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EL GUADYERBAS ALTO Y MEDIO

Visitamos hoy el tramo alto y medio del río Guadyerbas con su paisaje y patrimonio. En parte recorrido por el mármol de Cibeles y Neptuno

El primer tramo del Guadyerbas discurre saltando en chorreras y casacadillas
El primer tramo del Guadyerbas discurre saltando en chorreras y casacadillas

El río Guadyerbas nace en El Piélago, lugar del que hablamos en otro capítulo. Es en este hermoso paraje donde el Padre Juan de Mariana habla de las mil fuentes que manan entre las cumbres de la Sierra de San Vicente. En aquellas umbrías se acumulaba la nieve en hondos pozos donde se llevaba en bolas o en caballerías y se helaba para luego dar buenos beneficios a los frailes del convento. Allí comienzan a unirse los regatos del deshielo entre prados frescos y tupidos rebollares donde hay una zona de esparcimiento y un campamento.

Es uno de los parajes más amenos de la comarca. Este río de resonancias árabes, “río de las hierbas” antes de despeñarse por chorreras hacia la presa pasa entre un conjunto de tres molinos de agua de los que uno de ellos es casi monumental pues tiene todo el edificio y el cubo fabricados en buena sillería. El primero es curioso porque mediante una presa que recorre la ladera recoge los regatos y el agua de escorrentía para mover después los tres artificios.

Estamos pues en el naciente del río Guadyerbas, y si es época lluviosa podemos dar un breve paseo por sus orillas viendo cómo desciende con bonitas chorreras y pequeñas cascadas.

Vale la pena también acercarnos a la presa y disfrutar del paisaje de su lámina de agua rodeada de robledales.

Presa del río Guadyerbas en Navamorcuende
Presa del río Guadyerbas en Navamorcuende rodeado de robledales y pinares

El río va descendiendo hasta un agradable lugar situado a sus orillas. En este paraje rodeado de fresnos y praderas se encuentra la ermita de Nuestra Señora de Guadyerbas, hoy convertida en pajar y de la que al menos desde el siglo XIII existen referencias históricas. Siempre tuvo fama la Virgen que acogía de buena intercesora para la lluvia: “Virgen de Guadyerbas, la hierba no nace/ y los corderitos se mueren de hambre/ Virgen de guadyerbas, la del manto azul/ enviadnos agua para todo el común”, como decían los lugareños en unas coplillas. Es en realidad la iglesia de una antigua aldea hoy despoblada, como sucedió con el también cercano lugar de Parraces, del que cuentan que fue abandonado porque alguien envenenó sus aguas.

Ermita del Guadyerbas cerca de Sotillo de las Palomas
Ermita del Guadyerbas cerca de Sotillo de las Palomas

El paisaje es sumamente agradable mientras vamos descendiendo el Guadyerbas: alcornoques de gran porte, tupidos encinares que se pierden en el horizonte,  ejemplares aislados de quejigo y de roble que enmarcan las praderas y cercados, y que nos hablan de una actividad mayoritariamente ganadera.

Junto al casco de Sotillo se mantienen las ruinas de un molino que funcionó durante un tiempo con una máquina de vapor cuando el caudal era escaso. Eran tiempos de escasez en la posguerra, pero el gasto de leña era tal que el invento fracasó. Va descendiendo el río junto a un cerro donde se halla una atalaya medieval en el paraje de Torrejón.

Molino en Guadyerbas junto a Sotillo
Molino en Guadyerbas junto a Sotillo
Grandes fresnos junto al Guadyerbas
Grandes fresnos junto al Guadyerbas

Paralelamente al río discurre la Cañada Leonesa Oriental. El paisaje es encantador, entre berrocales, prados y bosque mediterráneo solitario. La única compañía que se suele encontrar es el ganado bravo que en ocasiones pasta en las fincas colindantes por lo que debe caminarse con precaución.

