Archivo de la categoría: Rutas y Senderos

MOLLEJAS EN LA JARA

Choperas y robledales del valle del Fresnedoso en Espinoso de la Jara
Choperas y robledales del valle del Fresnedoso en Espinoso de la Jara

Nos encaminamos hacia “Bartolo” que nos acoge con uno de esos paneles de azulejos tan pintorescos que han colocado a la entrada de los pueblos  los planes de desarrollo rurales con fondos europeos. Este dice “San Bartolomé de las Abiertas, punto geométrico de La Jara”. Evidente mensaje,  ya que aunque el centro geométrico es uno,  los puntos geométricos son infinitos y La Jara tiene muchas fanegas de superficie.  Unos apuntan como autor a un maestro y otros a un concejal o funcionario municipal.

Majada en el valle del Uso y al fondo el pico de la Buha en la sierra de La Estrella
Majada en el valle del Uso y al fondo el pico de la Buha en la sierra de La Estrella

 

Contemplamos los labrados rojizos de las rañas,  los barbechos dorados y ya repateados por el ganado en un otoño  largo y seco, y los olivos plateando reverdecidos por la lluvia. Pasamos junto a la entrada de la Bodega de Capilla del Fraile donde venden vino y ese aceite jareño que ya en el siglo XVIII se comparaba con el ámbar o el vino duro y sabroso de esta tierra dura. Otra hacienda más junto a la de Osborne o el marqués de Griñón, que se han dado cuenta de los tesoros  que destilan en sus entrañas estas tierras de cantos y arcillas.

La Nava de Ricomalillo vista desde las minas de oro
La Nava de Ricomalillo vista desde las minas de oro

Torrecilla se despierta ante nosotros con el humo ya de algunas chimeneas pegado a sus tejados,  sobresaliendo sobre el caserío la graciosa espadaña de seis huecos de su iglesia. En Espinoso tomamos la carretera que discurre con dirección a Guadalupe y que probablemente no se ha arreglado desde los tiempos de Primo de Rivera, el general “empedraor”. Y comenzamos a subir a las sierras jareñas en paralelo al río Fresnedoso, nombre muy fluvial pues hay otros tres homónimos en la zona. Filas de chopos amarillos que ascienden en formación por los vallejones de los arroyos, luego los pinares de repoblación limpios por los trabajos forestales,  los robledales que comienzan ya a coger el tono marrón de sus hojas secas y los canchales que se festonean con  las chaparreras donde vemos ir a esconderse a los venados y los corzos. Subimos a la mayor elevación de La Jara después de Rocigalgo, el monte de “Las Moradas”, nombre que indica la posibilidad de huidas poblaciones durante las razzias de la Edad Media. Contemplamos el valle del naciente Jébalo con sus pueblecillos desperdigados entre olivares, jarales y madroñeras,  y en lo más alto vemos fósiles de mares ancestrales elevados hasta allí por las fuerzas telúricas que retorcieron las cuarcitas.La Jara, La Nava de Ricomalillo, Espinoso del Rey, San Bartolomé de las Abiertas

Una venta de La Nava nos acoge con fotos de cazadores antiguos, y entre risas y botellines “del” Mahou volvemos a Talavera, capital de La Jara, tras meternos en un santiamén una ración de mollejas que rebañamos con delectación.  Al pasar por Belvís, impregnados del olor espeso del monte, pensamos que tal vez lo importante de la vida sean cosas como zamparse una ración de mollejas  en La Nava de Ricomalillo con una pitarrona jareña.

Chozo en Aldeanovita

SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

Rollo de Espinoso del Rey
Rollo de Espinoso del Rey

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Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas y media

 Parte nuestra ruta de hoy de Espinoso del Rey, desde donde nos dirigiremos al camino del arroyo de los Castaños .Como su nombre indica, conserva magníficos ejemplares de éste árbol no autóctono que, en tiempos, se aclimató a los arroyos y umbrías de estas sierras pero del que hoy quedan escasas manchas como la aquí referida. Seguir leyendo SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

ENTRE LAS DOS CASTILLAS

ENTRE LAS  DOS CASTILLAS

Puente sobre el Tiétar en La Iglesuela
Puente sobre el Tiétar en La Iglesuela

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Vamos a recorrer hoy la zona más septentrional de la Sierra de San Vicente. El término de La Iglesuela se encuentra en pleno valle del Tiétar y asciende incluso por las laderas de Gredos. Históricamente formó parte del señorío de La Adrada y como casi toda la Sierra de San Vicente perteneció a la poderosa ciudad de Ávila y fueron sus caballeros medievales quienes lo repoblaron.

