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RUTA DE LOS AZULEJOS Y GARGANTAS

AZULEJOS  Y GARGANTAS

Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón
Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón

Vamos a acercarnos a los pueblos y gargantas de Gredos para conocer el tesoro de antigua azulejería talaverana que se reparte por muchos de los pueblos del valle del Tiétar.

Nos dirigiremos por la carretera de El Real de San Vicente hasta Higuera de las Dueñas, en cuya iglesia gótica se pueden ver tres paneles de azulejos que representan a tres de los cuatro evangelistas en cerámica del siglo XVI.

Desde Higuera podemos ir a La Adrada y visitar el recién reformado castillo, con su museo de interpretación del valle del Tiétar que nos muestra de forma pedagógica la historia de la zona. Desde allí podemos acercarnos al siguiente pueblo que cuenta con cerámica talaverana. Se trata de Lanzahita, en cuya iglesia parroquial podemos ver su magnífico retablo renacentista y un frontal de altar con San Juan Bautita y los dos santos diáconos que se distinguen por vestir ambos la dalmática, San Lorenzo con la parrilla del martirio y San Vicente. Por supuesto no debemos marcharnos sin probar sus sandías, casi tan buenas como las de Velada.

Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón
Panel de azulejos en Cabdeleda que representa a San Juan con el cáliz y el dragón

Desde Lanzahita nos dirigiremos a la Villa de Mombeltrán donde debemos visitar el imponente castillo construido por quien la opinión pública consideró en su época el verdadero padre de la “Beltraneja”, y no el rey Enrique IV el Impotente, al que el pueblo consideraba incapaz de procrear. Iremos a la iglesia parroquial donde no sólo la magnífica reja es obra de talaveranos, sino también uno de los retablos y dos altarcillos decorados con azulejería, en los que se representa la caída de San Pablo del caballo, santos franciscanos, o la Cena del Rico Epulón además de otros santos como San Joaquín y Santa Ana, San Pedro, San Ildefonso y un curiosísimo Juicio Final en el que un demonio hace las veces de Caronte llevando las almas en el barco a través de la laguna Estigia, escena donde se une la mitología clásica con el cristianismo. La Villa tiene además la peculiaridad de que celebra también Las Mondas, pero con una comilona en el campo en el que la monda es una hogaza rellena de sustanciosos productos del cerdo.

Desde Mombeltrán nos acercaremos hasta Villarejo del Valle, donde en la llamada capilla de los Mártires, una coqueta ermita de tipología popular, encontraremos su pequeño ábside y bóveda forrado de azulejería talaverana del siglo XVI de buena calidad que representa una crucifixión con los ladrones y una imagen de Dios Padre con el sol y la luna, símbolos que a veces acompañan al Crucificado en la iconografía religiosa.

Azulejo talaverano en la casa del santero de la ermita de la Virgen de Chilla en Candeleda

Volvemos atrás y nos dirigimos a través de La Parra hasta el monasterio de San Pedro de Alcántara, cuyo interior podemos visitar hasta las doce del mediodía, y que cuenta entre otras bellezas artísticas que allí nos mostrarán, con dos pequeños paneles de azulejos del siglo XVIII en la entrada del cenobio y un pequeño museo en el que también se pueden ver algunas piezas de cerámica antigua talaverana utilizada por los monjes. La iglesia parroquial de Arenas de San Pedro cuenta con una hermosa serie de los santos abulenses realizada por Ruiz de Luna y en El Arenal también tenemos una ermita del Cristo que tiene decoración de motivos geométricos y vegetales de tradición mudéjar, también del siglo XVI, además de un Calvario.

Charco de los Nogales

Si todavía tenemos ánimo podemos acercarnos hasta Candeleda y ver la azulejería renacentista de Juan Fernández que decora su iglesia parroquial, con imágenes de San Zacarías, la Ültima Cena, y varios santos franciscanos y evangelistas.

Este trayecto precisa en realidad dos jornadas pues para facilitar el acceso a los templos deberemos hacerla preferentemente un domingo por la mañana, cuando los oficios religiosos nos permiten entrar sin problemas.

Azulejería de Ruiz de Luna en la iglesia parroquial de Arenas de San Pedro

Para bañarnos no tendremos ningún problema pues en todo el recorrido cada uno de los pueblos cuenta con piscinas naturales para darnos un baño en sus aguas transparentes, aunque yo recomiendo ascender desde algún paraje accesible garganta arriba hasta encontrar alguna poza solitaria en la que descansar. Son también numerosos los lugares en los que podremos degustar unas patatas revolconas, unas judías de El Barco o un chuletón de ternera avileña.

UNA EXCURSIÓN Y UNA ROMERÍA EN LANZAHITA

UNA EXCURSIÓN Y UNA ROMERÍA EN LANZAHITA

Presa en la garganta Eliza

Por la garganta en Lanzahita

 Partimos de Lanzahita por el camino que discurre junto al cementerio y asciende paralelo a la garganta Eliza. Dejamos a la derecha un camino que desciende hasta la garganta, en el paraje donde se hallan dos molinos harineros, si lo deseamos bajaremos y si no, seguiremos ascendiendo pasando por construcciones rústicas tradicionales y tomaremos el camino que parte a la izquierda hasta los restos de la ermita de San Juan, que conserva elementos mudéjares.

