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EL PASEO DEL MUELLE Y EL DE LA ESTACIÓN EN 1945

EL PASEO DEL MUELLE Y EL DE LA ESTACIÓN EN 1945

Este es el aspecto que presentaban desde la Plaza de España la confluencia del entonces camino del Muelle a la izquierda y el de la Estación a la derecha.

Vemos hoy  fotografías del paseo del Muelle y el de la Estación,  paralelos y que nacen condicionados por la estación de ferrocarril del plan de Ensanche de 1945, imágenes  que se guardan en el Archivo Municipal.

Existía hasta finales del siglo XIX un camino llamado de las Cambrijas, esta es una especie de arbusto que a veces crece en zonas de cierta humedad, y un tanto espinoso. Era una zona donde se lavaba la ropa en Talavera y por donde se accedía a los antiguos depósitos de agua potable.

Camino del Muelle visto desde la Estación con naves de las que aún se conserva alguna de ellas

Cuando se levanta la estación de ferrocarril en 1870 se corta este camino por las vías y los muelles de carga y queda como paseo del Muelle, en torno al que se levantan algunos establecimientos hosteleros y naves industriales.

Paseo del Muelle en otra vista desde la estación. Todavía se ve transitar alguna carreta tirada por vacas o bueyes y algunos pinos típicos del entorno de las casas de huerta

PASEO DE LA ESTACIÓN

El paseo de la Estación, al fondo su fachada. El concepto de paseo siempre iba acompañado de la plantación de arbolado lateral.

La llegada del ferrocarril modifica y condiciona todo el entramado urbano al norte de Talavera, aunque también cierra y limita el crecimiento de la villa. Se diseña una vía de acceso a la estación pues el tren es símbolo en la época de avance y progreso de la sociedad y es además el acceso los viajeros que llegarán por ese medio a la ciudad. Primero fue la carretera de la estación y luego paseo.

Paseo de la Estación visto desde la misma. A la izquierda un bar y casa de comidas. Las calles todavía de tierra. Obsérvese la precaria iluminación viaria de la época.

Se llamó también avenida del Progreso a principio de siglo y avenida 14 de Abril durante la segunda república, aunque el nombre popular fue siempre calle o paseo de la estación, en torno a la que van creciendo hotelitos de clases más pudientes como el que actualmente se mantiene y que fue también antigua clínica de la Milagrosa en lo que entonces eran afueras, además de otras construcciones condicionadas por el propio ferrocarril con alguna venta o casa de huéspedes como el de El Pilar: «Gran Casa de Viajeros, Vinos y comidas, Tel. nº 242», como reza el rótulo.

Edificio del bar y casa de El Pilar que aún se conserva con su magnífica y peculiar azulejería de Ruiz de Luna
Primeros edificios de la fábrica de harinas.
Escena que me recuerda a las del cine realista italiano con dos personajes y un gato con el viento levantando el polvo en una calle entre el paseo de la Estación y el del Muelle.

FOTOS DEL PLAN DE ENSANCHE TALAVERA 1945 (1)

FOTOS DEL PLAN DE ENSANCHE TALAVERA 1945 (1)

LAS ORILLAS DEL RÍO

Comenzamos hoy una serie de fotografías del Plan de ensanche de Talavera de 1945, que se hayan en el Archivo Municipal. El texto es la introducción realizada por el archivero Rafael Gómez.

En los pies de foto comento las fotografías que en este caso son cuatro del río.También se presenta una foto aérea de Talavera de la misma fecha y que comentaremos en otra ocasión

Vista aérea de Talavera de 1945

El comienzo del siglo XX en Talavera supuso un crecimiento demográfico ininterrumpido, aunque con desigual incidencia según los momentos. El gran salto se produce una vez finalizada la Guerra Civil con una población cercana a los 20.000 habitantes, que en cuarenta años triplicará sus efectivos situándose en el 2000 en torno a los 75.000 habitantes. Consecuencia de este incremento poblacional fue el paralelo desarrollo de su viejo casco urbano, que había permanecido casi inmutable desde el siglo XVI. Pero ahora se mostraba incapaz para absorber el gran aluvión demográfico procedente de las comarcas limítrofes interprovinciales. La ciudad recibirá la afluencia de gentes procedentes de los pueblos cercanos.

Poco a poco se fue abandonando el antiguo espacio urbano para ocupar las nuevas áreas residenciales, sobre todo al norte y al oeste de la ciudad, luego al este. Simultáneamente se comenzó un paulatino y constante abandono de los recintos murados que incidirá negativamente en la desaparición de su antiguo entramado urbano, y en la destrucción y abandono de la vivienda tradicional talaverana. Motivaba este aumento demográfico el hecho dela instalación del plan de regadíos del Alberche, con el aprovechamiento de las aguas procedentes del embalse de Cazalegas.

Obsérvese la limpieza y el caudal del río con sus arenales limpios y la isla con su arbolado

La Vega del Tajo se transformó y los cultivos tradicionales de cereales, vid y olivo que caracterizaban la agricultura fueron sustituidos por el maíz, algodón, tabaco, pimiento y otros productos hortofrutícolas, lo que requería abundante mano de obra en todo su laboreo.

Talavera, además, está ubicada en un nudo de comunicaciones vital dentro de la meseta castellana y su porvenir económico, industrial, comercial y su riqueza agropecuaria indujeron al ayuntamiento a la redacción de un plan de ordenación urbana.

La Ronda del Cañillo con los escombros sobre la muralla en 1945

También escaseaban las viviendas en Talavera, a tenor de la información dada por el propio ayuntamiento. En estos momentos la ciudad se está dotando de los servicios de abastecimiento de agua potable y construyendo la red de alcantarillado.

Detalle: Extremo norte del puente viejo en 1945

En otro orden de cosas se comienza la canalización y soterramiento del arroyo Portiña que, procedente del norte atravesaba el casco urbano en dirección este—oeste. Sus continuos desbordamientos provocaban daños no solo en los campos sino también en la ciudad. En años posteriores se terminarían sus obras y se comenzarían las de otros arroyos como el Berrenchín o el Papacochinos. El ayuntamiento, por acuerdo de 10 de enero de1944, aprobó la elaboración y redacción de un proyecto de ensanche y reforma interior a la Comision de Obras. El Proyecto de Ensanche de la Población fue finalmente encargado en 1945 al madrileño Antonio Cámara Niño, que era arquitecto jefe de Proyectos de la Dirección General de Regiones Devastadas, el cual redactó la memoria, elaboró los planos y lo ilustró con las fotografías que ahora se publican en su totalidad.

