NUÑO GÓMEZ

NUÑO GÓMEZ

Arquitectura popular de Nuño Gómez

Otro pueblecito con nombre de repoblador abulense es Nuñogómez, al igual que Garciotún era aldea de Castillo de Bayuela, a su vez capital serrana del señorío de Montesclaros. Como toda la comarca dependió del Concejo de la Ciudad de Ávila cuyos guerreros corrían estas tierras en razzias contra los musulmanes y a veces también contra los propios cristianos de los vecinos señoríos de Talavera y Escalona, la quema de cosechas y el robo de ganados frecuentemente acompañaban a las incursiones de los belicosos caballeros de Ávila dispuestos siempre a usurpar los territorios recién reconquistados al Islam. Todavía en las relaciones de Felipe II de la villa madre de Bayuela, los viejos de la zona comentan que «…los vecinos de el castillo eran personas principales y gente de guerra y desde el castillo corrían la tierra de la comarca y se defendían y han oído decir que sus habitantes tuvieron en tiempos pasados muchas diferencias y cuestiones con los de la villa de Escalona, y se llevaban los ganados de las unas partes a otras …» Nuñogómez, como tierra fronteriza entre los señoríos, debió sufrir numerosas de estas incursiones. En 1655 recibe el lugar su privilegio de villazgo.

Iglesia parroquial de Nuño Gómez

La iglesia de Nuñogómez dependió de la de El Real de San Vicente hasta el año de 1701. Es un templo de finales del siglo XV con una graciosa espadaña y levantado en sillería granítica con una bóveda de crucería. Se encuentra bajo la advocación de Nuestra Señora de la Anunciación. En el interior del templo hay un Niño Jesús barroco al que se le nombra cariñosamente en el pueblo con el nombre de «Manolito» y un Cristo que también tiene mote, el Cristo de la Vara.

A la entrada del lugar se sitúa la ermita de Nuestra Señora de la Concepción que sirve de capilla para el cementerio municipal y está adornada con un bonito porche sobre columnas.

Azulejo de la ermita de Nuño Gómez de Centro Cerámico

Son dignas de recorrer las calles del pueblo para constatar el hecho curioso de la abundancia de construcciones de adobe, peculiaridad de la arquitectura popular de Nuñogómez que le diferencia de la arquitectura mayoritariamente granítica del resto de la sierra, donde solamente se utiliza el adobe en doblados y construcciones secundarias. El entorno del pueblo es considerablemente agreste con verdaderos bosques de enebros, incluso manchas de alcornocal como la que adorna las barreras del arroyo Fresnedoso, sus aguas movían las ruedas de un curioso molino de agua de rampa, pequeño pero con un encanto pintoresco especial.

Fresnedas del Alberche en Nuño Gómez

También cuenta Nuñogómez con una fiesta tradicional que aunque cristianizada hoy tiene numerosos componentes rituales paganos de orígenes muy arcaicos. Se trata de la Soldadesca, es una fiesta típicamente invernal en la que que actualmente se mezclan ceremonias religiosas con carnavalescos disfraces y otros ritos asociados con las fiestas de San Sebastián como la fabricación de una vaquilla con un armazón de madera, unos cuernos y una sábana, esta costumbre ha sido relacionada por Caro Baroja con las Kalendae en las que los romanos se disfrazaban de «vitula» o sea de becerra. Los desfiles de soldadescas han sido asociados así mismo con los ritos cristianizados de las comparsa de locos o de inocentes de las fiestas Saturnales romanas, mediante las que por el nombramiento de un general, obispillo o rey, el pueblo detentaba el poder simbólico durante unos días en que, como después en el carnaval, se permitían ciertas licencias lúdicas. Otros rituales de estas fiestas de invierno con la presencia de gallos, huevos, cuestaciones y convites nos confirman la riqueza de estas celebraciones que por su interés deben conservarse.

Soldadesca de Nuño Gómez
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