CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

Cuadro de Santa Leocadia que preside la capilla del mismo nombre obra de Blas de Prado

La siguiente capilla del lado norte si seguimos hacia poniente desde la de los Samtos Mártires es la de Santa Leocadia. En ella es de destacar un buen retablo emparentado con los realizados por el Greco para Santo Domingo el Antiguo de Toledo, según el profesor Juan Nicolau. En la predela se representan en relieve algunas escenas del martirio de la santa y en la parte central se enmarca la mejor pintura que guarda la Colegial según el mismo autor y “pintura muy estimable” para el conde de Cedillo.

El autor es Blas de Prado, fue pintada en 1592 y está en su estilo muy influenciada por la corriente manierista. Tiene por motivo a la santa saliendo de su tumba y San Ildefonso cortando un fragmento de su velo en presencia de Recesvinto. El otro cuadrito de la parte superior del retablo representa a la Virgen y el Niño mientras unos ángeles la ofrecen unas rosas. Blas de Prado fue un pintor renacentista nacido en Camarena en 1545. Fue enviado por Felipe II a pintar en Marruecos unos retratos de la familia del sultán. Destacan entre sus obras una Virgen con el Niño y un retrato del venerable Alonso de Villegas, ambos en el Museo del Prado. Fue también autor de buenos bodegones y algunos ven en su estilo influencias rafaelistas.

También se encuentran en esta capilla dos cuadros de Tristán que representan a San José y a San Jerónimo, y que probablemente proceden del monasterio de Santa Catalina.

Cuadro de San José obra de Tristán en la capilla de Santa Leocadia

Fundó esta capilla el canónigo Alonso de Paz en 1588 y en ella radicaba la Hermandad de la Purificación que ayudaba con «socorros y entierros» a los clérigos pobres de la villa y de fuera de ella. Tuvo también la función de capilla de la parroquia de Santa María propiamente dicha y por ello tenía anexa una pequeña dependencia que hacía las veces de sacristía. Hoy día se utiliza también también para decir en ella las misas de diario.

Es interesante otro retablo con una pintura de San José que parece se encontraba antes en la sacristía y es obra de Antonio Palomino sobre un buen altar de mármol. Este pintor de origen valenciano nació en 1655 y trabajó en Córdoba donde comenzó a trabajar haciendo copias. Marchó a Madrid en 1678 donde con el apoyo de Claudio Colello y Lucas Jordán fue nombrado pintor del rey en 1688. A partir de entonces realizó numerosas obras tanto en frescos como en lienzo escribiendo además imprescindibles obras sobre historiografía del arte español.

San Jerónimo en una obra de Tristán que se encuentra en la capilla de Santa Leocadia

También se conserva una pintura de la Virgen del Sagrario. A finales del siglo XVIII el deán Bartolomé de Cisneros hizo pintar el recinto y colocar un retablo con la Virgen del Sagrario, siendo a su muerte enterrado en esta capilla que está cerrada por una gran reja renacentista y cuenta con un zócalo de azulejería talaverana del siglo XVII.

CAPILLA DE SAN SEBASTIÁN

Rejería con el escudo de en la capilla de San Sebastián

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

En ella se encuentran representados los apóstoles en 12 cuadros que proceden también del monasterio jerónimo y que se hallaban antes de su traslado aquí en la iglesia de El Salvador.  Se inspiran en grabados de Hendrick Goltzius de 1617.

Capilla de San Sebastián con veijos documentos de l archivo de la colegial y cuadros representando a los apóstoles
Fotografía de la Colegial de la revista Blanco y negro en la que todavía se puede ver el coro con la capilla de la Quinta Angustia hoy desparecida

CAPILLA DE LA QUINTA ANGUSTIA

En el trascoro se instaló la capilla de la Quinta Angustia hoy desaparecida. Estuvo adornada con un grupo escultórico hispano flamenco del siglo XVI sobre el mismo tema que acabó en la capilla de San Juan Bautista, hoy  dependencia de paso al claustro. La cámara que nos ocupa sirvió como enterramiento del primer marqués de Sofraga, miembro de los consejos de Estado y de Guerra de Felipe III, aunque su fundación también se debió a Hernando de Alonso, que además financió la construcción del púlpito. Este clérigo siempre ponía por armas  en sus obras un libro, pues le gustaba decir que «las armas de un sacerdote no eran otras sino el breviario».