Las directrices básicas del proyecto eran las de plantear una ampliación de la población de 1945, en torno a los 20.000 habitantes, hasta ponerla en condición de albergar una población de 50.000 habitantes en un plazo de diez años. Como límite en el plazo de treinta años podría crecer hasta los 100.000 habitantes. El presupuesto de este ambicioso plan ascendía a la suma de 54.650 pesetas, cantidad nada despreciable. En sesión del ayuntamiento pleno de 15 de mayo de 1944 se justificaba la necesidad de resolver el asunto cuanto antes porque “es de singular interés para la ciudad, a la que hay que encauzar y fijar las bases de su futuro desarrollo y, al propio tiempo, para que las edificaciones del porvenir se ajusten al plan de ensanche». El propio alcalde, Justiniano López-Brea García-Heras, lo explicaba con claridad pues “es inevitable el crecimiento de Talavera, como consecuencia de la próxima puesta en práctica de los riegos del Canal Bajo del Alberche, por lo que no hay más remedio que pensar en una ciudad nueva».

La ronda del cañillo frenta a la alcazaba o huerto de San Agustín

El plan quedo aprobado definitivamente en 1945 y expuesto al público, pero el último trámite el de ser estudiado y ratificado por la Comisión Provincial de Urbanismo no se cumplió, aunque sirvió de modelo para el desarrollo posterior de los distintos ensanches, a través de las parcelaciones parciales de los predios rústicos colindantes con la ciudad. El Plan de Ensanche establecía avenidas y otras calles radiales sobre un plano en cuadricula. Para dejar expedita la zona del ya denominado ensanche, se preveía que los arroyos Portiña, Berrenchín, Papacochinos, Cornicabral y Tamujar quedaran cubiertos, así como el respeto a las edificaciones existentes. La altura máxima de las edificaciones no podría superar las siete plantas en las calles y avenidas más anchas.

Detalle de la foto en que e observan las murallas sin las cocinillas o viviendas precarias que se adosaron probablemente en los años 50

El ensanche quedo establecido en cuatro zonas: zona urbana, zona de almacenes y pequeña industria, zona industrial y zona agrícola. A medida que la urbanización crecía se iban adoptando las preceptivas ordenanzas que regulaban la edificación de cada una de las zonas y dentro de ellas los distintos sectores en construcción. Se comenzó de esta manera la parcelación de las huertas que rodeaban la ciudad; Huerta de las Nieves, de Santa María, del Camino del Pilar, de San José, de la Bomba, Huerta Caballero, Huerto de Manzano. Los distintos ensanches tomaron los nombres de los parajes a los que se referían. Ensanches del Campo del Ferial, de la Estación, del Matadero, de la Puerta de Cuartos, etc.

El puente de Hierro y el Tejar de Ruiz de Luna en1945

Para ilustrar este ambicioso y moderno plan urbanizador se completó el proyecto con fotografías, cuyo autor desconocemos. Estas se hicieron sobre las distintas zonas del área urbana conocida hasta entonces y de los parajes que se iban a incluir en el plan. Y aunque no tuvieron una intencionalidad o carácter estético, sino más bien técnico, lo cierto es que la gran mayoría son de un gran valor fotográfico v al tiempo un auténtico documento histórico. Porque, además, son el fiel reflejo de una sociedad y del espacio al cual se halla vinculado. Nos muestran tipos y gentes, con sus vestidos y ropas, con los medios que utilizan para desplazarse o para el transporte. Etnografía, arquitectura popular, costumbres, modos de vida y dedicación laboral pasan ante nuestros ojos y nos enseñan la ciudad en los años duros de posguerra. Hay rincones entrañables, panorámicas inusitadas, vistas inéditas, edificios emblemáticos y parajes desaparecidos. Toda la memoria colectiva de la ciudad recogida en ochenta fotografías para el recuerdo.

Detalle de la foto anterior conlas viviendas junto al puente de Hierro y el tejar de Ruiz de Luna

ARCHIVO MUNICIPAL

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1, GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1,

GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

Imagen de la Virgen de Guadalupe en el claustro de la hospedería.

EL rey Sancho IV había tomado su venganza contra la hidalguía talaverana por el apoyo que había prestado a su padre Alfonso X durante el conflicto bélico que enfrentó a ambos. Entre la historia y la leyenda podemos considerar la muerte de cuatrocientos caballeros de la villa del Tajo que fueron ajusticiados por Sancho el Bravo. Descuartizados, sus pedazos fueron colgados de la puerta que desde entonces se llamó Puerta de Cuartos.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0025.jpg

Algunos historiadores consideran que el deseo de reconciliarse con Talavera llevó al rey a concederla tres grandes dehesas para repoblarlas al sur de su extenso alfoz. Una de ellas era la dehesa de los Xebalillos, zona de la actual cabecera del río Gébalo. Otra era la dehesa del Castrejón de Ibor, lo que aproximadamente hoy se conoce como comarca de Los Ibores. La tercera era la dehesa del puerto de Juan Román, Ivan Román en grafía medieval, que abarcaba los términos de Valdecaballeros y Castilblanco, actualmente en la provincia de Badajoz, además de Alía y los bosques y montes cercanos al río Guadalupe, más tarde conocidos como dehesa de Los Guadalupes.

Guadalupe en una antigua fotografía

“ Sepan quantos esta carta vieren cómo nos don Sancho…por hacer bien y merçed al conçejo de Talavera, porque han pocos pueblos e no an común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver, por la merçed que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y puedan hacer en ellas todas las cosas que en su pro sean…E mandamos que aya estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí en adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de las entrar en ellas”.

Capiteles del humilladero de Guadalupe

En el territorio de esa dehesa de Ivan Román se localiza según la leyenda la aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esa leyenda no data concretamente el momento en que se produce el hallazgo de la talla pero, por el contenido del relato, sabemos que la talla es escondida por clérigos sevillanos que huyen de la persecución musulmana y es hallada más tarde, cuando ya el territorio ha sido reconquistado por los cristianos.

Por ello, el comienzo de la devoción guadalupana se situaría probablemente en el siglo XIII, como parece indicar el estilo de la escultura y el hecho de que hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 no se puede considerar este territorio poblado por cristianos, debido a la inseguridad producida sobre estos despoblados por las frecuentes razzias árabes.

