LA BATALLA DE TALAVERA (y 2) LA SANGRE CORRE EN LA PORTIÑA

LA BATALLA DE TALAVERA (y 2)

LA SANGRE CORRE EN LA PORTIÑA

Grabado de la colección del autor que muestra una recreación decimonónica de la Batalla de Talavera

Con estas acciones queda pues establecido el frente en una línea imaginaria que, bajando desde la atalaya de Segurilla siguiera por el arroyo de la Portiña para luego llegar hasta el Tajo, pasando cerca de la ermita del Prado por delante del caserío de Talavera.

Las fuerzas francesas se situarían al este de esa línea, las inglesas al oeste ocupando la mitad norte de la misma, en la zona cercana al actual embalse de La Portiña y sobre todo el cerro Medellín, y las españolas la mitad sur, desde el pajar de Vergara hasta la misma Talavera entre olivares y con el terreno surcado de zanjas.

El cerro Medellín domina todo el escenario de la batalla, por lo que desde el principio es objetivo de los franceses que ya el mismo día 27 por la noche intentan en una escaramuza tomar la altura, tanto por su valor estratégico como por encontrarse la mayor parte de las tropas inglesas situadas detrás del cerro.

El cerro de Medellín visto desde las elevaciones de Segurilla, fue escenario de la Batalla, sobre él se asentaron las tropas y baterías inglesas.

Antes se había producido el primer encuentro entre el ejército francés y los soldados españoles más novatos, de los cuales, algunos sorprendidos y asustados huyen en principio. Un episodio que se ha exagerado debido a las manipulaciones y opiniones negativas que sobre las fuerzas españolas difundieron en sus escritos los propagandistas ingleses. Parece que este ataque lo que pretendía en realidad era disimular el que sobre el cerro Medellín iban a acometer los franceses.

Podemos imaginar el escenario en el actual emplazamiento del muro de la presa de La Portiña. En el lado derecho mirando a Segurilla, sobre el llamado cerro del Cascajal, los franceses. En medio, el arroyo sin la presa actual y con su barranco de considerable profundidad, y a la izquierda los ingleses desplegados por las faldas del cerro Medellín.

El embalse de la Portiña ocupa gran parte del escenario de la Batalla de Talavera. En la zona del muro se dieron los combates más encarnizados.

Los franceses atacan inopinadamente a las diez de la noche y se empiezan a extender sin fuego artillero por las faldas del Medellín. Aunque son descubiertos por los soldados alemanes encuadrados en las fuerzas inglesas, el ejército aliado es sorprendido y el mismo general británico Hill, cuando viene de cenar en Talavera, es casi apresado por los franceses tirando de la brida de su caballo.

Aprovechando la sorpresa, un destacamento francés llega incluso a coronar el cerro Medellín, pero es desalojado nuevamente por las tropas inglesas, aunque éstas tienen bajas y pierden algunos cañones. Durante el resto de la noche hubo algunos tiroteos de nervios e incluso murieron varios oficiales ingleses bajo el propio fuego desatado por una falsa alarma.

Recreación de una acometida en la Batalla de Talavera

El día 28 amanece y los ingleses ven desplegadas las fuerzas napoleónicas frente a ellos con una gran batería de artillería concentrada en el cerro Cascajal. Para reforzar la ladera norte del cerro Medellín, Wellington pide ayuda a Cuesta que le envía varios destacamentos de caballería, de infantería y algunos cañones.

Los franceses inician el ataque con el sol deslumbrando a los aliados, y comienzan a batir con intenso fuego de artillería el Medellín. En principio se abren peligrosos huecos en las líneas aliadas causando bajas numerosas, pero aprovechando un hueco abierto en las tropas francesas, son atacadas por orden de Wellesley también por el flanco y se ven obligadas a retroceder.

Plano de la batalla de Talavera con los destacamentos franceses en azul, amarillo los españoles y granate los ingleses

Ante el fracaso de este ataque, se reúne un consejo de guerra francés en casa Salinas presidido por el mismo José Bonaparte, quien prefería dilatar nuevas acometidas hasta que el mariscal Soult llegara desde la zona de Salamanca para sorprender a los aliados por detrás, pero eso supone al menos resistir una semana a Cuesta y Wellington en Talavera y a Venegas en Toledo, por lo que al final deciden acometer un nuevo ataque cuidadosamente planeado en tres fases. En la primera de ellas se atacó a las cuatro de la tarde y en plena canícula el centro del frente, sobre el pajar de Vergara, pero las tropas inglesas y españolas, con especial actuación de la caballería, rechazaron a las napoleónicas, formadas en este caso por soldados alemanes y holandeses, entre los que causaron bastantes bajas capturando cañones y banderas.

Detalle del plano de la batalla con el frente más activo en el enfrentamiento. La flecha señala lasituación aproximada del muro de la presa de la Portiña.

Esta primera fase es en realidad una maniobra de distracción para atacar nuevamente el cerro Medellín. Los franceses al mando del general Lapisse, cruzan otra vez el arroyo de la Portiña e intentan tomar el cerro Medellín, pero la lucha es encarnizada, se encuentran en peor situación que los ingleses y, tras ser herido su general, que muere más tarde, se ven obligados a retirarse.

