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CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

CAPILLA DE SANTA LEOCADIA, SAN SEBASTIÁN Y QUINTA ANGUSTIA EN LA COLEGIAL

Cuadro de Santa Leocadia que preside la capilla del mismo nombre obra de Blas de Prado

La siguiente capilla del lado norte si seguimos hacia poniente desde la de los Samtos Mártires es la de Santa Leocadia. En ella es de destacar un buen retablo emparentado con los realizados por el Greco para Santo Domingo el Antiguo de Toledo, según el profesor Juan Nicolau. En la predela se representan en relieve algunas escenas del martirio de la santa y en la parte central se enmarca la mejor pintura que guarda la Colegial según el mismo autor y “pintura muy estimable” para el conde de Cedillo.

El autor es Blas de Prado, fue pintada en 1592 y está en su estilo muy influenciada por la corriente manierista. Tiene por motivo a la santa saliendo de su tumba y San Ildefonso cortando un fragmento de su velo en presencia de Recesvinto. El otro cuadrito de la parte superior del retablo representa a la Virgen y el Niño mientras unos ángeles la ofrecen unas rosas. Blas de Prado fue un pintor renacentista nacido en Camarena en 1545. Fue enviado por Felipe II a pintar en Marruecos unos retratos de la familia del sultán. Destacan entre sus obras una Virgen con el Niño y un retrato del venerable Alonso de Villegas, ambos en el Museo del Prado. Fue también autor de buenos bodegones y algunos ven en su estilo influencias rafaelistas.

También se encuentran en esta capilla dos cuadros de Tristán que representan a San José y a San Jerónimo, y que probablemente proceden del monasterio de Santa Catalina.

Cuadro de San José obra de Tristán en la capilla de Santa Leocadia

Fundó esta capilla el canónigo Alonso de Paz en 1588 y en ella radicaba la Hermandad de la Purificación que ayudaba con «socorros y entierros» a los clérigos pobres de la villa y de fuera de ella. Tuvo también la función de capilla de la parroquia de Santa María propiamente dicha y por ello tenía anexa una pequeña dependencia que hacía las veces de sacristía. Hoy día se utiliza también también para decir en ella las misas de diario.

Es interesante otro retablo con una pintura de San José que parece se encontraba antes en la sacristía y es obra de Antonio Palomino sobre un buen altar de mármol. Este pintor de origen valenciano nació en 1655 y trabajó en Córdoba donde comenzó a trabajar haciendo copias. Marchó a Madrid en 1678 donde con el apoyo de Claudio Colello y Lucas Jordán fue nombrado pintor del rey en 1688. A partir de entonces realizó numerosas obras tanto en frescos como en lienzo escribiendo además imprescindibles obras sobre historiografía del arte español.

San Jerónimo en una obra de Tristán que se encuentra en la capilla de Santa Leocadia

También se conserva una pintura de la Virgen del Sagrario. A finales del siglo XVIII el deán Bartolomé de Cisneros hizo pintar el recinto y colocar un retablo con la Virgen del Sagrario, siendo a su muerte enterrado en esta capilla que está cerrada por una gran reja renacentista y cuenta con un zócalo de azulejería talaverana del siglo XVII.

CAPILLA DE SAN SEBASTIÁN

Rejería con el escudo de en la capilla de San Sebastián

Iluminada por una gran ventana con buena reja que da a la Plaza del Pan se encuentra una capilla erigida por Hernando de Alonso, fundador también del Hospital de la Misericordia ( lo que hasta hace poco fue «Casa de Socorro»,  frente a la Colegial). Ésta que fue capilla bautismal con la pila donada por él mismo, sala capitular adornada con cerámica en la que se reunía el cabildo de los canónigos y capilla de San Sebastián, acabó convirtiéndose en la sala que alberga el rico archivo de este templo y de las demás parroquias talaveranas.

En ella se encuentran representados los apóstoles en 12 cuadros que proceden también del monasterio jerónimo y que se hallaban antes de su traslado aquí en la iglesia de El Salvador.  Se inspiran en grabados de Hendrick Goltzius de 1617.

Capilla de San Sebastián con veijos documentos de l archivo de la colegial y cuadros representando a los apóstoles
Fotografía de la Colegial de la revista Blanco y negro en la que todavía se puede ver el coro con la capilla de la Quinta Angustia hoy desparecida

CAPILLA DE LA QUINTA ANGUSTIA

En el trascoro se instaló la capilla de la Quinta Angustia hoy desaparecida. Estuvo adornada con un grupo escultórico hispano flamenco del siglo XVI sobre el mismo tema que acabó en la capilla de San Juan Bautista, hoy  dependencia de paso al claustro. La cámara que nos ocupa sirvió como enterramiento del primer marqués de Sofraga, miembro de los consejos de Estado y de Guerra de Felipe III, aunque su fundación también se debió a Hernando de Alonso, que además financió la construcción del púlpito. Este clérigo siempre ponía por armas  en sus obras un libro, pues le gustaba decir que «las armas de un sacerdote no eran otras sino el breviario».

