SANGRERA (6) A SU PASO POR BARTOLO

SANGRERA (6) A SU PASO POR BARTOLO

Las llanuras de las rañas son los paisajes más predominantes de San Bartolomé

Sale de su encajonamiento el río Sangrera a la altura del puente de la carretera que va de Alcaudete a Los Navalmorales y entra en una zona mucho más llana con las barreras de las rañas cubiertas de matorral mediterráneo. Entre los barbechos discurre su cauce por un valle en el que se encuentran restos de villas romanas y rodeado de fresnedas, choperas y saucedas aunque en verano solamente quedan algunos charcos y corre en pocos lugares.

Fresnedas del Sangrera

Cruzamos ahora por la carretera de Talavera a San Bartolomé de las Abiertas pueblo Jareño que visitaremos. Cuando vamos subiendo la primera cuesta vemos a la izquierda los restos del pintoresco palomar del Encantado levantado en ladrillo, tapial y ladrillo y en el que todavía vemos los huecos destinados a alojar a las aves.

Casona ayuntamiento de San bartolomés

Se trata de una localidad jareña cuyo nombre viene de la unión de dos pueblos, uno de ellos despoblado hoy día del que solamente queda la fuente y pilón. San Bartolomé se llamó primero «de Valdecelada» que querría decir valle de la emboscada. Más tarde se llamó San Bartolomé de la Raña en 1578, y ya en el siglo XVIII San Bartolomé de las Abiertas, el despoblado en cuestión.

Se conoce el nombre de los cuatro primeros pobladores de Villaluenga que recibieron permiso para fundar el pueblo hacia 1510.El nombre de San Bartolomé se puso según tradición por sorteo entre varios santos.

Fuente de Las Abiertas, localidad hoy despoblada

Las Abiertas se funda en 1496 por un vecino de Cazalegas y otro de San Martín de Pusa, pueblo al que se dirigía el camino junto al que se funda la aldea. Cuando está a punto de desaparecer se unen las dehesas de los dos pueblos. La iglesia estaba bajo la advocación de Santa marina y no queda rastro de ella.

Palomar del Encantado en San Bartolomé de las Abiertas

La iglesia de San Bartolomé es modesta aunque tiene un artesonado de cierto valor. También hay una casona del siglo XIX en la plaza que se ha restaurado y que aloja al ayuntamiento.  La arquitectura popular es de canto rodado de las rañas con adobe, tapial y ladrillo.

Río Sangrera en su tramo medio

SANGRERA (5) PASANDO POR RETAMOSO

SANGRERA (5) PASANDO POR RETAMOSO

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0191-1024x689.jpgSeguimos nuestro recorrido fluvial y poco después de la confluencia con el río Fresnedoso se encuentra en la ribera del río Sangrera y rodeado de un entorno muy agradable  el molino del Grajo. Es un magnífico ejemplar de molino de cubo de grandes proporciones y construido en mampostería granítica con tres pisos en los que se distribuyen sus dependencias, la maquinaria y el motor suplementario de gasoil para épocas de sequía.

A partir de aquí el río, tras atravesar un ameno soto de fresnos, entra como otras corrientes fluviales de La Jara en un cañón granítico que en este caso es algo menos profundo pero tiene algunos lugares pintorescos por lo encajonada del río, para luego salir a una zona de vega mucho más ancha que discurre entre  las barreras que delimitan las rañas jareñas el término que atravesamos es el de

Río Sangrera a su paso por término de Retamoso

RETAMOSO

PATRIMONIO HISTÓRICO -ARTÍSTICO

Entre los valles del río Pusa y el Sangrera se asienta este pequeño pueblo que comenzó su andadura histórica siendo una alquería o labranza de Torrecilla, desde donde, a mediados del siglo XVI, vinieron algunos labradores que se asentaron en las orillas de los arroyos Retamoso y Piloncillo. En anteriores escritos medievales aparece “Retamosa”, en alusión a una zona rica en vegetación de retamas.

Empedrado a la entrada de la iglesia de Retamoso

Es uno de los lugares, dehesas y alijares que aparece en una sentencia del siglo XV del deán Riaza, vicario del arzobispo toledano que le envía, como señor que es de Talavera y sus tierras, con el objetivo de que recupere para los propios de la villa determinados territorios no labrados que se destinaban para pasto de los ganados de sus moradores. En el ámbito de la cercana labranza de Valdelostrigos se encontró una lápida romana dedicada a los dioses infernales, pero no parece cierta sin embargo la identificación que hacen algunos historiadores de Retamoso con este lugar cercano de Valdelostrigos, porque el párroco de Torrecilla dice en 1782: “ más adelante, a distancia de una legua hacia poniente, hay otra labranza que llaman Valdelostrigos, que se compone de ocho casas y siete labradores”. Sin embargo asegura que “desde levante al norte, como a distancia de tres cuartos de legua (deTorrecilla) está una labranza que llaman Retamoso, la cual se compone de veinte y dos casas en donde residen sus labradores con toda su familia y criados, que su labor compone treinta pares de bueyes”.

Iglesia parroquial de Retamoso

También pertenece al actual término de Retamoso la labranza de Castrejón que, además de tener un nombre que sugiere la existencia de un yacimiento arqueológico situado en una elevación y probablemente fortificado, es lugar donde se han hallado restos y sepulturas que sugieren la presencia de los romanos y de pueblos prehistórico en la zona.

El pueblo se sitúa entre suaves vallejuelos en el borde de las rañas y su riqueza más característica son los hermosos olivares que lo rodean alternándose con los campos de cereal donde abundan liebres, conejos y perdices.

