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CAPILLA DEL CRISTO DE LOS ESPEJOS Y SACRISTÍA DE LA COLEGIAL

LA CAPILLA DE SAN ILDEFONSO O DEL CRISTO DE LOS ESPEJOS

Cristo de los Espejos y una Dolorosa del siglo XVIII de la escuela madrileña en la base.

Corresponde a la cabecera de la nave lateral sur, en ella podemos contemplar el llamado Cristo de los Espejos. Según Francisco de Soto éste era el Cristo de las Misericordias que se hallaba anteriormente en la capilla del antiguo alcázar de Talavera. Y también alojó al llamado «Cristo Santiaguito» que hoy se encuentra en la ermita y que perteneció al antiguo Hospital de Santiago.

La imagen actual es en realidad una obra realizada en 1759 por José Zazo y Mayo por lo que probablemente el historiador Soto  se refiriera a otra imagen. Este escultor que tiene otras obras en Talavera nació en el cercano pueblo de Nombela en 1720 y desarrolló su trabajo en Madrid, donde murió.

Caída de Cristo en la capilla de San Ildefonso o del Cristo de los Espejos

También aloja esta capilla un retablo neoclásico de parecida factura al del altar mayor con un cuadro de grandes dimensiones donde aparece la Caída de Cristo camino del Calvario, y puede ser obra de un pintor de la escuela madrileña del siglo XVII llamado Pedro Núñez.

Enterramiento femenino que pudo ser de doña Juana Duque, madre de el arzobispo Tenorio, en la capilla del Cristo de los Espejos o de San Ildefonso

Esta capilla y parte de la obra de la nave de la epístola fueron financiadas por un caballero que guerreó en compañía de Alfonso XI, Alonso Díaz de Medina y su esposa. Más tarde perteneció a la familia del arzobispo talaverano Gil de Albornoz, a un indiano llamado Juan de Prada, que era descendiente de otro de su mismo nombre paje de Juan II, y a la de un corregidor de la villa y mayordomo de la Santa Inquisición llamado Diego Montero de Espinosa y su mujer, de la familia Gaytán y Meneses.

SACRISTÍA

Desde esta capilla se pasa a la sacristía a través de una dependencia techada con una bóveda gótica. es una dependencia con decoración de yeso construida en el siglo XVIII y de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón.

El mayor tesoro que aquí se guarda es la imagen de la Virgen rubia que sostiene al niño en postura y gesto de travesura infantil mostrando sus genitales, por lo que alguna severa descripción del siglo XVIII dice que es «deshonesto»  y feo,aunque realmente está lleno de encanto. . Es una imagen del siglo XV de gran calidad. Está policromada y estofada, y presenta claras influencias flamencas y tal vez relacionada con la escuela de Burgos. Probablemente formó parte del retablo de la capilla mayor. La imagen se encuentra en un retablo dieciochesco similar al del Cristo de los Espejos.

También en la sacristía un tal Becerra pintó varios lienzos con imágenes de la vida de la Virgen. Hay que destacar además la existencia de una curiosa fuente-aguamanil de mármol.

Eccehomo al que se refiere el texto, aunque hoy día no esté en la Sacristía

También se encuentran en la sacristía dos bustos de un Ecce Homo y de la Dolorosa que antiguamente se situaban sobre peanas finamente decoradas. Juan Nicolau ha relacionado estas obras con la escuela granadina y el entorno de José de Mora.

A continuación de esta capilla se encuentra la puerta de la sacristía vieja con un rótulo que dice en latín: «Estad limpios los que lleváis los vasos del Señor».

Puerta de la Sacristía Vieja con el rótulo aludido en el texto