MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA

HISTORIA

Monasterio de Santa Catalina con la cúpula en construcción y los claustros delante

 Como vimos en el capítulo referente a la Colegial, el Arzobispo de Toledo, D. Pedro Tenorio, a finales del siglo XIV, visto el escandaloso proceder de los canónigos de la iglesia mayor de Talavera, les ofreció llevar vida reglada, enclaustrándolos en un monasterio que a la sazón fundaría en el actual solar del convento de Santa Catalina, más conocido hoy por los talaveranos como San Prudencio. No fue del agrado de los canónigos la propuesta y el arcipreste de Hita nos describe su descontento en el Libro del Buen Amor.

Foto de Clifford de mediados del siglo XIX donde se aprecia todavía el edificio más meridional del claustro hoy desaparecidodesaparecido

El arzobispo había acompañado su oferta con la donación al futuro convento de numerosas propiedades, entre las que destacaba por su rentabilidad la de tres casas de aceña (molino de rueda vertical) que el arzobispo había heredado de su madre, los llamados molinos de Calbete, que pudieran ser los conocidos más tarde como molinos de Abajo. Al no ser aceptadas las condiciones por los canónigos, se lo propone a los jerónimos y envían para la nueva fundación, la cuarta de esta orden, a doce frailes del monasterio de la Sisla en Toledo que eligen como prior a fray Gonzalo de Olmedo. Se pone el nuevo convento bajo la advocación de Santa Catalina, a la que D. Pedro Tenorio tenía gran devoción, heredada la parecer de su madre, pues recordemos que tanto el puente como los molinos y el hospital de Puente del Arzobispo estaban también bajo el patrocinio de esta santa cuyo símbolo, la rueda con la que sufrió martirio, podemos contemplar en el testero de la iglesia, en el escudo de cerámica del monasterio que se encuentra en el Museo Ruiz de Luna y en el dintel de la puerta de entrada de los molinos de Puente del Arzobispo.

Rueda de Santa Catalina en el ábside del monasterio de su mismo nombre

Juan Ortiz Calderón era un caballero talaverano que poseía una gran fortuna; al parecer mató a un alcalde de nuestra ciudad y, desterrado en Portugal, conoció al obispo de Coimbra que entonces no era otro que D. Pedro Tenorio, al cual nombra su albacea testamentario. Entre las muchas propiedades de Juan Ortiz se hallaban las dehesas de Valdemorales, Pompajuela y Castellanos. En esta última, situada en el actual término de Alcaudete, dejó mandado se fundase un monasterio de jerónimos. Tenorio consideró más adecuado, por lo insalubre del terreno y por la insuficiencia de la dote, que la nueva institución se afincara en Talavera y para ello añadió al patrimonio del futuro convento varias paradas de molinos y algunas fincas que había heredado de su madre, Juana Duque, nacida en Talavera. Parte del terreno necesario para la construcción de la iglesia y las dependencias monacales, de muy inferiores proporciones a las actuales, fue cedido por los canónigos de la Colegial y otra parte fue donada por el concejo de la villa, comprando más tarde el monasterio manzanas enteras con diversas donaciones de talaveranos acaudalados.

Escudo de la orden jerónima en el muro sur del templo

El  Monasterio de Santa Catalina tenía por ello gran número de propiedades en toda la comarca, según Ildefonso Fernández, superiores a las de los otros dos grandes cenobios jerónimos, el de Guadalupe y el de El Escorial, ya que fue recibiendo durante siglos numerosas donaciones llegó a ser la mayor potencia económica de la comarca y el primer terrateniente. Estaban bajo su dominio la tercera parte de todos los bienes de instituciones religiosas. Cuando se desamortizó el convento era el décimo propietario de la provincia por la extensión de sus fincas.

