LA PLAZA DE TOROS

LA PLAZA DE TOROS

La plaza de toros estuvo en principio unida a la ermita, cuyo hospital se financiaba con los festejos taurinos, especialmente los de Mondas

Siempre ha sido Talavera una ciudad vinculada al mundo del toro, que ya aparece en el mismo escudo de la ciudad, una población intensamente unida a la ganadería y que se integra en su prehistoria dentro del mundo vettón, el pueblo prerromano que dejó a su paso por la comarca decenas de esculturas zoomorfas representando en muchas de ellas al toro.

Planta de la plaza y la ermita en el siglo XIX. Ambas se encuentran todavía unidas y la plaza tiene planta cuadrada

Una de las más antiguas fiestas, de raíces milenarias, documentadas en España es la celebración más paradigmática de Talavera, la fiesta de Las Mondas que, al menos desde tiempos romanos, se encontraba unida a las “fiestas de toros”, celebrándose más tarde en cada parroquia corridas en las que se llegaban a matar hasta un total de veinticinco astados diarios en la villa. La plaza de toros estuvo unida además, hasta en el propio edificio, con la ermita y hospital de la Virgen del Prado, antiquísimo templo situado en el solar donde se veneraba a las diosas de la agricultura y la ganadería, Ceres y Pales, hace dos mil años.

La plaza de toros en una postal de principios del siglo XX

Tan importantes fueron las fiestas de toros en Talavera que se crearon en la villa los cargos de canónigo torero y regidor torero para coordinar los preparativos de estos festejos taurinos.

A mediados del siglo pasado la plaza pertenecía a la familia del que luego sería alcalde Justiniano Luengo. En 1885 es adquirida por Enrique González de Salamanca por 85.000 reales, como nos cuenta el historiador de la plaza Tiburcio Serrano. En 1889 se vuelve a vender a una sociedad anónima que preside Justiniano Luengo Quijano. En 1912 se saca a subasta por deudas no satisfechas y es adquirida por ocho socios de familias más o menos acaudaladas. En 1961 compra su parte a los diferentes copropietarios don Antonio González Vera.

Fotografía de los años veinte de la salida de los toros

En 1890 se acometen grandes reformas en la plaza, siendo reinaugurada con la faena  del padre de Joselito, Fernando Gómez “El Gallo”.  En 1958 se cierran todas las gradas y se amplía su aforo hasta los ocho mil  espectadores, quedando el coso con el aspecto que hoy tiene. Algún aficionado talaverano viéndola tan bien acabada dio en llamarla “la Caprichosa” y por este nombre se conoce desde entonces entre los taurinos locales a esta plaza donde, desde Pepe Hillo hasta hoy, han toreado todas las grandes figuras del toreo.

La plaza antes de cubrirde los tendidos de la mitad oriental de la plaza

“La Caprichosa” fue asimismo proclamada por la Federación de Asociaciones Taurinas de España como “Santuario de la Tauromaquia Española” debido a la muerte en ella de José Gómez Ortega “Joselito”.

Fotografía aérea de la plaza detoros en los años sesenta

BAJANDO LA CAÑADA Y CALZADA DEL PUERTO DEL PICO

BAJANDO LA CAÑADA Y CALZADA DEL PUERTO DEL PICO

Recorrido aproximado 23 kilómetros, 6 horas

En todas las rutas de las cañadas solamente se señala la ida del recorrido, sin la vuelta

El puerto del Pico ha sido desde la prehistoria el más transitado por las gentes, ganados y mercancías que querían ir de una meseta a otra, ya que es el más accesible, con sus 1352 metros, comparado con los puertos cercanos de Mijares o Serranillos que cuentan con 1570 y una mayor pendiente. Eso ha hecho que nos quede como huella de ese trasiego la calzada romana más larga y mejor conservada de todo el territorio peninsular. La Cañada Leonesa Occidental coincide en su trazado con esta calzada, lo que nos habla de la antigüedad de estas viejas vías trashumantes.

La cañada Leonesa Occidental discurre por la calzada romana en su descenso del puerto del Pico

En el mismo puerto comienza a descender esta impresionante vía histórica, pero debemos antes disfrutar de la vista que se contempla sobre todo el valle del señorío de Mombeltrán, con sus Cinco Villas repartidas por sus laderas, y al fondo las llanuras del valle del Tajo, La Jara y el Campo Arañuelo. En las inmediaciones del puerto vemos dos antiguos indicadores que nos dan la distancia a Ávila de 10 leguas y a Madrid 29 leguas, y sobre las praderas cercanas vemos erigido un monumento de dudoso gusto estético en el que se recuerda a los caídos de uno de los bandos en los combates que, para defender lugar tan estratégico, tuvieron lugar durante la Guerra Civil.

