Archivo de la etiqueta: Real de San Vicente

RUTA PARA CONOCER EL PIÉLAGO, NACIMIENTO DEL GUADYERBAS

CONOCER EL PIÉLAGO

Ya hemos conocido en anteriores entradas la naturaleza del Piélago, bonito paraje donde nace el río Guadyerbas. Hoy vamos a dar una vuelta por su entorno mediante una ruta, aunque luego iremos conociendo cada uno de los elementos patrimoniales que aquí señalamos.

 Recorrido aproximado 10 kilómetros,  2 horas y media, aunque si lo deseamos podemos seguir el Guadyerbas en su descenso hasta el embalse y volver en otra hora larga.

Bosques del Piélago

Podemos acceder al Piélago desde el Real de San Vicente o desde Navamorcuende, con una distancia desde Talavera de algo más de treinta kilómetros. En el primer caso subiremos entre castañares y en el segundo atravesaremos un hermoso rebollar.

El punto de partida del sendero se sitúa junto a un pinar, justo en el lugar donde la carretera deja de ascender e inicia el descenso en uno u otro sentido. Desde allí recorreremos unos trescientos metros en dirección Navamorcuende hasta un camino que parte desde una curva hacia el repetidor que se sitúa en la cumbre del Cerro Cruces.

Pozo de nieve en el Piélago

Cuando hemos avanzado unos cien metros observamos unos muros derruidos a la izquierda, nos acercaremos a ellos y observaremos que se trata de uno de los pozos de nieve donde los frailes del convento cercano acumulaban apisonada la nieve en capas que alternaban con paja. Luego la trasportaban en caballerías hasta Talavera en recipientes de corcho y durante la noche, para tener así menos pérdidas, constituyendo una de las mayores fuentes de ingresos para los frailes. Fue la única forma de refrigeración hasta finales del siglo pasado y de ahí su interés económico. Con ella se hacían también medicamentos pues se creía en su poder curativo, además de los primeros helados ya documentados desde el siglo XVII.

Cueva de los Santos Mártires

Seguimos por la ladera del Cerro Pelados y atravesamos un pinar contemplando a la izquierda la cuenca formada entre las elevaciones de Cruces, Pelados y San Vicente, que conocemos como El Piélago, lugar llamado así por tener hasta  las cien  fuentes que se contaban en el siglo XVIII. Llegamos junto a la base del cerro de Las Cruces y tomamos el camino que por su loma nos lleva entre robles y rebollos hasta los repetidores de televisión, desde donde podemos disfrutar de una vista incomparable sobre la Sierra de Gredos y sus pueblos, además de las localidades de la cara norte de la Sierra de San Vicente, como Almendral o La Iglesuela.

Ruinas del eremitorio y cueva de los Santos Mártires

Una vez disfrutemos del paisaje, descendemos por el camino que bajaba paralelo a una antigua línea eléctrica hasta llegar a la carretera, que pasa entre un conjunto de tres molinos de agua de los que uno de ellos es casi monumental pues tiene todo el edificio y el cubo fabricados en buena sillería.

Seguimos la carretera y cruzamos el río Guadyerbas en su nacimiento, y si es época lluviosa podemos dar un breve paseo por sus orillas viendo cómo desciende con bonitas chorreras y pequeñas cascadas. Volvemos a la carretera y seguimos hasta llegar a la zona de esparcimiento y un campamento.

Allí podremos descansar, para a continuación seguir de nuevo por la carretera hasta el convento, construcción en ruinas del siglo XVII y XVIII que tiene su encanto típicamente romántico, con su hiedra y su aspecto sombrío. Poco antes del convento, parte de la carretera un camino hacia la derecha, hasta él retrocederemos, y tras recorrer unos trescientos metros veremos a la izquierda, entre los pinos, las ruinas del edificio de otro pozo de nieve.

Torreón oriental del castillo del cerro de San Vicente

Desde aquí mismo, o mejor desde el punto inicial de partida, ascenderemos por la linde de los pinos, hasta la cumbre del cerro de San Vicente y allí, junto al vértice geodésico, se encuentra la cueva de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, y sobre ella los restos de la ermita que erigió Francisco de Raudona, un hombre casado con una viuda del pueblo de San Román que andando por estos parajes creyó durante una experiencia mística ver en la cueva las marcas sobre la roca de las espaldas de los mártires patrones de Talavera, escondidos aquí cuando huían de las persecuciones del emperador Diocleciano. Sobre la pared de la izquierda se observa una pililla y una cruz labradas en la piedra.

