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MOLINOS DE VIENTO EN VELADA Y TORRALBA

MOLINOS DE VIENTO EN VELADA Y TORRALBA

Molino de viento de los marqueses de Velada
Molino de viento de los marqueses de Velada

Son muchos los molinos de agua de nuestra comarca, al ser surcada nuestra tierra por numerosos ríos y arroyos, pero al no tratarse de un territorio tan llano como lo es La Mancha no fue tan necesario construir ingenios movidos por el viento como lo fue allí, donde fue importada su tecnología desde Flandes.

Hueco donde se encontraba el blasón de los marqueses de Velada, constructores del molino de viento

En la comarca de Talavera hay dos molinos de viento de los que se conservan restos. Uno de ellos lo vemos cuando yendo hacia Arenas de San Pedro y pasado el casco de Velada vemos a la izquierda una construcción sobre una elevación que muchos confunden con una atalaya musulmana, aunque no es otra cosa que un molino de viento que perteneció a los Marqueses de Velada, que intentaban así contar con un ingenio que moliera la producción cerealística de su señorío, ya que el arenoso cauce del Guadyerbas era poco propicio para la construcción de molinos de agua porque en los llanos de Velada sería muy largo el canal necesario para ganar el agua la altura precisa para mover un artificio de agua, y además, el suelo arenoso haría que se filtrara gran parte del agua perdiéndose el caudal.

Interior del molino de viento de Velada

Es una construcción de sillarejo granítico con cintas de ladrillo y sillería en puerta y ventana. Se perciben también los huecos donde iba la estructura de madera del piso y la escalera. Lo que parecen almenas no son tales, sino los huecos donde iban las vigas de la techumbre del molino, aunque vamos a dejar para otra ocasión la explicación de su funcionamiento. Encima del dintel de la puerta se ve el hueco del blasón hoy desaparecido de los marqueses Velada, sus primitivos dueños y constructores.

Restos del molino de viento de Torralba, al fondo Oropesa
Restos del molino de viento de Torralba, al fondo Oropesa

El otro molino se encuentra en un olivar al otro lado de la autovía al suroeste del casco urbano de Torralba de Oropesa. Se conserva en peor estado pues apenas conserva la mitad de altura de sus muros, aunque se percibe también el arranque de la escalera helicoidal. En este caso la construcción es de mampostería de pizarra y ladrillo con argamasa. Me dicen los entusiastas de Rutas Arañuelas que había otro del que no quedan restos junto al camino que une Oropesa y Lagartera

Interior de las ruinas del molino de viento de Torralba de Oropesa
Interior de las ruinas del molino de viento de Torralba de Oropesa

 

 

PEQUEÑA CRÓNICA DE UN PASEO A LOS BAÑOS DEL HORCAJO Y DE LA GUARRA

PEQUEÑA CRÓNICA DE UN PASEO A LOS BAÑOS DEL HORCAJO Y DE LA GUARRA

Alcornocales de las dehesas de Velada
Alcornocales de las dehesas de Velada

(Enero  2016)

Para disfrutar de este invierno de almendros en flor, mariposas tempranas y hasta alguna culebra tomando el sol, y para alejarnos de la bulla de corruptos y cantamañanas, mi amigo Rafael, el Archivero, y un servidor hemos decidido recorrer las dehesas inmensas y desconocidas que se extienden entre Velada y Oropesa,

Y como siempre nos ponemos un objetivo en nuestros periplos, decidimos acercarnos hasta los Baños de El Horcajo, uno de esos charcos en los que las gentes de la comarca encontraban alivio a sus males reumáticos o «carranclas», que dicen los pacientes lugareños.

