ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA ( y IV)

En esta última parte del artículo hablamos de oficios y artesanos de este pueblo de la Sierra de San Vicente

La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales
La artesanía textil de los pueblos se manifiesta en sus trajes tradicionales

Los núcleos rurales eran hasta hace poco unidades casi autárquicas donde prácticamente todas las necesidades quedaban cubiertas por los propios habitantes, así era frecuente, como en Bayuela, encontrar zapateros y sastres que satisfacían las modestas necesidades de las gentes, aunque a veces el capricho o la prenda de respeto para fiestas o celebraciones señaladas se adquiría a vendedores ambulantes o en las ferias cercanas, Talavera fue siempre el punto de referencia de la comarca en ese sentido.

Nos sorprende sin embargo que en el siglo XVIII solamente hubiera dos albañiles en el pueblo, pero es que la arquitectura popular tiene como característica además de las señaladas, que es autosuficiente en la mayoría de los casos, eran los propios interesados  quienes construían sus viviendas, sus pajares o sus cuadras.

Esta imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es P4155278-1024x946.jpg
Torneando elementos de muebes artesanos y una reproducción del rollo de Castillo de Bayuela

Las herramientas agrícolas precisaban de artesanos que fabricaran y repararan los útiles necesarios y los mayores recordarán todavía el sonido de las fraguas con el martillo golpeando sobre la bigornia los aparejos más diversos y el gran fuelle soplando sobre el carbón de brezo, el más calorífico de todos los carbones, cuya brasa conseguía domesticar el hierro; y ese otro sonido inconfundible de las herrerías, el del hierro candente al ser introducido en el agua. Desgraciadamente ya no queda ninguna de esas fraguas tradicionales en Bayuela.

La tracción animal ha sido, incluso en los terrenos ásperos sigue siéndolo, fundamental, para el aprovechamiento agrícola de vuestras sierras, por ello formaba parte del paisaje rural ese potro de herrar a la entrada de los pueblos que también ha desaparecido desgraciadamente en vuestro caso, el herrador solía ser además lo que podíamos definir como el A.T.S. del veterinario, el que le ayudaba en el cuidado de las caballerías.

Los animales de tiro precisaban de los arreos necesarios para su mejor uso y así, era necesaria la fabricación de albardas, colleras, frontiles y otros útiles. En Castillo parece que hasta hace poco vivió y trabajó también un albardero, oficio que como tantos otros ha desaparecido por falta de demanda como ha sucedido con la mayoría de los oficios artesanos, salvo que se hayan reciclado para la fabricación de objetos de interés decorativo o de recuerdos turísticos.

Tampoco parece haber tenido importancia la carretería en Castillo aunque la madera era relativamente abundante, pero es que esta actividad artesanal tenía más demanda en localidades situadas cerca de las vías de comunicación principales, es el caso de Talavera o Torralba de Oropesa, por poner dos ejemplo cercanos.

Hubo otra serie de oficios artesanales que se desarrollaron como medio de subsistencia complementario a las economías más modestas de los pueblos, y que a veces intentaban proporcionar un medio de vida protoindustrial a los jornaleros, este tipo de artesanía estuvo muy relacionado con la industria textil aunque en Bayuela nunca alcanzó gran desarrollo, en el siglo XVIII  había siete tejedores en el pueblo. No es esta zona rica en ciertas fibras vegetales como el esparto, es el caso de pueblos cercanos como Mesegar donde la existencia de esta fibra desarrolló esa actividad artesanal. Sin embargo en vuestro entorno se desarrolló el cultivo del lino que hizo que se celebrara una famosa feria del lino en Pelahustán , y también parece que se trabajó el cáñamo por algunos indicios toponímicos como el Arroyo del Cáñamo en Nuño Gómez, una de las aldeas del señorío.

Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto
Además de las típicas sillas de anea, este material vegetal se empleaba también para hacer recipientes como el de la foto

Pero sí que destaca Bayuela por una actividad  artesanal, el trabajo de la anea, el artesano silletero que además creó la necesidad de que los carpinteros desarrollaran el trabajo de torneros para elaborar el mueble rural quizá más característico, la silla de anea.

Las necesidades de objetos domésticos de hojalata se cubrían con los artesanos ambulantes, hojalateros que suministraban cántaras para la leche, alcuzas o aquellos objetos necesarios para la iluminación de las viviendas, candiles, faroles e incluso las conocidas como cocinas económicas que funcionaban con carbón, eran los objetos de más demanda entre los fabricados por estos “fabriqueros” como se conocía antiguamente a los artesanos.

Pero en un pueblo tan vinculado a la ganadería como es Castillo de Bayuela, no podemos dejar de hablar de la artesanía pastoril. Cuando todavía no existían los transistores, los pastores entretenían sus momentos de ocio en el careo del ganado, elaborando diversos objetos que les eran de utilidad. En primer lugar la mochila o el zurrón con pieles que muchas veces se curtían ellos mismos y los zajones más o menos decorados que adornaban con tiras de cuero o, trabajando los huesos de cabras y ovejas conseguían labrar los canutillos de hueso o la plancha de cierre en la que dibujaban curiosos motivos populares.

Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora
Una de las herramientas necesaria para la artesanía de la lana y el lino era la devanadora

El cuerno del gazpacho, el cuerno de beber, las cucharas de enebro o de espino y el cuzarro, recipiente de corcho o madera vaciada eran junto a los bastones y cayados los objetos más necesarios a los pastores que ellos según su sentido estético popular adornaban más o menos. Pero por lo que he podido ver en vuestro pueblo esa sobriedad castellana de la que ya hemos hablado impregnaba también toda la artesanía local y así son escasos los motivos decorativos de los objetos artesanales. Es la artesanía bayolera eminentemente práctica sin mucha filigrana, son escasos los motivos decorativos como los que podemos observar en nuestra geografía cercana, es el caso de las labores de Lagartera, los labrados rabeles de Ventas de San Julián, o las tarras y especieros decorados de Navalcán, ningún objeto alcanza la variedad de motivos de esos pueblos que parecen proceder de la influencia orientalizante de los mozárabes o esa complejidad de la artesanía del occidente peninsular que algunos retrotraen hasta los tiempos de la Vía de la Plata, cuando la influencia de los artesanos de Tartessos dejaron sus huellas en complicadas artesanías extremeñas o salmantinas, baste recordar como ejemplo los sombreros de Montehermoso o los trajes charros salmantinos. La artesanía de aquí es sin embargo, principalmente utilitaria, sin más complicaciones ornamentales que las de las labores textiles femeninas.