Convento de El Piélago

A quinientos metros al sur de la cueva está el castillo. Parece que fue musulmán en su origen, y así lo confirman dos enormes cimitarras grabadas sobre la cara sur de la roca que lo sostiene, aunque una de ellas está parcialmente destruida por haberse fragmentado el batolito de granito. La parte más antigua es una torre que se encuentra a saliente y que es de estilo y época califal. La vista panorámica es desde aquí  impresionante: los valles del Alberche y el Tajo, Talavera al fondo a la derecha, al sur los Montes de Toledo y La Jara, más al oeste el Campo Arañuelo y las Sierras de Guadalupe, y debajo Hinojosa, El Real o Garciotún, casi como si fuéramos a caernos sobre ellos.

Molino de Guadyerbas en el piélago

HISTORIA Y MAGIA: Pocos lugares tienen como éste una carga histórica y mágica tan acusada. Dice la tradición y la hipótesis histórica del historiador y arqueólogo alemán Schulten, que desde esta sierra atacaba el caudillo lusitano Viriato a las huestes romanas, y que sería el cerro de San Vicente el que los romanos conocieron como Monte de Venus, que tuvo para ellos unas connotaciones mágicas y religiosas. En él se encontraron sepulturas romanas y una dedicatoria a un dios celta prerromano llamado Togote. También los mártires Vicente sabina y Cristeta, los templarios, que algunos defienden que estuvieron por estos pagos, además de los ermitaños, hacen del Cerro de San Vicente un lugar ideal para los amantes de lo esotérico.

Se puede comer en Navamorcuende y en el Real en varios restaurantes donde son de destacar las carnes a buenos precios.

EXCURSIÓN AL PIÉLAGO

CONOCER EL PIÉLAGO

El río Guadyerbas nace en El Piélago en un paraje lleno de magia y elementos históricos y arqueológicos enmarcados por una hermosa naturaleza. En esta excursión vamos a intentar conocerlo

Robledales y castañares de El Piélago
Robledales y castañares de El Piélago

unpaseoporpiélagoPodemos acceder al Piélago desde el Real de San Vicente o desde Navamorcuende, con una distancia desde Talavera de algo más de treinta kilómetros. En el primer caso subiremos entre castañares y en el segundo atravesaremos un hermoso rebollar. También se puede acceder por un bonito camino asfaltado con una hermosa vegetación y un paisaje impresionante desde Hinojosa de San Vicente.

El punto de partida del sendero se sitúa junto a un pinar, justo en el lugar donde la carretera deja de ascender e inicia el descenso en uno u otro sentido. Desde allí recorreremos unos trescientos metros en dirección Navamorcuende hasta un camino que parte desde una curva hacia el repetidor que se sitúa en la cumbre del Cerro Cruces. Cuando hemos avanzado unos cien metros observamos unos muros derruidos a la izquierda, nos acercaremos a ellos y observaremos que se trata de uno de los pozos de nieve donde los frailes del convento cercano acumulaban apisonada la nieve en capas que alternaban con paja. Luego la trasportaban en caballerías hasta Talavera en recipientes de corcho y durante la noche, para tener así menos pérdidas, constituyendo una de las mayores fuentes de ingresos para los frailes. Fue la única forma de refrigeración hasta finales del siglo pasado y de ahí su interés económico. Con ella se hacían también medicamentos pues se creía en su poder curativo, además de los primeros helados ya documentados desde el siglo XVII.

Pozo de nieve de El Piélago
Pozo de nieve de El Piélago

Seguimos por la ladera del Cerro Pelados y atravesamos un pinar contemplando a la izquierda la cuenca formada entre las elevaciones de Cruces, Pelados y San Vicente, que conocemos como El Piélago, lugar llamado así por tener hasta  las cien  fuentes que se contaban en el siglo XVIII. Llegamos junto a la base del cerro de Las Cruces y tomamos el camino que por su loma nos lleva entre robles y rebollos hasta los repetidores de televisión, desde donde podemos disfrutar de una vista incomparable sobre la Sierra de Gredos y sus pueblos, además de las localidades de la cara norte de la Sierra de San Vicente, como Almendral o La Iglesuela.

Una vez disfrutemos del paisaje, descendemos por el camino que bajaba paralelo a una antigua línea eléctrica hasta llegar a la carretera, que pasa entre un conjunto de tres molinos de agua de los que uno de ellos es casi monumental pues tiene todo el edificio y el cubo fabricados en buena sillería.