Vista de la Puebla de Guadalupe

Ya en el siglo XIV se produce la aparición de la imagen de la que hablaremos en el siguiente capítulo y la segregación del territorio por Alfonso XI para levantar el monasterio.

ANTIGUO CONVENTO DE LAS AGUSTINAS Y LO QUE QUEDA DE ÉL

ANTIGUO CONVENTO DE LAS AGUSTINAS DE SAN ILDEFONSO Y LO QUE QUEDA DE ÉL

San Alonso de Orozco fundador del convento representado en azulejería talaverana hoy en el actual colegio de las agustinas

En 1562, el oropesano Fray Alonso de Orozco, confesor de Felipe II, fundó con su hermana y otras mujeres de su familia un convento que el año 1573 vio finalizada su iglesia.

Al año siguiente, bajo la advocación de San Ildefonso, es bendecido el templo por el talaverano Juan Suárez de Carvajal, Obispo de Lugo. Más adelante la comunidad presta obediencia a la orden de San Agustín acudiendo varias monjas y una priora desde Madrigal.

Escudo de alguno de los protectores sobre la entrada de la iglesia del antiguo convento de San Ildefonso de las agustinas.

Protegieron a esta institución el inquisidor Pedro Girón y los marqueses de Sofraga pero ,al igual que los agustinos talaveranos, la falta de recursos hizo que a finales del siglo XVI se eximieran de obediencia a la orden, pasando a depender del arzobispado.

Parece que durante la invasión francesa no fue agredido este convento e incluso se le prestó protección.

Antigua sillería gótica del convento de las agustinas, hoy en el colegio de las mismas

Parte de los ornamentos y decoración de la primitiva iglesia se pueden ahora contemplar en el nuevo templo del colegio de las Madres Agustinas donde es de destacar la magnífica sillería del siglo XVI que perteneció al coro de La Colegial, una imagen de San Agustín del XVII y alguna otra de interés.

Imagen de San Agustín del siglo XVII en el convento

También hay algunos elementos de cerámica que se encontraban en el antiguo convento y ahora están en las dependencias del nuevo colegio, como un panel de azulejos que representa al beato fundador Alonso de Orozco, otro muy peculiar y hermoso de San Agustín y algunos zócalos decorativos.

Una de las bellas imágenes que se conservan del antiguo convento de las agustinas

En su primitiva ubicación se puede observar todavía una de las entradas secundarias de acceso desde la Corredera protegida con una reja. En el interior del edificio se mantiene todavía la primitiva iglesia.

Entrada de la iglesia del convento de las agustinas

LA COLEGIAL, HISTORIA Y FOTOS ANTIGUAS

LA COLEGIAL, HISTORIA Y FOTOS ANTIGUAS

(Iglesia de Sta. María la Mayor)

HISTORIA

Dibujo sobre foto antigua de Enrique Reaño con la Plaza del Pan y la Colegial

Las únicas parroquias de cuya localización dentro del primer recinto murado tenemos certeza son las hoy desaparecidas de San Pedro y San Clemente, además de la parroquia de Santiago el Viejo y de esta iglesia de Santa María la Mayor que más tarde sería Colegial. Esta iglesia y el monasterio de Guadalupe son “ monumentos capitales de nuestra historia arquitectónica” según el eminente historiador del arte Leopoldo Torres Balbás, y como veremos, con no pocos elementos comunes.

Fachada de la Colegial en postal de Ruiz de Luna

Su denominación de «mayor» y su situación,  en lugar tan destacado como es la plaza mayor de la ciudad, nos hace pensar en que probablemente sustituyó a la antigua mezquita principal de la época de dominación musulmana. Ésta, a su vez, se habría asentado sobre un antiguo templo visigodo que sería heredero de alguno de los principales templos romanos de la ciudad. No olvidemos la forma rectangular de la plaza del Pan que, además, aglutinaba a los palacios y dependencias administrativas más importantes de Talavera, probablemente desde la ocupación romana, como demuestran los hallazgos arqueológicos de edificios significativos en todo su entorno. Sería pues esta plaza, la heredera directa del antiguo foro romano de Ébora o de Caesarobriga.

La colegial en un dibujo de lal siglo XVIII de la biblioteca regional

Si Talavera se correspondiera realmente con la población visigoda de Aquis, ésta habría estado incluida eclesiásticamente en la Lusitania y Esteban Emeritense a petición del rey Wamba habría erigido sede episcopal en nuestra ciudad en el año 680. El cronicón de San Millán escrito en el año 883 menciona también un obispado de los mozárabes de la Talabayra musulmana, aunque ya no aparece en un catálogo del año 962.

Postal de la Colegial de los años 50

Documentalmente aparecen referencias al templo en época tan inmediata a la reconquista como es el siglo XII, cuando figura esta iglesia en un escrito de donación de unas casas publicado en el Bullarium de la Orden de Santiago. En otro documento de 1204 se habla de las prerrogativas que por ser la iglesia más antigua tenía como punto de partida de las procesiones de la ciudad.

El historiador Francisco de Soto va más lejos cuando dice:

«La iglesia de Santa María, que hoy es insigne colegial de esta antiquísima villa, fue catedral desde que el Apóstol Santiago predicó en ella, dejando a uno de sus discípulos llamado Pedro como su primer obispo, le fueron sucediendo otros cuarenta y dos obispos hasta llegar el año de 1085 que fue en el que el rey D. Alonso el sexto ganó a los moros esta villa; y en esta ocasión perdió esta iglesia el ser catedral».

Según este mismo autor, el obispado de Talavera se dividió en tres partes, una para el de Ávila, otra para el de Salamanca y con la última se fundó el arcedianato de Talavera, que a su vez, se dividía en los arciprestazgos de Calera, con treinta y seis parroquias; el de Maqueda con dieciocho, el de Santa Olalla con veintiocho y el de Escalona con el mismo número de pilas. Además contaba con tres vicarías, la de Talavera propiamente dicha, la de El Puente del Arzobispo y la de la Puebla de Alcocer.