Además de las propiedades ya enumeradas se donaron al monasterio grandes fincas como Maricantarillo, al sur de Talavera -cerca de las barrancas del Águila- las fincas de La Alcoba, El Pinar y Torrejón, situadas todas en el ámbito de El Casar de Talavera. Estas últimas posesiones estaban enclavadas en antiguos yacimientos romanos y guardaba por ello el monasterio una magnífica colección de monedas y otros objetos hallados allí. La dehesa de Lientes -junto al arroyo del mismo nombre-, numerosas posadas de colmenas, otras fincas cercanas a Talavera como Las Jarillas y Las Albueras. Propiedades diversas en Espinoso, Piedraescrita y Villar del Pedroso, Brujel, Gamonal, Calera, Fuentelapio y Valdeazores además de innumerables censos, capellanías y memorias que hacían de este monasterio de Santa Catalina una de las instituciones religiosas más ricas de España. Además, regentaban los frailes una botica que abastecía a la comarca, tenerías, lagares, molinos y aceñas del Tajo que tenían una elevada rentabilidad. En el siglo XVIII por ejemplo, llegó a tener hasta diez mil cabezas de ganado lanar.

Pueden todavía encontrarse numerosas superficies que estaban pintadas en los claustros mudéjares deSanta Catalina y hoy ocultas

Pedro Tenorio solamente tenía labrados el claustro alto y bajo con dos órdenes de celdas, sirviendo de iglesia que luego se denominó capilla del capítulo a la cual entraba el pueblo a través de la puerta del Serafín. Por ella también se accedía al cementerio de la Colegial, situado frente a la conocida entonces como calle Empedrada.

Por bula del papa Nicolás V se permite la construcción de un nuevo templo que comienza a edificarse en 1452, en presencia del arzobispo Alonso Carrillo, que se encontraba en Talavera y asistió al acto de “echar los cordeles”.

Detalle de la decoración del ábside de Santa Catalina

En 1455 se procedió a la construcción de una iglesia de mayores proporciones. Según el Conde de Cedillo, en la decoración del retablo intervinieron Juan de Borgoña y Copin de Holanda. Este templo ocupaba el espacio de la nave actual y a mediados del siglo XVI se construyó el crucero y la capilla mayor por bula de Pablo III, con la oposición de la Colegial que entabló un pleito contra el monasterio. Felipe II pernoctaba en el convento siempre que pasaba por Talavera. En 1624 se reconstruyó el cuerpo de la iglesia.

Varios fueron los monjes ilustres de este monasterio, el predicador Fray Alonso de Plasencia, los dos priores historiadores de Talavera, Fray Andrés de Torrejón y Fray Alonso de Ajofrín, y Fray Pedro de los Molinos, llamado así por ser arquitecto e ingeniero hidráulico que diseñó y construyó numerosas obras de aceñas y molinos de Talavera, Puente del Arzobispo y otros lugares de España. Fray Alonso de Oropesa fue su prior en tiempo de los Reyes Católicos. Fue familiar de Fray Hernando de Talavera y General de la Orden Jerónima.

Detalle de la decoración del ábside

También Cedillo nos dice que «durante la Guerra de la Independencia y con motivo de las varias estancias de los franceses en Talavera el convento quedó muy mal parado…el claustro bajo convirtieron en cuadra, la iglesia en depósito de granos, el claustro alto en enfermería, los panteones fueron abiertos, el molino de aceite destruido y las imágenes quemadas».

La decadencia del monasterio comienza en el siglo XVIII y tras varios escándalos de índole sexual y económico, que requieren la presencia de visitadores que inspeccionan las costumbres y la gestión económica de la institución, acaba por cerrarse en 1821 por un decreto de las cortes durante la oleada revolucionaria de Riego. Se abre otra vez en 1823 con la reacción absolutista para cerrarse definitivamente en 1835. Con la desamortización se vende su edificio y propiedades en lotes que se destinan a cuartel, casa de vecindad, fábrica de sedas y cerillas, almacén de paja y hasta circo de caballos.

detalle del muro sur de Santa Catalina

En 1882 vuelven los jesuitas a Talavera y se les dona el edificio para establecer en él la Compañía su Escuela Apostólica de San Jerónimo. En 1903 una comunidad de padres agustinos calzados se instalaron en la parte del edificio que habían ocupado anteriormente los jesuitas y establecieron allí  un colegio.