Desde Montesclaros baja hacia el río la Ruta de la Cal que va uniendo los hornos en los que se cocía la cal, producto característico de esta localidad con el que se blanqueaban las viviendas de la comarca y se hacía la argamasa para utilizarla en la construcción.

Allí mismo se encontraba una cantera de mármol cuyos filones, fueron aquellos de los cuales en 1779 se arrancaron las moles de piedra con las que se esculpirían las esculturas de Cibeles y Neptuno de Madrid. Desde estas viejas canteras se observan otras más modernas todavía en explotación. Bajamos por el camino hacia el río continuando el mismo recorrido que siguió la materia prima de los emblemáticos monumentos madrileños, llegamos al Guadyerbas. Por su cauce se arrastraron sobre su arena los grandes bloques de mármol con el que se harían las dos esculturas hasta Velada para luego ser llevados hasta Madrid por un capataz con el significativo nombre de Pedro de la Paliza.

Podemos destacar en el recorrido otros dos viejos molinos desde hace mucho abandonados y una cercana Venta que daba servicio a los ganaderos trashumantes.

Nolino posiblemente romano junto a Riolobos
Nolino posiblemente romano junto a Riolobos

La cañada nos lleva hasta el Riolobos, un afluente del Guadyerbas que discurre por los términos de Mejorada y Velada. En sus riberas hubo también población romana y medieval, de las que sólo nos quedan algunos muros cubiertos por los sauces y el cubo de un antiquísimo molino que ya se nombra en documentos de principios del siglo XII, aunque los restos arqueológicos del entorno y el aspecto de su argamasa ha llegado a hacer pensar a algunos en el posible origen romano de ese artificio. Casi enfrente, pero en la otra orilla se encuentra el molino Burdías, único ingenio de la provincia que funcionó mediante una gran rueda gravitatoria de cangilones y siete metros de diámetro, parecida a la de las norias, que movía sus piedras, aunque hoy ha sido adaptado como vivienda.

La desembocadura de Riolobos en el Guadyerbas está cubierta de sotos muy frescos y agradables entre los que podremos practicar la pesca de bogas y barbos que suben en gran cantidad en las primaveras lluviosas. El Baldío de Velada con sus arenales comienza aquí, pero de ello hablaremos mañana.

SANTORAL DEL BARRO: Santa Apolonia

Ermita de la Virgen de Gracia de Velada. Retablo lateral. Siglo XVII. Policromía con predominio de naranjas, amarillos y azules. Las figuras son esbeltas y el dibujo aunque muy rectilíneo, es seguro y de calidad, por lo que algunos han querido identificar a su autor con algún pintor del taller de El Greco. El retablo enmarca las figuras entre columnas, mármoles simulados y cenefas de hojas de acanto y cadeneta. La santa sostiene la palma del martirio y una muela con las tenazas.

Ermita de la Virgen de Gracia de Velada. Retablo lateral. Siglo XVII. Policromía con predominio de naranjas, amarillos y azules. Las figuras son esbeltas y el dibujo aunque muy rectilíneo, es seguro y de calidad, por lo que algunos han querido identificar a su autor con algún pintor del taller de El Greco. El retablo enmarca las figuras entre columnas, mármoles simulados y cenefas de hojas de acanto y cadeneta. La santa sostiene la palma del martirio y una muela con las tenazas.

SANTA APOLONIA

Apolonia vivió en el siglo III en Alejandría. Durante el año 249, siendo una anciana diaconisa, sufrió martirio en las persecuciones que desencadenó contra los cristianos el emperador Filippo el Árabe. En aquel tiempo, un astrólogo pagano azuzaba al pueblo contra los cristianos, asegurando que la ciudad sería destruida porque blasfemaban contra sus dioses.

