Un relato breve: COLMENEROS, 1486

Colmenas de corcho en La Jara
Colmenas de corcho en La Jara

COLMENEROS, 1486

Marcela se acercó hasta la entrada del muro de piedra que circundaba la posada de colmenas y permaneció allí, quieta. Con un movimiento de cabeza llamó a su hijo Bartolomé. Ella sabía bien que una mujer mientras estuviera con su flor no debía acercarse a las abejas. Ni siquiera cuando hubiera comido ajos o cebollas, pues eran animalias muy delicadas a las que también molestaban los malos olores.

El muchacho se acercó a ella y tomó la cantarilla de vino, la hogaza y el pedazo de queso  que les había traído para el almuerzo. Su marido dejó de encalar el poyete de pizarra cogida con barro que acababa de levantar para dar asiento a las colmenas.

Imagen medieval que representa un huerto con colmenas

Imagen medieval que representa un huerto con colmenasDespues de comer se lavó cuidadosamente las manos en el arroyo del Endrino. Sabía que las abejas debían ser tratadas con mucha limpieza y que un colmenero no podía jamás ser sucio ni borracho. Así se lo enseñó en cierta ocasión el beneficiado de la parroquia de San Miguel, don Gabriel Alonso de Herrera. Incluso le dijo que debía ser casto, pues ya los antiguos aseguraban que la diosa de la castidad tenía a su cargo las abejas. Además, si ellas son castas y limpias, es razón que las trate persona casta y limpia.

Pasó aquel día un buen rato con don Gabriel, respondiendo a las muchas preguntas que el cura le hizo sobre la granjería de la miel. Se hizo su amigo y siempre que iba por la villa le llevaba un cirio de la cera de sus abejas para alumbrar a la Quinta Angustia.

El olor de la jara, tan dulce que a veces podía casi paladearse, lo invadía todo. Bartolomé se acercó a orinar a unas junqueras y, de pronto, se agachó, levantando orgulloso una gran culebra a la que desnucó con un brusco movimiento de muñeca. Bien sabía por las enseñanzas de su padre que los lagartos, las culebras y escuerzos sólo hacían daño en la posada. El padre se levantó y fue cojeando otra vez hacia el caldero de la cal para acabar su tarea.

Colmeneros en el pueblo jareño de Carrascalejo

A veces, cuando Bartolomé veía a su padre renqueando, sentía un escalofrío y, al mismo tiempo, una extraña sensación de orgullo. Recordaba cómo siendo niño acompañaba una mañana a su padre a visitar las colmenas más lejanas de su casa, en la sierra del Atalayón.

Tal vez por el ruido del río que venía crecido o debido al fuerte viento en contra, se dieron de bruces con un oso al entrar en el colmenar. Andaba golosineando con los panales. Los había sacado de los corchos que habían rodado de un zarpazo despedazados por el suelo. Con un salto de sus patas traseras el enorme animal se abalanzó sobre el colmenero, mientras su hijo se ocultaba llorando detrás de la pared. No pudo Bartolomé ver la pelea de la bestia con su padre hasta que, herido, se acercó hasta él arrastrándose y gimiendo. El animal, antes de morir de una certera cuchillada en el cuello, le había desgarrado la pantorrilla de un zarpazo.

Paisaje jareño típico. Los colmeneros fueron los primeros en repoblarlo

Costó curar la herida, pero su vecino el hortelano, que había ido a vender unos canastos de priscos a Talavera, llevó la cabeza y las garras del oso hasta la cárcel de la Santa Hermandad cobrando la recompensa. La Santa Hermandad se fundó para vigilar los yermos y despoblados y defender de bandidos a los colmeneros. Ellos premiaban a los que acababan con sus enemigos y uno muy importante era el oso.

Y cuando más tarde fue toda la familia a la feria, todavía estaban clavados los despojos en la puerta y, debajo, un pliego con el nombre de su padre que los viandantes miraban con curiosidad. Desde entonces, Bartolomé decidió que él también sería colmenero algún día.

La estancia donde iban a ser instaladas las colmenas ya estaba preparada, el muro tenía más de dos varas de alto para dificultar el paso a los osos. El viento del norte no dañaría a las colmenas pues se había instalado en una buena solana.

El agua limpia del arroyo corría muy cerca y el suelo estaba bien saneado. La pizarra afloraba inclinada como dientes de perro y el agua de la lluvia correría sin pudrir los corchos. Bartolomé recibió la orden de limpiar el monte cercano. Su padre no quería que volviera a suceder como cuando, dos años antes, el fuego que prendieron unos pastores para aumentar el pasto quemó sus dos mejores posadas.

Símbolos de de la Santa Hermandad entre los que se encuentra una colmena en recuerdo de que la institución comenzó siendo una hermandad de colmeneros. También aparece un jabalí y el yugo y las flechas de los Reyes Católicos, por ser hermandad real-

Todo estaba preparado. Hasta habían guiado dos acebuches junto a la pared para que así anidaran en ellos los enjambres que se salieran de los corchos. Pero había que atraer a las abejas, y Bartolomé ya sabía que debería untar las ramas de los árboles con un poco de aguamiel.

Las colmenas habían sido fabricadas en las largas noches de invierno, a la luz de las velas que ellos mismos hacían con la cera más sucia de sus panales, que las buenas ya las teníanapalabradas en Guadalupe. Habían escogido las mejores cañas de corcho del alcornocal del Puerto, que no tuvieran hendiduras ni resquebrajamientos, y las habían clavado con virus de jara afilados y endurecidos al fuego. En Piedraescrita  consiguieron una carga de estiercol de becerro que, mezclado con barro, sellaría las colmenas salvándolas del frío y de las sabandijas.Con unos palos de encina atados en forma de portera cerraron en la corraliza los corchos que esperaban sus enjambres.

Bartolomé pensó que, al fin y al cabo, este no era un mal oficio. Solamente el silencio del monte, con el aullido del lobo acompañándole muchas noches, le producía cierto sobresalto. Pero no era el miedo lo que le más le angustiaba. Solamente le turbaba la posibilidad de que a Blanca, la muchacha que le estuvo mirando en la fiesta del pueblo, no le gustara vivir en la soledad de la alquería.

