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EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO A SU PASO POR TALAVERA

 

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo de Carduchi del siglo XVII

EL PRIMER PROYECTO DE NAVEGACIÓN DEL TAJO

En el siglo XVI hay un hecho que debemos reseñar en primer lugar en la historia de nuestro río,

Y es el primer plan de navegación del mismo. Se debe al ingeniero Juan Bautista Antonelli, italiano para unos y rumano para otros, la propuesta y elaboración del primer proyecto de navegación del Tajo. Había trabajado anteriormente para Felipe II en diversas obras de fortificación y pensando tanto en el provecho que podría suponer para la corona la comunicación fluvial entre Madrid y Lisboa -las dos principales capitales de su imperio por la unión de los dos reinos por herencia- como en el interés estratégico de la navegación para el transporte de tropas ante los previsibles levantamientos de los portugueses, el rey Prudente apoyó con entusiasmo este primer intento de hacer navegable el río con mayor longitud de la península ibérica.

La empresa se desarrolló durante los años 1581 a 1588 y no ha quedado documentación alguna de los planos y proyectos propiamente dichos, aunque sí sabemos que su financiación siempre se vio aquejada de cierta precariedad económica. En el repartimiento destinado a obtener fondos entre las ciudades ribereñas correspondió a Talavera la cantidad de 170.000 maravedíes mientras que Toledo debía pagar 1.300.000. Los gastos para hacer navegable el tramo comprendido entre Talavera la Vieja y Toledo supusieron un total de 433.000 reales y se llevaron a cabo entre los años 1586 y 1588.

Entre las obras acometidas se sabe que se pagaron por rotura y acondicionamiento de las presas de Cabañuelas y El Tejar, cerca de Talavera, 1.156 y 13.305 reales respectivamente. Conocemos también que en Talavera se realizaron embarques por lo que es posible deducir la existencia de algún muelle aunque fuera sencillo en su construcción. Una estructura de obra hoy cubierta por el terraplén de la orilla, aguas abajo del puente viejo, pudo haber correspondido a ese embarcadero pero también pudo haber sido parte de los edificios de los molinos que se situaban aprovechando el primer ojo del puente.

Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi
Detalle del plano del proyecto de navegación del Tajo del siglo XVII de Carduchi

En carta a Felipe II describía así Antonelli su paso por nuestra comarca:

            Seguí mi camino y, pasado dos leguas encima de la dicha Puente ( del Arzobispo), hallé mejor tabla de río, y mejores orillas y mejor navegación hasta Talavera y Toledo; tanto que si no fuera los sotos que embarazaban la girga con estas crecientes que cubrían las presas, era tan buena la navegación como la del Po; y por la benignidad del cielo y fertilidad de la tierra, paréceme que se puede hacer otra Lombardía, aderezándose la navegación para de invierno y verano, como se puede con cuya comodidad y despacho, convidará a plantar viñas, olivares y frutales, y se llevarán aquí, a Madrid, y a una parte y a otra, harto barato, y será de mucho provecho y comodidad, Talavera y todos los pueblos comarcanos a Tajo…

           

Azután con su desparecida torre musulmana y los molinos

Condiciones y Obstáculos para la navegabilidad

Para que una corriente sea navegable en primer lugar es preciso que tenga una anchura suficiente de cauce, cuestión que en el Tajo no suele ser problemática.

La segunda condición es que la dirección de la corriente no sufra cambios bruscos de velocidad como los producidos por los remolinos que aparecen en los planes de navegación como “regolfos” y  “ollas”, aunque esta última palabra tiene más bien un sentido de poza o zona de aguas profundas. Estos obstáculos podían salvarse mediante canales realizados de piedra o de empalizadas y señalados en algunos mapas como “carreras” Uno de ellos es señalado en las inmediaciones de los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya como “Carrera del Rey” en un proyecto posterior.

Los islotes deben también tenerse en cuenta por las maniobras bruscas que pueden obligar a realizar a las embarcaciones. Además deben reflejarse los afluentes que en sus desembocaduras llegan causar dificultades para los navíos debido a los remolinos, los cambios repentinos de dirección de la corriente y los bancos de arena que suelen originar.

En los planes de navegación se señalan los obstáculos como las chorreras de éste

En tercer lugar debía haber una profundidad o calado suficiente que variaba con el plan de navegación por el tipo de embarcación a utilizar en su época pero, en general, se consideraba necesario que no fuera menor de medio metro. Los obstáculos aparecen en los planos como bajos de arena, cascajares o riberas bajas e islas de cantos rodados o grava. También se detallan los fondos rocosos y los peñascos que emerjan de las aguas o se encuentren a baja profundidad.

Las presas son obstáculos que deben salvarse mediante la rotura de las mismas o con la construcción de esclusas y compuertas. Este segundo sistema mantendría el nivel de las aguas para así reducir los perjuicios de molineros y otros usuarios ribereños mientras que, al mismo tiempo, elevaría los niveles de la corriente aguas arriba facilitando la navegación.

Otra condición necesaria para la navegación es que la velocidad no exceda de determinados límites. Es lo que se señala en los planos como “rápidos”, que si se acompañan de fondos pedregosos y superficiales aparecen como “chorreras” o cuando la velocidad es muy elevada como “chorreras furiosas”. Entre la desembocadura del Jébalo y el Puente del Conde, bajo el embalse de Valdecañas, aparecen numerosas zonas de rápidos y chorreras furiosas que se intentaron eludir por Carducci como luego veremos con la excavación de un canal.

Puerta del Río y Molinos del primer ojo del puente

Para el estudio de todas estas condiciones de navegabilidad era necesario que en los planos se vieran reflejados las distancias, la anchura del cauce, los fondos verificados mediante sondeos, los márgenes, las chorreras, las pendientes y los afluentes.

La navegación contra corriente plantea el problema de la tracción necesaria, sobre todo en tramos de corriente rápida y en el paso de presas y esclusas. Los primeros caminos de sirga se abrieron en época de Antonelli y en las obras realizadas con motivo de los planes de navegación del siglo XIX para que por ellos, mediante tracción humana o animal, se “halara” a los barcos río arriba. Estos caminos eran muy costosos debido a lo escarpado de las orillas de nuestro río y a causa de esto se añadían a veces a su pavimento pequeñas lanchas de piedra o pizarra clavadas transversalmente para que sirvieran de punto de apoyo a los hombre o animales que tiraban de la embarcación. En otras ocasiones se colocaban anillas que facilitaran el efecto de polea del sistema de tracción  utilizado.

El Tajo está en todo su segundo tramo muy despoblado en sus orillas. No tiene pueblos ribereños, ni posadas ni refugios que sirvan para realizar paradas de reparación o avituallamiento y por ello en algunos proyectos se contemplaba la edificación de ventas y mesones. También debían construirse embarcaderos que dieran servicio a las comarcas ribereñas además de acondicionarse los caminos de acceso a las orillas que casi siempre se encontraban en mal estado para la circulación de carretas debido, sobre todo, a las grandes pendientes de las riberas del Tajo.

Los molinosde Abajo en Talavera y otros muchos con sus presas fueron obstáculo para la navegación

A todos estos obstáculos se unía la resistencia de los dueños de presas y artificios a las expropiaciones y roturas,  más teniendo en cuenta que en muchas ocasiones la propiedad de molinos o batanes estaba en mano de poderosas e influyentes instituciones religiosas o de señoríos laicos.

En la época de Felipe II descendieron desde Toledo y sobre todo desde Alcántara algunas barcazas con tropas, pertrechos de guerra y productos necesarios para el mantenimiento de esas fuerzas como eran principalmente las cargas de trigo. También bajaron algunas embarcaciones con hasta ciento diez forzados a galeras.