La Colegial en el dibujo de Vander Wingaerde del siglo XVI

En 1211, un año antes de la batalla de las Navas de Tolosa, estuvieron en Talavera con el objetivo de conseguir soldados y medios para la lucha contra los musulmanes, el rey Alfonso VIII y el arzobispo Jiménez de Rada que admitieron la petición de la villa para que el templo de Santa María se elevara a la categoría de colegial. Dice Soto que entre los motivos para conceder la bula estaba el reconocimiento por parte del arzobispo de que Talavera había tenido antes su propia catedral. Esta bula está firmada entre otros por Domingo Pascual que llevó la cruz del primado durante la batalla de Las Navas de Tolosa.

Fotografía del rosetón de la colegial en una foto de un reportaje de Blanco y Negro sobe Talavera de los años 60

Más tarde, arzobispos como el infante de Aragón D. Sancho que en 1273 dio a la Colegial la dehesa de Cabañuelas , o papas como Lucio III, Julio II, Alejandro III o Sixto IV, que le concedió el lugar de El Pedroso, beneficiaron con gracias e indulgencias a la Colegial. También se vio favorecida por reyes como Alfonso X, Alfonso XI, Juan I y Juan II que protegieron y dotaron de fincas, rentas y privilegios a este templo. El ayuntamiento por su parte rebajó el precio de la carne a sus canónigos en ocho maravedíes y les concedió los despojos de las reses que se mataran los sábados, entre otras prebendas.

Según Fray Andrés de Torrejón quedó así constituida la Colegial más antigua de España con la advocación de la Asunción de Nuestra Señora. Una colegial es, según el Diccionario de Autoridades, «una iglesia que tiene canónigos y no es catedral». El Cabildo o conjunto de clérigos de la colegial estaba formado por doce canónigos y cuatro dignidades o jerarquías: Deán, Sodeán, más tarde sustituido por un Arcipreste, un Chantre y un Tesorero.

Dibujo de Enrique Reaño de la parte traseras de la Colegial

Algunos de estos personajes debían tener conductas poco edificantes cuando en 1343 es comisionado por el arzobispo Gil de Albornoz nada menos que Juan Ruiz «Arcipreste de Hita» para que reprenda e intente modificar las costumbres sexuales de los canónigos talaveranos. A este hecho dedica una preciosa cántiga en su Libro del Buen Amor que reproduzco en la sección de curiosidades. Unas décadas más tarde el Arzobispo Tenorio vuelve a fracasar en el mismo cometido cuando, habiendo ofrecido numerosas propiedades a los canónigos, entre las que destacan molinos y tierras tan productivas como la granja de Pompajuela, para que tomaran vida reglada y conventual, estos se niegan y prefieren seguir manteniéndose fuera del claustro, lo que les permitía una mucho mayor libertad e independencia económica. Las dependencias monacales fueron después destinadas a los jerónimos, hoy San Prudencio. La madre del arzobispo, Juana Duque, era al parecer nacida en Talavera y quedó enterrada en la capilla mayor de la Colegial, pero al no haber dotado su enterramiento con alguna capellanía, los canónigos sacaron el cuerpo y lo llevaron a un nicho junto al coro.

Rótulo de Ruiz de Luna en la Colegial

La ampliación del templo tuvo numerosas vicisitudes y Torrejón nos relata, por ejemplo, cómo el Deán Martín de Hinestrosa  donó dos dehesas y cómo «algunos cavalleros y personas ricas hacían labrar a su costa alguna parte de la yglesia adonde ponían sus armas como las ay en las claves de la bóveda de la parte del evangelio y de la epístola para que quedase memoria de su devoçión».

Los poco estéticos «travesaños que están entre los pilares de la nave de enmedio» se pusieron en tiempo del arzobispo Jiménez de Cisneros por el peligro de derrumbe que provocaban algunos hundimientos y el desequilibrio originado por los grandes estribos exteriores. Se hicieron a costa del prelado y por eso llevan sus armas.

El edificio se acabó en tiempos del arzobispo Alonso Carrillo y fue él quien dio permiso para empeñar la plata del ajuar de la iglesia en 1467 y así poder terminar el coro. «Pero como esta yglesia se hiço a remiendos y no con tanta firmeza como requieren semejantes edifiçios siempre era necesario haçer algunos reparos en las partes más flacas». Hacia 1469 se construye el claustro, En 1475 el papa Sixto IV concedió al cabildo el lugar y dehesa del Pedroso pudiendo continuarse así las obras con los beneficios que reportaba, pero la precariedad en que se desenvolvía la construcción llevó a que en 1494 el Cardenal D. Pero Gonçalez de Mendoça concediera a la Colegial las dos sinagogas talaveranas abandonadas tras la expulsión de los judíos que ordenaron los Reyes Católicos. Con los beneficios de la venta de ambos edificios, uno de ellos junto a la iglesia de San Pedro y otro próximo al palacio de los Duque de Estrada, se pudo acometer la terminación de las bóvedas de la nave central y por esta circunstancia llevan las armas del Cardenal Mendoza. Además, el propio cardenal dejó a su muerte quinientos ducados como renta para gastos de fábrica de la Colegial.

El arzobispo Gutierre Álvarez de Toledo «murió estando en esta villa de Talavera a quien estava muy aficionado» y  fue voluntad suya ser enterrado en la Capilla mayor de esta iglesia para lo que dejó dicho a su hermano el conde de Alba de Tormes que a su muerte dotara de alguna renta a esa capilla pero, aunque los canónigos acudieron a negociar con él «como no cumpliera ninguna cosa y ubiesen pasado quarenta y dos años» en 1482 determinaron desocupar la capilla para dársela a otra persona que diese alguna renta para la iglesia y así, sacaron el ataúd con su ajuar de plata trasladándose después el cuerpo al monasterio jerónimo de San Leonardo en Alba de Tormes. Quedó por ello vacía la capilla mayor para que en 1485 el deán se la diera en propiedad al señor de Mejorada, Cervera y Cebolla, don Juan de Ayala, Aposentador Mayor del Rey que hizo decorar el retablo con una pintura de la virgen que tenía el rostro de su propia hija. Más tarde también se enterraron aquí algunos de sus descendientes.