Aunque, cuando contempló que la temprana primavera ya teñía los cerros de enfrente con sus cantuesos de color morado, y que la jara, el cantueso, el tomillo y el romero llenaban de olores el aire pensó que la cosecha sería buena. Podría comprarle a Blanca ese pañuelo que miraba con tanta atención cuando se lo ofreció el buhonero después de la romería.

EL MENHIR DE LA LAGUNA DEL CONEJO

Menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal)
Menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal)

Cerca de Velada, pero en término de Talavera de la Reina (Gamonal) muy próximo al cruce de la cañada leonesa Oriental con el llamado Carril de las Mulas  se encuentra el paraje conocido popularmente como la laguna del Conejo o laguna de la Dehesa. También es conocido el paraje en Gamonal como el cerro de la Piedra, por razones obvias.

Menhir de la laguna del Conejo en Gamonal. Al fondo la sierrecilla de El Berrocal

Allí podemos ver sobre una elevación un curioso menhir que, que se enmarca dentro del conocido como Megalitismo Extremeño que, como otro desparecido junto al embalse del Guadyerbas, el menhir de Parrillas, también se localiza junto a las viejas vías pecuarias de la trashumancia.

Plano donde se observa la situación de algunos de los monumentos megalíticos de la comarca.

El menhir fue descubierto por el que esto escribe y lo publiqué en mi primer libro «La Villa de Velada» (1990)

Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha
Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha

Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos. Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos y que podemos ver en la imagen señaladas por una flecha.

Esquema de las cazoletas en el menhir de lGamonal

Su situación era, según el propietario de la finca, algo más desplazado al norte y en su entorno solamente localicé alguna pequeña lasca de sílex.  Estos monumentos megalíticos se erigieron aproximadamente en hace cuatro mil quinientos años. Las cazoletas algunos han aventurado la posibilidad  de que tuvieran algún simbolismo religioso, que con ellas se hicieran determinados rituales y otros autores incluso hablan de la posibilidad de que fueran una especie de mapas astrológicos.

Los dólmenes y menhires aparte de su funcionalidad funeraria, la mayor parte de autores los considera elementos de amojonamiento de los territorios de una determinada tribu o clan de aquellos antepasados

HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (3) LA EDAD DEL BRONCE

BRONCE ANTIGUO Y PLENO

Pithoi hallado en el yacimiento del Cerro de la Mesa de Alcolea de Tajo

Aunque es difícil establecer en la meseta una secuencia para el calcolítico y la Edad del Bronce por falta de estudios estratigráficos, podemos hablar en nuestra zona de varios asentamientos en los periodos iniciales del bronce. Entre ellos se encuentra el yacimiento de Villarejo de Montalbán conocido como Riscal de Velasco, del que ya hemos hablado en el capítulo anterior [1] y cuyas fortificaciones no sabemos si pertenecen al calcolítico o a la edad del bronce. Otro poblado se situó en el Cerro de la Mesa (Alcolea de Tajo) sobre un cerrete que domina la orilla derecha del Tajo[2], «Muestran estos yacimientos, además de una gran extensión y algunas fortificaciones de la época, unas características por las que podrían representar una variedad local en la zona más en contacto con Extremadura y que podría ser una evolución de los poblados existentes en esta misma zona».

Hachas pulimentadas halladas en el entorno de los yacimientos de la Edad del bronce y Calcolítico de Villarejo de Montalbán. Colección Garayalde

En cuanto a las necrópolis, contamos con un yacimiento bastante significativo que es el del Cerro del Obispo en Castillo de Bayuela, necrópolis de inhumación en «pithoi» que se localizan de costado, contorneados por bloques de granito formando una caja exterior y una torta de cerámica que cubre la totalidad de la estructura. En el ajuar de estos enterramientos encontramos acompañamiento funerario propiamente dicho consistente en objetos del difunto inutilizados (cuchillos de sílex, hachas de piedra pulimentadas, molinos barquiformes, brazales de arquero, ídolos de cuernos, fusayolas, crisoles, vasos, cazuelas, leznas…), ajuar funerario de carácter ritual ( cazuelas, vasos y cuencos rituales más pequeños y sin utilizar) además de ofrendas funerarias para el sustento de «la otra vida» como son cuartos de cáprido, bóvidos y ganado lanar que se depositan entre el «pithoi» y las lajas de granito[3]

Riscal de Velasco

En el próximo Cerro del Castillo puede que habitara la población que se enterraba con estos ritos de inhumación que tienen cierta correspondencia con prototipos argáricos.

La cultura material de este tipo de yacimientos es bastante homogénea, cerámicas sin decoración como vasos carenados, cuencos hemiesféricos, botellas, grandes orzas de provisiones etc. La industria lítica de láminas de sílex, dientes de hoz, molinos barquiformes y algún punzón de hueso[4].

Pebetero hallado en las excavaciones del Cerro de la Mesa en Alcolea de Tajo

A estos yacimientos podemos sumar el del Cerro del Oso en el Real de San Vicente y el de la alcazaba de la ciudad de Vascos que, antes de ser un yacimiento romano o musulmán, fue un asentamiento de la Edad del Bronce, situado como otros que hemos visto en un cerro elevado junto a una corriente fluvial, en este caso, el río Huso.

Según Juan Manuel Rojas Rodríguez Malo, las Características comunes de las cerámicas de estos yacimientos del Bronce Pleno son la presencia de un alto porcentaje de vasijas con bordes exvasados y con carenas medias bajas con cuencos tanto globulares como de media esfera, aunque también se dan vasos de paredes rectas. Son frecuentes los motivos decorativos a base de cordones horizontales y mamelones, con motivos impresos de digitaciones y ungulaciones sobre el borde y los cordones. En el Bronce Pleno es frecuente la decoración con triángulos y paralelas rellenos de puntos y líneas.