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8 comentarios sobre “MONASTERIO JERÓNIMO DE SANTA CATALINA”

  1. Hola Miguel, soy José Ángel de Los Cerralbos.
    Hace tiempo que leo muchos de tus artículos, siempre tan bien documentados e interesantes. Y ahora que desde hace un tiempo he retomado la investigación en el archivo, con la grata y enriquecedora compañía del amigo Rafa, frecuento aún más tu página para sacar fruto de tus conocimientos.
    y hoy, dando una vuelta a los manuscritos me he topado con un comentario que quizás esté relacionado con este artículo. Dices que comenzó la construcción de un nuevo templo en el monasterio en el año 1452; pues bien, dos años después, el 11 de septiembre de 1454, el corregidor Lope Carrillo, el regidor Alonso Mendes y el procurador Ferrand García, concedían el derecho de pasto para los bueyes del monasterio en las tierras comunales de Talavera, seguramente para contribuir en las obras; el texto dice:
    «Este dicho día los dichos señores fesieron merçed al honesto religioso frey Alonso, prior de Santa Catalina desta villa, de çiento e çinquenta bueyes que traigan este ynvierno para las herias e abiertas desta villa para traer piedra e pertrecho para el monasterio, e que ayan de pena en las viñas de noche dos maravedis e de dia un maravedi segund que andavan en la puente e obra de Santa María»
    Aprovecho esta circunstancia para enviarte esta humilde aportación y sobre todo para felicitarte por la gran labor de divulgación que haces de nuestra tierra.

  2. Estimados contertulios, estamos hablando de las dos mayores ‘entidades’ religiosas de la Talavera medieval, las que durante siglos ostentaron gran parte de los latifundios de lo que hoy es el Arzobispado de Toledo en su parte occidental. El Arzobispo D. Pedro Tenorio en 1392/94 mandó construir un claustro de reducidas dimensiones con seis celdas -como bien se apunta en el artículo con Dña. Juana Duque y Ortiz Calderón haciendo de mecenas-, posiblemente en la crujía norte (¿quizá a doble altura?). Una vez “rechazada” la enclaustración por los Canónigos del anexo templo, ocupan el cenobio varios monjes provenientes del monasterio jerónimo de la Sisla de Toledo. Debido en parte a esas generosas donaciones, la comunidad monástica talaverana va adquiriendo poder y envergadura; enseguida el complejo monástico se quedó pequeño y a penas cincuenta años después se toma la decisión de construir un templo de mayores dimensiones. Como bien dices, en 1455, el Arzobispo Carrillo (de nuevo otro mecenas) y según el Conde de Cedillo, colocó la primera piedra de la nueva iglesia en Mayo de ese mismo año, inaugurándose en Marzo de 1469. No debemos olvidar que por aquellos tiempos Talavera era villa de Arzobispos. Sabemos también por las fuentes que el Cabildo de la Colegial, los Regidores de la Villa y algún vecino se reúnen con el fin de donar propiedades y casas para la construcción del nuevo templo. Posiblemente también se usaran esas yuntas de bueyes para la construcción no sólo de este segundo templo y gran parte del claustro sur, sino que también se utilizan medios para acabar de levantar el maravilloso claustro gótico de la Colegial (Sta. María), este realizdo en cantería de granito.
    Salu2

  3. Muy interesante todo lo expuesto. En las tablas genealógicas de Luis de Salazar y Castro que se conservan en la Real Academia de la Historia (tabla Dávila, Señores de Villafranca, 9/305, f. 160) se lee que «Teresa González Dávila y su marido Alonso Ortiz Calderón fundaron el Monasterio de San Gerónimo, de Talavera». Patronato que heredó Alonso González Valderrábano, sobrino carnal de doña Teresa, según vemos en la misma tabla genealógica.
    Un saludo.

    1. Gracias por tu aportación. Más bien parece que el primitivo fundador fue el arzobispo Pedro Tenorio cuando los canónigos de la Colegiata no quisieron enclaustrarse, aunque esos nobles talaveranos lo protegieran después.

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