Los ingleses pasan a la ofensiva y persiguen a los franceses, pero estos, que se han retirado organizadamente, les hacen frente y se ven abocados a una situación muy comprometida sobre la que debe tomar el mando el mismo Wellington, que la reconduce, aunque sus guardias tienen bajas numerosas. Después de dos horas de combate, los dos ejércitos quedan exhaustos, nuevamente cada uno a un lado del arroyo.

Reculaje occidental de la Portiña, donde tuvo lugar el desastre de la caballería inglesa.

La tercera fase del plan francés consistió en el ataque al cerro Medellín por su cara norte y oeste. Al avanzar los franceses se encuentran con las tropas españolas de refuerzo pedidas a Cuesta y comienza el tiroteo en las faldas de la sierra de Segurilla en un combate muy duro que costará la vida al coronel que manda las tropas españolas. Los franceses titubean y Wellesley ordena atacar a su caballería, pero debido a una distancia excesiva hasta las tropas francesas y a la zanja de una torrentera, exagerada en dimensiones por las fuentes inglesas, el ataque es un desastre con numerosas bajas en la caballería británica. Pero los franceses desisten de la maniobra y ya no intentan acometer el cerro por el norte y el oeste.

La Portiña tras finalizar la batalla en un grabado de la colección del autor

Al amanecer del día 29 los franceses se retiran. No quieren dejar desprotegida la línea del Tajo con el peligro que ello supondría para un avance aliado sobre Madrid. Las cifras oficiales hablan de unas 5400 bajas inglesas entre muertos y heridos. Los que llevaron la peor parte fueron los soldados alemanes que luchaban bajo bandera inglesa. En el ejército galo las bajas son unas 7300. Los españoles tuvieron entre 1000 y 1500 bajas.

Aunque para muchos la Batalla de Talavera quedó en tablas el mismo Napoleón dice en una carta a su ministro de la Guerra que “lo cierto es que he perdido la batalla de Talavera” .

HISTORIA CORTITA DE LA BATALLA DE TALAVERA (1 DE 2)

ANTES DE LA BATALLA

PINTURA QUE RECREA LA BATALLA DE TALAVERA

¡ QUÉ HERMOSA OCASIÓN PERDIDA !

Con esta frase se quejaba Napoleón de la derrota de sus ejércitos en Talavera a finales de Julio de 1809. Se cumplen en estos días por tanto el aniversario.

Los ingleses habían desembarcado en Portugal y habían iniciado una campaña conjunta con el ejército español contra los franceses, sobre todo por su propio interés estratégico en la guerra europea.

Desde Portugal habían entrado los británicos en el territorio español al mando de su prestigioso general Arthur Wellesley, más tarde vizconde de Talavera y lord Wellington. Habían avanzado hasta Plasencia y según el plan trazado, el ejército español de Extremadura, al mando del sexagenario general Gregorio García de la Cuesta, debía unirse al inglés para iniciar el avance hacia Madrid. Las tropas francesas al mando del mariscal Víctor, el general Sebastián y el propio José Bonaparte se disponen en arco para defender Madrid del avance aliado por el sudoeste, mientras las tropas de Soult, más al norte, intentan proteger Castilla del avance de los ejércitos británico y portugués situados frente a Ciudad Rodrigo.

RETRATO DEL GENERAL CUESTA

En el pueblecito de Casas de Miravete se encuentran por primera vez Cuesta y Wellesley en una escena novelesca. La delegación inglesa se pierde de noche y los españoles deben esperar a sus aliados en formación a la luz de las antorchas durante cuatro horas, con el consiguiente sufrimiento de Cuesta, que soporta impávido el dolor de la herida recibida en Medellín y que a veces hace incluso necesario llevarle en una silla de mano. En la entrevista entre los dos generales aliados deben utilizar a un oficial español de origen irlandés como intérprete porque Cuesta se niega a utilizar el francés, idioma del invasor que ambos militares conocen. Para colmo, les dan a los británicos un alojamiento en las pobres chozas de Miravete agasajándoles con una especiada cena española que los ingleses no están habituados a comer.

RETRATO DE LORD WELLINGTON , VIZCONDE DE TALAVERA

Ambos ejércitos tienen problemas de abastecimiento de víveres en unas tierras ya esquilmadas por la guerra y el saqueo francés. También sufren la falta de medios de transporte, lo que les servirá a los ingleses, entre otros argumentos, para poner excusas a su inacción y crear una leyenda negra en torno a Cuesta y al ejército español que, por otra parte, se encontraba formado por restos de regimientos casi destruidos en las primeras batallas contra el ejército de Napoleón y por nuevos reclutas poco adiestrados y mal equipados, incluso sin calzado. Mantenía además el ejército español una estructura militar algo anticuada, aplicando las viejas tácticas prusianas, aunque introduciendo por observación de los propios franceses en el campo de batalla algunos nuevos métodos en su acción guerrera. Había por otra parte una gran escasez de oficiales formados y con experiencia que pudieran instruir a las tropas.

Eran en definitiva un montón de campesinos mal adiestrados aunque con ganas de batirse, formando un ejército dividido en unidades de lo más heterogéneo. Pero los medios que se tenían eran los que eran y con ellos había de acometerse la lucha contra los ejércitos franceses, expertos y fogueados en la conquista de media Europa y con un equipamiento y un adiestramiento muy superior al de los batallones españoles, maltrechos ante la resistencia al invasor. El ejército español que habría de enfrentarse en Talavera a los franceses contaba con unos 20.000 soldados de infantería, 3.000 de caballería y 30 cañones. El británico estaba formado por unos 17.000 infantes, más de 3000 jinetes y 25 cañones. Con él luchaban tropas portuguesas y alemanas de Hannover, de donde provenía la familia real inglesa. Los franceses tenían 37.000 soldados, 7500 jinetes y más de 100 cañones.