Baños del Horcajo en Alcañizo

Baños de la guarra en Torralba,

 

Vamos viendo rótulos de sonoros topónimos  Cornocosillo, que lleva los alcornoques y las encinas en el nombre; Cerro Dávila apellido de guerrero, repoblador y noble abulense cuya familia dio origen a las casas nobles de Velada y Navamorcuende, dos de los primeros señoríos de Castilla;  Quejigoso otra especie de quercus más querenciosa de humedad que sus hermanos la encina y el alcornoque de estas dehesas; arroyo de Mangas de Cuero de misterioso nombre, como El Arenal del Lobo

Sólo algunos rebaños de ovejas aprovechan  los pastos donde pacen algunas grullas, y nos sorprenden en su cercanía con su enorme tamaño de pajarraco elegante y gritador.

Y cruzamos arroyos arenosos arañuelos con su ribete de fresnos deshojados pero que muestran algunas yemas en esta primavera prematura, y bosquetes de espinos aguardando a blanquear con sus flores estos sotobosques mediterráneos.

Unos guarros negros salen tropezando de una charca con su paso presuroso. Allí gozaban tranquilos hasta que nosotros, tal vez los únicos humanos que han visto en todo el día, les sorprendemos.

Soledad, encinas y más soledad y por fin llegamos a nuestro objetivo.

Charca de los baños de El Horcajo en Alcañizo
Charca de los baños de la Guarra en Torralba

Se trata de un arroyo que se ensancha en un paraje donde afloran algunas peñas de granito y que dada la escasez de la piedra en estos parajes ha sido utilizada como cantera. Y allí está el charco de los baños, pero resulta que estos son otros baños ya en término de Torralba. Lo distinguimos por unas estacas a modo de barandilla para quienes se quieran adentrar en la poza rodeada de juncales. Hay unas construcciones cercanas pero dan la sensación de ser ganaderas, no parece que haya precarias instalaciones balnearias. Sólo parece haber sido un revolcadero como tantos baños de «la guarra» que hay en la comarca, especialmente en La Jara y que tienen similar leyenda de descubrimiento. Una guarra o una jabalina, no sé porqué son siempre hembras, que estando tullidas y enfermas curaron al revolcarse en el charco y eso dio una pista a los humanos para seguir esa línea terapéutica para sus achaques.

Sentados, disfrutamos de un atardecer en que sólo se oye a las grullas volar sobre nosotros con el trompeteo característico, su canto peculiar de tenores llegados de Suecia o Finlandia, en ruta hacia sus dormideros del embalse del Guadyerbas o de Rosarito después de bellotear bajo las copas de las viejas encinas.

En nuestro deambular por estas dehesas podemos encontrarnos con rebaños de venados como estos

Intentamos localizar los baños de El Horcajo, pero parece que queda poco de ellos por la construcción de una presa en el arroyo.

Y recuerdo que, preguntando por ellos, un pastor me dijo en una visita anterior  que su padre vio llegar a una señora montada en una tartana que hubieron de acercar al charco por su imposibilidad para moverse, y que al poco de tomar las aguas salió la señora andando tan campante, que no le hizo falta ayuda ni para subir al carrillo Y además se comió medio queso con pan.

Pero su canto a las virtudes de aquellas aguas me sorprendió todavía más cuando me explicó hecho un Hipócrates, mientras se hurgaba la mellada dentadura con una aguja de espino, que a quien de verdad le sentaban bien aquellos baños era a los veratos. Y quedé pensativo sobre los curiosos mecanismos de la herencia genética y la fisiología que hacían a los habitantes de La Vera  merecedores de los favores de las ninfas y náyades arañuelas que sin duda habitan en el fondo del charco de los baños.

EL HOMBRE DEL GUADYERBAS, UN CURIOSO YACIMIENTO PALEOLÍTICO

Canto rodado trabajado hallado en el Guadyerbas

Hay varios yacimientos en nuestra comarca cuya industria podríamos denominar como el «Paleolítico de Velada» ya que es en el término de esta villa donde se encuentra la mayor riqueza y densidad de unos yacimientos que con numerosa material de sílex es la representación más significativa, hasta el momento, del paleolítico superior de las tierras de Talavera. Llama la atención la gran variedad de materiales, tanto por su forma como por el colorido y diferentes tamaños de los mismos. Las pátinas y el grado de rodamiento también son muy variables, incluso se encuentran algunos objetos en cuarcita que, por su aspecto, bien pudieran pertenecer al paleolítico inferior o al menos a dataciones más antiguas que la generalidad del material.

