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CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN DE LAS MADRES BERNARDAS

CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN

DE LAS MADRES BERNARDAS

Fachada de la iglesia del convento de la Encarnación de las Madres Bernardas

Doña María de Albornoz era la heredera de un rico mayorazgo de tres mil ducados creado por sus padres. Al enviudar, recayó también sobre ella el patrimonio de su marido el marqués de Aravaca, cuyo palacio se levantaba en la plaza del mismo nombre.

San Bernardo representado en azulejería del siglo XVIII sobre una de las puertas del convento de las bernardas

Una noche del verano de 1608, la marquesa salió con su servidumbre para bañarse en el Tajo, bajo el primer ojo del Puente Viejo. La señora y una criada fueron arrastradas por el agua, la sirvienta pudo salvarse por la intervención de un hombre que se arrojó al agua, pero doña María se ahogó perdiéndose en la oscuridad.Su cuerpo se encontró al día siguiente después de peinar el río con redes y barcas pues se habían recorrido las orillas la noche anterior con hachas encendidas sin hallar el cadáver. Fue enterrada en el panteón familiar de la capilla del Cristo de los Espejos de “La Colegial”.

Arbotantes sobre la fachada oeste del convento de las bernardas

Volvió el mayorazgo a su madre doña Teresa Saavedra que en 1610, con su otra hija llamada Catalina y monja profesa de San Benito, fundó un monasterio con el título de la Encarnación en sus propias casas, pues una de las cláusulas del mayorazgo establecía que, si quedara éste sin herederos, se emplearía su patrimonio en la fundación de un convento de monjas descalzas.

Una de las rejas del convento de las Bernardas

El templo se construyó bajo traza de Fray Lorenzo de San Nicolás. Es edificio de ladrillo, como es habitual en la obra de este arquitecto. La iglesia es de planta de salón y está coronada por una bóveda semiesférica. La decoración es la habitual de cornisas y molduras de yeso. Destacaremos los dos paneles de azulejos sobre las puertas de acceso del convento y de la iglesia con el motivo de San Bernardo y el misterio de La Encarnación respectivamente. Son pintorescos los arcos de los arbotantes que sirven de apoyo al edificio en su cara oeste.

La Encarnación representada en azulejería de Talavera del siglo XVII sobre la puerta principal de las bernardas

En la planta del siglo XIX que reproducimos se observa al este de la iglesia el coro y un dormitorio alargado que da a una pequeña huerta. Junto al muro que separa el convento de la plaza de San Agustín se puede ver un pequeño cementerio y la huerta principal con un corral y un basurero en el extremo sur de la misma que además contaba con un emparrado sobre machones. En torno al patio del Pozo discurre el claustro alrededordel que se distribuyen las dependencias habituales de los conventos: la cocina, dos refectorios, el capítulo, la entrada con el torno y los locutorios. Un patinillo más al sur daba acceso al ropero, almacenenes y un portal. También aparecen señalados los aljibes, carboneras, despensas, gallinero, horno y excusado.

Puerta tapiada del convento de las bernardas.

CURIOSIDADES Y PERSONAJES

El historiador talaverano Cosme Gómez de Tejada fue capellán de este convento, pero el personaje histórico más relevante relacionado con la institución fue el cardenal Gil de Albornoz, sobrino de los fundadores y protector del nuevo monasterio al que obsequió con un magnífico ajuar que hizo traer desde Roma. Allí murió manifestando su intención de ser enterrado en este convento de La Encarnación de Talavera donde, todavía hoy, se puede observar su sepulcro de jaspe suspendido en el muro oriental de la iglesia.

Sepulcro del Cardenal Gil de Albornoz en el convento de la Encarnación

Don Gil era vallisoletano y se decía en Talavera que durante su juventud estuvo enamorado de su infortunada prima Dª María, pero el padre de ella no permitió la relación, por lo que marchó a Salamanca donde comenzó una brillante carrera eclesiástica y política que le llevaría a ser embajador en Roma y capitán general del ejército en Milán.