Las cerámicas del horizonte Cogotas I aparecen sobre los sustratos del bronce pleno, en algunos de los casos antes referidos, llenándose el vacío que hasta ahora había en la dispersión de estos yacimientos en la meseta sur y así en nuestro ámbito localizamos los dos tipos de asentamiento de este periodo, yacimientos en llano como El Carpio I o el Golín; y el arroyo Manzanas o el cerro Torrejón de Malpica de Tajo, más en la línea de los poblados de altura[1]. Los primeros suelen tener el patrón de los llamados «fondos de cabaña» como el del Golín de Puentes Caídos a las orillas del pantano de Navalcán hallado por mí en la retirada de las aguas del mismo, con una vasija de aprovisionamiento, hecha a mano, semiesférica y carenada de gran tamaño y decorada con incisiones en zig-zag, cremallera y dientes de lobo, con tipología encuadrable en el horizonte de Cogotas I Podían observarse en los alrededores los restos arrasados de algunos silos más, de forma circular[2].

Parece que la ganadería y la caza estarían relacionados con este tipo hábitat y la economía de intercambio y agricultura con los segundos.

Las cerámicas encuadradas en esta cultura “Cogotas I” presentan la novedad de las decoraciones del tipo “boquique”, como sucede con algunos fragmentos hallados en el yacimiento de arroyo Manzanas. Se trata de una técnica elaborada mediante con un dibujo superficial de «punto y raya» que caracteriza a esta decoración alfarera doble o mixta, se conseguía punteando con un punzón o algún tipo de sierra dentada, trazos pequeños y sucesivos a lo largo de una línea incisa continua, “dando el aspecto de un cosido”.

[1]CARROBLES, J. ,MUÑOZ, K. Y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad del bronce…

[2]VILLA GONZÁLEZ J.R. : Arqueología de urgencia en la campana de Oropesa, en Actas del Primer Congreso de Arqueología de la Provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo, Toledo 1990.

Muralla del yacimiento de Cerro del Oso

[1]CARROBLES, J. y MENDEZ-CABEZA FUENTES, M. Op. Cit. Introducción al calcolítico…

[2]CARROBLES, J. , MUÑOZ, K. y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad del Bronce en el valle medio del Tajo…

[3]MENÉNDEZ ROBLES, M.L. ,GIL J.I., REYES, F. y REYES J.L. Tipología del material procedente de la necrópolis del Bronce Medio de El Cerro del Obispo en castillo de bayuela Toledo en Actas del primer Congreso de Historia de Castilla-La Mancha ,Tomo III. Junta de comunidades de Castilla La Mancha. Talavera de la Reina 1988.

[4]CARROBLES , J., MUÑOZ, K. y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad …

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO, CASTAÑAR DE IBOR

Arquitectura popular de Castañar Ibor

Castañar de Ibor está situado en las sierras de las Villuercas donde abunda la cuarcita y la pizarra por ser un relieve Apalachense como el de La Jara, que es por ello el primer material utilizado en sus construcciones. Históricamente perteneció a las Antiguas Tierras de talavera y por eso lo traemos aquí, pues como vemos en las fotografías su arquitectura es muy parecida a la de la comarca talaverana de La Jara, a la que perteneció.

Zaguán de una viviendo de Castañar con sus alacenas con modesto ajuar, su mesa tocinera y el suelo de pizarra

En el siglo XVI se dice que las «casas son de piedra e tierra e madera que se saca de las mismas casas» , aunque yo creo que lo que quiere decir la encuesta de Felipe II es que los materiales se sacaban del mismo entorno, pues los bosques de la zona permitían el autoabastecimiento sin necesidad como en otros casos de traerlas vigas de Gredos.

Podemos observar pajares y corrales construidos en cuarcita y pizarra

Al ser los bloques de cuarcita y pizarra de mayores dimensiones que en otros lugares, el aparejo permite tener dos pisos de mampostería, aunque también los podemos ver de adobes o tapial. Aun así no son lo suficientemente grandes para hacer los esquinazos, por loq ue algunas construcciones secundarias tienen redondeadas las esquinas.

Edificio de tres plantas, escasos en nuestro entorno. Se observa una ventana recercada con decoración pintada

Al ser construcciones más serranas , se pueden ver algunos modestos balcones en la segunda planta. Muchos muros están blanquedos , especialmente alrededor de puertas y ventanas ,y otros enfoscados con cal y arena en parte de su superficie.

Grupo de construcciones tradicionales en Castañar de Ibor

FINALIZAMOS EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE

Hermosos paisajes de Peraleda con el Tajo y los reculajes de sus arroyos

Hoy acabamos con el camino de Carlos V que a partir de Bohonal de Ibor se une con el camino de los Ibores a Guadalupe que describiremos en nuevas entradas de este blog.

Salimos ya de La Jara en nuestro periplo guadalupano y vamos a seguir recorriendo el trayecto que nos llevará ahora a través del señorío del conde de Miranda, que comprendía antiguamente el poblado del castillo de Alija, hoy incluido en el término de Peraleda, la población de Talavera la Vieja, hoy sumergida bajo el embalse de Valdecañas, y el pueblo de Bohonal de Ibor. Para conocer este viejo camino seguiremos, si vamos a pie o en caballería por el tramo que desde Peraleda iba a Talavera la Vieja descendiendo hacia el oeste y pasando cerca del Cerro de la Atalaya, al que vale la pena trepar para contemplar desde la cumbre una magnífica vista panorámica del valle del Gualija y su desembocadura en el embalse de Valdecañas.

Antigua barca del Tajo de Talavera la Vieja que deja ver al fondo el pueblo, la iglesia y el templo de diana hoy junto a la carretera de Guadalupe a Navalmoral

Hacia el este se ven unas barreras o trincherones graníticos en los que se encuentran varios yacimientos calcolíticos como los descritos en Peraleda, en lugares como la barrera de las Cuevas, el Cancho de las Colmenas o el de la Atalaya. Si lo deseamos podemos continuar por un camino que asciende desde estos parajes hasta el castillo de Alija.