Múltiples fueron los problemas y deficiencias estructurales y presupuestarias que impidieron el que, al menos en el tramo bajo de su recorrido, se mantuviera como una realidad rentable la navegación del Tajo. Entre otros habría que citar la falta de marineros con experiencia en una navegación fluvial, no exenta por otra parte de obstáculos. Sabemos que cuatro de los marineros de una de las expediciones eran originarios del ribereño pueblo de Serradilla y conocemos un naufragio en Garrovillas, un choque contra el puente de Talavera y algunos embarrancamientos como ejemplos de los frecuentes accidentes acaecidos. A esto se añadía la ausencia de pueblos y caseríos en las escarpadas y muchas veces mal comunicadas orillas del río, dificultándose así la reparación y el servicio de las embarcaciones y de sus viajeros y tripulantes. Otras vías alternativas de comunicación ofrecían más rapidez y seguridad, sobre todo durante el pasado siglo. El contrabando era un fenómeno crónico en la zona que competía en desigual superioridad con tan dificultosa navegación. Los intereses de propietarios y molineros que restauraban las presas en cuanto disminuía el tráfico se unía a la precariedad financiera crónica de todos los proyectos y a hechos bélicos contemporáneos con las iniciativas de navegación fluvial como fue, por ejemplo, la financiación de la Armada Invencible en tiempos del proyecto de Antonelli.

En otros capítulos me referiré a otros planes de navegación posteriores.

MOLINOS DEL TAJO EN VALDEVERDEJA Y TORRICO

MOLINOS DEL TAJO EN VALDEVERDEJA Y TORRICO

Aceñas del Conde En El Torrico

Seguimos aguas abajo y el siguiente complejo molinero que encontramos es el de las aceñas del Conde ( fig. 33 ). Conserva, sobre el pasillo que da acceso a las compuertas, el blasón granítico de los señores de Oropesa. El edificio está relativamente bien conservado pero se perciben en sus muros varias reformas y añadidos que a lo largo de los siglos han ido modificando el aspecto exterior de estos molinos. En esquema se diferencian cuatro partes. La primera y la que más se adentra en el río es la más antigua, la que albergaba las viejas aceñas de rueda vertical. El plural de la denominación se basa en la existencia de dos ruedas verticales. La más interior apoyaba su eje por un lado en un edificio con tajamar macizo y por el extremo exterior se apoyaba en una segunda construcción abovedada similar a la de Calatravilla donde se perciben dos huecos en el piso, uno anterior y otro posterior, que alojaron los dos pares de muelas. La piedra que se situaba río abajo, habría apoyado su eje sobre el tercer cuerpo del complejo molinero, hoy modificado por haberse dispuesto para el alojamiento de varios molinos de regolfo, aunque todavía puede observarse sobre el muro el orificio donde giraba el eje y lo que parece una huella de rozamiento de la rueda. También resulta todavía visible el canal y la compuerta que regulaba el caudal (Foto 22).

En ese tercer cuerpo del edificio se albergaban seis cubas de regolfo en sus respectivos cárcavos con las que se movilizaban seis piedras que se encuentran en una sala común. Desde ella se llega a una puerta de acceso a una pasarela de servicio para las compuertas y a una escalerilla de subida al techo abovedado. Otra pasarela de acceso exterior daba  paso a las cubas de los regolfos.

Por último, el edificio de todo el conjunto más cercano a la orilla es un molino de invierno o de creciente que funcionaba cuando se inundaban el resto de las piedras. Cuenta con tres cubas que desembocan en un sólo cárcavo de salida sobre el que se accedía al molino. Por delante de estas cubas hay una dependencia cubierta donde probablemente se colocaba la cernedora, ya que un orificio en el muro del molino muestra la marca del roce de la correa que era movilizada por el eje del último regolfo del edificio principal. Sobre la bóveda, un pequeño depósito de obra parece que servía para humedecer o airear el trigo si era necesario para una mejor molienda.

Este importante conjunto molinero se completa con otros edificios como la vivienda del molinero, que ya aparece en el proyecto de navegación de Carducci del siglo XVII situada en el mismo lugar elevado que en la actualidad, unas cochineras de gran capacidad y otras dependencias de habitación, almacenaje y cuadras.

Molino de verano de Los Rebollos

Una red de caminos y senderos une todos los grandes molinos de este tramo del Tajo entre los que se encuentra río abajo el ejemplar siguiente, el molino de los Rebollos (fig. 41). Es también un ejemplar magnífico y de gran antigüedad. Está construido en mampostería de granito empleado incluso en las bóvedas, que presentan un peculiar aspecto cubiertas de lanchones de piedra. Ocho pares de  muelas trabajaban en su interior y en la séptima todavía se conserva el orificio de un rodete accesorio que habría movido la maquinaria auxiliar. La sala del molino cuenta con una chimenea curiosamente adaptada al sistema de arcos y bóvedas de su estructura.

Molinos de verano o creciente de Los Rebollos

También están dotados estos molinos de dos piedras de creciente que se alojan en un edificio exento de más reciente construcción (Foto 23). Una balsa previa está construida por la elevación de un muro junto a la orilla que tiene dos compuertas para represar y conducir el agua hacia los dos regolfos que actuaban como molinos de invierno. En otro nivel todavía más elevado se localizan las viviendas y las cuadras a las que se accede por un sistema de empinadas rampas ( Foto 24). En los planos de navegación aparece como molinos perdidos “del Conde de Oropesa” en 1641 y como  “molino de Bravo” en 1820.

Molino de losCapitanes en Valdeverdeja

El siguiente artificio es conocido como molino de Los Capitanes      (fig. 42). Es otro ejemplo de gran molino de regolfo abovedado, edificado con sólida factura y que cuenta con cinco cárcavos donde el agua accionaba cinco piedras. En su arquitectura tiene la peculiaridad de tener como acceso un gran zaguán cubierto y previo a la sala  del molino que pudo haber servido como cuadra o cocinilla de “espera” para los clientes. El molinero o los dueños tenían una gran vivienda cercana con dos plantas pero no estaba dotado de molino de invierno para las épocas de crecidas. En 1641 figuran en el plano de Carduchi como molinos de Meneses, familia noble de Talavera, pero ya no aparecen corrientes en 1820. (Foto 25)

Molino Nuevo de Valdeverdeja

Trescientos metros más abajo se sitúa el molino Nuevo (fig. 43) que sí contaba con dos piedras de creciente en un edificio anejo al principal. Se accedía desde la orilla en caso de inundaciones por una pasarela de madera bajo la que discurría el agua. Resulta muy peculiar en su estructura el hecho de que “una” canal lateral movilizaba un rodete que a su vez accionaba mediante correas toda la maquinaria auxiliar. Es éste por tanto un caso de molino de transición con las fábricas de harina hidráulicas. En la parte del edificio situada río adentro se puede ver un canal entre dos espigones que parece haber servido para la instalación de cañales de pesca. Como los demás molinos del Tajo, cuenta con largos espigones que reconducían el agua de los socaces y en el techo tiene las chimeneas y respiraderos que evitan el estallido de las bóvedas en caso de inundaciones, especialmente frecuentes en este trayecto muy encañonado del río (Foto 26).

Sobre las ruinas del molino de los Sacristanes ( fig. 22) se edificó una central eléctrica que daba luz a Valdeverdeja y Valdelacasa, pero los escasos restos todavía existentes nos muestran las ruinas de lo que fue una aceña que, como las del Conde o las de Calatravilla tiene la típica planta en dos niveles para alojar en el inferior el engranaje de linterna. En este caso se observan además los huecos del muro donde se introducían las vigas que sostenían el entarimado de las piedras. Fue molino dotado tradicionalmente de una barca en el reculaje de su presa.

Este molino tiene un gemelo en la orilla cacereña sobre la que también se situaban los molinos de Espejel, en lo que antes fue antigua Tierra de Talavera. Estos últimos molinos se encuentran sumergidos por el embalse de Valdecañas, pertenecieron al monasterio de Guadalupe y se conocen desde el siglo XIV. También tenían barca.