Calzada y cañada descienden del puerto del Pico

Un poco más abajo se hallan las ruinas del antiguo Portazgo, lugar que tenía una  finalidad  aduanera para el cobro de los impuestos que grababan a las mercancías y ganados que circulaban por nuestros caminos. Es un edificio de granito que tuvo que tener también una utilidad militar, ya que las ruinas nos muestran sillares bien trabajados y de buen tamaño, con pequeñas aberturas o troneras en sus muros destinados a dar mayor seguridad y facilitar la vigilancia del puerto

El macizo granítico del Torozo nos mira desde la altura en nuestro recorrido

El trazado de la calzada romana es sinuoso, con mayor pendiente que la carretera (15%) pero muy bien acabado en su solado, en los quites para desviar las corrientes de agua y en los pequeños puentes y alcantarillas que impedían su destrucción por las avenidas. También se ven en los tramos altos postes graníticos que tenían la finalidad de marcar el camino después de las nevadas, como actualmente se marcan con barras metálicas. Podemos observar su estructura, elevada sobre el terreno, con grandes bloques laterales que soportaban las piedras de la calzada. Va discurriendo por todo el valle pasando por Cuevas del Valle con unos tres kilómetros de trazado empedrado.

Después de atravesar bonitos bosques de castaño y algún pinar entramos en el primero de los cinco pueblos que salpican el valle, se trata de Cuevas del Valle que acredita su condición de villa por el rollo jurisdiccional que se levanta en la zona norte del casco urbano. No vamos a describir el patrimonio de los pueblos que atravesamos, pues ya lo hemos hecho en sus rutas respectivas encuadradas en el valle del Tiétar.

En Cuevas del valle se hacen ramos que se ofrecen el Domingo de Resurrección con dulces y pequeños regalos

Si no queremos cansarnos mucho, podremos recorrer la calzada descendiendo, dejando un vehículo en la Villa de Mombeltrán o en Cuevas y subiendo con otro coche hasta el puerto.

Va descendiendo luego hacia la Villa de Mombeltrán, pasando su caserío cerca de la garganta del Puerto al este del caserío. Todavía continúa por la zona más llana del valle hasta Ramacastañas, y aunque algunos tramos se han perdido por pasar sobre ellos la propia carretera, otros afloran en curvas y cambios de rasante, demostrándonos la importancia de esta vía de comunicación con más de dos mil años de antigüedad. Una vía romana que comunicaba la meseta norte con las dos calzadas  que desde Toletum (Toledo) y Caesaróbriga (Talavera) iban hasta Mérida.

Castilllo de la Villa de Mombeltrán

En Mombeltrán la cañada pasa junto al rollo, que se encuentra en su lado norte después de haber cruzado un puente sobre el arroyo del Herradero.

Más tarde pasamos por la iglesia en ruinas de Arroyocastaño, un despoblado junto al que hay una antigua venta que daba servicio a los trashumantes. Aquí se cobraba el portazgo por cada oveja merina que pasaba aunque varió durante el trascurso de la historia y hubo algunos problemas de competencia con el señor feudal de Mombeltrán. También vemos una ermita en ruinas que es la la antigua iglesia de la población.

Hospital de peregrinos y transeúntes de la Villa de Mombeltrán

Discurre después la cañada por el valle entre prados y arboledas dejando en ocasiones que veamos alguna alcantarilla de la calzada o algún pequeño tramo empedrado, sobre todo en las cuestas que sube antes de bajar hacia Ramacastañas, lugar donde también se controló en algunas épocas el trasiego ganadero y los impuestos respectivos, y que sigue teniendo esa función de dar comida y cama a los viajeros, igual que hacían sus habitantes hace siglos con los trashumantes.

Cruzado el río Ramacastañas, seguimos hasta el río Tiétar por un tramo en que la cañada está muy bien conservada en sus dimensiones.

ROLLOS DE LA COMARCA (3) LA JARA, VALDEPUSA Y LA CAMPANA DE OROPESA

ROLLOS  DE LA JARA Y LA CAMPANA DE OROPESA

El rollo de Espinoso del Rey, único en La Jara

Rollo de Espinoso del Rey
Rollo de Espinoso del Rey

En 1579, necesitado Felipe II de fondos para sus empresas bélicas, decide vender a los lugares de su reino el derecho a convertirse en villas independientes de sus señoríos.

El primero en separarse de Talavera, y por tanto del señorío arzobispal, fue el lugar de Espinoso pasando a estar bajo la jurisdicción real directa, de ahí el apellido “del Rey” que lleva nuestro pueblo. Como símbolo de la nueva condición de villa que toma se erige el rollo jurisdiccional. Los vecinos deciden comprar su independencia  al monarca alarmados porque un aventurero flamenco llamado Comelín intenta comprar el lugar para vendérselo a un noble talaverano. Con todo ceremonial se hace el amojonamiento del término que, por su aislada situación y cercanía a las sierras jareñas, siempre estuvo muy relacionado con los cuadrilleros de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera que lo defendían de los bandoleros.

En el siglo XVI adquiere Espinoso su privilegio de villazgo y, como símbolo de la independencia judicial y administrativa que esto supone para el lugar, se erige el rollo en la plaza a la que da nombre. Está fabricado en granito con cuatro escalones en los que se asienta una basa y, sobre ella, un fuste de dos piezas rematado con moldura convexa y un pináculo bajo el que se insertan tres sencillos garfios de hierro con argollas en lugar de los habituales canecillos de piedra.

Rollo de Puente del Arzobispo

En la comarca de la Campana de Oropesa y las villas solamente quedan en pie los rollos jurisdiccionales de Puente del Arzobispo y el de El Torrico, aunque se ha levantado uno nuevo en Parrillas con motivo del quinto centenario de su privilegio de villazgo.

