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RUTA DE LAS CAÑADAS DE OROPESA

RUTA DE LAS CAÑADAS DE OROPESA

Una de las propuestas de mi libro agotado «Rutas y Senderos de Talavera y comarcas» para conocer la red viaria trashumante de CampoArañuelo y el patrimonio de Oropesa

Venados en las dehesas de La Corchuela
Venados en las dehesas de La Corchuela

Las llanuras del Campo Arañuelo se hallan surcadas por numerosas cañadas y cordeles de la antigua trashumancia. En la ruta de hoy  recorreremos algunas de las principales.

RUTA DE LAS CAÑADAS DE OROPESA
RUTA DE LAS CAÑADAS DE OROPESA

Partimos de la base del cerrete sobre el que se asienta Oropesa en su zona este, y después de cruzar la autovía de Extremadura y la carretera de Oropesa a Candeleda, hacemos un trecho de unos cinco kilómetros de llanos cerealistas sin apenas arbolado aunque el paseo resulta agradable por la vista al norte de la mole de Gredos. Llegamos a una bifurcación de la cañada y tomamos el ramal de la derecha para dirigirnos hasta el pueblecito de La Corchuela donde nos detendremos junto al monumento de Fray Juan de los Angeles, personaje nacido en este lugar y conocido por sus escritos místicos. Allí mismo, junto a una antigua fuente que saciaba la sed de pastores y ganados trashumantes  que cruzaban estas cañadas podemos descansar en una zona de recreo agradablemente preparada por la Escuela Taller de Oropesa. Vale la pena también echar un vistazo a la antigua iglesia con una buena imagen del venerado Cristo de la Humildad.

Numerosos nidos de cigüeña en La Corchuela, junto al arroyo de Alcañizo
Numerosos nidos de cigüeña en La Corchuela, junto al arroyo de Alcañizo

Tomamos a continuación la cañada que en dirección oeste se dirige a las Ventas de San Julián. A la derecha discurre, entre fresnos y alcornoques, el arroyo de Alcañizo con numerosos rincones donde detenernos y disfrutar de la amenidad de sus bosquecillos de ribera. No es extraño que se nos cruce en el camino alguna manada de venados,  que veamos numerosos anidamientos de cigüeña en algunos secos alcornoques o que nos sobrevuelen las rapaces, milanos principalmente pero puede que también algún águila imperial. En la época de las migraciones no es extraño contemplar verdaderas nubes de paloma torcaz que junto con los conejos que continuamente se cruzan en nuestro camino hacen de ésta una zona de caza abundante.

Calvario en el camino del cementerio de Ventas de San Julián
Calvario en el camino del cementerio de Ventas de San Julián

Llegamos al fin a  Las Ventas de San Julián que, como su nombre indica, es un lugar formado en torno a unas antiguas ventas que,  como en La Corchuela, daban servicio a ganaderos y trajinantes. Aquí podíamos hasta hace poco adquirir un rabel labrado en raíz de fresno, un mortero o una cinta de música popular grabada por el mismo pastor artesano que fabricaba los rabeles. No debemos seguir nuestro camino sin subir hacia el cementerio donde se encuentra un bonito calvario, único en estas latitudes por la imagen de Cristo esculpida en la cruz. Seguimos en dirección a poniente hasta llegar al límite de provincia, donde todavía se encuentra una antigua venta habitada por el ventero que os puede relatar aventuras de los trashumantes, El Venturro se llama.

Fresnedas del arroyo de San Julián y al fondo el pico Almanzor
Fresnedas del arroyo de San Julián y al fondo el pico Almanzor

Como quiera que el recorrido es largo, aquellos que lo realicen en bicicleta o a pie pueden dividirlo en dos jornadas pernoctando en el camping del Embalse de Rosarito rodeados de robles y fresnos e incluso practicando la pesca, el piragüismo o dándose un chapuzón. Otra alternativa es pasar la noche en las zonas de acampada situadas en las orillas del Tiétar, en la zona conocida como las Máquinas de Monteagudo por las ruinas todavía en pie de una antigua fábrica de harinas movida por energía hidráulica. A esta zona se accede desde La Corchuela y es privilegiada para los que gusten de la pesca de la boga y el barbo en primavera.

Desde El Venturro volvemos por otro ramal de la cañada hasta la bifurcación que dejamos al comienzo de nuestro periplo mesteño. El trayecto alterna los encinares con los huertecillos,  saucedales y choperas de los arenosos y numerosos arroyos que cruzan estas llanuras y que en primavera con sus espinos, sus robles y fresnos nos ofrecen lugares amenos y encantadores.

