HUBO UN PUENTE ROMANO PERO NO ES EL PUENTE VIEJO

HUBO UN PUENTE ROMANO PERO NO ES EL PUENTE VIEJO

Se resalta en esta foto aérea de 1937 el trazado del que fue Puente Romano. La flecha roja señala el puente romano y la verde el trazado actual
Se resalta en esta foto aérea de 1937 el trazado del que fue Puente Romano. La flecha roja señala el puente romano y la verde el trazado actual

Ya he comentado que, a mi entender, la causa de que nuestra ciudad se encuentre en el lugar en el que se halla es que en tiempos prerromanos el Tajo era fácilmente vadeable por aquí. Es de los lugares de su recorrido en los que el cauce es más ancho, con numerosas islas y unos inmensos arenales que se podían atravesar a pie por gentes y ganados desde antiguo, porque hemos de imaginar nuestro río sin la elevación de las aguas que produce la presa de los molinos de Abajo. Y es éste precisamente el vado practicable más cercano al Puerto del Pico, por el que pasaba ese eje norte sur que unía las dos mesetas y que mereció la construcción por los romanos de la mejor calzada conservada en todo el territorio español. Y además, ese eje se cruzaba en Talavera, y junto a ese vado, con el otro eje de comunicaciones con calzadas  a ambos lados que discurre de este a oeste por el valle del Tajo, un río que como otros era una de esas autopistas de la prehistoria que servían de primigenias vías de comunicación.

2.-Los tres arcos que se asientan sobre pilares romanos con el quiebro de su dirección que aparece arruinado
Los tres arcos que se asientan sobre pilares romanos con el quiebro de su dirección que aparece arruinado

El Puente Viejo es en realidad una más adecuada denominación para nuestro antiguo puente, y de hecho es como siempre ha sido denominado por los talaveranos. Lo de “puente romano” es posterior y se enmarca ese nombre en la frecuente adscripción a la época romana que se ha venido dando a todos los puentes medievales y modernos de pétrea factura como medio popular de otorgarles una mayor antigüedad.

En 1990 se produjo un gran descenso de las aguas del Tajo por obras en el azud de los molinos de Abajo, lo que unido a la sequía estival hizo que afloraran en el fondo del río próximo al puente Viejo unas estructuras que fueron estudiadas oportunamente por Alberto Moraleda y César Pacheco, quienes con la publicación de su trabajo hicieron una importante contribución a la historia  del patrimonio local.

Puente romano a principios de siglo en dibujo de Enrique reaño sobre una vieja postal

Y ¿qué es lo que apareció con la bajada de las aguas? Pues las pilas sobre las que se sustentaba el antiguo puente romano y que salvo en los tres primeros arcos no seguían en su alineamiento la misma dirección que el viejo puente medieval. Es por ello que el puente tiene ese quiebro en su trazado a partir de ese tercer arco, el llamado “arco de las armas”, llamada así porque tiene encastrado un pequeño escudo en piedra blanca. Los tres primeros arcos sin embargo sí se apoyan sobre los antiguos pilares del puente romano, que tienen una planta diferente a los medievales, que se encuentran rematados en redondo aguas arriba, mientras que los pilares romanos tienen planta rematada en tajamar, en triángulo.

El puente viejo como siempre arruinado en un dibujo de Enrique Reaño sobre foto de Clifford
El puente viejo como siempre arruinado en un dibujo de Enrique Reaño sobre foto de Clifford

Se podían ver ocho de esas pilas y alguna de ellas conserva incluso restos del salmer, el arranque de su arco. Están fabricados con sillares bien labrados y rellenos en su interior con cantos y argamasa, el “opus caementicium” de los romanos. También se deduce de su estructura que los arcos tenían algo más de radio que el actual y que su calzada era más ancha.

La línea que siguen los pilares hace que algunos de ellos estén bajo las arenas de los islotes o en la Isla Grande ocultos por los sedimentos de siglos. Tenemos también que tener en cuenta que en época romana probablemente no existieran los molinos del puente por ser de posible origen musulmán, y por tanto tampoco existiría el brazo del río que hace de canal para llevar el agua a esos molinos, luego central eléctrica. Las razones que podían explicar este cambio de trazado en el puente es una menor resistencia a la corriente, tal vez por los cambios en la dirección de las aguas por la modificación del meandro del río e incluso el deseo de los jerónimos de comunicar mejor el antiguo molino de su propiedad,, pues el monje que hizo de ingeniero en una de las principales restauraciones era de esa orden, fray Pedro de los Molinos. Las grandes crecidas que provocaban las frecuentes inundaciones históricas de Talavera y lo arenoso e inestable del fondo hicieron probablemente que tanto el puente Romano, como el puente viejo fueran dañados y mil veces restaurados, pero curiosamente los tres primeros arcos, que se asientan sobre los viejos pilares romanos son los mejor conservados hoy día. El primero de esos arcos también alojó otros molinos.

RUTA DE LA ERMITA DE CHILLA Y SU GARGANTA

RUTA DE LA ERMITA DE CHILLA Y SU GARGANTA

Ermita de la Virgen de Chilla entre el robledaL
Ermita de la Virgen de Chilla entre el robledaL
En un espléndido entorno se encuentra la ermita de la Virgen de Chilla, patrona de Candeleda, pero también muy vinculada a lugares tan lejanos como Calera y Chozas o Mejorada. Cuenta la leyenda que un pastor llamado Finardo, natural de Calera, cuidando sus ganados en el entorno de su pueblo, vio como se le aparecía la Virgen en dos lugares distintos del término de esa localidad. Uno de ellos se encuentra en las inmediaciones de la Vía Verde de la Jara, y en el lugar se ha construido una nueva ermita dedicada a la Virgen, aunque se ha cambiado el nombre de Virgen de Chilla por el Virgen de la Vega. En la anterior capillita que existía en el lugar se puede ver una piedra con una curiosa inscripción  de difícil interpretación sobre la que es tradición tuvo lugar la aparición. Los caleranos, cuenta la leyenda, que en principio no hicieron caso al pastor, considerando que lo que contaba sólo eran fantasías, pero cuando éste se encontraba con su rebaño en las inmediaciones de la garganta de Chilla, tuvo lugar una nueva aparición en la que la Virgen curó una de sus cabras, lo que en este caso sí fue creído por las gentes de Candeleda porque María le estampó al pastor dos dedos en su rostro, y por ello erigieron una ermita en el lugar.

Pintura de la ermita que representa uno de los milagros de la Virgen de Chilla

Pintura de la ermita que representa uno de los milagros de la Virgen de ChillaEsa ermita de estilo herreriano ha tenido después diferentes reformas, especialmente en el siglo XVIII, que han ido conformando el estado actual del edificio. Junto a él se encuentra también la casa del santero levantada con la pintoresca arquitectura de entramado de la zona y un merendero con un pequeño refugio de peregrinos. Bajo las copas de grandes árboles, con una fuente generosa se encuentra un agradable paraje en el que también se ha instalado un altar donde se dicen las misas en las celebraciones religiosas.

