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EXCURSIÓN A PEÑAFLOR

EXCURSIÓN A PEÑAFLOR

Entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas con Peñaflor a la derecha
Entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas con Peñaflor a la derecha

Parte nuestra excursión de hoy desde el pequeño pueblo de Berrocalejo, nombre que quiere decir tanto como lugar de berrocales, de paisaje granítico. Se encuentra justo en el lugar donde el Tajo desemboca en el embalse de Valdecañas y para acercarnos a él iremos por la auto vía A-5 para, ya en territorio extremeño, tomar la carretera que va hacia El Gordo y seguir hasta Berrocalejo, que fue lugar del señorío de Miranda, aunque antes llegaron hasta aquí las tierras de Avila, cuyos caballeros repoblaron la zona en la Edad Media. Perteneció a la Puebla de Enaciados, hoy despoblada y de la que hablaremos en otra excursión. Se han encontrado también piedras talladas del paleolítico y un verraco vettón.

Aunque el casco urbano es pequeño, podemos dar un paseo para ver su ermita, su calvario, el lavadero de pilas de piedra de Granadilla y la arquitectura popular de mampostería de granito. También son pintorescas la iglesia y la graciosa ermita porticada de Nuestra Señora de los Remedios

Dos sepulturas violadas en el yacimiento de Peñaflor
Dos sepulturas violadas en el yacimiento de Peñaflor

La excursión parte por el cordel que en dirección sur se dirige hacia las riberas del Tajo, cordel que deberemos abandonar como indica el plano para descender por la cuerda que se halla entre el arroyo de Peñaflor y el arroyo del Conde hacia el risco de Peñaflor.  No tiene pérdida pues la roca enhiesta de Peñaflor nos orientará. En el descenso hacia ella iremos viendo a un lado y a otro los restos de dos recintos amurallados, sepulcros y sepulturas además de restos de construcciones romanas y medievales que salpican todo el terreno. Antes había incluso algunas aras con inscripciones epigráficas y algún miliario romano que han sido retirados por el expolio al que era sometido el yacimiento. También había una mina al otro lado del arroyo de Peñaflor y la cueva Humá al norte del paraje.

El risco de Peñaflor es uno de esos lugares con restos arqueológicos que han dado lugar a toda clase de leyendas, como la que dice que fue escondido en una cueva de la peña un toro de oro tapándose el hueco con una gran piedra. En un pequeño molino del paraje de la Canaleja también se aparece una moza encantada que sale a peinarse el día de San Juan desprendiendo un agradable olor a tomillo.

Vista de Berrocalejo
Vista de Berrocalejo

Abajo vemos el río modificado por el reculaje del embalse que también oculta el Puente del Conde, justo donde iba el cordel antes mencionado y que fue volado durante la Guerra de la Independencia. Puede que tenga cimientos romanos, pero su obra actual se hizo en  el siglo XV por el Conde de Plasencia, don Pedro de Zúñiga, y de ahí su nombre. En la otra orilla se encontraba otra de esas ciudades-fortaleza hispano musulmanas que jalonaban el Tajo y se perciben las arruinadas murallas y el castillo de Alija, que es como se denominaba. En el patio del castillo se ha construido un desafortunado chalet.

La entrada del Tajo en el embalse de Valdecañas desde Peñaflor

Las vistas son magníficas pues el gran embalse de Valdecañas, uno de los mayores de España, se extiende hacia el oeste como un mar interior.

De vuelta a Talavera pararemos en El Gordo para ver la numerosa colonia de cigüeñas de la iglesia de este pueblo de tan curioso nombre, así como la cercana casa de postas que está cerca del puente de la autovía, una de las mejor conservadas y que también cuenta con algunos nidos.

ARRABALES NUEVOS, ÚLTIMA DE LAS TRES RUTAS BREVES POR TALAVERA

ARRABALES NUEVOS

Cabeza de un verraco vettón en la Torre del polvorín, conocida como "Cabeza del Moro"

Cabeza de un verraco vettón en la Torre del polvorín, conocida como «Cabeza del Moro»

Nos situaremos para iniciar este nuevo recorrido en la llamada Torre del Polvorín que actualmente se destina a oficina de información turística. Formaba parte esta torre del segundo recinto amurallado y tiene la peculiaridad de tener embutido en sus muros un bulto de verraco granítico, muestra de que el pueblo céltico vettón anduvo con sus ganados recorriendo los prados y cañadas no sólo de Talavera, sino de toda su comarca, donde se encuentran numerosos ejemplos de estas esculturas zoomorfas. La imaginación popular quiso ver en esta escultura ya muy erosionada la cabeza de un moro y así, Cabeza del Moro, es como se llama la calle desembocar en la Plaza de la Alameda donde confluye con la calle del Sol.

Antiguamente se situaba aquí una de las puertas del segundo recinto amurallado, hacia la mitad del trayecto de la calle del Sol podemos ver algunas casonas palaciegas de la arquitectura tradicional talaverana con nobles portadas. Una de ellas, declarada Bien de Interés Cultural, perteneció a la familia del historiador local Jiménez de la Llave.

Iglesia de San francisco
Iglesia de San francisco

Desandamos la calle del Sol y tomamos la de Gregorio Ruiz para girar a la izquierda por la del Prado y así llegar a la calle de La Trinidad, llamada así por haberse encontrado en las proximidades el convento de la Santísima Trinidad, fundado en 1490 y asentado sobre lo que fue una antigua capilla visigoda, de él solamente se conservan la portada de entrada como acceso de un edificio moderno de viviendas que se construyó en su lugar. En esta misma calle de La Trinidad, antes de llegar a la manzana que ocupaba este convento y en la acera de enfrente, se puede observar la reproducción de un precioso panel de cerámica que decoraba una antigua perfumería y que luego fue una oficina de la Caja Postal. El original se exhibirá en el Museo Ruíz de Luna. Toda la zona que vamos visitando es la zona comercial de la ciudad, se prolonga por la calle San Francisco que ahora recorremos hasta llegar a la iglesia del mismo nombre, es construcción que primero fue parroquia y después fue convento franciscano fundado a instancias de fray Hernando de Talavera, confesor de la Reina Católica.

Seguimos entre comercios por la calle San Francisco, Talavera ha sido y es centro de una gran comarca natural que además, debido a sus ferias y al Mercado de Ganados, atrae a los habitantes de los pueblos de su alfoz que han adquirido aquí desde siempre sus enseres y mercancías, por ello el visitante debe saber que en esta ciudad puede encontrar de casi todo y que puede ir de tiendas por sus comercios con un trato muy especial, propio de la forma de ser abierta del talaverano. En esta calle de San Francisco se halla todavía algún ejemplar de las viviendas tradicionales que habitaba la burguesía acomodada. Otro edificio característico es el de la antiguo oficina de correos construida de ladrillo combinado con decoración cerámica de Ruiz de Luna. Frente a él parte la calle Delgadillo donde se encuentran algunas casonas del tipo de construcción tradicional talaverana. La más hermosa es la conocida como Palacio de los Pizarro que cuenta con un magnífico patio decorado con cerámica de Ruiz de Luna.