Palomar en Retamoso

CONJUNTO URBANO

La arquitectura popular es variada en sus materiales pues se utiliza tanto el tapial y como el adobe con zócalo de pequeñas cuarcitas. Algunas fachadas aparecen enjalbegadas o revocadas con cal y arena con algún esgrafiado. Tienen una o dos plantas con la troje o granero en la de arriba. El caserío se distribuye a las orillas del arroyo que cruza el pueblo de sur a norte

Soldadesca de Retamoso en los años 80

FIESTAS

Las fiestas están dedicadas a la Inmaculada como patrona local y se celebran el once y doce de Septiembre, aunque se han trasladado al mes de Agosto por la mayor afluencia de hijos del pueblo. Tiene su procesión y las celebraciones profanas acostumbradas en los festejos estivales. En Retamoso también se baila la “Pera” al igual que en Torrecilla y San Bartolomé de las Abiertas, aunque el ritmo no es exactamente igual.

Arquitectura popular mudejarista en Retamoso

Se está revitalizando la soldadesca local con sus alabarderos, pinche, abanderado etc., participando en distintos momentos festivos como en el entierro de la sardina que como otros elementos del carnaval todavía se conservan entre las gentes de Retamoso. También se celebraba otra fiesta de invierno, concretamente San Sebastián, día en que salían los “tiznaos”, llamados así porque los mozos se pintaban con aceite quemado e intentaban manchar a las mozas. También se encendían hogueras.

Carro pintado en Retamoso

 GASTRONOMÍA

Son platos típicos el salmorejo y la sopa de asadurillas además de las puches dulces que se hacen en la matanza. Como en Torrecilla, se aprovechan diferentes especies vegetales silvestres como las collejas o los cardillos, y se hacen tortillas de “ajopuerro”. La caza menor es muy abundante y en pocos pueblos nos cruzaremos en la carretera con tantas liebres y conejos.

En las fiestas se hacen los bollos de leche pero no debemos despreciar los cortadillos, los mantecados y las tortas de chicharrones.

RÍO FRESNEDOSO AFLUENTE DEL SANGRERA (4)

RÍO FRESNEDOSO, AFLUENTE DEL SANGRERA

Y DEJAMOS TORRECILLA

Valles del naciente del río Fresnedoso

En los valles de la sierra de Espinoso nacen arroyos como el de la Avellaneda, que como su nombre indica es de los pocos en la comarca con bosquecillos de este árbol, y otro de la Cereceda que suponemos tendría también ejemplares de esta especie, pues ya dijimos que en el naciente del Sangrera también los había.

Ambos se unen y forman el río Fresnedoso, un pequeño afluente del Sangrera que confluye con él por debajo de Torrecilla, pero pasando antes por la ermita de la Virgen del Valle y la necrópolis visigoda del Cerro los Moros.

Ermita de la Virgen del Valle de Torrecilla junto al Fresnedoso

ERMITA

La ermita de la Virgen del Valle es de planta rectangular con una sola nave y la capilla mayor rematada en falsa bóveda con pinturas del siglo XVIII. Su construcción data de 1673 y ha sufrido numerosas reformas que han deteriorado su aspecto, aunque es intención de los torrecillanos acometer su próxima restauración. Está dotada de un campanil y un pórtico sujeto por siete pilares en la cara sur, pero la entrada se realiza por otra puerta abierta más recientemente y cubierta por un pórtico moderno.

Leyenda en azulejos de la aparición de la Virgen del Valle. El pastor se asusta y dispara con su honda a la Virgen
Imagen de la Virgen del Valle con el «hematoma» de la pedrada en el pómulo izquiedro

 FIESTAS

Sin duda el más conocido de los festejos torrecillanos es la romería que el último domingo de Agosto celebran los lugareños y no pocas gentes de los pueblos cercanos hasta la ermita de la Virgen del Valle. Según la tradición se apareció a un porquerillo que estaba con su ganado en las orillas del río Fresnedoso y tanto se asustó el zagal, que con su honda disparó una piedra a la señora que se le aparecía, de manera que a este incidente achacan el hecho de que la imagen tenga una pequeña mancha en la mejilla, que sería el hematoma producido por la rusticidad defensiva del pastor, como se representa en un panel de cerámica instalado en el interior.

Castillos humanos que se hacen en la romería de la Virgen del Valle, donde también se baila la Pera

En la “función” se baila el antiguo baile de la pera entre ofrendas y la elevación de castillos humanos. Una piedra del interior de la iglesia tiene un orificio por donde es tradición, salía la retama sobre la que se produjo la aparición.

GASTRONOMÍA

Son muy dados en Torrecilla a la recogida de especies silvestres con las que realizar algunos platos como los cardillos, las tortillas de espárragos o collejas y las deliciosas setas de cardo. En la matanza se hace un curioso guiso con la “fafada” y la cabeza del cerdo con almendras entre otros ingredientes y también se elaboran las puches o las gachas y otros platos como el salmorejo. Los dulces están representados por los “retorcíos”, las rosquillas, la rosca de los quintos o los huevos con leche y mantecados y cortadillos exquisitos.

RÍO SANGRERA (3) CONOCEMOS ESPINOSO

RÍO SANGRERA (3) CONOCEMOS ESPINOSO

En la anterior entrada conocíamos la historia de este pueblo jareño situado en el valle del Sangrera, hoy nos daremos una vuelta por su patrimonio.