El milagro de la batalla contra el turco porque son devotas las gentes de Mejorada
El milagro de la batalla contra el turco porque son devotas las gentes de Mejorada

Dentro de la ermita se encuentra la imagen de la Virgen y cuadros que refieren algunos milagros, como aquel en el que salvó a una joven de un toro que la atacaba y otro que nos explica la vinculación con el pueblo de Mejorada, pues parece ser que en el siglo XVI, cuando iban en un navío de guerra español un capitán llamado Juan Briceño con soldados de esta población, se encomendaron a la Virgen de Chilla en una situación de enfrentamiento desigual con dos barcos turcos y uno holandés y la Virgen candeledana les favoreció salvándoles de una situación de verdadero riesgo para sus vidas. Las gentes de Mejorada han tenido una gran devoción a la imagen de Chilla y siguen acudiendo en romería todos los años por un camino utilizado para ello desde hace siglos.

LA EXCURSIÓN

Plano de la excursión
Plano de la excursión

Explorando la Garganta de Chilla

 A esta garganta le da nombre la Peña de Chilla, un risco prominente que se encuentra sobre la cuerda que la delimita por el oeste. Esta zona es conocida también por encontrarse en ella el santuario de la Virgen de Chilla en las laderas. Partimos desde El Raso hacia el castro celta y en la primera curva tomamos una pista que nos conduce por otro camino hasta una explanada donde podemos dejar el vehículo si lo llevamos. Comenzamos a andar por la orilla oeste y pronto nos cruzamos con el arroyo del Chorro, que desciende formando cascadas y chorreras, dos de las cuales se encuentran cerca del camino, arroyo arriba. En la zona más alta se encuentra una majada hasta la que sube directamente una senda desde la Vega de la Zarza. Pasamos junto a un corral y luego ascendemos algo para pasar por encima de un castañar, hasta llegar a dicha vega de la Zarza en cuyo entorno se encuentran varias majadas y chozos, además de un puente de madera sobre la garganta que es mejor cruzar para seguir por la otra orilla.

Casilla con techo de escobón reconstruida en la Garganta de Chilla
Casilla con techo de escobón reconstruida en la Garganta de Chilla

Seguimos nuestro camino ascendiendo y, junto a la confluencia de los dos arroyos que bajan en ese mismo lado, encontramos restos de otras majadas. El paisaje comienza a tomar la forma típica de los cauces altos de las gargantas de Gredos con los grandes bloques graníticos rodados y la vegetación escasa que les caracteriza. Llegamos así a la vega del Enebral desde donde la pendiente se hace mucho mayor formando el gran farallón del macizo central.

Tramo alto de la garganta de Chilla
Tramo alto de la garganta de Chilla

Podemos volver por una senda muy agradable que llega hasta el mismo santuario de Chilla, junto a la fuente y el altar al aire libre que se encuentra cerca de la ermita. Bajaremos después por el camino indicado hasta el puente de Chilla para subir luego hasta El Raso.

Recorrido aproximado 17 kilómetros, 5horas

LOS NEBULOSOS COMIENZOS DE LA CERÁMICA TALAVERANA

Panel del siglo XVI representando a San José que se encuentra en el pórtico de la Basílica del Prado

El arte cerámico de Talavera no partió de cero porque, aparte de la tradicional alfarería de tradición morisca que se venía haciendo al final de la Edad Media, una industria ya asentada sería directamente promocionada e impulsada por el rey Felipe II. Sabemos también por el cronista Lucio Marineo Sículo que en tiempos de los Reyes Católicos había ya hornos cociendo cacharros en la villa: “También en Talavera se labra muy excelente vedriado blanco y verde. Lo qual es muy delgado y sotilmente hecho y házense vasijas de muchas y diversas maneras”, aunque no pone a Talavera entre los primeros centros de producción, por detrás de Valencia, Murcia, Toledo o Morviedro.

Según se puede deducir del testimonio de Diego Pérez de Mesa en su obra editada en 1548 “Grandezas y Cosas Memorables de España”, ya entonces, antes de la venida de Juan Floris, se producía gran cantidad de loza en Talavera que se comercializaba en todo el reino e incluso se exportaba a América, Francia, Italia o Flandes. A mediados de siglo, ya se obsequiaban por parte de la villa a los arzobispos toledanos objetos de cerámica, lo que indica cierto desarrollo y prestigio de la industria alfarera.

Arrimadero de azulejos de repetición de la iglesia de Domingo Péres. Unos paneles datados en 1567. El motivo principal es el florón que decoraría tantos palacios reales pero en cuatro colores azul, blanco, verde y amarillo

También se puede deducir de la historia de Talavera de García Fernández, datada en 1560, que ya había en Talavera una importante industria artesana del barro a mediados del siglo XVI, antes de que llegara Floris y la impulsara Felipe II: “Házese en Talavera barro vedriado blanco, verde, azul, jaspeado y de otras colores ynterpoladas. Es lo mejor que en Castilla se labra” “…y dello se provee Castilla y Andaluzía y Portugal y se pasa en Yndias” Aunque tal vez no se dedicaran todavía a esta actividad un grupo numeroso de talaveranos, pues el gremio no encabeza siquiera el pago de algún toro en la fiesta de las Mondas, sino que se debe unir a carpinteros, albañiles, olleros tinajeros, tejeros y otros oficios. En esa misma época, sin embargo, el escritor Felipe de Guevara compara las obras talaveranas con las italianas y considera que todavía no llegan a la “perfición” de las de Pisa o Faenza, pero no por la falta de pintores o diseño, sino por problemas técnicos con los esmaltes y colores.

Vimos en el anterior capítulo cómo el propio Felipe II impulsó la cerámica de Talavera ordenando al sevillano Jerónimo Montero realizar experimentos con esmaltes y productos químicos con el barro de Talavera, de color algo más rosado, pues los barros de Calera, de color más claro, no se utilizaba todavía, como se deduce del documento de Frías de Albornoz en el que dice “…y en la misma villa están las minas de barro que se labra vidriado de donde se provee toda España”.

Pastores representados en azulejería del siglo XVI procedente del hospital de San Antonio Abad que actualmente se encuentra en el friso superior del pórtico de la basílica del Prado. Ofrecen corderos y lo que parece un cuenco con leche.

Otro dato sobre los materiales utilizados en la alfarería talaverana nos los da Fray Andrés de Torrejón, monje jerónimo del convento de Santa Catalina de Talavera que refiere cómo la arena necesaria para los vidriados se traía de Hita, hasta que se empezó a utilizar arena de la cercana localidad de Mejorada. Mi impresión es que la extracción debía realizarse en la zona noroeste del término, en las proximidades del Riolobos, junto al arenoso baldío de Velada, cuyas arenas intentó explotar recientemente la fábrica de porcelanas de Lladró por su gran calida:. “La arena con que se mezclan los metales para hacer el vedrio blanco se solía traer de encima de Hita y abrá diez años que se halló junto a un pueblo que se llama Mejorada, una legua desta villa y es muy menuda en estremo y tan blanda como seda”.

Una de las características que hicieron más atractiva la cerámica de Talavera fue la intensa blancura de sus vidriados que varios autores comparaban entonces con los de Pisa. Dice Torrejón: “porque el vedrio blanco es plomo y estaño y arena, y con la fuerza del fuego se vienen a coadunar de tal manera que se da con ello un lustre tan agradable y graçioso a los que lo miran y especialmente el blanco que se ha hallado agora, que es tan estremado que afiçiona más que lo pintado”

De esas primeras referencias también se destacan la variedad de formas en la alfarería que a su vez hicieron muy popular la producción y así otra vez el padre Torrejón nos enumera algunas de ellas: “La diversidad de los jarros y taças, de los búcaros y brinquiños la buena traça de los platos y ramilletes, el contrahacer los caracoles, los búhos y perros, hasta los chapines y çapatillos de las mujeres y todo género de frutas y pégalas en unos platos con tanta propiedad que hacen hartas burlas”

Detalle de los arrimaderos de la iglesia de Erustes con variados motivos y grutescos

También el padre Torrejón apunta otros datos de interés como que se contrahacen, forma de la época para decir que se copian, algunos motivos decorativos de las cerámicas orientales de India y de China, con las que estaban familiarizados los españoles debido a sus viajes por el Pacífico, el llamado “lago español” en el siglo XVI. Además del comercio del imperio oriental de Portugal, reino unido entonces al imperio español por herencia de Felipe II al morir el rey luso Don Sebastián. El autor Morel Fatio asegura que la vajilla en la que se sirve la comida en el encuentro en Guadalupe entre los dos reyes es de Talavera.