El grupo escultórico de la Quinta Angustia que se ve en la foto anterior y que ahora está instalada en la capilla de entrada al claustro

LA CAPILLA DE LOS SANTOS MÁRTIRES DE LA COLEGIAL

LA CAPILLA DE LOS SANTOS MÁRTIRES DE LA COLEGIAL

Panel deazulejería de San Juan Evangelista por ser la primitiva advocación de la capilla

En el ábside lateral izquierdo se encuentra la capilla que en un principio estuvo bajo la advocación de San Juan Bautista según algunos autores, pero el santo representado en el altar en azulejería talaverana es San Juan Evangelista. Más tarde se dedicó a los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta, patrones de Talavera.

En ella puede observarse tras una reja la piedra en la que, según la tradición, permaneció de pie  San Vicente, derritiéndose la roca y quedando marcados los pies y la punta de su báculo. Cuenta la leyenda que este hecho se produjo en el momento en que el santo talaverano comparecía ante Daciano en el pretorio romano que, también según la tradición, se localizaba en la plaza de San Esteban. Curiosamente, en la cueva de los Santos Mártires que se encuentra en la cumbre del cerro de San Vicente, su redescubridor Francisco de Raudona creyó ver la marca de las espaldas de los tres santos en tres concavidades que todavía pueden observarse en la piedra del lado derecho de la gruta.

Piedra de San Vicente en la capilla de los Santos Mártires de la Colegial

Angel Deza ha publicado un documento del archivo municipal de Castillo de Bayuela en el que se relata cómo la piedra que hoy está en la capilla de la Colegial fue robada del santuario de El Piélago por un individuo probablemente pagado por el concejo talaverano. Recordemos que en la iglesia de Santiago el Nuevo existe otra piedra relacionada con el santo.

Francisco de Soto nos dice que «mucha parte de los gloriosos cuerpos de los Santos Mártires naturales de esta villa se trajeron a ella del monasterio de San Pedro de Arlanza en el 1638 y se colocaron en dicha capilla donde se encuentran en arca de plata». Todavía se custodian en el templo esas reliquias en su caja con los documentos que dan fe de las diferentes vicisitudes históricas sufridas por las mismas.

Imágenes de los Santos Mártires en su capilla de la Colegial

En el siglo XVIII, al arruinarse la ermita de los Santos Mártires, las tres imágenes son trasladadas a esta capilla pero las que actualmente podemos contemplar son seguramente otras que por orden del ayuntamiento se esculpen con los seis mil reales obtenidos de la venta del solar y los sillares a don Manuel Montero Gaitán, no sin la oposición del pueblo talaverano.

Es de gran valor la cerámica del siglo XVI que adorna esta capilla con un medallón que representa su antigua advocación, San Juan con los Evangelios y el cáliz con la serpiente en las manos. Se trata de un magnífico frontal que intenta simular los tejidos que se utilizaban en la época para adornar los altares. Durante muchos siglos se alojaron aquí infinidad de reliquias de santos y mártires muy diversos que figuran enumerados en las Relaciones de Felipe II.

Sepulcro de Jufre de Loaysa en la capilla de los Santos Mártires de la Colegial

Esta capilla de los Santos Mártires conserva además dos tesoros escultóricos funerarios del siglo XV. Se trata de dos magníficos sepulcros destinados a albergar los restos del linaje de los Loaysa. García Jufre de Loaysa fué sepultado en una urna de piedra negra que presenta elaborada decoración vegetal con alguna silueta femenina e inscripción en letra gótica que dice:«Aquí yaze el honrrado cavallero García Jufre de Loaysa fijo de Hernán Jufre de Loaysa que Dios haya. El cual finó a XXVI de henero año de nestro salvador jessuchristo de de M CCCCXXX Años». Los escudos frontales con las siete rosas del linaje de los Loaysa, así como los leones que soportan el sarcófago son de alabastro. Se encuentra el sepulcro depositado en el interior de un nicho enmarcado por dos columnas también negras. Como curiosidad, recordaré que para representar artísticamente a Talavera en la EXPO 92 se hizo un molde del frente del sepulcro y se expuso en el pabellón de Castilla-La Mancha.