Masas enardecidas saquearon los barrios de la ciudad donde vivían los discípulos de Cristo ejecutando y martirizando a sus moradores. Santa Apolonia, fue golpeada con mazas y después de ser lapidada, la sentaron sobre una piedra, la abrieron la boca introduciéndola un trozo de hierro y con unas tenazas le fueron arrancando los dientes uno a uno destrozándola las mandíbulas. Algunos de sus torturadores habían encendido una pira y el cabecilla se mofaba preguntándola: ¿Dónde está tu Dios del amor que podría librarte de estos dolores? Si apostatas serás libre. Quisieron obligarla a pronunciar frases blasfemas bajo la amenaza de quemarla viva pero consiguió librarse de sus verdugos y ella misma se arrojó a las llamas. Acción que provocaría más tarde debates teológicos sobre si estaba o no justificado este “suicidio”.

La muela y las tenazas como atributo de la santa que simboliza su martirio

Se la representa casi siempre como una bella joven, aunque en la época de su martirio era ya una anciana. Aparece generalmente con vestido rojo y manto verde o pardo. Casi siempre lleva la corona real o de flores por haber sido virgen. La palma es símbolo del martirio y su atributo más frecuente son las tenazas sujetando una muela, o los dientes en una bandeja.La devoción en Talavera a Santa Apolonia queda patente no sólo por la alusión de su ilustre alcalde Fernando de Rojas en la Celestina, sino por la romería que se hace en el día de su festividad hasta la ermita dedicada a ella en El Berrocal.

Uno de los retablos laterales de la ermita de Virgen de Gracia, donde se vel la imagen de Santa Apolonia

PARAJES Y PAISAJES DE VELADA, Los Arenales de El Baldío y Sotos del Guadyerbas

PARAJES Y PAISAJES DE VELADA

Los Arenales de El Baldío y Sotos del Guadyerbas y otras cosillas

Camino sobre los arenales del Baldío de Velada
Camino sobre los arenales del Baldío de Velada

Esta es una villa que, a primera vista, da la sensación al visitante de no ser precisamente un pueblo rico en recursos naturales. Tal vez sea debido a esa idea sobre Velada que tiene el forastero por identificar su entorno con lo que en la comarca se conocen como “los llanos de Velada” y que no es otra cosa que el Baldío con su aspecto de llanura árida y arenosa que da al viajero una sensación casi desértica.

Pero el mismo Baldío es rico en matices paisajísticos. Los atardeceres con el farallón de Gredos al fondo son de una gran belleza y en su territorio encuentras sorpresas como esos helechares que parecen desentonar con el seco suelo, o esos islotes de vegetación donde todavía puede vislumbrarse lo que fue un antiguo bosque mediterráneo con sus alcornocales entre los que crece el brezo, planta serrana que también nos habla de la humedad subterránea de El Baldío que es el acuífero que alimenta a esa gran paga extraordinaria para Velada y sus gentes que es el cultivo de las sandías más famosas de Castilla. No dejan estos sandiares de tener también cierta belleza cuando en plena canícula verdean sobre los arenales de El Baldío que además se adorna con  esas fuentes que salpican los llanos dando una sensación de modesto oasis en medio de la llanura, sobre todo en el entorno del arroyo de La Fresneda o del arroyo de los Huertos con su presa de abastecimiento que recuerda que Velada ha sacado desde siempre su agua y su pan de estas tierras comunes que todos debemos cuidar.

Son de destacar los arenales El Baldío que son curiosísimos, pues en ocasiones parece que recorremos caminos playeros cuando atravesamos estas llanuras.