En tiempos del cardenal Quiroga se suprimieron dos plazas de canónigos y se crearon ocho de racioneros. A comienzos del siglo XVIII se añadieron los cuerpos superiores de la torre en la época del cardenal Portocarrero y se labró la sacristía nueva con bóveda de cañón decorada de yeserías y costeada con la herencia del deán Baltasar Hidalgo de Cisneros. También a finales de este siglo, durante el pontificado del cardenal Lorenzana, se hicieron numerosas restauraciones como el pavimentado de mármoles. Los franceses saquearon el templo en la Guerra de la Independencia y en 1846 un incendio dañó gravemente muchos de los cuadros, vidrieras y enseres destruyendo además los dos órganos y la sillería de nogal del coro. En el año 1851 la iglesia de Santa María pierde con motivo del Concordato su condición de colegial volviendo a convertirse en la iglesia Mayor de Talavera.

UN siglo EN EL QUE nuestra COMARCA FUE ESCENARIO histórico

UN SIGLO EN EL QUE LA COMARCA FUE ESCENARIO

Castillo de Montalbán, donde se ocultó el rey Juan II con don Álvaro de Luna

Juan II y su valido Álvaro de Luna, después de haber huido de Talavera y del secuestro del rey por su primo el infante de Aragón, pasaron tres semanas en el castillo de Montalbán, hasta que volvieron nuevamente a Talavera al retirar el infante don Enrique el asedio.

Pasó el Rey en nuestra ciudad los días de Navidad de aquel año de 1420 rodeado de la corte que celebró la victoria de don Juan. Para ello acudió también el rey de Navarra, que había llegado a serlo por matrimonio y durante cuyas bodas precisamente intentó su hermano Enrique hacerse con el poder secuestrando al Rey.

Alcázar de Talavera, donde residían en la época los reyes en sus estancias en Talavera

Volvió en otras ocasiones Juan II el Débil a Talavera en este siglo pleno de luchas entre facciones de nobles y la realeza. Como la sucedida en 1442, cuando el enfrentamiento se producía entre el propio Juan II y su hijo Enrique IV el Impotente.

En este caso, Pero Suárez, hijo del señor de Oropesa, toma nuestra villa declarándose partidario del futuro Enrique IV. Garciálvarez, su padre, que fiel al rey le había seguido en su huida al castillo de Montalbán, es apresado en esta ocasión por Juan II, por lo que después de unos días su hijo abandona el sitio de la ciudad y el Rey perdona a los sublevados dejando marchar a su padre a Oropesa.

En muchas de las luchas que hubo durante el reinado del rey Juan II la Santa Hermandad de Talavera aportó fuerzas armadas a los bandos en contienda.

Otro de los datos que nos hablan de la vinculación de Juan II a nuestra ciudad es que Alonso Martínez de Toledo, el Arcipreste de Talavera, tuvo entre otros cargos el de capellán del Rey y fue precisamente durante el tiempo que desempeñó estas atribuciones escribió su obra más conocida “El Corbacho” o «Reprobación del amor mundano».

Don Álvaro de Luna fue acumulando como hombre de confianza del rey numerosos señoríos vecinos de nuestra ciudad. A él pertenecieron Castillo de Bayuela y La Adrada, que le fueron entregados por Juan II después del episodio de la huida a Montalbán; Escalona, San Martín de Valdeiglesias, El Colmenar (que luego sería la Villa de Mombeltrán) y gran parte del valle del Tiétar.

Portada de la parte palaciega del castillo de Escalona donde residió y resistió don Álvaro de Luna

Construyó los castillos de Maqueda y el cercano de San Silvestre y todas estas posesiones se completarían luego con las que obtuvo por su matrimonio en segundas nupcias, con doña Juana de Pimentel, ya que había enviudado de su primera mujer, con la que se casó en Talavera.

De los territorios obtenidos por este matrimonio destacaba Arenas de San Pedro y su territorio, con el que don Álvaro de Luna fue dueño de la práctica totalidad del territorio que separaba a Talavera de la sierra de Gredos, controlando los puertos de montaña, los puentes y las cañadas de la Mesta. Este hecho daba a sus señoríos un gran poder estratégico en aquella época, pues dominaba el paso entre las dos Castillas.

También estuvo don Álvaro a punto de perjudicar gravemente a Talavera pues apoyó al Maestre de la Orden de Alcántara cuando usurpó a nuestra ciudad los territorios situados más al sur de La Jara, con los términos actuales de Sevilleja, Campillo, Puerto de San Vicente, Castilblanco Alía, y Valdecaballeros.

Cuando don Álvaro cayó en desgracia y fue ejecutado por el rey que tanto confió en él, su viuda se retiró al castillo de Arenas, que por eso se llamó desde entonces “de la Triste Condesa”.

Nuestra ciudad y las tierras de su entorno siguieron teniendo cierto protagonismo en la historia de España durante el reinado de Enrique IV el Impotente, rey calificado por Marañón como un “eunucoide displásico”, pero que fue un hombre misántropo y bondadoso a quien no se pudo atribuir directamente ninguna de las muertes que se produjeron durante las luchas nobiliarias que tuvieron lugar a lo largo de su reinado.

Enrique IV el Impotente

Está documentada su presencia en varias ocasiones en Talavera dada su afición al monasterio de Guadalupe, donde fue enterrado, y ser nuestra villa camino habitual hacia el monasterio de las Villuercas en aquellos tiempos en los que se hallaba en su época de mayor esplendor.

Pero es durante la guerra civil que enfrenta a los partidarios de don Enrique con los de su hermano Alfonso, que pretendía reinar por considerarse que Juana, la única hija de Enrique, era en realidad hija del apuesto cortesano Beltrán de la Cueva, y por eso era llamada la Beltraneja, dada la manifiesta impotencia del rey en su primer matrimonio. Se llega incluso a hacer una ridícula ceremonia en la que dos prelados certifican que el rey había recuperado su virilidad en el segundo matrimonio.

Castillo de Mombeltrán

Detrás de esta guerra se esconden en realidad las luchas entre diferentes facciones de la nobleza, y debido al enfrentamiento llegan los detractores de don Enrique a hacer un simulacro de destronamiento del rey en Ávila vistiendo con sus atributos a un muñeco, quitándoselos después y derribándole de una patada.

Los nobles y prelados que apoyaban la causa de don Alfonso se reunieron en julio de1466 en Talavera, partidaria entonces de los rebeldes para tomar una serie de decisiones sobre la estrategia a seguir contra don Enrique. El arzobispo de Toledo y el maestre de la orden de Santiago se muestran más belicosos pero el conde de Benavente y el maestre de Alcántara tienen una actitud más moderada que es al final es la que se adopta.