Rollo de Puente del Arzobispo, detalle.

En de Puente es junto al de Bayuela el más monumental de la comarca. Se trata de un rollo gótico sobre un basamento de planta cuadrada de cuatro gradas. Sobre él se apoya una basa compuesta de dos toros con collarete de decoración gótica de lacería y sobre ella un fuste de considerable altura compuesto de tambores octogonales. Es un rollo gótico tardío probablemente erigido durante el siglo XV.

Perrillo decorativo en el rollo de Puente del Arzobispo

Hacia la mitad del fuste podemos observar dos repisas u hornacinas y en lados contrapuestos dos curiosos perrillos labrados. También hay en el fuste un collarete de perlas.

Los canes conservan bastante bien el rostro, aunque dos de ellos son de aspecto más monstruoso y sobre ellos una pieza con blasones y un pináculo piramidal con remate también gótico con una bola.

Rollo de El Torrico

En la Villa de El Torrico también se conserva el rollo jurisdiccional que se apoya basamento de tres gradas de granito de planta cuadrada.  un cuarto peldaño sirve de apoyo directo a la basa que es circular y con moldura. El fuste  es cilíndrico y formado por seis tambores.

Los canes están bastante erosionados y en el segundo por arriba se esculpe un blasón. El remate es un tronco de cono. Podemos datarlo en la segunda mitad del siglo XV.

Reproducción moderna del rollo de Los Navalmorales

En el antiguo señorío de Valdepusa solamente podemos ver una reproducción del rollo de Los Navalmorales, uno de los pocos erigidos  en el siglo XVIII, que se ha recreado a partir de fotos antiguas con un fuste de una sola pieza y de considerable longitud y rematado con semiesfera gallonada.

LOS MOLINILLOS DE ARROYO DEL TÉRMINO DE TALAVERA

MolinIllos de Talavera, el entorno.

Antes de referirnos a los grandes molinos del Tajo en Talavera conoceremos algunos molinillos de arroyo que se situaban en las proximidades de la ciudad, concretamente sobre las pequeñas corrientes que descienden desde las sierrecillas de El Berrocal.

 

Molino de cubo del arroyo Malojo en El Casar de Talavera

Sobre el arroyo Malojo, en las cercanías de El Casar de Talavera, persisten las ruinas de un cubo sin referencias históricas (Ml 1). En el arroyo Bárrago he podido encontrar restos de hasta cinco molinos. Dos de ellos se localizaban en el término de Mejorada, el primero es de cubo (Ba 1), el segundo es de rampa con una presa paralela a la corriente (Ba 2). El tercero apenas es reconocible (Ba 3) pero parece haber sido también movilizado por una rampa y el cuarto mantiene todavía en pie un cubo y una rampa (Ba 4). El quinto se halla muy modificado por la construcción de una vivienda sobre sus ruinas (Ba 5). En el Catastro de Ensenada se documentan dos molinos en el Bárrago en término de Talavera pero pertenecen a vecinos de Mejorada[1].

Cuarto molinillo del arroyo Bárrago

También molieron dos ejemplares en el arroyo de la Portiña, fueron testigos de los momentos más violentos de la Batalla de Talavera contra las tropas napoleónicas ya que se encontraban en la misma línea de combate. Uno de ellos todavía deja ver en ruinas los restos de su cubo y de los muros. El otro parece haberse localizado en el lugar que hoy ocupa el paredón de la presa de abastecimiento de aguas a Talavera.

Tercer molinillo del arroyo Bárrago

En el libro de Mª Jesús Suárez Alvarez sobre “ Talavera en la Edad Media” se anota la existencia de un molino en La Portiña, en la colación de la parroquia de San Andrés. Su localización geográfica nos inclina a pensar en la existencia de este tercer ejemplar en un tramo más bajo y cercano al casco de la ciudad.

Restos de los molinos de la Portiña en un dibujo de 1909

En la Historia de Talavera de Francisco de Soto escrita en el siglo XVII, aparece una referencia a una fuente de Pepino tan caudalosa como para mover una rueda de molino y podría hacer alusión a la que da origen al arroyo de la Portiña[2]. En el siglo XIX, en el Diccionario de Madoz ya ni siquiera aparecen todos estos molinillos. Otro pequeño artificio, dinamitado en la postguerra, se podía ver en el arroyo Zarzueleja de Gamonal pero sus restos son hoy apenas reconocibles.(Zr 1).

Restos que quedan actualmente de uno de los molinos de la Portiña por debajo del murode la presa

RUTA DEL CERRO DE LOS MOROS

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Ermita de la virgen del Valle en Torrecilla de la Jara

 Recorrido aproximado 13 kilómetros, 4 horas

 Comenzaremos la excursión de hoy en la ermita de la Virgen del Valle,  muy cerca de Torrecilla de la Jara, que es de planta rectangular con una sola nave y la capilla mayor rematada en falsa bóveda con pinturas del siglo XVIII. La construcción data de 1673 aunque ha sufrido numerosas reformas. Está dotada de un campanil y un pórtico sujeto por siete pilares en la cara sur, aunque la entrada se realiza por otra puerta cubierta por un pórtico moderno.