El grupo escultórico de la Quinta Angustia que se ve en la foto anterior y que ahora está instalada en la capilla de entrada al claustro

TIERRAS DE TALAVERA, HISTORIA DE UNA IDENTIDAD (2) de Caesaróbriga a la Talavera Medieval

TIERRAS DE TALAVERA, HISTORIA DE UNA IDENTIDAD (2)
de Caesaróbriga a la Talavera Medieval

Continuamos una serie de artículos sobre cómo la comarca natural de Talavera ha constituido una unidad cultural y geográfica a lo largo de la historia

Ara romana en la que aparece el nombre de nuestra ciudad en la que aparece el nombre romano de nuestra ciudad: Caesaróbriga. En dibujo del padre Fita

Los romanos distribuyen las tierras hispanas en las tres provincias, la Bética, la Tarraconense y la Lusitana. Observan que nuestra tierra está poblada por los vettones, pueblo de la misma etnia que los lusitanos y que por tanto son encuadrados por el Imperio en esta misma demarcación territorial, que tiene como frontera oriental una línea que discurre aproximadamente a la altura de la localidad de Santa Olalla, claramente coincidente con el límite geográfico queaún hoy mantiene nuestra comarca natural. Son varios los autores que consideran que ya en tiempos romanos Talavera era una especie de capital administrativa de un gran territorio rural en el que se distribuían numerosas villas dispersas y donde parece haber tenido importancia económica la minería de numerosas explotaciones de La Jara,  la trashumancia y el asentamiento de las legiones romanas. Talavera fue sin duda una importante ciudad romana, capital de un extenso territorio en la que había lujosos templos y edificios y donde no se descarta que hubiera edificio públicos como circo o teatro, aunque todavía no se hayan encontrado por los numerosos arrasamientos de la época medieval.

Excavaciones de edificios y templos romanos bajo el actual centro Rafalel Morales en la Plaza del Pan

De cualquier forma, la gran cantidad de inscripciones romanas localizadas en nuestra ciudad, de las que entre otras cosas se ha deducido la denominación de Talavera como Caesarobriga, nos hablan de una población de importancia, como se deduce por tener uno de los corpus epigráficos más ricos de la península.

En la época más tardía se produce una crisis generalizada que conlleva una dispersión rural de la población, como demuestran los numerosos yacimientos tardorromanos y las villas que se hallan esparcidas por la tierra de Talavera. Algunas de esas grandes villas romanas presentan plantas basilicales que demuestran la cristianización en la época de las gentes que habitaban la comarca, cuyo ejemplo más representativo es la villa romana de Saucedo en Talavera la Nueva. Estos asentamientos parece que también estaban vinculados a explotaciones metalúrgicas y, de la misma manera que en otras épocas históricas, los arqueólogos han observado en los materiales hallados un gran paralelismo con los de yacimientos localizados en Extremadura. Nuevamente volvemos a percibir esa mayor vinculación cultural de nuestra ciudad con el occidente peninsular que con la zona central, como algo constante en el devenir histórico de esta tierra.

Mosaico de la Villa romana de Saucedo

En época visigoda los nuevos pobladores no arrasan la ciudad, pero sí que dan una nueva orientación urbanística a la misma. La distribución del territorio estaba entonces muy unida a la demarcación eclesiástica y en Talavera parece que se localizaba la sede episcopal de Elbora, sufragánea de la de Mérida. En Aquis, núcleo de población identificado con Talavera o con la cercana finca de La Alcoba, se crea un obispado en relación con la devoción que atrae a numerosos fieles al sepulcro de San Pimenio, pero el metropolitano de Mérida se queja al rey Wamba por la existencia de esta diócesis, por lo que Talavera se mantiene vinculada a la Lusitania hasta la llegada de la invasión musulmana.

Capitel visigodo de Mohedas de la Jara

Durante la época musulmana son diferentes los viajeros e historiadores que califican a Talabayra como una gran ciudad de la que depende “una provincia importante”.Esta provincia o korá es repoblada en gran parte por aguerridas tribus bereberes que, acostumbradas a batallar, son mantenidas aquí para controlar a la levantisca Toledo con la que mantienen no pocos enfrentamientos, pues Talavera, esa ciudad “más al norte de Al-Andalus, en la frontera con los politeístas”, está destinada a servir de bastión ante los cristianos y ante las fuerzas toledanas rebeldes al califato de Córdoba. La ciudad sufre después los enfrentamientos entre el taifa de Toledo y el taifa extremeño de Badajoz, entre los cuales se encuentra geográficamente. Las tierras de Talavera a raíz de la reconquista por Alfonso VI corresponden según J.Gómez Menor con ese territorio o iqlim de la Talabayra musulmana que “no estaba sujeta a Toledo sino que su iqlim formaba una pequeña provincia independiente integrada dentro de la Marca fronteriza Media. Su independencia administrativa está atestiguada: tenía un gobernador, y un cadí o autoridad judicial, y las crónicas árabes nos han conservado el nombre de algunos”.

Lucerna o candil árabe hallado en excavaciones de Talavera

Alfonso VI conquista Talavera y la repuebla con castellanos y francos, que en principio ocupan los arrabales, aunque persiste una numerosa población mozárabe que se asienta en la villa, dentro del caserío que dejaron las clases dominantes árabes. También los moriscos constituyen un núcleo de población importante que se acrecienta durante siglos posteriores, así como la aljama judía, que es de una importancia numérica media-alta entre las comunidades hebreas de Castilla. Más al oeste, la repoblación leonesa es más importante y ya desde la Campana de Oropesa hacia poniente pueden observarse algunos aspectos etnográficos y linguísticos que así parecen confirmarlo claramente.

Alfonso VII participa personalmente en el amojonamiento del término que sería el embrión de las futuras Tierras de Talavera, pasando numerosas temporadas cazando en nuestra ciudad. Fernando III el Santo aumenta la extensión de los territorios talaveranos con la cesión para su repoblación de las Siete Heredades del Pedroso, que formaban parte de La Jara y que actualmente se encuentran comprendidas en Extremadura, desde la división provincial de 1833, como también lo están las dehesas de Ivan Román y Castrejón de Ibor, lo que más tarde sería territorio de Guadalupe y del valle del río Ibor con núcleos de población como Castañar, Navalvillar o el despoblado de la Avellaneda.