ESTANDARTE DE UN REGIMIENTO ESCOCÉS CON EL NOMBRE DE TALAVERA EN LA CATEDRAL DE GLASGOW

En Miravete deciden Cuesta y Wellington remontar el Tajo y enfrentarse a Víctor en Talavera, para así abrir paso hacia Madrid, mientras parte del ejército inglés avanzaría por el piedemonte de Gredos para envolver a los franceses por el norte.

Los ingleses comienzan su avance desde Plasencia y las tropas españolas cruzan el Tajo por el Puente del Arzobispo. Los dos ejércitos aliados se encuentran en Calzada de Oropesa el 21 de Julio de 1809. El día 22 acampan en los llanos de Velada y Gamonal e incluso la vanguardia española tiene una escaramuza con las tropas francesas en El Casar de Talavera.

El día 22 los franceses se retiran a través de las calles de Talavera y podemos imaginar a sus miles de soldados pasando por la Puerta de Cuartos, San Andrés, calle Cerería, la Corredera, plaza del Reloj y calle del Sol, cruzando el casco urbano semiabandonado por sus habitantes y quemando mientras tanto “sus casas principales, sus conventos y los campos de trigo” como relata el alférez inglés Aitchinson.

Para los franceses, la presencia de los soldados ingleses y españoles es realmente una sorpresa, pues sus informaciones situaban al ejército español todavía en la zona de Almaraz y a los soldados británicos en Plasencia, por lo que cunde la alarma en su Estado Mayor de Madrid.

ZONA DE LA PORTIÑA DONDE SE DESARROLLÓ LA BATALLA DE TALAVERA ANTES DE HACER LA PRESA

Para reforzar a sus tropas ordenan al general Sebastiani, cuya misión era retener a las tropas del general español Ve n e g a s cerca de Toledo, que baje Tajo abajo a incrementar las tropas francesas en Talavera. Pero, aunque hay un intento de las tropas inglesas y las españolas para romper las líneas francesas, finalmente el ejército aliado se queda en la franja de la vega comprendida entre Talavera y el Alberche, con la intención de vadearlo y atacar a los franceses al día siguiente.

Pero el río, que por las lluvias recientes va inusualmente caudaloso para ser el mes de Julio, hace que, al no ser operativo el puente del Alberche por ser estrecho y de tablas que no soportarían el peso de soldados y cañones, se busquen vados alternativos aguas arriba para atacar así al ejército napoleónico.

Sin embargo, al amanecer del día 23 ya se han marchado los franceses y los ingleses se niegan a perseguirlos aduciendo falta de abastecimientos. Esto es sólo una excusa, pues es el armisticio de Znaim con el consiguiente abandono de la guerra por Austria el motivo de que lord Wellington no se entregue a las operaciones pactadas en Casas de Miravete. Además, los ingleses estaban conspirando con la ayuda de algunos militares españoles para poner a Wellesley al mando del ejército en lugar de a Cuesta y no era bueno para sus planes que el general español pudiera tener un buen papel en una acción contra el enemigo. Los franceses se retiraron a través de la Puebla de Montalbán hacia Toledo, pero Cuesta creyó que iban en dirección a Madrid. Cuando se dio cuenta, ya era tarde y los franceses volvieron sobre sus pasos con dos cuerpos de ejército en dirección a Talavera, sorprendiendo desprevenidas a algunas tropas españolas que iban separadas del grueso de sus fuerzas. Como eran muy inferiores en número y el terreno de Alcabón muy llano, los españoles deciden retirarse protegidos por dos regimientos de dragones que se sacrifican para salvar al resto de las tropas, ocasionándose además un mayor número de bajas por la dificultad de paso que producen las espinosas cambroneras de las lindes, cayendo en la acción unos trescientos o cuatrocientos jinetes españoles. Cuesta consigue replegarse hasta el Alberche y lo cruza al amanecer del día siguiente. También tuvieron una desagradable sorpresa las tropas inglesas cuando, sin haber finalizado todavía el paso del río de las fuerzas españolas, los franceses, ante la falta de vigilancia de las orillas del Alberche, lo vadearon con el agua al pecho y sorprendieron a los ingleses, que se vieron obligados a retirarse. Incluso el mismo Wellington tiene que huir de la Casa de Salinas con las balas silbándole al oído, dejando incluso el catalejo que le servía para observar al enemigo.

POZAS DE GREDOS y unos versos

POZAS DE GREDOS y unos versos

Poza en la Garganta Blanca

Como es mucha la flama ¿Qué mejor lugar al que ir que una de las pozas trasparentes de Gredos?

Uno de los lugares cercanos donde nos podemos saciar de naturaleza, un auténtico tesoro natural del que os traigo algunas fotografías de la Garganta Blanca, Tejea, Chilla o Eliza. Ese agua es la que se quieren llevar con lo que llaman engañosamente trasvase del Tajo- Medio

Y también unos versos de San Juan de la Cruz pintados en una pizarra junto al monasterio. Versos de este místico que en la naturaleza encontraba su mejor inspiración.