Seguimos la carretera y cruzamos el río Guadyerbas en su nacimiento, y si es época lluviosa podemos dar un breve paseo por sus orillas viendo cómo desciende con bonitas chorreras y pequeñas cascadas. Volvemos a la carretera y seguimos hasta llegar a la zona de esparcimiento y un campamento.

El Guadyerbas al salir de los robledales de El Piélago
El Guadyerbas al salir de los robledales de El Piélago

Allí podremos descansar, para a continuación seguir de nuevo por la carretera hasta el convento, construcción en ruinas del siglo XVII y XVIII que tiene su encanto típicamente romántico, con su hiedra y su aspecto sombrío. Poco antes del convento, parte de la carretera un camino hacia la derecha, hasta él retrocederemos, y tras recorrer unos trescientos metros veremos a la izquierda, entre los pinos, las ruinas del edificio de otro pozo de nieve.

Fachada del convento de el Piélago

Desde aquí mismo, o mejor desde el punto inicial de partida, ascenderemos por la linde de los pinos, hasta la cumbre del cerro de San Vicente y allí, junto al vértice geodésico, se encuentra la cueva de los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, y sobre ella los restos de la ermita que erigió Francisco de Raudona, un hombre casado con una viuda del pueblo de San Román que andando por estos parajes creyó durante una experiencia mística ver en la cueva las marcas sobre la roca de las espaldas de los mártires patrones de Talavera, escondidos aquí cuando huían de las persecuciones del emperador Diocleciano. Sobre la pared de la izquierda se observa una pililla y una cruz labradas en la piedra.

Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente
Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente


A quinientos metros al sur de la cueva está el castillo. Parece que fue musulmán en su origen, y así lo confirman dos enormes cimitarras grabadas sobre la cara sur de la roca que lo sostiene, aunque una de ellas está parcialmente destruida por haberse fragmentado el batolito de granito. La parte más antigua es una torre que se encuentra a saliente y que es de estilo y época califal. La vista panorámica es desde aquí  impresionante: los valles del Alberche y el Tajo, Talavera al fondo a la derecha, al sur los Montes de Toledo y La Jara, más al oeste el Campo Arañuelo y las Sierras de Guadalupe, y debajo Hinojosa, El Real o Garciotún, casi como si fuéramos a caernos sobre ellos.

Castillo musulmán de la Sierra de San vicente
Castillo musulmán de la Sierra de San vicente

HISTORIA Y MAGIA: Pocos lugares tienen como éste una carga histórica y mágica tan acusada. Dice la tradición y la hipótesis histórica del historiador y arqueólogo alemán Schulten, que desde esta sierra atacaba el caudillo lusitano Viriato a las huestes romanas, y que sería el cerro de San Vicente el que los romanos conocieron como Monte de Venus, que tuvo para ellos unas connotaciones mágicas y religiosas. En él se encontraron sepulturas romanas y una dedicatoria a un dios celta prerromano llamado Togote. También los mártires Vicente sabina y Cristeta, los templarios, que algunos defienden que estuvieron por estos pagos, además de los ermitaños, hacen del Cerro de San Vicente un lugar ideal para los amantes de lo esotérico.

Se puede comer en Navamorcuende y en el Real en varios restaurantes donde son de destacar las carnes a buenos precios.

Recorrido aproximado 10 kilómetros,  2 horas y media, aunque si lo deseamos podemos seguir el Guadyerbas en su descenso hasta el embalse y volver en otra hora larga.

MOLINOS DE EL REAL, ALMENDRAL Y LA IGLESUELA

MOLINOS DE LA SIERRA DE SAN VICENTE

EL REAL, ALMENDRAL Y LA IGLESUELA

Tercer molino de la garanta Tejea

Pasemos ahora a la cuenca del río Tiétar, a caballo de los términos de El Real de San Vicente y Almendral de la Cañada se sitúan los molinos de garganta Tejeda sobre una pendiente muy pronunciada a la que se adaptan con el ya descrito receptor de tubo. Tres de ellos cuentan con una pequeña balsa  previa de almacenamiento antes de  la entrada del agua en el tubo (Gt 3), (Gt 4) y (Gt 5). Seguir leyendo MOLINOS DE EL REAL, ALMENDRAL Y LA IGLESUELA

EL PIÉLAGO SEGÚN EL PADRE JUAN DE MARIANA

HERMOSA DESCRIPCIÓN DE LA SIERRA DE SAN VICENTE Y EL PIÉLAGO POR EL PADRE JUAN DE MARIANA

El arco iris en los robledales de El Piélago
El arco iris en los robledales de El Piélago

El Padre Juan de Mariana, el padre de la historia en España como lo definió Benito Pérez Galdós, hizo una descripción de la sierra de San Vicente a la que se retiró para escribir De la Institución Real, texto que pretendía ser un manual educativo para Felipe III :

«no a mucha distancia (de Talavera) se levanta a manera de meta un cerro, separado de cuantos le rodean, muy quebrado, de áspera y dificilísima pendiente y de unos cuatro mil pasos de circunferencia.