Parece así mismo que hubo en estos primeros ensayos problemas con el esmalte, incluso en las obras del maestro Floris, pues documentos de la época relacionados con los encargos para el monasterio de El Escorial refieren una mayor calidad de los azulejos del talaverano Juan Fernández comparados con los del flamenco, y también se ponen como ejemplo de esa mala calidad los azulejos de Floris para el refectorio del monasterio dominico de Plasencia, hoy comedor del Parador Nacional, en los que se aprecia un considerable deterioro, con los esmaltes descascarillados y perdidos en parte de la superficie de los arrimaderos.

La actividad alfarera aumentará conforme va avanzando el siglo XVI, y es en el último cuarto de la centuria cuando se constata en los padrones un número considerablemente más elevado de artesanos del barro en la villa. Ya hemos comentado en otro capítulo cómo a principios de siglo, aunque se conocen ordenanzas municipales que regulan el encendido de los hornos, apenas hay alfareros pues en 1513 solo hay 4, y 6 en 1518, número similar al de muchas otras villas con la misma población que Talavera. Va creciendo esta actividad hasta los 20 ceramistas de 1548 y 30 en 1554 para descender en la década de los sesenta a 22, pero aumentando paulatinamente hasta los 42 del año 1596, fecha en la que podemos considerar asentada la actividad ceramista. Lo mismo sucede con los pintores de loza y azulejos, que de no enumerarse ninguno en los primeros años del siglo se pasa a 22 del año 1607.

 

TRES MUCHACHOS EN UNA CUEVA

TRES MUCHACHOS EN UNA CUEVA

Septiembre del 306

Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente o Monte de Venus
Cueva de los Santos Mártires en el Cerro de San Vicente o Monte de Venus

Entre la grieta que dejan dos grandes moles de granito se asoman los ojos asustados de un joven mientras el viento agita su túnica. Desde la cumbre del Monte de Venus mira como el Tajo se acuesta en el valle. Al fondo, angustiado, vislumbra los tejados de los templos de la ciudad de Ébora. Vincencio ha recogido unas bellotas que lleva envueltas en un pedazo de lienzo. Vuelve sobre sus pasos hasta le entrada casi oculta de una cueva por la que desciende hasta su interior. Con las espaldas apoyadas sobre la piedra dos muchachas esperan aterradas, pero sonríen aliviadas al verle mientras le interrogan con su mirada.

– No se ven soldados. El día ha salido despejado y debemos continuar – dice entre imperativo y cariñoso su hermano.

Los Santos Mártires Vicente Sabina y Cristeta representados en azulejería de Ruiz de Luna en la iglesia de Castillo de Bayuela
Los Santos Mártires Vicente Sabina y Cristeta representados en azulejería de Ruiz de Luna en la iglesia de Castillo de Bayuela

Aunque las hace estremecer el aire que azota la cumbre esa mañana, al salir de su refugio, la luz y el tibio sol de otoño las reconfortan. Con un poco agua de un fontarrón cercano lavan las heridas de sus pies defendidos de una caminata de nueve horas bajo la lluvia tan sólo por unas pobres sandalias. Antes de descender hacia el Piélago, el muchacho mira desconfiado hacia atrás y recuerda las historias que le contaba su abuelo. Aquí mismo se había fortificado el famoso guerrero Viriato y tuvo en jaque a los romanos desde estas alturas. Pero el lusitano al menos tenía armas. Vincencio, sin embargo, sólo tiene la certeza que empapaba todas sus vísceras de que la religión del judío crucificado, la que dice que los pobres heredarán la tierra, era la religión verdadera. Tan seguro estaba que hacía dos días, delante de Dacio, el gobernador que había encerrado a la piadosa Leocadia en las mazmorras de Toledo, había renegado de los viejos dioses asegurando que cuando los romanos los adoraban era como si veneraran a un montón de piedras y palos. Vincencio no lo creía, pero oyó decir a los soldados que le custodiaban que, en la piedra sobre la que descansaba cuando compareció ante el gobernador, quedaron marcados, como si la roca fuera de cera, sus pies y el báculo que le sostenía.

Capilla del eremitoriode la cueva de los Santos Mártires
Capilla del eremitoriode la cueva de los Santos Mártires

Esos mismos soldados le liberaron esa noche y con sus hermanas Sabina y Cristeta había huido entre encinas y enebros hasta el Monte de Venus. No podía permitir que el empecinamiento que Dacio achacaba sólo al fanatismo de los cristianos afectara a sus hermanas. Pero ellas, tanto y con tanta vehemencia habían escuchado hablar a su hermano sobre la nueva religión, que ya le acompañaban en lo que para unos era delirio y para otros eran convicciones profundas. Estaban ya dispuestas a morir con él sin renunciar al nuevo Dios que los emperadores perseguían con tanta saña.

Caminando entre los robles habían llegado al otro extremo de aquellos montes y podían ver frente a ellos la alta sierra de Gredos que deberían cruzar si querían ponerse a salvo. Unos pastores que los encontraron comiendo moras junto al río Tiétar les dieron refugio esa noche. No subieron por el puerto del Pico pues, junto a la calzada, siempre había soldados que controlaban el paso del ganado y de las mercancías. La senda por la que les condujo uno de los cabreros era empinada pero más segura. Después de alimentarse de carne seca durante cuatro días llegaron, tras atravesar los piornales y las praderas de las cumbres, hasta la ciudad de Ávila. Uno de los pastores, interrogado por los soldados, delató a los hermanos y cuando llegaron a la ciudad de los fríos inviernos estaban esperando para apresarles.

Otra vez los ofrecimientos de renuncia, otra vez mantenerse en esa curiosa fe que a Daciano, en realidad, le parecía tan falsa como la suya propia, una forma más de someter a los que debían someterse. Los desnudaron y los sacaron fuera de la ciudad y después les azotaron hasta la extenuación. En el tormento que llaman hecúleo descoyuntaron sus miembros sobre una cruz en aspa. Como no acababan con sus vidas apretaron las cabezas de los tres hermanos en una prensa formada por dos tablones poniéndoles, en fin, grandes losas de piedra y golpeando sobre ellas con grandes mazos hasta que sus sesos quedaron desparramados.

Después de muertos los arrojaron  a una cueva que llaman de la Soterraña. Y dicen las gentes de Ávila que, como no permitieran los soldados que nadie enterrase los cuerpos, una gran serpiente salió de las profundidades levantada la cerviz y dando temerosos silbidos. Cuentan que un judío miraba sus cuerpos con poca reverencia y la culebra se enroscó en su cuerpo casi asfixiándole hasta que prometió, convirtiéndose al cristianismo, levantar un templo que custodiara los cuerpos de los tres muchachos de Ébora.