Rosetón mudéjar de la iglesia de Santiago
Rosetón mudéjar de la iglesia de Santiago

Seguimos la calle Delgadillo y torcemos a la izquierda por Ramón y Cajal hasta la calle Mesones, para torcer en dirección sur hasta la iglesia de Santiago, un magnífico ejemplar de arquitectura mudéjar en ladrillo aunque la torre tiene la base de mampostería y en ella, como en otros antiguos edificios talaveranos, pueden verse embutidos antiguos sillares romanos, en este caso algunas piedras de molino. Es muy interesante su decoración de lacería de ladrillo y los arcos ciegos lobulados enmarcados con alfices. El rosetón de la fachada occidental no tiene nada que envidiar a las mejores obras de arte mudéjar. Parte de las estructuras de la iglesia están ya encuadradas en el arte gótico ojival, como la bóveda de crucería de la capilla del Santo Sepulcro en el interior. Esta iglesia fue edificada entre los siglos XIV y XV.

Al final de la calle Mesones se puede ver una de las torres que formaban la puerta de Zamora, era ésta una de las entradas al segundo recinto amurallado. En la placita adyacente se situaba la Cárcel de la Santa Hermandad Real y Vieja de Talavera, una de las más antiguas instituciones de policía rural de Europa. Varios carteles explicativos intentan suplir el lamentable derribo de este edificio, solamente se percibe un arco de la antigua capilla de Roque Amador aneja a la cárcel.

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Casa palaciega en la calle San Sebastián

Volvemos sobre nuestros pasos hasta la iglesia de Santiago donde nace la calle de San Sebastián que guarda en alguna de sus construcciones con el sabor de lo que fue la Talavera medieval antes de la explosión urbanística de los años sesenta. Uno de estos edificios, con la fachada blasonada, es otro de los antiguos hospitales de la ciudad.

Llegamos a la calle Cerería y tomamos la de Fray Hernando de Talavera pues en ella todavía se conserva, aunque en deplorable estado, la que fue casa del confesor de la Reian Católica; influyó decisivamente para que doña Isabel apoyara la aventura americana de Colón y fue el primer arzobispo de Granada tras su reconquista además de un hombre de letras. Continuamos por esta calle para, al final de la misma, doblar a la derecha y así llegar a la Plaza de Aravaca, en ella se encuentra, actualmente ocupada por la Delegación de la Consejería de Agricultura un edificio muy característico de la arquitectura “racionalista” de principios de siglo que en Talavera combinaba el ladrillo con la ornamentación de cerámica, sobre todo en el patio interior.

Torre de la Iglesia de San Miguel
Torre de la Iglesia de San Miguel

Junto a esta plaza de Aravaca se sitúa otra pequeña placita, la de San Miguel, en ella se pueden todavía observar los restos de la iglesia mudéjar que le da nombre. Puede percibirse en una modesta vivienda cómo asoma la arquería y la torre del recinto amurallado que fue reutilizada como campanario de la iglesia y presenta ventanas con arco de herradura. De aquí fue cura beneficiado Gabriel Alonso de Herrera que por sus escritos del siglo XVI es considerado el pionero de las ciencias agronómicas en España.

Podemos acercarnos también al conento de Santo Domingo y la iglesia de San Andrés, aunque ambos se encuentran en los llamados arrabales viejos.

SIGUIENDO LA MURALLA, 3 RUTAS BREVES DE TALAVERA (II)

SIGUIENDO LA MURALLA

3 RUTAS BREVES PARA CONOCER TALAVERA (II)

Puerta de Sevilla, uno de los escasos restos del segundo recinto amurallado
Puerta de Sevilla, uno de los escasos restos del segundo recinto amurallado

En este segundo paseo talaverano vamos a seguir el recorrido del primer recinto amurallado, para ello partiremos de la confluencia de la calle Carnicerías con la Ronda del Cañillo, justo donde se encontraba el antiguo alcázar del que ya hablábamos en el recorrido anterior.

Lo primero que nos encontramos al subir la calle Carnicerías es un arco de ladrillo que no es otra cosa que la puerta de Sevilla, una de las muchas que tenía el segundo recinto amurallado. Se puede ver sobre el arco un escudo del cardenal Quiroga que la construyó en 1579. Vamos observando en nuestro paseo los diferentes aparejos con los que están fabricados los lienzos del primer recinto de la muralla y las muchas reparaciones que en ellos se pueden distinguir, no olvidemos que Talavera fue asediada alternativamente en infinidad de ocasiones no sólo por los cristianos y musulmanes, sino también en los enfrentamientos entre los reinos de taifa árabes.

Torre albarrana de la calle del Charcón
Torre albarrana de la calle del Charcón

Algunos paños puede que sean de antigüedad romana, otros son árabes al igual que las torres semicirculares y, es curioso observar embutidas entre la mampostería algunas aras romanas con inscripciones que han sido reutilizadas para levantar los muros. Pues bien, seguimos andando y encontramos la primera torre albarrana que se yergue imponente con su arquería y su bóveda de sillería, son al menos diecisiete estas torres que se construyeron en época ya cristiana y que representan la peculiaridad más significativa de la fortaleza talaverana, pues solamente se observan torres similares en los castillos de Escalona y de Melque. Sus grandes dimensiones llaman también la atención pues tienen nada menos que veintisiete metros de altura y ocho de ancho.

La muralla vuelve a ocultarse tras los edificios aunque asoman los frentes de las torres albarranas. Llegamos a la Plaza del Reloj donde confluían las calles en las que se asentaban los comerciantes que fueron desde finales de la Edad Media instalando sus tenderetes en los aledaños de la muralla. Junto a la Torre del Reloj se encontraba la Puerta de San Pedro una de la tres del primer recinto y que da nombre a esa calle (Arco de San Pedro).

Calzado tradicional de casa Mazuecos
Calzado tradicional de casa Mazuecos,, ya cerrado

Entre los comercios tradicionales de la zona tienen especial interés la Zapatería Mazuecos con una antigua tradición en la fabricación de artesanía del calzado y la  hasta hace poco sombrerería de Viuda de Cándido Martín que utilizaba métodos de solera en la manufactura de sombreros.

Descendemos ahora por la Corredera, llamada así porque en la Edad Media se celebraban carreras al pie del recinto amurallado. Es de destacar la primera torre albarrana que alberga una capilla del Cristo de los Mercaderes, llamado así al parecer por haberse costeado por este gremio en el siglo XVI.

Vivienda y espartería tradicional en la Corredera
Vivienda y espartería tradicional en la Corredera

Dos esparterías tradicionales se sitúan en las inmediaciones para el que quiera adquirir alguna pieza artesanal de este material o de cordelería. Una de ellas se encuentra en un edificio con soportales que nos puede dar una idea de cómo era el aspecto de la arquitectura tradicional urbana de la Talavera de otras épocas. En la misma plaza del Reloj se pueden todavía contemplar dos viviendas del siglo XVIII con pinturas que simbolizan las ocupaciones mercantiles de sus dueños.

Seguimos bajando la Corredera y en la siguiente torre albarrana podemos ver una placa de azulejos de Ruiz de Luna que recuerda una referencia literaria de Cervantes a la ciudad de Talavera, en su novela “Los Trabajos de Persiles y Segismunda”. Califica en ella a nuestra ciudad como “la mejor tierra de Castilla”. A la derecha se encontraba el convento de las Agustinas del cual solamente puede hoy observarse la antigua entrada al templo. Enfrente se está la Plaza del Mercado ocupando el solar que fue convento de los jesuita hoy desaparecido y del que solamente quedan los pináculos graníticos que adornan los laterales de la plataforma de acceso y el teatro Palenque adaptado a la antigua estructura de su iglesia. Una bonita fuente de cerámica adorna también este lugar que hasta hace poco fue punto de encuentro y trasiego comercial de los talaveranos y que va a ser destinado a un Centro de Demostración Artesana. Enfrente, podemos observar una hermosa casona representativa de las viviendas de cierta alcurnia que en otros tiempos abundaban en esta parte de Talavera y, un poco más abajo, frente a la siguiente torre albarrana, se sitúa la Casa del Arcipreste, construída en el siglo XVI. Es una vivienda también significativa de la arquitectura tradicional de la ciudad que cuenta con algunos zócalos de cerámica de interés en su interior.