El mudéjar quedó como huella de la cultura musulmana en la Talavera ya reconquistada

Hacia el sur, las tierras talaveranas se van repoblando hasta el Guadiana debido a la seguridad militar que se produce en el territorio después del avance de las tropas cristianas tras la batalla de Las Navas de Tolosa. El señorío de La Puebla de Alcocer tendrá no pocos problemas fronterizos con Talavera, principalmente ocasionados por las disputas sobre los pastos y las barcas del río. También son numerosas las luchas de las gentes de Talavera con los caballeros abuleses que abusan de su prepotencia militar y que hace necesario que nuestra villa firme una alianza con Plasencia para intentar afrontar la situación.

Es curioso constatar cómo en la repoblación medieval la cabeza del alfoz se encuentra al norte de la ciudad de cabecera y sus tierras se extienden hacia el sur, tanto en el caso de Talavera que llega hasta el Guadiana como en el caso de Ávila, ciudad cuya jurisdicción comprendía localidades tan cercanas a talavera como Velada, todos los pueblos de la Sierra de San Vicente e incluso la Campana de Oropesa, aunque evidentemente todas esas poblaciones se encuentran desde siempre en el ámbito geográfico y económico de Talavera.

La repoblación cristiana dejó muestras como estas ruinas del castillo de Santisteban en San Martín de Pusa

La repoblación de ese enorme territorio desierto por las razzias permanentes de uno y otro bando a lo largo de la Edad Media hace que sea necesaria la formación de una fuerza armada que defienda a colmeneros y ganaderos del bandidaje que en la fragosidad de los montes de La Jara impide por su inseguridad que se asienten poblaciones estables. Nace así una de las instituciones más antiguas de policía rural y uno de los símbolos de nuestra ciudad durante siglos. Se trata de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera que junto a la de Toledo y la de Ciudad Real son el antecedente y modelo de la Hermandad Nueva que impulsarán los Reyes Católicos, y de la misma Guardia Civil, que con sus uniformes verdes recuerdan a la vieja institución hermandina. Durante siglos, los nobles se disputaban los cargos de la misma por ser signo de poder en la villa. La Santa Hermandad también protegía de alguna forma los intereses pecuarios, camineros e incluso “ecológicos” de nuestra tierra. Su pendón era colocado simbólicamente a la entrada de la Puebla de Guadalupe en recuerdo de la dependencia de aquellas tierras de Talavera y también perseguía los delitos perpetrados o a delincuentes huidos en la comarca natural de Talavera, en territorios muy lejos ya de los límites históricos de su alfoz.

Las torres albarranas, símbolo de la primera Talavera cristiana tras la reconquista

Doña María de Portugal recibe de su esposo Alfonso XI la villa de Talavera como regalo de bodas, por lo que, al ser señorío de realengo, nuestra ciudad mantiene cierta independencia relativa comparada con las poblaciones que sufren un señorío feudal, siempre más presionadas desde el punto de  vista impositivo o político.

El cambio de Talavera por la villa de Alcaraz con los arzobispos toledanos hace que nuestra ciudad caiga en señorío eclesiástico, aunque los datos apuntan a que históricamente los arzobispos no presionaron en exceso al concejo talaverano, que mantuvo hasta la eliminación de los señoríos en el siglo XIX una considerable independencia de la mitra toledana. Esto permitía, sin embargo, que la nobleza y los ricohombres de la villa fueran quienes realmente detentaran el poder efectivo.

continuará

TIERRAS DE TALAVERA, HISTORIA DE UNA IDENTIDAD (1)

TIERRAS DE TALAVERA, HISTORIA DE UNA IDENTIDAD (1)

Prehistoria

Iniciamos hoy una serie de artículos sobre cómo la comarca natural de Talavera ha constituido una unidad cultural y geográfica a lo largo de la historia

Dolmen de Azután

Los condicionantes naturales han hecho desde tiempos prehistóricos que las Tierras de Talavera constituyan una unidad geográfica, humana y cultural en la que se ha determinado una identidad específica y bien diferenciada de los territorios adyacentes.

Vamos a remontarnos nada menos que 5500 años, hasta la época en que los primeros agricultores del Eneolítico y la Edad del Cobre poblaban nuestros campos y dejaban como muestra de su paso dólmenes como los de Navalcán, La Estrella o Azután.

Estos monumentos megalíticos se enmarcan en el conocido como Megalitismo Extremeño, por tener características similares tanto en su estructura como en el arte esquemático, y en el ajuar en ellos depositado a los megalitos hallados en Extremadura y Portugal, que a su vez se enmarcan en la denominada cultura Alentejana. Es ésta la primera muestra de la vinculación de nuestra comarca con las culturas del occidente peninsular.

Menhir de la Laguna del Conejo en Gamonal

Los menhires de la Laguna del Conejo, cerca de Velada, o el conocido como menhir de Parrillas son también manifestaciones de esta cultura que curiosamente se hallan, al igual que los dólmenes, en las inmediaciones de la Cañada Leonesa Oriental, constituyendo este hecho una primera muestra de esa constante vinculación de las gentes que habitaron nuestras tierras con la actividad de la ganadería.

Ya en la Edad del Bronce se reparten por nuestra geografía varias estelas de guerrero que nos vinculan también con las culturas orientalizantes provenientes del mundo protofenicio de la costa mediterránea de Asia que, después de colonizar la zona de las actuales provincias de Cádiz y Huelva, hicieron sentir su influencia en un recorrido ascendente siguiendo el eje de la Vía de la Plata hasta Talavera y su entorno, localizándose así nuestra tierra en el límite noreste de la referida influencia cultural del oriente mediterráneo.

Estela de Guerrero de Las Herencias

En la transición de la Edad del Bronce a la Edad del Hierro sucedió algo similar, como nos indican los materiales del ajuar encontrado en una tumba de características “principescas” que fue hallada en El Carpio, finca situada en el término de Belvís de la Jara.