LOS SANTOS MÁRTIRES HUYEN DE TALAVERA. DETALLE DEL CENOTAFIO DE LOS SANTOS MÁRTIRES EN LA BASÍLICA DE SAN VICENTE DE ÁVILA

Y LLEGARON LOS ROMANOS

Y LLEGARON LOS ROMANOS

Nuevo artículo de la serie «RÍOS DE HISTORIA» sobre la historia de la comarca a través de sus ríos

EL NOMBRE DE TALAVERA Y EL RÍO

SARCÓFAGO DE PUEBLANUEVA HALLADO EN UN MAUSOLEO JUNTO AL TAJO
SARCÓFAGO DE LAS VEGAS DE  PUEBLANUEVA HALLADO EN UN MAUSOLEO JUNTO AL TAJO

No vamos a entrar aquí en profundas disquisiciones sobre los orígenes del nombre de Talavera. Los expertos dicen que nuestra ciudad nunca fue Ébora de la Carpetania, pero sin embargo sí ven posible que fuera Elbura, nombre que estaría relacionado con la abundancia de aguas, como se apunta ya en las relaciones de Felipe II en el siglo XVI:

…porque –el Ber en arábigo significa pozo o ayuntamiento de aguas…y en tiempo de los visigodos dice haberse llamado “aguas” que es el-Ber y el-Bora…

Según el arqueólogo Dionisio Urbina, de Elbora derivaría Albuera que es el nombre de un despoblado Santa María de las Albueras, situado cerca de Pueblanueva , junto a las barrancas del Tajo y en la que se sitúa un mausoleo monumental donde se halló un magnífico sepulcro de mármol tardorromano y paleocristiano que se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional, aunque han sido destruidas las cabezas de los apóstoles representados.

Otro paraje aguas abajo de Talavera nos orienta sobre el nombre también acuático de la ciudad. Se trata de Aquis, aguas en latín, y que se ha identificado con un obispado visigodo sufragáneo de Mérida. El paraje se ha identificado como la finca de La Alcoba, en la vega cerca de Talaverilla.

ESTELAS-Y-ARAS-ROMANAS-SE-VEN-FORMANDO-PARTE-DE-LA-MURALLA-DE-LA-ALCAZABA.jpg
ESTELAS-Y-ARAS-ROMANAS-SE-VEN-FORMANDO-PARTE-DE-LA-MURALLA-DE-LA-ALCAZABA.

Ya tenemos un lugar aguas arriba, y otro aguas abajo del casco urbano, pero las muy numerosas inscripciones halladas en Talavera, a la altura de grandes núcleos urbanos romanos de Hispania, han llevado a la conclusión de que el nombre más probable es el de Caesaróbriga, que viene a significar “ciudad fortificada de César”. La finca junto al Tajo con restos romanos conocida como La Orbiga puede también derivar para algunos de una lectura deformada de la palabra Caesaróbriga.

Una teoría sugiere que existiría otro topónimo céltico, anterior a los romanos Tala-bara que habría evolucionado comoTalbara-Talbora-Telbora-Elbora-Talalbuera-Talabuera-Talavera. La raíz Tal- también derivaría de del indoeuropeo “ tel” que significa también charco o estanque. Pues bien, es curioso constatar que todos los nombres hipotéticos de nuestra ciudad tienen que ver con el río o con el agua.

Templo de Diana de Talavera la Vieja junto al Tajo

Los viejos cronicones cuando hablan de la muralla hacen notar que su parte más antigua, la que pudiera con mayor probabilidad ser romana es la que discurre paralela al río y que hoy se encuentra en gran parte sepultada bajo toneladas de escombros para construir la Ronda Sur. Esas mismas crónicas nos relatan algunos hallazgos arqueológicos que se hicieron junto al Tajo, como es el caso de una cabeza de toro de bronce hallada al hacer los cimientos del monasterio de los jerónimos. También se encontró una escultura romana que fue reconvertida en una imagen de la Santa Catalina, advocación del monasterio. El padre Fita dice que “ El riachuelo occidental, la Portiña, desde que pasa por enfrente de la que fue puerta de Mérida hasta que se echa en el Tajo, va descubriendo conforme lame y roe su orilla derecha, antiguas sepulturas romanas…”

MURALLA ACTUALMENTE BAJO LA RONDA SUR, SE OBSERVA SALIDA DE CLOACA, TAL VEZ EL CONOCIDO COMO PASADIZO DE LOS JERÓNIMOS
MURALLA ACTUALMENTE BAJO LA RONDA SUR, SE OBSERVA  A LA IZQUIERDA DEL MURO LA SALIDA DE CLOACA, TAL VEZ EL CONOCIDO COMO PASADIZO DE LOS JERÓNIMOS

También hay constancia de que el arroyo Papacochinos cerca de la desembocadura habría dejado al descubierto sepulturas romanas. La puerta meridional que daba al puente sobre el Tajo, si como algunos creen ya existía en tiempos romanos, sería la puerta del Río. Cerca de la desembocadura de la calle Cristo de la Guía parece se encontró una estatua que dicen de Catón y que también fue reconvertida en imagen cristiana.

Las excavaciones más modernas documentan desagües y alcantarillas romanas con pozos negros, y también en las inmediaciones ribereñas de los jerónimos se han hallado inscripciones dedicadas a los dioses indígenas vettones Ataecina y Orilouco, además de aras diversas, por lo que esta zona era especialmente rica en hallazgos de índole religiosa que se perpetuaron en el tiempo con mezquitas y templos cristianos como La Colegial, Santa Catalina o San Clemente.

Varias excavaciones nos han revelado la presencia de unas termas donde se aprovechaban las aguas elevadas por maquinaria hidráulica para los baños que luego se mantendrían en época musulmana. Los principales baños romanos encontrados se localizan en el entorno de la zona de San Clemente.

Estela romana con epigrafía en una de las torres albarranas del Charcón

OTROS PERSONAJES DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ( y 2)

IMPRESIONES Y DIBUJOS DE BOOTHBY

( y 2)

Tipos talaveranos dibujados por el teniente Boothby durante su convalecencia en Talavera
Tipos talaveranos dibujados por el teniente Boothby durante su convalecencia en Talavera. El texto inferior dice ;«Gorros de este tipo los llevan los paisanos adinerados, alcaldes y gente así. Son de tela marrón, rígidos por la parte de arriba, y van decorados con cintas negras y borlas.»

 

En una entrada anterior mostrábamos algunos personajes talaveranos dibujados por el teniente Bootby, inglés que queda herido y convaleciente en nuestra ciudad como otros mil quienientos soldados, distribuidos en su mayoría por los conventos talaveranos.

Ante la posibilidad de que el mariscal Soult llegue desde Plasencia con fuerzas francesas parte de los cinco mil heridos se retiran hacia Mérida cruzando por el Puente del Arzobispo para llegar luego la comitiva hasta Deleitosa pasando por Valdelacasa. Llevan siete galeras o carretones donde meten a unos pocos heridos y luego consiguen hasta cuarenta carretas de bueyes en tan lamentable estado que solamente llegan una docena.