Sin duda el más conocido de los festejos torrecillanos es la romería que el último domingo de Agosto celebran los lugareños y no pocas gentes de los pueblos cercanos hasta la ermita de la Virgen del Valle. Según la tradición se apareció a un porquerillo que estaba con su ganado en las orillas del río Fresnedoso y tanto se asustó el zagal, que con su honda disparó una piedra a la señora que se le aparecía, de manera que a este incidente achacan el hecho de que la imagen tenga una pequeña mancha en la mejilla, el hematoma producido por la rusticidad defensiva del pastor.

Leyenda de la aparición de la Virgen del valle que describimos en el texto y representada en azulejos en la ermita

El último domingo de agosto se celebra allí una interesante romería en la que además de las tradicionales pujas por las andas o por determinadas partes de la imagen, se baila una antigua danza que todavía se conserva aquí y en los pueblos aledaños como Retamoso, La Fresneda o San Bartolomé. Es el baile de La Pera al son del cual se recogen donativos de los danzantes que evolucionan en la pradera cercana a la ermita. También se levantan castillos humanos, no tan elevados como los de las fiestas catalanas, pero muy curiosos por lo  inhabitual de esta costumbre en nuestras latitudes.

Podemos encontrar en la excursión parajes como éste en el río Fresnedoso o el Sangrera

Medio kilómetro, bajando el río, en la orilla oeste se encuentra el Cerro de los Moros, donde todavía puede observarse una necrópolis visigoda desgraciadamente destrozada por desaprensivos «buscatesoros».

Desde allí seguimos el cauce del río Fresnedoso hasta llegar a la confluencia con el Sangrera, y unos cuatrocientos metros más abajo encontramos el bonito molino de agua de El Grajo que también fue pequeña fábrica de harinas movida por motor cuando faltaba caudal en el río. Por el margen derecho del río seguimos unos dos kilómetros y medio hasta el paraje de Cerro Gordo, donde hay unas magníficas vistas sobre el pequeño cañón del río que allí se forma. Si es tiempo en que corra el río podemos bajar a sus orillas y disfrutar de sus charcas y riberas. De vuelta ya pasaremos por Retamoso.

ROLLOS DE LA COMARCA (2) BAYUELA, PELAHUSTÁN Y MONTESCLAROS

ROLLOS DE LA COMARCA 2

BAYUELA, PELAHUSTÁN Y MONTESCLAROS

Rollo de Castillo de Bayuela

Hoy vamos a referirnos otros tres rollos que se encuentran en la Sierra de San vicente y El Berrocal.

El primero de ellos es el más monumental de ellos y se encuentra en Castillo de Bayuela, capital de un extenso señorío en la sierra que abarcaba también las localidades de Hinojosa, Garciotún, Nuño Gómez, Marrupe y El Real de San Vicente.

Es de estilo gótico renacentista de finales del siglo XVI y se asienta sobre un basamento de cuatro gradas y su fuste es de una sola pieza de granito de considerable longitud y sobre él el remate con canecillos de faz monstruosa y sobre ellos otro tramo con el escudo señorial de los Mendoza, a quien perteneció el señoríos después de ser del condestable Ruy Lope Davalos y don Álvaro de Luna. Encima se asienta el templete sobre cuatro columnas finalizados en pináculos góticos como el propio templete. También están decoradas las esquinas del soporte de las columnillas.

Detalle del remate del rollo de Castillo de Bayuela

El segundo rollo es el de Montesclaros, es gótico y también está construido en granito pero en este caso el fuste es de tambores superpuestos y sobre el último de ellos esculpido el escudo señorial de los Mendoza, señores también de esta villa. También tiene una inscripción posterior del siglo XIX. Su localización primitiva no es la actual en la plaza mayor de la localidad.

Faltan dos de los canecillos y los que quedan están muy erosionados. El pináculo final es sencillo con una banda o collarete de decoración gótica bastante erosionada y pináculo ya muy redondeado. Como otros rollos está rematado con un vástago metálico que pudo haber sido una cruz.

Rollo de Montesclaros

Detalle del rollo de Montesclaros

El tercer rollo que hoy traemos a esta web es el de Pelahustán. Se trata de un monumento de aspecto sumamente fálico erigido en el siglo XVII cuando este pueblo se independiza de Escalona, cabeza del señorío. El material con el que está elaborado es granito. En el último peldaño se encuentra una inscripción con la fecha de su instalación.

Rollo jurisdiccional de Pelahustán

Es muy sencillo con cuatro pequeños canecillos que sobresalen al final del fuste que es de una sola pieza. Se erige sobre un basamento de planta cuadrada de cuatro gradas, cinco antes del enlosado de la plaza.

Remate del rollo de Pelahustán

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA TALAVERANA: IGLESIA DE BERZOCANA Y EL SEPULCRO DE LOS SANTOS FULGENCIO Y FLORENTINA

Berzocana

De época visigoda es la tradición que asocia a los santos Fulgencio y Florentina, hermanos de San Leandro y San Isidoro, con las Villuercas. Sus leyendas se entrecruzan con la del hallazgo de la imagen de la Virgen de Guadalupe que, según la tradición, habría sido regalada a San Leandro por San Isidoro y más tarde se habría ocultado en estas sierras por los cristianos que huían hacia el norte de la represión musulmana.