Abside mudéjar de El Salvador
Abside mudéjar de El Salvador

Derribados los edificios colindantes, podemos observar otra torre albarrana ya exenta y una de las tres muestras de arquitectura mudéjar que todavía se conservan, se trata del ábside de la antigua iglesia de El Salvador, en su portada con atrio al norte parece que se juzgaba a la nobleza local. Contaba con varios altares barrocos de calidad reapartidos hoy por la comarca y en ella estaban depositados los restos de Fernando de Rojas hallados en un convento cercano hasta que fueron trasladados al Ayuntamiento y luego a La Colegial. Este edificio religioso ha sido adquirido por el ayuntamiento para un futuro museo de imaginería talaverana. Enfrente se sitúa el colegio Juan Ramón Jiménez edificación de estilo historicista similar a otras construcciones de estilo sevillano también decoradas con cerámica que se construyeron enTalavera a principios de siglo. En su interior se encuentra la famosa fuente de la Tortuga de Ruíz de Luna.

Detalle de la fachada del convento de las carmelitas
Detalle de la fachada del convento de las carmelitas

Seguimos el primer recinto amurallado y observamos a la derecha el convento de las Carmelitas, comenzado a construir en el siglo XVI por fundación de Catalina Oria, viuda de origen genovés. Es de estilo renacentista, aunque con añadidos posteriores, parece que su iglesia está formada por parte de la antigua parroquia de San Martín y el antiguo palacio de los marqueses de Velada y en su interior se hallan dos buenas tallas de Pascual de Mena representando a San José y a Santa Teresa.

Seguimos calle abajo y nos topamos con una de las más impresionantes torres albarranas del recinto amurallado de la calle del Charcón. Es curioso observar embutidas dos aras romanas entre las piedras de su aparejo, detrás se observan lienzos de construcción claramente árabe y una torre redondeada también de época musulmana.

Seguimos la calle del Charcón hasta la Casa de la Panadería, hoy ocupadas por los juzgados de lo social y que es vivienda representativa de la Talavera del siglo XVI. Se encuentra adosada a los restos de la que fue puerta de Mérida, uno de los tres accesos principales del primer recinto amurallado, junto con las ya señaladas de San Pedro y la Puerta del Río. Tomamos ahora por la calle de Entretorres hacia el río pasando por las excavaciones arqueológicas que han puesto al descubierto el recinto murado en ese tramo. Continuaremos ahora nuestro paseo aguas arriba del Tajo observando los restos de algún lienzo de muralla y alguna torre cuyas piedras han sido reutilizadas dejándola despojada de su sillería. Llegamos al Puente de Hierro, magnífica obra metálica de principios del siglo XX que marco un hito en su época como obra pública singular. Las orillas del río han sido adecentadas con el Plan de Riberas.

Puente romano-medieval de Talavera
Puente romano-medieval de Talavera

Continuamos nuestro agradable paseo por la orilla del río y a continuación observamos el llamado Puente Viejo o Puente Romano. Las ruinas que tenemos ante nuestros ojos fueron construidas en su mayoría en el siglo XV y el escudo que se puede percibir embutido en el llamado arco de Las Armas es de esa época. Mil veces fue arrasado por las crecidas del Tajo, mil veces hubo de ser reparado, de ahí su curioso aspecto. Parece que la dirección del primer tramo del puente, el más cercano a Talavera, era la dirección del primitivo puente romano cuyos tajamares, cuando el descenso de las aguas es más acusado, pueden observarse orientándose hacia la Isla del Chamelo, en dirección más sureste. La central eléctrica que se ve en la otra orilla se asienta sobre los restos de unos antiquísimos molinos a los que ya se referían hace casi un milenio los viajeros árabes que pasaron por Talavera.

TALAVERA EN TRES RUTAS BREVES

Después de Toledo y Cuenca, Talavera de la Reina es la tercera ciudad en riqueza patrimonial de Castilla-la Mancha, pues aunque hoy  día tiene un patrimonio histórico maltratado e insignificante si lo comparamos con la riqueza arquitectónica y artística que tuvo Talavera a lo largo de la historia, todavía podemos hacernos una idea de su antiguo esplendor.

Dibujo de Enrique Reaño sobre postal de los años 20 que representa la Plaza del Pan
Dibujo de Enrique Reaño sobre postal de los años 20 que representa la Plaza del Pan

TALAVERA EN TRES RUTAS BREVES (1)

EL CASCO VIEJO

Aunque he escrito dos libros sobre el patrimonio de Talavera que pueden servir como guía del mismo,  vamos a describir tres rutas urbanas sencillas para conocer esa riqueza de un primer vistazo, aunque profundizaremos en su conocimiento en otras entradas.

Vamos a comenzar con «la villa», el casco antiguo incluido en el primer recinto amurallado.

Talavera es una población que podemos definir con cuatro palabras: vado, vega, nudo y muralla. El Tajo a su paso por aquí es fácilmente vadeable, sus islotes y arenales, la anchura de su cauce, muy diferente de las cortadas orillas de la mayoría de los lugares por donde discurren sus aguas, atrajeron desde antiguo a las diferentes culturas que vieron aquí el lugar ideal para que pudieran vadear el río, las personas y también los animales que desde hace siglos transitaron por nuestras cañadas. Más tarde los romanos construyeron un puente al que siguieron otros dos.

Además, este vado estaba rodeado por una fértil vega, y por arroyos como la Portiña que hacían más fácil la vida de sus pobladores. En fin, sobre Talavera confluían caminos, calzadas y cañadas que la convertían en el nudo central de una gran comarca natural. De la importancia estratégica de la ciudad no cabe duda, pero su localización no es la adecuada para ser fácilmente defendible pues no se encuentra en un cerro elevado y las orillas del río que la circunda son suaves y, como hemos visto, fácilmente vadeables, por tanto no tiene defensas naturales y los talaveranos se vieron obligados a lo largo de la historia a construir unas impresionantes murallas que defendieran sus riquezas y su importancia estratégica militar.

Recorrer por tanto las murallas de Talavera, además de mostrarnos su monumento más significativo nos puede servir de guía para conocer la ciudad y su evolución histórica.

En las elevaciones enmarcadas por el Tajo y la desembocadura del arroyo de la Portiña es donde probablemente se instalaron los primeros pobladores históricos de estas tierras. Más tarde los romanos pueblan su Caesaróbriga junto a la calzada que unían Toletum con Emérita Augusta y construyen la muralla más primitiva, que básicamente coincidiría con el primer recinto murado musulmán. En este primer paseo vamos a conocer esa parte más antigua de la ciudad, el casco histórico protegido por ese primer recinto amurallado que es lo que en época medieval se conocía como “La Villa”.

Iniciamos nuestro recorrido en la plaza del Pan donde algunos arqueólogos han querido ver, debido su forma rectangular y al hecho de encontrarse allí el principal templo de la ciudad con algunos de los edificios más nobles, el que habría sido el antiguo foro romano de Talavera.