La Iglesuela es el punto de partida de esta ruta que podemos recorrer a pie o en bicicleta de montaña, con la dificultad de que en parte del trayecto no hay camino pero el terreno es practicable en bici.

Iglesia y arquitectura de La Iglesuela
Iglesia y arquitectura de La Iglesuela

Debemos dar una vuelta por el casco urbano y observar su arquitectura popular, de la que todavía quedan no pocos edificios con las características típicas de las construcciones serranas abulenses. Los tejadillos voladizos, las balconadas en algunas fachadas y los perfiles largos de los tejados con escasos huecos en los muros graníticos, son algunas de las características más significativas.

Fuente de la ermita de la Virgen de la Fuensanta en La Iglesuela
Fuente de la ermita de la Virgen de la Fuensanta en La Iglesuela

Otra peculiaridad de La Iglesuela es la abundancia de fuentes tanto en el casco urbano, como en los alrededores, casi todas están abovedadas con sillares graníticos y tienen lavaderos o bebederos para el ganado del mismo material. Junto al pueblo, en el Ejido, hay varias de estas fuentes, una de ellas algo más ornamentada y con un largo bebedero para facilitar el acceso a rebaños numerosos.

A unos quinientos metros del casco urbano, en dirección norte, parte un camino a la derecha que nos llevará hasta la curiosa Ermita de la Fuente Santa, a ella se dirige una bonita romería a primeros de Mayo y es muy venerada la Virgen de la Fuensanta en la comarca por las propiedades curativas atribuidas a la fuente que se sitúa en los mismos muros de la ermita.

Restos de un molino de agua en el Tiétar
Restos de un molino de agua en el Tiétar

Desde aquí seguiremos un camino en dirección nordeste que nos llevará tras ascender al Cerro del Cuadro, hasta el río Tiétar, que en esta zona es de singular belleza por discurrir entre un bosque de pinos piñoneros autóctonos. En estos parajes es muy abundante la cigüeña negra y un gran número de rapaces y otras especies de aves. Esto ha hecho que parte del término de La Iglesuela, haya sido declarado recientemente zona protegida de caza para conservar su  rico patrimonio natural.

El Tiétar a su paso por los pinares de La Iglesuela
El Tiétar a su paso por los pinares de La Iglesuela

Descendemos el Tiétar por su mismo cauce si vamos andando, o por un camino que nos conduce a la carretera de Casavieja. Junto al puente de la carretera, río arriba, se halla otro puente más antiguo en un paraje muy ameno, donde podemos, como en el resto del trayecto fluvial, intentar pescar algún barbo, cachuelo e incluso black-bass. En el descenso del río se adornan las orillas con algunas alisedas, saucedales, choperas y fresnedas, en los lugares donde el regadío y las plantaciones de espárragos no han deteriorado el bosque de ribera. También encontraremos tres ejemplares de molino de agua que dan un toque pintoresco al entorno, sobre todo el conocido como de Castillo construido en obra de sillería.

Puente romano sobre la garganta Torinas en Sartajada
Puente romano sobre la garganta Torinas en Sartajada

Llegamos a la desembocadura de la Garganta Torinas en el Tiétar y un poco más abajo cruza el río un camino que nos conducirá hasta el pueblecito de Sartajada, que es famoso por haber tenido en tiempos una pujante artesanía alfarera con numerosos hornos árabes en su caserío. Sus pequeños cántaros eran célebres por la frescura con que mantenían el agua, eran utilizados en toda la comarca, y tanto es así que cada vez que se rompía alguno se decía «Eso se ha oído en Sartajá», en referencia a que aumentaría el negocio alfarero de sus habitantes.Hoy permanece abierto un taller donde podremos adquirir alfarería tradicional.

Alfar de Sartajada
Alfar de Sartajada

Podemos volver a La Iglesuela a través de un camino que atraviesa un puente medieval o subir hacia la carretera junto a la que, en el paraje conocido como Arroyolugar se halla un curioso museo al aire libre de escultura popular. Un pastor local, Longino, ya fallecido, talló en los bloques graníticos enormes esculturas con motivos animales.

Museo de escultura popular de Longino
Museo de escultura popular de Longino

El proverbial cochinillo de La Iglesuela, nos repondrá de la caminata.

CACERÍAS MEDIEVALES

La riqueza faunística de este terreno ya era conocida en el medievo, y aparece reflejada en el Libro de la Montería de Alfonso XI. En él se cuenta que  «la Yglejuela» y otras zonas cercanas de la Sierra de San Vicente eran «buenas para oso en ynvierno y para puerco en otoño e invierno». También dice que «cuando a buen venado sueltan e lo bien porfían, teniendo buenos canes, non ay si non matarle.