Alcornoques con el corcho recién extraído en el Baldío de velada
Alcornoques con el corcho recién extraído en el Baldío de velada

Pero Velada también tiene bosque, un inmenso bosque adehesado que no tiene nada que envidiar a los extremeños, y es que en realidad los romanos nos tenían incluidos, como toda la comarca de Talavera, en la Lusitania, con capital en Mérida. Esas grandes dehesas que se prolongan desde aquí hasta Rosarito son la mayor sorpresa que tuve yo al conocer los alrededores de Velada. Se puede viajar por el Camino Real y otros cordeles hasta Ventas de San Julián recorriendo alcornocales y encinares que , en las zonas más húmedas, se salpican con quejigos e incluso con algún roble. Esta enorme masa vegetal rompe su monotonía con un gran número de arroyos como el de los Huertos, Corralejo, La Pontezuela o Mangas de Cuero, nombre hermoso de puro medieval para un arroyo. Son  corrientes  que se suelen agostar en el verano pero tienen en sus riberas una magnífica vegetación de fresnos, espino blanco o algún chopo, manteniendo la frescura durante todo el año.

El casco urbano se sitúa en las últimas estribaciones de la sierrecilla que desde antiguo se conocía como El Berrocal. En ella se sitúan pueblos como Mejorada o Segurilla y a su vez es una prolongación de la Sierra de San Vicente. Estas pequeñas elevaciones se utilizaron como canteras donde se han labrado los sillares y muchas de las piedras con las que se construyeron las casas del pueblo con su característica arquitectura popular de mampostería enjalbegada. La ermita de la Virgen de Gracia se sitúa en estas últimas estribaciones berroqueñas al pie de las que las gentes de Velada vieron buen lugar para plantar las viñas que nutrirían sus pitarras junto con las que se sitúan en la zona oeste del pueblo, a ambos lados del camino de El Barrero. Ese mismo paisaje granítico lo encontramos en la zona norte del término, en las inmediaciones de ese conato de pueblo que fue Aldea de Arango y las inmediaciones de el arroyo Nahínos. Este arroyo aparece en el Libro de la Montería de Alfonso XI como el arroyo de Anadinos  que quiere decir “de los ánades” o sea,  de los patos, y es cierto que hay gran cantidad de estas aves en el curso alto del arroyo, cerca de Montesclaros. También en las proximidades de los límites con este pueblo vecino, se encuentra otro de los parajes más interesantes del señorío de  Velada, se trata de una extensa mancha de robles que se reparten por las inmediaciones del arroyo de la Robledosa en la zona conocida como Cabezas.

Una de las viejas encinas de El Toril en El Baldío
Una de las viejas encinas de El Toril en El Baldío

Hemos hablado ya de la vegetación que acompaña a los pequeños arroyos que cruzan por el término de Velada pero, donde el bosque de ribera se hace verdaderamente más exuberante, es en las orillas del río Guadyerbas lugar en el que además de los fresnos y los espinos que forman auténticos bosquecillos en la zona de la Aliseda, se encuentran también , como su nombre indica, ejemplares de aliso, un árbol que precisa de humedad permanente. Otra especie que también se e puede ver en las proximidades del Guadyerbas es el endrino, el arbusto con cuyos frutos se elabora el pacharán.

Siguiendo con las curiosidades botánicas hay que resaltar los enormes ejemplares de algunas especies arbóreas de nuestro término. El alcornoque Pavero recientemente desaparecido tenía unas dimensiones impresionantes aunque no ha sobrevivido a las últimas sequías. Parece que su nombre procede del hecho de que su copa servía de refugio a las manadas de pavos que antiguamente recorrían las dehesas del pueblo aprovechando la montanera, como los cerdos. En las orillas del río Guadyerbas a su paso por Trujillanos y La Aliseda se encuentran ejemplares de espino blanco de un porte arbóreo lo que no es habitual en esta especie. También hay repartidos por las dehesas de Velada algunos ejemplares de mesto, especie híbrida de encina y alcornoque realmente escasa. En la finca ribereña de El Torilexiste en la orilla sur una gran mancha de encinas vetustas, tan viejas como he visto pocas con sustroncos retorcidos y comidos por su corazón por el paso de los años.