Las influencias del mundo tartésico se siguen produciendo durante la Edad del Hierro y son significativos los hallazgos de una vasija piriforme, que se encuentra actualmente en el Museo Metropolitano de Nueva York, y un timaterio o braserillo ritual, como objetos que tienen también características de clara influencia orientalizante, así como un puñal hallado en término de Mesegar datado en torno al siglo IX a.C. o unas fíbulas localizadas en Azután. Todos estos son hallazgos que, en general, coinciden con la llegada a la península de las primeras colonias fenicias.

Verraco de Cabeza del Moro

Los pueblos que se asentaban en Talavera antes de la llegada de los romanos eran pueblos célticos con esas evidentes influencias culturales del suroeste peninsular, que a su vez estaba influido por las culturas orientales llegadas a la península. Los vettones son un pueblo celta que ocupa la comarca de Talavera, Ávila y gran parte de las actuales provincias de Salamanca y Cáceres. Distribución que coincide claramente con el que más tarde llamarían los romanos Conventus Emeritensis. Son más de medio centenar los verracos de piedra que se encuentran distribuidos a lo largo y ancho de nuestra comarca y en el mismo término de Talavera. Estos pueblos celtas están también vinculados a la ganadería y se piensa que hacían desplazamientos con sus ganados, siguiendo probablemente muchos de aquellos viejos caminos y cañadas pecuarias. Esta vinculación con la ganadería como principal forma de vida es, como vamos anotando, una constante de las tierras talaveranas.

Mapa de la Lusitania romana en la que se incluyen las Tierras de Talavera (Caesaróbriga) actuales

Ese sustrato céltico se observa, por ejemplo, en el primer nombre conocido de nuestra ciudad: Caesaróbriga, que quiere decir algo así como “población fortificada de César”. Los vettones, aunque eran bravos guerreros y se enfrentaron duramente a los romanos, se integraron después en sus ejércitos con relativa facilidad como fuerzas indígenas. Antes de ello, en coaliciones con los lusitanos o con los carpetanos, lucharon contra las legiones y, aunque es difícil de comprobar la veracidad histórica de la cuestión, autores como Schulten han asegurado la presencia de Viriato en la zona, concretamente en el Monte de Venus, al cual identifica el famoso historiador con el cerro de San Vicente. En este mismo sentido, también se ha querido localizar la batalla de Quinto Fulvio Flaco contra una coalición carpetovetona en las llanadas del actual polígono industrial de Torrehierro donde, por cierto, existen los restos de una posible tumba turriforme conmemorativa.

Pintura del siglo XIX que representa la muerte de Viriato

Vemos por tanto que nuestra ciudad se encuentra en el centro peninsular, pero claramente vinculada a los pueblos occidentales de ascendencia céltica, al contrario que la vecina Toledo y el resto de Castilla-La Mancha, cuyos territorios se hallan enmarcados más bien dentro del mundo cultural ibérico.

Continuará

LA PLAZA DE ESPAÑA EN FOTOS ANTIGUAS

LA PLAZA DE ESPAÑA EN FOTOS ANTIGUAS

Plaza de España de Talavera, lado sur y Trinidad

Esta zona de Talavera fue parte del extrarradio hasta prácticamente el boom urbanístico de la ciudad en los años 70.  En la proximidad de sus explanadas se celebraban mercados de ganados y era lugar de mucho tránsito donde paraban algunos autobuses y trasportistas, hasta que otras zonas de Talavera fueron sustituyendo ese lugar de trasiego. S importancia comenzó a acrecentarse con la construcción del ferrocarril y de los paseos del Muelle y La Estación. Y también le dio vida la instalación del cuartel de la Guardia Civil y el asilo de ancianos en sus inmediaciones.

Este barrio periférico era conocido como casas de la Paz hasta que después de la Guerra Civil se le puso el nombre de plaza Héroes del Alcázar, que llevó hasta que desde 1983 fue denominada Plaza de España.

Empezamos con las fotografías  del plan de Ensanche de Talavera de 1945 donde vemos ya establecimientos como Casa Ufe.

Ya se observa las escuelas del Prado y la calle Trinidad ya formada y con movimiento comercial, además de viejos edificios con balaustrada superior  que todavía se ven en la fotografía en color de los años 70.

Detalle de la foto anterior al fondo la torre de la iglesia de San Francisco

 

El cuartel de la Guardia Civil y más tarde la «Casa de la Cultura» fueron cerrando ese espacio por el lado oriental de la plaza.

Lado oeste de la Plaza de España en 1945
La plaza de España con la casa de comidas Ufe, entonces Eufemio
La plaza de españa en los años 70 con edificios tadavía en pie de las foto anteriores de 1945, como casa Ufe
Lado norte de la Plaza de España con el paseo de la Estación
Viandantes por el paseo de la Estación en un detalle de la foto anterior

En una foto aérea de finales de los años 60 podemos ver la plaza de España con el cuartel de la Guardia Civil, el asilo de ancianos o la casa de la cultura en construcción, las escuelas etc, aunque ya se van viendo otros de los edificios que conformarían su estado actual.

La plaza de España en una fotografía aérea de finales de los 70
Las escuelas del Prado delimitan la plaza por su esquina sureste
Detalle de la foto anterior
Fotografía particular en la que se observan  los numerosos camiones que frecuentaban el lugar.