Todos estos hallazgos se distribuyen por una gran zona que comprende las riberas de los arroyos del Molinillo, el de Los Huertos, el de Alcañizo y los ríos Guadyerbas y Riolobos[1].

Industria paleolítica del Guadyerbas

En la desembocadura del Guadyerbas en el Tiétar aparece también industria , aunque no se halla en este último río geológicamente más condicionado por los plegamientos de la Sierra de Gredos.oncretamente en este punto, con motivo de los estudios sobre el impacto del Embalse de Monteagudo, realizaron Fco. Javier Díaz y Ramón Gómez un estudio geológico que nos permite datar la antigüedad de este yacimiento entre los 8000 y los 10000 años.El material está tallado sobre lascas de tamaño medio en general (2-8 cm) y con morfologías muy diversas.

Microlitos del paleolítico

Según la especialista en paleolítico Josefa Enamorado «La importancia de estas colecciones radica en que es la primera vez que en el valle medio del Tajo se registran objetos con estas cracterísticas y cronología… es raro además que estos yacimientos se localicen al aire libre ya que lo habitual es que se encuentren en cuevas y abrigos. Estas colecciones ribereñas del Guadyerbas aportarán más  luz   sobre la vida y comportamientos humanos de los habitantes del interior peninsular ya que, por ahora, solamente existen paralelos a estas culturas en la cornisa cantábrica» [2]

Bifaz de sílex del yacimiento del Guadyerbas en Velada

El mismo autor que descubrió los yacimientos del «paleolítico de Velada», Miguel Méndez, ha localizado tres nuevos asentamientos con características diferentes a los anteriores, uno en el arroyo de Malojo pero en zona más alta del arroyo que el otro yacimiento ya enumerado y perteneciente al paleolítico inferior,otro en las orillas del arroyo Zarzueleja cercano a la población de Gamonal y un tercero en el arroyo de la Sal. Todos presentan una industria realizada en sílex de tonalidades mayoritariamente blanquecinas, con retoque menos elaborado que el de Velada pero que por su situación estratigráfica pertenece también al paleolítico más reciente o incluso al epipaleolítico[3].

[1]MÉNDEZ -CABEZA FUENTES, V. M. Y  PALOMO ,G. La Villa de Velada, Toledo, Diputación Provincial, 1984, pp. 25-33.

[2]Op. cit. La ocupación…

[3]Comunicación personal de Miguel Méndez.

La saca del corcho en Velada

LA SACA DEL CORCHO

Saca del corcho en Velada

El alcornoque es una especie arbórea que precisa de algo más humedad que la encina y de terrenos preferentemente silíceos. Es por ello que en nuestra región se puede encontrar en las zonas donde el clima extremado continental mesetario se suaviza por la influencia atlántica como es el caso de nuestra comarca.

Casi 20.000 hectáreas se dedican a su aprovechamiento con una producción importante que podrían ser mucho mayores si, como sucede con muchas otras de nuestras materias primas, las plusvalías generadas por su manufacturación no se quedaran en otras regiones. En efecto, las industrias corcheras de Talavera o Velada por ejemplo, se limitan a seleccionar, cortar, cocer y embalar las planchas de corcho para que sea en Cataluña, en la mayor parte de los casos, donde se transforman en la industria taponera, de aislantes o de las nuevas artesanías industriales del corcho, que fabrican desde carteras hasta faldas de este material natural y cada día con mayor demanda.

Un material de gran calidad con infinitas posibilidades pero que ya fue conocido por nuestros artesanos que lo trabajaron desde un punto de vista principalmente utilitario pero también estético en los casos de artesanía pastoril que luego comentaremos.