Tampoco he podido estudiar el último molino sobre el Tajo en la provincia de Toledo por encontrarse inundado por el embalse de Valdecañas. Se trata del molino del Barquillo pero por las informaciones de los lugareños se encuadra en la misma tipología que los anteriores.

Toda la molinería del Tajo en su trayecto más occidental de la provincia, sirvió también a la parte de la Jara hoy extremeña y constituyó un importante sector económico para Valdeverdeja que no olvidemos llegó a contar en su término de tierras poco feraces con cerca de seis mil habitantes.

EL TAJO DEL SIGLO DE ORO

EL TAJO DEL SIGLO DE ORO

Nuevo capítulo de «Ríos de Historia en el que conoceremos el Tajo en el siglo XVII a través del Plan de navegación de Carduchi y los planos dol archivo municipal de Toledo. Describimos así el Tajo que cantaron Cervantes o Garcilaso.

En esta centuria se acomete un nuevo plan de navegación del Tajo que nos ofrece numerosos datos sobre el río en su recorrido por nuestra comarca. Se trata del Proyecto de Carducci y Martelli y es, después del de Antonelli, el siguiente intento de hacer navegable nuestro río. Se acomete durante el reinado de Felipe IV que, a propuesta de don Luis Bravo de Acuña, solicita a su tía doña Isabel

Talavera representada en el plan de navegación del Tajo de Carduchi
Talavera representada en el plan de navegación del Tajo de Carduchi

que envíe desde Flandes dos ingenieros para que estudien la viabilidad del proyecto. Los ingenieros Luis Carducci y Julio Martelli inician el reconocimiento del curso fluvial en compañía del licenciado Eugenio Salcedo el 24 de Febrero de 1641.  Durante el recorrido se levantan los primeros planos de uno de los proyectos de navegación del Tajo que conocemos. En el Archivo Municipal de Toledo se conserva uno de esos planos dibujado a color y en perspectiva caballera. La planta de estos mismos planos ha llegado hasta nosotros en copia datada en 1859 y trasladada del original que se había hallado en el archivo del  Conde de Cifuentes y que se acompaña de los planos de otros dos proyectos.

La separación definitiva de Portugal de la corona española restó interés al proyecto que perdía así su aspecto estratégico. Por otra parte, la iniciativa coincidió con varios conflictos bélicos interiores y fuera de la península que, unidos a la crisis económica y a la crónica falta de fondos, consiguieron que en este caso ni siquiera llegaran a comenzarse las obras.

Azután con su torre representada en el plan de carduchi
Azután con su torre representada en el plan de carduchi

En el reconocimiento desde Toledo hasta Alcántara se  tardaron dieciocho días de los que cuatro se emplearon en desencallar un barco y en varias paradas de mantenimiento. Hallaron ochenta y seis presas de las que cuarenta y ocho servían a molinos, aceñas y canales mientras que otras treinta y ocho estaban perdidas. Cuarenta y dos canales y chorreras dificultaban también el paso.

En los mapas de este plan de navegación se expresan  las distancias aproximadas entre los obstáculos en leguas con tres decimales. Si la presa sirve figura como Corriente y si se halla en desuso o derruida se señala con la frase “ No corre”. Se reseña además si el azud corresponde a molino, batán (Máquina que consta de unos mazos de madera muy gruesos que mueve una rueda con la violencia y corriente del agua, los cuales suben y bajan alternadamente y con los golpes que dan al tiempo de caer aprietan los paños y muelen las pieles y hacen el efecto que se necesita para tales obrajes, según el Diccionario de Autoridades), aceña (molino hidráulico de rueda vertical ), lavadero (Se refiere generalmente a a los lavaderos ribereños de lana), cañal (cañal es el “cerco de cañas que se hace en las presas de los ríos o en otros parajes angostos de ellos para pescar truchas y otros peces” según el Diccionario de Autoridades) o tejar (pues los grandes tejares necesitaban de agua abundante para amasar el barro de tejas y ladrillos ). En ocasiones, aparece el nombre del propietario de los artificios y también figuran las barcas y otros obstáculos como bajos de arena, chorreras, raudales y ollas o remolinos. Se reflejan de un modo esquemático los puentes, las poblaciones, ventas, casas de los molineros e incluso algunas granjas y ermitas.

Azuda de riego con sus ruedas y canales en el plan de Carcduchi
Azuda de riego con sus ruedas y canales en el plan de Carcduchi

Según Ildefonso Fernández se hicieron nuevas tentativas durante el reinado de Carlos II e incluso se proyectó llevar la navegación con canales desde Aranjuez hasta Madrid y Alcalá de Henares.

Consideraremos como inicio del recorrido por la comarca de Talavera el pueblo de Malpica cabeza del señorío de Valdepusa que hasta el siglo XIV formó parte de las Tierras de Talavera.

En el proyecto de Carduchi aparecen los molinos de Corralejo pero “no sirven” en ese tiempo, la crisis del XVII también se dejó notar en la molinería y son varias las paradas del Tajo que dejaron de funcionar durante ese siglo. Los molinos de Corralejo tienen la peculiaridad de servirse de un brazo del río para mover sus ruedas (fig. 4).

Sí están corrientes y molientes, sin embargo, los molinos del Conde de Oropesa en Cebolla, hoy casi irreconocibles por la construcción de una central eléctrica, y que también sirvieron como batanes. Aparece el edificio molinero con una pasadera de madera para acceder a él desde la orilla, muy frecuente disposición en las aceñas de rueda vertical que debían introducirse en el cauce para afrontar mejor las subidas y bajadas de caudal que dificultaban su funcionamiento por defecto o exceso de hundimiento de las palas en la corriente.

Puente del Arzobispo en el plan de navegación de Carduchi
Puente del Arzobispo en el plan de navegación de Carduchi

Aparecen luego unos “bajos” que se intentan salvar con una “empalizada que se ha de hacer” para aumentar el caudal en uno de los brazos del río (fig. 5). La presa de Montearagón podría corresponderse con la de los antiguos molinos de Merillos de los que actualmente no quedan restos. La desembocadura del Alberche da paso a una zona todavía hoy llena de bajos en la balsa que deja río arriba de su muro la presa de Palomarejos.

En Talavera se dibuja esquemáticamente la ciudad amurallada y los molinos de Arriba en el puente Viejo. No se representan los molinos del primer ojo del puente, tal vez porque no sirvieran en esa época. Los molinos de Abajo se señalan como pertenecientes al monasterio jerónimo de Santa Catalina con la misma presa quebrada que en la actualidad lleva el agua a la central eléctrica. También se dibuja la pasarela típica de las aceñas y otra parada molinera en la orilla opuesta de la que hoy quedan algunos restos de sus dos edificios con dos cubas de molino de regolfo en uno de ellos (fig. 6 ).

Las aceñas del Conde de Oropesa en témino de Torrico
Las aceñas del Conde de Oropesa en témino de Torrico

Nuevos “bajos” y llegando a Las Herencias aparece la granja jerónima de Pompajuela. El pueblo aparece esquematizado y se señala más abajo una “angostura” en el cauce que hoy está oculta por el reculaje del embalse de Azután. Los molinos de Silos presentan una parada en cada orilla. Un canal de Silos y un “cañar de Abana desvaratado” nos sugieren la actividad pesquera en esa zona todavía hoy rica en ictiofauna. También aparece otra “presa inservible de Socalata” y antes de ella dos chorreras desde donde parte la obra más quimérica de este proyecto, un canal que partiendo de aquí evitaría los rápidos furiosos del Tajo situados entre este paraje y la desembocadura del Tiétar. Se trataba de unir el río mediante una “cortadura que será de legua y media” con el arroyo de Alcañizo para a continuación volver al Tajo bajando el Tiétar. Imaginarnos a las barcazas atravesando las llanuras del Campo Arañuelo después de la realización de unas obras comparables con las de un canal transoceánico, no deja de ser un sueño para los medios con que contaba la ingeniería en el siglo XVII (fig. 7).