SUBIDA AL CERRO DEL CASTILLO

Subida al Cerro del Castillo

Torre fortificada del poblado del cerro del Castillo. Al fondo el cerro del Oso y el Real de San Vicente
Torre fortificada del poblado del cerro del Castillo. Al fondo el cerro del Oso y el Real de San Vicente

 Recorrido aproximado 6 kilómetros. Entre 2 y 3 horas, según nos detengamos en los yacimientos arqueológicossubida-al-cerro-del-castillo

 Preguntamos en el pueblo de Castillo de Bayuela por el camino de “la Madalena”, que nos subirá hasta el antiguo emplazamiento medieval de este pueblo, “el castillo”. Pasamos por una vieja fuente restaurada y llegamos al lugar de donde parte la vaguada por la que asciende el camino, entre las dos elevaciones principales del cerro del Castillo. En la cumbre occidental se encuentra el antiguo pueblo amurallado medieval,  que a su vez se sitúa sobre los restos del viejo castro vettón. Podemos visitar la arruinada iglesia que mantiene su aspecto fortificado medieval en la torre, la portada de aires mudéjares y restos de sepulturas.

El cerro del Castillo está lleno de parajes amenos y vistas panorámicas
El cerro del Castillo está lleno de parajes amenos y vistas panorámicas

Desde aquí podemos acercarnos a una pequeña elevación al sudoeste que
también presenta restos de murallas, aunque más toscas, pues este otro yacimiento está datado hace unos cuatro mil quinientos años, en la Edad del Cobre. Entre ambos cerretes se encuentra una zona con alcornoques y grandes rocas en las que no sería extraño que veamos algún ejemplar de búho real.

Camino de subida al cerro del Castillo
Camino de subida al cerro del Castillo

La elevación oriental cuenta con restos de una necrópolis visigoda y con una vegetación entre los bloques graníticos de cornicabras, encinas, enebros y alcornoques, además de contar también con una magnífica vista panorámica sobre el valle del Alberche al sur y la Sierra de San Vicente al norte.

POrtada mudéjar de la iglesia del cerro del Castillo
POrtada mudéjar de la iglesia del cerro del Castillo

Descendemos hacia el norte por un agradable camino que va hasta la carretera, que a su vez nos llevará de vuelta hasta el pueblo, aunque los aficionados a la escalada pueden practicarla en unas vías abiertas en el cerro Garrido, situado al noroeste del cerro del Castillo.

torrecastillo
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RUTA DE LA BATALLA DE TALAVERA

Ruta por el escenario de la Batalla de Talavera

Recorrido aproximado 17 kilómetros, 4 horas y media

Hoy vamos a dar un paseo por el escenario de la que fue una de las batallas más importantes de la Guerra de la Independencia, recorrido que además nos servirá para conocer el entorno natural del embalse de la Portiña y las sierrecillas de El Berrocal.

Partimos de los Jardines del Prado en Talavera, donde se encuentra, junto a los arcos de entrada, el monumento erigido con cerámica en el año 2009, con motivo del segundo centenario de la confrontación de los franceses invasores y la coalición de ingleses y españoles, aunque en ambos ejércitos peleaban soldados de otras nacionalidades, como polacos, portugueses, holandeses o alemanes.

Seguimos por el paseo central hasta una rotonda en la que veremos un laurel que se plantó precisamente en el primer centenario. Llegamos a la Basílica del Prado, entonces ermita, frente a la que se exhibió y escarneció con disparos de las tropas el cuerpo del general San Juan, acusado por un clérigo trabucaire de haberse dejado vencer en la batalla de Somosierra, en la que los franceses pasaron el último obstáculo antes de entrar en Madrid. La misma ermita fue expoliada por los invasores, llevándose hasta cincuenta arrobas de plata y convirtiéndola en herrería y carretería, aunque se consiguió conservar la imagen escondida en los desvanes de la Colegial, y parte de su ajuar.

Laurel plantado en 1909 con motivo del primer centenario de la Batalla de Talavera

En la ermita se situaron las baterías que defendían la ciudad de las tropas que pudieran cruzar el Alberche, y aquí empezaba con destacamentos españoles el despliegue de las líneas aliadas en su extremo sur, mientras que aproximadamente a la altura del actual hospital se desplegaron las tropas de los franceses hasta el Alberche.

Desde la basílica nos dirigiremos a la avenida de Francisco Aguirre, que seguiremos en dirección oeste hasta llegar a la rotonda de la carretera de Cervera, pues la línea de despliegue de ambos ejércitos iba en dirección noroeste hasta esta zona en que paralelamente a ella se dispusieron a ambos lados y a prudente distancia  las fuerzas enfrentadas. Nosotros seguiremos por la orilla oeste del arroyo de la Portiña, recorriendo el mismo cauce o, más cómodos, por el camino que, pasando por el paraje de Piedrasmuchas, va hasta las depuradoras del embalse de la Portiña.