Puerta mudéjar en Berzocana

Se dice que el 26 de Octubre de 1223 en el bonito pueblo de Berzocana  y en un lugar conocido como Prado de los Santos, un labrador encontró “un cofre de mármol basto”, que se conserva todavía en su capilla, con las reliquias de los dos santos. En 1572 un clérigo asegura que los frailes de Guadalupe “quisieron llevar los dichos cuerpos santos a su casa diciendo que así estarían con más reverencia y llevándolos ya casi una legua de esta villa anocheció y a la mañana amanecieron en esta iglesia donde ahora están y que esto hicieron dos veces…Cuando hallaron las dichas reliquias quisieron edificar esta villa un poco más arriba en un lugar fragoso donde las dichas reliquias aparecieron y por temor de víboras y estar poblado de sabandijas ponzoñosas situaron la villa más abajo en la iglesia parroquial en la cual están dichas reliquias”.

Iglesia parroquial de San Juan Bautista en Berzocana

En el siglo XVIII dicen que se llama Berzocana por los “berezos canos” o brezo banco que pueblan sus campos y es tradición en otra de las versiones legendarias que fue la propia Virgen de Guadalupe quien señaló a un pastor el lugar donde se encontraban las reliquias de los santos sevillanos, aunque curiosamente señala también en 26 de Octubre el hallazgo aunque en  el año de 1362. Cuenta también esta versión que, en 1593, queriendo llevarse las ciudades de Cartagena y Murcia los cuerpos de los santos, ya que eran nacidos allí, les erigió la villa para impedirlo su suntuosa capilla “en el mismo sepulcro donde los hallaron, que es de mármol blanco de una pieza y de largo más de dos varas y de ancho más de media vara y de grueso tres dedos, se guarda con dos llaves, la una la tiene el cura rector y la otra el alcalde de hijosdalgo. Descúbrense cuatro veces al año, que son el propio día de uno y otro santo, el de la aparición y el de la traslación a la referida capilla”. Las calaveras se hallan en dos relicarios de plata sobredorada y los de Santa Florentina se distinguen por encontrarse un antiguo peine entre sus huesos dentro del relicario, el resto de los despojos se guardan en un arca de ébano donada por Felipe II  que aún se conserva con su decoración de incrustaciones de nácar y marfil y tachonada de clavitos dorados.

Capilla de los restos de los santos Fulgencio y Florentina. Abajo el frontal del altar en azulejería talaverana

Fue hecha villa Berzocana por el emperador Carlos V en 1538 separándola de Trujillo y “son sus armas un castillo dorado en campo rojo, un cordero sobre un libro con su bandera y dos calaveras coronadas sobre dos huesos, propias insignias de los patrones de esta villa y su iglesia”. El cordero es símbolo de San Juan Bautista, advocación parroquial.

La iglesia que aloja las referidas reliquias es un magnífico templo declarado monumento histórico artístico en 1977. En sus orígenes se trataba de un edificio mudéjar construido en el siglo XV o tal vez antes, como demuestra la construcción de ladrillo y mampostería de la torre-fachada occidental, donde es curioso observar el reloj con los viejos péndulos de piedra.

Son varios los paneles de azulejos de repetición con la cruz de Calatrava que adornan la capilla y otros rincones de la iglesia tanto en suelo como en arrimaderos.

Pero la devoción a los santos Fulgencio y Florentina hizo que en el siglo XVI se reconstruyera y erigiera su capilla, en cuya financiación parece que tuvo la mayor parte el propio pueblo de Berzocana que canta todavía: Para hacer esta capilla/ ni el rey ni el obispo ayudó/ porque aquesta ilustre villa / todo siempre lo cumplió. Esto sucedió en tiempos del obispo placentino que tantas obras acometió, don Gutierre de Vargas Carvajal, y parece que en ella trabajó el gran artífice en piedra Sancho Cabrera.

Detalle de marco en azulejos del frontal de la capilla simulando con los flecos los paños de los altares

Tiene el templo dos accesos con portada renacentista una en la fachada norte y otra en la sur a la que da paso un pórtico con arco escarzano sobre el que se puede observar un relieve con la imagen de San Juan Bautista, aunque más bien parece San Juan Evangelista por el libro que sostiene en sus manos. En la cabecera podemos observar un ventanal gótico con un fuste arbóreo y un vano enmarcado en ladrillo con una cruz renacentista a modo de parteluz.

Azulejos decorados con el «florón» típico de los palacios de Felipe II en azule amrillo y blanco.

La iglesia se distribuye en tres naves separados por dos filas de tres pilares fasciculados que rematan en bóvedas estrelladas de crucería de magnífica factura La capilla mayor es ochavada y el coro cuenta con una buena balaustrada con escudo arzobispal y una bóveda  estrellada con gran riqueza ornamental.

Frontal del altar inferior de la capilla donde se representan a San Isidoro, San Leandro, Hermenegildo y Theodosia,, hermnos y padres de los santos Fulgencio y Florentina

La capilla de los santos se compone de dos niveles. El sepulcro original en cuyo interior se encontraron los restos de los dos patrones de Berzocana es de mármol como hemos descrito y se encuentra en el segundo piso de la capilla bajo un bonito templete sobre columnas decoradas con dorados. En este piso al que se accede por una escalera de piedra, se encontraba otro retablo del siglo XVIII con dos medias figuras de los santos. En el piso bajo de la capilla un retablo barroco sirve de marco a las imágenes de los dos hermanos sevillanos.