Interior de la iglesia parroquial de Espinoso del Rey

LA IGLESIA

En principio, su iglesia dependió de la de Alcaudete, hasta el año de 1779 en que se convirtió en parroquia independiente. Se trata de un templo construido primitivamente en el siglo XVI, aunque fue ampliado y reformado en el siglo XVII y XIX. En 1923 se derribó el campanario adosado que se había edificado en el siglo XVII.

Retablo de la iglesia parroquial de Espinoso procedente de la iglesia de San Marcos de Toledo

Está levantada en mampostería y ladrillo y tiene planta de cruz latina con tres naves, siendo la central más ancha y alta rematando con la capilla mayor de planta rectangular. Las naves están separadas por tres arcos de piedra de medio punto apoyados sobre columnas y se encuentran cubiertas por techumbre de madera. El crucero está techado con artesa octogonal y los brazos del crucero con artesonado de par y nudillo. La portada es de ladrillo y se localiza en la cara norte. La torre es de tres cuerpos con el primero de sillería. El retablo original labrado durante el siglo XVI se destruyó en la Guerra Civil y en 1981 se instaló en su lugar otro que fue traído de la iglesia de San Marcos de Toledo. La parroquia tiene la advocación de Santiago Apóstol.

ERMITA

Foto de la ermita de la Virgen de los Remedios con su antiguoaspecto

Junto a la carretera de Torrecilla, al norte del caserío, se sitúa la ermita de la Virgen de los Remedios, patrona del pueblo. Es un edificio con planta de cruz latina de brazos muy cortos con la entrada a los pies y con un atrio a dos aguas sobre pilares de ladrillo. Está rematada con una pequeña espadaña y la puerta es de arco de medio punto. La fábrica del edificio es de aparejo toledano, siendo la construcción primitiva de la segunda mitad del siglo XVII con varias reformas posteriores. Desde ella se divisa una hermosa vista panorámica sobre las sierras y rañas jareñas.

Ermita de la Virgen de los Remedios con su aspecto actual

CONJUNTO URBANO

Tiene Espinoso del Rey una peculiar arquitectura en estilo popular neo-mudéjar con más de una docena de edificios característicos que si se conservaran formarían un bonito conjunto en torno a las dos plazas principales. Están construidos con mampostería de cuarcita recercada por ladrillo en ocasiones aplantillado produciendo variados motivos ornamentales. Algunos autores consideran que estas viviendas, que también encontramos con parecida tipología en pueblos cercanos como Navalucillos, habrían sido condicionadas estéticamente  por la influencia en la arquitectura local de numerosos albañiles portugueses que emigraron a la comarca a principios del siglo XX. También encontramos en el casco urbano y a lo largo y ancho del término las habituales edificaciones rústicas con las características generales de la arquitectura popular de la comarca en pizarra y cuarcita.

Arquitectura popular de Espinoso en ladillo y cuarcita

En la plaza se ha erigido un monumento con los elementos de una vieja almazara pues el olivar es el cultivo más importante de la economía local. Junto a él hay una fuente adornada con cerámica talaverana.  En el arroyo Fresnedoso se pueden visitar dos molinos de agua, uno de ellos en buen estado y en el Jébalo se encuentra el artificio que da nombre al paraje de El Martinete. Se trata del antiguo edificio donde se alojaba un ingenio movido por el agua del río para martillear incesantemente y tratar así los metales que se extraían en las minas del entorno.

Un chozo en la era de espinoso

GASTRONOMÍA

En Espinoso existen dos cooperativas de aceite donde comprar el preciado líquido jareño. La gastronomía, dado el entorno serrano, tiene entre sus ingredientes principales a la caza mayor aunque en sus rañas también es abundante la caza menor. La espinoseña Concepción Rueda nos recomienda los platos autóctonos de salmorejo, el ajocano, o las gachas. Otras dulces opciones son los panparandrones, las puches, el sopetón, los encañaos y las flores.

FIESTAS

Rulos de un lagar de aceite . El aceite de Espinoso como el de toda La Jara es de gran calidad

Los festejos veraniegos se celebran el 25 de Julio en honor de Santiago Apóstol. La imagen de Nuestra Señora de los Remedios permanece todo el año en su ermita hasta que, unos días antes del ocho de septiembre, se traslada en procesión a la iglesia. El pueblo la recibe con ornamentación de puertas y ventanas. También existe gran devoción en Espinoso a Nuestra Señora de los Remedios de Piedraescrita, aldea cercana perteneciente al ayuntamiento de Robledo del Mazo de gran valor artístico. Cada siete años, durante los meses de Mayo a Septiembre, o bien por necesidad causada por plagas o sequía, y también con una duración de cuatro meses, tienen derecho los espinoseños a tener en su poder la venerada y antigua imagen. El traslado a Espinoso es todo un acontecimiento para el pueblo y la imagen es acompañada por los agrestes parajes serranos que deben atravesarse rezando y cantando coplillas  a la Virgen. Primero se lleva la imagen a la vecina aldea de Navaltoril, también situada en el valle de Robledo. Allí se celebra una multitudinaria misa de campaña que preside también la imagen de la Inmaculada de Navaltoril con asistencia de gentes de todos los pueblos de los alrededores. Después se conduce la imagen hasta el paraje conocido como “El Agua de las Juntas” donde, en el mismo lecho del río, entregan la imagen las autoridades del valle a las de Espinoso. El camino es largo y para el recorrido se despoja a la Virgen de su corona y se la pone un manto para que no se moje, pues es mucha la fe en su intercesión para traer la lluvia en tiempos de sequía. Es recibida con las calles engalanadas con arcos florales y hierbas aromáticas alfombrando el suelo, entre la emoción de todo el vecindario que la espera en el paraje conocido como el “Plaerón”. Sobre la ermita y la imagen hablaremos en el capítulo correspondiente a Robledo.