Detalle de la portada de la Colecgial
Detalle de la portada de la Colecgial

La plaza tiene su propio atractivo por la cerámica que adorna bancos y jardines. En su entorno construyó la nobleza local sus palacios como los que albergan el actual ayuntamiento o la comisaría de policía. Junto a esta última se encuentra el antiguo Santo Hospital de la Misericordia fundado en 1475 por Fernando Alonso, Visitador del Arzobispo, cuyo escudo figura en la fachada con el de dos de sus benefactores posteriores. Enfrente se encuentra “La Colegial”, más tarde iglesia de Santa María la Mayor, es el templo principal de la ciudad probablemente asentado sobre otro visigodo y más tarde sobre la mezquita de tiempos musulmanes. Es una construcción que se comienza en el siglo XIII y se acaba en el XVIII por lo que se mezclan en su estructura diferentes estilos.

Es de destacar el rosetón múdejar de la puerta principal teniendo el acceso norte  por la conocida como puerta de los Apóstoles que es del siglo XVI. Son interesantes los capiteles adornados con figuras humanas de sabor todavía románico y las bóvedas de crucería de las naves principales y de algunas de sus capillas. De gran belleza es el sepulcro de los Loaysa en pizarra negra y otro enfrente de él en mármol blanco, ambos del siglo XV. En esta misma capilla se encuentra la piedra sobre la que la creencia popular ha querido ver las huellas de los pies y el báculo de San Vicente, piedra que tiene una rocambolesca historia en la que el ayuntamiento talaverano financió el robo de la misma por un individuo al que sorprendido, se quiso procesar en Castillo de Bayuela ya que la roca en cuestión se encontraba en la Sierra de San Vicente. Alberga también este templo los resto de Fernando de Rojas, el autor de “La Celestina” y según algunos también los de doña Leonor de Guzmán asesinada en el alcázar de la ciudad por orden de la reina doña María de Portugal. Otra curiosidad histórica es la visita del Arcipreste de Hita a los canónigos de la colegial para reprenderles por su escandalosa costumbre de vivir amancebados con barraganas, visita que el mismo Juan Ruíz nos cuenta en su Libro del Buen Amor. No dejaremos de recorrer el bonito claustro gótico.

Puerta posterior del antiguo ayuntamiento. tal vez por esa puerta entraba el alcalde por el estado noble, el bachiller Fernando de Rojas
Puerta posterior del antiguo ayuntamiento. tal vez por esa puerta entraba el alcalde por el estado noble, el bachiller Fernando de Rojas

Junto a La Colegial se encuentra el que fue antiguo ayuntamiento de Talavera, en el ejerció sus funciones de alcalde Fernando de Rojas y actualmente alberga la Delegación de la Junta de Comunidades por lo que puede ser visitado.

Monasterio Jerónimo de Santa catalina en un cupón de los años 50 pro coronación de la Virgen del Prado
Monasterio Jerónimo de Santa catalina en un cupón de los años 50 pro coronación de la Virgen del Prado

Entre este edificio y la torre de La Colegial se accede a la plaza del Cardenal Tenorio llamada así en honor de este paisano que construyó y fundó numerosas obras hospitalarias y monasterios además de su realización más conocida, el puente del Arzobispo. Por esta plaza se accede a una de esas fundaciones, el Monasterio de Santa Catalina, aunque hoy día es más conocido por el nombre de San Prudencio, debido a que alberga la institución que llevaba ese nombre y que acogió a niños desvalidos de Talavera, Velada y Vitoria. Su protector, Jacinto Aguirre era vasco, su hijo Prudencio, al que debe su nombre la institución, murió siendo niño y las posesiones de este terrateniente, mayoritariamente situadas en término de Velada sirvieron para financiarla. Este Monasterio de Santa Catalina, cuyo símbolo, la rueda con que fue martirizada, se puede contemplar labrado en el exterior del ábside, fue habitado por monjes jerónimos y por ello también se conoce su iglesia como de San Jerónimo. Aunque la primitiva construcción de 1397 era mudéjar y queda algún resto que nos sugiere ese estilo como la puerta y alguna ventana situadas en la plaza del Cardenal Tenorio, la mayor parte del edificio de la iglesia pertenece a los siglos XVI y XVII y es de estilo predominantemente renacentista con un toque de herreriano. El cabecero es de composición muy bella con retablo barroco y frontones segmentados con figura y pináculos. La escalera de subida al coro es una curiosa construcción granítica suspendida. Para contemplar la iglesia en toda su magnitud debemos rodear el conjunto por la calle Río Tajo y la travesía de San Jerónimo y así acceder además al antiguo lagar de los monjes destinado a museo etnográfico.

Panel de azulejos de Ruiz de Luna que representa a San Prudencio en la entrada de la Fundación Aguirre
Panel de azulejos de Ruiz de Luna que representa a San Prudencio en la entrada de la Fundación Aguirre

Tomamos la calle del Horno que se dirige al antiguo huerto de San Agustín. Precisamente ahí se encontraba el antiguo alcázar de Talavera, donde vivieron los gobernadores árabes y cristianos, pernoctaron los reyes y fue asesinada y enterrada la madre de Enrique de trastamara, doña Leonor de Guzmán. Hoy solamente quedan sus cimientos y algunos muros en el interior del huerto, aunque se está excavando para hacer un parque arqueológico. Por esa misma calle accedemos al Museo Ruíz de Luna, si está abierto podremos conocer una de las mejores colecciones de cerámica del mundo, recogidas en su mayoría por este ceramista que supo reimpulsar la más paradigmática artesanía de nuestro pueblo. El edificio donde se ubica no es otra cosa que el propio convento de San Agustín fundado por San Alonso de Orozco en 1566. Fue la Casa Madre de la Orden de los Agustinos Recoletos y antes de ser museo también se alojaron en el edificio las primera instalaciones docentes de Talavera.

Aeco de San Agustín por donde pasaban los frailes al huerto.
Aeco de San Agustín por donde pasaban los frailes al huerto.

En la placita de San Agustín se puede contemplar la fachada de ladrillo de la iglesia del convento que, como otras construcciones que veremos más adelante, es obra de Fray Lorenzo de San Nicolás, arquitecto que dejó en Talavera durante el siglo XVII una buena muestra de su peculiar obra en ladrillo. Esta iglesia también fue teatro, liceo y casa de vecindad y está destinada a exhibir la azulejería del museo.

Murallas de la alcazaba en una antigua postal
Murallas de la alcazaba en una antigua postal

Salimos de la plaza de San Pedro y nos dirigimos hacia la izquierda pasando por el convento de la Encarnación de las madres Bernardas. Fue fundado con la dote del mayorazgo de doña María de Albornoz al que se uniría al enviudar el de su marido el marqués de Aravaca, cuando falleció ahogada mientras se bañaba bajo los arcos del Puente Viejo. En este monasterio se encuentra el sepulcro del cardenal Gil de Albornoz, de la familia de los fundadores. Nos dirigimos después hasta la plaza de Villatoya, que deba su denominación a la presencia en la misma del palacio de los marqueses de Villatoya. Es un palacio gótico del siglo XV donde durmieron varios reyes de paso por la ciudad, se accede por una portada de arco rebajado decorado con exorno de pináculos y bolas y el portal cuenta también con dos robustos arcos torcidos.

Seguimos nuestro paseo por la calle del Teatro y en la desembocadura de la misma encontramos el Teatro Victoria que le da nombre, es un edificio de principios de siglo recientemente restaurado. La fachada tiene un encanto especial por su decoración con personajes del teatro y la música en cerámica de Ruíz de Luna.