Santa Theodosia,detalle

Un frontal de magnífica cerámica de Talavera que parece de principios del siglo XVII decora el altar con la representación en azulejería de los dos hermanos (San Leandro y San Isidoro) y los padres de los dos santos, (San Hermenegildo y Santa Theodosia) ambos con corona y ropas y atributos reales, como reyes visigodos que fueron, especialmente San Hermenegildo, que muestra vestiduras típicas de la época en que se cocieron los azulejos, muy parecidas a las de representaciones de Felipe III en varios retratos, como el de Pantoja de la Cruz, con lo que se pretendía de alguna forma sacralizar la monarquía según la mentalidad de la época.

San Leandro y San Isidoro fueron sucesivos obispos de Sevilla por lo que se representa como tales con la mitra y el báculo. Fueron fervientes impulsores de la cristianización de los visigodos y se enfrentaron a los arrianos. No está claro si pertenecían a una familia hispanorromana o a una familia mixta de godos e hispanorromanos.

También hay restos de otros paneles en suelos y arrimaderos cerámicos de repetición con variados motivos geométricos y vegetales. Se han colocado varios en el suelo, bajo el sepulcro, constituyendo un curioso catálogo de azulejería talaverana del XVII. Los motivos son la cruz de Calatrava, el florón típico de los palacios de Felipe II, aunque en este caso son tricolores con el amarillo y no solo en azul y blanco como en como en El Escorial; y otro panel con lacería mudéjar tardía que parece emular ciertos brocados textiles de finales del XVI y comienzos del XVII. El panel principal en el que figuran los cuatro santos está también enmarcado por los roleos típicos renacentistas y los flecos en azul y amarillo simulando los textiles que cubrían los altares.

Panel de lacería mudéjar

Otro pequeño cuadro de azulejos situado junto a la capilla parece pintar a San José y el Niño de la mano, tal como se representan en algunos casos de imaginería barroca andaluza. Otros paneles decoran el lado de la epístola que también oculta probablemente tras un altar moderno otros frontales de azulejos. La capilla se instaló en 1610.

San Leovigildo

Aunque cada uno tiene su día en el santoral, la fiesta de los santos Fulgencio (16 de Enero) y Florentina (14 de Marzo) se celebra en el pueblo el penúltimo domingo de Agosto con la entrega de un gran ramo como ofrenda. Nueve días antes, la gente del pueblo les canta canciones y coplas a la puerta de la iglesia con antiguos panderos de forma romboidal.

San Hermenegildo con vestiduras reales del siglo XVII

San José y el Niño

 

LOS ROLLOS DE LA COMARCA (1): VELADA, SAN ROMÁN Y CARDIEL

LOS ROLLOS DE LA COMARCA 1

Rollo de Cardiel de los Montes

Los rollos son elementos simbólicos de la independencia adquirida por un lugar cuando pasa a ser villa con su propia jurisdicción y con derecho a nombramiento de alcaldes, alguaciles y demás funcionarios de la justicia y el poder ejecutivo.

Suelen construirse de los materiales más abundantes en el entorno, como por ejemplo granito en la Sierra de San Vicente o ladrillo en El Horcajo.

Todos se suelen componer de un basamento formado por gradas o escalones de planta redonda y con menor frecuencia cuadrada, sobre la que se levanta un fuste de altura variada pero que generalmente supera los dos metros y medio y está hecho de una pieza o de varios tambores cilíndricos superpuestos.  El remate del rollo está más o menos decorado según el estilo de la época de su construcción, en general gótico o renacentista, pero que suele en general tener unos canes que como su nombre indica tienen forma de cabeza de perro o de animales fantásticos, y un pináculo o un templete como remate.

Los canes de Cardiel tienen más aspecto dragón

En general no se utilizaban para ejecuciones ni para castigos corporales de los reos como es creencia generalizada. Sí era más frecuente la exposición de los delincuentes en vergüenza pública pero aún esto se solía hacer más bien en la picota, de estructura similar a los rollos pero más sencillas, aunque a veces, como decimos, ambos tenían utilidad similar y es difícil diferenciar a unos y otras.

Hoy vamos a ver como ejemplos en una primera entrega algunos de los rollos de la comarca como los de las villas de Velada, San Román de los Montes y Cardiel de los Montes.

Rollo jurisdiccional de Velada

El rollo de Velada hubo de reconstruirse tomando como modelo el de San Román de los Montes por haber sido ambas villas señorío del marqués de Velada. La restauración fue en 1987 y corrió a cargo de la Escuela Taller de Oropesa. Uno de los tambores es original y lleva el escudo señorial.La base es cuadrada con decoración de floretas. Se conservan las anillas en las que puede que se ataran los reos de vergüenza pública.

Su fecha es probablemente la de 1557, en la que es concedido a los Dávila, señores de Velada el marquesado del mismo nombre.