Pocos testigos quedan de aquella antigua actividad artesanal en Castillo, además la actividad de algunos de ellos raya más bien con el mundo de las manualidades aunque con pinceladas de artesano. Es el caso del trabajo en cuero de Cipriano, los curiosos artilugios mecánicos de Epifanio Muñoz, los objetos en madera de Flores Morales  y los trabajos pastoriles de Vicente o de Valentin. Otros bayoleros  forran botellas o hacen forja pero adaptada a la tecnología actual como Justo Ferrero.

En fin hemos querido dar aquí una introducción general con una mayor incidencia en la perspectiva histórica a las formas tradicionales de vida en Castillo de Bayuela, quede para otra ocasión la realización de encuestas y un más exhaustivo estudio de aspectos del patrimonio etnográfico inmueble y de la artesanía así como el estudio del ciclo de la vida y las fiestas y rituales bayoleros, el estudio de formas de vida que desaparecen, de formas de vida muy duras pero que son un patrimonio que desaparece sin remisión y por tanto tenemos la obligación de conservar sus últimas huellas.

Acabaré con unas palabras de mi paisano el Padre Juan de Mariana, el padre de la historia en España como lo definió Benito Pérez Galdós,

Es una descripción de la sierra de San Vicente a la que se retiró para escribir de Rege Institucione, texto que pretendía ser un manual educativo para Felipe III:  Suministran abundantemente los pueblos y las aldeas vecinas todo lo necesario para la vida, uvas higos y peras que pueden sostener la comparación con los mejores, jamones excelentes, peces, carnes, aves y vinos que podrían hacer olvidar la patria. Es verdaderamente de admirar que guardando tan buenas dotes estén aquellos lugares faltos de quintas y de moradas de recreo y de placer para los ricos, que difícilmente podrán encontrar otros más amenos saludables y fecundos…Nunca brillaron para mi días tan alegres ni tan claros; tan dulce y tan agradable era la sociedad en que vivíamos.

Cuernos labrados de pastor

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, CASTILLO DE BAYUELA (III)

Cultivos y arquitectura popular

Espada de espadar el lino y rueca para hilar
Espada de espadar el lino y rueca para hilar

En el siglo XVIII se nos dice que la mayor parte de las parcelas de regadío se dedican al cultivo del lino, sesenta fanegas nada menos son para este aprovechamiento que junto al de la morera son los dos grandes desaparecidos en la historia de la Sierra de San Vicente. Vamos a acudir a un paisano nuestro, el talaverano Gabriel Alonso de Herrera para saber algunos datos de cómo era el cultivo tradicional del lino, este clérigo de la parroquia de San Miguel que durante el siglo XVI vivió en Talavera sacó de sus vivencias por toda la comarca sus conocimientos para escribir el primer tratado de agricultura de España y uno de los primeros que en Europa intentaban hacer una ciencia del cultivo de los campos. Hoy da nombre a un instituto donde estudian muchos de los hijos de este pueblo. Pues bien sobre los tipos de lino dice: “ Uno es invernizo, que se siembra antes del invierno que en algunas tierras llaman vayal, otro hay que se siembra a la primavera, que es por hebrero o marzo, y porque se riega llaman regantío”

Aparece una palabra que a todos os sonará, vayal y que es una bayuela, sino un diminutivo de vayal, yo estoy con los que mantienen que el nombre de vuestro pueblo y el apellido de bayolero por el que se conoce a los vecinos de aqui deriva directamente de estos linares ya desaparecidos.

Y sigue Alonso de Herrera: “ Cuando lo arrancaren han de hacer pequeños manojos…unos lo sacuden sobre sábana y otros con un peine de madera tan estrecho de púa que la cabezuela donde está la simiente no pueda pasar..y luego lo lleven al río… pónganle pesas encima porque ello es muy liviano…después bien enxuto y soleado, tráyanlo so techado, y antes que lo majen pónganlo en lugar algo húmido que la hebra tome correa, que si así seco lo majassen y espadassenc ortaríen la hebra y perdería mucho. Esto hecho entréguenselo a las mujeres que hagan dello como saben y lo pongan en perfición”

He leido en un artículo de AGUASAL como se guarda todavía memoria de los lugares donde se cultivaron los últimos linares y las piedras donde se majaba el lino virgen, y cómo todavía se guardan algunas espadas de madera de espadar el lino y algún peine de púas para obtener la fibra vegetal además de algunas mañas de esta fibra vegetal.

Molino de agua del arroyo Saucedoso
Molino de agua del arroyo Saucedoso

En el Catastro de Ensenada se hace también referencia a los olivares de donde se obtenía la aceituna que más tarde se molturaría en los lagares o molinos de aceite del pueblo. En aquella época eran dos y hoy todavía queda algún resto del llamado molino del Cura, hoy todavía se puede recrear la planta de sus instalaciones.

En cuanto al vino, hemos visto que en época tan temprana como el siglo XIV ya se hace referencia a las “viñuelas del castiello”. Todavía en la actualidad quedan algunas bodegas donde se mimaba la producción vinícola de la zona que, en el caso de una de las aldeas de Castillo, como es Hinojosa llegó a tener cierta fama.

Entre las instalaciones preindustriales de interés en Castillo de Bayuela debemos destacar la molinería de sus arroyos, nada menos que ocho molinos de agua eran movidos por el Guadmora y el Saucedoso. Son preciosas muestras de arquitectura popular en granito que debéis conservar, son molinos de cubo, de rampa y algunos de cubo-rampa según la terminología que utilizo en mi trabjo sobre los molinos de la provincia, el molino fue siempre lugar de trabajo pero también de encuentro, de vida y porqué no decirlo, de sisa y de estraperlo. Nos llevaría mucho tiempo hablar de su funcionamiento, de la maquila, de sus presas de sus canales de sus cárcavos y rodeznos, pero quede constancia de nuestra referencia a los molinos de agua, primera máquina que ahorra tiempo y esfuerzo al ser humano.

Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado
Ejemplar de vivienda arquitectura popular tradicional en castillo de Bayuela. Mampostería de granito con piso bajo blanqueado

Ya me he referido a la belleza que como arquitectura popular tienen los edificios molineros, pero hay muchas otras muestras de esa arquitectura tradicional  que tuvimos tiempo de analizar en una conferencia anterior monográfica sobre ese tema. Pero recordemos que la sencilla forma de costruir de estas sierras hunde sus raices en el mundo céltico de las edificaciones redondas con techos vegetales que luego se transforman en falsas bóvedas por superposición de lanchas de granito, es el caso de los chozos y las cochineras, repartidas por vuestros montes. La arquitectura popular tiene una característica fundamental que es la utilización de los materiales más inmediatos y así el granito en mampostería y en más raras ocasiones en sillería predomina sobre otros materiales como el adobe y el tapial que se reservan para construcciones secundarias o para aumentar la altura de las escasas viviendas dobladas. Ese segundo nivel de vuestras casas donde se guardaba la paja y que os valió el nombre que se os aplica en el conocido dicho “ Los de Castillo pajariegos, que toda la paja encierran y un año que no la cerraron se murieron las becerras.”

Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente
Cerradura tradicional de madera empleada en muchas puertas y porteras de la Sierra de san Vicente

La tradición arquitectónica de los pueblos serranos abulenses se deja también sentir en vuestras viviendas tradicionales: bajos perfiles de prolongadas techumbres, pequeños huecos y vanos y sobriedad absoluta en la ornamentación. Si acaso alguna cerradura en la que el herrero se entretuvo en adornar con motivos sencillos.

Pero no debemos olvidar las encantadoras construcciones secundarias como los pilones graníticos, los abrevaderos y comederos de animales vaciados en la piedra o en grandes troncos, las parideras, las majadas, los ameales, las fuentes y los puentes de bloques ciclópeos de granito, ese granito que también sirvió para labrar las cruces del calvario o la calavera que preside el cementerio, porque hasta en el cementerio se puede encontrar el sabor de la cultura popular y alli también me adentré con todo respeto y contemplé algunas de esas preciosas lápidas de cerámica de Talavera que tienen escritos bonitos epitafios imaginados por el corazón sencillo de un labrador que ha perdido a un ser querido, casi siempre algún niño.

No había sin embargo lavaderos en Castillo, las mujeres se encontraban en el arroyo y allí cambiaban impresiones y chascarrillos, hoy la consulta del médico y los comercios han sustituido a ese lugar de encuentro que era la fuente o el lavadero.

Pero volvamos otra vez doscientos años atrás y analicemos la sociedad bayolera de entonces: Dos clérigos representaban a la iglesia en el pueblo, los funcionarios de entonces entre comillas eran un administrador del señor feudal, un cirujano y un boticario, un maestro de primeras letras y un escribano;  hoy, la mejora de los medios de comunicación y el falso atractivo de la ciudad hace que ni los sanitarios, los maestros o los administrativos vivan en los núcleos rurales en su mayoría, este hecho disminuye de alguna manera el dinamismo social de nuestros pueblos.

Pozos y pilas en Bayuela

DONDE LA CELESTINA ECHABA GASOLINA

Hoy traemos al Museo de los Horrores el estafermo que permanece en pie en la plaza de El Salvador.

Espantosa estructura en la Plaza del SalvadorLos vecinos, con muy buen criterio, han calificado al invento de «gasolinera» por ser una estructura de hierro con azulejería más digna de un anuncio de Nitrato de Chile que de la tradicional cerámica renacentista del Imperio Español, aunque lo que aquí impera es el más gusto y el sin sentido.

Una plaza es por definición un lugar de encuentro, un lugar abierto donde sobran paredones, hierros y escalinatas, y que tal vez en otro lugar fuera aceptable, de mucha modernidad e ingenioso efecto, pero no aquí.

Fotografía de los restos de Fernando de Rojas en el momento de su descubrimiento

 

Otra visión del petardo con la iglesia de El Salvador al fondo

En esta plaza se encuentra uno de los cuatro monumentos del mudéjar de Talavera, la iglesia de El Salvador, que como todo el mundo sabe es lo que mejor combina con la estética Campsa del petardo que nos endilgó el anterior ayuntamiento.

La plaza de El Salvador en los años 70 antes del desaguisado

En la parte posterior de la fotografía se observa el escaparate de algo muy bien traído al caso, una carnicería. Pues bien, el solar de ese edificio ocupa el del antiguo convento de la Madre de Dios donde fue enterrado Fernando de Rojas, alcalde de Talavera y autor de la segunda obra más universal de la literatura española, «La Celestina».

Fachada del desaparecido convento de la Madre de Dios, donde fue enterrado Fernando de Rojas

Pero en eso no han caído, tal vez porque ni lo sepan, y por ello ni un monumento, ni una referencia, ni una humilde placa al inmortal autor que debería ser orgullo de la ciudad. Eso sí, los alcaldes de Talavera se ponen calles y placas unos a otros al acabar sus mandatos, merecidamente por supuesto, pues todos conocemos el estado calamitoso en el que han dejado unos y otros a su ciudad.

Grabado en una de las primeras ediciones de La Celestina

 

 

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO (II)

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA

Conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza en Castillo de Bayuela. 2ª parte: Sus recursos en la historia

Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo
Vista de prados y bosque de encinas y enebros desde el cerro del Castillo

Escuchad si no lo que dicen unos bayoleros de 1578:

“ …que en esta villa en tiempos que vivían en el Castillo, han oído decir a los pasados que los vecinos de él eran personas principales y gente de guerra y desde el castillo corrían la tierra de la comarca, y se defendían, y han oído decir que los habitantes de el dicho castillo tuvieron en tiempos pasados muchas diferencias y cuestiones con los de la villa de Escalona, y se llevaban los ganados de las unas partes a las otras y sobre la defensa de ellos siempre se apellidaban los de el dicho Castillo, y salían a defenderlos.”

Un lugar tan estratégico como vuestro cerro del Castillo no podía pasar desapercibida su situación estratégica para los pueblos que pasaron por aquí, pero este hecho tenía sus inconvenientes y como también decían en el siglo XVI,” por ser la tierra fragosa, y en parte alta, y mucha estrechura, los vecinos dejaron aquella vivienda y se bajaron a vivir donde al presente están, que antes dellos se llamaba Pajares, por estar adonde el dicho lugar está agora algunas labranzas y casas pajizas.”