Cortados y atalayones en el valle del río Gualija

Continuando ya nuestra ruta llegamos hasta el Puente del Búho y allí tomaremos la cañada que viene del Puente del Conde y que en un trayecto paralelo a la carretera actual nos llevará hasta Bohonal de Ibor, la tercera aldea del señorío del Conde de Miranda en cuyo término se encuentran sumergidos los restos de Talavera la Vieja.

Minas en Peraleda de San Román

Sobre el río Gualija, aguas abajo del despoblado de San Román, se pueden visitar los restos de tres molinos de agua y un puente pintoresco. Aguas arriba, llegamos primero a un recodo del río en el que hace un ángulo de noventa grados y, si seguimos ascendiendo sus riberas, llegamos a unos impresionantes cortados en los que anidan los buitres en un agradable paraje fluvial. Subiendo aún más arriba, aunque salvo que el río se encuentre en estiaje es difícil proseguir, se puede llegar al Chorrerón paraje que tiene una hermosa cascada en estos lugares solitarios que fueron tan frecuentados por los maquis, que en el cercano cerro Ballesteros sufrieron un gran descalabro a manos de la Guardia Civil que supuso el principio del fin de la partida de Quincoces.

Puente del Buho, donde se produjo el encuentro con las tropas francesas

Emboscada en el Puente del Buho

Sobre el río Gualija cruza el camino que une Peraleda con Talavera la Vieja a través de un bonito puentecillo conocido como el Puente del Buho. Es un paraje pintoresco donde también se pueden ver las ruinas de un viejo molino. Precisamente en este lugar los guerrilleros españoles conocidos como los Hermanos Cuesta tendieron una emboscada a un destacamento de franceses matando al general Marisy y a numerosos soldados y oficiales. Feliciano Cuesta se vistió con las ropas del general y acercándose al francés mientras agonizaba le dijo: ¿No querías ver al brigante de Cuesta?, Pues ya me has visto.Además, los españoles se burlaron de los franceses poniendo en los árboles monigotes vestidos con sus ropas y provocando así que dispararan sobre los peleles al pensar que eran guerrilleros. La derrota del invasor en el Puente del Buho desató la represión de los franceses contra los pueblos de Talavera la Vieja y Peraleda.

Otro de los puentes pintorescos que encontraremos en nuestro camino

ACABAMOS DE CONOCER PERALEDA DE SAN ROMÁN ANTES DE SEGUIR EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE

Puerta en una vivienda de Peraleda

La arquitectura popular conserva todavía en Peraleda de San Román algunos de sus elementos característicos con tramos de algunas calles que mantienen cierto encanto. Merece también una visita el casco urbano del pueblo en cuyas proximidades, al borde de un camino que se dirige en dirección norte, encontramos un calvario de granito que conserva casi todas sus cruces. Como hemos visto, en los pueblos de la Jara occidental es común la persistencia de estos elementos etnográficos.

Iglesia parroquial de Peraleda de San Román

La iglesia parroquial de San Juan Bautista también es digna de visitarse. Se trata de un edificio de dimensiones considerables levantado en sillería granítica con los paramentos este y oeste apoyados sobre contrafuertes. El templo está distribuido en una nave única dividida en tres tramos por arcos apoyados en pilastras y cubiertos por bóvedas. La capilla mayor está cubierta con bóveda de crucería y cuenta con una encantadora capillita que está abierta mediante arco ojival y cubierta con bóveda de crucería. A los pies de la nave se encuentra el coro y tiene la curiosidad de apoyarse sobre sendas figuras labradas de granito, la una femenina y la otra masculina. El baptisterio se ubica en la base de la torre que alberga el campanario en su último cuerpo y finaliza en remate desafortunado con cúpula de pizarra.

Calvario de Peraleda de San Román

En el interior se conservan algunos retablos barrocos con pinturas en tablas de cierto valor. La Guerra Civil acabó también aquí con la mayor parte del patrimonio escultórico, aunque se conserva una imagen de la Virgen y otra de la Magdalena en la parte alta del retablo principal, como testigos de una imaginería que tuvo que tener calidad,ya que incluso se conservaba una antigua imagen procedente de la iglesia de San Roman. El edificio se construyó en su mayoría durante el siglo XVI pero se perciben todavía los restos de un templo anterior en la espadaña, que se halla embutida en el muro sur, y en la portada de la cara oeste.

Arquitectura popular de Peraleda de San Román

Dentro del término, en una finca privada, se situaba el despoblado de La Poveda. De su iglesia se conserva solamente parte de una de las portadas cuya construcción data de finales del siglo XV. Presenta un arco carpanel con dos arquivoltas que surgen de pequeñas columnas semicilíndricas, con sus capiteles y basas góticos. En el intermedio de las arquivoltas se inscribe una serie corrida de figuras humanas, elementos vegetales y animales. En su entorno y formando parte de sus muros se hallaron inscripciones y sillares romanos. Los restos de la que fue iglesia de San Román apenas dejan ver las ruinas de algunos muros.

Escena en el entorno de Peraleda

Peraleda celebra dos fiestas veraniegas, una en honor de la Virgen del Rosario el 15 de Agosto y la Fiesta del Cristo el 18 de Septiembre. En invierno todavía se festeja la Candelaria, día en el que los quintos hacen una hoguera, como también sucede el Miércoles de Ceniza cuando además se ofrece un convite por parte del ayuntamiento. El día de san Antón se hacen carreras de burros y el día de año nuevo se corren los gallos en un polémico ritual similar a otros pueblos de España en el que los quintos arrancan a la carrera las cabezas de las aves.
En los bares del pueblo nos pueden servir algo de comer y en las dos panaderías se hacen dulces tradicionales y también modernos. La gastronomía es típicamente jareña y en ella se pueden destacar las migas el cochinillo, la caldereta y los dulces caseros como perrunillas, floretas o magdalenas. En la matanza se suele guisar la cachuela.