Arquitectura popular de Espinoso en mampostería de pizarra y tapial

También se ha recuperado hace unos años la Soldadesca que sale el Domingo de Carnaval con su general, su abanderado- que baila la bandera-, el pincho- que lleva su bastón adornado con flores-, el tamborilero y ocho alabarderos, uno de los cuales es conocido como el chavero y se caracteriza porque lleva la alabarda decorada en forma de corazón y recoge los donativos para el convite.

EL SANGRERA (2) LLEGAMOS A TORRECILLA

EL SANGRERA (2) LLEGAMOS A TORRECILLA

El Sangrera va hacia Torrecilla, al fondo a la izquierda

Dejamos en el anterior capítulo el río cruzando la carretera de Los Navalmorales a Espinoso, que coincide en parte con la antigua calzada romana. A la derecha sobre el alto de la raña, a la derecha se encuentra Los Villarejos, cuyo nombre indica la existencia de poblaciones antiguas, lo que se confirma por los restos hallados en su entorno.

El río va festoneado de álamos y fresnos y atraviesa un paisaje más llano de barbechos y olivares con chaparreras en las barreras que limitan el valle del río con las rañas.. Atravesamos cerca de un paraje donde dice la leyenda que junto a una piedra se aparecía una señora vestida de blanco. la piedra desapareció al hacer el camino y parece que tenía un grabado en su parte superior.

Arquitectura popular de Torrecilla de La Jara

Como en tantos pueblos de La Jara, también en Torrecilla los vetones dejaron los verracos como recuerdo de su paso por aquí acompañados de sus ganados. Tres de estas características esculturas zoomorfas han aparecido en el pueblo y, aunque una de ellas se encuentra actualmente en Madrid, otra sí que podemos observarla formando parte de un monumento erigido en un pequeño jardín. Junto a la iglesia, en otro jardincillo, se ha colocado un sepulcro de granito probablemente tardorromano. No sabemos si este sarcófago tiene que ver con el que en las Relaciones de Felipe II dicen los informantes que existía en Torrecilla con la inscripción “Aquí yace Vera, sacrificada a los dioses que nos dan infierno”. Son numerosos los yacimientos de esta época dispersos por el término, como sucede en Los Villarejos, donde no sólo el topónimo, sino también los restos arqueológicos encontrados confirman esa presencia, al igual que junto al río Sangrera donde se halló una pequeña figura de bronce.

Uno de los verracos hallados en Torrecilla de la Jara

Consumada la invasión de los visigodos se produce en esta zona una dispersión de asentamientos rurales, como el que estaba situado a las orillas del río Fresnedoso y tenía su cementerio excavado sobre una elevación conocida como el Cerro de los Moros. Allí se encontraban numerosas sepulturas formadas por lajas de pizarra en las que aparecían restos óseos de individuos de altura considerable, hasta que el vandalismo destrozó la mayoría y un particular llevó algunas de las lanchas que las cubrían a Alcaudete. El ajuar de las tumbas era muy modesto, pues solamente se hallaba en algunas de ellas una pequeña vasija de un asa de clara tipología visigoda con algún pendiente de nácar o algún otro pequeño resto metálico. La existencia de cipos o piedras verticales indicarían la datación de algunas de las tumbas ya como de época musulmana.

Sepulcro y piedra molinera halladas en Torrecilla

El nombre de la población deriva de una de las numerosas torres de observación y defensa o atalayas que en la Edad Media servían a moros y cristianos para la detección inmediata del enemigo en los inseguros territorios jareños. Al principio Torrecilla se llamó “de los Valles” porque, al encontrarse en una situación media entre la sierra y la Jara Baja, su término está surcado por numerosos valles de arroyos y ríos que descienden desde la Jara Alta; como el Pusa en su límite oriental, el Castaño, el Sangrera, el Fresnedoso, el Valbellido o el Jébalo en su frontera occidental, por citar solamente los más importantes. También su patrona, la Virgen del Valle lleva ese antiguo apellido del pueblo y se encuentra alojada en la ermita erigida en las orillas del río Fresnedoso.

Puente de granito sobre el río Sangrera en Torrecilla

En el siglo XV ya aparecen algunas referencias a Torrecilla en sentencias relacionadas con las heredades talaveranas o en otro curioso documento de la Santa Hermandad fechado en 1505 mediante el que se premia a sus habitantes por la caza de un oso.

A principios de siglo se creó una leyenda en torno a la figura de Moraleda, un bandido generoso que parece dejó familia en Torrecilla en una vivienda que aún permanece en pie frente al monumento del verraco. Sus robos y asaltos se cometieron en su mayor parte en la comarca, refugiándose en una cueva cercana al río Pusa a la que también dio nombre.

Rincón de arquitectura popular en Torrecilla

CONJUNTO URBANO

En el casco urbano existe un bonito puente de construcción popular en granito que salva los vanos mediante grandes lajas del mismo material. En cuanto a la arquitectura rural, en Torrecilla podemos observar casas de adobe y tapial muy sencillas, y otras de mampostería de granito, como sucede con el conjunto que se encuentra junto al mencionado puente. Por último, podemos ver las viviendas de estilo mudéjar tradicional o toledano junto a otras que tienen en sus fachadas al ladrillo como protagonista enmarcando lienzos de mampostería de granito muy similares a las que caracterizan al cercano pueblo de Espinoso. De los tres viejos molinos que se encontraban en término de Torrecilla hoy apenas quedan restos.