Antes de su deforestación, estas tierras se encontraban cubiertas de bosque y así los vecinos del tiempo de Felipe II dicen “ Hay bastante leña, y cerca, como son encinas, robles, madroñeras, alcornoques, enebros y  otros montes bajos». Hoy esos montes y dehesas no son tan frondosos, pero hubo un tiempo en que como nos decía el archivero Rafael Gómez, se carbonearon los bosques de Balsamaña llegándose a exportar ese carbón a Madrid en más de mil carretas, poco nos queda ya de aquella actividad carbonera, si acaso el recuerdo de la extracción de picón en tiempos más recientes y manchas circulares de color oscuro que no son otra cosa que la huella de antiguas carboneras.

Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro
Portera de un prado en Castillo de Bayuela. Las puertas son de resistente madera de enebro

Pero esa leña no sólo sirvió para arder en los hogares o en los muchos hornos de pan llamados maquileros como los molinos por cobrarse el dueño su servicio en especias quedándose con algún pan de la cochura del vecino, también servirían para cocer las tejas que sustituirían a los techos retamizos o pajizos de las viviendas según se iba consolidando la población, todavía os queda uno de esos hornos tejares en recuerdo de aquella antigua actividad hoy ya desaparecida.

También se utilizó su madera para la construcción de las viviendas, pilares y vigas de enebro son tal vez el mejor y más duradero de los materiales que pueden utilizarse en la arquitectura popular y vuestros antepasados no dejaron de hacer uso de esas cualidades. Los cuarterones y las vigas maestras de las construcciones de  envergadura precisaban de una mayor longitud y formas más rectilíneas, es el caso del pino como que, también decían hace quinientos años: la traen de las villas del Adrada y… que están a ocho y cuatro leguas”

Una de las actividades primeras de los repobladores cristianos, que  ya desde los visigodos se venía desarrollando en nuestro entorno, es la producción del único edulcorante existente hasta el descubrimiento de América y la caña de azúcar, me refiero a la miel. Era, como podemos comprender, un producto de primera necesidad y su aprovechamiento se acompañaba del de otro producto fundamental, la cera, necesario para dar luz a las oscuras casas de vuestros antepasados y preciso para los rituales de la iglesia, tan imbricados en su vida cotidiana. Pues bien con la corteza del alcornoque se hacían esas primitivas colmenas que incluso hoy día se utilizan, uniendo sus tapas y el cuerpo con virus de jara, ese otro material vegetal que daba calor o que servía para hacer las techumbres de las viviendas, sosteniendo el entortado de barro sobre el que se apoyaban las tejas.

Siguiendo con los recursos naturales que aprovechaban vuestros antepasados esta relación que venimos siguiendo del siglo XVI nos dice que el pueblo era “ tierra de alguna caza como son: perdices, liebres, conejos, aunque no en mucha cantidad, y algunas zorras, lobos y tejones.” lazos , lanchas de piedra hábilmente dispuestas y otros artilugios han servido hasta hace poco para complementar la escasa proporción de proteínas de la dieta al alcance de una sociedad rural como esta de la sierra se San Vicente.

Casi dos siglos antes, Alfonso el Onceno cazaba osos por estas tierras como se dice en su Libro de la Montería: “ et Guadamora es todo un monte, et es bueno de oso, et de puerco en ivierno. Et son las vocerías, la una desde cabeza del Oso, la cumbre ayuso, fasta la cabeza del Toconal, et travesar el arroyo de la Fresneda fasta la cabeza de la Gatera, et por esta fasta La Calera: et la otra desde el arroyo del Real et por medio de las viñas del Castiello fasta las dehesas de Pajares. Et son las armadas, la una en Salzedosa a la boca de Navaconejeros, et la otra en las Cañadiellas”.

En 1578 Bayuela “es tierra de alguna labranza, …y que en ella se cría seda más cantidad que en lugares comarcanos, y hay algunos ganados como cabras, ovejas, ganados de cerda …”

Como veis poco ha cambiado desde entonces la condición ganadera  que desde tiempos prehistóricos tenían vuestros prados y dehesas, que al encontrarse atravesados por un importante ramal de la cañada Segoviana, eran arrendados a los ganaderos trashumantes desde San Andrés hasta finales de abril. Los merinos o serranos como se les conocía aportaban así una fuente económica complementaria al pueblo

Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca
Grandes ejemplares de morales y moreras quedan todavía como resto de la antigua producción de gusano de seda en la comarca. Se mantienen sus ramas con vigas de granito.

Pero ya tenemos aquí una desaparecida actividad que hasta no hace mucho se desarrolló especialmente en la Sierra de San Vicente, el cultivo de la seda, que salvo los más jóvenes todavía habéis conocido con esas trojes llenas de hoja de morera que alimentaban a los gusanos que todavía los chavales de toda la comarca crían pero ya convertida esta actividad en un juego, modesta huella  de lo que fue otra fuente de ingresos complementaria, principalmente durante el siglo XVIII, cuando la Real Fábrica de Sedas de Talavera elaboraba ricas telas que adornaban los mejores palacios con el producto de esas viejas moreras centenarias que todavía se conservan en vuestros cercados y que son monumentos vivos de una actividad por la que nuestra tierra fue conocida incluso en el extranjero, de la que dependieron miles de personas y que al cesar con el cierre de esas Reales Fábricas ocasionó una época de hambruna en la comarca. Esas moreras eran conocidas como árboles prudentes por los antiguos debido a su brote tardío que evitaba así las heladas.

Y en fin, en esta relación dirigida a Felipe II, el rey Prudente, que estamos analizando se definen los recursos de este pueblo con una preciosa frase que ya habréis escuchado pero que por ser encantadora traigo de nuevo aquí: “Es tierra, de muchas cosas poco, y de ninguna mucho”  ¡Qué castellana y sobria forma de aceptar la humildad de recursos pero al mismo tiempo la variedad de los mismos que lleva a esa independencia, a esa tendencia a la autarquía del labrador castellano.

Pero vayamos al siglo XVIII, allí  encentraremos algunos datos más concretos sobre la forma de subsistir de los bayoleros. Los regadíos son pocos y dependen en gran medida de la pluviosidad anual, de todas formas se nos refiere que entre los frutales cultivados se encuentra el cerezo, lo extremo y seco del clima actual impediría seguramente que además de las higueras y las moreras los huertos de las riberas contaran con estos frutales. También han casi desaparecido los robles de los que se dice en el siglo XVI que estaba poblado el término, confirmándonos hoy esa regresión del ecosistema.