 

LA PORTIÑA DEL SALVADOR Y PUENTE MORIS EN FOTOS ANTIGUAS

LA PORTIÑA DEL SALVADOR EN FOTOS ANTIGUAS

Desfile festivo por la portiña de El Salvador en la confluencia con Santo Domingo, al fondo, y Salmerón
La Portiña en su tramo final por debajo del Puente Moris antes de ser cubierta

En la entrada anterior conocíamos algunas fotografías antiguas de la Portiña de San Miguel. A partir de la confluencia de la calle Jiménez de la Llave que precisamente viene de la antigua parroquia del Salvador, la calle que discurre sobre el arroyo y paralela al segundo recinto amurallado es la que conocemos como Portiña del Salvador.

Detalle de la foto anterior con caballerías que vienen de la actual calle Entretorres y van.hacia la plaza Puente Moris y la Portiña para vadearla. Al fondo la Real Fábrica de la Seda, entonces cárcel de los represaliados de la Guerra Civil.Se distingue por la torre que se elevaba en mitad del tejado.

Continúa hasta que en la zona del Puente Moris se unía el segundo recinto con el primero junto a la puerta de Mérida en la llamada «cuesta de la Felipota» por donde se accedía a la villa desde el oeste a través de la calle Olivares.

La calle Olivares se encuentra con La Portiña todavía sin cubrir
Detalle de la foto anterior donde se ve el ambiente vecinal de la calle con vecinas que llevan agua, otras clarlan y otro repara con una escalera el cableado. La mayor parte de casas de la derecha están actualmente ocupadas por el colegio de La Salle. Es curiosa la alcantarilla lateral descubierta con puentecillos para el acceso a las viviendas.

Las mujeres lavaban en el arroyo como se ve en la postal de Ruiz de Luna y desde la calle Olivares los viajeros se dirigían paralelos a la actual carretera hasta la confluencia de la calle San Andrés para luego cruzar el puente Moris hacia la Puerta de Mérida que les daba acceso a la Villa. Antes desembocaba en ella la calle de San Martín, que llevaba ese nombre por situarse en ella una de las parroquias medievales desaparecidas de Talavera, la parroquia de San Martín,

Detalle de una postal de Ruiz de Luna de 1906 en la que se observa el Puente Moris y la Potiña sin cubrir
Detalle del dibujo de Van der Winaerde del siglo XVI en el que se observa el puente Moris sobre la Portiña

El puente Moris aparece en una foto antigua de Ruiz de Luna y en el dibujo de Van der Wigaerde del siglo XVI. Se dice que el puente tenía ese nombre por un asesinato que se cometió en el lugar en la persona de un francés llamado Maurice.

La Portiña desembocaba finalmente en el Tajo junto al edificio de las hilaturas de la Real Fábrica de Sedas, luego cárcel y finalmente su solar ocupado por el instituto Ribera del Tajo a un lado y la zona de Entretorres al otro. Esa zona siempre fue problemática por  inundaciones y vertidos y muladares que se formaban por acumulación de desperdicios. El director de las Reales Fábricas de Seda Juan Ruliére adquirió un olivar ribereño a cambio de canalizar ese tramo de la Portiña, tal vez la canalización que se ve en las fotos anteriores de las láminas 22 y 20 del plan de Ensanche de 1945.

LA PORTIÑA DE SAN MIGUEL EN FOTOS DE 1945

LA PORTIÑA DE SAN MIGUEL EN FOTOS DE 1945

Hoy vamos a conocer la calle Portiña de San Miguel a través de las fotos del Ensanche de 1945 y aguna otra.

En ocasiones he dicho que Talavera más que una ciudad a la orilla del Tajo es una ciudad a la orilla de La Portiña, el arroyo en cuya desembocadura con el Tajo se situaron los primeros pobladores prehistóricos, antes incluso de los romanos que precisamente en esa elevación entre el Tajo y la Portiña que sirve de asiento al casco antiguo de Caesaróbriga.

Detalle de postal de Ruiz de Luna donde se ve el Puente de la Villa

La Portiña se fue cubriendo a su paso por nuestra ciudad desde las proximidades de la carretera de Cervera y luego en el recorrido que hacía por debajo del segundo recinto amurallado hasta confluir con el primer recinto en la zona de Puente Moris y la monumental puerta de Mérida.

Siempre se ha dividido en dos tramos según las parroquias de sus inmediaciones intramuros, la de San Miguel, desde la confluencia con la calle Cerería hasta la de Luis Jiménez de la Llave, donde comienza la Portiña del Salvador.

Quizá el nombre de La Portiña venga del el pequeño puertecillo por el que discurre justo en el lugar donde ahora se encuentra el muro del embalse y donde se desarrollaron los encuentros más violentos de la Batalla de Talavera.

Confluencia en 1945 de la calle Cerería, a la derecha, con San Ginés a la izquierda. Es el inicio de la Portiña de San Miguel ya cubierta en el llamado puente la Villa. Al fondo la calle Marqués de Mirasol.

En la confluencia de Cerería con La Portiña saltaba al arroyo un pequeño puente conocido como Puente la Villa por dar acceso a los arrabales nuevos y, por la plaza del Reloj y arco de San Pedro a la propia Villa, el caserío situado dentro del primer recinto amurallado. Más tarde se llamó puente de las Alcantarillas Nuevas, igual que a la puerta y torre que del segundo recinto amurallado situada allí.

 

Detalle de la foto interior con personajes talaveranos y ambiente todavía rural, y el irregular trazado de Marqués de Mirasol con trasformadores en la vía pública, cuya densidad de circulación era mucho menor.
Plazuela donde confluyen la calle San Ginés, marqués de Mirasol a la derecha y al fondo la plaza de la Cruz Verde, con la arquitectura tradicional de Talavera y acacias plantadas en el talud que formaba el cauce de La Portiña.
Talaveranos cargando leña en la plaza de la Portiña según detalle de la foto anterior
Detalla de la bajada desde el final de Marqués de Mirasola a la la plazuela donde confluye la calle de San Ginés.
El arroyo de la Portiña antes de ser cubierto. Postal de 1906 de Ruiz de Luna.