Portada de la iglesia parroquial de Oropesa
Portada de la iglesia parroquial de Oropesa

OROPESA MONUMENTAL

En el recorrido de hoy no todo es naturaleza, en Oropesa podremos degustar en el Parador Nacional y en otros establecimientos su exquisita gastronomía. El marco del Parador ya es en sí un atractivo. El antiguo palacio de los Alvarez de Toledo fue contruido por el que fue IV Virrey del Perú. Oropesa merece callejear por ella visitando el castillo anejo al parador, los restos de las murallas, la plaza con su curiosa torre del reloj, la casa del Santo Alonso de orozco. La portada plateresca de la parroquia de nuestra Señora de la Asunción. El antiguo colegio universitario de los jesuitas, que también dejaron en Oropesa la iglesia de San Bernardo llamada «de la Compañia». La ermita de la Virgen de Peñitas, el antiguo ayuntamiento gótico, los conventos…etc . Un patrimonio que sería prolijo detallar aquí, y del que hablaremos otro día pero sobre el que podréis conseguir folletos en el ayuntamiento que además ha señalizado en el casco urbano una ruta sencilla para conocer el rico patrimonio de la capital de «la Campana».

RELATO SOBRE CAÑADAS Y TRASHUMANTES

CAÑADAS Y CORDELES:

Puente medieval construido entre La Mesta y el Concejo de Talavera para el paso de un cordel trashumante
Puente medieval construido entre La Mesta y el Concejo de Talavera para el paso de un cordel trashumante

Marzo de 1557

Esa mañana el movimiento era febril en la venta. El olor del pan recién cocido daba al amanecer un aroma de placidez. Los rabadanes daban órdenes a los zagales que  intentaban agrupar a sus hatos con los mastines, separando las ovejas extraviadas de rebaños ajenos entre el ir y venir de las carretas de la Real Cabaña. Los bueyes venían tirando desde la Mancha de largas hileras de carros con la leña que habían cargado en los montes de Toledo y que después venderían a los alfareros talaveranos. En la villa cargarían tejas vidriadas y cacharros para llevarlos hasta Sevilla y embarcarlos con destino a las Indias.

Tenían que darse prisa. Allí mismo iba a tener lugar una vista del Alcalde Entregador de la Mesta a causa de la denuncia de los pastores. Tenía que juzgar el rompimiento de la cañada por unos vecinos que habían cultivado unas viñas en ella.

Los hateros estaban acabando de cargar el pan, la ropa y los utensilios en sus caballos. De uno de ellos colgaban las pieles de dos lobos que los perros habían matado poco antes de cruzar el puerto del Pico. Un comerciante vendía a los trashumantes la sal que portaba en sus borricos. En unos minutos, los cientos de ovejas despejaron el lugar para ir a beber a la fuente de un descansadero cercano, donde permanecerían mientras los ganaderos curioseaban como espectadores en el juicio que iba a tener lugar.

Rebaño por la cañada leonesa a través del Baldío de Velada

El concejo de la villa había sido reunido a campana tañida. Los alcaldes, regidores y hombres buenos llegaron todos juntos al lugar. Una polvareda a lo lejos indicaba que la comitiva del Honrado Alcalde y Entregador Mayor de las mestas y cañadas de Su Majestad estaba próxima. Más de doscientas personas entre escribanos, criados, secretarios y gente armada formaban su séquito. Los ganaderos se descubrían a su paso y, montado en su caballo engalanado para la ocasión, avanzaba el hombre que tenía la capacidad de juzgar todos los hechos acaecidos en las cañadas, cordeles y veredas, o que tuvieran relación con los hombres y ganados de la Mesta que transitaban por ellos. Iban llegando más curiosos hasta que una multitud se reunió en torno al estrado que los hombres del Entregador habían montado el día anterior bajo un toldo.

Fuente en la Cañada Leonesa Oriental a la altura de Almendral de la Cañada

Con gran ceremonia, el juez de las cañadas tomó asiento y ante él compareció el  procurador del Honrado Concejo de la Mesta. Con un largo discurso acusó a algunos vecinos de la villa de haber plantado panes y viñas en la cañada y de hacer a los rabadanes y pastores diferentes injurias, quebrantándoles sus hatos y llevándoles sus ganados. Pidió que la cañada fuese abierta de nuevo arrancando las cepas que en ella se habían plantado y quitando los cercados. También solicitaba una compensación de diez mil maravedíes para los ganaderos afectados directamente. El concejo de la villa protestó por las numerosas ocasiones en que los ganados habían invadido al atravesar su término las cinco cosas vedadas: panes, dehesas, viñas, huertas y prados de guadaña. Además, era sabido que los serranos habían intentado eludir el pago de la la asadura a la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera cuando cruzaban el puerto de Berrocalejo, y como el Entregador sabía, los cuadrilleros hermandinos debían cobrar esa renta, pues con ella se protegían las cañadas y despoblados de los bandidos y los ladrones de ganado.

El «Venturro» de Ventas de San Julián en la Cañada Leonesa Occidental

El Entregador respondió que eso, aunque fuera cierto, no les excusaba de los rompimientos de cañadas y era su obligación hacer cumplir las cartas y privilegios que los reyes habían otorgado al Honrado Concejo, siempre que los testigos confirmaran las acusaciones. Para ello ordenó al concejo de la villa que designara seis hombres buenos para que con el Alcalde Entregador andaran y apearan la cañada usurpada, lo que les mandó que cumplieran si no querían incurrir en las penas contenidas en las cartas y privilegios del Rey.