Pontón sobre la garganta Eliza

Volveremos sobre nuestros pasos y continuaremos hasta el embalse de abastecimiento a Lanzahita. Subiremos nuevamente hasta la pista y la seguiremos hasta cruzar la garganta junto a las ruinas de otro molino harinero. Ascenderemos por el camino en dirección a Pedrobernardo pasando por el paraje de la Asomadilla, para descender a Lanzahita por una bonita carretera que discurre entre hermosos pinares.

Restos mudéjares de la ermita de en Lanzahita

 Recorrido aproximado12 kilómetros, 3 horas. San Juan

Detalle de los restos de la ermita mudéjar de San Juan en Lanzahita.

UNA ANTIGUA ROMERÍA

Lentejuelas sobre las limpias aguas del Tiétar por Lanzahita

La fiesta más peculiar de Lanzahita es la romería, celebración de gran antigüedad que algunos datan en el siglo XVI y que basa su tradición en una curiosa leyenda. La imagen del Cristo de la Luz fue encontrada por un pastor cerca del vecino pueblo de Hontanares, en las proximidades del río Tiétar. Esta imagen fue llevada a Lanzahita, pare ser custodiada en la ermita de la Virgen del Prado, pero desapareció para ser hallada otra vez en el lugar de su aparición. Nuevamente se llevó a Lanzahita, pero volvió a aparecer en Hontanares. El pastor indicó que le había sido revelado que el Cristo debía estar en Hontanares, por lo que se le construyó una ermita en este pueblecito, hoy su iglesia. Los vecinos de Lanzahita olvidaron el culto a la imagen y todo tipo de desgracias cayeron sobre el pueblo, por lo que se volvió a recuperar la devoción al Cristo, llevando todos los años en romería un cirio que se bendice previamente en la ermita de la Virgen del Prado.

Caballerías en la romería de Lanzahita a Hontanares

La fiesta está declarada de interés turístico regional y durante ella los caballistas y carruajes engalanados van hasta el Tiétar acompañando al cirio tradicional. El último tramo del camino se hace a la carrera en un espectáculo lleno de alegría y colorido y, después de la procesión con el Cristo por las calles de Hontanares se hace una comida campestre a orillas del río. 

CONOCEMOS LANZAHITA EN EL VALLE DEL TIÉTAR 

CONOCEMOS LANZAHITA EN EL VALLE DEL TIÉTAR

Puente de Lanzahita sobre la garganta Eliza

En cuanto al patrimonio de este pueblo de las faldas de Gredos debemos destacar la iglesia parroquial del siglo XVI. Está cubierta de magnífica bóveda de nervaduras góticas que en su conjunción seadornan con medallones de motivos vegetales. Los muros son de mampostería que ha quedado a la vista tras la última restauración.

Retablo de la iglesia parroquial de Lanzahita

Debemos destacar también la portada sur de características tardogóticas, sobre la que podemos ver una escultura de alabastro de la Virgen y el Niño también del siglo XVI y de estilo hispano-flamenco. No debemos dejar de observar su buen retablo renacentista decorado con pinturas, esculturas y relieves de calidad cuyos temas giran en torno al tema de la Redención. En el centro había una buena escultura de San Juan Bautista destruida en 1963. El retablo es obra de Pedro de Salamanca terminada en 1559. Los relieves son de una belleza muy dinámica con el viento que simboliza la agitación interna azotando cabellos y vestiduras.

San Vicente en cerámica del siglo XVI en el frontal del altar de Lanzahita

Es destacable también el panel de azulejería talaverana del siglo XVI que representa a San Juan Bautista, advocación de la parroquia, y a los dos santos diáconos San Vicente y San Lorenzo.

Otros elementos relevantes de su patrimonio es la Fuente de Abajo, con aspecto de considerable antigüedad. Presenta un arco de medio punto de mampostería y ha sido cubierta por un tejadillo. Muy pintoresco es también el puente por el que discurre el antiguo camino que unía los pueblos del piedemonte de Gredos.

Arquitectura popular en Lanzahita

Una placa de cerámica recuerda el paso por él en agosto de 1783 del pintor Goya y el músico Bocherini, que acompañaron a la pequeña corte del infante Luis de Borbón durante su estancia en Arenas de San Pedro. Otro personaje ilustre que dejó narrado su paso por aquí fue Camilo José Cela, que se refiere en su libro “Judíos, Moros y Cristianos” a las señales que aparecían en las puertas del pueblo para que los mendigos supieran de antemano la disposición del que allí vivía a dar o no limosna, si había o no había perro que protegiera la casa etc…

Rincón de arquitectura popular de Lanzahita

Junto al puente se encuentra la ermita de la Virgen del Prado edificada con elementos de la antigua y con otros nuevos. Un paseo por el casco urbano nos podrá mostrar algunos elementos de arquitectura popular que todavía se conservan.