Sepulcro gótico de Jufre de Loaysa en la capilla de los Santos Mártires

Enfrente de éste se sitúa otro monumento funerario también encuadrado en la escultura de la escuela castellana del siglo XV. Consiste en un sarcófago que  se apoya sobre leones pero que en este caso está completamente fabricado en alabastro. Así lo describe el Conde de Cedillo: «sobre la tapa descansa la estatua yacente, de tamaño natural de un joven guerrero que viste cota, arnés y manto; sujeta sobre sus manos una espada hoy rota. Un bonete o pequeño gorro cubre su cabeza, poblada de melena. A los pies hay un paje en triste actitud reclinado sobre el yelmo». Parece que el caballero aquí enterrado era Francisco de Loaysa y, aunque se halla deteriorada la inscripción, sabemos por Fray Andrés de Torrejón que algunos de los escudos pertenecen a los Loaysas y los Carvajales. Otro muestra una cruz de Alcántara o de Calatrava y una inscripción dice: «Aquí yaze el cuerpo del noble cavallero Francisco de Loaysa fijo de Juan de Loaysa y de doña Leonor de Carvajal. dexó a esta yglesia la heredad de…». Miembros de esta familia enterrados en el suelo de la capilla fueron los padres de García Jufre. Álvaro y Pedro de Loaysa, ambos regidores de la villa, pero éste último trasladado más tarde a San Ginés por haber fundado este monasterio su hijo García de Loaysa, cardenal y arzobispo de Sevilla. Otro regidor, Pedro Girón, fue sepultado en esta capilla por ser su mujer, Inés de Loaysa, hermana de Pedro. También se enterraron aquí otros restos de la familia de los Meneses que luego se trasladaron a su capilla del monasterio de Santa Catalina. Juan de Cerezuela era hijo del Arzobispo de Toledo del mismo nombre y casó con doña Teresa Meneses, llegando a ser alcalde mayor de la villa y depositándose sus restos también en esta capilla. De algunos de estos enterramientos no queda resto alguno.

Tabla gótica fragmento de un retablo, que representa a Santa Bárbara  y que parece obra de la escuela de Juan de Borgoña. Hay otras dos tablas del mismo retablo que habrían estado anteriormente en la capilla de San Juan Bautista, que yo creo es diferente a ésta.

Otros elementos de interés en esta capilla son un relieve del bautismo de Cristo de finales del siglo XV y de la escuela flamenca enmarcado en una moldura gótica, una predela que tal vez es parte de un antiguo retablo y donde está pintado el martirio de San Juan en una caldera de aceite hirviendo, obra de finales del siglo XVI y una pintura de Santa Teresa de cierta calidad.

LA CAPILLA MAYOR DE LA COLEGIAL

LA CAPILLA MAYOR DE LA COLEGIAL

Retablo mayor actual de mármol gris de Montesclaros enmarcando la pintura de la Asunción de Salvador Maella

Ya hemos hablado en otras entradas del edificio de la Colegial talaverana y de su historia. Comenzamos hoy otra serie sobre el interior del templo principal de nuestra ciudad y lo hacemos con la capilla mayor.

Se renovó completamente bajo el arzobispado del cardenal Lorenzana, pues antiguamente estuvo decorada por un gran retablo gótico que tenía siete metros de ancho por catorce de altura con seis cuerpos que alojaban cincuenta y ocho pinturas y tres estatuas de Cristo crucificado, San Juan y la Virgen. Este retablo habría sido encargado por Juan de Ayala, primer patrón de la capilla, cuyo patronazgo luego heredarían los señores de Oropesa. De él solamente quedan dos pinturas, una de ellas en la sacristía, muy deteriorada, y la otra en el Museo de Santa Cruz a donde fue a parar para una restauración en 1968 sin haber sido devuelto a la iglesia talaverana.

La reja es de José Duperier y fue realizada a finales del siglo XVIII.

Talavera tuvo buenos herreros que hicieron rejas como ésta de la capilla mayor y otras por toda la comarca

Ambas tablas, según Mª del Carmen González Muñoz, podrían haber sido pintadas por Juan de Borgoña que también estuvo durante esa época en Talavera realizando trabajos para el retablo del monasterio de Santa Catalina. La talla de la Virgen, que probablemente estuvo destinada a ser la titular de la iglesia, todavía se conserva en la sacristía y es una magnífica obra escultórica del siglo XV probablemente de la escuela de Egas Cueman, según Juan Nicolau. Puede que también un Cristo Crucificado de comienzos del siglo XVI que se halla ahora en la capilla de Santa María del Pópulo formara parte de este retablo.

Imagen de la Virgen y el Niño, actualmente en la sacristía que es muy posible fuera la imagen mariana principal del templo (Del libro sobre el VIII centenario de la Colegial

A finales del siglo XVIII «el Cardenal Lorenzana sustituyó el antiguo retablo por el existente, que es neoclásico, hermoso y severo, hecho con mármoles de Montesclaros, decorado con dos pilastras corintias y un entablamento curvilíneo en la parte alta sobre el que se posan dos ángeles de gran tamaño sosteniendo una corona»  según descripción del Conde de Cedillo. Aunque otros autores refieren que el mármol es de Bayuela, yo  considero más bien que sea originario de las vetas calizas de Garciotún, aldea de Castillo de Bayuela. Fue obra del arquitecto de la catedral toledana Eugenio López Durango.

