dada la  antigüedad de muchos de ellos, como hitos en la determinación de las jurisdicciones de nuestros pueblos y en los amojonamientos de las dehesas. De hecho, el mayor número de las referencias a molinos que podemos encontrar en la documentación histórica, se halla en los expedientes de deslindes. Incluso las mismas piedras de molino han servido como mojones para delimitar los términos, como en el caso de Los Navalmorales en el siglo XVIII, cuando una muela señalaba la confluencia de cuatro municipios distintos.[1]

Molino en el arroyo Cubilar

Las mismas vías de comunicación se han visto a su vez condicionadas en ocasiones por las barcas que se instalaban en los remansos de las presas molineras o por los puentes que daban acceso a la industria molturadora.

Ya sabemos que el emplazamiento de los molinos dependía de muchos factores como las pendientes y caudales de los ríos, las comunicaciones, la propiedad de las tierras donde se asentaban o el régimen señorial bajo el que se encontraban, además de otros condicionantes económicos como era, sobre todo, la demanda de sus servicios derivada de la mayor o menor producción cerealista de la zona.

Molino de agua con horno adosado

Este último factor lo vemos reflejado por ejemplo en el hecho de que históricamente la zona con mayor cosecha de cereales ha sido la de Talavera[2], que aparece junto a Calera en tiempos de Felipe II produciendo trescientas fanegas por vecino, casi duplicando incluso en valores absolutos la cosecha de las siguientes comarcas cerealistas. Puede ser ésta una de las razones por las que las Tierras de Talavera, incluyendo a La Jara y la Sierra de San Vicente, cuentan con un número de molinos más elevado dentro del total del cómputo provincial, aunque también han influido en esta abundancia otros factores históricos y topográficos.

Menor importancia tuvieron otros condicionantes en el asentamiento de la molinería.Uno de ellos derivaba de las relaciones de vecindad pues el molino era una de esas actividades que hoy consideraríamos molesta. Así, aparecen en el refranero alusiones como “ Ni horno ni molino tengas por vecino” o “Guárdate de molino por confín ni de puerco por vecín”. Ruidos, trasiego de gentes y problemas con el uso del agua motivarían estas expresiones populares.

Aceñas del Conde en el Tajo

Pero quienes principalmente planteaban inconvenientes y constituían una permanente fuente de conflictos eran los hortelanos. Como es lógico, no eran muy amigos de que se utilizara el agua para otros fines que no fuera el regadío y por ello las disputas, que en muchas ocasiones acababan en procesos judiciales, entre molineros y hortelanos motivaron, ya desde los primeros códigos medievales, que las viejas normativas regularan la utilización del agua con unas prerrogativas determinadas y que el derecho de aguas sea uno de los más antiguos dentro de la legislación española.

Como ejemplo de estas antiguas reglamentaciones en materia de aprovechamiento de recursos hidráulicos, vamos a citar el caso de Huerta de Valdecarábanos donde hacia 1785 nos dice el párroco del lugar : “ Ai un arroio cuias aguas vienen encazadas y primero sirven a un batán… y después sirven para regar los cáñamos y otras sembrados. De estas aguas desde el sábado a las doce del día hasta el domingo siguiente, a la puesta de sol, es propia de esta villa y asciende su venta anualmente a diez mil reales. El martes es propia del señor de esta villa para regar dentro de sus veinticuatro horas sus posesiones. Los demás días se reparte según su orden entre los vecinos, a cuio efecto tienen sus veedores para avisar al dueño que le toca. El remanente, quando no se necesita, entra en la dehesa boyal y sólo en años de muchas aguas pasa a la vega y allí sirve para el molino que llaman de Dos Aguas”[3] .

Molino en las huertas de Alcaudete

Este caso en que el molinero es el último en el orden de preferencia para disfrutar el agua no suele ser frecuente sino que, por el contrario, los derechos de uso del agua para los molinos eran  generalmente más antiguos y solían prevalecer sobre los de los hortelanos, muchas veces a causa de haber sido miembros de la nobleza o de la iglesia sus propietarios en origen.