En el recorrido urbano que hemos hecho, entonces campos cultivados, y en el tramo de despliegue español hasta el Pajar de Vergara se produjo no se sabe bien porqué un episodio de confusión y una crisis de pánico en las tropas españolas que tenían encomendado ese sector, provocándose una desbandada que no tuvo mayores consecuencias en la batalla, aunque el hecho fue convenientemente magnificado por las crónicas de los ingleses, para intentar así aumentar el protagonismo de sus fuerzas.

Sobre el cerro Cascajal, en la zona de esta labranzo construida en 1909 se situaban las baterías francesas que batían el cerro Medellín

Una moza española llamada Isabel Moreno arengaba y llevaba agua a las tropas españolas y recibió la promesa de ser recompensada cuando finalizara la guerra, pero esta “Agustina de Aragón” talaverana no recibió premio alguno, y fue olvidada por las autoridades, pasada la contienda.

Pronto llegamos a la zona del entonces llamado Pajar de Vergara. Allí comenzaba el despliegue de los ingleses con la fortificación de esa labranza con zanjas y defensas hechas con montones de tierra. En este lugar se produjo, durante la primera fase del ataque general del día 28 de Julio, una de las actuaciones del ejército español que apoyando al inglés hizo que consiguieran los aliados detener a los franceses en uno de sus intentos de avance.

Seguimos en  el sector defendido por las tropas inglesas cuando cruzamos el  Canal Bajo del Alberche y su carretera de servicio, y ascendemos hacia las depuradoras de agua de Talavera, cruzando también el arroyo del valle de las Doncellas.

Escenario de la batalla desde las alturas de El Berrocal

Nos encontramos ahora en la zona que sufrió con mayor crudeza el fragor de la batalla, justo en la base oriental del cerro Medellín que se encuentra a la izquierda, y se distingue por tener un chalet en su cumbre. Sobre sus alturas se situaron las baterías inglesas. Para observarlo mejor cruzaremos a territorio “enemigo” por el muro de la presa del arroyo de la Portiña. Allí vemos una construcción de principios del siglo XX en la parte más elevada del cerro Cascajal, donde se encontraba el grueso de las baterías y tropas francesas que intentarían la conquista del cerro Medellín, produciéndose en las inmediaciones del cauce del arroyo y en las lomas de ambas elevaciones los encuentros más violentos y el episodio, más bien legendario, en el que durante un receso de la batalla bajaron soldados de ambos ejércitos a beber al arroyo de La Portiña, donde se encuentran las ruinas de unos molinos que ya existían en aquella época.

Dibujo del escenario de la Batalla de Talavera editado con motivo del primer centenario

Podemos imaginar los repetidos intentos de los galos por ascender y rodear el cerro Medellín, y los miles de muertos que quedaron dispersos por el suelo expuestos al calor y la rapiña de los desvalijadores de cadáveres que, ante la necesidad general reinante cayeron sobre el campo de batalla al finalizar el enfrentamiento. Muchas son las hebillas, balas de cañón y otros objetos hallados cuando se labraron estos campos en tiempos posteriores.

Desde el cerro Cascajal y ya en territorio ocupado por las tropas francesas recorreremos ahora el embalse por su orilla, disfrutando de un paraje muy ameno en el que se practica la pesca y se pueden observar aves como la focha común, la polla de agua, el zampullín chico, ánades reales, somormujos, garzas, cigüeñas, especies limícolas y muchas más, para lo que podemos utilizar el observatorio del aula de la naturaleza del ayuntamiento.

Cuando damos la vuelta al pantano entramos de nuevo en la zona de la batalla y en  el campo inglés, aunque apoyado en algunas incidencias por la caballería española. Justo aquí, al norte del cerro Medellín se produjo otro de los episodios más comentados de la batalla, cuando durante una acometida de los ingleses, fueron muy castigados por los franceses con numerosas bajas, según versión de los británicos, por una supuesta zanja en la que dicen cayeron los caballos y jinetes siendo fácilmente masacrados. Analistas españoles y franceses dijeron que la zanja en cuestión nunca existió y que ésta es una excusa de los ingleses para justificar esa derrota. Pero los franceses no aprovecharon el momento y no consiguieron tomar el cerro Medellín, clave de la batalla. En este flanco de las líneas también tuvieron un papel destacado las fuerzas españolas en apoyo de las inglesas.