Enmarca este retablo una pintura al óleo con el motivo de la Asunción de la Virgen que aún se conserva aunque fue afectada por el incendio de 1846. En ella se refleja cómo asciende la Virgen mientras los apóstoles miran sorprendidos su sepulcro

Su autor es Salvador Maella, pintor de la escuela española del siglo XVIII. De origen valenciano y estilo academicista, fue continuador del arte de Mengs con el que realizó algunos trabajos para Carlos III en el Palacio Real. Su padre era también pintor y lo envió a Madrid para estudiar en la Academia de Bellas Artes de la capital y en Roma. Nombrado Pintor de Cámara del rey en 1774 llegó a ser presidente de la Real Academia de Bellas Artes. Entre sus obras destacan numerosos cuadros religiosos como éste de la Colegial, algunos retratos y los frescos que realizó en los palacios reales y en la catedral de Toledo.

Mariano Salvador Maella, autor del cuadro que hoy preside la capilla mayor de la Colegial

LOS NOMBRES DE LOS MOLINOS DE AGUA

LOS NOMBRES DE LOS MOLINOS DE AGUA

Mo

Molino en el arroyo Cubilar

Entre nuestras villas y lugares se extienden grandes zonas despobladas en las que solamente se localizan fuentes, labranzas, granjas y molinos, como lugares que tienen cierta frecuentación humana.Es por ello que los molinos han dejado numerosas huellas en la toponimia. Podemos así localizar caminos de moledores, camino del molino, cuesta del molino, casa de la molinera, arroyo del cubo, arroyo del cubillo, arroyo Cubilar, camino de las aceñas, la aceñuela, el caz, arroyo de la presa, o del estanco, el molinillo, o la molineta, como términos que salpican con relativa frecuencia nuestra geografía.

Los nombres de los molinos tienen su origen en circunstancias muy variadas como por ejemplo el entorno vegetal (molino de los Olivos, del Álamo, de la Chopera, de los Rebollos), en la cercanía de determinados accidentes topográficos (de la Garganta, de la Chorrera, del Risco) o en la situación del edificio con respecto al núcleo urbano más próximo ( molino de Arriba, de Abajo o de Enmedio).

Otras veces es la profesión de alguno de los antiguos dueños del artificio la que condiciona su denominación y encontramos por ello molinos del Sastre, de los Capitanes, del Cirujano o de los Sacristanes. También los títulos nobiliarios o instituciones religiosas con propiedad molinera condicionaron el nombre de muchos artificios ( del Conde, de las Monjas, de Santa Catalina, de la Capellanía, de Calatravilla). También puede ser que lleven simplemente el mote o el nombre de su último propietario (molino del Cojo, del Tuerto, molino de tío Ceferino, de doña Sol, de Peña, de Montoya, del Andariego).

La proximidad de determinados edificios o de ciertas obras públicas  llevaron a asignar nombre a algunos molinos como los que se llaman del Puente, del Artificio, del Batán, del Barquillo etc. Las características de las construcciones molineras como el color, el tamaño o el tipo de receptor dieron origen a la denominación de molinos como los del Cubo, del Cubillo, Molinillo, Molineta, Aceñuela, molino Blanco y otros. La antigüedad de funcionamiento de unos ingenios con respecto a otros molinos cercanos se observa en nombres como el de molino Viejo, Nuevo, la Vieja.

Otros muchos ejemplares tomaban el nombre del paraje, de la finca o del mismo río sobre el que se asentaban ( Monteagudo, Corralejo, Bergonza, Estiviel, Espejel, Riolobos, Riofrío, de Uso)

Molino de agua en el arroyo Pedrillán, en término de Paredes de Escalona

No vamos a enumerar por su denominación concreta a todos y cada uno de los molinos, ya que muchos de ellos han recibido varios apelativos a lo largo de su historia o bien mantienen nombre simultáneos, como por ejemplo el del dueño actual y el nombre tradicional. También se da el caso, sobre todo en pequeños molinillos de arroyo, de que haya desaparecido ya el nombre del molino o se aplique genéricamente una denominación a todos los edificios molineros que se encuentran en un determinado paraje. Todo ello generaría confusión por lo que he preferido nombrarlos por la inicial que representa a ese río o arroyo y el número de orden en la cuenca comenzando por el ejemplar que se encuentra situado más aguas arriba de la corriente. Solamente señalo a los grandes molinos del Tajo con su nombre tradicional que, en general, por su significación histórica, se ha mantenido a lo largo de los años y hace difícil la confusión. Aún así, las plantas de los edificios sirven para identificar cada uno de los ejemplares y no confundirlos con los posibles ingenios que yo no haya localizado en este trabajo y puedan aparecer en estudios posteriores.