Rollo de San Román en la plaza mayor del pueblo

El rollo de San Román es por tanto original y es también de granito con fuste de tambores y remate en pináculo de escamas con los cuatro canes al los cuatro vientos para simbolizar el señorío jurisdiccional del término. El tambor del escudo se encuentra en el último tambor a diferencia del de Velada. Es gótico- renacentista del siglo XVI como el de Velada.

Con el rollo de Cardiel sucede lo mismo ya que este pueblo perteneció al marqués de Navamorcuende, capital del señorío, pero el rollo fue desmontado hace tiempo y solo quedan algunos elementos desperdigados, como uno de los tambores con el escudo de los Dávila, la misma familia de cuyo tronco descienden los señores de velada y ambos de los títulos más antiguos. Es el único pueblo del señorío que cuenta con rollo jurisdiccional pues de las otras aldeas, ni Sotillo de las Palomas, ni Marrupe, Almendral o Sartajada cuentan con él.

Parece ser un poco anterior al de Velada, es también gótico renacentista y muestra el escudo de los Dávila con sus seis roeles. Sobre basamento de cuatro escalones, es más esbelto y sus canes tienen más aspecto de dragones.

Rollo jurisdiccional de Cardiel de los Montes

DE MOHEDAS A PUERTO POR LA CAÑADA

CAÑADA LEONESA ORIENTAL XIV

Mohedas bajo la tormenta y detrás la sierra de Altamira

DE MOHEDAS A PUERTO

Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas

Antes de iniciar nuestro tramo de hoy, que acabará en la población de Puerto de San Vicente, en el límite con Extremadura, vamos a visitar el pueblo de Mohedas, que es otra población en cuyo término existe una considerable riqueza arqueológica. El historiador local Fermín Fernández Craus ha localizado decenas de yacimientos donde aparecen piedras trabajadas datadas en el paleolítico o molinos barquiformes, puntas de flecha y hachas pulimentadas de épocas posteriores como el Calcolítico o la Edad del Bronce, incluso se ha encontrado un bonito brazalete de este metal. Son también numerosos los hallazgos de cerámicas de época romana y molinos de mano dispersos por su demarcación. También se han documentado tres aras romanas, dos de las cuales se utilizan como poyos para sentarse a la entrada de la ermita de la Virgen del Prado. De época visigoda son varios enterramientos localizados en los alrededores, un hermoso capitel y algunos fustes de columna.

Capitel visigodo en Mohedas

Como todos los pueblos jareños, Mohedas  fue aldea de Talavera que la repobló después de la conquista cristiana del territorio. El propio nombre del pueblo es de origen árabe pues parece que “mohedas” quiere decir lugar de monte alto o jaral. Es como si dijéramos que nuestro pueblo se llama “Jaral de la Jara”. De aquellas épocas de razzias e inseguridad queda en las cumbres de su sierra un lugar llamado Las Moradas, donde se habrían ocultado los habitantes mozárabes del territorio durante las épocas de enfrentamiento entre los dos bandos y, posteriormente, las partidas de maquis durante la posguerra última. También en la cueva de Los Doblones, con leyenda de tesoro incluida, se escondieron los guerrilleros antifranquistas.

LA IGLESIA. La iglesia de Mohedas perteneció también a la parroquia de Santiago de Zarzuela, hasta que se independizó pasando a ser cabeza eclesiástica de los pueblos de su entorno. A su templo quedaron subordinados los de Aldeanovita, Campillo y Puerto de San Vicente. Tal vez por ello su iglesia del siglo XVI sea la menos modesta de la zona y no deje de ser una buena expresión de la arquitectura religiosa rural. Se trata de una construcción en mampostería de tres naves con una puerta en la fachada sur formada por un arco de medio punto protegido por un recuadro o guardapolvo con ménsulas. La otra portada se sitúa en el lado de poniente y se abre bajo una bóveda de cañón en los mismos pies de la torre. Es un arco conopial sobre el que se ven a ambos lados dos medallones con el sol y la luna labrados en piedra.

En el interior del templo es de destacar el arco triunfal apuntado que indicaría una construcción más antigua, tal vez del siglo XV. Las naves están separadas por dos filas de columnas renacentistas que sostienen arcos rebajados. El retablo mayor, probablemente fabricado en el siglo XVII, es de cierta calidad y el presbiterio se encuentra adornado con varios paneles de hermosa cerámica de Talavera del siglo XVI formando un zócalo. Entre los motivos que decoran los azulejos vemos un escudo de armas y las imágenes de la Virgen y San Sebastián enmarcadas por los típicos motivos geométricos y vegetales de la azulejería renacentista talaverana.

Estela romana que sirve de asiento a la puerta de la ermita de la Virgen del Prado en Mohedas

ERMITA: La Virgen del Prado es patrona de Mohedas y su ermita se sitúa en la entrada oriental del casco urbano. Se trata de un bello edificio de buenas proporciones con planta basilical de tres naves que está levantado en ladrillo y sillería. En su entrada se sitúan haciendo de poyos dos bloques de granito de los que uno al menos fue un ara romano.