En cuanto a las fiestas, tenemos que reseñar la fiesta de San Blas, que como en tantos lugares se relaciona con la protección de los males de garganta, por lo que una cinta que lleva el santo en la procesión se divide en pequeños trozos que se repartirán entre la concurrencia para evitar enfermedades que afecten a esa parte del cuerpo. En septiembre se celebra la fiesta en honor de la Virgen del Prado que es la típica fiesta patronal de verano. De la Romería a Hontanares hablaremos el próximo día.

Torre de la iglesia de Lanzahita

EL TIÉTAR POR LA SIERRA DE SAN VICENTE Y EL BERROCAL

EL TIÉTAR POR LA SIERRA DE SAN VICENTE  Y EL BERROCAL

Seguimos hoy con el segundo tramo del Tiétar al paso del río por los pueblos ribereños de la Sierra de San Vicente y El Berrocal, con su naturaleza y patrimonio

El Tiétar, sigue descendiendo y deja a su izquierda los pueblos de la Sierra de San vicente como La Iglesuela. En esta zona el río es de singular belleza por discurrir entre un bosque de pinos autóctonos. Además, en estos parajes es muy abundante la cigüeña negra y un gran número de rapaces y otras especies de aves.

El Tiétar va cogiendo caudal de otras gargantas
El Tiétar va cogiendo caudal de otras gargantas

Descendemos después el Tiétar por su misma ribera si vamos andando, o por un camino que nos conduce a la carretera de Casavieja. Junto al puente de la carretera, río arriba, se halla otro puente más antiguo en un paraje muy ameno, donde podemos, como en el resto del trayecto fluvial, intentar pescar algún barbo, cachuelo e incluso black-bass.

Cárcavo de un viejo molino en el Tiétar
Cárcavo de un viejo molino en el Tiétar

En el descenso del río se adornan las orillas con algunas alisedas, saucedales, choperas y fresnedas, en los lugares, donde el regadío y las plantaciones de espárragos, no han deteriorado el bosque de ribera. También encontraremos tres ejemplares de molino de agua que dan un toque pintoresco al entorno, sobre todo el conocido como de Castillo construido en obra de buena sillería con un gran canal elevado.

Puente sobre el Tiétar en término de La Iglesuela
Puente sobre el Tiétar en término de La Iglesuela

En el valle del Tiétar, por el término de Lanzahita podemos encontrar zonas cultivadas que producen entre otros productos sus famosas sandías y sus carillas (legumbre de pequeño tamaño que presenta una mancha negra en el centro). Pero también podemos disfrutar de bellas dehesas con encinares y manchas de alcornoque o de roble, además de las solitarias orillas del río Tiétar con amenos rincones donde perdernos.

Caballos enjaezados después de cruzar el Tiétar en la romería entre Lanzahita y Hontanares
Caballos enjaezados después de cruzar el Tiétar en la romería entre Lanzahita y Hontanares

UNA ROMERÍA  QUE CRUZA EL RÍO

La fiesta más peculiar de Lanzahita es la romería, celebración de gran antigüedad que algunos datan en el siglo XVI y que basa su tradición en una curiosa leyenda. La imagen del Cristo de la Luz fue encontrada por un pastor cerca del vecino pueblo de Hontanares, en las proximidades del río Tiétar. Esta imagen fue llevada a Lanzahita, pare ser custodiada en la ermita de la Virgen del Prado, pero desapareció para ser hallada otra vez en el lugar de su aparición. Nuevamente se llevó a Lanzahita, pero volvió a aparecer en Hontanares. El pastor indicó que le había sido revelado que el Cristo debía estar en Hontanares, por lo que se le construyó una ermita en este pueblecito, hoy su iglesia. Los vecinos de Lanzahita olvidaron el culto a la imagen y todo tipo de desgracias cayeron sobre el pueblo, por lo que se volvió a recuperar la devoción al Cristo, llevando todos los años en romería un cirio que se bendice previamente en la ermita de la Virgen del Prado.

Ofrenda en la romería entre Lanzahita y Hontanares
Ofrenda en la romería entre Lanzahita y Hontanares

La fiesta está declarada de interés turístico regional y durante ella los caballistas y carruajes engalanados van hasta el Tiétar acompañando al cirio tradicional. El último tramo del camino se hace a la carrera en un espectáculo lleno de alegría y colorido y, después de la procesión con el Cristo por las calles de Hontanares se hace una comida campestre a orillas del río. 

Molino de Castillo en el Tiétar
Molino de Castillo en el Tiétar

El entorno de Buenaventura es muy ameno con sus dehesas, los bosques ribereños del Tiétar y otros parajes de interés, como son la charca de la Margañona, desde donde subiremos al oeste del caserío y a la que podemos acceder siguiendo el arroyo de Pedro García que va saltando en pequeñas cascadas, como lo hace el arroyo que baja desde Navamorcuende en el paraje de las Chorreras, por donde podemos subir en un recorrido que nos lleve al pueblo vecino.

Tiétar a su paso por el término de La Iglesuela
Tiétar a su paso por el término de La Iglesuela