Todo el curso del Guadyerbas es un paraje con un gran interés natural que se percibe desde las “juntas” con Riolobos hasta el reculaje del embalse de Navalcán, que enriquece todas la primaveras el curso fluvial con una impresionante avalancha de peces, sobre todo carpas, barbos y bogas que suben a desovar en el transcurso del río por las tierras de Velada. Riqueza faunística que se puede también percibir en las numerosas conejeras que salpican las zonas inmediatas al curso fluvial y que son vigiladas por aves rapaces de varias especies que intentan alimentarse de los roedores. Son también muy abundantes los abejarucos que sobrevuelan El Baldío y que anidan haciendo sus galerías en la arena del mismo borde de los caminos. Un espectáculo impresionante es el de las miles de grullas que en el invierno pasan por la zona del pantano con su característico sonido.

Fuente de Praomaría y al fondo El Baldío
Fuente de Praomaría y al fondo El Baldío

No debemos olvidar otra de las riquezas naturales que tenemos como es el gran número de cañadas y cordeles que cruzan el término, además de toda una serie de caminos de gran interés para el senderismo y los deportes al aire libre. Son caminos que en general han sido respetados y los “velaínos” pueden discurrir por ellos disfrutando de la naturaleza, pero en los últimos tiempos, la caza, que quiere conseguir poner puertas al campo, está logrando que en algunas fincas particulares no se respeten los caminos públicos que son de todos y que el ayuntamiento debe vigilar para que se mantengan abiertos.

Velada tiene una riqueza natural importante que a veces es desconocida y poco valorada incluso por sus propios habitantes pero que yo les invito a descubrir.

PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL PARQUE FLUVIAL DE LOS ARENALES DE EL BALDÍO recomiendo el siguiente enlace:

http://www.revistamedioambientejccm.es/articulo.php?id=15&idn=6

EL MEGALITISMO EN EL TAJO, DE LA SERIE «RÍOS DE HISTORIA» (4)

EL MEGALITISMO EN EL TAJO

En el fondo del embalse de navalcán se encuentra este dólmen al que faltan los dos ortostatos de la entrada, hoy en el Museo de Santa Cruz de Toledo

En el fondo del embalse de Navalcán se encuentra este dolmen al que faltan los dos ortostatos de la entrada, que tienen grabada una serpiente en su superficie y están hoy en el Museo de Santa Cruz de Toledo

Hacia la segunda mitad del IV milenio a. de C. aparecen en nuestro entorno geográfico nuevos grupos de gentes, neolíticas todavía, cuya característica más sobresaliente es la de la construcción de grandes enterramientos colectivos llamados monumentos megalíticos. En la actualidad, y gracias a las nuevas dataciones de carbono 14, está cada vez más aceptado el hecho de que el megalitismo es un fenómeno occidental, gestado en la fachada atlántica, con una cronología que se remonta hasta el VI milenio a. de C. (Portugal y la Bretaña Francesa).

Para el caso de la península ibérica existen dos focos del fenómeno megalítico con características diferenciadas por un lado el foco del sureste y por otro el foco atlántico, con el que están relacionados los hallazgos en la tierra de Talavera. Como mantiene el arqueólogo Germán Delibes, «la implantación del megalitismo no debió ser únicamente resultado de la adopción del nuevo ritual funerario por parte de la población neolítica indígena; hubo también un aporte demográfico externo, muy probablemente gentes llegadas del oeste». No debemos olvidar que la construcción de este tipo de estructuras de enterramiento implica un gran aporte energético basado en una relativa ocupación del territorio con una sociedad ya perfectamente organizada, por primera vez considerablemente jerarquizada y con una clara división del trabajo.

El fenómeno del megalitismo en la Tierra de Talavera, en palabras de Jiménez de Gregorio, supuso «la más profunda penetración hacia el este de la cultura megalítica portuguesa en la submeseta meridional». La expansión se produjo desde el oeste hacia el cuarto milenio antes de Cristo, y su utilización funeraria llegaría hasta el primero.