TALAVERANOS EN LA CONQUISTA DE ORÁN CON EL CARDENAL CISNEROS

TALAVERANOS EN LA CONQUISTA DE ORÁN CON EL CARDENAL CISNEROS

El Cardenal Cisneros desembarca en Orán. Detalle de uno de los frescos que decoran la capilla mozárabe de la catedral de Toledo. Obra de Juan de Borgoña

El cardenal y arzobispo de Toledo don Francisco Jiménez de Cisneros, cuya exposición sobre su vida, obra y época se puede ver estos días en la catedral de Toledo, era como tal señor de Talavera y su tierra y decidió enviar a su costa una expedición contra Argelia.

Con voluntarios de nuestra ciudad y de sus tierras de La Jara formó un cuerpo de seiscientos hombres entre los que destacaban por su pericia los arcabuceros. Estaban al mando de Bernardino de Meneses, de la noble familia talaverana emparentada con los señores de Oropesa, los Ayala de Cebolla y don Álvaro de Luna.

Conquista de Orán en la capilla mozárabe de la caedral de Toledo

Sus antepasados vinieron a Castilla en compañía de doña Beatriz, esposa de Juan I, a principios del siglo XV y dio su estirpe nombres famosos a la historia. Como Juan de Meneses, que estando en Roma fue con el cardenal Carvajal por orden del Papa a luchar contra los turcos y participó en la toma de Belgrado. Don Antonio de Padilla y Meneses, cortesano y presidente del Consejo de Indias durante el reinado de Felipe II, o su hermano Pedro, que fue militar de fama reinando también el Rey Prudente.

Nombrado entre otros cargos Capitán General de Orán y castellano de Milán, tuvo señaladas intervenciones en las guerras de Europa, Africa, o la conquista de las islas Terceras. Pablo Meneses que en compañía de Lagasca intervino en las guerras de Perú y llegó a ser Jefe del Ejército Real contra el levantamiento de Francisco Fernández Girón en Cuzco.

Conquista por los talaveranos y jareños de la puerta de Canistel o de Talavera en Orán. Juan de Borgoña

Don Juan de Austria dijo que prefería haber perdido mil hombres antes que a Carlos de Meneses, otro aguerrido miembro de la familia que murió en Flandes durante el asedio de Mastrik. Otros miembros militares de la familia fueron Pedro de Meneses y Verdugo gobernador de algunas plazas en Italia o don Juan de Meneses que también luchó en Flandes al mando del coronel Verdugo.

Los Meneses eran protectores del monasterio de Santa Catalina enviando algunos de ellos al cenobio jerónimo las banderas de los regimientos vencidos y otros trofeos de sus batallas tanto a ese monasterio como a la ermita de la Virgen del Prado, donde, por ejemplo, permanecen las llaves de la puerta de Canistel de la ciudad de Orán.

Pues bien, Bernardino de Meneses, más conocido como el Adalid Meneses dirigió el destacamento de talaveranos que fueron en vanguardia en la expedición de Cisneros contra Orán.

Llave de la puerta de Orán ofrecida por los talaveranos a la Virgen del Prado

Partieron de Cartagena diez galeras y cien embarcaciones menores que llevaban unos diez mil hombres al mando de Pedro Navarro, hombre experto en minas de pólvora para expugnar las ciudades. Tropas musulmanas les salieron al paso, pero fueron vencidas y con la pinza efectuada entre la artillería de la flota y las fuerzas de tierra se consiguió tomar la ciudad en menos de dos horas. En la batalla tuvieron un importante papel los talaveranos, pues tomaron la puerta por la que los españoles consiguieron entrar en la ciudad que es la antes referida de Canistel y que se llamó desde entonces de Talavera, cuyo pendón hicieron ondear tras la toma de la ciudad norteafricana.

La conquista de Orán consolidó el poder de Fernando el Católico en el norte de África, dominando con acciones posteriores Argel y la costa de Túnez, por lo que concibió con ilusión la posibilidad de realizar una cruzada que reconquistara los Santos Lugares. Toda Europa quedó sorprendida por la proeza, pero lo que más importó a los españoles, incluidos los talaveranos fue el gran botín obtenido, al que siguió el saqueo de las tierras colindantes: “e cada uno fue señor de lo que tomó; e ovo hombre que tomó más de dos mil ducados. E los soldados e los atambores traían las manos llenas de doblas de oro, e las jugaban como si fueran blancas” para disgusto del Cardenal Cisneros que pretendía más bien una labor evangelizadora y no tanto conseguir el botín de unos trescientos mil ducados y numerosos esclavos y cautivos que trajeron los barcos a España.