Aguas abajo de Silos encontramos los molinos de Ciscarros frente a Aldeanueva de Barbarroya y a continuación una “carrera del Rey”. Como hemos visto estas carreras eran obras de semicanalización realizadas para hacer navegable el río y podemos deducir que ésta sería una de las construidas por Antonelli bajo los auspicios del rey Felipe II. Hoy también se oculta bajo las aguas del embalse de Azután como los molinos de Ciscarros y la central eléctrica que se construyó aprovechando su azud[1].

Chorreras y presas arruinadas dan paso a los corrientes molinos de Azután propiedad de las monjas de San Clemente de Toledo señoras del pueblo. En el proyecto del Archivo Municipal de Toledo se dibuja todavía en pie la torre musulmana “del Sultán” que dio origen al nombre de Azután (fig. 2).

El puente construido por el arzobispo Tenorio se puede ver aún con sus dos torres y a continuación los molinos fundados también por él para la financiación del Hospital que daba en la Villafranca servicio a los peregrinos que se dirigían a Guadalupe.

La presa de Calatravilla se encuentra frente a la ciudad de Castros y por delante de los tajamares de su puente que no dibuja Carducci. Sirvió este azud a los molinos que llevan su mismo nombre y que pertenecieron a esa orden. Hoy pueden verse los restos de su edificio típico de aceña de rueda vertical con una pasarela de acceso de mampostería.

Las siguientes aceñas son las del Conde de Oropesa, cuyo edificio permanece hoy en pie con el blasón de la casa de los Álvarez de Toledo junto a las compuertas. Otros molinos también propiedad del Conde de Oropesa, o molinos del Barbo se corresponden con los actuales molinos de Los Rebollos. El molino de Meneses se identifica como la construcción que actualmente se denomina molino de los Capitanes y que se encuentra en término de Valdeverdeja.

El siguiente artificio es el de los Sacristanes que figura en el plano como “de Ramos” y que tiene parada en ambas orillas. Sobre la de la derecha se sitúan hoy los restos de la pequeña central eléctrica  que daba energía a Valdeverdeja y Valdelacasa y que permanece gran parte del año anegada por las aguas del embalse de Valdecañas.

Cerca de la chorrera de Pizarroso desemboca el río del mismo nombre que no se dibuja en el plano y a continuación, junto al castillo,  están los molinos de Espejel que pertenecieron al monasterio de Guadalupe. Cerca de la finca de Bercenuño molía el molino del Barquillo, último artificio antes de llegar a los pilares del Puente del Conde, situado bajo el castillo de Alija que tampoco dibuja (fig. 8 ).

[1] Presa generalmente oblicua a la corriente que desvía el agua para utilizarla en el riego o para mover molinos y otros artificios.

LOS MOLINOS DEL TAJO EN TIEMPOS DE FELIPE II

LOS MOLINOS DEL TAJO EN TIEMPOS DE FELIPE II

Molinos de Silos en fotografía de ARDEIDAS cuando bajó el embalse de azután hace unos años
Molinos de Silos en fotografía de ARDEIDAS cuando bajó el embalse de azután hace unos años

En este capítulo de de la serie «Ríos de Historia» quqemos apuntar algunos datos sobre molinos en tiempos de Felipe II, aunque dedicaremos un artículo más extenso a los grandes molinos y aceñas del Tajo.

Si consideramos la comarca de talavera desde la desembocadura del río Cedena constatamos que los primeros grandes molinos son del señor de Malpica, son  los molinos de Corralejo, que le rentan novecientas fanegas de trigo al año. Los molinos que se sitúan a continuación en el cauce son los de Cebolla, que pertenecían entonces al Conde de Oropesa.

El siguiente molino, del que tampoco quedan apenas restos es el de Merillos o Mirillos donde iban a moler desde Cazalegas. En las relaciones de Pueblanueva s nos dan algunas noticias de interés como que los molinos de Merillos son de don Luis de Loaysa, noble talaverano que en las relaciones de Villanueva del Horcajo nos informan de que era señor de la “villa de Guerta”  (Huerta de Valdecarábanos). En la relación de Talavera aparece que rentan 400 ducados al al año.

Molinos del primer ojo del puente Viejo en el dibujo del siglo XVI de Van der Wingaerde
Molinos del primer ojo del puente Viejo en el dibujo del siglo XVI de Van der Wingaerde

De los molinos de Talavera ya hemos hablado pero las relaciones de Felipe II nos aportan los datos siguientes: Los molinos del Puente son de la villa y dan una rentabilidad de mil fanegas de trigo anuales. Suponemos que hablan de los del primer ojo del puente que pertenecían al concejo pero los otros situados en medio del puente no parecen moler en la época. También se nombran los molinos de abajo, pertenecientes a los Jerónimos y se arriendan por otras mil fanegas de trigo.

En las relaciones de El Casar se nos informa de que los molinos de Cabañuelas cercanos a Talavera y de que eran propiedad de los jerónimos de Talavera y las monjas de San Clemente de Toledo. En las relaciones de Talavera nos informan de que pertenecen también a las monjas de la Madre de Dios de Talavera, algunos particulares y de las monjas de Torrijos. Se arrendaban por mil maravedís y de ellos solamente nos quedan algunas ruinas cubiertas de vegetación cercanas a la finca del mismo nombre.

Entrada del agua a los regolfos en el llamado molino Nuevo de Valdeverdeja
Entrada del agua a los regolfos en el llamado molino Nuevo de Valdeverdeja

La siguiente estación molinera es la de los molinos de Silos en el paraje del mismo nombre cerca de Calera  en cuyo despoblado de Cobisa  se nos informa de que los molinos de Silos son del Conde de Oropesa o según se informa en las relaciones de Talavera, de la condesa de Deleitosa, de la misma familia y tienen dos piedras a cada lado del río. Se arriendan en cuatrocientos ducados.

En Belvís  van a moler a los molinos de Silos del Tajo cuando se seca el Jébalo  y también en Alcaudete van a moler a las aceñas del Tajo cuando se seca el Jébalo. Frente a Aldeanueva de Barbarroya, el Monasterio de El Bercial el propietario de las aceñas o molinos del Tajo que, por estar a media legua del pueblo, deben corresponderse con los de Ciscarros. La siguiente estación molinera es la de Azután, propiedad de las monjas de San Clemente de Toledo.

Interior del molino de los Capitanes en Valdeverdeja donde se ven algunas de sus piedras de moler
Interior del molino de los Capitanes en Valdeverdeja donde se ven algunas de sus piedras de moler

También podemos saber por las relaciones de Talavera que los molinos de Espejel en las riberas de Valdelacasa pertenecía a los frailes de Guadalupe y rentaban cuatrocientos ducados.

Los potentes molinos de Puente del Arzobispo financiaban el Hospital de la villa de Puente, del que eran propiedad. También hay una azuda arruinada llamada de Calatravilla que servía a otros molinos que hoy día mantienen en pie el edificio frente a la fortaleza de Castros. Aguas abajo se nos dice que hay otros molinos propiedad de un tal Oliva, que se podrían corresponder con el actual molino de los Rebollos o las llamadas aceñas del Conde.

EL TAJO MEDIEVAL Y SUS AFLUENTES

EL TAJO MEDIEVAL Y SUS AFLUENTES

En este capítulo de «Ríos de historia» comentamos la repoblación medieval de nuestro territorio a través de los afluentes del Tajo, con sus torres de observación

Castillo de Malpica, residencia medieval del señor de Valdepusa
Castillo de Malpica, residencia medieval del señor de Valdepusa

Ya hemos visto cómo Talavera es reconquistada y baja la frontera con los musulmanes hasta el Guadiana, quedando entre su corriente y el Tajo un extenso territorio, La Jara, que habrá de ser repoblado desde Talavera bajo la autoridad de su concejo. El viejo puente romano es restaurado una y mil veces, y una y mil veces es derribado por la fuerza de las aguas, pero su existencia es fundamental para la comunicación de nuestra villa con su alfoz, para todo el trasiego de gentes de Castilla y de otros reinos hispanos e incluso de francos que se vienen a mezclar con los mozárabes que permanecieron, los judíos o los moriscos que poblarían no solo la ciudad madre sino también los valles de los afluentes y los arroyos.