Molinos en el arroyo Saucedoso

ETNOGRAFÍA DE UN PUEBLO, BAYUELA

EL PATRIMONIO ETNOLÓGICO DE CASTILLO DE BAYUELA (1)

Primera parte de una conferencia impartida por Miguel Méndez-Cabeza en Castillo de Bayuela. Trata de los antecedentes prehistóricos y algunos datos arqueológicos.

Los cerros del Castillo y del Obispo, donde se asentaron los primeros bayoleros
Los cerros del Castillo y del Obispo, donde se asentaron los primeros bayoleros

La etnología es la parte de la antropología que estudia las razas, los pueblos, las diferentes culturas, en todos sus aspectos físicos y psíquicos. Se basa para ello en los materiales aportados por otra ciencia antropológica, la etnografía.

La historia es otra de las armas de las que se sirve la etnología para estudiar las formas de vida del hombre, aporta una visión evolutiva del modo de sobrevivir del ser humano que se va adaptando en el curso del tiempo a diferentes condicionantes naturales y sociales para conseguir vivir sobre un espacio natural determinado aprovechando un entorno concreto.

Pero esta historia de la que hoy hablaremos no es la historia de las grandes batallas, los reyes y los señoríos, los grandes monumentos o las grandes conquistas, es la historia de las gentes y de cómo nacen, se alimentan, se visten, se divierten, se reproducen, se aman o mueren adaptándose al engranaje de la naturaleza que les ha sido dada.

Un ejemplo que todos entenderéis es el de la población de Montesclaros, asentado su término sobre el territorio más calizo de toda nuestra comarca, acabaron sus habitantes por explotar la cal  en casi una treintena de hornos caleros que la cocían y, tras comerciar con ella se enjalbegarían los pueblos de nuestra tierra, se elaboraría la argamasa con que se se construirían los edificios más significativos e incluso se exportaría fuera de aquí constituyendo una de las formas de vida características de esa localidad cercana. Pues bien, la etnología estudiaría todos los aspectos materiales y culturales de ese mundo de la cal .

Pero hemos venido a hablar de vuestro pueblo y de sus habitantes que hace miles de años cazaban grandes animales sobre las terrazas del Alberche y sus arroyos afluentes dejando sobre los sedimentos fluviales las hachas con las que partían la carne o las raederas con las que cortaban las pieles y que algunos vecinos coleccionan hoy día.

Camino empedrado que sube al cerro del Castillo tal vez desde tiempos prehistóricos
Camino empedrado que sube al cerro del Castillo tal vez desde tiempos prehistóricos

Con el Neolítico, el hombre desarrolla el cultivo de los cereales y el pastoreo. Como en casi toda la meseta central, la localización de yacimientos neolíticos es incierta y sólo podemos aventurar su existencia por el hallazgo de hachas pulimentadas de difícil datación, ya que también se encuentran en los asentamientos de la Edad del Bronce. De esa época sí que tenéis en Bayuela una buena representación en el Cerro del Obispo. Ahí  arriba se enterraron hace unos 3500 años unos hombres que ya dominaban el trabajo de los metales como indican los crisoles hallados en el yacimiento; se inhumaban con sus cuchillos de sílex, sus hachas de piedra y sus molinos barquiformes que nos informan de ese balbuceante dominio de la agricultura. También se encuentran fusayolas o pesas de telar y leznas que nos sugieren un trabajo textil y del cuero que les dotaría de sus vestidos y recipientes, los cuencos y vasijas de variada tipología que fueron hechos a mano, sin conocer todavía el torno, nos demuestran que estos primitivos bayoleros conocían la cerámica. El hallazgo de un brazalete de arquero nos sugiere que desarrollaban una actividad cinegética y que estos hombres del bronce medio como culturas posteriores que se asentaron en el cerro del Castillo lo hicieron por lo fácil que resulta la defensa de un grupo humano, debido a lo escarpado de las pendientes rocosas de vuestro cerro más significativo.

Pero hay otra constante en la dedicación de las gentes de este pueblo que ya aparece en época tan lejana, parece, según sus excavadores, Gil Pulido, Menéndez  y  Reyes, que estos enterramientos rituales en pithoi, delimitados por una lancha de granito y una torta de cerámica como tapadera, contenían cuartos de animales como ofrenda al muerto, como sustento simbólico en su viaje al más allá. Este detalle nos habla ya desde hace 3.500 años de la actividad quizá más característica de estas tierras, la ganadería.

A lo largo de nuestro viaje por las formas de vida bayoleras vamos a ver como , en realidad no han variado mucho los recursos y el aprovechamiento del entorno desde aquellos remotos tiempos de la Edad del Bronce.

Verracos vettones de Castilla de Bayuela. El mayor cuentan que se bajó desde el cerro del Castillo por los quintos en los años 30
Verracos vettones de Castilla de Bayuela. El mayor cuentan que se bajó desde el cerro del Castillo por los quintos en los años 30

Damos otro salto  en la historia y nos encontramos en la Edad del Hierro, y un pueblo eminentemente ganadero como el de los vettones vio también en el cerro del Castillo el lugar idóneo para guardar sus ganados, y puso en la puerta de su gran cerca esculturas zoomorfas que protegieran simbólicamente a sus reses, son vuestros verracos. Eran un pueblo que deambulaban de un lado a otro con sus ganados y que por tanto dejaron muy pocos restos materiales de su cultura y de sus formas de vida, muchos historiadosre consideran que son los precursores de los ganaderos trashumantes y que fueron ellos los que comenzaron a dibujar las cañadas que todavía hoy atraviesan vuestros pastos. Esta cultura prerromana extendía su ámbito de influencia por las actuales provincias de Ávila, Salamenca, Cáceres y la comarca de Talavera, los verracos de Castillo de Bayuela son de los que se encuentran en una situación más oriental ya que la zona de influencia de Toledo no está ya en el ámbito de los pueblos célticos sino en el mundo de los pueblos ibéricos. Los asentamientos vettones se localizaban en castros, zonas elevadas y rodeadas por amurallamientos donde construían sus viviendas circulares en muchas ocasiones similares a las viviendas más simples de las que todavía podemos contemplar por vuestros campos, me refiero a los chozos de pastor o a las cochineras, que recuerdan a las viviendas que formaban los poblados de los castros gallegos, o en ejemplos más cercanos como el Castro de El Raso, cerca de Candeleda o el del arroyo Manzanas en Talavera.