Edición italiana del libro de agricultura de Gabriel Alonso de Herrera, protegido de Cisneros

El cardenal Cisneros protegió y financió los estudios y viajes del talaverano Gabriel Alonso de Herrera, padre de las ciencias agronómicas españolas con su «Libro de Agricultura»

LA PLAZA DE ESPAÑA EN FOTOS ANTIGUAS

LA PLAZA DE ESPAÑA EN FOTOS ANTIGUAS

Plaza de España de Talavera, lado sur y Trinidad

Esta zona de Talavera fue parte del extrarradio hasta prácticamente el boom urbanístico de la ciudad en los años 70.  En la proximidad de sus explanadas se celebraban mercados de ganados y era lugar de mucho tránsito donde paraban algunos autobuses y trasportistas, hasta que otras zonas de Talavera fueron sustituyendo ese lugar de trasiego. S importancia comenzó a acrecentarse con la construcción del ferrocarril y de los paseos del Muelle y La Estación. Y también le dio vida la instalación del cuartel de la Guardia Civil y el asilo de ancianos en sus inmediaciones.

Este barrio periférico era conocido como casas de la Paz hasta que después de la Guerra Civil se le puso el nombre de plaza Héroes del Alcázar, que llevó hasta que desde 1983 fue denominada Plaza de España.

Empezamos con las fotografías  del plan de Ensanche de Talavera de 1945 donde vemos ya establecimientos como Casa Ufe.

Ya se observa las escuelas del Prado y la calle Trinidad ya formada y con movimiento comercial, además de viejos edificios con balaustrada superior  que todavía se ven en la fotografía en color de los años 70.

Detalle de la foto anterior al fondo la torre de la iglesia de San Francisco

 

El cuartel de la Guardia Civil y más tarde la «Casa de la Cultura» fueron cerrando ese espacio por el lado oriental de la plaza.

Lado oeste de la Plaza de España en 1945
La plaza de España con la casa de comidas Ufe, entonces Eufemio
La plaza de españa en los años 70 con edificios tadavía en pie de las foto anteriores de 1945, como casa Ufe
Lado norte de la Plaza de España con el paseo de la Estación
Viandantes por el paseo de la Estación en un detalle de la foto anterior

En una foto aérea de finales de los años 60 podemos ver la plaza de España con el cuartel de la Guardia Civil, el asilo de ancianos o la casa de la cultura en construcción, las escuelas etc, aunque ya se van viendo otros de los edificios que conformarían su estado actual.

La plaza de España en una fotografía aérea de finales de los 70
Las escuelas del Prado delimitan la plaza por su esquina sureste
Detalle de la foto anterior
Fotografía particular en la que se observan  los numerosos camiones que frecuentaban el lugar.

 

UN MUNDO QUE SE ACABA…O NO

UN MUNDO RURAL QUE SE ACABA…O NO

Reflexiones de un paseo por La Jara

Uno de los molinos de Riofrío

No hay nada tan ansiolítico como un paseo por La Jara y sus campos, cada día más despoblados pero llenos de lugares atractivos que te hacen reencontrarte con esas pequeñas cosas realmente importantes.

Salgo a recorrer con unos amigos las riberas del Riofrío, entre La Nava de Ricomalillo y Sevilleja, en el cogollo de La Jara. Bajamos desde el puente de la carretera en este año tan seco, sin esperar ver ni verdes orillas ni charcas trasparentes. Vamos recorriendo uno de los canales que, desviados por pequeñas presas ya colmatadas de tierra por los años trascurridos, llevaban el agua a los molinos para ahorrar así tiempo y esfuerzo al ser humano que habitaba estos jarales rozados para el cultivo con tanto trabajo. E imaginamos el día en el que uno de aquellos modestos paisanos de la Tierra de Talavera decidió mejorar su bienestar y el de su familia construyendo uno de estos artificios. Y se puso manos a la obra sin topógrafos ni asesores de empresa, construyendo la presa que seguro derrumbaron una y otra vez las crecidas, aunque tuvo que comprar la cal para hacer la argamasa que le diera fuerza al muro. Y ahí se fueron gran parte de sus ahorros, porque la pizarra, el barro y el sudor con el que hacer el resto de la obra sólo requirieron el trabajo duro del pico, el azadón y las cuñas que abrían los lanchones para ir dejando paso al agua.

Molino de Riofrío

Cuánto trabajo, cuántas ilusiones yacen ahora abandonadas con las vigas pudriéndose y los tejados caídos ante la desidia culpable de los que deberían velar por conservar estos elementos tan venerables de la historia de la pequeña “gente”, a la que algunos dicen defender, pero que en realidad desprecian olímpicamente.

Porque para mí eso es amar a España, no el patrioterismo de unos ni el odio a tu propia patria de otros. El patriotismo es el amor a tu cultura en el más amplio sentido de la palabra, el acervo tuyo y de los que te rodean, y la forma en que han sabido estar en el mundo, su mundo, el mundo de los que nos precedieron y los que nos seguirán, y que no significa en absoluto el desprecio a los otros sino una forma de mirarles desde lo nuestro, desde lo que hemos mamado.

Y en nuestro periplo jareño vamos viendo las huertas y los chozos abandonados que daban más vida a estas riberas, e imaginamos el ambiente de arrieros, molineros, cabreros, cazadores, colmeneros, maquis, y hasta civiles o agentes de Fiscalía, y tantas otras gentes que entonces daban vida a los campos hoy abandonados y de los que nada saben esos jóvenes a los que nadie enseña humanidades y que, eso sí, desarrollan hoy los dos pulgares que a tremenda velocidad pulsan las letras de los teclados de sus smartphones, igual que aquellos homínidos abuelos nuestros desarrollaron el pulgar para que nuestras manos fueran más útiles al ser prensiles.

Y pasamos junto a una gran lancha de piedra en la que se mezclan grabados de pastores aburridos de hace unos años con grabados rupestres de la Edad del Bronce, y comentamos la pulsión del hombre a pintar monos más o menos simbólicos en cualquier superficie, desde Altamira a los maníacos del spray grafitero actual.

En realidad, qué poco cambian las cosas, qué relativo es todo, incluso la pobreza. Y comento a mis compañeros cómo estos recursos de supervivencia que hoy vemos arruinados, o los barbechos y dehesas  abandonados, serían hoy un verdadero paraíso para una tribu de somalíes o de algún pueblo del Sahel con sus cabras comiendo las púas de sus escasos arbustos, y ellos muriendo de hambre y sed en su tierra.

Aunque es fácil decirlo delante de unas buenas migas con esos botellines tan fresquitos, casi hielo, que dan en La Jara.

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA EN LA COMARCA (8) LAS PLACAS FUNERARIAS DEL CEMENTERIO DE OROPESA

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA EN LA COMARCA (8)                    LAS PLACAS FUNERARIAS DEL CEMENTERIO DE OROPESA

Placa funeraria de Ruiz de Luna en el cementerio viejo de Oropesa

Además de la magnífica azulejería que adorna iglesias ycapillas hay otras producciones de la cerámica talaverana menos conocidas y de elaboración más tardía y popular que, no por menos llamativas desde el punto de vista estético, carecen de interés como expresión artesanal y llena de contenido antropológico, sobre todo en cuanto al estudio de la mentalidad popular referida a un tema como es la muerte. Se trata de la cerámica popular funeraria que se puede observar en casi todos los cementerios públicos situados en torno a Talavera y Puente del Arzobispo.

Placa funeraria en Oropesa con lírica popular funeraria

Uno de los mejores y que además son fácilmente visitables es el viejo cementerio de Oropesa, ocupado hoy por un parquecillo bajo las murallas de la villa al oeste del castillo. En el parque se ha instalado como elemento decorativo una buena colección de estas placas funerarias.

Placa funeraria polícroma de Oropesa

Muchos de los camposantos fueron trasladados desde las céntricas iglesias de los pueblos hasta su más higiénica periferia por la normativa  promulgada el siglo pasado. Es por ello difícil saber si durante los siglo XVI y XVII se produjo esta manifestación cerámica funeraria y de hecho los ejemplares más antiguos que he podido encontrar se datan a finales del siglo XVIII. Posteriormente hay una verdadera explosión  en la segunda mitad del siglo XIX y vuelve a reavivarse cuando se produce el renacimiento de la cerámica talaverana con Ruiz de Luna.

Placa funeraria polícroma  funeraria en Oropesa

Las abundantes piezas del pasado siglo son monocromáticas, en tonos marrones o sepia y con una gran sencillez en la decoración, sin embargo, tienen una gran expresividad en cuanto a la lírica popular de sus epitafios se refiere. Una excepción a este modelo son algunas placas de Puente del Arzobispo que adaptan a ciprés su tradicional motivo del “pino” con sus hermosas tonalidades verdes.

Placas monócromas en el cementerio viejo de Oropesa

 

OTRA AZULEJERÍA DE OROPESA, SANTUARIOS DE LA CERÁMICA EN LA COMARCA (7)

OTRA AZULEJERÍA DE OROPESA,                                           SANTUARIOS DE LA CERÁMICA EN LA COMARCA (7)

Detalle de la decoración cerámica de la antigua casa de Platón Páramo. En el centro un escudo de cerámica talaverana del siglo XVII con el blasón de la casa de Velada

En Oropesa, además de las placas cerámicas funerarias del cementerio viejo, hoy Jardines del Virrey, podemos ver salpicadas por el casco algunas obras de azulejería talaverana de interés. Y no es extraño pues su antiguo farmaceútico Platón Páramo fue uno de los artífices de la recuperación de la cerámica talaverana por su amistad y estímulo a la obra de Ruiz de Luna. Amigo de otros personajes de su época como Sorolla, hizo un abigarrado museo con patrimonio de aquí y de allá con algunas obras cerámicas de las que queda todavía una mínima parte decorando su domicilio, todavía en pie.

Junto a la casa de Platón Páramo se encuentra esta otra casa decorada con típica azulejería azul de mediados del siglo XX con grifos ninfas y motivos vegetales tipo renacimiento.

Detalle de la azulejería de la casa anterior

En la fachada norte de la plaza Mayor se encuentra un edificio de 1946 con el rótulo de Hogar Rural pero que luego ha sido una biblioteca como dependencia municipal.

Cerámica en la fachada del hogar rural.

Hay algún establecimiento comercial que también tiene cerámica de Talavera en su fachada, así como algunos rótulos de las calles o dedicados a personajes como el de Fray Hernando de Talavera en la escalera del parador o a Sorolla. También hay algú recargado edificio decorado con abundante y variada azulejería.

Escudo de Oropesa en azulejería en una fachada

También hay azulejería de Ruiz de Luna en la iglesia parroquial donde se representa al santo local San Alonso de Orozco, aunque también San Juan de Dios, que fue pastorcillo por estas tierras está también representado en un panel moderno.

La Virgen de Peñitas, patrona local representada en azulejería talaverana

Pero la cerámica más antigua se encuentra en la ermita de la Virgen de Peñitas al sur de la población y con dos buenas representaciones en cerámica del siglo XVII en el pórtico con una representación de San Pablo y otro de la Virgen con el Niño.

Azulejería del siglo XVI-XVII representando a San Pablo en el pórtico de la Virgen de Peñitas

También en la aldeíta oropesana de La Corchuela hay una escuela con cerámica de Ruiz de Luna con imágenes de la Virgen y de San Jorge

 

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA (6) ERMITA DEL ROSARIO DE CERVERA DE LOS MONTES

SANTUARIOS DE LA CERÁMICA (6)                                                              ERMITA DEL ROSARIO DE CERVERA DE LOS MONTES

Detalle del panel de azulejería del sigloXVI de Talavera que representa a San Sebastián en la ermita de Cervera

Cervera de los Montes es un pueblecito típico de la comarca de El Berrocal en el que podemos visitar la ermita de la Virgen del Rosario junto al camino que se dirige a la localidad vecina de Segurilla. En ella  podemos disfrutar de un buen frontal de azulejería talaverana con representación en el panel principal de las imágenes de de San Juan Bautista con sus atributos habituales: vestido con una piel de pelo de camello, con aspecto demacrado y macilento, y acompañado del cordero crucífero, el Agnus Dei con la cruz de báculo largo con travesaño corto que es símbolo de su profecía, cuando dice al bautizar a Jesús: “He aquí el cordero de Dios”.

La Virgen del Rosario es la advocación de esta ermita y su imagen está en el centro enmarcada en un rosario dibujado. A su lado una representación de San Sebastián. también datable en el siglo XVI. El santo atravesado por las saetas queda colgado por ambas axilas de las ramas del árbol sin apenas poner los pies en el suelo con su habitual aspecto de mancebo..

Ermita de en Cervera de los Montes

Todo el conjunto de este frontal está enmarcado en roleos y decoración vegetal renacentista con flecos simulados en estos frontales que muchas veces simulaban los tejidos ornamentales litúrgicos.

Otros dos paneles laterales, sobre el muro de la ermita, son sendas representaciones de San Pedro  del  siglo XVI, en policromía. Imagen  sobre terraza con un fondo de árboles donde se muestra el santo en pie con el Libro y las llaves. En el otro lado una imagen de San Miguel con la báscula de las almas representadas como pequeños homúnculos y el diablo a sus pies con el arcángel vestido como soldado romano clavando su lanza en su rostro.

Conjunto cerámico de la ermita de en Cervera

En Cervera podemos visitar los restos de su castillo, un pintoresco calvario y viacrucis y su iglesia parroquial. Quedan también algunos elementos del edificio que Juan Rulière director de las Reales Fábricas de Talavera quiso establecer en este pueblo más saludable que Talavera con su endemia de fiebres palúdicas. También hay en el casco urbano y en los alrededores elementos de interés de su arquitectura tradicional en granito.

También podemos visitar en su entorno la encina monumental de Meregil y dos molinos harineros, uno en el arroyo del Molinillo y otro en el Marrupejo, junto a unas bonitas cascadas.

Virgen del Rosario en azulejería talaverana en la ermita de Cervera de su advocación