Rincón del casco viejo en la Plaza de San Agustín
Rincón del casco viejo en la Plaza de San Agustín

Frente al teatro se halla un palacio, el de los condes de la Oliva, otro ejemplar de los muchos palacios de la hidalguía local que hubo en Talavera. Nos hallamos en la plaza del padre Juan de Mariana, hijo de un canónigo de la Colegial y precursor en España de las ciencias históricas a quien se levantó el monumento que se erige en la plaza por suscripción nacional en 1888. “Príncipe de los Historiadores” se le llama en la placa que puso la Real Academia de la Historia en el pedestal de su estatua de bronce, con motivo de cuya inauguración Benito Pérez Galdós dijo que Talavera era “la patria de la historia por ser la patria de Mariana”. Enfrente del monumento se encuentra el ayuntamiento actual que fue palacio arzobispal. Terminamos aquí nuestro recorrido por “La Villa”, la Talavera más antigua cercada por el primer recinto de la muralla.

RUTA DEL MUDÉJAR RURAL

RUTA DEL MUDÉJAR RURAL

Ruta del Mudéjar Rural de mi Libro "Rutas y Senderos de Talavera y comarcas"
Ruta del Mudéjar Rural de mi Libro «Rutas y Senderos de Talavera y comarcas»

Un nuevo recorrido de mi libro Rutas y Senderos de Talavera y Comarcas que nos da la oportunidad de conocer parte de la comarca de El Horcajo y dos iglesias mudéjares.

Azulejos del siglo XVI en la iglesia de Mañosa que representan a San Pedro.
Azulejos del siglo XVI en la iglesia de Mañosa que representan a San Pedro.

Iniciamos nuestro trayecto poco antes de llegar a Cebolla desde Talavera, a menos de un kilómetro del pueblo hay una desviación que, en dirección norte, nos lleva hasta el despoblado de Mañosa, Solamente queda la iglesia de lo que fue un lugar habitado hasta finales de este siglo. La parroquia estaba bajo la advocación de San Pedro, que aparece en una bonita placa de cerámica de Talavera sobre la puerta principal, también es digna de detenerse la cerámica del siglo XVII que adorna los muros junto al altar. El templo es del siglo XVI y tiene su encanto. El entorno se encuentra poblado de las higueras de Cebolla, famosas desde antiguo por su magnífico fruto que se exporta, las viñas cercanas producen el vino de Montearagón, el más comercializado y conocido de la comarca.

Tampoco es muy antigua la iglesia de Cebolla aunque impresiona su  gran mole de ladrillo con una estilizada torre que destaca sobre el casco urbano. La picota y el palacio de los señores feudales, con su balconada en la fachada, también merecen una parada .

Vista de cebolla desde el despoblado de Mañosa
Vista de cebolla desde el despoblado de Mañosa

Preguntamos por el cordel que nos llevará a Erustes por un vallecillo de olivares y cañaverales pasando junto al antiguo rollo de ladrillo que se halla a la derecha del camino sobre un montículo, cruzamos sobre la vía férrea y llegamos a este pueblecito que guarda un precioso tesoro artístico entre su caserío.

La iglesia de Erustes, construida en el siglo XIV aunque con pruebas de anteriores elementos en el siglo XII y tal vez de la construcción de templo romano un anterior. Tiene varios detalles en los que detenerse. En primer lugar la torre con decoración de lacería en ladrillo típicamente mudéjar y ventanas en arco de herradura. Ya en el interior, un impresionante artesonado de madera con lacería de formas geométricas y con estalactitas y piñas de hermosa tradición morisca. Es monumento declarado Bien de Interés Cultural y también cuenta con dos interesantes paneles de antigua cerámica de Talavera.

Detalle de la decoración mudéjar de la torre de la iglesia de Erustes
Detalle de la decoración mudéjar de la torre de la iglesia de Erustes

Salimos de Erustes en dirección sur y tomamos una desviación a la izquierda que nos lleva a la estación de ferrocarril que, como la de Montearagón, tiene ese sabor especial de la arquitectura ferroviaria neomudéjar de principios de siglo.

Cruzamos un puente sobre la vía que nos llevará, por un camino que discurre por el vallecillo del arroyo Mesegar, hasta el pueblo del mismo nombre. Aquí también podemos visitar una iglesia mudéjar con la torre similar a la de Erustes aunque algo más sencilla. El interior tiene un falso techo que no permite ver el artesonado pero su construcción en ladrillo con grandes arcos de gruesos muros es interesante, así como la disposición de la puerta, situada en la base de la torre.

Portada de la iglesia mudéjar de Mesegar
Portada de la iglesia mudéjar de Mesegar

Descendemos hasta la carretera de Talavera a Toledo por la Puebla de Montalbán y la tomamos hacia la derecha en dirección al cruce de Malpica, junto a él y sobre una loma, se encuentra el Castillo de Villalba. Tiene esta fortaleza el halo mágico de haber estado habitada por los templarios que defendían desde ella el estratégico paso del ganado por el valle del Tajo. Parece que se asienta sobre algún muro de dependencias romanas, probablemente de alguna villae situada junto a la calzada que por aquí discurría uniendo Toletum y Emérita Augusta pasando por Talavera o Caesaróbriga.

Ermita de San Illán de Cebolla
Ermita de San Illán de Cebolla

Seguimos nuestro trayecto por la carretera hasta que, dos kilómetros antes de llegar a Cebolla, tomamos un camino a la derecha que nos lleva hasta la ermita de la Virgen de la Antigua, patrona del pueblo y de la que, hasta un reciente robo, se conservaba una imagen de alabastro procedente según tradición popular, del Castillo de Villalba. La ermita se encuentra bajo la advocación de San Illán hijo de San Isidro. Son curiosas dos placas de cerámica del XIX de la fachada y una reja del XVIII en la parte posterior y un magnífico panel interior de azulejos talaveranos sobre la vida del santo.

Fuente de San illán, donde acudían para curarse la rabia
Fuente de San illán, donde acudían para curarse la rabia

Aguas milagrosas

Dice el párroco de Cebolla en 1786 :» …,se llama la fuente del Calbete, de la que el rey Dn.Phelipe gastó cuando bajó a Portugal, que hasta dicho reino se la llevaron de dicha fuente; …la de San Illán, abogado del mal de rabia, en donde de infinitas tierras vienen a valerse de su patrocinio los inficionados de semejante mal….se llama la fuente del Santo, porque estando arando dio con la rejada en una piedra y salió agua para que bebiese su amo».

UN ARROYO CUALQUIERA

UN ARROYO CUALQUIERA

Una de las especies de altramuces silvestres que encontramos en el camino
Una de las especies de altramuces silvestres que encontramos en el camino

Después de esta primavera lluviosa es un placer recorrer cualquier arroyo de nuestra tierra disfrutando con curiosidad de los atractivos de sus riberas.

Por he decidido esta tarde recorrer el arroyo junto al que se fundó el pueblo de Gamonal, el Zarzoleja, que los lectores conocerán por ser el que tiene en sus orillas el lavadero de Gamonal pegado a la carretera N-502 hacia Arenas de San Pedro. Desde el mismo cruce parte un camino hacia el norte subiendo paralelo al arroyo. JA la izquierda del camino hay unos desmontes donde había mujeres de Gamonal que recogían una arena especialmente útil para  fregar las sartenes y la vendían en Talavera, aunque cuentan los gamoninos que en una ocasión se hundió sobre una de ellas la tierra de un pequeño túnel hecho para extraer la arena.

Otra especie de altramuz silvestre
Otra especie de altramuz silvestre

En las cunetas del camino vamos sorprendiéndonos por la belleza de la flórula de esta  primavera explosiva.