Está poblado de muchas aldeas, cubierto de bosques, dotado de frescas y abundantes aguas, enriquecido con una tierra que satisface las esperanzas del colono, libre de todos los males que tan a menudo afligen otros países no tan afortunados. Tiene en la cumbre una cueva de estrecha y trabajosa entrada, noble asilo de San Vicente y de sus hermanas, cuando para evitar la cólera de Daciano tuvieron que dejar los muros de Elbora (Talavera)…

Naciente del río Guadyerbas
Naciente del río Guadyerb

…es esta humilde capilla, a pesar de lo pobre venerada en los pueblos del contorno y más que todo notable por un jardín adjunto, donde brillan las aguas de una fuente inagotable bajo la sombra de castaños y nogales, ciruelos, morales y otros árboles de que abundan aquel lugar y sus alrededores. No sin razón se ha creído que pudo tan deliciosa llanura (El Piélago) consagrada a Diana, diosa tutelar de los bosques para los antiguos…

Castañares de la Sierra de San Vicente
Castañares de la Sierra de San Vicente

Es además la temperatura de aquel lugar admirable hasta la estación en que arden abrasados por el campo el sol y las ciudades. De noche como de día puede uno pasar las horas sin molestia y sin fatiga, ya bajo la copa de los árboles, ya bajo el sencillo techo de una rústica cabaña. Soplan templadísimos vientos puros y limpios de toda miasma, brotan de todas partes las más frescas aguas, corren acá y acullá fuentes cristalinas, cosas todas por las que no sin razón fue aquel lugar llamado Piélago. Alegre es allí el sol, alegre el cielo, alegre por demás la tierra cubierta de tomillo, borraja y acedera, peonía y mucho más de yezgos y de helechos. baste decir, por fin, en su elogio que dio la antigüedad el nombre de Elíseos a tan afortunados campos, tal y tan agradable se presentaen ellos el cielo en tiempo de verano.

Castillo árabe del cerro de San Vicente

Suministran abundantemente los pueblos y las aldeas vecinas todo lo necesario para la vida, uvas higos y peras que pueden sostener la comparación con los mejores, jamones excelentes, peces, carnes, aves y vinos que podrían hacer olvidar la patria. Es verdaderamente de admirar que guardando tan buenas dotes estén aquellos lugares faltos de quintas y de moradas de recreo y de placer para los ricos, que dificilmente podrán encontrar otros más amenos saludables y fecundos…Nunca brillaron para mi días tan alegres ni tan claros; tan dulce y tan agradable era la sociedad en que vivíamos.

5 RUTAS MOLINERAS POR LA SIERRA DE S. VICENTE

EXCURSIONES MOLINERAS POR LA SIERRA DE SAN VICENTE

Molinos de Guadyerbas en Navamorcuende
Molinos de Guadyerbas en Navamorcuende

En mi libro sobre los molinos de agua de la provincia de Toledo describo los casi trescientos molinos distribuyéndolos por zonas, Una de esa zonas con más de cincuenta artificios es la que abarca la Sierra de San Vicente y sus prolongaciones de El Berrocal por el oeste y la sierra de La Higuera y valle del Alberche por el este.

No tenemos aquí espacio para describir el funcionamiento de estas venerables construcciones que son la primera máquina, el primer ingenio que inicia para algunos la revolución industrial de los humanos, pero sí recomiendo la lectura de mi obra aludida para introducirse en su conocimiento y después visitarlos con mayor conocimiento del tema.

Muchos de esos edificios se hallan en ruina casi completa y apenas distinguimos su planta, y por ello vamos a recomendar una serie de paseos para conocer los más significativos y los que se encuentran en mejor estado o los que están más agrupados en las riberas de nuestros arroyos y pueden hacer más productiva nuestra excursión.