Puerta de la que fue casa natal del obispo asesinado por los franceses Juan Álvarez de Castro

CONJUNTO URBANO: Mohedas conserva bastantes construcciones de factura tradicional jareña en bonito aparejo de pizarra combinada con granito, como sucede en casi todos los pueblos de la jara occidental. Aquí se mantienen algunos edificios cuya arquitectura popular presenta algo más de empaque que las modestas edificaciones habituales en la comarca. Entre ellos debemos señalar la vivienda en la que nació uno de los más ilustres personajes “mohinos”, como denominan a los habitantes de Mohedas sus vecinos de Aldeanovita. Se trata de don Juan Álvarez de Castro obispo de Coria y héroe de la Guerra de la Independencia. La inscripción de 1790 sobre el portón con tejadillo así lo atestigua.

Fuente en Mohedas de la Jara

LUGARES DE INTERÉS: Mohedas Se encuentra muy cerca de la Sierra de Altamira por lo que podemos organizar desde el pueblo alguna que otra excursión a sus laderas. Los caminos suben por entre los arroyos que descienden de sus cumbres y que fueron cultivados desde antiguo con pequeños huertecillos y con frutales que suponían un complemento económico para las economías familiares locales, ya que eran comercializados en caballerías por todos los pueblos vecinos. Entre las más pintorescas de estas pequeñas gargantas donde se salpican las casillas y chozos de huertos y olivares podemos destacar las del Zauceral, Las Tablas o La Huesa.

Chozo en Mohedas con decoración de piedras de cuarzo

Si ascendemos por las laderas comienzan a aparecer los bosques de chaparros, madroños, quejigos y rebollares con manchas dispersas de castaño que hacen de estos parajes un lugar sumamente agreste y agradable. Podemos subir hasta los Riscos Altos o hasta las Moras, las dos elevaciones más destacadas de la sierra donde se refugiaban partidas de maquis y desde las que podemos disfrutar de un magnífico paisaje con la Jara hacia el este y el valle del Gualija y las Villuercas al oeste; el ascenso es duro pero realmente vale la pena. Otra elevación cercana, situada más al norte del término, es el Cerro del Castillo llamado así probablemente por los restos de amurallamientos que lo circundan.

FIESTAS: Entre las fiestas populares de Mohedas debemos resaltar la que se celebra el quince de Agosto en honor de la Virgen del Prado, patrona del pueblo a quien se dedica la ermita ya reseñada. En invierno se celebra San Sebastián. Esta última es sobre todo una fiesta religiosa sin las connotaciones arcaicas y a veces paganas que suelen tener los festejos celebrados bajo esta advocación en otros lugares, aunque por supuesto no faltan la música, la pólvora y la procesión con subasta de las andas del santo. El día de Todos los Santos se sigue manteniendo la costumbre de hacer el Calvote saliendo al campo los vecinos pertrechados de toda clase de frutos secos a disfrutar de un día en contacto con la naturaleza.

GASTRONOMÍA: El producto autóctono por naturaleza es el aceite de oliva del que, ya en el siglo XVIII, se decía que su color y transparencia eran similar a los del ámbar.

No debemos marcharnos sin probar las migas, el gazpacho o la cachuela, acompañados por ejemplo de unas dulces floretas.

El recorrido va al principio por terreno montuoso con algunos elementos de arquitectura popular en los que detenerse y luego por zona de siembra, siempre con la sierra de Altamira a nuestra derecha.

ERMITA DE LA ENCARNACIÓN DE GAMONAL, Patrimonio comarcal en peligro 17

FICHA DE BIEN EN PELIGRO

ERMITA DE LA ENCARNACIÓN

Espadaña de la ermita de la Encarnación

Denominación.-

Ermita de la Encarnación

 Término Municipal.-

Gamonal, Talavera de la Reina

 Situación.-

En El Berrocal, al norte de Gamonal, a unos 300 metros del camino que une esta localidad con Mejorada

Fachada sur de la ermita de la Encarnación, por delante se obervan los sillares que formaban parte del pórtico

 Categoría.-

 Descripción del Bien.-

La ermita de la Encarnación es en realidad una de las iglesias más antiguas de la comarca (s.XIV), ya que fue la parroquia de la antigua población de Santiago de Zarzuela, lugar en el naciente del arroyo Zarzoleja que daría origen a Gamonal, donde se instaló definitivamente la población cuando en tiempos ya más seguros y ante la escasez de agua del lugar y la pobreza de su suelo fueron descendiendo sus habitantes desde el siglo XV hasta el actual emplazamiento del pueblo.

Solamente quedan en pie la espadaña, parte de los muros de tapial y parte del muro oriental con la hornacina donde probablemente estaba la imagen de la advocación de la pequeña iglesia.

Delante de la entrada quedan algunos sillares que probablemente son lo poco que queda de un pórtico y en el entorno se observan todavía callejas y estructuras de la antigua población que en 1571 solamente tenía doce vecinos.

Interior de la ermita de la Encarnación

Cronología principal.-

Siglo XV

 Protección legal.-

Las normativas genéricas de protección autonómica y estatal

 Propietario.-

Público

Detalle de la puerta sur de la ermita de la Encarnación

 Valoración del Bien.-

  • Valor histórico
  • Valor artístico

    Hornacina del muro oriental de la ermita de la Encarnación delrás del altar

Bibliografía de referencia

-Jiménez de Gregorio, F., Los pueblos de la Provincia de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII, Toledo 1962

-Madoz, P. Diccionario Geográfico