Seguimos ascendiendo hasta que el camino cruza el arroyo cruzamos la portera situada sobre su mismo cauce y seguimos por las sendas de animales que van junto a él sin dejar el Zarzoleja hasta que llegamos a un lugar con algún olivo y donde se ven viejos paredones de piedra  y alguna calleja que son prueba de la existencia en el lugar de una antigua población. Ala izquierda se encuentra la ermita de la Encarnación, una de las iglesias más antiguas de la comarca (s.XIV), ya que fue la parroquia de la antigua población que daría origen a Gamonal, pues al venir tiempos más seguros y ante la escasez de agua del lugar y la pobreza de su suelo fueron descendiendo sus habitantes desde el siglo XV hasta el actual emplazamiento del pueblo.

Solamente quedan en pie la espadaña, parte de los muros de tapial y parte del muro oriental con la hornacina donde probablemente estaba la imagen de la advocación de la pequeña iglesia. Delante de la entrada quedan algunos sillares que probablemente son lo poco que queda de un pórtico.

Restos de la espadaña de la ermita de la Encarnación, iglesia del pueblo que dio origen a Gamonal
Restos de la espadaña de la ermita de la Encarnación, iglesia del pueblo que dio origen a Gamonal
Hornacina del altar de la iglesia de la Encarnación
Hornacina del altar de la iglesia de la Encarnación

Cuando voy siguiendo una senda me llama la atención una moneda de bronce en el suelo, la recojo y veo que se trata de una moneda con el símbolo de Castilla por un lado y en el otro se vislumbra un león como símbolo del otro reino. Según los que saben algo más de esto, parece tratarse de un maravedí de la época de los Reyes católicos, cuando ya se va abandonando el lugar y trato de imaginar a quién se le perdería hace quinientos años este pobre capital laborando por estas tierras pobres y degradadas.

hace quinientos años alguien perdió este maravedí en el despoblado de la Encarnación
hace quinientos años alguien perdió este maravedí en el despoblado de la Encarnación

Volvemos ahora a nuestro punto de partida y podemos hacerlo  más rápido siguiendo el camino que viene de Mejorada hacia Gamonal y en una hora y pico habremos hecho este trayecto.

Lavadero de Gamonal
Lavadero de Gamonal

Vamos ahora a descender el mismo arroyo hasta la autovía Nacional V. En primer lugar encontramos el lavadero de Gamonal tal vez el mayor de todos los de la comarca con dos círculos de pilas que desgraciadamente se colocaron de forma simétrica perdiendo el encanto de su disposición anterior. Vale la pena imaginar el mujeril ambientazo que habría en el lugar en tiempos pasados con la ropa tendida sobre los juncales a blanquearse y las gamoninas frotando la ropa con el jabón casero hecho de grasa desechada.

Industria paleolítica en sílex junto al arroyo Zarzoleja
Industria paleolítica en sílex junto al arroyo Zarzoleja

Bajando algo más por la orilla oeste atravesamos algunas zonas despejadas y arenosas y allí encuentro industria lítica de sílex blanco que me hace suponer pertenezca al paleolítico supeior por no hallar ni un pedazo de cerámica, tal vez fabricadas por gamoninos de hace unos 8,000 años.

Ya véis las cosas que en una tarde de paseo pueden disfrutarse en cualquier arroyo de la comarca.

RUTA ENTRE ENEBROS

ENTRE ENEBROS

Esquema de la ruta "Entre enebros" Esquema de la ruta «Entre enebros

El recorrido de hoy nos permite conocer la vegetación y el paisaje característico de las zonas menos elevadas de las laderas de la sierra de San Vicente.

Junto a esta fuente comienza nuestra ruta de hoy Junto a esta fuente comienza nuestra ruta de hoy

Iniciamos el viaje en la pequeña localidad de San Román de los Montes. Podemos dar un paseo por sus calles y nos detendremos en la plaza para observar el rollo. El escudo de los Dávila nos recuerda que esta villa formó parte del señorío de Velada, y curiosamente el rollo de la cabeza de este marquesado se restauró a imagen de éste de San Román, mejor conservado que el de la propia Velada. Podemos ver una curiosa fachada decorada con pinturas del tipo de arte pastoril con el que se decoraban en nuestra comarca cuernos de beber , o tarras y especieros tallados en madera

Decoración con motivos similares a los de arte pastoril en San RománDecoración con motivos similares a los de arte pastoril en San Román

Visitaremos también la iglesia donde en el exterior, en su parte trasera, se conserva un sepulcro antropomorfo medieval, aunque otros lo remontan a época romana. La antigua casona fuerte del marqués se halla actualmente restaurada aunque con almenas simuladas poco afortunadas. A la entrada del pueblo, junto al arroyo, se ha restaurado también un lavadero tradicional y en el centro un antiguo potro de herrar, así como una fuente al inicio de nuestro camino. Al norte del casco urbano, en el arroyo, se haya un antiguo molino de agua de construcción granítica. La parte ribereña del término y sus urbanizaciones están a orillas del embalse de Cazalegas, y hay también una zona de pequeñas barrancas con una hermosa dehesa que llega hasta el río.

Enebral en la sierra de San Vicente Enebral en la sierra de San Vicente

El camino comienza como hemos dicho en una fuente con pilón situada frente a una ermita de reciente construcción. Se dirige en dirección oeste con un primer tramo coincidente con el cordel de merinas que viene desde Castillo de Bayuela. Lo abandonaremos al llegar al arroyo del Cercao, como a un kilómetro y medio, para continuar en dirección noroeste hasta llegar al pueblo de Marrupe. Durante todo el trayecto vamos contemplando, a la izquierda, un enebral que, por encontrarse en la umbría y en un vallecillo cerrado, conserva ejemplares de un porte considerable

En Marrupe visitaremos su iglesia, porticada y con un calvario junto a la entrada.Algunas calles guardan  sabor en su arquitectura popular granítica.

Preguntaremos por el camino que, en dirección este, va por la falda del monte de Cabeza Bermeja hasta Hinojosa de San Vicente.

Ameal en Marrupe Ameal en Marrupe

El trayecto discurre entre encinares con algún alcornoque, enebros, acebuches y jarales ,todo ello salpicado de los típicos prados cercados con vallados de piedra y algún ameal (acumulación cónica de  heno con un palo como eje, rodeada de una cerca que lo protege de los animales).Algún higueral y unos pocos olivares matizan el paisaje de la sierra baja.

Llegamos a Hinojosa de SanVicente, uno de los pueblos con más elementos conservados de arquitectura popular de la Sierra, sobre todo en el extrarradio del lugar, donde cuadras y cochineras conservan el ambiente de lo que eran estos pueblos hace cuarenta años.

No debemos dejar de visitar las dos ermitas, la de San Sebastián, con un calvario junto a ella, y la de San Roque, con una curiosa decoración popular en la hornacina del santo a base de trazos que parecen simular cerámica.

La plaza conserva todavía las agujas de piedra que en casi todos los pueblos de la sierra servían para cerrar los festejos taurinos. Descendemos de Hinojosa en dirección sudeste, hacia el arroyo Guadmora que baja desde el cerro de San Vicente, rodeado de prados ,encinas cornicabras moreras y enebros en un paseo agradable que hizo exclamar a un viajero del siglo XVIII que la hermosura de los campos de Hinojosa era similar a la de los de la ciudad italiana de Mantua. Aunque solamente queden algunas pitarrillas como muestra, el vino de Hinojosa tuvo una fama que sobrepasó en tiempos el ámbito comarcal. Fue pueblo que en sus trojes cultivó el gusano de seda hasta los años 60.