No sólo se disputaban los molineros el agua con los hortelanos, sino que también los ganaderos de zonas como la Sierra de San Vicente acostumbraban a regar sus prados mediante complicados sistemas de canales que llevaban el agua a sus praderas. Hay normativas locales donde se también establecen órdenes de preferencia en el aprovechamiento hídrico sobre pastizales y su relación con los canales y presas molineros, como es el caso de la  regulación de tradición popular que se puede consultar en el archivo municipal de Castillo de Bayuela, municipio situado en la zona con más tradición de regadío de pastos de la provincia, la Sierra de San Vicente.

[1] LORENZANA , Opus cit.

[2] SALOMON, N.: Opus cit. pp. 388- 391.

[3] LORENZANA, Opus cit. p.290.

Piedras de molino graníticas

LA CARRETERA DE CERVERA EN FOTOS ANTIGUAS

LA CARRETERA DE CERVERA EN FOTOS ANTIGUAS

Fotografía del Plan de Ensanche de 1945 con la carretera de Cervera aproximadamente en su rotonda inicial y la casa de la Palmera en construcción

Muchos no se harán a la idea de que hasta no hace mucho Talavera se extendía hacia el norte sólo hasta lo que hoy es la iglesia de los Santos Mártires. El urbanismo se desarrolló en torno al antiguo camino de Cervera, llamado así desde el siglo XV y que también se llamó calle Capitán Luque hasta que más tarde se puso este nombre solamente a la calle por donde entraba la Portiña a la ciudad y que lo lleva actualmente.

Con el Plan de Ensanche de 1945 cuyas fotos son parte importante de este artículo, se empezó a extender en torno a la carretera de Cervera el caserío de nuestra ciudad.

La casa de la Palmera en construcción en 1945
La Portiña sin cubrir en lo que hoy es Capitán Luque, entre la vía del tren y la avenida Pio XII

Muchas de las viviendas fueron construidas en aquella época y por ello muchas de ellas han tenido nombres franquistas o de víctimas del bando nacional en la Guerra Civil. Es el caso del grupo de Ramón Corrochano, llamado así en memoria del fundador de la Falange de Talavera, aunque más tarde al avanzar la urbanización de la zona se dieron otros nombres a las calles del entorno de este grupo. La Plaza 18 de Julio, o la calle de Juventino Nieto fueron otras de ellas.

Primer tramo de la calle Cervera vista desde la que luego sería Plaza18 de JulioLa vivienda que está actualmente abandonada y en venta en la rotonda haciendo esquina entre la carretera Cervera y Capitán Luque, y que parece fue residencia del director del Banco de España en Talavera, aparece en una de las fotografías en construcción. En esa misma instantánea aparece un grupo de mujeres y a si izquierda el arroyo de la Portiña recién cubierto, mientras que en otra que podríamos situar en la zona anterior al puente de la vía se ve todavía descubierto y con un puente al fondo.

La carretera de Cervera y camino de los Caños pero todavía antes de la Vía. Se ven al fondo las torres de las iglesias talaveranas

También aportamos alguna fotografías del puente de la Vía en los años 50 y 60 y detalles ampliados de las fotos del plan de Ensanche que son curiosas.

La Talavera todavía rural de 1945 con el carro para trasportar las piedras de la construcción y los paisanos de aspecto todavía «agropecuario»

Los Caños, la casita del Pintor, las primeras conducciones de agua potable de Talavera y los depósitos de las Cambijas así como sus torres de aireación son algunos de los elementos de interés de esta zona, pero de ellos hablaremos otro día.

Detalle del grupo de Mujeres de la primera fotografía.
Puente de la Vía con ciclista y el caserío de Talavera donde se comienzan a ver algunos edificios de más alturas en los años 60
Elpuente de la vía en dirección a Cervera