La iglesia de San Miguel estaba situada prácticamente en la orilla de la La Portiña y aún se mantiene la torre con algunos restos de la misma como el pórtico y unos arcos mudéjares. En una de las fotos del Plan de Ensanche de 1945 que venimos viendo aparece todavía la torre cubierta y con un gracioso hueco del campanario mudéjar con su arco de herradura enmarcado por alfiz de ladrillo en la parte superior y de piedra en la inferior.

La Portiña de San Miguel ya cubierta con la torre todavía techada de la antigua iglesia

Pasada la iglesia de San Miguel había un postigo en el muro del segundo recinto amurallado que tenía una hornacina con una imagen de Ecce Homo conocida como Cristo de la Salud que da nombre a la calle actual y al que se tenía una gran devoción en la villa. Esta pequeña puerta se llamó anteriormente de Vengamedel.

Más adelante había otro puente llamado de las Alcantarillas Viejas o del Pópulo y que se correspondía con la puerta del mismo nombre del segundo recinto amurallado. Se sabe que en el siglo XVII había también allí una «pontezuela de piedra» sobre el arroyo de La Portiña.

Arcos mudéjares de la torre de San Miguel
Detalle de la foto anterior
El poco tránsito por la Portiña de San Miguel permitía disfrutar del sol a los vecinos

El arroyo de la Portiña por su doble condición de corriente fluvial y lindero con la muralla se convertía muchas veces en un muladar lleno de desperdicios que ocasionaba las protestas delos vecinos desde la Edad Media.

Foto de La Portiña de San Miguel, con la torre de la iglesia a la derecha

La zona más ancha en la confluencia con la calle de Santo Domingo y Salmerón se conoció antiguamente como plaza de los Caldereros, por haber allí varios artesanos de este oficio. También se llamó del Cardeal Loaisa por ser este prelado, confesor de Carlos V, el fundador del convento de Santo Domingo.

La topografía del antiguo arroyo de La Portiña condicionó las frecuentes inundaciones de la plaza y traemos aquí una de las fotografías en que se rescata a vecinos junto al antiguo kiosko.

Inundaciones en la zona del puente la VIlla.

LA CAÑADA DE ALFARES EN FOTOS ANTIGUAS

LA CAÑADA DE ALFARES EN FOTOS ANTIGUAS

Cañada de Alfares desde su inicio en la calle de San Francisco, en fotografía de la colección del proyecto de Ensanche de 1945

Esta calle de Alfares, Cañada de Alfares hasta 1958, tiene un nombre tan talaverano que lleva dos de las actividades más características de la ciudad, cañada como vía ganadera y alfares por la actividad cerámica de talleres como el de los Mansillas, Gaytanes o la Menora, ya desde el siglo XVI.

En las fotos del proyecto de ensanche observamos todavía los carros que transitaban por ella y que luego serían sustituidos por los vehículos a motor cuando la nacional V atravesaba nuestro casco urbano.

Cañada de Alfares en su tramo medio

Discurre siguiendo el recorrido del antiguo segundo recinto amurallado entre dos de sus antiguas puertas, la Puerta de Toledo, que se encontraba en la embocadura de la calle de San Francisco y la puerta de Zamora donde comienza la calle Marqué de Mirasol que durante un tiempo dio también nombre al tramo de Alfares siguiendo también ese segundo recinto amurallado del que ya no quedan restos. Las viviendas tienen los típicos balcones talaveranos que cantó Rafael Morales y en ella había bastantes edificios, patios y corrales de talleres, alfares y casonas de la burguesía talaverana a los que se accedía por la calle Puertas Falsas como su propio nombre indica

El círculo de Labradores en fotografía de principios de siglo

En el comienzo con el cruce con la calle de San Francisco se encontraba el antiguo círculo de Labradores. Lugar de encuentro de los propietarios agrícolas más pudientes aunque luego extendido a otros estratos de la población.

El círculo de Labradores a principios de los 70, al fondo la primitiva tienda de MarY

 

Asfaltado de la calle de Alfares a finales de los años 60 por el paso de la Nacional -V

EL PASEO DEL MUELLE Y EL DE LA ESTACIÓN EN 1945

EL PASEO DEL MUELLE Y EL DE LA ESTACIÓN EN 1945

Este es el aspecto que presentaban desde la Plaza de España la confluencia del entonces camino del Muelle a la izquierda y el de la Estación a la derecha.

Vemos hoy  fotografías del paseo del Muelle y el de la Estación,  paralelos y que nacen condicionados por la estación de ferrocarril del plan de Ensanche de 1945, imágenes  que se guardan en el Archivo Municipal.

Existía hasta finales del siglo XIX un camino llamado de las Cambrijas, esta es una especie de arbusto que a veces crece en zonas de cierta humedad, y un tanto espinoso. Era una zona donde se lavaba la ropa en Talavera y por donde se accedía a los antiguos depósitos de agua potable.

Camino del Muelle visto desde la Estación con naves de las que aún se conserva alguna de ellas

Cuando se levanta la estación de ferrocarril en 1870 se corta este camino por las vías y los muelles de carga y queda como paseo del Muelle, en torno al que se levantan algunos establecimientos hosteleros y naves industriales.

Paseo del Muelle en otra vista desde la estación. Todavía se ve transitar alguna carreta tirada por vacas o bueyes y algunos pinos típicos del entorno de las casas de huerta

PASEO DE LA ESTACIÓN

El paseo de la Estación, al fondo su fachada. El concepto de paseo siempre iba acompañado de la plantación de arbolado lateral.