LLEGAMOS A PERALEDA DE SAN ROMÁN POR EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE

Castillo de Alija con el embalse de Valdecañas en el tajo al fondo

Vamos a detenernos ahora en Peraleda de San Román, población en la que se encuentran numerosos e interesantes restos prehistóricos. La zona occidental y meridional del término están delimitadas por los ríos Gualija y Tajo y muestra un paisaje granítico de grandes bloques pétreos en cerros elevados de fácil defensa que fueron habitados desde la Edad del Cobre o Calcolítico, hace unos cuatro mil quinientos años. Son yacimientos en los que encontramos fragmentos de cerámica hecha a mano y abundante industria lítica en cuarcita, aunque también se pueden ver algunas piezas fabricadas en sílex.

Cazoletas y grabados del altar prehistórico de Peña Castillo

En toda La Jara abunda este tipo de asentamientos junto a los cauces de los ríos que en algunos casos cuentan con restos de amurallamientos, como es el caso del paraje de Peraleda conocido como “El Castillejo” donde también se perciben los muros de las sencillas viviendas que se acomodan entre los pasadizos y covachas formados por los grandes bloques graníticos.

Capitel representando a un caballero barbado en la iglesia de Peraleda de San Román

Uno de estos grandes fragmentos pétreos que impresiona por sus dimensiones es el conocido como Peña Castillo, uno de esos parajes que tienen el halo mágico de los lugares sagrados prehistóricos. A los pies del gran peñasco se encuentran sobre otras rocas numerosos grabados rupestres del conocido como Arte Esquemático de la Edad del Bronce que encontramos en otras estaciones jareñas y en algunos monumentos megalíticos como son los menhires y dólmenes de la comarca incluidos todos ellos en el denominado Megalitismo Extremeño. Los grabados son en su mayoría unos huecos semiesféricos tallados en la piedra y conocidos como cazoletas, que en este caso concreto se encuentran unidos por curiosos canales cuyo significado se ignora. Hay además otros signos como hombrecillos esquemáticos (homúnculos) y otros variados puntiformes, cruciformes, vulviformes etc.

Las zahurdas son abundantes en la Jara Occidental, donde el cerdo tuvo especial importancia en la economía doméstica

La proximidad de Talavera la Vieja, pueblo hoy sumergido por el embalse de Valdecañas que fue la antigua Augustóbriga, nos hace pensar en la presencia de los romanos en la zona, como se confirma por la existencia de una probable calzada y de algunos restos de cerámica y tégulas en el despoblado de San Román. Este antiguo lugar fue también habitado por los visigodos y cerca de su caserío, del cual solamente quedan unos pobres restos de los muros de la iglesia, también se localizan antiguas explotaciones mineras. Parte del término de Talavera la Vieja pasó tras de su desaparición a formar parte de la demarcación de Peraleda de San Román como es el caso del castillo de Alija.

Cruz en el extremo occidental del casco de Peraleda

De la presencia musulmana nos quedan, en la confluencia del río Gualija con el Tajo, los restos del castillo y la población de Alija, los cuales, al igual que otras fortalezas como Canturias, Castros, Vascos y Espejel formaban parte de la línea defensiva que los árabes construyeron contra el avance de los cristianos a lo largo de las riberas del Tajo en su orilla sur.
Como sucede con estas otras fortificaciones, también en torno de la fortaleza de Alija había una población relativamente numerosa rodeando a la alcazaba. El abigarrado trazado de los muros de sus viviendas y callejuelas se distingue perfectamente, como también se percibe la presencia, al igual que en ciudad de Vascos, de una muralla que circunda el caserío y en la que podemos observar torres arruinadas de trecho en trecho con formas cuadradas o semicirculares y una puerta de acceso al recinto en la cara oeste de la muralla. Del castillo quedan pocos muros en pie pero la vista panorámica que sobre el embalse de Valdecañas se contempla es impresionante. Ya en época cristiana hubo una iglesia con su espadaña de la que hoy no quedan restos.

Peña Castillo y sus altares de culto prehistórico

Cerca de este castillo de Alija, aunque sumergido hoy día bajo el pantano, permanecen las ruinas del Puente del Conde, construcción antiquísima de la que al menos algunos sillares demuestran que en su origen fue construcción romana, aunque reedificada por la casa de los condes de Miranda. Daba paso este puente a una importante cañada trashumante pero fue volado por los españoles durante la Guerra de la Independencia para impedir el paso de los franceses. Se encontraban muy próximos y también sumergidos actualmente los Baños de la Cuadra o de la Guarra que, como tantos otros repartidos por La Jara, servían desde el siglo XIX para aliviar las dolencias reumáticas.
Alija llegó a despoblarse igual que San Román y sus habitantes constituyeron el núcleo humano que dio origen a la refundación de Talavera la Vieja. Peraleda se llamaba en principio Peraleda de Garvín, tal vez por depender su iglesia de la parroquia del pueblo vecino, hasta que para evitar equívocos se puso al pueblo el apellido de San Román por ser este despoblado uno de los que originaron el pueblo. Peraleda es el último lugar de La Jara hacia el suroeste, fronterizo al señorío del conde de Miranda. Perteneció por tanto a la villa de Talavera de la Reina hasta la desaparición de los señoríos.

Nidos de cigüeña en la entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas. Bajo esas aguas se encuentra el Puente del Conde

HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (2): LA EDAD DEL COBRE O CALCOLÍTICO

LA CERÁMICA EN LA EDAD DEL COBRE EN LA TIERRA DE TALAVERA

VASIJAS CAMPANIFORMES DE LA GOLILLEJA EN BELVÍS DE LA JARA

CALCOLÍTICO PRECAMPANIFORME

Los hallazgos de este periodo histórico son, sin embargo, mucho más frecuentes que los del neolítico y responden a un patrón característico, situación en los cursos medios de los afluentes del Tajo, sobre elevaciones graníticas con cuevas y oquedades entre los batolitos que se aprovechan como depósitos funerarios o para habitación. La localización de estos asentamientos suele ser estratégica y a veces se complementa con amurallamientos y atalayas. Es común en ellos la cercanía de afloramientos cupríferos en los límites geológicos de la plataforma continental erosionada por los riachuelos junto a los que se asientan los yacimientos, junto a un entorno adecuado a la agricultura y el pastoreo[1]

El río Tajo desde el yacimiento de Los Castillos

Aun así es difícil diferenciar las culturas del neolítico y las del calcolítico. En nuestro ámbito solo se han excavado yacimientos como el de Los Castillos en Las Herencias y otro en Mesegar de Tajo. Únicamente  ciertas características de las cerámicas Nos sirven para diferenciar las dos épocas.