Bothby, aunque tiene caballos y soldados que le asisten prefiere quedarse en Talavera dibujando a los personajes del capítulo anterior. Acumula alimentos que compra a un precio elevado y describe la angustia de nuestros paisanos cuando se enteran de que el ejército gabacho entra de nuevo por sus calles:

«Entre las ocho y las nueve  se oyó el galope de caballos en la calle. las mujeres corrieron  a las ventanas y se retiraron al instante pálidas como la muerte, cada una con un dedo en los labios en señal de silencio. ¡Los demonios! murmuraron, tienen las pistolas y las espadas preparadas»

Carromato para llevar a los heridos en el que trasportaron al teniente Bootby desde Talavera a Madrid
Carromato para llevar a los heridos en el que trasportaron al teniente Bootby desde Talavera a Madrid

El cirujano jefe Higgins que ha amputado la pierna del teniente sale a la búsqueda de la vanguardia de los franceses con las esperanza de que todos los heridos sean respetados ya que él ha tratado a todos por igual, pero los españoles han huido en su mayoría de Talavera echándose al monte ante los rumores de la ciudad va a ser saqueada, como así resultó después.

Así describe Boothby su martirio de calor y moscas:

«Estaba todavía sufriendo, todavía inmóvil, oprimido por el excesivo calor y atormentado por las innumerables moscas que oscurecían las cercanías de mi cama.  opio, paciencia y limonada suavizaban algunos de estos males. «

Sin embargo valora muy positivamente el carácter de los talaveranos que le acogen y el trato entre las distintas clases sociales, tan diferente de las estiradas costumbres inglesas:

«Aunque ya he hablado de las mujeres españolas, quizá no he introducido al lector a todos los habitantes de la casa, cada uno de los cuales, en mayor o menor medida contribuyeron a mi bienestar y se relacionaron conmigo. para nosotros, que trazamos una línea entre nuestra sociedad y la de nuestros criados, no se puede concebir fácilmente la libertad con la que las dos clases se asocian entre la clase media española. Todos los individuos bajo el mismo tejado son tratados como seres de la misma naturaleza»

Reproducimos también el dibujo del carromato en el que llevaron amontonado con su equipaje a Boothby y otros heridos desde Talavera a Madrid. Aunque a partir de madrid alquilaron un calesín donde fue más cómodo.

 

Portada de la novela de Paul Feval, «El Capitán Fantasma en Talavera de la Reina». Una novela francesa sobre la batalla de Talavera

PERSONAJES DIBUJADOS POR UN TENIENTE INGLÉS TRAS LA BATALLA DE TALAVERA (1)

PERSONAJES DIBUJADOS POR UN TENIENTE INGLÉS

TRAS LA BATALLA DE TALAVERA

El libro de Carlos Santacara «La Guerra de la Independencia vista por los británicos.1808-1814» nos ofrece unos curiosos datos y dibujos sobre personajes talaveranos que hizo el teniente inglés herido Boothby. 

Mujeres talaveranas dibujadas por el teniente Boothby. Eran las sirvientas de la casa que le acogió
Tres mujeres talaveranas dibujadas por Boothby en 1809. Es de interés su atuendo y dos de ellas se encuentran hilando

Tras la batalla de Talavera los franceses se retiraron, pero volvieron después a ocupar la ciudad cometiendo toda clase de saqueos y tropelías.

En una de las viviendas talaveranas había quedado convaleciente un teniente inglés llamado Boothby al que le había sido amputada una pierna por las heridas que le hicieron en la Batalla de Talavera.

Le llama la atención lo bien que le tratan las paisanas que le han acogido pero observa el terror que va invadiendo a todos ante la inminente entrada de los franceses. Él piensa que ésta es una guerra entre caballeros y aunque es un oficial enemigo cree que será respetado. Pero todos temen a algún soldado borracho o ambicioso que les asalte.

La tía Polonia propablemente Apolonia, la anfitriona del teniente Boothby
La tía Polonia, propablemente Apolonia, la anfitriona del teniente Boothby

Se admira también de que la dueña de la casa acoge a todos los que puede para darles refugio y se ríe con una pobre mujeruca que carga a sus espaldas sus colchones y enseres con tan gran volumen del bagaje que apenas puede mantenerse en pie entre gemidos de miedo.

Sirvientas de la casa que acogió al teniente Boothby en Talavera.
Sirvientas de la casa que acogió al teniente Boothby en Talavera.

Catalina es el ama de llaves, de unos cuarenta años, ,tez morena, alta, de ojos azabaches y especialista en darle el toque a la «olla»

Manuela es la moza de la casa «una animada, simple y trabajadora muchacha. Era sencilla, sana y robusta, y capaz de castigar con sus puños a cualquier joven que se pusiera impertinente»

El inglés se sorprende de que la tía María y la tía Pepa sea llamadas tías, «aunque sus hermanos y hermanas no tengan hijos»

Al teniente le hace una pata de palo un carpintero vecino llamado Agustín y nos habla de sus dos hijas Marta y María Dolores. Un tal don Antonio es inquilino de la casa «muy respetado,…callado, sensible y agradable»

HISTORIA DE LA ERMITA Y FIESTA DE SANTA APOLONIA

HISTORIA DE LA ROMERÍA Y ERMITA DE SANTA APOLONIA

Texto de un folleto editado por el ayuntamiento y cuyo texto escribimos el Colectivo «La Enramá»

Los romeros bailan ante la ermita de Santa Apolonia Los romeros bailan ante la ermita de Santa Apolonia

Historia de una Tradición

La tradicional romería que Talavera de la Reina dedicaba a Santa Apolonia, cada nueve de febrero, se vino celebrando hasta finales de los años sesenta. Seguramente antes de que se abandonara el solar del pueblo que dio origen a la tradición; Peña del Cuervo. Era éste una de tantas aldeas que formaban el alfoz de Talavera y que se localizaba en la comarca del Berrocal. La ermita que hoy se conserva no es otra cosa que su pequeña iglesia parroquial, construida entre finales del XVI y principios del XVII. Su primera advocación fue la de San Silvestre. La aldea ya estaba prácticamente despoblada hacia finales de esta última centuria.

Pero vayamos por partes. En este solar se conoce la ocupación del hombre desde tiempos los romanos y la primera referencia histórica que tenemos se remonta nada menos que al año de 1288. Por esta época Sancho IV hizo donación de Mejorada y Segurilla a Juan García de Toledo, por los servicios prestados a la corona. En el amojonamiento entre aquéllos y Talavera podemos leer: “…e por el dicho camino viejo adelante a la asomante de Valdelenguas que va término de Talavera, e por hacer del Berrocal adelante como va a dar a la piedra de Santa Coloma, e por el dicho altor adelante como va a dar en la Torre del Almendral…” La localización no ofrece duda ya que el término de Mejorada discurre por el valle de Valdelenguas y la Torre del Almendral no es otra que la atalaya de El Casar de Talavera.

Los romeros toman posiciones en el cordel para disfrutar del día de Santa Apolonia Los romeros toman posiciones en el cordel para disfrutar del día de Santa Apolonia

A finales del siglo XV Fernando de Rojas escribe La Celestina. Para los que han querido ver en Talavera de la Reina la ciudad en la que se desarrolla la tragicomedia de Calixto y Melibea, una de las pruebas en las que apoyan su teoría es una referencia de esta obra universal. En efecto, pues en el cuarto acto, quinta escena, la vieja alcahueta ruega a Melibea que escriba una oración que conoce para curar el dolor de muelas. De esta manera intenta conseguir un escrito de su propia mano para realizar sus hechicerías de “philocaptio” con las que atraer sobre Calixto el amor de Melibea: “una oración, señora, que le dixeron que sabías de Sancta Polonia”. Curiosamente hasta nuestros días ha llegado una oración tradicional con la que se invoca a esta santa para aliviar el dolor de muelas:

Vuestros prodigios la fama/ de sanar muelas y dientes/ ha esparcido entre las gentes,/ y todo el orbe lo aclama:/ Pues, porque cobre mayor/ crédito con la verdad,/ por vuestro dolor templad/ de mis muelas el dolor.