De nuevo son los ríos los caminos naturales de penetración hacia el interior, llegando hasta nuestra área a través del valle del Tajo, y desparramándose después por sus afluentes (Ibor, Huso, Guadyerbas y Tiétar). Tenemos muy próximos al Tajo dólmenes como el de Azután, o Guadalperal en Valdecañas y sumergido en el embalse de Guadyerbas el de Navalcán.

Los dólmenes de nuestra comarca corresponden al tipo denominado «sepulcros de corredor», caracterizados por una cámara, que en nuestro caso tiene unos 5 metros en el dolmen de Azután o el de Navalcán.  A la cámara se accede mediante un corredor cuya medidas reconocibles oscilan aproximadamente entre los 7 y 10 metros. Rodea todo el conjunto el túmulo, con circunferencias que oscilan entre los 18 y 16 metros.

Dólmen de Azután, en el valle del tajo Dólmen de Azután, en el valle del Tajo

Otro tipo de construcción megalítica son los llamados menhires, de los que al menos conocemos dos, uno cerca de Velada y a la orilla del Guadyerbas cerca de Parrillas. Ignoramos su funcionalidad y el significado de sus grabados y cazoletas, huecos labrados semiesféricos que también aparecen en los dólmenes. Son monumentos de una sola pieza de roca berroqueña, hincados verticalmente, de los que al menos tres cuartas partes sobresalen a modo de lindero, con una altura de entre 1m y 1,70 y una circunferencia de 1,5 metros. Tanto el menhir como el dolmen situados junto all Guadyerbas presentan figuras de serpiente labradas.

Algo que nos ha llamado la atención referente a los menhires y dólmenes, es su ubicación próxima a las cañadas ganaderas. En cuanto a las formas de habitación cabe decir que escasean, aunque es un fenómeno general a todo el ámbito megalítico. Esto viene de nuevo a evidenciar un tipo de hábitat disperso, semisedentario y relacionado con la explotación ganadera, aunque entre la cultura material de los dólmenes aparecen piedras de molino e industria lítica con pátina de cereal, lo que nos indica que practicaban algún tipo de agricultura. Quedan estas grandes construcciones como único testimonio de su pasado, y que según algunos autores muestran la condición itinerante de estos grupos y es el motivo de ella, como símbolo de permanencia y delimitación del territorio del grupo.

Menhir de la Laguna del Conejo o de la Dehesa en Gamonal
Dolmen de La Estrella

MOLINOS DE VIENTO EN VELADA Y TORRALBA

MOLINOS DE VIENTO EN VELADA Y TORRALBA

Molino de viento de los marqueses de Velada
Molino de viento de los marqueses de Velada

Son muchos los molinos de agua de nuestra comarca, al ser surcada nuestra tierra por numerosos ríos y arroyos, pero al no tratarse de un territorio tan llano como lo es La Mancha no fue tan necesario construir ingenios movidos por el viento como lo fue allí, donde fue importada su tecnología desde Flandes.

Hueco donde se encontraba el blasón de los marqueses de Velada, constructores del molino de viento

En la comarca de Talavera hay dos molinos de viento de los que se conservan restos. Uno de ellos lo vemos cuando yendo hacia Arenas de San Pedro y pasado el casco de Velada vemos a la izquierda una construcción sobre una elevación que muchos confunden con una atalaya musulmana, aunque no es otra cosa que un molino de viento que perteneció a los Marqueses de Velada, que intentaban así contar con un ingenio que moliera la producción cerealística de su señorío, ya que el arenoso cauce del Guadyerbas era poco propicio para la construcción de molinos de agua porque en los llanos de Velada sería muy largo el canal necesario para ganar el agua la altura precisa para mover un artificio de agua, y además, el suelo arenoso haría que se filtrara gran parte del agua perdiéndose el caudal.