Casa de Salinas, de donde huyó Wellington a uña de caballo

Vemos descender el arroyo de la Atalaya desde la misma y observamos en la orilla oeste las elevaciones graníticas en las que se desplegaron tropas españolas que protegían ese flanco y que tuvieron una buena actuación. Seguimos hacia la ladera del cerro Medellín en dirección a la carretera de Mejorada hasta llegar a ella y continuamos en dirección a Talavera.

Justo antes de cruzar la autovía vemos a la izquierda la zona de descanso y el monumento de la Batalla, que se hizo cuando al hacer la autovía A-5 se descubrieron fosas comunes con las corazas y los restos de soldados muertos en la contienda.

En este monumento se representa en azulejo talaverano el despliegue de la batalla con los parajes que venimos visitando. El monumento es como un trípode que simboliza los tres ejércitos contendientes y en el hormigón están inscritos los batallones de cada uno que participaron en esta gran batalla, que se ha considerado ganada por el ejército aliado pero que más bien quedó en tablas porque el número de bajas, en total unas quince mil, fue prácticamente distribuido a partes iguales entre los dos ejércitos contendientes. Sobre la ladera del cerro Medellín vemos la labranza de Pero Gordillo que ya existía en la época, y un poco más arriba el monolito que se levantó también en la conmemoración del primer centenario de la batalla. Podemos volver a Talavera por la carretera de Mejorada o por un camino que va desde el canal entre huertas y paralelo a la carretera por la derecha.

RUTA DEL MENHIR

RUTA DEL MENHIRruta-del-menhir

El paseo de hoy discurre entre los vecinos pueblos de Velada y Gamonal. Partiremos de este último que hoy es entidad local menor dependiente del ayuntamiento de Talavera, a cuya Tierra siempre perteneció, aunque como pueblo independiente.

Menhir de la laguna del conejo entre Velada y Gamonal
Menhir de la laguna del conejo entre Velada y Gamonal

Gamonal cuenta con algunos elementos patrimoniales que debemos reseñar. En primer lugar, hay que destacar su iglesia con un altar de azulejería talaverana de Ruiz de Luna. También tiene el pueblo un vía crucis con un calvario pintoresco, algunos rincones de arquitectura popular en mampostería de granito con muros blanqueados y el lavadero desde el que parte nuestra ruta.

Se trata de un lavadero tradicional con numerosas pilas de piedra en dos círculos que rodean a sendos pozos de los que se extraía el agua. Se ha adecentado la zona con un parque.

Lavadero de Gamonal, vista parcial
Lavadero de Gamonal, vista parcial

Gamonal es pueblo de tradiciones festivas. La antiquísima fiesta de las Mondas que se celebra en Talavera se conserva gracias a que durante dos décadas los vecinos de Gamonal siguieron haciendo su ofrenda a la Virgen del Prado, como desde el tiempo de los romanos se hacía ya con la diosa Ceres.

Desde este pueblo se llevaba un carrito tirado por dos carneros y decorado con flores y banderitas que hoy día es el símbolo de esta fiesta, aunque se hacían y hacen actualmente otras ofrendas diferentes por otras localidades de las Tierras de Talavera.

También conservan la tradición de salir al campo para hacer “calvote” comiendo bellotas, castañas… el día antes de Todos los Santos, o también salen de comida campestre durante el “jueves de comadre”, en carnaval. Aunque su fiesta más característica es también en carnaval con el desfile de los quintos en soldadesca.

LA EXCURSIÓN

 Ruta del menhir

 Recorrido aproximado 12 kilómetros, tres horas y media

 Desde el lavadero tomaremos el camino que sale en dirección norte, justo en la raqueta del cruce de la carretera de Ávila, e iremos ascendiendo por él. A unos quinientos metros se ven a la izquierda unos pequeños taludes arenosos donde algunas mujeres de Gamonal extraían la arena y la vendían en Talavera para fregar las sartenes. Alguna de ellas falleció atrapada por la tierra cuando se derribó la pequeña galería de la que la extraían.

Ruinas de la ermita de la Encarnación
Ruinas de la ermita de la Encarnación

Seguimos subiendo por este camino y, aproximadamente a dos kilómetros del inicio, podemos desviarnos hacia el noroeste hasta la ermita de la Encarnación, antigua iglesia de un despoblado medieval anterior al actual asentamiento de Gamonal. Conserva todavía los muros muy deteriorados, la espadaña sobre un muro fortificado y también se percibe que tuvo un pequeño pórtico en la entrada sur.