Iglesia parroquial de Torrecilla de la Jara

LA IGLESIA

La iglesia se construyó en el último tercio del siglo XV y ha sido recientemente restaurada. Fue aneja de la de Alcaudete hasta 1774 y se encuentra bajo la advocación de San Miguel Arcángel. Sus muros están construidos de ladrillo y mampostería y tiene  planta de cruz latina con el ábside plano. La entrada se sitúa en la cara norte a través de una puerta con arco de medio punto. Es peculiar y graciosa la espadaña de ladrillo situada a los pies y compuesta de tres cuerpos, los dos primeros con dos arcos y el tercero con uno y rematado en frontón. En el interior del templo son de destacar la pila bautismal con vasija de cerámica talaverana del siglo XVIII y el retablo principal, también de este siglo, que, al igual que sucede con el de Campillo de la Jara, adornaba una de las capillas de la iglesia de El Salvador de Talavera.

Retablo de la igleisa de Torrecilla procedente de la iglesia de El Salvador de Talavera

RÍO SANGRERA (1)

Valle del nacimiento del Sangrera, al fondo el Risco Ñañas
Zona alta del Sangrera

RÍO SANGRERA (1)

Hoy vamos a comenzar a recorrer otro de los ríos jareños que aunque poco caudaloso también guarda sus encantos y su patrimonio: El Sangrera

Nace el Sangtrta en la confluencia de los términos de Torrecilla de la Jara, Espinoso del Rey y Navalucillos, con la confluencia de tres arroyos, el llamado de la Ruda y otros dos pequeños arroyuelos que nacen bajo el risco Ñañas, paraje mágico del que luego hablaremos. En realidad la mayor parte del naciente se encuentra en término de Torrecilla de la Jara y allí es donde está una de las captaciones de agua potable del pueblo.

Las rañas de La Jara desde el risco Ñañas

El valle de la Ruda, con nombre de planta medicinal es un lugar donde desde ya en el siglo XVII venían de otros lugares para recolectar diferentes especies de plantas que se utilizaban en la farmacopea tradicional. Fue también una zona conocida por los muchos cerezos que se cultivaban y de los que ya abandonados quedan ejemplares escasos, aunque persisten algunas de las calanizaciones utilizadas para el riego de los frutales y huertecillos que allí se cultivaban.

Sale luego el río Sangrera en dirección norte entre los cerros de Valdefuentes y El Molinillo, cuyo nombre se debe a un antiguo molino del que apenas queda el pequeño cubo hecho de atanores.

Cubo de uno de los molinillos del Sangrera que tiene la peculiaridad de estar formado de piezas cilíndricas llamadas atanores. T

Al risco Ñañas se asciende entre pinos, madroños y rebollares. Se trata de una gran risquera cuarcítica con un covacho donde se ha situado un mirador desde el que disfrutaremos de una hermosa vista sobre la Jara Oriental y Valdepusa con una gran variedad de colores por los olivares barbechos y rojas tierras labradas. Es uno de esos lugares que tienen un halo de misterio entre los habitantes de la comarca pues se dice que en las noches de San Juan sale una mora a peinarse a la luz de la luna. También hay un risco cercano que se mueve y suena cuando las gentes se balanceaban sobre él.

Seguimos nuestro recorrido fluvial entre fresnedas y pequeñas zonas de pasto y cultivo hasta llegar a la carretera de Toledo a Guadalupe que parece haber coincidido en parte con una calzada romana, de la que aún se puede ver algún tramo situado más al este. Y eso nos lleva a visitar Ispinum, el pueblo de Espinoso del Rey del que hoy vamos a conocer su historia antes de seguir nuestro periplo por el Sangrera.

Fresnedas en el naciente del Sangrera

Esta vía romana sería directa heredera de una antigua calzada que comunicaba Toledo (Toletum) con Mérida (Emérita Augusta), y que además enlazaba con otra vía secundaria que llegaba desde Talavera (Caesaróbriga) hasta Puerto de San Vicente. Basándose en la descripción de esta calzada algunos historiadores han querido ver en nuestro Espinoso la Ispinum de los romanos.

Pocos elementos arqueológicos tenemos que nos puedan ayudar a conocer la historia de Espinoso del Rey. Solamente se tiene constancia del hallazgo de una moneda romana, concretamente un dupondio, probablemente de la época de Constantino, y algunas ruinas antiguas de muros y basas de columnas. En los términos de otras poblaciones limítrofes se han hallado otros restos, como en el cercano paraje de Los Villarejos, cuyo nombre indica ya la presencia de habitación humana anterior. La historiadora local Concepción Rueda refiere la existencia aún reconocible de algunos tramos de esta calzada en las inmediaciones del pueblo, así como la existencia de un yacimiento castreño amurallado con abundantes restos cerámicos y estructuras de antiguas viviendas sobre una elevación. Son también numerosos los hallazgos de asentamientos rústicos hispano-romanos y visigodos en el curso del río Fresnedoso.

Una de las viviendas tradicionales de Espinoso

Como el resto de La Jara, Espinoso estaría poblado en época musulmana por los componentes de tribus bereberes que defendían la zona fronteriza talaverana contra el avance de los cristianos que, una vez conquistada la fortificada villa del Tajo, avanzaron con sus colmenas y ganados repoblando tímidamente los desiertos jareños. Sancho IV El Bravo otorgó a Talavera, entre otras, la dehesa de los Xebalillos, que comprendía los territorios situados en torno a la cabecera del río Jébalo, en cuyo ámbito se localiza Espinoso.