Alcornocal con el corcho recién extraído

Cuando llegaba la canícula en las dehesas de Velada y Oropesa, en las umbrías de la Sierra de San Vicente o la Jara Alta, las cuadrillas salían
a la saca del corcho, labor por la que se despega la corteza del alcornoque. Se hacía el trabajo durante las horas más calurosas del día y los meses más calurosos, «desde San Pedro», que era el tiempo más adecuado para esta actividad, y de hecho, era necesaria la presencia de un trabajador exclusivamente dedicado a suministrar agua para evitar la deshidratación de los operarios, el aguador, que a veces también ayudaba al ranchero, que era el corchero al que se encomendaba el aprovisionamiento de leña, manteniendo el fuego y los pucheros individuales de las más de veinte personas que componían estas cuadrillas, además de cuidar de la intendencia general del campamento encargando a un ordinario que se acercara al pueblo a por los encargos y suministros.

Asientos o "tajos" elaborados con planchas de corcho y virus de jara
Asientos o «tajos» elaborados con planchas de corcho y virus de jara

Los corcheros dormían en las mismas dehesas en los campamentos que en forma cónica se hacían con palos y ramaje alrededor de un alcornoque, aunque a veces dormían en media caña de corcho colgada de una rama a modo de litera. No descansaban ni siquiera los domingos y solamente acudían al pueblo en la Virgen de agosto, San Roque, Santiago y Santa Ana. El jabón casero, un peine, la navaja, una manta y algunas viandas era el modesto ajuar del corchero.

El accidente de trabajo más frecuente era la picadura de los escorpiones que se escondían en los recovecos de la corteza, y se utilizaba para aliviar el dolor un curioso remedio» homeopático» el aceite de alacranes, que se obtenía de freír casi hasta la carbonización un número impar de escorpiones en aceite de oliva, para luego utilizar este mejunje masajeando la zona afectada.

Pila de lavar o cuzarro en Velada

Ser taponero era sinónimo de ser corchero «de fábrica». Utilizaban el cuchillo curvo de corchero para recortar las piezas y deben su nombre a que completaban sus jornales con la elaboración casera a destajo de tapones. El escogedor elegía y agrupaba las piezas según su calidad y características que sería largo de describir aquí.

RUTA ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES ENTRE TORRALBA Y VELADA

ENTRE ENCINAS Y ALCORNOQUES

 Recorrido aproximado 26 kilómetros, 5 horas y media si se hace el recorrido completo, aunque podemos reducir a nuestra conveniencia el trayecto de ida y vuelta por el Camino Real de Veratos

 Tenemos muy cerca de Talavera uno de los mayores y mejor conservados bosques adehesados de España. Desde la Sierra de San Vicente hasta el embalse de Rosarito podemos viajar y llegar a perdernos entre encinas y alcornoques en parajes que no tienen que envidiar a las mejores dehesas extremeñas.

Alcornocal e las dehesas que vamos recorriendo

Tomaremos en coche desde Torralba una pista asfaltada que se dirige hacia el Dehesón del Encinar. Cuando hemos recorrido algo más de tres kilómetros nos desviamos hacia la derecha para visitar la ermita de la Virgen de Aravalles. Aquí hubo un pueblo hoy desaparecido, como su vieja ermita, antigua iglesia del mismo. Debido a la tradición romera que había en el lugar se construyó una nueva y peculiar ermita con los muros abatibles que es premio de arquitectura de Castilla-La Mancha, aunque su aspecto sea el de un transformador de la luz.

Las parras silvestres suben a los fresnos de ribera en las dehesas de Velada y Oropesa, como en este arroyo de El Dehesón

Lo único que nos queda del viejo edificio es la imagen de la Virgen de su advocación que hoy se encuentra en la iglesia parroquial de Torralba, una bonita talla de transición del románico al gótico. Si lo deseamos podemos acercarnos por otra pista hasta una charca donde tomaban baños antiguamente gentes que venían de muy lejos atraídas por supuestas cualidades curativas de las enfermedades reumáticas. Como otros baños similares tienen el nombre de “baños de la Guarra” y están en la dehesa de El Horcajo.