Versos de San Juan de la Cruz en una pizarra de las Batuecas
Poza en la Garganta Tejea
Poza en la garganta de Chilla
Poza en Gredos
Poza en la garganta Eliza

UN ASALTO PINTADO POR GOYA EN EL VERDUGAL (OROPESA)

EL FRAILE QUE DESARMÓ AL BANDIDO PINTADO POR GOYA

Un asalto en la venta de el Verdugal junto a la cañada leonesa occidental

El Maragato entra en la Venta de El Verdugal a asaltar a los huéspedes y el fraile llega a la venta

Una obra poco conocida de Goya  representa en seis pequeños cuadros un episodio sucedido en término de Oropesa, en las dehesas que cruza la Cañada Leonesa Occidental entre Ventas de San Julián y La Calzada, concretamente en la dehesa de El Verdugal, aunque está en término de Oropesa.

El Maragato le pide los zapatos al fraile de Rosarito

Los cuadros se encuentran en el Instituto de Arte de Chicago y representan varios momentos del asalto sufrido por un fraile, fray Pedro de Zaldivia, para unos lego del Convento de Rosarito y para otros del de Arenas de San Pedro. El bandido Pedro Piñero alias “El Maragato” fue hijo de un arriero de esta procedencia que vivió como carbonero cerca de Navalmoral de la Mata. Se echó al monte y sembró el pánico en las comarcas de Gredos, Talavera y Plasencia, llegando a cometer dos asesinatos y causando indirectamente la muerte de otros dos hombres, además de más de cuarenta robos.

El fraile arrebata el arma al Maragato

El Maragato se presentó en cierta ocasión en las mismas puertas de palacio para pedir clemencia al rey que mandó juzgarlo, escapándose después de ser condenado. Se refugiaba en la cueva que lleva su nombre y que está situada junto a la carretera que sube hacia el puerto de Menga desde el puerto del Pico.

El fraile golpea y derriba al Maragato

En una de las imágenes de Goya, “El Maragato” sale al encuentro del fraile, en el segundo el lego alarga con la mano izquierda unos zapatos al bandido, mientras en la tercera estampa toma el asaltado el arma del Maragato mientras forcejean. En el cuarto la víctima se ha hecho con la escopeta y golpea al bandolero. En el quinto dispara contra su asaltante en la pierna y el caballo huye asustado. En el sexto cuadro yace el herido en el suelo mientras el franciscano le ata y le protege de las otras víctimas que quieren tomar la justicia por su mano.

El fraile hiere al Maragato en una pierna

Después de ser detenido por el fraile, murió el Maragato ajusticiado en la Plaza de la Cebada de Madrid sin que los ruegos de su captor sirvieran de nada para salvarlo de la ejecución.

El fraile ata y detiene al Maragato

Otro asalto se produjo en la postguerra en esta misma venta y de él hablaremos en un capítulo de nuestro recorrido por la cañada leonesa occidental.

La cueva del maragato no es el covacho que se ve en la foto sino que se encuentra al otro lado, en la cara oeste del risco. Carretera que va a Ávila pasado el Puerto del Pico. En ella se refugiaba cometiendo alguna de sus fechorías

LAS TORRES DE SALINAS: DE DONDE WELLINGTON HUYÓ A UÑA DE CABALLO

LAS TORRES DE SALINAS:  DE DONDE WELLINGTON HUYÓ A UÑA DE CABALLO

Palacio fortificado de las Torres de Salinas

Cuando previamente a la Batalla de Talavera en julio de 1809 los ejércitos napoleónicos se vieron sorprendidos porque tanto el ejército español como el inglés ya se encontraban cerca de Talavera impidiendo su avance,  se retiraron a través de la Puebla de Montalbán hacia Toledo, pero el general Cuesta que mandaba las tropas españolas creyó que iban en dirección a Madrid y emprendió su seguimiento y avance.

Torre mocha de Salinas en primer plano. Desde ella vigilaba el frente Wellington

Cuando se dio cuenta, ya era tarde y los franceses volvieron sobre sus pasos con dos cuerpos de ejército en dirección a Talavera, sorprendiendo desprevenidas a algunas tropas españolas que iban separadas del grueso de sus fuerzas. Como eran muy inferiores en número y el terreno de Alcabón muy llano, los españoles deciden retirarse protegidos por dos regimientos de dragones que se sacrifican para salvar al resto de las tropas.

Patio mudéjar de las Torres de Salinas

En la acción se ocasiona además un mayor número de bajas por la dificultad de paso que producen las espinosas cambroneras de las lindes, cayendo en la acción unos trescientos o cuatrocientos jinetes españoles. Cuesta consigue replegarse hasta el Alberche y lo cruza al amanecer del día siguiente, quedando por un tiempo las líneas establecidas en el río.

Pero también tuvieron una desagradable sorpresa las tropas inglesas cuando, sin haber finalizado todavía el paso del río de las fuerzas españolas, los franceses, ante la falta de vigilancia de las orillas del Alberche, lo vadearon con el agua al pecho y sorprendieron a los ingleses, que se vieron obligados a retirarse, es desbaratada la columna del general Mackenzie pero es afortunadamente protegida por la caballería inglesa de Anson. Se produjo esta situación en parte porque los ingleses habían quemado las chozas de los franceses del otro lado del río y el humo dificultó verles pasar el río que iba crecido.