Los romanos también dejaron su huella en Bayuela y en parajes como la Vega del Debate o la zona de la Fuente del Moro se hallan muros, tégulas y cerámica que nos habla de su presencia. Formando parte del muro de una cerca podemos todavía ver una mole de piedra a medio labrar que no es otra cosa que el enorme peso que en los lagares romanos ayudaba a que la viga presionara la aceituna para obtener su preciado aceite, los lagares o molinos de aceite que se mantuvieron hasta hace poco en el pueblo son herederos directos de aquellos lagares romanos. Nunca sabremos si realmente fue la sierra de San Vicente la que sirvió al guerrero lusitano Viriato como refugio y base de sus razzias sobre los romanos que se aventuraban buscando pastos, cómo no, por esta zona siempre unida al pastoreo y la ganadería.

Los visigodos también dejaron restos de su paso por Bayuela en esa concentración de historia y arqueología que es el cerro del Castillo. Allí quedaron las fíbulas y los broches con que estos pueblos guerreros se enterraban. 

Portada mudéjar de la arruinada iglesia del cerro del Castillo en Bayuela

LA BANDA DEL TENDERO, CAUSA CRIMINAL DE LA SANTA HERMANDAD

LA BANDA DEL TENDERO (1787)

Los Guadarranques, escenario de numerosos asaltos en el camino de Guadalupe
Los Guadarranques, escenario de numerosos asaltos en el camino de Guadalupe

El criado acababa de levantarse y se dirigía hacia las cuadras para ordeñar el ganado. Observó con las primeras luces del día cómo los castaños y los robles de la sierra habían comenzado a perder sus hojas. Su señor no estaba en Carrascalejo y el ama, acompañada de sus dos hijas, se disponía a desayunar pan ensopado en el café que contenían grandes tazones de Puente.

Se oyeron dos golpes en la puerta del corral y al abrir vio el sirviente a cinco hombres con sus caballerías. No le gustó su aspecto, llevaban tiznada la cara y un pañuelo atado cubría sus cabezas debajo de las monteras. De las cabalgaduras colgaban  escopetas y ellos mismos sostenían otras armas terciadas debajo del brazo. Observó como uno de los extraños, el que llevaba del ramal un caballo cojo, se quedaba fuera al cuidado de los animales, otro  permanecía junto al portalón de entrada, mientras que los dos últimos le decían en tono poco amable:

Cuadrilleros y tienda de la Santa Hermandad en dibujo del siglo XVII

Cuadrilleros y tienda de la Santa Hermandad en dibujo del siglo XVII-Queremos que nos vendas un poco de cebada para los caballos.

-Sólo tenemos para darles como fanega y media. El amo ha ido fuera precisamente a comprarla.

Cuando dijo estas palabras, el criado comprendió que había metido la pata. Los hombres armados ya sabían que el amo no estaba en casa y que en el interior de la vivienda se encontrarían las mujeres solas. Miraba de reojo a los extraños mientras llenaba los costales. Cuando terminó, se confirmaron sus sospechas. Levantando la escopeta, el pelirrojo de la cicatriz en la cara le ordenó que entrara en el cuerpo de la casa. Los otros dos preguntaron al ama disimulando que si había visto a don Matías. Mientras ella respondía, penetraron en la sala de un empujón y, apuntando a las tres, gritaron:

-¡Las llaves de las arcas!

La Jara Occidental desde el puerto de Arrebatacapas en pleno camino de Guadalupe

Se las entregaron temblorosas y los ladrones comenzaron a revolverlo todo. Sonrieron al sacar una bolsa que contenía seis doblones de a ocho y ciento cincuenta pesos duros. Tomaron también tres rollos de lienzo y, envueltos en un paño, encontraron seis tenedores y seis cucharas de plata. La mujer estaba a punto de derrumbarse presa de la angustia y el miedo, pero al ver que cogían también la vieja cuchara de plata que le había dejado su madre, prorrumpió en tan grandes alaridos que los asaltantes, tomando su botín cogieron los caballos y salieron al galope por el camino de Mohedas, pues aunque la casa estaba a las afueras del pueblo, las gentes ya empezaban a salir al campo y podían escuchar los gritos del ama y sus hijas.

El criado no dejaba de observar al hombre que le vigilaba. Su cara le era familiar y, aunque tenía la cara ennegrecida por un corcho quemado e intentaba ocultar su rostro bajando el ala de su montera granadina, sus piernas torcidas eran inconfundibles. Se trataba de Melgarejo, el tendero de Castañar de Ibor, al que había comprado unos quesos el año pasado.

Hospital del Obispo en el Camino de Guadalupe, refugio contra bandoleros, osos y lobos
Hospital del Obispo en el Camino de Guadalupe, refugio contra bandoleros, osos y lobos

Mientras dos de los cinco bandoleros cubrían la retirada de sus compañeros quedándose a las afueras de Mohedas, los otros tres fueron al banco del herrador para herrar sus caballerías. Siguieron su camino hacia Puerto de San Vicente y en la posada robaron tres mulas a un serrano que bajaba hacia los pastos de invierno de Extremadura. Entre chirigotas dejaron al ganadero el caballo cojo que traían. Aunque, desde Mohedas, enviaron un propio al alcalde de Puerto dándole cuenta de la catadura de los desconocidos, cinco hombres armados y a caballo eran una fuerza imposible de reducir con los escasos medios de la aldea. Los bandoleros tomaron camino hacia los aislados y agrestes parajes de Los Guadarranques donde se sentían más seguros.

Tardó dos días en llegar la noticia a la Santa Hermandad de Talavera que, inmediatamente, envió a su Cuadrillero Mayor acompañado de cinco soldados y otros cuadrilleros de la Hermandad. En Puente del Arzobispo interrogaron a un pobre hombre que había sido asaltado también en el camino. En el sitio de la Ventilla un joven le había salido al camino y le había preguntado que “qué avío llevaba”. Después de responderle que había ido con su borrico a conducir a un peregrino a Guadalupe, el hombre le echó mano a la faltriquera y le sacó los ocho reales que llevaba envueltos en el pañuelo. Después revolvió y zarandeó los aparejos y la albarda buscando algo más de botín pero tuvo que conformarse con el escaso jornal del arriero.

Paisaje en el entorno de carrascalejo, donde se desarrollan parte de los hechos.

