LA MAGNÍFICA CERÁMICA DE LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

LA CERÁMICA DE  LA ERMITA DE LA VIRGEN DE GRACIA

Una de las obras artísticas más valiosas que enriquecen el patrimonio de la villa de Velada es la azulejería de la ermita de la Virgen de Gracia.

Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio
Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio

En un principio contaba el edificio con tres altares de cerámica. El altar mayor que todavía conserva la mayoría de sus azulejos, aunque algunos han sido cambiados de lugar en diferentes épocas, y los dos laterales que cuentan con los retablos adosados al muro pero que, al derribarse sus altares respectivos, han perdido los frontales originales, que pueden observarse en fotos antiguas. Esperemos que ni uno solo de esos valiosos azulejos que se cocieron en los alfares hace más de cuatrocientos años, en pleno apogeo de la cerámica talaverana, se pierda o se cambie del lugar para el que fue concebido.

El altar mayor ocupa la cabecera de la ermita y está forrado de quince paneles de cerámica con diferentes motivos de la vida de la Virgen y de la Pasión de Cristo. Se sitúan sobre un zócalo de unos dos metros de alto con motivos decorativos de los conocidos como “de clavo”, que enmarcan  los símbolos de Jesús y María y el escudo de los marqueses de Velada y Altamira. Este hecho nos lleva a pensar que fueron los propios marqueses los que financiaron la obra de ornamentación cerámica de la ermita.

Panel de azulejos que representa a San Andrés con su cruz característica en la capilla mayor de la ermita Virgen de Gracia
Panel de azulejos que representa a San Andrés con su cruz característica en la capilla mayor de la ermita Virgen de Gracia. Siglo XVI.

Podemos datar a estos azulejos en el último tercio del siglo XVI y las escenas representadas con motivos marianos son: La Natividad de la Virgen, la Presentación de la Virgen en el templo, la Anunciación,  la Visita a Santa Isabel, El Nacimiento, la Presentación del Niño en el Templo y la Coronación. Pasajes de la vida de Cristo están representados en las escenas de su Bautismo, el Prendimiento en el huerto de los olivos, la Coronación de Espinas, la Flagelación, Camino del Calvario, la Crucifixión, la Ascensión y la Venida del Espíritu Santo. Todas estas imágenes son similares según don Gonzalo Palomo a las que se encuentran en el palacio del Duque del Infantado en Valladolid y habrían estado ejecutadas por el ceramista talaverano Hernando de Loaisa. En la ermita de la Virgen del Prado de Talavera podemos observar, tanto en el pórtico de la misma como en su interior, diversos paneles que provienen del antiguo Hospital de San Antonio Abad y que tienen en sus dibujos, en sus motivos vegetales y arquitectónicos notables similitudes con estos de la Virgen de Gracia y no sería extraño que hubieran sido ejecutados en el mismo taller.

También aparece sobre la imagen de la Virgen de Gracia un panel que representa a la “Purísima”, el emblema franciscano en la bóveda y otra figura de la coronación de la Virgen en tonos más amarillos que parece de mayor antigüedad que el resto. A principios de siglo las zonas del muro de la capilla que no están recubiertas de azulejos se encontraban pintadas con motivos que imitaban a los de la cerámica.

Los dos retablos laterales son una obra excelente, más tardía que los del altar mayor, probablemente de comienzos del siglo XVII. La estructura de los dos es idéntica con dos cuerpos de columnas corintias pareadas y planos decorados simulando mármol mediante la técnica del “esponjado” policromático. Entre las columnas se sitúan diferentes figuras de santos. Antiguamente medían estos altares con sus retablos unos cuatro metros de altura, pues todavía estaban en pie las mesas de los dos. Estaban decoradas con los motivos vegetales y de “clavo” dispuestos como las típicas guarniciones de estilo Renacimiento, “del más fino y depurado gusto”, según los describe el gran ceramista Ruiz de Luna. Lamentablemente estos dos pequeños altares han desaparecido.

Uno de los magníficos retablos laterales de azulejería de Talavera del siglo XVII en la ermita de Velada
Uno de los magníficos retablos laterales de azulejería de Talavera del siglo XVII en la ermita de Velada

El retablo de la izquierda, o lado del Evangelio, tiene como motivo central la imagen de Santa Catalina que se identifica por la rueda dentada con que fue martirizada. Santa Lucía sostiene una bandeja con los ojos que le fueron extraídos durante su suplicio siendo por ello la patrona de los invidentes. También aparece la imagen de Santa Águeda con los pechos sobre una bandeja similar por el mismo motivo. Por encima podemos ver a San Ildefonso y San Cristóbal, imagen esta última precursora de la ermita que más tarde los conductores “velaínos” erigirían muy cerca con esa misma advocación. En la parte superior de los dos retablos pueden observarse cuatro imágenes que simbolizan a las virtudes: La Justicia con la espada, la Templanza con la jarra y la copa, la Fortaleza con la columna y la Prudencia con el espejo

El retablo de la derecha nos muestra como motivo central la Imposición de la Casulla a San Ildefonso. En los laterales aparecen Santa Apolonia, que soporta unas tenazas con un diente, pues era la santa a quien se encomendaban los pacientes con dolor de muelas. No olvidemos que en término de Talavera todavía se conserva una ermita dedicada a esta santa, a cuya romería también acudían antiguamente las gentes de los pueblos cercanos como Velada. Se puede observar la figura de Santa Clara y dos santos franciscanos, como franciscano parece también el santo que entre los paneles del altar mayor se nos muestra siendo lapidado.

El dibujo de estos dos altares laterales es de gran calidad pictórica con trazos rectos muy sueltos y seguros que nos sugieren cómo, tal vez, fueran pintados por un pintor de calidad y no por un humilde artesano, como sucede con los azulejos del altar mayor. Este hecho y lo estilizado de sus figuras ha sido motivo para que algunos especialistas sugieran la posibilidad de que fueran obra de algún discípulo del Greco.

MIGUEL MÉNDEZ-CABEZA FUENTES

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