Chozo en término de Marrupe

Terminamos nuestro recorrido descendiendo el Guadmora hasta que junto a dos antiguos molinos ya documentados en el siglo XV, volvemos a recorrer el cordel hasta llegar nuevamente a San Román de los Montes.

Dice el Libro I de Dioscórides : “…el enebro provoca y calienta la orina, y, perfumado, hace huir las serpientes. Su fruto calienta y restriñe mediocremente y es amigo del estómago. Bebido vale contra las pasiones del pecho, contra la tose, contra las ventosidades, contra los tortijones de vientre y contra las mordeduras de animales emponzoñados. Es útil en los espasmos de nervios y en la sufocación de la madre”.

RUTA A LAS LAGUNAS DE PANIAGUA

RUTA A  LAS LAGUNAS DE PANIAGUA

Croquis de la ruta, en mi libro "Rutas y Senderos de Talavera y comarcas" Croquis de la ruta, en mi libro «Rutas y Senderos de Talavera y comarcas»[/caption]

Alcaudete es hoy nuestro punto de partida. Se trata de uno de los primeros núcleos de población de la Jara que probablemente ya estaba habitado en época musulmana. La pionera repoblación cristiana de estas tierras en época medieval es recordada por un

La torre medieval de la Casa del Cura y la iglesia de Alcaudete La torre medieval de la Casa del Cura y la iglesia de Alcaudete

monumento a la entrada del pueblo que nos recuerda a aquellos primeros colmeneros y ballesteros que se asentaron a las orillas del Jébalo. Ya que nos encontramos en Alcaudete, es obligado visitar su iglesia, una gran mole de mampostería y sillería granítica recientemente restaurada en la que debemos detenernos en su portada esculpida y en la cerámica del interior.

En las proximidades del templo se encuentra la llamada Torre del Cura, atalaya urbana que nos recuerda la inseguridad medieval de estas tierras. La arquitectura popular no es tan llamativa como la construida en pizarra en otras zonas de la Jara, pero conserva algunos ejemplares de casas señoriales que merecen un paseo por el centro del pueblo.

Preguntamos por el camino de Las Peralosillas que asciende hasta las rañas situadas al sur del pueblo y discurre paralelo al cauce del Jébalo. En todo este trayecto podemos descender los dos kilómetros que nos separan del río y encontrarnos con parajes de gran belleza en los barrancos que el agua ha labrado en la plataforma granítica. La riqueza en anidaciones de diferentes aves y el baño en las pozas enmarcadas por precipicios y roquedales merecen una parada.

Pozas del Jébalo. Esta es la de malpasillo poruqe se puede cruzar el río de un sakto. parajes ideales para el baño con pozas de hasta 5 metros de profundidad. Pozas del Jébalo. Esta es la de Malpasillo porque se puede cruzar el río de un salto. parajes ideales para el baño con pozas de hasta cinco metros de profundidad.

Pero nuestro trayecto continúa hasta el camino que desciende hacia la zona conocida como de Los Villarejos y el muro del embalse del Jébalo por cuyas riberas es agradable pasear o pescar. En la bajada de este camino es digno de ver el vallecito que queda a la derecha con un impenetrable bosque mediterráneo y la  panorámica sobre el valle medio del Jébalo horadando las rañas jareñas.

El camino sigue hasta el entrañable pueblecito de La Fresneda, pero nosotros deberemos tomar el camino que va por la ribera del pantano en dirección sur hasta el reculaje. Donde ya discurre el río en un cauce pizarroso que deja bonitas tablas transparentes donde bañarse o pescar los ricos cachuelos del Jébalo. Además hay que resaltar que en el trayecto hasta el caserío de Paniagua iremos viendo algunos ejemplares representativos de labranzas y casillas típicas de la arquitectura popular de La Jara.

La aldeílla o labranza de Paniagua La aldeílla o labranza de Paniagua

Llegamos así a la labranza de Paniagua que en realidad era una pequeña aldea en torno a una era empedrada. Desde aquí tomamos el camino que en dirección oeste nos lleva subiendo la berrera hasta la raña de Paniagua. Las rañas son las llanuras rojizas de esta comarca, perfiladas por la erosión de los valles de los ríos y arroyuelos que bajan de la sierra. El camino pasa junto a una de las dos lagunillas que dada la sequía actual permanecen casi todo el año sin agua, pero es llamativo, cuando se llenan de agua, observar las aves migratorias que paran en ellas y el contraste con el duro paisaje jareño de estos pequeños humedales.

Junto a las lagunas discurre una pista por la que ascenderemos en dirección sur hasta unos pinares cercanos salpicados de algunos alcornoques y quejigos, podemos desde allí observar la sierra del Aljibe y de la Picaza, con un manto vegetal bien conservado y donde es posible ver algún ejemplar de venado, corzo o jabalí si nos adentramos por los bosquecillos. El aficionado a los níscalos puede también recogerlos en los pinares, y los madroños son abundantes para el que guste de su fruto.

Es interesante ascender hasta la cumbre por el camino y detenerse allí a contemplar  una vista impresionante de las redondeadas cumbres de la Jara Alta.

Lagunas de Paniagua y rañas del valle del Jébalo Lagunas de Paniagua y rañas del valle del Jébalo

Damos la vuelta y por la misma pista que hemos venido, volvemos hacia el norte pero sin dejarla hasta llegar a Belvis de la Jara.  En las «barreras» como se llaman aquí las laderas que descienden desde la raña, miles de olivos contrastan su verde plateado con el rojo de la tierra. Desde Belvis tomamos la carretera hacia Alcaudete y, pasados unos tres kilómetros, cruzamos un arroyo en cuyas orillas, tres kilómetros más arriba, se sitúa un curioso balneario popular, los baños del Vivaque donde se aliviaban sus reumas los jareños. Tanto en Belvís como en Alcaudete hay restaurantes de carretera donde comer.

Las huertas de Alcaudete en invierno forman un paisaje digno de verse por el verdor de sus afamadas lechugas,no hay que pasar sin llevarse alguna ,también hay buenos embutidos. En Belvis se puede adquirir un vino de la tierra de buena calidad y tampoco debemos olvidar el magnífico aceite de las cooperativas de la zona, uno de los mejores del mundo, y a buen precio.

UN PASEO A LA FORTALEZA DE CASTROS

Un paseo a la Fortaleza de Castros

Puerta norte de la fortaleza de Castros Puerta norte de la fortaleza de Castros

Desde Puente del Arzobispo nos acercaremos en un agradable paseo ribereño hasta otro de los enclaves árabes que defendían la línea fronteriza del río Tajo. Menos conocido que la ciudad de Vascos pero situado en un lugar también muy pintoresco y con una población de menor entidad que ella y no amurallada como el famoso yacimiento del río Uso.

Se trata de la fortaleza musulmana de Castros que, aunque se encuentra en término del jareño pueblo de Villar del Pedroso, es más accesible desde aquí. Los lugareños conocen el paraje como “La Muralla” y para ir hasta allí tomaremos un camino que sale inmediatamente a la izquierda del propio puente del Arzobispo, discurriendo por la ribera del río.

Desde esta orilla tenemos una bonita vista de la villa con el puente, los molinos y el caserío. Después de andar unos dos kilómetros, tropezamos con la desembocadura del río Pedroso, que se despeña en cascada sobre el Tajo en un hermoso paraje. Una curiosa leyenda dice que una mora que vivía en el castillo que vamos a visitar, despechada por mal de amores, se arrojó desde estas alturas al río y todavía se la puede ver saltando y se escuchan sus lamentos en las noches de luna del día de San Juan.