La descripción no coincidía con la de los asaltantes de las casas de Carrascalejo pero, como casi siempre, los caminos de Guadalupe eran inseguros. Debido a que otro testigo aseguraba haber visto gentes de mal vivir en la dehesa de El Villar, el Cuadrillero Mayor envió a un hermano para indagar en el Hospital del Obispo sobre la presencia de sospechosos. Los servidores del hospital confirmaron la presencia de los hombres armados, pero parecía que andaban ahora haciendo fechorías por las inmediaciones de Berrocalejo y Talavera la Vieja. Hacia allí se dirigió la Santa Hermandad. Tal vez no pudieran atraparlos pero sabían de la identidad de uno de ellos y tarde o temprano caería en sus manos.

Causas Criminales de la Santa Hermandad de Talavera. Sig. 43/9. Archivo Municipal.

MÁS FOTOS Y CURIOSIDADES DE LA IGLESIA DE SAN PEDRO

IGLESIA DE SAN  PEDRO 

La iglesia de San Pedro en una postal de principios de siglo. Detrás la antigua torre del Reloj
La iglesia de San Pedro en una postal de principios de siglo. Detrás la antigua torre del Reloj

 

La flecha señala la torre de San Pedro en un dibujo de 1768 de la Biblioteca Regional

La flecha señala la torre de San Pedro en un dibujo de 1768 de la Biblioteca Regional

Ya conocimos en otra entrada la historia y la descripción de la iglesia de San Pedro, hoy conoceremos otras curiosidades

FIESTAS, COFRADÍAS Y CURIOSIDADES

En esta iglesia se produjo una junta de los vecinos que decidió que Talavera no se uniera a los comuneros sublevados contra Carlos V.

 Especial realce daban a esta parroquia las cofradías en ella radicadas. La cofradía de La Minerva a la que el Papa Pablo III concedió «las indulgencias de Santa María de la Minerva de Roma …y por particular privilegio concedió bula para que cualquier sacerdote que diga misa en el altar mayor de esta iglesia, saque un ánima del purgatorio».

Fragmento de fotografía aérea de 1931 de la iglesia de San Pedro donde se observa el ábside redondo

El Corpus se celebraba antes en esta iglesia que en el resto de los templos de la ciudad y «el día de las fiestas del Sacramento había grandes riquezas en los altares y calles por donde andaba la procesión e invenciones de pólvora y de animales hechos de yerbas y autos y danzas y se daban premios a los que hiciesen sonetos y coplas en honor del santísimo». El día de Jueves Santo «se traen doce pobres y después de haberles lavado los pies se les da a cada uno una camisa nueva». Se conocía esta cofradía como la del Mandato.

La calle Arco de San Pedro y la iglesia de San Pedro al fondo
La calle Arco de San Pedro y la iglesia de San Pedro al fondo, todavía aparece el rótulo de «Administración de Consumos»

Una curiosa institución fue la Cofradía de los Treinta Hidalgos. No se sabe si su origen estaba en una asociación de mutua defensa de la baja nobleza tras la represión que Sancho IV ejerció contra ella y que llevó al descuartizamiento de muchos de sus miembros, o si se fundó para intentar evitar los agravios de Pero Suárez de Toledo que, en tiempos de Juan II, parece que abusaba de las vidas y haciendas de los talaveranos, obligándoles incluso en materia de casamientos. Esta hermandad exigía de los hidalgos que quisieran pertenecer a ella rigurosas informaciones de la nobleza de sus componentes y cuando alguno de ellos moría era acompañado en su entierro por el resto con hachas blancas de cera.

Por último, también radicó en esta iglesia una cofradía de los Sastres de San Antonio.

Cuenta Ildefonso Fernández que en cierta ocasión fue enterrada en la capilla mayor una señora que resultó estar todavía con vida.

Pocos testimonios gráficos nos quedan de San Pedro, las antiguas fotografías, los esquemáticos dibujos del sigo XVI y XVII y algunas vistas lejanas de la torre en viejas postales e instantáneas.

21 FOTOS MÁS DE INUNDACIONES EN TALAVERA ( y 2)

El río Alberche desbordado en la presa de Cazalegas

Vamos a conocer otra serie de fotos de inundaciones en Talavera. En la entrada anterior vimos algunas fotos de inundaciones del Tajo y otras provocadas por el arroyo de La Portiña. Hoy comenzamos con esta de la presa del Alberche a punto de desbordarse en el embalse de Cazalegas.

Otras fotos son de la entrada este de Talavera, siempre inundada cuando las crecidas del Alberche llegaban a un Tajo con gran caudal e inundaban la entrada oriental de la ciudad desde el puente del Alberche hasta los jardines del Prado y la Alameda.

El Centro Regional de Salud Pública inundado con la Nacional V

CIMASA, comercial mecánico agrícola era un establecimiento que se inundaba con frecuencia en las crecidas del Tajo

Cimasa, «la ILTA» e INMONTA inundadas a la entrada de Talavera

CIMASA y la Nacional V inundadas

Entrada oriental de Talavera por la nacional V durante una inundación

El Tajo desbordado

El Tajo con enorme caudal por el puente Viejo

El Tajo desbordado con el tejar de Ruiz de Luna delante

El kiosko de Valerio y la Alameda inundados

Inundaciones en la plaza de la Trinidad a principios del siglo XX. Detalle

Otra serie de fotografías pertenecen a lugares y momentos en los que se inunda la parte occidental de Talavera por las crecidas del arroyo de la Portiña.

Rescates en la inundaciones de la Portiña en el Puente de la Villa

Quiosco de puente de la Villa y calle San Gines al fondo

Inundación de La Portiña por la calle del Carmen

Inundaciones de La Portiña

Inundaciones de La Portiña en la zona norte de Talavera

Inundaciones de La Portiña por la zona de la carretera de Cervera

Inundación de la Portiña

La carretera inundada por la Portiña de San Miguel

Inundación en la Portiña de San Miguel, puente de la Villa  y plaza de la Cruz Verde

Inundaciones de la Portiña

INUNDACIONES DEL TAJO y LA PORTIÑA (I)

INUNDACIONES DEL TAJO

Hay un dicho talaverano que nos enseña que:

Si el Alberche y el Tajo se amistan, ¡Talavera Dios te asista!

Y es que antes del infame trasvase Tajo -´Segura, nuestro río era un verdadero río con el régimen normal de crecidas y estiajes que hacía que el río más largo de España tuviera su régimen natural.