Ruinas del castillo de Santisteban junto al río Pusa
Ruinas del castillo de Santisteban junto al río Pusa

Por el Pusa, río de “posadas” de colmenas van ascendiendo los nuevos pobladores y dejan la toponimia marcada por su presencia como en la Venta de Mozárabes cerca de su orilla. O el castillo de Santisteban, del que apenas quedan los restos de cal y canto de su torre. Y desde Malpica irán ascendiendo las gentes y fundarán San Martín en torno a un “Pozuelo” a las orillas de uno de sus arroyos, donde quedan todavía restos de una torrecilla en el entorno del que luego será palacio de los señores de Valdepusa, territorio éste que será enajenado a la villa de Talavera para ser donado por el rey a don Diego Gómez en el siglo XIV. Los señores de Valdepusa construirán su castillo desde donde se fomentará la repoblación del señorío. Santa Ana también junto al mismo río y Navalmoral de Pusa que en el mismo arroyo que San Martín, aguas arriba, unirá luego su caserío a Navalmoral de Toledo, formando siglos después Los Navalmorales con los dos pueblos hermanos separados sólo por el arroyo. Siempre la linde del agua. Y ya fuera de Valdepusa seguirán los colmeneros y cabreros poblando el valle del Pusa hasta Navalucillos de Talavera, que también se unirá con su vecino Navalucillos de Toledo, solo separado por la calle “de la raya”.

Los primeros núcleos de población a las orillas del río Sangrera nacieron en torno a Torrecilla de la Jara en cuya zona ya se conocían numerosos yacimientos romanos y visigodos. En este mismo valle nacerán Las Abiertas y luego San Bartolomé, además de Espinoso y Pueblanueva, la última población en ser fundada como su propio nombre indica.

Casi en el mismo nacimiento del río Jébalo, justo en la divisoria entre el Tajo y el Guadiana, se encuentra la iglesia de Piedraescrita en cuyo ábside se haya pintado un pantocrátor románico- mudéjar, la muestra más sureña de este estilo artístico, ya que a partir nuestra zona no dio tiempo a que la reconquista cristiana instaurara este estilo pues ya comenzaba a difundirse el gótico cuando se repoblaba La Jara. Ya en el Jébalo, bajo es Alcaudete una de las primeras poblaciones repobladas desde antiguos asentamientos musulmanes que crecieron en torno a una torre o fortificación luego reformada, que es la torre de la casa parroquial que se encuentra entre la iglesia y el río. Jébalo abajo una de las primeras propiedades medievales que aparecen en los documentos es la dehesa de Castellanos en cuyo entorno se encuentra otra torre medieval que da nombre a la finca La Torre. Justo en la desembocadura del Jébalo en el Tajo, una isla que queda sin sumergirse por el reculaje del embalse de Azután y que aloja otro yacimiento medieval.

En la cabecera del valle del Uso los repobladores son gentes cristianas, mozárabes de Sevilla y Córdoba, que fundan respectivamente Sevilleja y Cordobilla (núcleo hoy despoblado y en las proximidades de la actual Gargantilla). Vienen a Talavera con su obispo Clemente tras las persecuciones de los almohades y piden al concejo tierras talaveranas en las que asentarse. En la Cabeza del Conde junto al Uso en el término de La Estrella también se hallan restos medievales.

Torre medieval de observación en Navalmoralejo
Torre medieval de observación en Navalmoralejo

En el valle del Andilucha se levanta aguas debajo de Navalmoralejo otra torre de observación medieval, como la de Torlamora cerca del Pedroso, como la de la Oliva y la de Garvín ya más próximas al Tajo.

Al norte de Talavera tenemos ejemplos similares como el desparecido pueblo de Las Atalayuelas de Guadyerbas primitiva localización de Velada que se abandona por las escasas aguas del arroyo del Molinillo junto al que se asienta. Por el mismo motivo también desciende a orillas del arroyo Zarzueleja lo que luego sería Gamonal desde la primitiva población que se encontraba en las ruinas de la que hoy conocemos como ermita de la Encarnación del siglo XIV. La atalaya del Alberche protegía el paso hacia Cardiel y la Sierra de San Vicente

Ermita de la Encarnación en gamonal, antes iglesia del despoblado medieval de Zarzuela
Ermita de la Encarnación en gamonal, antes iglesia del despoblado medieval de Zarzuela

Guadyerbas las Altas, hoy bajo el embalse y Guadyerbas las Bajas que, cerca del llamado Puente Romano del mismo río conserva restos de los muros de su pequeña iglesia y tiene una presa en un arroyo cercano no sabemos si romana o medieval. Ambos núcleos serían el origen de la población de Navalcán. Cerca de la garganta Torinas otra torre daría lugar a la población de Almendral de la Cañada.

En el valle del Tiétar, una de las primeras poblaciones es La Torre, en el término de Gavilanes y otra más que se situaba cercana a Mombeltrán. Son por tanto todos esos valles fluviales los caminos, las arterias que conducirán a los nuevos habitantes de nuestra tierra hasta sus nuevos asentamientos que en general eran más pequeños que los actuales pero cuyas pequeñas aldeas confluyen luego en otras poblaciones mayores que en general llegarán hasta nosotros.

La torre de Azután en el proyectode navegación del Tajo del siglo XVII

APROVECHAMIENTO DE PESCA, RÍOS Y RIBERAS EN LA EDAD MEDIA

APROVECHAMIENTO DE PESCA, RÍOS Y RIBERAS EN LA EDAD MEDIA

Pez y anguila en azulejería talaverana del sigloXVi de Pedraescrita
Pez y anguila en azulejería talaverana del sigloXVi de Pedraescrita

En el magnífico trabajo de Mª Jesús Suarez Álvarez sobre la Talavera medieval se nos ofrecen datos de gran interés. Entonces las aguas, islas y riberas de los ríos podían tener una propiedad privada o comunal. Algunas zonas de los ríos linderas con las grandes dehesas se incluían en la propiedad de las mismas, como es el caso, por ejemplo, de la dehesa de Cabañuelas cerca de la misma Talavera o La Oliva junto al Tajo y el Pedroso.

En los molinos también se colocaban trampas y cañales para aprovechar la pesca. Molino Nuevo en Valde verdeja

La propiedad privada de esos tramos permitía que a quienes quisieran pescar en ellos se les cobrara por ello, en general una cuarta parte de las capturas. Ese derecho podía ser objeto de ventas, donaciones o trueques. La propiedad de esos concesiones estaba en general en manos de grandes señores, seglares y eclesiásticos, de nobles y conventos, lo que nos induce a pensar que no eran desdeñables los beneficios obtenidos.
El resto de propiedades ribereñas y fluviales estaba en manos de la autoridad del concejo talaverano que las podía arrendar dando licencias para construir en el Tajo los “corrales”, algo parecido a los criaderos actuales de pescado que antes se llamaban sudrias. En el resto de los tramos la pesca era libre.

Cañales de pesca representados en un proyecto de navegación del Tajo
Cañales de pesca representados en un proyecto de navegación del Tajo

En cualquier caso la administración de entonces tenía en éste como en otros aspectos una actitud conservacionista que ya quisiéramos en nuestros tiempos. Por ejemplo estaban prohibidas las artes que acababan con las crías jóvenes de escaso tamaño como por ejemplo las llamadas “redes menuderas” que hoy llamaríamos trasmallos, y otras artes conocidas como “garlitos e uasones” que eran trampas elaboradas con cañas, sauces, mimbres o cuerdas. En general se permitía la pesca con caña y con redes legales como las llamadas “de marco”.
Todo el pescado que se quería comercializar debía venderse en la pescadería de la villa que, al igual que la carne, era un monopolio municipal aunque fueran abastecidas por particulares. La calle Pescaderías hoy desaparecida y que discurría junto a la calle Carnicerías se llamaba así por alojar ese establecimiento concejil y por motivos higiénicos y de malos olores tenía regulado el lugar donde debía verterse el agua procedente de la limpieza del pescado y de la tienda cerca de la plaza de Santa Leocadia “de aquel cabo de la torre albarrana, adonde está el horno de pan, en un hoyo que el dicho procurador le señaló, la cual agua faga vaciar de noche”.