Incluso el mismo Wellington tiene que huir “a uña de caballo” de la Casa de Salinas, entonces en ruinas con las balas silbándole al oído, dejando incluso el catalejo que le servía para observar al enemigo.

Patio empedrado de las Torres de Salinas

El dueño de la casa de salinas nos dejó amablemente visitarla hace unos años con la televisión regional. siglos y se puede divisar desde la autovía en dirección Badajoz cuando se cruza el Alberche sobre un alto y rodeada de algunos árboles.

El lugar está habitado desde hace siglos pues se han encontrado cerámicas romanas, ruedas de molino etc..Hay una piedra mojón con una inscripción de 1594 que habla de su amojonamiento por don Francisco Carvajal y Meneses, de nobles apellidos talaveranos. En el interior hay un azulejo de otra reparación del propietario en 1850, el conde de Bornos y Villariezo.

Mojón de la dehesa con escudo de los Carvajal Meneses

El claustro mudéjar es de gran belleza y el solado de patio está muy conservado con su pozo y pila. Cuatro torres en las esquinas defienden la casa palacio y en una de ellas sin cubierta llamada torre Mocha es desde donde observaba Wellington al enemigo a la otra orilla del Alberche. Conserva también la capilla y otras dependencias siendo uno de los monumentos talaveranos más desconocidos pero de gran valor.

Panel de azulejos que elata episodios históricos del palacio

EL CASTILLO DE OROPESA, Castillos de la comarca (3)

EL CASTILLO DE OROPESA

Castillos de la comarca  3

Conjunto de castillo y palacio de Oropesa

Vamos a tratar solamente del castillo de Oropesa y dejaremos para otra ocasión la muralla y el palacio de los Álvarez de toledo, actual Parador Nacional.

Conocemos la existencia en época romana de un “castillo comediano” que tal vez se asentara sobre un castro céltico anterior aprovechando las estratégicas elevaciones de la pequeña sierra de la Ventosilla, que domina desde la altura todas las llanuras del Campo Arañuelo hasta Gredos y que protege el paso de la importante calzada y cañada que desde Toledo iba a Mérida pasando por Talavera y Oropesa.

Escudo de Oropesa labrado sobre una de las puertas e la muralla

A la época musulmana puede que pertenezcan algunos muros terrizos de la zona nororiental de la fortaleza que tradicionalmente se ha conocido como el “Castillo Viejo”o “Patio Musulmán”.

Alfonso X manda restaurar y ampliar el castillo y que se pueble su entorno. Desde la creación del señorío de Oropesa, por merced de Enrique II a García Álvarez de Toledo, hasta su transformación en condado en 1477, parece que se sitúa en el tiempo la construcción del “Castillo Nuevo”.

Torres del muro sur de circunvalación del castillo

La leyenda medieval del escudo y el castillo con más arraigo popular y que recientemente se ha recreado en jornadas medievales es la que justifica el nombre por el rescate entregado a los moros para obtener la libertad de una doncella. El precio era el peso en oro de la dama de donde habría derivado el nombre de Oro-pesa, y de ahí que el escudo heráldico de la población sea una dama sobre un castillo sosteniendo una balanza en una mano y la cruz en la otra. El tributo de este tipo a reyes moros aparece realmente en las crónicas y en la literatura épica medievales.

Torre del homenaje del castillo de Oropesa

Lo primero que llama la atención es la torre del homenaje, una esbelta construcción que se sitúa en el centro del lienzo de muralla occidental junto al patio del palacio, actual parador de turismo. La torre está rematada por cuatro garitones en los que se pueden ver encastrados los escudos de los Álvarez de Toledo y los Zúñiga, y un parapeto volado sobre canecillos y defendido por cañoneras y saeteras cruciformes.

Actualmente se accede al castillo por la planta baja de esta torre y se puede ascender por sus tres plantas hasta el ático a través de una escalera de madera. La vista panorámica es impresionante. En la planta primera se conserva el solado antiguo y una puerta cegada que daba paso a construcciones hoy desaparecidas. Desde la planta segunda se accede al adarve de la muralla. La planta tercera conserva dos miradores palaciegos y una chimenea.

Torre y muro sur del castillo

La entrada dispuesta en codo para su mejor defensa y los variados aparejos utilizados hacen pensar a investigadores como Ramón Villa en diferentes fases constructivas y en que este primer nivel de la torre pudiera ser incluso de época musulmana.

Una segunda torre se sitúa en el ángulo noroccidental, también tiene en su interior un mirador y se accede a su plataforma desde el adarve. A continuación un lienzo de muralla une las torres segunda y tercera conservando algunos tramos de tapial por lo que, como he señalado, se ha especulado con su origen árabe.

Torre central del muro oriental

De la tercera torre que se encuentra a mitad del lienzo norte de la muralla apenas se conservan los cimientos de su planta circular. La cuarta torre se sitúa en la esquina nororiental y también es circular, aunque mejor conservada y de mayores proporciones. La quinta torre es maciza y de planta semicircular y la sexta es cuadrada y con dos garitones protegiendo dos portillos que la flanquean. Es de las más recientemente construidas y podemos observar en su sillería numerosas marcas de los canteros que la ejecutaron.