El dicho viene a confirmar lo que casi siempre ha sucedido, que cuando se simultaneabann la crecida del Tajo con grandes deshielos en Gredos que aumentan el caudal del Alberche, éste al llegar a la confluencia con el Tajo no puede desaguar y la corriente se dirigía por la antigua Nacional V hasta Talavera por el menor nivel del cordel paralelo a la misma y se inundaba toda la zona de entrada a nuestra ciudad. en torno al actual hotel Ébora

Telesforo con su barca en la zona de huertas a la entrada de Talavera
Telesforo con su barca en la zona de huertas a la entrada de Talavera

 

Telesforo con su barca junto a la gasolinera Edán
Telesforo con su barca junto a la gasolinera Edán

Inundación en la plaza de la Trinidad a principio de siglo. Se ve al fondo todavía en pie el convento trinitario
Inundación en la plaza de la Trinidad a principio de siglo. Se ve al fondo todavía en pie el convento trinitario

Las calles de Talavera inundadas a mediados del siglo pasado
Las calles de Talavera inundadas a mediados del siglo pasado

También el arroyo de La Portiña y otros afluentes menores llegaban a tener tal caudal que inundaban especialmente las zonas más bajas de la Portiña de San Miguel a la entrada de la calle San Ginés. De pequeño yo he visto correr como un río la calle de Santo Domingo impidiendo ir a los niños al colegio.

Confluencia de la calle San Ginés con la Portiña de San Miguel inundadas
Confluencia de la calle San Ginés con la Portiña de San Miguel inundadas

Rescate de unos vecinos en una inundación
Rescate de unos vecinos en una inundación

Rescate de vecinos junto al inicio de la calle san Ginés
Rescate de vecinos junto al inicio de la calle san Ginés

Presentamos hoy una primera serie de fotografías de inundaciones en Talavera de cuando nuestros ríos eran verdaderos ríos y no habían sido expoliados.

EL MORO MUZA EN TALAVERA

EL MORO MUZA EN TALAVERA

Recreación del encuentro entre Tarik y Muza
Recreación del encuentro entre Tarik y Muza

Durante los atentados del 11-M pudimos ver en los medios de comunicación cómo los terroristas islamistas encapuchados que reivindicaban la masacre en un vídeo, hacían una alusión a España como “la tierra de Tariq ibn Ziyad”. Este personaje era de etnia bereber, como la mayoría de los terroristas implicados procedentes del Magreb, y de ahí su identificación con Tariq como héroe legendario del Islam.

Puede que el personaje sea únicamente una personificación literaria y que jamás llegara a existir, pero en las crónicas árabes aparece como protagonista de la conquista musulmana de la península. Tariq era, según esos escritos, el gobernador de Tánger, un mawla o esclavo liberado por su amo Musa ben Nusayr, el conquistador del norte de África para las huestes de Mahoma que ha quedado en la memoria popular como “el moro Muza”, que sí era de etnia árabe, la raza de los dominadores del mundo musulmán.

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Torre semicircular de la muralla musulmana de Talavera

Tariq no era sólo el esclavo de Muza, sino que también hacía las veces de su lugarteniente militar que, en la famosa expedición ocasionada por la traición del conde don Julián, cruzó el estrecho de Gibraltar (Monte de Tariq) y derrotó al ejército visigodo de Don Rodrigo en Guadalete, comenzando así la conquista de España en el año 711. A continuación siguió con su expedición militar hasta la capital de los godos, Toledo, conquistándola con todas las riquezas y tesoros que allí acumulaba su monarquía. Mientras tanto, el “moro Muza” cruzó también el estrecho y se dirigió hacia el norte, un tanto celoso de las victorias de su liberto, al mismo tiempo que iba conquistando otras importantes ciudades como Mérida, acompañado por un ejército compuesto sobre todo por tropas de raza árabe y no bereberes como las de Tariq. Parece además que Tariq no obedeció correctamente las órdenes de Muza quien, un tanto irritado también por las meteóricas conquistas de su subordinado, se dirigió hacia Toledo desde Mérida como cuenta la crónica del moro Rasis:

“Musa ibn Nusayr se trasladó de Mérida a Toledo, donde estaba Tariq ibn Ziyad. Este salió a recibirle, para saludarle y tributarle honores. Se reunió con él en Talavera y regresó en su compañía a Toledo”

Otras crónicas aseguran que Muza al encontrarse con su lugarteniente y antiguo esclavo no pudo reprimirse y le dio un latigazo por su indisciplina, y que incluso hubiera tomado otras medidas de no ser porque Tariq le llevó a Talavera los tesoros arrebatados a los visigodos para así aplacar su ira. Entre esos tesoros habría estado la Mesa de Salomón, traída a Europa por los cruzados y que el rey Alarico había tomado como botín en Roma al conquistarla, pasando luego a España con el tesoro de los godos.

Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón
Una de las muchas recreaciones de la Mesa de Salomón

Tariq y Muza siguieron peleándose y el califa de Damasco les hizo regresar con las riquezas obtenidas en su conquista. Les reprendió por sus disputas, quedándose él con la mesa encantada de Salomón, que para unos era de oro y piedras preciosas y para otros estaba tallada en una sola esmeralda de tamaño gigantesco.

El escritor americano Washington Irving escribe una versión de esta leyenda en sus “Crónicas Moriscas”:

“Tan pronto como Tarik supo que Muza se aproximaba a la ciudad, salió para encontrarlo en Talavera, acompañado de muchos de sus más distinguidos compañeros de armas, llevando consigo una recua de caballos y mulas cargados con un gran botín, mediante el cual pensaba conciliar el favor de su jefe…Así, pues, cuando Tarik estuvo frente a él, Muza lo observó durante unos instantes con severo e indignado semblante. “¿Por qué has desobedecido mis órdenes? … He procedido en esa forma –le replicó Tarik- porque pensé que así serviría mejor la causa del Islam y colmaría tus deseos. Cuanto he realizado ha sido en calidad de servidor tuyo. Contempla tu parte como comandante en jefe que eres, en el botín que he reunido.”Así diciendo, descubrió el inmenso tesoro en oro y plata y costosas blancas y piedras preciosas que traía, el cual esparció en el suelo delante de Muza. La ira del jefe árabe se encendió más aún a la vista de este botín porque ello le probaba cuán espléndidas habían sido las victorias de Tarik” En esta versión de la leyenda, Muza destituye a Tarik ante el descontento de sus generales pero tiene que restituirle en su puesto por orden del califa de Damasco.