Los materiales hallados en este tipo de yacimiento son principalmente, en cuanto a cerámica se refiere, cuencos de casquete esférico, vasos de paredes rectas algo exvasadas con algún ejemplar decorado a la almagra, vasijas de borde vuelto, las abundantísimas ollas de borde entrante y algunos platos y piezas carenadas que junto a fragmentos de pesa de telar y de queseras, complementan el repertorio de cerámicas a mano que se han encontrado en prospecciones de superficie.

El material lítico es muy característico de este periodo ya que son muy numerosas las lascas y los núcleos poco trabajados-incluso auténticos cantos trabajados, con un aspecto completamente arcaizante hasta el punto de ser difícil establecer una tipología concreta.

Cerámica de la Edad del Cobre del yacimiento de Los Castillos en Las Herencias

Tanto el material descrito como los patrones de asentamiento, vinculan estas culturas al calcolítico extremeño, relacionado a su vez, como en el caso del neolítico, con toda la zona occidental de la península, en claro contraste con los pueblos que habitaron en aquella época el sudeste español[2].

Los poblados calcolíticos que acabamos de describir serían, en parte, los que erigieron algunos de los monumentos megalíticos descubiertos en la zona, constituyendo su manifestación funeraria más genuina, aunque no la única, como demuestran el enterramiento de San Martín de Pusa, donde se ha excavado junto al talud de la carretera, un enterramiento colectivo en fosa con un cuenco decorado a la almagra[3].

Frente al yacimiento de Mildiablos, en Villarejo de Montalbán, se encontró un enterramiento en cueva femenino con un cuenco también globular como ajuar[4]

FRAGNENTOS CERÁMICOS HALLADOS EN LOS YACIMIENTOS CALCOLÍTICOS DE LA COMARCA TALAVERANA

De una mayor entidad es el yacimiento calcolítico de «Los Castillos» situado en una barranca junto al Tajo, en término de Las Herencias. Tiene este yacimiento importancia no sólo por la abundancia de los materiales y la calidad de los mismos, sino que además parece haber tenido características de transición entre las dos áreas consideradas tradicionalmente de la Edad del Cobre.  Lo más destacable es la abundancia de cerámicas a mano decoradas ya sea con pintura de tonos rojos, ocres, anaranjados y blancos, en trazos curvos, meandros y motivos radiales, ya sea con decoración impresa de triángulos y acanaladuras o, más escasamente, con relieves y pastillas repujadas.

La industria lítica, al contrario que en los yacimientos descritos anteriormente, se halla confeccionada en sílex, los útiles más frecuentes son las láminas y las puntas, en algunas de las primeras se observa el lustre de cereal, por haberse destinado a la siega engarzadas en palos curvos y, en el caso de las puntas, destacaremos los tres tipos, de base cóncava, foliáceas y pedunculadas. También se han hallado punzones de hueso y dos de los llamados «idolillos de violín» además de morillos o ídolos de cuernos.

[5]En el caso de los materiales descritos está más clara su adscripción a culturas del occidente peninsular, mientras que otros tienen mayores paralelismos con pueblos del sudeste. La cronología de estos asentamientos y de los anteriores se puede establecer entre el 2500 y el 1.800 a.d.C. y puede que, dentro del ámbito local, los yacimientos periféricos tuvieran una mayor relación con los aprovechamientos mineros y su protección y control, mientras que los del valle del Tajo, como el de Los Castillos, tendrían una mayor importancia en cuanto a los aprovechamientos agrícolas, intercambiando sus productos con los anteriores, situados en tierras menos fértiles.

Entre los yacimientos periféricos de La Jara destacaremos la variedad de materiales cerámicos de Mildiablos, los amurallamientos y bastiones del Riscal de Velasco y Alcaudete I, y la existencia de una atalaya junto al Gébalo que comunica visualmente los asentamientos de Alcaudete I y Alcaudete II [6].

En el yacimiento amurallado de Castrejón, en Aldeanueva de san Bartolomé, pueden observarse algunos grabados de antropomorfos en el mismo recinto del asentamiento.

VASIJA CAMPANIFORME HALLADA EN TALAVERA. COLECCIÓN CERRALBO

CALCOLÍTICO CAMPANIFORME

En cuanto a este periodo solamente podemos referirnos a los hallazgos cerámicos puntuales de Talavera [7] y en La Golilleja, en término de Belvis de la Jara, así como en el arroyo Manzanas[8].

Conocemos por otra parte la utilización de los dólmenes en la fase campaniforme. En el de Azután, por ejemplo, se recogieron fragmentos de campaniforme marítimo, en la Estrella campaniforme inciso y en Navalcán, el de tipo Ciempozuelos. Es frecuente, por tanto la denominada «intromisión campaniforme» en los monumentos megalíticos[9]

No se ha estudiado en nuestra comarca ningún asentamiento campaniforme aunque, por la localización de los hallazgos cerámicos, hay un predominio de los asentamientos en el valle del Tajo, dominando vías de comunicación sobre cotas elevadas y junto a las tierras fértiles, por lo que de los tres patrones descritos para los yacimientos campaniformes en el valle del Tajo: asentamientos mineros, comerciales y agrícolas, nos encontraríamos más bien en el caso de estos últimos[10].

Las vasijas campaniformes son piezas que probablemente realizaban alfareros profesionales y que se han hallado en gran parte de Europa. Eran elementos de prestigio que se enterraban con sus dueños como ajuar junto con otros objetos, adornos y armamento.