Fauna fluvial en panel de azulejos que representa a San Cristóbal cruzando un río en la basílica del Prado
Fauna fluvial en panel de azulejos que representa a San Cristóbal cruzando un río en la basílica del Prado

La pesca fluvial era la única consumida fresca en Talavera, en general barbos, bogas, truchas y sábalos, porque la carpa no sabemos en qué momento es importada a nuestros ríos. El pescado de mar o “galiziano” por venir en su mayoría de Galicia era conservado por diferentes métodos de salazón, ahumado o escabechado y principalmente eran besugos, sardinas y congrios, lo que en la época se llamaba pescado “cecial”.

LAS OTRAS FORTALEZAS ÁRABES DEL TAJO

LAS OTRAS FORTALEZAS ÁRABES DEL TAJO

Puerta norte de la fortaleza de Castros
Puerta norte de la fortaleza de Castros

Hasta la reconquista cristiana de Toledo y Talavera, en el año 1063, la línea divisoria entre musulmanes y cristianos fue durante mucho tiempo el río Tajo. Ya hemos hecho referencia a que Talavera era descrita en las crónicas árabes como la ciudad situada “más al norte de Al-Andalus, en la frontera con los politeístas (cristianos)” y es por ello que las riberas de nuestro río a su paso por la Marca Media estuvieron jalonadas de numerosas fortalezas que pretendían evitar el avance hacia el sur de las tropas castellano-leonesas.

Centrándonos en nuestra comarca podemos comenzar el recorrido del río desde el castillo de Villalba, en término de Cebolla, y que se eleva frente a otro castillo de época posterior, el de Malpica Esta fortaleza de Villalba ya existía en época romana protegiendo la calzada que discurría paralela al Tajo y es muy probable que  permaneciera habitada también durante la época de dominación musulmana.

Puente bajo la fortaleza de Castros

Río abajo, la misma muralla y fortificaciones de Talabayra nos demuestran esa necesidad estratégica de defender el paso del Tajo.

Seguimos hacia el oeste y encontramos algo más abajo de Las Herencias el castillo de Canturias, hoy en el fondo del río por el derrumbe de las cárcavas sobre las que se situaba. Se sabe que este llamado “castellum ciselli” también existía en época romana y visigoda.

El mismo nombre del pueblo de Azután está relacionado con la existencia de una torre de época musulmana que defendía el paso del río por esa zona. Parece que Azután viene del árabe y significaría “Torre del Sultán” de la que solo quedan los cimientos de dicha construcción junto al río y algún dibujo esquemático en los planes de navegación del Tajo.

CASTROS

Si seguimos descendiendo el río por la orilla sur encontramos otra fortaleza no menos importante que Vascos pero cuya población no está amurallada. Se encuentra en término de Villar del Pedroso, aunque esté en el entorno de Puente del Arzobispo. Los lugareños conocen el paraje como “La Muralla” y para ir hasta allí tomaremos un camino que sale inmediatamente a la izquierda del puente,  discurriendo por la ribera del río. Desde esta orilla tenemos una pintoresca vista de la villa con el puente, los molinos y el caserío. Después de andar unos dos kilómetros, tropezamos con la desembocadura  del río Pedroso, que se despeña en cascada sobre el Tajo en un hermoso paraje.

Justo en el codo que hace el río Pedroso antes de su desembocadura en el Tajo, se observan sobre el cauce los restos de un molino y batán, con cuyos beneficios dejó también estipulado el arzobispo Tenorio que se financiaran los hospitales de Puente. Siguiendo el cauce del riachuelo nos encontramos con el bonito conjunto que forman un puente y un molinillo de ribera. En la elevación situada entre los dos ríos se sitúa la fortaleza. En este caso nos encontramos ante una alcazaba con un poblado alrededor, sin que en este caso haya un amurallamiento que rodee al caserío como en la Ciudad de Vascos pero, como se deduce por sus características constructivas, también se levantó entre los siglos IX y XI. Parece que este castillo tenía también como misión la defensa de un puente medieval de considerables proporciones que se encuentra a sus pies y del que se mantienen todavía los tajamares.

Se la conoce con el nombre de Castros, al menos desde el siglo XII, cuando aparece citada en un privilegio otorgado por Alfonso VIII al concejo de Ávila, sin embargo su construcción data del siglo X.

Entre sus restos más destacables hay que resaltar la puerta de la muralla, flanqueada por dos torreones de planta cuadrada. El interior aparece hoy totalmente desocupado, a excepción de una estructura rectangular que delimita un aljibe y los restos de la primitiva atalaya, desde la cual se comunicarían con las poblaciones vecinas.

Está construida en el espigón que forma la desembocadura del arroyo Pizarroso en el Tajo, vigilando los puentes referidos que enlazaban las orillas de ambas corrientes. Su planta está diseñada y construida, siguiendo un esquema ampliamente difundido por Al-Andalus y el Magreb, consistente en un rectángulo de torres cuadradas, pero adaptado con la cota del otero en el que se asienta.

Fuera del castillo se extienden los restos de una aldea sujeta a su protección, con viviendas de planta rectangular, construidas, al igual que el castillo con mampostería granítica. Como sucede con Vascos, su abandono y despoblación, se inicia con la rendición de Toledo y Talavera por Alfonso VI, y la posterior ocupación cristiana de los valles del Tajo.

Muralla del castillo de Espejal
Muralla del castillo de Espejal

CASTILLO DE ESPEJEL

Aguas abajo y ya en término del jareño pueblo de Valdelacasa se alza la fortaleza de Espejel. Se cita en las fuentes cristianas a partir del siglo XII, cuando Alfonso VIII la dona a la orden de Santiago, en calidad de plaza desierta. Parece que el asentamiento tuvo lugar en el siglo X, constituyendo uno de los castillos mejor caracterizados de la Marca, pues aparte del baluarte central construido a partir de un esquema cuadrangular con torres de la misma planta incrustadas en las esquinas, conserva la barbacana y la coracha. Su aparejo es de granito y pizarra con cal y lanchas de pizarra. Muy cerca se encuentra unos grandes molinos también con el nombre de Espejel.

Ruinas de la fortaleza de Alija junto al Tajo
Ruinas de la fortaleza de Alija junto al Tajo

CASTILLO DE ALIJA

Más hacia el oeste, donde el Tajo recibe el río Gualija y se abre ya al embalse de Valdecañas, se encuentra la fortaleza de Alija emplazada sobre los cerros graníticos que dominan la desembocadura del rio Gualija en el Tajo. Su disposición estratégica cabe relacionarla con el paso de una antigua vía que salvando los puentes del Búho y del Conde alcanzaba las llanuras del Campo Arañuelo.

Este control lo reforzaba, en la otra orilla, la atalaya Peñaflor, de la que hoy no queda más que la cimentación al pie de la roca del mismo nombre. De su importancia se hacen eco las fuentes medievales, mucho más prolijas en datos sobre los avatares del asentamiento. Por Ibn Hazm sabemos que un miembro de la tribu berebere de los «Awraba». Sabrun b. Sabib gobernó la fortaleza de «Alisa» a finales del siglo XI o a comienzos del X, ya que su hijo fue destituido del mismo cargo por el califa Abda al-Rahman III anNasir. Otro cronista, Ibn Hayvan, al hablar del Tajo comenta que pasa al Norte por la fortaleza de «Alisa», situada a ochenta millas de Toledo.