Rollo jurisdiccional de Espinoso del Rey

Pero en 1579, necesitado Felipe II de fondos para sus empresas bélicas, decide vender a los lugares de su reino el derecho a convertirse en villas independientes de sus señoríos. El primero en separarse de Talavera, y por tanto del señorío arzobispal, fue el lugar de Espinoso pasando a estar bajo la jurisdicción real directa, de ahí el apellido “del Rey” que lleva nuestro pueblo. Como símbolo de la nueva condición de villa que toma se erige el rollo jurisdiccional. Los vecinos deciden comprar su independencia  al monarca alarmados porque un aventurero flamenco llamado Comelín intenta comprar el lugar para vendérselo a un noble talaverano. Con todo ceremonial se hace el amojonamiento del término que, por su aislada situación y cercanía a las sierras jareñas, siempre estuvo muy relacionado con los cuadrilleros de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera. Es tradición local que aquí pernoctó Santa Teresa, precisamente cuando seguía este antiguo camino romano entre Toledo y Guadalupe.

SAN ISIDRO, en el «Santoral del barro» en azulejería talaverana

Panel de azulejos que representa a San Isidro. Obra de Ruiz de Luna en una fachada privada de Herreruela de Oropesa

SAN ISIDRO

Este santo madrileño se celebra también en Talavera coincidiendo con las ferias y fiestas de Mayo. Parece que este santo labrador nació hacia el año 1080 época en que se produce la reconquista  del valle del Tajo por las huestes de Alfonso VI. Se casó con una mujer también muy piadosa, Santa María Toribia, María de Torrejón o María de la Cabeza, también agricultora.

Isidro tenía costumbre de acudir todos los días a misa antes de ir a trabajar al campo. Sus compañeros denunciaron ante su patrón al labrador acusándole que mientras ellos trabajaban el santo estaba en la iglesia. Isidro se defendió asegurando que aunque cumplía con sus deberes religiosos, también se hacía cargo del trabajo encomendado como el que más, pero el patrón no se fió, por lo que acudió una mañana a vigilarle y vio que realmente estaba en misa mientras los demás se encontraban ya trabajando con el arado.

Al acercarse para reprenderle, vio que junto a él iban labrando dos jóvenes con vestiduras y caballos o bueyes blancos. Cuando se aproximó más, los ángeles desaparecieron pero el terreno que ellos labraban se mantuvo bien arado, por lo que comprendió que había alguna causa sobrenatural. Desde ese momento dejó a Isidro al cargo de las tierras de su propiedad para que las administrara y las trabajara, pero el santo lejos de acumular riquezas por su posición se dedicó a ayudar a los pobres con el beneficio de los campos, que además produjeron el doble desde entonces.

Decoración de la ermita de San Isidro de Talavera en azulejería de Ruiz de Luna

Uno de los pasajes más conocidos de la leyenda de San Isidro es aquel en que se cuenta cómo cuando en cierta ocasión todos en su hermandad habían comido y solamente quedaba la ración del santo en la olla, llegó éste acompañado de muchos pobres que milagrosamente acabaron comiendo todos de la escasa comida restante, y no sólo comieron ellos, sino también todos los indigentes de la ciudad. Otra escena representada con frecuencia es aquella en la que al clavar el santo su pala en la tierra brotó un manantial.

San Isidro mantuvo durante su vida un gran cariño por los animales y en cierta ocasión en que los pájaros no podían comer por una gran nevada abrió el saco de trigo que llevaba y, aunque echó la mitad del grano a los pájaros, al llegar al molino donde se dirigía el saco estaba lleno y además al molerlo se obtuvo el doble de harina.

Ángeles ayudando a labrar a San Isidro en ambiente talaverano. Vista parcial de los paneles de la ermita de San Isidro

Su culto se extendió por Europa pero no fue canonizado hasta el siglo XVII, siglo en el que se localizaron los restos de su mujer en Caraquiz, donde se había retirado desde la muerte de su marido.

Se le suele representar vestido también de labrador del siglo XVII con chaqueta y calzón corto, siempre con barba y cabello largo. Sus atributos son un haz de espigas, un arado, un mayal, una pala o un azadón.

Su fiesta se celebra el 15 de mayo y es patrón de los agricultores y de los geómetras,  además de protector contra la sequía e intercesor para pedir que llueva.

Santa María de la Cabeza esposa de San Isidro representada en el frontal cerámico de la ermita

A él está dedicada la ermita que se sitúa junto al recinto ferial y que se encuentra decorada con cerámica de Ruiz de Luna. Se trata de un panel situado tras la imagen del santo en la que se representa el campo talaverano y un ángel conduciendo el tiro del arado para hacer el trabajo de Isidro mientras él cumplía con sus obligaciones religiosas. Al igual que los azulejos de la ermita de Talavera, también Ruiz de Luna es el autor de un panel de cerámica situado en la fachada de una vivienda privada de Herreruela de Oropesa que reproducimos en la imagen. En él aparece el santo con su vestimenta habitual, el rosario y un instrumento de labor con una cuchilla.

En las proximidades de Cebolla se encuentra sobre una elevación con una magnífica vista panorámica la ermita de Nuestra Señora de la Antigua  y San Illán. Es tradición que este santo local es el hijo de San Isidro pero de él trataremos otro día.

Panel de San Isidro en una vivienda privada de la plaza Arzobispo Tenorio

RELATO DE UN VIAJE A LAS HURDES

RELATO DE UN VIAJE A LAS HURDES

Estampa hurdana en Riomalo de Arriba

La lectura del diario de viaje de Marañón a Las Hurdes en compañía de Alfonso XIII despertó en mí una curiosidad que me impulsó a viajar a esta comarca llena de maravillas. Su gente y sus atractivos me llevaron a conocer mejor a esa tierra de héroes de la piedra hasta el punto de escribir una novela «Aldeas sin perros que pronto aparecerá.