[1]CARROBLES, J. Y MÉNDEZ-CABEZA, M.: Introducción al Calcolítico en la Jara Toledana. ANALES TOLEDANOS nºXXVIII, Toledo, Diputación Provincial, 1991.

[2]Opus Cit. Los orígenes…

[3]ALVARO, E. : La Edad del Cobre en el Valle del Tajo. CARPETANIA I, 1987.

[4]Notificación personal de Miguel Méndez.

[5]ALVARO, E. MUNICIO, L. y PIÑÓN, F. Informe sobre el yacimiento de Los Castillejos, Las Herencias. I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha Tomo II, pp.181-182

[6]MÉNDEZ-CABEZA FUENTES, M. : comunicación personal.

[7]CASTILLO, A.. El neoeneolítico, en Historia de España de Menéndez Pidal, Tomo I , La prehistoria

[8] CARROBLES, J. , MUÑOZ, K. Y RODRÍGUEZ, S. : Poblamiento durante la Edad del Bronce en la cuenca media del tajo, Actas del Simposio LA EDAD DEL BRONCE EN CASTILLA -LA MANCHA, Diputación provincial deToledo, Toledo 1990

[9]BUENO RAMÍREZ, P. : Megalitos en la submeseta sur. La provincia de Toledo, en Actas del primer congreso de Arqueología de la Provincia de Toledo.

[10]ROJAS RODRIGUEZ-MALO, J.M. : Relación habitat-economía en el mundo campaniforme toledano, en Actas del Primer Congreso de Historia de Castilla-La Mancha.Junta de Castilla-La Mancha. Talavera de la Reina, 1988.

[11]ROJAS RODRIGUEZ-MALO, J.M. : Relación habitat-economía en el mundo campaniforme toledano, en Actas del Primer Congreso de Historia de Castilla-La Mancha.Junta de Castilla-La Mancha. Talavera de la Reina, 1988.

SEGUIMOS POR EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE Y LLEGAMOS A GARVÍN

Espadaña de la iglesia de Garvín

Desde Valdelacasa podemos ir a Garvín por la carretera o dirigirnos directamente a Peraleda de San Román por un camino que va en esa dirección y que discurre entre la carretera y el cementerio, que por cierto tiene numerosas placas de cerámica de Puente y Talavera con las curiosas dedicatorias de lírica popular funeraria frecuentes en los pueblos de la comarca.

Casa porticada en Garvín

GARVÍN

Aunque actualmente Garvín sea el más pequeño de los pueblos de la Jara occidental se da la paradoja de que es el más antiguo y que su iglesia fue cabecera de las parroquias de la zona, incluidas las de lugares como Castañar y Navalvillar de Ibor, de ahí lo monumental de su fábrica en sillería y su mayor antigüedad, pues su decoración de perlas y sus bóvedas de crucería nos indican que fue erigida en el siglo XV.

Ya hemos visto los numerosos yacimientos arqueológicos de Valdelacasa y conoceremos más tarde los de Peraleda y, aunque no se han hallado muchos vestigios en el propio Garvín, tenemos por ellos la certeza de la presencia humana en la zona desde el calcolítico, con los vetones, árabes y cristianos entre los pueblos que dejaron en el entorno muestras de su paso por aquí. Solamente se conoce alguna referencia de antiguos viajeros a ciertas ruinas romanas hoy desaparecidas.

Olivo en el muro de la iglesia de Garvín

Este lugar fue también desde la repoblación cristiana tierra de Talavera, incluida en el ámbito de las diecisiete heredades del Pedroso que Fernando III el Santo otorgó a la villa cabeza del alfoz. Figura en la lista de los cincuenta y cuatro lugares que Talavera hubo de comprar a Felipe II para evitar que consiguieran su independencia con la concesión por el monarca del correspondiente privilegio de villazgo, previo pago de los derechos que irían a aliviar las exhaustas arcas reales. Las Relaciones de Felipe II nos informan de la vinculación a este pueblo de un noble talaverano que poseía un torreón medieval que, probablemente, habría sido desde época musulmana una de las muchas atalayas o torres de defensa y vigía que salpicaban La Jara. El concejo talaverano y por tanto los arzobispos toledanos conservaron su dominio sobre Garvín y el resto de La Jara hasta la abolición de los señoríos con la constitución de 1812.

Arquitectura popular en Garvín

Como todos los pueblos que vamos conociendo, Garvín tuvo que convivir después de la Guerra Civil con la guerrilla antifranquista y con la represión de la misma, ocurriendo desdichados episodios como el sucedido en una de las casas del pueblo cuando varios hermanos de la resistencia fueron sorprendidos en su domicilio de Garvín por la Guardia Civil y algunos falangistas ofreciéndoles resistencia. En la refriega murieron dos guerrilleros, otros dos lograron huir por los tejados pero uno de ellos también fue localizado más tarde a dos kilómetros del pueblo muriendo en el encuentro. El único superviviente continuó luchando en la sierra.

En el pueblo no debemos dejar de visitar su iglesia, ya que es de las pocas que conserva el patrimonio en su interior, manteniendo un buen retablo con buena imaginería y pintura. Es un templo de construcción granítica, gótico tardío y cubierto con  bóvedas de crucería. Aunque el casco urbano es pequeño, se mantienen algunos edificios característicos de la arquitectura jareña que combina en sus muros, como sucede en el resto de La Jara occidental, los aparejos de pizarra y granito.

Cruz junto al cementerio de Garvín

En el cercano arroyo del Risquillo se conservan los restos de un antiguo molino de agua y en las inmediaciones del pueblo algunas de las cruces del antiguo calvario.

En Garvín se puede comer en alguno de los dos bares locales y en su gastronomía debemos recomendar el magnífico cordero y la caza.

Las fiestas tienen lugar el 12 de Junio en honor de la Virgen del Rosario en conmemoración de la extinción de una epidemia que asoló el pueblo, por lo que se denominaban antiguamente “Fiestas del Sarampión”.