GUÍA FÁCIL DE LA CIUDAD DE VASCOS

GUÍA FÁCIL DE LA CIUDAD DE VASCOS

Completamos al capítulo anterior sobre fortalezas del Tajo con esta excursión a la Ciudad de Vascos, toda una ciudad amurallada musulmana abandonada  hace casi mil años

Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos
Vista general de la alcazaba de ciudad de Vascos

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Recorrido aproximado 19 kilómetros ida y vuelta si vamos andando desde Puente del Arzobispo, 6 horas; 10 kilómetros si el recorrido lo hacemos solamente desde el cruce de Navalmoralejo, 3 horas.

Calle calzada en Ciudad de Vascos
Calle calzada en Ciudad de Vascos

Salimos de Talavera y nos dirigimos a Puente del Arzobispo, cruzamos el puente y tomamos la carretera de La Estrella. En el camino podemos visitar el dolmen de Azután y un paraje junto al Andilucha en el que vemos un viejo puente, un horno tejar y los restos de un viejo molino. Llegamos después al cruce de Navalmoralejo. Justo enfrente, parte un camino que nos conducirá a la Ciudad de Vascos tras un recorrido de unos cuatro kilómetros. Los conejos saltan a nuestro lado mientras recorremos un agradable encinar adehesado.
Trescientos metros antes de llegar a la muralla podemos observar enterramientos musulmanes a ambos lados del camino. Se trata de una de las necrópolis de la ciudad compuesta por inhumaciones de cadáveres colocados de costado, orientados de este a oeste y con cuatro cipos o piedras alargadas que delimitan las cuatro esquinas de cada sepultura. Parece que antropológicamente, los individuos allí enterrados son de la etnia bereber, que sabemos también por datos históricos que fueron traídos por su carácter aguerrido a esta línea del Tajo para defender la frontera contra los cristianos.
Aparcamos el coche en una pequeña explanada junto a la muralla y accedemos al interior a través de un derrumbe de la misma. Pasamos al interior de la zona amurallada e iniciamos el recorrido siguiendo los indicadores. Descendemos por la zona oeste del recinto amurallado, que encierra nada menos que las ocho hectáreas de superficie que tiene esta misteriosa ciudad.
vascos croquisLlegamos a la zona “A”, situada en una pequeña vaguada bajo la alcazaba. Es uno de los sectores urbanos ya excavados donde observamos las dependencias de las viviendas, habitaciones pequeñas en torno a un patio y algunos detalles como molinos de mano fragmentados, silos de almacenamiento excavados en la roca, las jambas de las puertas, el lugar chamuscado donde se situaba el hogar y alguna pila excavada en la piedra.
Junto a esta puerta noroccidental de la muralla se observan las dependencias del cuerpo de guardia con acceso directo al muro. Es curioso ver en la cara exterior de la puerta un arco de herradura labrado en bajorrelieve para darle aspecto musulmán, en una especie de arabización a posteriori de la puerta.

Caldarium del baño de la Mora
Caldarium del baño de la Mora

Y ya que hemos salido por esa puerta, precisamente subiendo unos metros por el arroyo de La Mora arriba se encuentran los restos de uno de los baños árabes de la ciudad. Con su vestuario, sus salas de baño caliente y frío, la leñera y la dependencia donde se calentaba el agua etc.

Mezquita de la Ciudad de vascos
Mezquita de la Ciudad de vascos

Volvemos nuevamente al interior del recinto amurallado y subimos hacia la alcazaba, la parte más fuerte de las ciudades medievales. Antes de entrar observamos una dependencia de planta rectangular con columnas que es la mezquita principal de la ciudad. Es curioso observar en ella los restos del mihrab, esa pequeña dependencia orientada a la Meca que estaba más o menos lujosamente decorada según la riqueza de la mezquita, aunque en este caso solamente queda un hueco en el tapial del muro sur. A la entrada de la mezquita se observa una pileta apenas conservada donde probablemente hacían sus lavados rituales los musulmanes antes de rezar. Se mantienen también fragmentos de algunas de las columnas que sostenían la techumbre.

Se ha llado otra mezquita de menores dimensiones en el barrio situado al sur de la alcazaba.

La entrada a la alcazaba, donde además residía el jefe militar de la plaza, conserva todavía el arranque del arco de herradura, restos de murallas y torreones y un aljibe para almacenar agua. Si nos asomamos al sur contemplamos una vista espléndida con la confluencia del arroyo de la Mora en el río Huso o el embalse de Azután y Gredos al fondo.

Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura
Puerta de la alcazaba con el arranque del arco de herradura

Bajamos de la alcazaba y vamos observando la zona “E”, donde se encuentran los cimientos y muros viviendas de rango superior y algunos edificios públicos. En esta zona se han hallado también restos de poblamiento romano anteriores a la ocupación árabe de la ciudad, e incluso lascas de sílex y cerámica que demuestran poblamiento prehistórico.
Ascendemos hacia la zona “B” donde veremos lo abigarrado de las callejuelas, su empedrado, los sistemas de desagüe de las viviendas, los hogares etc. En la muralla de esta parte se observa un portillo de los seis que se conservan actualmente.

Aquí nos asomamos a la muralla y vemos un entorno paisajístico de gran belleza con el bosque mediterráneo rodeando la ciudad, en cuyo interior crecen los almendros. Está flanqueada al este por el impresionante cañón granítico del río Huso en cuyos despeñaderos abundan los espárragos de cambronera y las rapaces que sobrevuelan la impresionante formación granítica. Los patos también transitan por las aguas tranquilas del reculaje del embalse de Azután en el río Huso. Al otro lado del arroyo de La Mora se esconden también los restos de un barrio extramuros, con las ruinas de unas tenerías y quizá otras dependencias artesanales.

Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños
Puerta oeste de la Ciudad de vascos que da acceso a los baños

Muchas teorías se han aventurado sobre la significación del nombre “Vascos” pero ninguna está fundamentada. La despoblación de la ciudad en el siglo XI también es un enigma, aunque sí sabemos que tuvieron que abandonarla los musulmanes por las exigencias de Alfonso VI, que ya preparaba la toma de Talavera y Toledo. Sí conocemos la finalidad estratégica que tuvo esta población defendiendo, junto con otras fortalezas, como Castros, Espejel o Alija, la línea defensiva del Tajo del avance de los cristianos en la Reconquista. Sí sabemos que la propia ciudad o al menos su ámbito de influencia se conoció como Nafza en el mundo musulmán. También conocemos que en el siglo XVII aparece en documentos como la ciudad de “Vasquez”, por lo que puede que este nombre de “Vascos” simplemente haga alusión al apellido de un antiguo dueño, y tal vez pueda esta explicación tan sencilla darnos la solución al enigma.
La tradición local vincula a Vascos con cierta actividad metalúrgica pues, aparte de ciertos restos hallados, se encuentra comunicada por un viejo camino con las minas de oro y hierro de Sierra Jaeña.
Desde aquí partieron tropas convencidas por un santón musulmán llamado Al Quit para conquistar la ciudad cristiana de Zamora. Los generales bereberes no se fiaron de su jefe en el último momento y abandonaron el asedio, por lo que los pocos fieles que le quedaron no pudieron evitar su derrota por Alfonso III y que su cabeza quedara expuesta clavada en una pica junto a las murallas del Duero. Este curioso personaje convencía a la gente mediante trucos de magia y predicaba a los fieles de pie sobre un asno.
Además del patrimonio que antes hemos mencionado antes de llegar a la Ciudad de Vascos también podemos acercarnos a Navalmoralejo, donde se ha instalado un pequeño museo para dar a conocer mejor los restos arqueológicos de la ciudad hispanomulmana.

También podemos acercarnos al embalse de Azután pasando por el pueblo que le da nombre, que fue propiedad de las monjas del monasterio de san Clemente de Toledo. Quedan junto al río restos escasos de la torre árabe de observación que lo originó y un viejo molino que se halla junto a ella. El pueblo cuenta con una arquitectura tradicional en adobe y tapial.
Se puede hacer el camino hasta la Ciudad también en turismo, aunque la parada en el dolmen es un tanto dificultosa y debemos avanzar para aparcar hasta el arroyo Andilucha por seguridad.