Interior del molino de viento de Velada

Es una construcción de sillarejo granítico con cintas de ladrillo y sillería en puerta y ventana. Se perciben también los huecos donde iba la estructura de madera del piso y la escalera. Lo que parecen almenas no son tales, sino los huecos donde iban las vigas de la techumbre del molino, aunque vamos a dejar para otra ocasión la explicación de su funcionamiento. Encima del dintel de la puerta se ve el hueco del blasón hoy desaparecido de los marqueses Velada, sus primitivos dueños y constructores.

Restos del molino de viento de Torralba, al fondo Oropesa
Restos del molino de viento de Torralba, al fondo Oropesa

El otro molino se encuentra en un olivar al otro lado de la autovía al suroeste del casco urbano de Torralba de Oropesa. Se conserva en peor estado pues apenas conserva la mitad de altura de sus muros, aunque se percibe también el arranque de la escalera helicoidal. En este caso la construcción es de mampostería de pizarra y ladrillo con argamasa. Me dicen los entusiastas de Rutas Arañuelas que había otro del que no quedan restos junto al camino que une Oropesa y Lagartera

Interior de las ruinas del molino de viento de Torralba de Oropesa
Interior de las ruinas del molino de viento de Torralba de Oropesa

 

 

PEQUEÑA CRÓNICA DE UN PASEO A LOS BAÑOS DEL HORCAJO Y DE LA GUARRA

PEQUEÑA CRÓNICA DE UN PASEO A LOS BAÑOS DEL HORCAJO Y DE LA GUARRA

Alcornocales de las dehesas de Velada
Alcornocales de las dehesas de Velada

(Enero  2016)

Para disfrutar de este invierno de almendros en flor, mariposas tempranas y hasta alguna culebra tomando el sol, y para alejarnos de la bulla de corruptos y cantamañanas, mi amigo Rafael, el Archivero, y un servidor hemos decidido recorrer las dehesas inmensas y desconocidas que se extienden entre Velada y Oropesa,

Y como siempre nos ponemos un objetivo en nuestros periplos, decidimos acercarnos hasta los Baños de El Horcajo, uno de esos charcos en los que las gentes de la comarca encontraban alivio a sus males reumáticos o «carranclas», que dicen los pacientes lugareños.

Baños del Horcajo en Alcañizo

Baños de la guarra en Torralba,

 

Vamos viendo rótulos de sonoros topónimos  Cornocosillo, que lleva los alcornoques y las encinas en el nombre; Cerro Dávila apellido de guerrero, repoblador y noble abulense cuya familia dio origen a las casas nobles de Velada y Navamorcuende, dos de los primeros señoríos de Castilla;  Quejigoso otra especie de quercus más querenciosa de humedad que sus hermanos la encina y el alcornoque de estas dehesas; arroyo de Mangas de Cuero de misterioso nombre, como El Arenal del Lobo

Sólo algunos rebaños de ovejas aprovechan  los pastos donde pacen algunas grullas, y nos sorprenden en su cercanía con su enorme tamaño de pajarraco elegante y gritador.

Y cruzamos arroyos arenosos arañuelos con su ribete de fresnos deshojados pero que muestran algunas yemas en esta primavera prematura, y bosquetes de espinos aguardando a blanquear con sus flores estos sotobosques mediterráneos.

Unos guarros negros salen tropezando de una charca con su paso presuroso. Allí gozaban tranquilos hasta que nosotros, tal vez los únicos humanos que han visto en todo el día, les sorprendemos.

Soledad, encinas y más soledad y por fin llegamos a nuestro objetivo.