Torre maciza cuadrada de la esquina suroriental

En el ángulo sudeste del castillo se encuentra la séptima torre, que es de planta cuadrada y de estructura muy maciza aunque bastante arruinada en su parte superior. Esta dotada de mirador y de una escalera de caracol que daba acceso a la plataforma. Por fin, la torre octava se encuentra en el ángulo suroccidental y es circular en su base y semicircular en su planta alta. En el lienzo occidental se abrió en el siglo XVIII un acceso para el patio de armas.

Puerta sur del muro de circunvalación del castillo

En el interior del castillo debemos destacar una escalinata más ornamental que defensiva en el lado occidental, un aljibe situado en el llamado patio musulmán y las caballerizas adosadas al lienzo oriental de muralla que actualmente se utilizan como sala de exposiciones. En la excavación arqueológica de las mismas se descubrieron restos de un edificio anterior y unos moldes para la fundición de campanas que hoy se pueden contemplar a través del solado de vidrio.

Saetera de una de las torres orientales del castillo de Oropesa

CASTILLOS DE LA COMARCA (2) VILLALBA EN CEBOLLA

CASTILLOS DE LA COMARCA (2) VILLALBA EN CEBOLLA

Castillo de Villalba desde la zona de Sanchón.

En termino de Cebolla pero frente al casco urbano de Malpica, en la otra orilla del río Tajo se encuentra sobre una loma el castillo de Villalba. En el lugar parece haberse situado una mansio romana junto a una calzada, también parece haberse ocupado el lugar durante época musulmana pero la mayor parte de su estructura pertenece a los siglos XI y XII. Para algunos este sería el castillo de «Bolobras», que aparece en un documento de Alfonso VII.

Castillo de Villalba rodeado de olivares y al fondo la vega del Tajo

Tiene esta fortaleza el halo mágico de haber estado, según algunos, habitada por los templarios de la encomienda de Montalbán, que defendían desde ella el estratégico paso del ganado y mercancías por el valle del Tajo.

Castillo de Villalba donde se observa la única torre de la que quedan restos por encima del muro

Parece que se asienta sobre algún muro de antiguas dependencias romanas, probablemente de alguna villa situada junto a la calzada que por aquí discurría uniendo Toletum y Emérita Augusta pasando por Caesarobriga (Talavera). Se dice que tanto la imagen de la Virgen de la Salud, como el Cristo de la Salud de Cebolla y la pila bautismal proceden del castillo y de su antiguo despoblado. La fortaleza está levantada en ladrillo y muros de mampostería de canto rodado con argamasa.

Puerta principal del castillo de Cebolla

En este castillo se refugió el rey Juan II con su valido Álvaro de Luna cuando ambos huían de Talavera por tener secuestrado al monarca su primo don Enrique, el infante de Aragón. La poca seguridad de la fortaleza les hizo cruzar el río con riesgo de sus vidas para huir con unos caballos que tomaron a los hombres del señor de Valdepusa hasta el castillo de Montalbán, mucho más seguro.

Interior del castillo de Villalba

En el siglo XIII es señor de Cebolla don García Álvarez de Toledo, su hijo Fernando deja la mitad del señorío y el castillo y despoblado de Villalba a su esposa en 1398, y en el siglo XV adquiere el castillo de Villalba don Juan Álvarez de Toledo, del que pasa a  Diego López de Ayala.

Torre del castillo de Villaba que se sitúan en el centro de los muros

Se encuentra muy arruinado , los huecos han sido despojados de sus ornamentos  En la fachada principal se encuentra la puerta de acceso, con arcos de medio punto, que está protegida por sendas torres cuadradas situadas a ambos lados de la misma.

Otro de los huecos de acceso desde el interior

Tiene planta casi rectangular. Quedan escasos restos de una estructura exterior o barbacana. Cuenta con varias torres rectangulares en cada una de sus cuatro esquinas aunque bastante deterioradas. También tiene otras torres rectangulares en el centro  de sus lados.

Puerta del castillo protegido por las torres

En este castillo se rodaron escenas de la película de Mario Camus «Con Viento solano», rodada también en Talavera y Montearagón. En esa escena se produce un tiroteo entre el protagonista Antonio Gades y la guardia Civil. La película pueden verla en Youtube

Cartel de la película «Con el Viento Solano, donde aparece Antonio Gades corriendo por los olivares cercanos al castillo

CASTILLO DE SAN VICENTE, Castillos de la Comarca 1

CASTILLO DE SAN VICENTE

Castillos de la comarca  1

Castillo de Cerro de San Vicente

Esá situado en la cumbre del Cerro de San Vicente, en una de las dos elevaciones que la forma. En la otra, más al norte, se encuentra el vértice geodésico y la antigua ermita de la cueva de los Santos Mártires. Este es el que Schulten consideraba el Monte de Venus en el que se refugiaba Viriato tras sus correrías contra los romanos.

La vista panorámica es desde aquí  impresionante: los valles del Alberche  y el embalse de Cazalegas y el Tajo, Talavera al fondo a la derecha, al sur los Montes de Toledo y La Jara, más al oeste el Campo Arañuelo y las Sierras de Guadalupe, y debajo Hinojosa, El Real o Garciotún, casi como si fuéramos a caernos sobre ellos.