La llegada del ferrocarril modifica y condiciona todo el entramado urbano al norte de Talavera, aunque también cierra y limita el crecimiento de la villa. Se diseña una vía de acceso a la estación pues el tren es símbolo en la época de avance y progreso de la sociedad y es además el acceso los viajeros que llegarán por ese medio a la ciudad. Primero fue la carretera de la estación y luego paseo.

Paseo de la Estación visto desde la misma. A la izquierda un bar y casa de comidas. Las calles todavía de tierra. Obsérvese la precaria iluminación viaria de la época.

Se llamó también avenida del Progreso a principio de siglo y avenida 14 de Abril durante la segunda república, aunque el nombre popular fue siempre calle o paseo de la estación, en torno a la que van creciendo hotelitos de clases más pudientes como el que actualmente se mantiene y que fue también antigua clínica de la Milagrosa en lo que entonces eran afueras, además de otras construcciones condicionadas por el propio ferrocarril con alguna venta o casa de huéspedes como el de El Pilar: «Gran Casa de Viajeros, Vinos y comidas, Tel. nº 242», como reza el rótulo.

Edificio del bar y casa de El Pilar que aún se conserva con su magnífica y peculiar azulejería de Ruiz de Luna
Primeros edificios de la fábrica de harinas.
Escena que me recuerda a las del cine realista italiano con dos personajes y un gato con el viento levantando el polvo en una calle entre el paseo de la Estación y el del Muelle.

FOTOS DEL PLAN DE ENSANCHE TALAVERA 1945 (1)

FOTOS DEL PLAN DE ENSANCHE TALAVERA 1945 (1)

LAS ORILLAS DEL RÍO

Comenzamos hoy una serie de fotografías del Plan de ensanche de Talavera de 1945, que se hayan en el Archivo Municipal. El texto es la introducción realizada por el archivero Rafael Gómez.

En los pies de foto comento las fotografías que en este caso son cuatro del río.También se presenta una foto aérea de Talavera de la misma fecha y que comentaremos en otra ocasión

Vista aérea de Talavera de 1945

El comienzo del siglo XX en Talavera supuso un crecimiento demográfico ininterrumpido, aunque con desigual incidencia según los momentos. El gran salto se produce una vez finalizada la Guerra Civil con una población cercana a los 20.000 habitantes, que en cuarenta años triplicará sus efectivos situándose en el 2000 en torno a los 75.000 habitantes. Consecuencia de este incremento poblacional fue el paralelo desarrollo de su viejo casco urbano, que había permanecido casi inmutable desde el siglo XVI. Pero ahora se mostraba incapaz para absorber el gran aluvión demográfico procedente de las comarcas limítrofes interprovinciales. La ciudad recibirá la afluencia de gentes procedentes de los pueblos cercanos.

Poco a poco se fue abandonando el antiguo espacio urbano para ocupar las nuevas áreas residenciales, sobre todo al norte y al oeste de la ciudad, luego al este. Simultáneamente se comenzó un paulatino y constante abandono de los recintos murados que incidirá negativamente en la desaparición de su antiguo entramado urbano, y en la destrucción y abandono de la vivienda tradicional talaverana. Motivaba este aumento demográfico el hecho dela instalación del plan de regadíos del Alberche, con el aprovechamiento de las aguas procedentes del embalse de Cazalegas.

Obsérvese la limpieza y el caudal del río con sus arenales limpios y la isla con su arbolado

La Vega del Tajo se transformó y los cultivos tradicionales de cereales, vid y olivo que caracterizaban la agricultura fueron sustituidos por el maíz, algodón, tabaco, pimiento y otros productos hortofrutícolas, lo que requería abundante mano de obra en todo su laboreo.

Talavera, además, está ubicada en un nudo de comunicaciones vital dentro de la meseta castellana y su porvenir económico, industrial, comercial y su riqueza agropecuaria indujeron al ayuntamiento a la redacción de un plan de ordenación urbana.

La Ronda del Cañillo con los escombros sobre la muralla en 1945

También escaseaban las viviendas en Talavera, a tenor de la información dada por el propio ayuntamiento. En estos momentos la ciudad se está dotando de los servicios de abastecimiento de agua potable y construyendo la red de alcantarillado.

Detalle: Extremo norte del puente viejo en 1945

En otro orden de cosas se comienza la canalización y soterramiento del arroyo Portiña que, procedente del norte atravesaba el casco urbano en dirección este—oeste. Sus continuos desbordamientos provocaban daños no solo en los campos sino también en la ciudad. En años posteriores se terminarían sus obras y se comenzarían las de otros arroyos como el Berrenchín o el Papacochinos. El ayuntamiento, por acuerdo de 10 de enero de1944, aprobó la elaboración y redacción de un proyecto de ensanche y reforma interior a la Comision de Obras. El Proyecto de Ensanche de la Población fue finalmente encargado en 1945 al madrileño Antonio Cámara Niño, que era arquitecto jefe de Proyectos de la Dirección General de Regiones Devastadas, el cual redactó la memoria, elaboró los planos y lo ilustró con las fotografías que ahora se publican en su totalidad.

Las directrices básicas del proyecto eran las de plantear una ampliación de la población de 1945, en torno a los 20.000 habitantes, hasta ponerla en condición de albergar una población de 50.000 habitantes en un plazo de diez años. Como límite en el plazo de treinta años podría crecer hasta los 100.000 habitantes. El presupuesto de este ambicioso plan ascendía a la suma de 54.650 pesetas, cantidad nada despreciable. En sesión del ayuntamiento pleno de 15 de mayo de 1944 se justificaba la necesidad de resolver el asunto cuanto antes porque “es de singular interés para la ciudad, a la que hay que encauzar y fijar las bases de su futuro desarrollo y, al propio tiempo, para que las edificaciones del porvenir se ajusten al plan de ensanche». El propio alcalde, Justiniano López-Brea García-Heras, lo explicaba con claridad pues “es inevitable el crecimiento de Talavera, como consecuencia de la próxima puesta en práctica de los riegos del Canal Bajo del Alberche, por lo que no hay más remedio que pensar en una ciudad nueva».