Ermita de la Virgen de Aravalles

Volvemos a la pista de El Dehesón pero, antes de llegar a otra pista que va de La Corchuela al Dehesón del Encinar, nos cruzamos con el Camino Real de Veratos, llamado así porque era el utilizado desde hace siglos por las gentes de La Vera para llevar sus frutas y hortalizas a Madrid, para ser allí comercializadas principalmente en la Plaza Mayor, donde textos del siglo XVII nos hablan de la comercialización de decenas de especies diferentes de manzanas y otras frutas que procedían de los cultivos veratos. Tomaremos a pie o en bicicleta este camino”frutero” con aspecto de cordel en dirección este, hacia Velada.

Uno de los grandes alcornoques de las dehesas de Velada

Vamos en un agradable recorrido por dehesas de encinas y alcornoques de gran porte surcadas por arroyuelos pintorescos festoneados con bonitos bosques de ribera de fresnedas, sauces y espinos que, si tenemos tiempo, vale la pena seleccionar alguno de ellos y seguirlo por la orilla.

Llegamos a Velada, cuyo patrimonio ya hemos descrito en las rutas de la Cañada Leonesa Oriental y volveremos por el camino nuevamente. A la derecha de nuestro recorrido queda el camino del Barrero, cuya vivienda se cimenta sobre los restos de lo que fuera el primer asentamiento del pueblo de Velada en época medieval. Las ruinas de gruesos muros nos hablan de que aquí los caballeros abulenses construyeron el castillo que defendería del ataque musulmán estas tierras reconquistadas. Es significativo que estos parajes conserven todavía el topónimo de Cerro Dávila, apellido de los feudales repobladores. Llegamos de vuelta por el camino de los veratos hasta el cruce de otra pista que tomándola en dirección norte nos lleva hasta la Dehesa Nueva, pasando junto a una fuente abrevadero conocida como el Pilón del Artillero.

Encinas milenarias de las dehesas de Velada y Oropesa

Vamos por el recorrido señalado rodeando dicha labranza hasta llegar al Dehesón del Encinar, finca que fue objeto de un largo pleito sobre su pertenencia entre los condes de Oropesa y los pueblos de su señorío pues, aunque Felipe IV donó el usufructo de los mismos a los señores, no donó su propiedad permanente y los pueblos, entre ellos Torralba, se vieron obligados a pleitear durante muchos años. Fue una granja experimental propiedad de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. En la época de migración son numerosas las bandadas de palomas torcaces que por aquí tienen uno de sus pasos predilectos, además de las rapaces, águilas y milanos que intentan darles caza. Desde aquí volveremos al punto de salida y desde allí a Torralba.

Tejar en el Dehesón del Encinar

RUTA DEL MENHIR, ENTRE GAMONAL Y VELADA

Ruta del menhirruta-del-menhir

Desde el lavadero de Gamonal tomaremos el camino que sale en dirección norte, justo en la raqueta del cruce de la carretera de Ávila, e iremos ascendiendo por él. A unos quinientos metros se ven a la izquierda unos pequeños taludes arenosos donde algunas mujeres de Gamonal extraían la arena y la vendían en Talavera para fregar las sartenes. Alguna de ellas falleció atrapada por la tierra cuando se derribó la pequeña galería de la que la extraían.

Seguimos subiendo por este camino y, aproximadamente a dos kilómetros del inicio, podemos desviarnos hacia el noroeste hasta la ermita de la Encarnación, antigua iglesia de un despoblado medieval anterior al actual asentamiento de Gamonal. Conserva todavía los muros muy deteriorados, la espadaña sobre un muro fortificado y también se percibe que tuvo un pequeño pórtico en la entrada sur.Ruinas de la ermita de la Encarnación

Desde allí seguiremos  campo a través hasta la elevación que se percibe a poniente sobre con una roca con un vértice geodésico. Ésta es el Cancho del Niño que, como el resto del paraje inmediato del Cerro de los Lobos debe su nombre a que según una tradición, en una ocasión el hijo de una lavandera que jugaba por la zona se alejó de su madre y fue devorado por un lobo. Ermita de la Virgen de Gracia de Velada en dibujo de Enrique Reaño

Desde allí seguiremos por estas estribaciones del Berrocal, según indica el plano, hasta llegar a una vaguada que desciende en dirección oeste y que llega hasta la ermita Virgen de Gracia, patrona de Velada, que cuenta con una interesantísima azulejería de Talavera del siglo XVI y XVII con una zona arreglada para las romerías.