Torre califal del castillo de San Vicente, construcción probablemente anterior al propio castillo

Aunque hay referencias de restos romanos y prerromanos en el cerro, las primeras referencias que tenemos de él aparecen en las relaciones de Felipe II de Bayuela, en las que se dice que es de origen templario, no sabemos si por confusión con el hecho de que en esta sierra se encontraba una abadía de canónigos regulares procedentes de San Rufo en Avignon,  que incluso tenía silla en el cabildo de la catedral de Toledo y a quien pudo habérselo donado Alfonso VII Aunque es más que dudoso que los templarios estuvieran por aquí por cuestiones cronológicas, también el padre Mariana hace alusión a la orden templaria como primera pobladora del castillo, pero en todo caso sería posterior a la ocupación musulmana que al menos la torre oriental fueron quienes la construyeron, una torre emiral en torno a la que se construiría el castillo en época califal. El aparejo de los muros de la torre también sugeriría esa cronología.

Ventana en la torre occidental del castillo de la sierra de San Vicente

Aparte de los numerosos muros derruidos de y los restos de las torres se puede ver una estructura cuadrada en la vahuada anterior al castillo de la que solamente se ven sus gruesos muros que no sabemos si pertenece a esa época o a otra. También se puede ver dos enormes cimitarras grabadas sobre la cara sur de la roca que lo sostiene, aunque una de ellas está parcialmente destruida por haberse fragmentado el batolito de granito. 

El mango de una de las cimitarras, símbolo del Islam grabadas en la roca sobre la que se asienta el castillo.

HISTORIA Y MAGIA: Pocos lugares tienen como éste una carga histórica y mágica tan acusada. Dice la tradición y la hipótesis histórica del historiador y arqueólogo alemán Schulten, que desde esta sierra atacaba el caudillo lusitano Viriato a las huestes romanas, y que sería el cerro de San Vicente el que los romanos conocieron como Monte de Venus, que tuvo para ellos unas connotaciones mágicas y religiosas. En él se encontraron sepulturas romanas y una dedicatoria a un dios celta prerromano llamado Togote. También los mártires Vicente sabina y Cristeta, los templarios, que algunos defienden que estuvieron por estos pagos, además de los ermitaños, hacen del Cerro de San Vicente un lugar ideal para los amantes de lo esotérico.

LA CORREDERA EN FOTOS ANTIGUAS

LA CORREDERA EN FOTOS ANTIGUAS

La Corredera desde su lado oeste. En primer plano a la izquiedra el rótulo de la farmacia de don Abel. También se ven los albañales y al fondo la vieja torre del Reloj.

Aunque durante unos años se llamó calle José Canalejas en honor del político de ese nombre y presidente del gobierno asesinado, la mayor parte de su historia se denominó Corredera del Cristo, Corredera, por ser el lugar de cierta amplitud y rectilíneo en el que siguiendo la ronda de la muralla se celebraban justas, carreras de caballos o encierros de toros, y «del Cristo» por haberse instalado en una de las torres vaciadas la capilla del Cristo de los Mercaderes a mediados del siglo XVIII, aunque ya en 1622 se instala una cruz en el mismo lugar.

Según Pedro Gayarre durante el siglo XV también se llamaba calle Real y este mismo autor propone que el nombre de Corredera podría provenir de las aguas que «corrían» por ella y que venían a depositarse al final de la calle junto a El Salvador, lo que originaba problemas de salubridad pública y continuas obras de dragado y empedrado.

La Corredera en una foto de principios del siglo XX

La Corredera comienza en la Plaza del Reloj y acaba en la plazuela de El Salvador. Fue una de las calles principales de la Talavera medieval, tradicionalmente muy comercial, y muestra de ello son las casas pintadas con motivos simbólicos mercantiles o la capilla del Cristo de los Mercaderes en una de las albarranas, mientras que en la torre que está frente a la Casa de la Iglesia, antiguo convento y colegio de las Agustinas, es donde está el panel de azulejos con la referencia de Cervantes a Talavera en su obra Los Trabajos de Persiles y Segismunda, además de la torre que está junto a El Salvador.

La Corredera en una vieja postal dondese perciben las casas pintadas de la izquierda y los soportales de la derecha

También los soportales, tan tradicionalmente castellanos y que se perdieron en su mayoría nos hablan de la actividad comercial tradicional, de la que aún quedan como muestra las esparterías.

También se celebraban en ella las procesiones religiosas más significativas y fue una de las vías antiguas de más trasiego antes de consolidarse la cañada de Alfares como vía principal  de paso posteriormente.

Detalle de los soportales de La Corredera en la foto anterior

Las viviendas y comercios adosados a la muralla, oculta tras ellos, proceden de los antiguos tenderetes que se apoyaban en el muro pero que con el paso del tiempo fueron haciéndose menos precarios en sus materiales y más definitivos en su estructura.

Antiguamente también se situaban en la zona de el Palenque algunas fraguas, y los herradores y albéitares  o veterinarios, además de la cárcel pública y la alhóndiga, que era el depósito público y casa de venta y compra de grano .  En épocas más recientes también contó la Corredera con algunas oficinas bancarias.

Arcos efímeros en honor de la Virgen del Prado instalados en La Corredera

A esta calle se asomaba el palenque de la iglesia del convento de los Jesuitas y luego de los agustinos,  después mercado de abastos y junto a él se encontraba la puerta Nueva o de las Cebollas donde hasta hace poco se han vendido verduras y plantones de productos hortícolas, así como y también fueron tradicionales en ella los puestos de melones y sandías con  zambombas y panderetas en Navidad, además de tres kioscos de chucherías. Junto a la albarrana de El Salvador había una fuente muy frecuentada hasta los años 60.

La Corredera vista desde su lado oeste, al fondo la antigua torre del Reloj

Todavía quedan algunas casas de aspecto dieciochesco en la acera izquierda, alguna de cierto empaque en la acera derecha y la casa del Arcipreste.

Extremo oeste de La Corredera con la torre de El Salvador al fondo
La Corredera en una foto de la colección de Telefónica de los años 20

Y ACABAMOS CON EL SANGRERA DESEMBOCANDO EN PUEBLANUEVA

Y ACABAMOS CON EL SANGRERA DESEMBOCANDO EN PUEBLANUEVA

Río Sangrera en su tramo bajo

Acabamos con nuestro recorrido fluvial por el Sangrera con su último tramo y desembocadura en en el Tajo cerca de Pueblanueva.

Como su nombre indica es una de las últimas poblaciones fundadas en La Jara, aunque sus habitantes de hace 500 años dicen en las Relaciones de Felipe II que se llamó así para diferenciarlo de La Puebla de Montalbán. También según ellos un noble de Talavera, el comendador de la orden de Santiago don Pedro Cervantes vendió a unos campesinos el territorio donde se asentaba una posada de colmenas llamada Esperabarbas y sobre él se levantó el pueblo poco a poco.

Detalle de uno de los blasones de las casonas de Pueblanueva

El valle del Sangrera gana anchura y la tierra se va haciendo más fértil  con labranzas sucesivas que lo aprovechan. Al final aumentan los bosquetes de ribera con alguna choperas, saucedales y fresnedas con manchas de encinar y chaparreras sobre todo en las barreras que delimitan el valle.

Por debajo de la carretera de la antigua de Talavera  hay restos de un molino en el Sangrera, el único de este tramo y poco antes desemboca el el arroyo de Santa Cruz llamado así por encontrarse allí un antiguo poblado hoy desaparecido y del que apenas quedan fragmentos de piedra y algunas huellas de antiguos muros.

En las rañas de Pueblanueva encontramos balsas cuyo paisaje contrasta con los barbechos de secano.

San Bartolomé, Las Abiertas, Pueblanueva,y Santa Cruz de la Jara formaban parte de una parroquia original llamada San Pedro de Almofrague de la que ya hace siglos sólo quedaba una ermita.

Otro de los poblados del ámbito de Pueblanueva es Las Vegas de Santa María, cerca de del antiguo pueblo de Santa María de las Albueras, donde se halla un mausoleo romano del que hablaremos en otra ocasión. También se encuentr muy cerca el yacimiento romano de La Órbiga llamada luego La Hormiga.

Torre de la iglesia de Pueblanueva

Si lo deseamos podemos acercarnos hasta La Pueblanueva. Aquí podemos tapear en algunos de sus bares y mesones para después dar una vuelta por el pueblo y observar la arquitectura popular de aparejo mudejarista, más similar en su estilo a las de las cercanas poblaciones de la comarca de Valdepusa que a las de La Jara, comarca en la que se sitúa esta villa.

Portada mudéjar cegada de la iglesia de Pueblanueva

El aparejo es de ladrillo en verdugadas y machones que enmarcan lienzos de tapial que a veces se completa con hileras de canto rodado que hacen característica la arquitectura de Pueblanueva. Otras viviendas tienen muros lisos enjalbegados o revocados más parecidos a los jareños.

Ermita de Nuestra Señora de la Paz en Pueblanueva

Podemos también visitar la iglesia con una torre de cierto mérito y la puerta norte gótico mudéjar cegada  la coqueta ermita de la Virgen de la Paz y algunas casonas con escudos señoriales. Y no es raro por las varias dehesas que en el entorno de Pueblanueva eran propiedad de nobles y prelados como Juan Suárez de Carvajal, obispo de Lugo, Juan Suárez de Toledo, señor de Gálvez, o Hernán Duque de Estrada.

Detalle de la arquitectura popular de Pueblanueva

Hay otro paraje de interés al que podemos llegar tomando  la carretera que en dirección a levante se dirige hacia Bernuy para llegar hasta donde cruza sobre el arroyo de Valdevendenga, cuyo cauce recorreremos por un camino que discurre paralelo a él y a las muchas huertecillas de aspecto ameno que se salpican en sus orillas, con sus norias, sus emparrados, sus alberquillas y una arquitectura popular muy característica por el aparejo de tapial y núcleos de piedra caliza muy blanda, los llamados  “lentejones» que se cocían antiguamente para obtener la cal, y que se ponen en diversas formas de las que la más peculiar es la disposición en espiga.

Aparejo de lentejones, canto rodado y barro en la arquitectura popular de Pueblanueva

Fue pueblo de abundantes tejares y también se producía cal.

Salvo el curso más bajo del arroyo que lo ha ocupado una urbanización, el resto guarda todavía el ambiente de las huertas tradicionales con las barreras cercanas cubiertas de olivos y el arroyo flanqueado por chopos, álamos, fresnos y sauces.

Chozo en las riberas del arroyo en Pueblanueva

Relacionado con este pueblo  está el ilustre Padre Juan de Mariana, padre de las ciencias históricas en España e hijo de un canónigo de la colegial de Talavera y una moza de Salguero, una labranza de Pueblanueva.