Tajamares del puente árabe bajo la fortaleza de Castros Tajamares del puente árabe bajo la fortaleza de Castros

Justo en el codo que hace el río Pedroso antes de su desembocadura, se observan sobre el cauce los restos de un batán, con cuyos beneficios dejó también estipulado el arzobispo Tenorio que se financiaran los hospitales de Puente. Siguiendo el cauce del riachuelo nos encontramos con el bonito conjunto que forman un puente y un molinillo de ribera. En la elevación situada entre los dos ríos se sitúa la fortaleza que formaba, junto a las de Vascos, Espejel, Alija, Azután, Canturias o Talavera, una fuerte línea defensiva destinada a impedir que los cristianos atravesaran la frontera natural del Tajo en su avance hacia el sur.

En este caso nos encontramos ante una alcazaba con un poblado alrededor, sin contar en este caso con el amurallamiento que rodea al caserío en la Ciudad de Vascos pero que, como se deduce por sus características constructivas, también se levantó entre los siglos IX y XI por las aguerridas gentes bereberes con las que los árabes repoblaron estas orillas. La vista desde sus murallas es impresionante y vemos al río Tajo que discurre por terreno quebrado con su cauce cortado por las azudas o presas que llevaban agua a los molinos, como las aceñas del Conde de Oropesa, un gran edificio que se contempla algo más abajo de esta fortaleza Castros. Parece que este castillo tenía también como misión la defensa de un puente que se encuentra a sus pies y del que se mantienen todavía los tajamares. Río arriba se ven en la otra orilla los arruinados molinos de Calatravilla y más arriba aún, los molinos de Puente del Arzobispo y su presa.

Torre fuerte interior y murallas de la fortaleza de Castros Torre fuerte interior y murallas de la fortaleza de Castros

La puerta principal es la que da al norte y es la que mejor se conserva con sus dos torres de arquitectura califal que la flanquean. Hay también una arruinada torre fuerte central con una puerta y buena sillería y varios lienzos bien conservados de muralla con varias torres que lo refuerzan.

Sobre la misma loma del castillo pero más al este se ven restos de una atalaya  y algunas otras estructuras que reforzaban la defensa.

Molinos de Calatravilla, frente a la fortaleza de Castros

ENTRE EL TIÉTAR Y EL GUADYERBAS

RUTA ENTRE EL TIÉTAR Y EL GUADYERBASrutatiétarguadyerbas
Un kilómetro antes de llegar a Parrillas, atraviesa la carretera la cañada que, desde el Puerto del Pico, discurre hacia Extremadura por las llanuras de la Campana de Oropesa. Tomamos esa cañada en dirección suroeste llegando hasta las orillas del Embalse del Guadyerbas, donde el aficionado a la pesca puede intentar capturar alguna carpa, barbos, bogas y black-bass, aunque las desafortunadas repoblaciones con peces gato y percasoles han degradado la práctica de este deporte en casi todos los embalses.

Riberas del Tiétar

El siguiente tramo del trayecto continúa por la misma orilla del pantano que, si el nivel de  las aguas no es muy elevado, es practicable. En el caso contrario después de disfrutar del embalse y sus magníficas vistas sobre Gredos y las dehesas del entorno volveremos a la carretera y continuaremos por ella el recorrido hacia el oeste.

Arquitectura popular de Parrillas

Nos encontramos ya en el muro de la presa y desde allí seguimos la carretera como un kilómetro más hasta que volvemos a encontrar el río a la derecha .En este paraje se encontraba uno de los núcleos de población que dieron origen a Navalcán y del cual hoy apenas quedan restos, con algunos muros escasamente visibles y, si os fijáis bien, una calleja entre pequeños fresnos que conduce a un grueso muro de argamasa, único testigo de lo que fue la iglesia del pueblecito de Guadyerbas las Bajas.

Molino en el Guadyerbas

Este paraje es adecuado para detenerse a reponer fuerzas y dar un paseo observando primero un tejar sobre una pequeña elevación donde todavía se percibe el horno, la era donde se extendían los ladrillos antes de cocerlos y la pila donde se amasaba el barro. Al otro lado del río se encuentra un molino en un paraje de fresnos y praderas muy ameno, y siguiendo su canal aguas arriba llegamos a un antiguo puente medieval cuyo arco, muy aplanado, parece ir a derrumbarse de un momento a otro. El lugar es adecuado para la pesca del black-bass y también abundan los cangrejos americanos.

Puente "romano" de navalcán sobre el Guadyerbas Puente «romano» de navalcán sobre el Guadyerbas

Volvemos a Navalcán y tomamos la pista que frente a la piscina conduce a la captación de aguas en el Tiétar. Se distingue por ir casi paralela a una pequeña línea eléctrica. Un kilómetro antes de llegar al río hay una desviación a la derecha que nos conduce hasta el molino de Peña ,es un paraje muy agradable ,donde se puede pernoctar si vamos a pie y queremos doblar la jornada, pues el molino es abovedado y dentro hay arena.

El río corre limpio hasta Junio cuando desgraciadamente, las captaciones de agua de las urbanizaciones y pueblos de Gredos y la escasa depuración de las aguas residuales que generan, lo deterioran hasta el punto de no ser recomendable para el baño. Pero las primaveras del Tiétar son de singular belleza y también nos permiten practicar la pesca, sobre todo de barbos y bogas.

Desandamos el camino hasta Navalcán ,aquí podemos reponer fuerzas en los dos o tres restaurantes ,carillas y cochinillo o chanfaina, por ejemplo, y dar una vuelta por el pueblo visitando un pequeño puente medieval restaurado por la escuela taller, algunos elementos de arquitectura popular, un monumento a los conquistadores que desde estas tierras fueron a las Américas y otro a los emigrantes. Los amantes de la artesanía pueden adquirir en Navalcán labores de mantelería que, aunque menos conocidas que las de Lagartera, en nada tienen que envidiarlas.

También podemos visitar un pequeño museo etnográfico donde además se exhiben las fotos donadas por Arthur Miller,  escritor y premio Nobel cuya esposa, después de Marylin Monroe, fue Inge Morth que hizo las instantáneas en los años 50 durante una boda local.

Una de las fotos de una boda en Navalcán de Inge Morth que se exhiben en el museo. Una de las fotos de una boda en Navalcán de Inge Morth que se exhiben en el museo.

Seguimos después nuestro camino hasta Parrillas, pueblo con mucho sabor que todavía conserva rincones con pintoresca arquitectura tradicional. También aquí ha restaurado la escuela taller un potro de herrar, la placita del pilón y se han erigido un rollo en memoria del 350 aniversario del privilegio de villazgo de este pequeño pueblo al que desde aquí felicitamos por conservar su patrimonio etnológico. Otro ejemplo de su buen hacer es la reconstrucción de la Ermita de la Fuente Santa que podemos visitar, camino ya de Talavera y donde se celebra en mayo una concurrida romería.

Las labores de Navalcán

Se pueden adquirir en Navalcán a buen precio típicas labores tradicionales. Los eruditos dicen que son absolutamente autóctonas y remontan sus motivos al siglo III d.C. Parece que sus esvásticas, rombos y meandros son de origen copto y de una gran influencia oriental. Son bordados de los denominados «de tejidillo» y tradicionalmente se hacían sobre lino con hilo de lana ,especulándose con la influencia sobre bordados incas que habrían llevado los navalqueños que pasaron a América en la conquista.