Cruz del cCncho del Niño
Cruz del cCncho del Niño

Desde allí seguiremos  campo a través hasta la elevación que se percibe a poniente sobre con una roca con un vértice geodésico. Ésta es el Cancho del Niño que, como el resto del paraje inmediato del Cerro de los Lobos debe su nombre a que según una tradición, en una ocasión el hijo de una lavandera que jugaba por la zona se alejó de su madre y fue devorado por un lobo. Desde allí seguiremos por estas estribaciones del Berrocal, según indica el plano, hasta llegar a una vaguada que desciende en dirección oeste y que llega hasta la ermita Virgen de Gracia, patrona de Velada, que cuenta con una interesantísima azulejería Talavera del siglo XVI y XVII con una zona arreglada para las romerías.

Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio
Fragmento de un retablo lateral de la ermita de Velada que representa a Santa Águeda con sus pechos en la bandeja como atributo de su martirio

Desde aquí seguiremos paralelamente a la carretera de Ávila que cruzaremos antes de que trasponga hacia los llanos del Baldío, dirigiéndonos hacia lo que parece una torre o atalaya, y que en realidad es un molino de viento que perteneció a los marqueses de Velada, cuyo escudo lucía sobre la puerta, aunque fue robado. Desde allí la vista es magnífica sobre los Llanos de Velada, donde se producen sus magníficas sandías y carillas, y el valle del Guadyerbas festoneado por su bosque de ribera, ambos protegidos por su riqueza ambiental, y al fondo, la sierra de Gredos. Podemos descender unos cientos de metros hasta la pintoresca fuente de Praomaría, junto al camino que desciende a los Llanos del Baldío velaíno, para desde aquí regresar por ese mismo camino a Velada,

Éste es un pueblo con un patrimonio considerable y digno de detenernos, como describimos en el capítulo en el que la Cañada Leonesa Oriental pasa por aquí.

Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha
Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha

Partimos después desde Velada en dirección sur por la cañada hasta donde se cruza con el Carril de las Mulas, y cerca del paraje conocido como la laguna del Conejo, a la derecha de nuestro camino, se encuentra sobre una elevación un curioso menhir que, como otros monumentos megalíticos de la comarca, también se localiza junto a estas viejas vías pecuarias. Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las llamadas “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos.  Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos.

Después nos dirigiremos por ese mismo carril de las Mulas hasta Gamonal, el punto de partida.

UN PASEO POR LAS BARRANCAS DE PUEBLANUEVA

UN PASEO POR LAS BARRANCASun-paseo-por-las-barrancas-b

Barrancas de Las Vegas de Santa María
Barrancas de Las Vegas de Santa María

La orilla sur del Tajo conforma a su paso por Talavera un paisaje muy peculiar debido a las grandes barrancas excavadas por el río y a los arroyos que rompen las terrazas cuaternarias.

Estas formaciones tienen un pequeño ecosistema con una fauna y una flora características.

Para comenzar nuestra ruta de hoy, vamos a aproximarnos en vehículo o bicicleta hasta el punto inicial. Cruzamos el río por el puente de Hierro y nos encaminamos hacia nuestro objetivo por la carretera que nos lleva a San Bartolomé de las Abiertas. Nos desviamos en dirección a La Pueblanueva y, pasados unos cuatrocientos metros del kilómetro número seis, nos desviamos en dirección norte. El camino llega a la labranza de Charquitos, donde dejaremos el vehículo para descender andando hacia el arroyo del Boquerón .

Otra de las vistas de las barrancas de Pueblanueva

Lo seguimos y pasamos junto a una fuente abrevadero. Más abajo vamos viendo como pequeñas barrancas afluentes del arroyo dicho se van haciendo más espectaculares hasta llegar a las últimas junto al río, donde hay bosquetes de ribera de álamo blanco, tarayeras y playazos sobre la ribera. Después de curiosear en la zona subiremos por la loma indicada hasta una zona de siembra a la que llega un camino por el que finalizaremos el ascenso a la raña.

Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas
Son varias las especies de orquídeas que podemos encontrar en las barrancas

En el recorrido podemos asomarnos a contemplar los barrancos que quedan a la izquierda del camino. En los arroyos que descienden por las barrancas podemos ver espeso monte de coscoja,  que es una especie de quercus, familia de las encinas, pero que crece más achaparrada y en terrenos algo más calizos, y que se caracteriza por tener las hojas con borde irregular, punzante y de un verde más vivo que las de la encina. Los chaparros, los enebros, en las zonas más secas y empinadas, las cornicabras y algo de romero y esparto suelen acompañar a estos coscojares. En las zonas bajas y húmedas hay algún álamo blanco y a veces quejigos dispersos. En estas cárcavas podemos observar infinidad de córvidos y alguna nidificación de rapaces que anidan en sus paredes.