Me llamaba especialmente la atención ese empeño de sabios y políticos por negar lo evidente históricamente hablando, que esta comarca había padecido una miseria que aunque no era excepcional en España ni mucho menos, se negaba siempre despachando la cuestión con un “eso es la leyenda negra de las Hurdes”. No era políticamente correcto recordar esos tiempos pasados aunque todavía cercanos y era curioso que saltando como un resorte todos negaban lo evidente.

Ya conocía ejemplos similares como el de aquella ocasión, cuando elaborando el que esto escribe una guía sobre la vía abandonada que discurre entre Talavera de la Reina y Villanueva de la Serena para aprovecharla como recurso turístico, quise hacer ver a los políticos que el nombre que los vecinos de los pueblos cercanos daban a esa vía férrea era el de Vía del Hambre y que así es como yo creía que debía ser denominada. Se llamaba así porque en los años cincuenta había dado trabajo a muchos obreros de los pueblos por donde discurría pero los padres de la patria se negaron a que la vía llevara ese nombre, como si fuera un baldón, un oprobio para los vecinos. Finalmente se le puso el nombre de Vía Verde de La Jara, un nombre que sinceramente creo tiene mucho menos gancho para el turista.

Pero quizá no tenga mucha importancia porque en general quienes recorren hoy esas vías y rutas son en la mayor parte de los casos aprendices de vigoréxicos que se les da una higa que en su camino halla artesanía, pinturas rupestres o minas de oro en los que curiosear. Lo importante es el tiempo invertido en realizar el recorrido.

Una de las modestas casas hurdanas tradicionales

Así que quise ver con mis propios ojos lo que podía quedar de lo que describían Unamuno, Maurice Legendre o Antonio Ferres y me dirigí hacia Las Hurdes. Recorriendo los accesos hasta la comarca en sus pueblos más altos voy observando desde la cómoda aunque curvilínea carretera los preciosos senderos que, paralelos a los ríos y arroyos me recuerdan que Alfonso XIII llevaba guías en su expedición para adentrarse por aquellos vericuetos. Como aquel que cuando el ministro de la gobernación pidió café con leche, el «sherpa» real contestó que aunque no había en una distancia importante una sola vaca y siendo las pequeñas cabras hurdanas poco productoras del lácteo y ministerial capricho, él se lo conseguiría. Volvió al poco con la leche y cuando el jefe de todos los guardias y policías del solar patrio la degustaba fue sabedor por boca del guía de que la leche era de su propia mujer y el prócer comenzó a dar tales arcadas y hacer tales aspavientos que asustó a toda la comitiva real afeitándose luego sus largos mostachos que creía contaminados. Otro tabú más, pues al ser humano le produce más repugnancia la leche de mujer que la de cáprido por ejemplo.

Pizarra sobre pizarra fueron trazando año tras año, siglo tras siglo esos senderos encantadores que suben y bajan entre enebros y jarales. Dan ganas de recorrerlos todos aunque solo sea por prolongar el uso de algo que tantos afanes costó a aquellas gentes descalzas que aparecen en las conmovedoras fotos de los años veinte.

Rincón hurdano

Pendientes que sobrecogen y que hacen recordar al curioso cómo habían de trasponerlas los que iban a enterrar a sus difuntos, como recrea Buñuel en su Tierra sin Pan, o los que simplemente querían ver a un familiar o a la novia en otro valle.

Y  esas terrazas tan pintorescas que se elevan comiendo terreno las laderas de piedra, fertilizándola con idas y venidas para coger el humus de las madroñeras y hasta el último pedacito de materia orgánica que pueda enriquecerlo, como cuenta el antropólogo Legendre que tanto amó a esta tierra. Y algo queda todavía de aquella agricultura heroica porque al iniciar un camino hacia el río Hurdano veo como un abuelete encorvado recoge tres hojas de higuera ya caídas y las coloca con un poco de paja que corta de la cuneta con sumo cuidado y lo deposita todo junto al tallo de un solitario cerezo plantado en una minúscula terracilla de altos muros a la que se accede por una empinada y rústica escalinata de lanchas de pizarra.

Quedan todavía por aquí y por allá retazos de aquella vida al límite de unas gentes generosas. Busco a alguien que me venda unas cerezas, lo pregunto en un bar de El Gasco y uno de los paisanos que están en la barra sale aprisa del establecimiento, yo supongo que va a avisar a alguien que pueda vendérmelas, pero al cabo de unos momentos vuelve con una bolsa de la que asoman las hojas de las cerezas recién cogidas. Me las tiende con una sonrisa y cuando le pregunto qué le debo:

-Ná, lo que hace falta es que le gusten a usté.

Gran meandro del Alagón en Riomalo de Abajo

Lo mismo me sucedió cuando dos días después visité La Huetre, otra de las aldeas que mejor conservan el aire hurdano. Dos ancianas jubiladas conversan a la solana.

-Somos como hermanas. Siempre que pasa por aquí echa un vistazo para ver que no me he muerto. Pero no me saque retratos con la máquina, que a mí me da lo mismo, pero si le ve mi hijo se va a enfadar- le dice a uno de mis compañeros.