El edificio actual, decíamos, fue la iglesia del lugar de la Peña del Cuervo. Así, en 1575, el concejo de la aldea  pide al ayuntamiento de Talavera licencia para construir un templo pues “…a causa que el lugar no tiene iglesia, lo más del año las mujeres no oyen misa, y los hombres en tiempo de invierno también se quedan sin misa por no poder venir a la villa a la oír. Y suplicaron a los dichos señores les den licencia para que, en el ejido del dicho lugar, hagan una ermita a donde los días de domingos e fiestas se diga misa”. Sin embargo, tenemos noticias de la existencia en estos parajes de una ermita conocida entonces como Santa Coloma, cuando se nombra en las cuentas de su mayordomía entre 1546 y 1650.

La ermita y finca de Santa Apolonia en una foto de Ruiz de Luna

En el deslinde mencionado con el señorío de Mejorada se alude a la ermita de Santa Coloma. Ermita que debió existir y coexistir con la de Santa Apolonia. El propio alcalde de Peña del Cuervo aclara el asunto al informarnos que los vecinos del dicho lugar aprovechan un alijar “que está cerca de la ermita de Santa Coloma, linde de tierras de vecinos de Mejorada”. Como quiera que el edificio actual de Santa Apolonia está ubicado en el mismo lugar de la petición formulada en 1575 y el límite del término discurre a poco más de un kilómetro de la misma, nos encontraríamos ante dos ermitas distintas aunque próximas. La de Santa Coloma debía ser de reducidas dimensiones. En 1867 Luis Jiménez de la Llave dice que la iglesia fue construida en aquel año por el alcalde de Peña del Cuervo, un tal Pedro Clemente. En las relaciones de Felipe II, escritas hacia finales del XVI, solo se nombra la ermita de Santa Coloma. Con esta misma denominación se recoge en las historias manuscritas sobre la ciudad en el siglo XVI y XVII.

Los músicos animan la romería de Santa Apolonia Los músicos animan la romería de Santa Apolonia

El cura de San Miguel, a cuya parroquia pertenecía la ermita en el XVIII, nos habla de la dualidad de nombres y da un dato esencial. Según el párroco “se descubre que por los años de 1540 se intitulaba Santa Coloma y siguió así más de un siglo hasta que principió a intitularse Santa Polonia, y así permanece”. El cura  añade que el paraje “es sitio delicioso y de recreación para este pueblo”. De este modo y tras la repoblación de este territorio talaverano existieron dos santas y dos ermitas en el mismo emplazamiento; Peña del Cuervo.

Jiménez de la Llave reseña que en 1809 fue casi totalmente destruida como consecuencia de haberse desarrollado en sus proximidades la famosa Batalla de Talavera, que tuvo lugar las jornadas del 28 y 29 de julio de ese año. También añade que a partir de ese momento “quedó reducida la función a colocar algunos puestos de cascajos en donde indica el camino, y se llegaba de paseo. Y solo la clase humilde, perpetua y celosa guardadora de las tradiciones, solía subir con sus meriendas hasta el pie de las ennegrecidas ruinas”. Hasta que en 1861 se restaura el templo y su culto gracias a la iniciativa de varios talaveranos, encabezado por don Juan Bautista Granés, alcalde de la villa.

Prosigue el autor describiendo con gracejo costumbrista la romería: “un extraordinario y alegre movimiento anunció desde primeras horas de la mañana que la población se preparaba a disfrutar de tan hermoso día en aquel pintoresco y agradable sitio, y muy pronto vehículos de todas épocas y clases, desde el blasonado coche de la elegante dama hasta el rústico carro del sencillo labriego, el fogoso bridón del propietario, la mula cosquillosa del tahonero, y el asno pacientísimo del aguador, comenzaron a ir subiendo gentes, que reunidas con las que a pie llegaban fueron tomando posesión de aquellos plácidos y odoríferos recuestos salpicados por el cristalino Bárrago, quien como si estuviera avergonzado de sus recientes demasías, ocultaba con mil revueltos giros sus murmurantes ondas que convertían en blanca espuma continuas y vistosísimas cascadas… Crecía en tanto cada vez más la concurrencia y puede decirse que por la tarde ya no quedaba sin salir por lo menos al camino, nada más que los absolutamente imposibilitados y la fuerza pública para la seguridad de la villa indispensable. La festiva algazara de extensos y tangentes coros en que se comía, jugaba o bailaba al son de alegres guitarras o bien repiqueteadas castañetas; la voz de los vendedores, el ruido de los carruajes y el estridor de los indispensables voladores, daban una animación indescriptible al cuadro, que semejaba a un confuso laberinto mucho más agradable que el de Dédalo… Al declinar el día se sacó en procesión la imagen de la Santa, y enseguida se emprendió el regreso con indecible animación, más con el orden y buena armonía que reina siempre en las funciones en que domina el verdadero público talaverano, cuya autoridad local había tomado, además, para que aquellos no se turbasen las medidas convenientes.

En 1967 y 1968, tienen lugar los últimos intentos para que la fiesta no se pierda definitivamente. Toma la iniciativa  el Club Taurino Talaverano que organizó, además de misa de campaña y la tradicional romería, la instalación de puestos de churros, bebidas y otros artículos. Pianillos verbeneros y por la tarde una novillada o festival taurino, especie de fiesta campera, para lo cual se instalaría una plaza portátil. En el siguiente año de 1968 el festejo se intentó llevar a otro escenario, habilitando la casilla de camineros que existía en la llamada cuesta del Cascajal, en la carretera de Talavera a La Iglesuela. La casa haría la veces de ermita engalanándola convenientemente con ramajes, colgaduras, flores y banderas.

Tras este impás de más de 33 años un grupo de entusiastas talaveranos y especialmente los colectivos Club de Excursionista Talaverano y La Enramá, han venido convocando y celebrando esta romería, ya casi olvidada por muchos de nuestros paisanos,  desde 1995. Desde el pasado año de 2002, ya plenamente consolidada, está tutelada por el Ayuntamiento de Talavera de la Reina.

Santa  Apolonia es una de esas ermitas que  tiene un camino propio desde Talavera, privilegio que tienen pocos santuarios. En este rincón resguardado y encantador, sobre una pequeña loma a caballo entre los vallezuelos de los arroyos de Bárrago y del Risco del Gato, se reunían familias y amigos. Allí compartían como buenos romeros las tortillas de escabeche, la matanza y el vino. Acudían organilleros, barcas -movidas a sangre naturalmente- y puestos ambulantes donde se vendían tostones, chucherías, frutos secos, naranjas de sangre de toro, vino y limonada. Había danzas y bailes y, por supuesto, misa solemne para acompañar a la santa, patrona de los dentistas, y pedirle salud para las muelas.

Pero Santa Apolonia también congregaba a los pueblos limítrofes. Venían gentes del Casar y de Gamonal por el camino de los Contrabandistas, que llegaba casi hasta la ermita atravesando Valdelacruz. De Mejorada bajaban paisanos por el camino de Santa Apolonia o tomando el atajo por la senda de Santa Apolonia, senda que da origen a un dicho popular en este municipio cuando dicen; “te pierdes más que la senda de Santa Apolonia.