Llegamos así a una bifurcación que tomaremos a la izquierda pasando por el cerro de Santa María, donde antiguamente hubo una población medieval. Descendemos hacia el río y vamos a visitar en la vega, un monumento funerario romano, tal como indica el plano, aunque probablemente tengamos que preguntar a los hortelanos de la zona.

Dibujo del sarcófago hallado en el mausoleo Las Vegas de Pueblanueva

La cámara sepulcral tardorromana es impresionante, aunque su entorno se halla bastante descuidado. En su interior se encontró un magnífico sepulcro romano paleocristiano bellamente labrado y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. Aquel que lo desee puede dirigirse hacia la población de Las Vegas, poblado de «Colonización» de los años cincuenta que es quizá el que, de todos los pueblos creados con los regadíos, conserva mejor ese aire tan homogéneo y característico de estos lugares de nueva fundación.

Volvemos sobre nuestros pasos subiendo nuevamente hacia el cerro de Santa María y observamos desde allí las barrancas y el gran meandro que hace el río junto a ellas. Nos detendremos a contemplar una magnífica vista de la comarca de Talavera y toda la vega del Tajo que la circunda con Gredos y la Sierra de San Vicente al fondo y el Soto de Entrambosrríos, llamado así por encontrarse en la confluencia del Alberche con el Tajo, La vista es impresionante con grandes y peligrosos cortados que caen a plomo desde alturas cercanas a los cien metros sobre el cauce del Tajo

Mausoleo romano de Las Vegas antes de su limpieza
Mausoleo romano de Las Vegas antes de su limpieza

 

CUATRO PASEOS AL NORTE DEL TAJO.

CUATRO  PASEOS AL NORTE DEL TAJO.

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Hoy vamos a conocer el entorno de Talavera al norte del río y para ello recorreremos  pequeños trayectos que parten y finalizan en la ciudad.

Embalse de la Portiña, bajo cuyas aguas se desarrolló en gran parte la batalla de Talavera
Embalse de la Portiña, bajo cuyas aguas se desarrolló en gran parte la batalla de Talavera

1-RUTA DE LA BATALLA.

Salimos de Talavera desde los “Tres Olivos” por el camino de Santa Apolonia y tras cruzar el canal del Alberche y pasar debajo de la autovía llegamos a la antigua ermita de esta santa ya construida en época medieval y a donde se ha vuelto a ir en romería desde hace unos años. Allí concurrían antiguamente los talaveranos con la merienda, en carros o a pie, se instalaban algunos tenderetes y puestos de refrescos, se bailaba y se pasaba alegremente un día de campo hasta el atardecer.

Paralelo a la autovía discurre un cordel que nos lleva hasta la agradable presa de la Portiña. En este pequeño lago rodeado de cerros pintorescos podemos practicar la pesca u observar las muchas aves que se detienen en él. El que lo desee puede ascender hasta la atalaya de Segurilla por el camino o a pie  por el arroyo que nace cerca ella.

Todos estos parajes fueron escenario de la Batalla  de Talavera, en la que los españoles coaligados con los ingleses al mando del Duque de Welington, vencieron a las tropas napoleónicas. Un monumento junto a la autovía recuerda el hecho.

2-SENDEROS DEL BERROCAL

Portada de las dependencias en Cervera de las reales Fábricas de Seda de Talavera
Portada de las dependencias en Cervera de las reales Fábricas de Seda de Talavera

Cualquiera de los antiguos caminos que suben hacia los pueblos del Berrocal (Mejorada, Segurilla, Cervera…) o el ascenso de los arroyos que vienen desde esta granítica sierrecilla, nos proporcionarán un agradable paseo con buenas vistas y lugares amenos. Como ejemplo describiré el que, desde Pepino, nos lleva hasta Cervera subiendo por las orillas del arroyo de Molinillo, pasa por el antiguo molino de agua que le da nombre y entre cercados, prados, encinas y alcornoques nos lleva a Cervera donde nos detendremos en su arquitectura popular, su berroqueña iglesia y los restos de unas antiguas dependencias de la Real Fábrica de Sedas de Talavera que se instalaron en este pueblo. Conserva también un potro de herrar en buen estado y una ermita con buena azulejería  talaverana en el inicio del camino de Segurilla. De vuelta es interesante subir al Cerro del Cura, junto a la carretera, para contemplar la vista panorámica sobre el Berrocal y la Sierra de San Vicente.

Justo antes de iniciar la carretera el descenso hacia el cruce de Pepino, parte un camino hasta unos repetidores de televisión, cerca de ellos hay una pequeña chopera en una  antigua explotación de cal con su horno calero y una buena vista sobre el valle de la Portiña.