Charca de los baños de El Horcajo en Alcañizo
Charca de los baños de la Guarra en Torralba

Se trata de un arroyo que se ensancha en un paraje donde afloran algunas peñas de granito y que dada la escasez de la piedra en estos parajes ha sido utilizada como cantera. Y allí está el charco de los baños, pero resulta que estos son otros baños ya en término de Torralba. Lo distinguimos por unas estacas a modo de barandilla para quienes se quieran adentrar en la poza rodeada de juncales. Hay unas construcciones cercanas pero dan la sensación de ser ganaderas, no parece que haya precarias instalaciones balnearias. Sólo parece haber sido un revolcadero como tantos baños de «la guarra» que hay en la comarca, especialmente en La Jara y que tienen similar leyenda de descubrimiento. Una guarra o una jabalina, no sé porqué son siempre hembras, que estando tullidas y enfermas curaron al revolcarse en el charco y eso dio una pista a los humanos para seguir esa línea terapéutica para sus achaques.

Sentados, disfrutamos de un atardecer en que sólo se oye a las grullas volar sobre nosotros con el trompeteo característico, su canto peculiar de tenores llegados de Suecia o Finlandia, en ruta hacia sus dormideros del embalse del Guadyerbas o de Rosarito después de bellotear bajo las copas de las viejas encinas.

En nuestro deambular por estas dehesas podemos encontrarnos con rebaños de venados como estos

Intentamos localizar los baños de El Horcajo, pero parece que queda poco de ellos por la construcción de una presa en el arroyo.

Y recuerdo que, preguntando por ellos, un pastor me dijo en una visita anterior  que su padre vio llegar a una señora montada en una tartana que hubieron de acercar al charco por su imposibilidad para moverse, y que al poco de tomar las aguas salió la señora andando tan campante, que no le hizo falta ayuda ni para subir al carrillo Y además se comió medio queso con pan.

Pero su canto a las virtudes de aquellas aguas me sorprendió todavía más cuando me explicó hecho un Hipócrates, mientras se hurgaba la mellada dentadura con una aguja de espino, que a quien de verdad le sentaban bien aquellos baños era a los veratos. Y quedé pensativo sobre los curiosos mecanismos de la herencia genética y la fisiología que hacían a los habitantes de La Vera  merecedores de los favores de las ninfas y náyades arañuelas que sin duda habitan en el fondo del charco de los baños.

LA MAGNÍFICA CERÁMICA DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

LA CERÁMICA DE  LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

Una de las obras artísticas más valiosas que enriquecen el patrimonio de la villa de Velada es la azulejería de la ermita de la Virgen de Gracia.

Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio
Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio

En un principio contaba el edificio con tres altares de cerámica. El altar mayor que todavía conserva la mayoría de sus azulejos, aunque algunos han sido cambiados de lugar en diferentes épocas, y los dos laterales que cuentan con los retablos adosados al muro pero que, al derribarse sus altares respectivos, han perdido los frontales originales, que pueden observarse en fotos antiguas. Esperemos que ni uno solo de esos valiosos azulejos que se cocieron en los alfares hace más de cuatrocientos años, en pleno apogeo de la cerámica talaverana, se pierda o se cambie del lugar para el que fue concebido. Seguir leyendo LA MAGNÍFICA CERÁMICA DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA

GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA

Fuente del despoblado de las Abiertas en San bartolomé
Fuente del despoblado de las Abiertas en San Bartolomé

Con lluvia de fondos europeos de programas “líderes” y “próderes” hubo en el medio rural una serie de iniciativas para estimular el turismo local en ocasiones pintorescas, cuando no esperpénticas, y así, por ejemplo se hicieron a la entrada de los pueblos unos estafermos en los que escritos en azulejería se daba a los visitantes la bienvenida con frases que pretendían alertar sobre los principales atractivos del pueblo. Yo no sé quién sería el redactor de los mensajes destinados a perdurar, si el secretario, el alcalde, el alguacil o el técnico de la empresa amiga jugosamente engrasada con la subvención correspondiente, pero algunas de esas epigrafías quedarán para la historia como las tablillas sumerias, la piedra roseta o el bronce de Botorrita. Seguir leyendo GEOGRAFÍA POLÍTICA CASTIZA