Con los pastos de estos berrocales se alimentó ”Bailaor”, el toro que mató a Joselito. También este sitio sirvió como lazareto en época de epidemias. Como les ocurrió  a unos chocolateros andaluces que fueron puestos en cuarentena a principios del XIX ,junto con sus mercancías. A los comerciantes se les permitió marchar a los pocos días, pero la mercancía quedó bajo custodia.

El Berrocal

El entorno de Santa Apolonia nos muestra el paisaje típico de El Berrocal,
un paisaje que como su nombre indica es típicamente granítico. Un terreno pobre para el cultivo que ha sido tradicionalmente utilizado para la ganadería, con la histórica dedicación

de sus prados y encinares a la montanera del ganado porcino, esta actividad pastoril ha dejado su huella en las parideras que encontramos en la zona, una de ellas al este de la ermita. Son construcciones de mampostería generalmente dispuestas en semicírculo con los cubículos destinados a dar cobijo a las cerdas y los cochinillos, cada uno con su
pequeña puerta. Los vallados de mampostería separan las parcelas de pasto y no es extraño encontrar por estos cerros algún pintoresco chozo de pastor de planta redonda cubierto con falsa cúpula. Todavía podemos hallar algunas de las fuentecillas que antes cuidaban los pastores manteniendo las corrientes para que abrevaran sus ganados en las pilas graníticas o en pesebres de piedra de forma semiesférica. La labranza de Santa Apolonia conserva su
tentadero además de algunas construcciones tradicionales. Muy cerca, siguiendo las riberas del Bárrago hallamos las ruinas de tres pequeños molinos de agua que apenas molturaban unas semanas cuando el año era lluvioso; nada comparado con la potencia de los molinos y aceñas del Tajo en Talavera, pero que nos hacen imaginar el trasiego de las mulas cargadas con su grano a moler y el ruido de las piedras movidas por el rodezno.

La Santa

Apolonia vivió en el siglo III en Alejandría. En el año 249, siendo una anciana diaconisa, sufrió martirio en las persecuciones que desencadenó contra los cristianos el emperador Filippo el Árabe. Masas enardecidas saquearon los barrios cristianos de la ciudad ejecutando a sus moradores. Tras ser golpeada con mazas y piedras, abrieron la boca de Apolonia con  un trozo de hierro y con unas tenazas le fueron arrancando los dientes uno a uno destrozándole las mandíbulas. Quisieron obligarla a pronunciar frases blasfemas bajo la amenaza de quemarla viva. Se liberó de sus verdugos y ella misma se arrojó a las llamas. Se la representa como una bella joven, su figura se confunde con otra Apolonia martirizada en Roma durante las persecuciones de Juliano el Apóstata, vestido rojo y manto verde o pardo, con la palma, símbolo del martirio, las tenazas, dientes en una bandeja o una pira ardiendo. En España introdujeron su culto los agustinos. Patrona de los dentistas. Invocada contra el dolor de muelas y dientes.

Santa Coloma (Colomba o Columba) es una noble y virtuosa cordobesa martirizada en el año 853 en las persecuciones que tienen lugar en Al-andalus con la llegada al trono de Mohamed I. Trató de convencer a los magnates del Consejo que entendían las causas de los cristianos para que aliviaran su presión. La condenan a morir decapitada en la plaza delante del alcázar y su cuerpo arrojado al río Guadalquivir, del que salió, según cuenta la leyenda al sexto día, recogido por unos monjes y enterrado en la iglesia de Santa Eulalia. Más tarde su cuerpo fue trasladado al monasterio benedictino de Nájera donde se veneran sus reliquias. Los mozárabes extendieron su culto en la Edad Media por toda España. Se representa con la palma del martirio y las azucenas símbolo de la virginidad.

Existe otra Santa Coloma francesa martirizada hacia el año 273 en Sens y muy venerada en París. También fue decapitada tras ser arrojada a la hoguera y que la respetaran las llamas milagrosamente.

COLECTIVO LA ENRAMÁ: Miguel Méndez-Cabeza, Rafael Gómez, Angel Monterrubio

MUSEO DE LOS HORRORES: DONDE CALIXTO Y MELIBEA HACÍAN MOUNTAIN BIKE

MUSEO DE LOS HORRORES:

DONDE CALIXTO Y MELIBEA HACÍAN MOUNTAIN BIKE

Sobre los restos de la ermita de la madalena, señalados con la flecha se han vertido toneladas de Tierra a mayor gloria de Fernando de Rojas y el patrimonio talaverano
Sobre los restos de la ermita de la Magdalena, señalados con la flecha se han vertido toneladas de Tierra a mayor gloria de Fernando de Rojas y el patrimonio talaverano

Aunque por cuestiones cronológicas algunos autores niegan la posibilidad de que Talavera sugiriera algunos de los párrafos de La Celestina a su alcalde Fernando de Rojas, otros escritores como el poeta Rafael Morales defienden la tesis de que la acción de la Tragicomedia bien pudiera haberse desarrollado en nuestra ciudad. Tampoco sería extraño que Fernando de Rojas hubiera conocido bien nuestra entonces villa antes de venirse a ella a ejercer su oficio de abogado pues era originario de la cercana localidad de La Puebla de Montalbán. Una de las referencias de la obra inmortal que pudieran tener relación con  es debida a que  hay en La Celestina una referencia a otro edificio religioso de Talavera, concretamente a la ermita de la Magdalena, que primero estuvo situada en la zona del convento de santo Domingo y más tarde en el que hoy conocemos como paseo de los Leones. Es en este caso Calixto el que dice: “Rezando hoy ante el altar de La Madalena me vino con tu mensaje alegre aquella solícita mujer”.

Detalle del dibujo del sigloXVI de Van der Wingaerde donde se ve la ermita de la Magdalena con su espadaña y su ábside mudéjar
Detalle del dibujo del sigloXVI de Van der Wingaerde donde se ve la ermita de la Magdalena con su espadaña y su ábside mudéjar

Pues a nuestros padres de la patria, me da igual el ayuntamiento que estuviera gobernando porque todos han tenido delicadezas como esta con el patrimonio, no se les ocurrió otra cosa que ante los escasos pero significativos restos que quedaban de la ermita de la Madalena, que cubrirlos con tierra y hacer encima un circuito de mountain bike, en lugar de haber dejado muestra consolidando y urbanizando las ruinas del que fue un precioso edificio mudéjar con una bonita evocación poética de la universal Celestina, obra del que fue nuestro alcalde Fernando de Rojas.

Luego, otra corporación ha plantificado en monolito con azulejería  donde pone lo de «aquí estuvo lo que usted ya no puede ver»,  iniciativa frecuente y pintoresca de clara tradición local, pues se viene haciendo con el patrimonio talaverano desde hace tiempo a mayor gloria de nuestros esforzados munícipes, que dios guarde muchos años.

PARAJES Y PAISAJES DE VELADA, Los Arenales de El Baldío y Sotos del Guadyerbas

PARAJES Y PAISAJES DE VELADA

Los Arenales de El Baldío y Sotos del Guadyerbas y otras cosillas

Camino sobre los arenales del Baldío de Velada
Camino sobre los arenales del Baldío de Velada

Esta es una villa que, a primera vista, da la sensación al visitante de no ser precisamente un pueblo rico en recursos naturales. Tal vez sea debido a esa idea sobre Velada que tiene el forastero por identificar su entorno con lo que en la comarca se conocen como “los llanos de Velada” y que no es otra cosa que el Baldío con su aspecto de llanura árida y arenosa que da al viajero una sensación casi desértica.