LA ESTACIÓN DE TREN DE TALAVERA: FOTOS ANTIGUAS Y CERÁMICA

LA ESTACIÓN DE TREN DE TALAVERA

La estación del tren en una postal de los años 20 de Ruiz de luna

Ahora que intentan desmantelar los servicios ferroviarios de Talavera con trenes casi decimonónicos vamos a recordar la estación que cuando se construyó supuso un gran cambio en la ciudad, tanto por los nuevos servicios que ello suponía como por los cambios urbanísticos que supuso en Talavera  y las ampliaciones del casco por paseo del Muelle y el paseo de la Estación.

Todavía quedan algunas instalaciones para abastecer de agua a los antiguos trenes de vapor o alguna vieja grúa.

Fue en 1876 cuando llegó el tren a Talavera, aunque hubo intentos por llevarlo a través de Castilla la Vieja y descender por Baños de Montemayor hacia Plasencia y Cáceres. Exactamente lo mismo que ahora se plantea el ministerio para dejar a Talavera sin AVE. En aquella ocasión rectificaron su intención y esperemos que en este caso lo hagan también.

Desde 1860 hubo ya presiones de las fuerzas vivas talaveranas para que llegara a la ciudad Los ayuntamientos debían pagar una parte por adelantado y eso también retrasó algo el proyecto.

Fachada de la estación del tren en su estado actual

Sin embargo hubo resistencia por parte de comerciantes y hosteleros que consideraban perjudicados sus derechos por detenerse así menos  viajeros y mercancías en Talavera, aunque la actividad agropecuaria y la escasa industria se verían beneficiados por el ferrocarril.

La estación desde el puente de la Vía en una vieja fotografía

Hubo otros intentos de traer el ferrocarril a Talavera: una primera línea directa desde Madrid, otra de tranvía desde Toledo, un tren que nos comunicara con Gredos a través de Oropesa, otro que llegara a Talavera  conectando con el que llegaba de Madrid a Almorox, otro desde Los Navalmorales y uno más desde Alcázar para comunicarnos con La Mancha, pero ninguno llegó a cuajar, aunque de lo que queda de algunos de esos proyectos hablaremos otro día, como también se frustró el tren Talavera- Villanueva de la Serena, hoy vía Verde de la Jara.

Otra postal con la estructura original de la estación

LA CERÁMICA DE LA ESTACIÓN

Sobre la vieja construcción de la estación se instalaron en los años 70 del pasado siglo unos paneles de cerámica de motivos renacentistas que dieran realce al edificio.

Rótulo con el taller autor de la cerámica

Se trata de cerámica de Artesanía Talaverana, cuando todavía esta empresa de Mauri y Corrochano se encontraba en la calle capitán Luque como se puede ver en la inscripción que reproducimos.

Uno de los motivos renacentistas que se repiten en la decoración de la estación
Otro de los paneles decorativos de la estación

Otro de los motivos cerámicos es un escudo de Talavera que se sitúa en el vértice de la achada sur de la estación.

Escudo de Talavera en la estación de ferrocarril.

CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

Fachada del convento de los carmelitas o «El Carmen»

EL CARMEN

 HISTORIA

 El monje talaverano Melchor de San Antonio llegó a la ciudad en el año de 1690 con el ánimo de fundar junto a otro compañero una comunidad de su orden de carmelitas descalzos. La empresa hubo de vencer la oposición de las otras comunidades religiosas ya asentadas y de los nobles que las protegían. Sin embargo, los frailes son tutelados por el cardenal Portocarrero y por la influyente familia Meneses, doña Luisa Luna Meneses y don Pedro de Meneses que les concedieron las casas en las que se instalaron por primera vez los frailes, consiguiendo al fin fijarse en Talavera. Seguir leyendo CONVENTO DE LOS CARMELITAS, «EL CARMEN»

LA BATALLA DE TALAVERA (y 2) LA SANGRE CORRE EN LA PORTIÑA

LA BATALLA DE TALAVERA (y 2)

LA SANGRE CORRE EN LA PORTIÑA

Grabado de la colección del autor que muestra una recreación decimonónica de la Batalla de Talavera

Con estas acciones queda pues establecido el frente en una línea imaginaria que, bajando desde la atalaya de Segurilla siguiera por el arroyo de la Portiña para luego llegar hasta el Tajo, pasando cerca de la ermita del Prado por delante del caserío de Talavera.

Las fuerzas francesas se situarían al este de esa línea, las inglesas al oeste ocupando la mitad norte de la misma, en la zona cercana al actual embalse de La Portiña y sobre todo el cerro Medellín, y las españolas la mitad sur, desde el pajar de Vergara hasta la misma Talavera entre olivares y con el terreno surcado de zanjas.

El cerro Medellín domina todo el escenario de la batalla, por lo que desde el principio es objetivo de los franceses que ya el mismo día 27 por la noche intentan en una escaramuza tomar la altura, tanto por su valor estratégico como por encontrarse la mayor parte de las tropas inglesas situadas detrás del cerro.

El cerro de Medellín visto desde las elevaciones de Segurilla, fue escenario de la Batalla, sobre él se asentaron las tropas y baterías inglesas.

Antes se había producido el primer encuentro entre el ejército francés y los soldados españoles más novatos, de los cuales, algunos sorprendidos y asustados huyen en principio. Un episodio que se ha exagerado debido a las manipulaciones y opiniones negativas que sobre las fuerzas españolas difundieron en sus escritos los propagandistas ingleses. Parece que este ataque lo que pretendía en realidad era disimular el que sobre el cerro Medellín iban a acometer los franceses.

Podemos imaginar el escenario en el actual emplazamiento del muro de la presa de La Portiña. En el lado derecho mirando a Segurilla, sobre el llamado cerro del Cascajal, los franceses. En medio, el arroyo sin la presa actual y con su barranco de considerable profundidad, y a la izquierda los ingleses desplegados por las faldas del cerro Medellín.

El embalse de la Portiña ocupa gran parte del escenario de la Batalla de Talavera. En la zona del muro se dieron los combates más encarnizados.

Los franceses atacan inopinadamente a las diez de la noche y se empiezan a extender sin fuego artillero por las faldas del Medellín. Aunque son descubiertos por los soldados alemanes encuadrados en las fuerzas inglesas, el ejército aliado es sorprendido y el mismo general británico Hill, cuando viene de cenar en Talavera, es casi apresado por los franceses tirando de la brida de su caballo.