La ronda del cañillo frenta a la alcazaba o huerto de San Agustín

El plan quedo aprobado definitivamente en 1945 y expuesto al público, pero el último trámite el de ser estudiado y ratificado por la Comisión Provincial de Urbanismo no se cumplió, aunque sirvió de modelo para el desarrollo posterior de los distintos ensanches, a través de las parcelaciones parciales de los predios rústicos colindantes con la ciudad. El Plan de Ensanche establecía avenidas y otras calles radiales sobre un plano en cuadricula. Para dejar expedita la zona del ya denominado ensanche, se preveía que los arroyos Portiña, Berrenchín, Papacochinos, Cornicabral y Tamujar quedaran cubiertos, así como el respeto a las edificaciones existentes. La altura máxima de las edificaciones no podría superar las siete plantas en las calles y avenidas más anchas.

Detalle de la foto en que e observan las murallas sin las cocinillas o viviendas precarias que se adosaron probablemente en los años 50

El ensanche quedo establecido en cuatro zonas: zona urbana, zona de almacenes y pequeña industria, zona industrial y zona agrícola. A medida que la urbanización crecía se iban adoptando las preceptivas ordenanzas que regulaban la edificación de cada una de las zonas y dentro de ellas los distintos sectores en construcción. Se comenzó de esta manera la parcelación de las huertas que rodeaban la ciudad; Huerta de las Nieves, de Santa María, del Camino del Pilar, de San José, de la Bomba, Huerta Caballero, Huerto de Manzano. Los distintos ensanches tomaron los nombres de los parajes a los que se referían. Ensanches del Campo del Ferial, de la Estación, del Matadero, de la Puerta de Cuartos, etc.

El puente de Hierro y el Tejar de Ruiz de Luna en1945

Para ilustrar este ambicioso y moderno plan urbanizador se completó el proyecto con fotografías, cuyo autor desconocemos. Estas se hicieron sobre las distintas zonas del área urbana conocida hasta entonces y de los parajes que se iban a incluir en el plan. Y aunque no tuvieron una intencionalidad o carácter estético, sino más bien técnico, lo cierto es que la gran mayoría son de un gran valor fotográfico v al tiempo un auténtico documento histórico. Porque, además, son el fiel reflejo de una sociedad y del espacio al cual se halla vinculado. Nos muestran tipos y gentes, con sus vestidos y ropas, con los medios que utilizan para desplazarse o para el transporte. Etnografía, arquitectura popular, costumbres, modos de vida y dedicación laboral pasan ante nuestros ojos y nos enseñan la ciudad en los años duros de posguerra. Hay rincones entrañables, panorámicas inusitadas, vistas inéditas, edificios emblemáticos y parajes desaparecidos. Toda la memoria colectiva de la ciudad recogida en ochenta fotografías para el recuerdo.

Detalle de la foto anterior conlas viviendas junto al puente de Hierro y el tejar de Ruiz de Luna

ARCHIVO MUNICIPAL

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1, GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1,

GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

Imagen de la Virgen de Guadalupe en el claustro de la hospedería.

EL rey Sancho IV había tomado su venganza contra la hidalguía talaverana por el apoyo que había prestado a su padre Alfonso X durante el conflicto bélico que enfrentó a ambos. Entre la historia y la leyenda podemos considerar la muerte de cuatrocientos caballeros de la villa del Tajo que fueron ajusticiados por Sancho el Bravo. Descuartizados, sus pedazos fueron colgados de la puerta que desde entonces se llamó Puerta de Cuartos.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0025.jpg

Algunos historiadores consideran que el deseo de reconciliarse con Talavera llevó al rey a concederla tres grandes dehesas para repoblarlas al sur de su extenso alfoz. Una de ellas era la dehesa de los Xebalillos, zona de la actual cabecera del río Gébalo. Otra era la dehesa del Castrejón de Ibor, lo que aproximadamente hoy se conoce como comarca de Los Ibores. La tercera era la dehesa del puerto de Juan Román, Ivan Román en grafía medieval, que abarcaba los términos de Valdecaballeros y Castilblanco, actualmente en la provincia de Badajoz, además de Alía y los bosques y montes cercanos al río Guadalupe, más tarde conocidos como dehesa de Los Guadalupes.

Guadalupe en una antigua fotografía

“ Sepan quantos esta carta vieren cómo nos don Sancho…por hacer bien y merçed al conçejo de Talavera, porque han pocos pueblos e no an común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver, por la merçed que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y puedan hacer en ellas todas las cosas que en su pro sean…E mandamos que aya estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí en adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de las entrar en ellas”.

Capiteles del humilladero de Guadalupe

En el territorio de esa dehesa de Ivan Román se localiza según la leyenda la aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esa leyenda no data concretamente el momento en que se produce el hallazgo de la talla pero, por el contenido del relato, sabemos que la talla es escondida por clérigos sevillanos que huyen de la persecución musulmana y es hallada más tarde, cuando ya el territorio ha sido reconquistado por los cristianos.

Por ello, el comienzo de la devoción guadalupana se situaría probablemente en el siglo XIII, como parece indicar el estilo de la escultura y el hecho de que hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 no se puede considerar este territorio poblado por cristianos, debido a la inseguridad producida sobre estos despoblados por las frecuentes razzias árabes.

Vista de la Puebla de Guadalupe

Ya en el siglo XIV se produce la aparición de la imagen de la que hablaremos en el siguiente capítulo y la segregación del territorio por Alfonso XI para levantar el monasterio.