Pero el mismo Baldío es rico en matices paisajísticos. Los atardeceres con el farallón de Gredos al fondo son de una gran belleza y en su territorio encuentras sorpresas como esos helechares que parecen desentonar con el seco suelo, o esos islotes de vegetación donde todavía puede vislumbrarse lo que fue un antiguo bosque mediterráneo con sus alcornocales entre los que crece el brezo, planta serrana que también nos habla de la humedad subterránea de El Baldío que es el acuífero que alimenta a esa gran paga extraordinaria para Velada y sus gentes que es el cultivo de las sandías más famosas de Castilla. No dejan estos sandiares de tener también cierta belleza cuando en plena canícula verdean sobre los arenales de El Baldío que además se adorna con  esas fuentes que salpican los llanos dando una sensación de modesto oasis en medio de la llanura, sobre todo en el entorno del arroyo de La Fresneda o del arroyo de los Huertos con su presa de abastecimiento que recuerda que Velada ha sacado desde siempre su agua y su pan de estas tierras comunes que todos debemos cuidar.

Son de destacar los arenales El Baldío que son curiosísimos, pues en ocasiones parece que recorremos caminos playeros cuando atravesamos estas llanuras.

Alcornoques con el corcho recién extraído en el Baldío de velada
Alcornoques con el corcho recién extraído en el Baldío de velada

Pero Velada también tiene bosque, un inmenso bosque adehesado que no tiene nada que envidiar a los extremeños, y es que en realidad los romanos nos tenían incluidos, como toda la comarca de Talavera, en la Lusitania, con capital en Mérida. Esas grandes dehesas que se prolongan desde aquí hasta Rosarito son la mayor sorpresa que tuve yo al conocer los alrededores de Velada. Se puede viajar por el Camino Real y otros cordeles hasta Ventas de San Julián recorriendo alcornocales y encinares que , en las zonas más húmedas, se salpican con quejigos e incluso con algún roble. Esta enorme masa vegetal rompe su monotonía con un gran número de arroyos como el de los Huertos, Corralejo, La Pontezuela o Mangas de Cuero, nombre hermoso de puro medieval para un arroyo. Son  corrientes  que se suelen agostar en el verano pero tienen en sus riberas una magnífica vegetación de fresnos, espino blanco o algún chopo, manteniendo la frescura durante todo el año.

El casco urbano se sitúa en las últimas estribaciones de la sierrecilla que desde antiguo se conocía como El Berrocal. En ella se sitúan pueblos como Mejorada o Segurilla y a su vez es una prolongación de la Sierra de San Vicente. Estas pequeñas elevaciones se utilizaron como canteras donde se han labrado los sillares y muchas de las piedras con las que se construyeron las casas del pueblo con su característica arquitectura popular de mampostería enjalbegada. La ermita de la Virgen de Gracia se sitúa en estas últimas estribaciones berroqueñas al pie de las que las gentes de Velada vieron buen lugar para plantar las viñas que nutrirían sus pitarras junto con las que se sitúan en la zona oeste del pueblo, a ambos lados del camino de El Barrero. Ese mismo paisaje granítico lo encontramos en la zona norte del término, en las inmediaciones de ese conato de pueblo que fue Aldea de Arango y las inmediaciones de el arroyo Nahínos. Este arroyo aparece en el Libro de la Montería de Alfonso XI como el arroyo de Anadinos  que quiere decir “de los ánades” o sea,  de los patos, y es cierto que hay gran cantidad de estas aves en el curso alto del arroyo, cerca de Montesclaros. También en las proximidades de los límites con este pueblo vecino, se encuentra otro de los parajes más interesantes del señorío de  Velada, se trata de una extensa mancha de robles que se reparten por las inmediaciones del arroyo de la Robledosa en la zona conocida como Cabezas.

Una de las viejas encinas de El Toril en El Baldío
Una de las viejas encinas de El Toril en El Baldío

Hemos hablado ya de la vegetación que acompaña a los pequeños arroyos que cruzan por el término de Velada pero, donde el bosque de ribera se hace verdaderamente más exuberante, es en las orillas del río Guadyerbas lugar en el que además de los fresnos y los espinos que forman auténticos bosquecillos en la zona de la Aliseda, se encuentran también , como su nombre indica, ejemplares de aliso, un árbol que precisa de humedad permanente. Otra especie que también se e puede ver en las proximidades del Guadyerbas es el endrino, el arbusto con cuyos frutos se elabora el pacharán.

Siguiendo con las curiosidades botánicas hay que resaltar los enormes ejemplares de algunas especies arbóreas de nuestro término. El alcornoque Pavero recientemente desaparecido tenía unas dimensiones impresionantes aunque no ha sobrevivido a las últimas sequías. Parece que su nombre procede del hecho de que su copa servía de refugio a las manadas de pavos que antiguamente recorrían las dehesas del pueblo aprovechando la montanera, como los cerdos. En las orillas del río Guadyerbas a su paso por Trujillanos y La Aliseda se encuentran ejemplares de espino blanco de un porte arbóreo lo que no es habitual en esta especie. También hay repartidos por las dehesas de Velada algunos ejemplares de mesto, especie híbrida de encina y alcornoque realmente escasa. En la finca ribereña de El Torilexiste en la orilla sur una gran mancha de encinas vetustas, tan viejas como he visto pocas con sustroncos retorcidos y comidos por su corazón por el paso de los años.

Todo el curso del Guadyerbas es un paraje con un gran interés natural que se percibe desde las “juntas” con Riolobos hasta el reculaje del embalse de Navalcán, que enriquece todas la primaveras el curso fluvial con una impresionante avalancha de peces, sobre todo carpas, barbos y bogas que suben a desovar en el transcurso del río por las tierras de Velada. Riqueza faunística que se puede también percibir en las numerosas conejeras que salpican las zonas inmediatas al curso fluvial y que son vigiladas por aves rapaces de varias especies que intentan alimentarse de los roedores. Son también muy abundantes los abejarucos que sobrevuelan El Baldío y que anidan haciendo sus galerías en la arena del mismo borde de los caminos. Un espectáculo impresionante es el de las miles de grullas que en el invierno pasan por la zona del pantano con su característico sonido.

Fuente de Praomaría y al fondo El Baldío
Fuente de Praomaría y al fondo El Baldío

No debemos olvidar otra de las riquezas naturales que tenemos como es el gran número de cañadas y cordeles que cruzan el término, además de toda una serie de caminos de gran interés para el senderismo y los deportes al aire libre. Son caminos que en general han sido respetados y los “velaínos” pueden discurrir por ellos disfrutando de la naturaleza, pero en los últimos tiempos, la caza, que quiere conseguir poner puertas al campo, está logrando que en algunas fincas particulares no se respeten los caminos públicos que son de todos y que el ayuntamiento debe vigilar para que se mantengan abiertos.

Velada tiene una riqueza natural importante que a veces es desconocida y poco valorada incluso por sus propios habitantes pero que yo les invito a descubrir.

PARA MÁS INFORMACIÓN SOBRE EL PARQUE FLUVIAL DE LOS ARENALES DE EL BALDÍO recomiendo el siguiente enlace:

http://www.revistamedioambientejccm.es/articulo.php?id=15&idn=6