Aprovechando la sorpresa, un destacamento francés llega incluso a coronar el cerro Medellín, pero es desalojado nuevamente por las tropas inglesas, aunque éstas tienen bajas y pierden algunos cañones. Durante el resto de la noche hubo algunos tiroteos de nervios e incluso murieron varios oficiales ingleses bajo el propio fuego desatado por una falsa alarma.

Recreación de una acometida en la Batalla de Talavera

El día 28 amanece y los ingleses ven desplegadas las fuerzas napoleónicas frente a ellos con una gran batería de artillería concentrada en el cerro Cascajal. Para reforzar la ladera norte del cerro Medellín, Wellington pide ayuda a Cuesta que le envía varios destacamentos de caballería, de infantería y algunos cañones.

Los franceses inician el ataque con el sol deslumbrando a los aliados, y comienzan a batir con intenso fuego de artillería el Medellín. En principio se abren peligrosos huecos en las líneas aliadas causando bajas numerosas, pero aprovechando un hueco abierto en las tropas francesas, son atacadas por orden de Wellesley también por el flanco y se ven obligadas a retroceder.

Plano de la batalla de Talavera con los destacamentos franceses en azul, amarillo los españoles y granate los ingleses

Ante el fracaso de este ataque, se reúne un consejo de guerra francés en casa Salinas presidido por el mismo José Bonaparte, quien prefería dilatar nuevas acometidas hasta que el mariscal Soult llegara desde la zona de Salamanca para sorprender a los aliados por detrás, pero eso supone al menos resistir una semana a Cuesta y Wellington en Talavera y a Venegas en Toledo, por lo que al final deciden acometer un nuevo ataque cuidadosamente planeado en tres fases. En la primera de ellas se atacó a las cuatro de la tarde y en plena canícula el centro del frente, sobre el pajar de Vergara, pero las tropas inglesas y españolas, con especial actuación de la caballería, rechazaron a las napoleónicas, formadas en este caso por soldados alemanes y holandeses, entre los que causaron bastantes bajas capturando cañones y banderas.

Detalle del plano de la batalla con el frente más activo en el enfrentamiento. La flecha señala lasituación aproximada del muro de la presa de la Portiña.

Esta primera fase es en realidad una maniobra de distracción para atacar nuevamente el cerro Medellín. Los franceses al mando del general Lapisse, cruzan otra vez el arroyo de la Portiña e intentan tomar el cerro Medellín, pero la lucha es encarnizada, se encuentran en peor situación que los ingleses y, tras ser herido su general, que muere más tarde, se ven obligados a retirarse.

Los ingleses pasan a la ofensiva y persiguen a los franceses, pero estos, que se han retirado organizadamente, les hacen frente y se ven abocados a una situación muy comprometida sobre la que debe tomar el mando el mismo Wellington, que la reconduce, aunque sus guardias tienen bajas numerosas. Después de dos horas de combate, los dos ejércitos quedan exhaustos, nuevamente cada uno a un lado del arroyo.

Reculaje occidental de la Portiña, donde tuvo lugar el desastre de la caballería inglesa.

La tercera fase del plan francés consistió en el ataque al cerro Medellín por su cara norte y oeste. Al avanzar los franceses se encuentran con las tropas españolas de refuerzo pedidas a Cuesta y comienza el tiroteo en las faldas de la sierra de Segurilla en un combate muy duro que costará la vida al coronel que manda las tropas españolas. Los franceses titubean y Wellesley ordena atacar a su caballería, pero debido a una distancia excesiva hasta las tropas francesas y a la zanja de una torrentera, exagerada en dimensiones por las fuentes inglesas, el ataque es un desastre con numerosas bajas en la caballería británica. Pero los franceses desisten de la maniobra y ya no intentan acometer el cerro por el norte y el oeste.

La Portiña tras finalizar la batalla en un grabado de la colección del autor

Al amanecer del día 29 los franceses se retiran. No quieren dejar desprotegida la línea del Tajo con el peligro que ello supondría para un avance aliado sobre Madrid. Las cifras oficiales hablan de unas 5400 bajas inglesas entre muertos y heridos. Los que llevaron la peor parte fueron los soldados alemanes que luchaban bajo bandera inglesa. En el ejército galo las bajas son unas 7300. Los españoles tuvieron entre 1000 y 1500 bajas.

Aunque para muchos la Batalla de Talavera quedó en tablas el mismo Napoleón dice en una carta a su ministro de la Guerra que “lo cierto es que he perdido la batalla de Talavera” .

HISTORIA CORTITA DE LA BATALLA DE TALAVERA (1 DE 2)

ANTES DE LA BATALLA

PINTURA QUE RECREA LA BATALLA DE TALAVERA

¡ QUÉ HERMOSA OCASIÓN PERDIDA !

Con esta frase se quejaba Napoleón de la derrota de sus ejércitos en Talavera a finales de Julio de 1809. Se cumplen en estos días por tanto el aniversario.

Los ingleses habían desembarcado en Portugal y habían iniciado una campaña conjunta con el ejército español contra los franceses, sobre todo por su propio interés estratégico en la guerra europea.

Desde Portugal habían entrado los británicos en el territorio español al mando de su prestigioso general Arthur Wellesley, más tarde vizconde de Talavera y lord Wellington. Habían avanzado hasta Plasencia y según el plan trazado, el ejército español de Extremadura, al mando del sexagenario general Gregorio García de la Cuesta, debía unirse al inglés para iniciar el avance hacia Madrid. Las tropas francesas al mando del mariscal Víctor, el general Sebastián y el propio José Bonaparte se disponen en arco para defender Madrid del avance aliado por el sudoeste, mientras las tropas de Soult, más al norte, intentan proteger Castilla del avance de los ejércitos británico y portugués situados frente a Ciudad Rodrigo.

RETRATO DEL GENERAL CUESTA

En el pueblecito de Casas de Miravete se encuentran por primera vez Cuesta y Wellesley en una escena novelesca. La delegación inglesa se pierde de noche y los españoles deben esperar a sus aliados en formación a la luz de las antorchas durante cuatro horas, con el consiguiente sufrimiento de Cuesta, que soporta impávido el dolor de la herida recibida en Medellín y que a veces hace incluso necesario llevarle en una silla de mano. En la entrevista entre los dos generales aliados deben utilizar a un oficial español de origen irlandés como intérprete porque Cuesta se niega a utilizar el francés, idioma del invasor que ambos militares conocen. Para colmo, les dan a los británicos un alojamiento en las pobres chozas de Miravete agasajándoles con una especiada cena española que los ingleses no están habituados a comer.