Comprendemos que los hurdanos están hartos de los turistas de la miseria que vienen todavía buscando unas Hurdes que ya no existen pero de las que sí quedan pistas y retazos, como la arquitectura popular, esas viviendas que eran calificadas como zahúrdas por los escritores de comienzos del siglo XX. Aquello conjuntos de viviendas primitivas que parecían caparazones de tortugas prehistóricas tendidas sobre las laderas todavía pueden verse en agrupaciones repartidas por algunos rincones de las aldeas. Observamos un grupo de ellas totalmente desprovistas de sus tejados de pizarra que enseñan sus vigas pudriéndose a la intemperie.

-¿Qué ha pasado con el techo de esas casas, con lo bonitas que son –pregunta mi compañero.

-Vino un señor que las compró muy baratas diciendo que iba a hacer unas casas rurales de esas. Vino un día con camiones y se llevó todas las pizarras y no volvimos a saber de él.

-¿Pero no dijeron nada las autoridades?

-Hubo quien protestó, pero ahí las tienen ustedes, echas una ruina.

– Con lo que habremos pasao en esos cuchitriles dice la otra mujeruca

FOTOS ANTIGUAS DE ARQUITECTURA EFÍMERA EN CELEBRACIONES TALAVERANAS

FOTOS ANTIGUAS DE ARQUITECTURA EFÍMERA EN CELEBRACIONES TALAVERANAS

Arco efímero que representa el escudo de Talavera

Ya desde la antigüedad se conoce de la existencia de elementos de arquitectura efímera para celebrar diferentes cuestiones, desde la entrada de los monarcas en las ciudades hasta actos religiosos y civiles en los que se inauguraban obras públicas o se celebraban victorias bélicas.

Pero fue en el renacimiento y barroco cuando aumenta el lujo y la teatralidad de estas construcciones que se caracterizan por sus materiales de baja calidad como madera,  elementos vegetales como flores, palmas y ramajes, o papel, luces de velas o antorchas etc…

Otro momento de esplendor de estos elementos fue el de las Exposiciones Universales que de hecho con sus pabellones han seguido haciendo arquitectura en cierto modo efímera

Los que podemos ver en esta entrada del blog son de principios del siglo XX, salvo el de la traída de aguas del siglo XIX que es un grabado.

Arco efímero por la traída de aguas de 1947

El grabado representa la traída de aguas a Talavera en el siglo XIX y en él se ve a los caballeros y damas que acudieron al acto entre arcos y elementos florales que animaban un acto en el que por cierto, no salió agua del grifo cuando se abrió delante de las encopetadas autoriades. Muy talaverano.

Celebración de la traída de aguas en el siglo XIX

Otro de los motivos más frecuentes para levantar arcos y arquitecturas efímeras eran las procesiones especiales, especialmente cuando se sacaba con algún motivo especial la imagen de la Virgen del Prado.

La entrada de La Corredera con un arco levantado en honor de la Virgend del Prado en 1919.

En la primera fotografia de 1919 se ven los pórticos de la corredera con un arco en primer plano hecho de palmas y guirnaldas vegetales y con el rótulo de «Consuelo de los talaveranos». A la izquierda la escalera de los operarios que los instalaban y otros arcos ornamentales al fondo.

Otro arco efímero en este caso de madera.

En la foto de 1929 se ve a la Virgen del Prado pasar en procesión bajo un arco neogótico fabricado en madera en el paseo del Prado.

Arco en honor de la Virgen a la entrada del Prado

Otro de los arcos fotografiados se encuentra a la entrada de los jardines del Prado con el rótulo de Talavera a su patrona y los escudos de la ciudad y de la provincia de Toledo a ambos lados. La imagen de la Virgen del Prado está flanqueada por dos leones y adornada con guirnaldas vegetales. Al fondo, la fuente de Ruiz de Luna.

Otro de los arcos en honor de la Virgen a la entrada de la calle del Prado en 1929
Arco a la entrada de la calle del Sol

Otro de los arcos de 1929 en honor de la Virgen del Prado en la confluencia de la calle del Sol y Carnicerías. A la izquierda la casa anterior a la tienda de Taboada y a la derecha una casa típica de talaverana con las ventanas del piso superior rematadas en arco de medio punto y en la planta baja una bombonería.

Arco a la salida de la Plaza Juan de Mariana

Otro de los arcos probablemente en honor del padre Juan de mariana el día de la inauguración de su estatua lo vemos entre el palacio de los condes de la Oliva y el edificio de los jesuitas, actual Palenque. A la izquierda, arriba, se ve la linterna de la cúpula de la antigua iglesia de los jesuitas. Se trata también de un arco neogótico, tan de moda a principios de siglo, con decoración vegetal. Al fondo se ve la entrada a la actual iglesia de las agustinas. En la parte de la izquierda del arco se lee «agricultura, industria y comercio».

Arco efímero a la entrada del arco de San Pedro

Este arco a la entrada del arco de San Pedro tiene arriba un medallón en el que se lee «A Mariana las artes y oficios» lo que nos induce a pensar en que es un arco levantado en la inauguración de la estatua a nuestro ilustre paisano. Es curioso observar los albañales que tanto afeaban la ciudad y el piso engorronado.

Arco a la salida de la plaza del Pan hacia el puente de Hierro el día de la inauguración de éste.

Otro de los actos más celebrados en Talavera fue la inauguración del puente de Hierro que solucionaba la precariedad de las comunicaciones con La Jara siempre difíciles por la ruina permanente del puente Romano. A la izquierda el edificio que ocupa el solar del actual ambulatorio y a la derecha el rosetón de la Colegial.

Arcos y decoraciones efímeras de la Plaza del Pan para la inauguración del puente de Hierro. El ayuntamiento tiene la fachada decorada con arquitecturas fingidas en los cercos de la ventanas.
Arco a la entrada del puente de Hierro el día de su inauguración