Reatablo de azulejería del siglo XVII en la ermita de Virgen de Gracia de Velada

Desde aquí seguiremos paralelamente a la carretera de Ávila que cruzaremos antes de que trasponga hacia los llanos del Baldío, dirigiéndonos hacia lo que parece una torre o atalaya, y que en realidad es un molino de viento que perteneció a los marqueses de Velada, cuyo escudo lucía sobre la puerta, aunque fue robado.                                      Desde allí la vista es magnífica sobre los Llanos de Velada, donde se producen sus magníficas sandías y carillas, y el valle del Guadyerbas festoneado por su bosque de ribera, ambos protegidos por su riqueza ambiental, y al fondo, la sierra de Gredos. Podemos descender unos cientos de metros hasta la pintoresca fuente de Praomaría, junto al camino que desciende a los Llanos del Baldío velaíno, para desde aquí regresar por ese mismo camino a Velada,

Molino de Viento de Velada

Éste es un pueblo con un patrimonio considerable y digno de detenernos, como describimos en el capítulo en el que la Cañada Leonesa Oriental pasa por aquí.

Fuente de Praomaría

Partimos después desde Velada en dirección sur por la cañada hasta donde se cruza con el Carril de las Mulas, y cerca del paraje conocido como la laguna del Conejo, a la derecha de nuestro camino, se encuentra sobre una elevación un curioso menhir que, como otros monumentos megalíticos de la comarca, también se localiza junto a estas viejas vías pecuarias. Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las llamadas “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos. Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos.

Menhir de la laguna del Conejo

Después nos dirigiremos por ese mismo carril de las Mulas hasta Gamonal, el punto de partida.

Detalle de las cazoletas del menhir de la Laguna del Conejo con la flecha señalando uno de los canalillos

Recorrido aproximado 12 kilómetros, tres horas y media

LA MAGNÍFICA CERÁMICA DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

LA CERÁMICA DE  LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

Una de las obras artísticas más valiosas que enriquecen el patrimonio de la villa de Velada es la azulejería de la ermita de la Virgen de Gracia.

Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio
Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio

En un principio contaba el edificio con tres altares de cerámica. El altar mayor que todavía conserva la mayoría de sus azulejos, aunque algunos han sido cambiados de lugar en diferentes épocas, y los dos laterales que cuentan con los retablos adosados al muro pero que, al derribarse sus altares respectivos, han perdido los frontales originales, que pueden observarse en fotos antiguas. Esperemos que ni uno solo de esos valiosos azulejos que se cocieron en los alfares hace más de cuatrocientos años, en pleno apogeo de la cerámica talaverana, se pierda o se cambie del lugar para el que fue concebido. Seguir leyendo LA MAGNÍFICA CERÁMICA DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA

GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA

Fuente del despoblado de las Abiertas en San bartolomé
Fuente del despoblado de las Abiertas en San Bartolomé

Con lluvia de fondos europeos de programas “líderes” y “próderes” hubo en el medio rural una serie de iniciativas para estimular el turismo local en ocasiones pintorescas, cuando no esperpénticas, y así, por ejemplo se hicieron a la entrada de los pueblos unos estafermos en los que escritos en azulejería se daba a los visitantes la bienvenida con frases que pretendían alertar sobre los principales atractivos del pueblo. Yo no sé quién sería el redactor de los mensajes destinados a perdurar, si el secretario, el alcalde, el alguacil o el técnico de la empresa amiga jugosamente engrasada con la subvención correspondiente, pero algunas de esas epigrafías quedarán para la historia como las tablillas sumerias, la piedra roseta o el bronce de Botorrita. Seguir leyendo GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA