TALAVERA NO FUE COMUNERA

TALAVERA NO FUE COMUNERA

Desmantelamiento de la iglesia de San Pedro donde los talaveranos se reunieron y decidieron no sumarse al movimiento comunero

No eran buenas las relaciones de Talavera con la Ciudad Imperial en los tiempos de Carlos V. En 1518 se había intentado recuperar el antiguo obispado que había existido en Talavera durante la época visigoda. La extensión del obispado de Toledo era excesiva y se pretendió crear uno en Talavera, pero en Toledo “pusieron tantas pegas que hubieron de desistir” aunque el papa León X había otorgado una bula para que se crearan sendos obispados en Madrid y Talavera. Los arzobispos toledanos se ocupaban poco de los asuntos de la villa y el concejo era en la práctica el que detentaba el poder. Como refieren las crónicas de la época, sólo se iba a Toledo cuando era estrictamente necesario y se podía obtener algún beneficio, pero en asuntos eclesiásticos se acudía directamente al Papa y en temas de administración se iba directamente al Rey.

Blasón de los Maldonado en la casa de los Maldonado en Salamanca. Fue construida por Rodrigo Arias Maldonado, el doctor Talavera, procedente de nuestra ciudad

En ese contexto, en nuestra ciudad dominaba además la alta nobleza, adicta al Emperador, mientras que en Toledo tomaban cada vez más fuerza la baja nobleza, el clero y los artesanos. En Talavera tenían además una gran preponderancia los nobles de los señoríos vecinos que en muchos casos tenían casa en nuestra villa y participaban del gobierno de la misma.

Sin embargo, una de esas poderosas familias, la de los Maldonado, aunque de origen talaverano, estaba asentada en Salamanca y tuvo un importante papel en el levantamiento, poniéndose del lado de los comuneros y siendo uno de sus tres famosos líderes, Padilla, Bravo y el propio Maldonado, nieto del doctor Talavera.

La capilla de Talavera en la catedral vieja de Salamanca, donde se conservan los restos del doctor Talavera, abuelo del comunero Maldonado. En la capilla de Santa bárbara hay azulejería talaverana.

El último arzobispo de Toledo, el cardenal Croy, había fallecido y gobernaba temporalmente el arzobispado don Francisco de Mendoza. Pero el obispo rebelde Antonio de Acuña, alineado con los sublevados, se apoderó del gobierno de la sede toledana, viéndose el gobernador legítimo obligado a huir a Talavera que ya se había mostrado contraria a la revolución comunera.

La ciudad de Toledo adherida al movimiento de las Comunidades solicitó hermandad a Talavera. El pueblo se reunió en la iglesia de San Pedro donde fue leída la carta, pero uno de los presentes llamado Juan García de Cuerva levantó la voz diciendo: “Señores, buen rey tenemos y estamos como nos estamos”. Fue aclamado por los asistentes, negándose así la ayuda solicitada por el Toledo sublevado.

En enero de 1521 el ayuntamiento de Talavera comienza a prepararse para su defensa ante posibles ataques del bando comunero. Se trasladan las armas del concejo a la torre de la iglesia de San Pedro y, aunque no se reparten gratuitamente armas al vecindario, sí que se ponen en venta, destinando los beneficios obtenidos a reforzar las defensas de las puertas y murallas. En Febrero se cierran esas puertas y se niega el envío de hombres armados en ayuda de los sublevados de Toledo. En Marzo se rechaza que se autoproclame arzobispo de Toledo el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, que hubiera sido por tanto señor de Talavera. Es tanta la oposición que incluso por parte de la iglesia talaverana en boca del deán de la Colegial se amenaza con que si viniera a Talavera e intentara acceder a la Colegial “entrando por una puerta todos los canónigos y yo saldríamos por la otra”.

Ejecución de los comuneros Padilla, Bravo y Maldonado

La ciudad se apresta para la lucha, se compra pólvora y plomo y se preparan moldes para la munición. Se ordena a tres alarifes que reconozcan las murallas por si hay que hacer reparaciones y se ponen guardas en las puertas. El autoproclamado arzobispo intenta atraerse la fidelidad de Talavera, pero reunido el pueblo se rechaza nuevamente unirse a él, aunque antes había amenazado con declarar a los que se le opusieran enemigos de la república. Siguen los preparativos tomando fondos del Rey y de la Iglesia por orden de Juan de Ayala y se encargan miles de saetas.

Carlos I agradece desde Worms la fidelidad de Talavera hacia él. Nuestra ciudad nunca fue comunera, pero tampoco fue agradecido por ello el Emperador.

El obispo García de Loaysa fue confesor del emperador Carlos V y fundador del convento de Santo Domingo de Talavera, donde se halla su sepulcro

La capilla de San Salvador (también llamada de Talavera) es la más antigua de todo el claustro de la catedral vieja de Salamanca. Cubierta por una cúpula octogonal con 16 columnas cruzadas denota una clara influencia islámica (siglo XII). Presidiendo la capilla se encuentra un retablo, pieza del siglo XVI de gran valor del que es titular la Virgen.

A principios de dicha centuria Rodrigo Arias Maldonado, natural de Talavera, catedrático y rector de la Universidad cuyo sepulcro y el de su esposa se encuentran en el centro de la capilla.  logró restaurar en ella la liturgia en rito hispano-mozárabe.  A su nieto Francisco Maldonado, comunero de Castilla, pertenecía el pendón que aquí se conserva.

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7 comentarios sobre “TALAVERA NO FUE COMUNERA”

    1. Ver la historia de hace cinco siglos con parámetros de hoy día creo que no es apropiado y lleva a confusión.
      Los comuneros por otra parte, no fueron revolucionarios, defendían los intereses de la baja y media nobleza contra los de la alta nobleza.

      1. Esto creo que es bastante matizable, aunque habría que definir qué se entiende por revolucionario, porque en los aspectos políticos, sobre todo teniendo en cuenta de la época que hablamos, lo fueron y mucho. La interpretación de los comuneros como un movimiento que defendía los privilegios lleva superada como 60 años. Las últimas tendencias historiográficas están diciendo que, para empezar, son varias las «revoluciones», entre ellas algunas antiseñoriales, pero el fin último era establecer un contrato entre el rey y el reino. Incluso, algunos intelectuales comuneros hablaron de una confederación republicana de ciudades. Las fuentes están ahí. Conviene actualizarse.

        1. También conviene no mirar la historia de hace cinco siglos con los ojos de hoy. La historia no tiene efecto retroactivo. Ver a los comuneros conmo una especie de libertarios autogestionarios puede ser literario pero está lejos de la realidad.

          1. Por más que releo mi mensaje no encuentro eso de «libertarios autogestionarios» por ningún lado. Supongo que cuando uno tiene que tergiversar palabras del otro es porque no tiene más argumentos. Sí podrá encontrar en mi mensaje, y vuelvo a insistir, que la visión que usted tiene de la revolución comunera lleva DESFASADA largo tiempo: lo que están diciendo hace décadas los HISTORIADORES trabajando con FUENTES es que la revolución fue un movimiento complejo y heterogéneo donde tuvieron cabida las ideas más avanzadas de la Europa humanista. Irónicamente lo que sí es altamente presentista es decir que un movimiento tan rico (por diverso ideológica y socialmente) como el comunero defendiera los privilegios como si todos sus actores tuvieran una idea común. Si está interesado realmente en el tema le puedo recomendar muchísima bibliografía actualizada.

          2. Sin ánimo de polemizar, por supuesto que fue un movimiento complejo, pero vista la biografía de los tres líderes, no parece que fueran precisamente los de una revolución de parias de la tierra castellana. Lo que no quiere decir que Carlos I fuera ningún santo.

            Bravo: «era alcaide; su madre se llamaba María de Mendoza y era hija del conde de Monteagudo, por lo tanto, sobrina del gran cardenal Mendoza, de modo que, por parte materna, Juan Bravo era primo de María Pacheco, la mujer de Padilla. Conviene notar además que el obispo Acuña era sobrino carnal de Antonio Sarmiento, el segundo marido de María de Mendoza, por lo que había alguna suerte de parentesco entre Bravo y Antonio de Acuña. El 5 de mayo de 1499, la reina Isabel le nombró contino de su casa con cuarenta mil maravedíes de ración y quitación en cada año».
            Padilla: Juan de Padilla nació en el seno de una familia hidalga toledana el 10 de noviembre de 1490, siendo hijo de Pedro López de Padilla, guarda del rey y regidor de Toledo, y su mujer Mencía Dávalos. Esta filiación lo convertía, por tanto, en sobrino de Gutierre de Padilla, comendador mayor de Calatrava, y de Diego López de Padilla, mariscal de Castilla.
            El 18 de agosto de 1511, en la ciudad de Granada, contrajo matrimonio con María Pacheco, hija de Íñigo López de Mendoza y Quiñones, I marqués de Mondéjar y II conde de Tendilla.
            Maldonado: pertenecían a una familia de universitarios, como nietos que eran del doctor Rodrigo Arias Maldonado, alias Rodrigo Maldonado de Talavera, catedrático de la Universidad de Salamanca, que había sido uno de los negociadores de la paz con Portugal, en 1479, y que era miembro del Consejo Real desde 1480-1482. Desde el principio, Francisco Maldonado, que era entonces regidor de Salamanca, apoyó el movimiento de las Comunidades como procurador que fue a la Junta y como capitán de las huestes de Salamanca.

  1. Como bien sabrá , los intelectuales de toda época y lugar suelen proceder de las capas altas de la sociedad, con todo el respeto, no me parece a mí que venga usted a descubrir la pólvora.

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