Primera Ruta: Subamos desde Navamorcuende hacia el Piélago y antes de llegar a coronar vemos a nuestra izquierda un cubo solitario de sillarejo con su saetín o conducto por el que salía el agua que movía el rodezno. La propia carretera se ha llevado por delante la sala del molino. Si desde él seguimos su antiguo canal entre el rebollar observamos que se trata de un curioso molino de escorrentía abastecido de caudal por canales labrados en las laderas próximas además de por una fuente cuya corriente se acumulaba en una represa. De este ejemplar sale directamente el agua a otro por debajo ya de la carretera que tiene un receptor en rampa y no en cubo como el anterior. Pero es el tercero, por debajo de los anteriores, el edificio molinero tal vez de mayor entidad de la Sierra. Perteneció al convento y tiene tres pisos y un enorme cubo al que llega el agua por un canal elevado sobre mampostería. Al cárcavo se accedía por una escalera helicoidal. Del cuarto artifico apenas se percibe su vieja rampa arruinada.

Molino en el arroyo del Batán en Garciotún-Bayuela
Molino en el arroyo del Batán en Garciotún-Bayuela

Segunda Ruta: por la cantidad de molinos asentados en sus riberas haremos una segunda excursión a la zona del denominado “puente romano” de Castillo de Bayuela, un puente del siglo XVII en torno al que se localizan seis ejemplares vinculados tanto a Bayuela como a Garciotún. Nos acercaremos por carretera y, yendo hacia Garciotún, nos detendremos donde cruza el arroyo bajo la carretera y subiremos siguiendo sus riberas. Los tres molinos más bajos son muy parecidos, con un cubo de base muy inclinada o cubo-rampa. El tercer artificio toma sus aguas del arroyo del Batán, nombre que nos indica que éste u otro edificio desparecido pudieron haber sido un ingenio también movido por el agua para abatanar los paños. El cuarto es de doble captación, pues toma el agua de ambas corrientes. El siguiente tiene la peculiaridad de asegurar la estanqueidad de su cubo con unos cilindros de cerámica llamados atanores en la terminología molinera. Otro molino tiene su anclaje en los mismos pilares del puente. Todos ellos son de una pintoresca arquitectura popular en mampostería de granito.

Molino de Garganta Tejea en Real de San Vicente
Molino de Garganta Tejea en Real de San Vicente

Tercera Ruta: Desde la gasolinera de El Real de San Vicente parte un camino que en un agradable paseo nos llevará hasta la Garganta Tejea, donde se pueden observar las ruinas de cinco molinos vinculados a El Real y Almendral. El primero de ellas capta el agua con una pequeña presa de dos metros de largo con un canal excavado en la misma chorrera. Desde su propio cárcavo el agua va al siguiente ejemplar. La pendiente es pronunciada y actualmente se puede ver un tubo de hierro por el que descendía el agua, aunque quedan restos que nos demuestran que antes era utilizada una conducción hecha sobre un tronco vaciado de castaño. Esos tubos se cubrían con lanchas de granito para protegerlos. El cuarto edificio era de mayor entidad pues tenía dos plantas y movía dos piedras. Es éste otro conjunto de interés etnográfico por ser de los pocos molinos con receptor “de tubo”y están además situados en un entorno natural de gran belleza.

Molino de Guadmora en Hinojosa de San Vicente
Molino de Guadmora en Hinojosa de San Vicente

Cuarta Ruta: Desde Hinojosa desdenderemos por una senda que va hasta el arroyo Guadmora, en término de esta localidad, encontramos dos pintorescas construcciones molineras. Seguiremos bajando por el camino paralelo a la ribera de este arroyo y ya en término de Bayuela encontraremos otros dos magníficos ejemplares en mampostería de granito que como los anteriores tienen su receptor de cubo y un de ellos también sirvió de batán.

Molino del Tiétar en La Iglesuela
Molino del Tiétar en La Iglesuela

Quinta ruta: Desde el puente de la carretera de la Iglesuela a Casavieja podemos ascender río arriba y visitar un ejemplar que era de gran belleza pero ha sido restaurado de forma no muy afortunada y más arriba otro ejemplar con su presa con un entorno natural de gran interés con cigüeña negra. Era de dos piedras y estuvo reconvertido a motor de gasoil cuando no había caudal suficiente. Si nos quedan fuerzas bajaremos luego el río hasta llegar al molino de Castillo, que se caracteriza por un canal de mampostería elevado de bloques graníticos.

Y molinos sueltos: Desde el propio casco de San Román se ascienden doscientos metros y encontramos un bonito molino en el arroyo de Las Tenebreras. Cerca del casco de Buenaventura hay otro buen ejemplar, así como en el mismo caserío de El Real donde podemos ver otros cuatro. Junto a Sotillo de las Palomas, por debajo del puente de la carretera, se encuentra sobre el Guadyerbas otro curioso ejemplar muy accesible que se intentó mover en tiempos de guerra con motor de vapor de agua, una especie de curiosa locomotora molinera.