HERNÁN DUQUE DE ESTRADA

Este personaje talaverano era dueño de la torre de Garvín. Fue maestresala de los Reyes Católicos y ayo del príncipe don Juan. Más tarde fue nombrado mayordomo de la reina Juana la Loca. Enviado como embajador a Francia, también le destinó Fernando el Católico a Inglaterra para negociar el que después sería desgraciado matrimonio de su hija Catalina con Enrique VIII. También fue comisionado a Tordesillas donde la reina Juana, perdido ya el juicio, se negaba a ingerir alimentos y a dormir, y parece que consiguió sosegarla en cierta medida, lo que su hijo el emperador Carlos V agradeció al noble desde Flandes. Esta familia se unió más tarde con la de los marqueses de Villatoya cuyo palacio se conserva aún en Talavera.

El mismo emperador Carlos V pasó por Garvín volviendo de Guadalupe el 19 de Abril de 1525, durmiendo en Valdelacasa para encaminarse después a Oropesa.

PARAJES EN EL ENTORNO DE VALDELACASA, SIGUIENDO EL CAMINO DE CARLOS V A GUADALUPE (12)

Castillo de Espejel

Son numerosos los parajes pintorescos de su término. En primer lugar, debemos visitar el castillo de Espejel a las orillas del Tajo donde los aficionados al piragüismo pueden realizar recorridos solitarios por esta zona del río donde a su paso levantarán el vuelo las cigüeñas negras, las rapaces o las garzas. En las orillas del río Pizarroso visitaremos el embalse donde los aficionados pueden practicar la pesca y, aguas abajo, cerca ya del Tajo, el terreno se hace más abrupto y hay parajes de interés como los que rodean a los dos arruinados molinos. Los olivares colonizan las riberas con sus casillas de bonita arquitectura tradicional.

Caseta de olivar techada con falsa cúpula en las orillas del Tajo

Valdelacasa tiene también una parte serrana, refugio desde antiguo de las gentes que en diversas épocas se echaron al monte, con paisajes curiosos como sus bravías cumbres cuarcíticas o la llanura situada entre la sierra y el Gualija conocida como el Planchón. El río Gualija corre por aquí montaraz entre sobrecogedoras soledades y se remansa en pequeñas pozas donde podemos tomar un baño y donde no será raro ver a los venados o a los corzos bajar a beber y a los buitres volar sobre los riscos.

Riberos del Tajo en la zona de Valdelacasa

Ahora hablaremos de uno de esos personajes. Como ya comentamos en el capítulo de “Aldeanovita”, en término de Valdelacasa, en el paraje conocido como Las Gargantillas cayó el guerrillero “Quincoces”, luchador antifranquista de estas sierras, muerto en una emboscada de la Guardia Civil tras capturar a un enlace originario de Valdelacasa que también murió en el encuentro, además de su hermano que acompañaba a Jesús Gómez Recio.Estos hechos sucedieron justo el día antes de abandonar la lucha para huir a Francia. Dicen que en el paraje queda un majano como mudo testigo del lugar en que encontraron la muerte los tres maquis.

Ermita del despoblado de La Oliva

DOS EXCURSIONES

El término de El Villar es muy extenso y gran parte de nuestro recorrido hasta Guadalupe lo haremos todavía a través de su demarcación, pero, antes de alejarnos, a una distancia de algo más de seis kilómetros hacia el suroeste, podemos acercarnos a otra de las diecisiete heredades del Pedroso que Fernando III otorgó a Talavera para que las repoblara. Se trata de La Oliva, despoblado situado en una hermosa dehesa con buenos ejemplares de encina y alcornoque y que, al igual que El Villar, muestra signos de las diferentes culturas que se asentaron allí a través de los siglos. Se han hallado al menos tres verracos en su entorno, de los cuales quedan dos, uno apenas reconocible en un prado cercano a la arruinada iglesia y el otro, situado junto a la vivienda de los propietarios actuales de la finca, que es conocido como el “Toro Mocho” por haber perdido parte del morro. Para algunos eruditos, los cimientos de la iglesia tienen en sus aparejos la apariencia de haber sido romanos, civilización que confirma su presencia por la inscripción de un ara que se sitúa frente a la puerta norte, entre otros restos arqueológicos. La construcción de la iglesia medieval pudo hacerse en su mayor parte durante el siglo XV, como indican los arcos conopiales de sus portadas. La cúpula ochavada que cubre el ábside tiene aspecto de haber sido construida en el siglo XVIII y en ella todavía se percibe el camarín donde se alojaba la Virgen de las Misericordias, aparecida sobre una oliva según la tradición y con fama de milagrosa en la comarca.

Molinos de Espejel

Si todavía tenemos ganas de andar unos dos kilómetros, podemos descender por el camino de La Barca hasta el río Tajo, donde disfrutaremos de un paraje de singular belleza que sobrevuelan las rapaces y en el que se encontraban antiguamente los viejos molinos de Los Sacristanes y de Tani, hoy sumergidos por el embalse de Valdecañas, aunque todavía hoy asoma fantasmal una antigua central eléctrica que daba luz a Valdelacasa y Valdeverdeja, un curioso ejemplo de arquitectura industrial de los años treinta.

Entrada a la ermita de la Virgen de Burguilla con el jarro de azucenas, símbolo de la Virgen, sobre el dintel.

La otra excursión nos llevará a conocer la ermita de la Virgen de Burguilla, en la carretera de El Villar a Valdelacasa. En realidad se trata de una imagen de la Virgen de Guadalupe que se entronizó en este paraje ya en el siglo XV y que servía como adelanto e impulso al peregrino para llegar hasta la Virgen de Las Villuercas. El edificio, que también perteneció con su dehesa al monasterio, mantiene algunas huellas de su antigua utilidad conventual e incluso unas cochineras de mampostería que por sus dimensiones podríamos calificar de monumentales si no fuera por el fin a que estuvieron destinadas. Hasta Burguilla se realiza una romería desde ambos pueblos limítrofes el ocho de septiembre.

Página Talavera y su Tierra de Miguel Méndez-Cabeza Fuentes

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