RETRATO DE LORD WELLINGTON , VIZCONDE DE TALAVERA

Ambos ejércitos tienen problemas de abastecimiento de víveres en unas tierras ya esquilmadas por la guerra y el saqueo francés. También sufren la falta de medios de transporte, lo que les servirá a los ingleses, entre otros argumentos, para poner excusas a su inacción y crear una leyenda negra en torno a Cuesta y al ejército español que, por otra parte, se encontraba formado por restos de regimientos casi destruidos en las primeras batallas contra el ejército de Napoleón y por nuevos reclutas poco adiestrados y mal equipados, incluso sin calzado. Mantenía además el ejército español una estructura militar algo anticuada, aplicando las viejas tácticas prusianas, aunque introduciendo por observación de los propios franceses en el campo de batalla algunos nuevos métodos en su acción guerrera. Había por otra parte una gran escasez de oficiales formados y con experiencia que pudieran instruir a las tropas.

Eran en definitiva un montón de campesinos mal adiestrados aunque con ganas de batirse, formando un ejército dividido en unidades de lo más heterogéneo. Pero los medios que se tenían eran los que eran y con ellos había de acometerse la lucha contra los ejércitos franceses, expertos y fogueados en la conquista de media Europa y con un equipamiento y un adiestramiento muy superior al de los batallones españoles, maltrechos ante la resistencia al invasor. El ejército español que habría de enfrentarse en Talavera a los franceses contaba con unos 20.000 soldados de infantería, 3.000 de caballería y 30 cañones. El británico estaba formado por unos 17.000 infantes, más de 3000 jinetes y 25 cañones. Con él luchaban tropas portuguesas y alemanas de Hannover, de donde provenía la familia real inglesa. Los franceses tenían 37.000 soldados, 7500 jinetes y más de 100 cañones.

ESTANDARTE DE UN REGIMIENTO ESCOCÉS CON EL NOMBRE DE TALAVERA EN LA CATEDRAL DE GLASGOW

En Miravete deciden Cuesta y Wellington remontar el Tajo y enfrentarse a Víctor en Talavera, para así abrir paso hacia Madrid, mientras parte del ejército inglés avanzaría por el piedemonte de Gredos para envolver a los franceses por el norte.

Los ingleses comienzan su avance desde Plasencia y las tropas españolas cruzan el Tajo por el Puente del Arzobispo. Los dos ejércitos aliados se encuentran en Calzada de Oropesa el 21 de Julio de 1809. El día 22 acampan en los llanos de Velada y Gamonal e incluso la vanguardia española tiene una escaramuza con las tropas francesas en El Casar de Talavera.

El día 22 los franceses se retiran a través de las calles de Talavera y podemos imaginar a sus miles de soldados pasando por la Puerta de Cuartos, San Andrés, calle Cerería, la Corredera, plaza del Reloj y calle del Sol, cruzando el casco urbano semiabandonado por sus habitantes y quemando mientras tanto “sus casas principales, sus conventos y los campos de trigo” como relata el alférez inglés Aitchinson.

Para los franceses, la presencia de los soldados ingleses y españoles es realmente una sorpresa, pues sus informaciones situaban al ejército español todavía en la zona de Almaraz y a los soldados británicos en Plasencia, por lo que cunde la alarma en su Estado Mayor de Madrid.

ZONA DE LA PORTIÑA DONDE SE DESARROLLÓ LA BATALLA DE TALAVERA ANTES DE HACER LA PRESA

Para reforzar a sus tropas ordenan al general Sebastiani, cuya misión era retener a las tropas del general español Ve n e g a s cerca de Toledo, que baje Tajo abajo a incrementar las tropas francesas en Talavera. Pero, aunque hay un intento de las tropas inglesas y las españolas para romper las líneas francesas, finalmente el ejército aliado se queda en la franja de la vega comprendida entre Talavera y el Alberche, con la intención de vadearlo y atacar a los franceses al día siguiente.

Pero el río, que por las lluvias recientes va inusualmente caudaloso para ser el mes de Julio, hace que, al no ser operativo el puente del Alberche por ser estrecho y de tablas que no soportarían el peso de soldados y cañones, se busquen vados alternativos aguas arriba para atacar así al ejército napoleónico.

Sin embargo, al amanecer del día 23 ya se han marchado los franceses y los ingleses se niegan a perseguirlos aduciendo falta de abastecimientos. Esto es sólo una excusa, pues es el armisticio de Znaim con el consiguiente abandono de la guerra por Austria el motivo de que lord Wellington no se entregue a las operaciones pactadas en Casas de Miravete. Además, los ingleses estaban conspirando con la ayuda de algunos militares españoles para poner a Wellesley al mando del ejército en lugar de a Cuesta y no era bueno para sus planes que el general español pudiera tener un buen papel en una acción contra el enemigo. Los franceses se retiraron a través de la Puebla de Montalbán hacia Toledo, pero Cuesta creyó que iban en dirección a Madrid. Cuando se dio cuenta, ya era tarde y los franceses volvieron sobre sus pasos con dos cuerpos de ejército en dirección a Talavera, sorprendiendo desprevenidas a algunas tropas españolas que iban separadas del grueso de sus fuerzas. Como eran muy inferiores en número y el terreno de Alcabón muy llano, los españoles deciden retirarse protegidos por dos regimientos de dragones que se sacrifican para salvar al resto de las tropas, ocasionándose además un mayor número de bajas por la dificultad de paso que producen las espinosas cambroneras de las lindes, cayendo en la acción unos trescientos o cuatrocientos jinetes españoles. Cuesta consigue replegarse hasta el Alberche y lo cruza al amanecer del día siguiente. También tuvieron una desagradable sorpresa las tropas inglesas cuando, sin haber finalizado todavía el paso del río de las fuerzas españolas, los franceses, ante la falta de vigilancia de las orillas del Alberche, lo vadearon con el agua al pecho y sorprendieron a los ingleses, que se vieron obligados a retirarse. Incluso el mismo Wellington tiene que huir de la Casa de Salinas con las balas silbándole al oído, dejando incluso el catalejo que le servía para observar al enemigo.