LA PLAYA DE LOS ARENALES: LA FELICIDAD ROBADA A LOS TALAVERANOS

CUANDO EL TAJO NOS REFRESCABA. MÁS FOTOS DE BAÑISTAS DE VARIAS ÉPOCAS EN LOS ARENALES

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Presentamos aquí varias fotografías de diferentes épocas situadas en la playa de Los Arenales antes de su expolio del trasvase, otro día traeremos otras tomadas en otros lugares como Palomarejos, El Paredón y otros puntos de baño del río Tajo.

En algunas se ven los kioscos donde los talaveranos y gentes de la comarca pasaban los calores veraniegos.

Venía a Talavera en los años cincuenta y sesenta el que llamaban entonces el «tren botijo» , denominado así porque venían en él turistas desde Madrid a disfrutar de nuestra playa y marchaban hacia Madrid y otros puntos con el típico botijo de cerámica talaverana como recuerdo. En tiempos había coches de caballos o más tarde taxis, que llevaban a la gente desde la estación de ferrocarril hasta el río.

 

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Los Arenales, y los árboles de la isla en primer plano. Al fondo los kioscos y los edificios de Ronda del Cañillo, aunque no todos los construidos hoy día
Los balones de Nivea o similar, todo un clásico
Este puente era necesario cruzarlo para llegar a los baños y kioscos de Los Arenales
Los niños disfrutando con el monasterio jerónimo al fondo
Luciendo los últimos modelos de bañador en los años 60
Obsérvese que aún no se ha levantado ninguno de los grandes edificios de la Ronda del Cañillo
Toda la familia iba a disfrutar del río.
La playa de los Arenales a principios del siglo XX, casi tres kilómetros de playa.

 

LOS PRIMEROS CRISTIANOS DEL VALLE DEL TAJO

LOS PRIMEROS CRISTIANOS DEL VALLE DEL TAJO

Nuevo capítulo de la serie «Ríos de Historia» que trata sobre los primeros yacimientos arqueológicos del valle del Tajo con muestras de la cristianización de romanos y visigodos

EXCAVACIÓN EN 1970 DEL MAUSOLEO DE LAS VEGAS DE SANTA MARÍA
EXCAVACIÓN EN 1970 DEL MAUSOLEO DE LAS VEGAS DE SANTA MARÍA

Mientras se producía esta ruralización de la población, en las grandes villas del Tajo ya decadentes los hispanorromanos se van conociendo la religión cristiana y haciéndose creyentes especialmente desde que el Emperador Constantino la declara religión oficial del Imperio.

Muestra de ello es que algunas de ellas adaptan sus edificios para hacer los templos de la nueva religión y se convierten en todo o en parte en basílicas cristianas. Es el caso de la villa de Saucedo en las cercanías de Talavera la Nueva que desde mediados el siglo I d.C. es una típica villa romana hasta que a finales del III sufre a importantes modificaciones en su estructura, ampliándose las instalaciones agrícolas y señoriales pues se construyen instalaciones termales y un gran salón decorado con mosaicos (En el Museo de Santa Cruz de Toledo  se conserva un mosaico que estuvo en el ábside de la basílica en el que se representa una mujer sosteniendo un cuerno de la abundancia y un globo o luna creciente) y planta absidiada  que ya a finales  del siglo V se convertirá en basílica cristiana. En sus excavaciones se ha encontrado una piscina bautismal con su escalera de subida y la de bajada y con las conducciones del agua y un sumidero consistente en una placa de mármol con decoración labrada de motivos vegetales. Los muros delimitan claramente la planta basilical y se levantan en parte sobre los anteriores mosaicos que decoraban la villa. Otros nuevos como el ya aludido en el que aparecen dos delfines con las colas entrelazadas con un tridente representarían un motivo simbólico de los utilizados por los primeros cristianos. También se halló un altar de piedra con un crismón como símbolo de Cristo grabado en él. En el siglo VIII hay un gran nivel de incendio que podría coincidir con la llegada de los visigodos lo que se atestigua por el hallazgo en ese nivel de cenizas de una moneda de Witiza.

Mausoleo de las Vegas de Pueblanueva en el lamentable estado en que se encontraba hasta su limpieza reciente
Mausoleo de las Vegas de Pueblanueva en el lamentable estado en que se encontraba hasta su limpieza reciente

La casa contaba con un sistema complejo de calefacción por agua y también una fuente en la entrada monumental recibía a los visitantes. Un patio central recogía las aguas de lluvia. Las instalaciones termales en esta villa donde el agua es nuevamente protagonista pues se han encontrado.

Otra de estas grandes villas del Tajo que se reconvierten en basílicas cristianas, y luego parece que en templo visigodo, es la villa de Las Tamujas cercana a la desembocadura del Cedena en el Tajo, que también contaba con ricos mosaicos en su zona residencial e instalaciones termales.

Restos arqueológicos de la villa romana de Saucedo. Foto de cultura.castillalamancha.es

El mausoleo de Las Vegas del Pueblanueva, también situado cerca del Tajo y con dos villas romanas en su entorno, es un monumento de gran importancia arqueológica, aunque hoy permanece lleno de basura y en un estado lamentable. Se trataba de un edificio de forma octogonal con unos trece metros de diámetro construido  con muros de canto y argamasa de ochenta centímetros de grosor. En uno de sus lados se puede todavía ver una cripta monumental con unas escaleras de acceso en cuyo interior se encontró el sepulcro llamado de Los Apóstoles en mármol y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional, además de otros dos sepulcros de piedra. Toda la estructura está realizada en magnífica sillería granítica.

Lápida de Litorio en la ermita del prado, uno de los más importantes elementos arqueológicosde los primeros cristianos en españa en España
Lápida de Litorio en la ermita del prado, uno de los más importantes elementos arqueológicosde los primeros cristianos en españa en España

Un elemento de gran importancia como huella de aquella temprana cristianización de nuestra comarca es el hallazgo de la placa de Litorio en la zona de la Trinidad. Hoy se encuentra encastrada a la izquierda del muro de la entrada de la ermita. Ermita que debemos recordar dice la leyenda que su conversión a templo cristiano fue impulsada por el rey visigodo Liuva que hizo que este lugar junto a las alamedas fluviales y que estaba dedicado en tiempos de los romanos a Ceres, su diosa de la fertilidad,  se cristianizara bajo la advocación de la Virgen del Prado.

Varios elementos arquitectónicos de claro origen visigodo se han hallado repartidos por nuestra comarca. Cimacios, capiteles, pilares o restos de ventanas formaban parte de antiguos templos cristianos, y aunque fuera ya de nuestro ámbito territorial es un magnífico ejemplo de la arquitectura de esta época, la iglesia de Melque próxima a San Martín de Montalbán. Incluso hay numerosos autores que quieren ver en la finca de La Alcoba, donde también se hallan restos de una antigua villa romana, el lugar donde se localizaba un monasterio cuyo abad fue nombrado obispo por el rey Wamba, pues era muy devoto de un famoso predicador cuyos restos se guardaban allí, San Pimenio. Ese primer y único obispo «talaverano» se llamó Cuniuldo, cuya diócesis fue luego eliminada y él nombrado obispo de Itálica.

SARCÓFAGO DE PUEBLANUEVA HALLADO EN EL MAUSOLEO JUNTO AL TAJO Y HOY EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL
SARCÓFAGO DE PUEBLANUEVA HALLADO EN EL MAUSOLEO JUNTO AL TAJO Y HOY EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO NACIONAL

La diócesis en cuestión se llamó Aquis, cuyo significado es «aguas» otro elemento más que nos habla de la vinculación histórica de nuestra tierra con los ríos y las fuentes que vamos desgranando en estos artículos.