3-AL EMBALSE DE CAZALEGAS

Barrancas del Alberche en el embalse de Cazalegas
Barrancas del Alberche en el embalse de Cazalegas

Aunque es accesible por carretera nos acercaremos por el Camino de la Cabra, atravesamos huertas y regadíos hasta llegar al río Alberche donde había un antiguo vado, descendemos hasta el puente y cruzándolo podemos tomar un camino que, desde la otra orilla, pasa junto a una gravera y va atravesando campos hasta llegar al embalse.

La presa de Cazalegas es muy apropiada para iniciarse en el piragüismo, incluso en el camping hay una escuela de iniciación. Se puede además disfrutar del deporte de la pesca en un  bonito entorno. La vuelta la haremos por el canal y la carretera de San Román.

4-CAMINO DEL BARRO

Tablillas del reculaje del embalse de Azután
Tablillas del reculaje del embalse de Azután

Salimos de Talavera por el camino que servía a los ceramistas para acercarse a Calera a por el barro para sus trabajos y que discurre paralelo a la orilla norte del Tajo. Pasamos por los Molinos de Abajo que fueron también fábrica de alpargatas y central eléctrica pero que al menos cuentan con seiscientos años de antigüedad, como los que hoy en ruinas permanecen casi ocultos por la vegetación junto a una antigua gravera en la finca de Cabañuelas ya documentados en el siglo XII. Fueron como ella propiedad de la reina María de Portugal que da apellido a la ciudad.

Las orillas del Tajo, donde las graveras las han respetado, conservan islotes con tarayes y álamos blancos y guardan el sabor de lo que fue el río en Talavera, atravesamos canales y regadíos hasta llegar al reculaje del embalse de Azután en unos parajes de espadañas y zonas inundadas donde podremos contemplar innumerables bandadas de aves como anátidas o garzas, garcillas etc….

Para navegar con piragua son deliciosas las entradas del río por las desembocaduras de canales y arroyos. Volveremos por Calera donde probaremos sus ricos melones de secano y veremos el monumento a Fray Mateo de Cobisa, evangelizador  nada menos que de Taiwan.

En Talavera la Nueva preguntaremos por la villa romana de Saucedoso.

RUTA DE LOS FÓSILES

Ruta de los FósilesRUTAFOSILES

Crucianas de la colección depositada en el ayuntamiento de Puerto de San Vicente
Crucianas de la colección depositada en el ayuntamiento de Puerto de San Vicente

Vamos a conocer hoy otra zona de La Jara “profunda”, el triángulo formado por las localidades de Puerto, Mohedas y Campillo de la Jara. De la ruta principal se pueden hacer varias derivaciones interesantes que señalaremos.

Partimos de Campillo, pero antes nos vamos a acercar hasta la estación de la vía muerta que cruza la Jara y de la que ya hemos hablado en otra ruta, avanzamos en dirección sur unos cientos de metros hasta que la vía cruza a la otra orilla del Huso, subimos ahora a pie un kilómetro hasta la desembocadura del Riofrío y si tenemos tiempo ascendemos por él contemplando los magníficos ejemplares de arquitectura popular que son los numerosos molinos de agua de sus riberas, hoy abandonados. Junto a la vía se ha restaurado otro molino que se encuentra en el río Huso,

Embalse del arroyo de San Vicente junto a la Vía Verde, a la derecha.
Embalse del arroyo de San Vicente junto a la Vía Verde, a la derecha.

Es obligado pasear por las calles de Campillo de la Jara ya que conservan también edificios y rincones de arquitectura tradicional jareña en pizarra y visitar su iglesia, donde se encuentra uno de los antiguos retablos de la iglesia de El Salvador de Talavera.

Arquitectura popular en pizarra de Campillo de la Jara
Arquitectura popular en pizarra de Campillo de la Jara

Preguntamos por el camino de Mohedas y recorremos los seis kilómetros de olivares y jarales que nos separan de este pueblo que cuenta con una iglesia digna de visitar con una curiosa estructura en que la entrada principal se sitúa en la base de la torre, en el interior se conservan algunos paneles de cerámica de Talavera y debemos detenernos en la portada sur no exenta de belleza. Entre sus construcciones de arquitectura tradicional destaca la casa de D. Juan Alvarez de Castro  que fue obispo de Coria y fue asesinado por los franceses. En el patio hay un capitel visigodo y también son de interés arqueológico las estelas romanas de la puerta de la ermita, que tiene la misma advocación que la de Talavera, la Virgen del Prado.

Estela romana como poyete en la ermita de Mohedas
Estela romana como poyete en la ermita de Mohedas

Para ir a Puerto de San Vicente podemos volver por el camino de Campillo hasta la Cañada Leonesa Oriental, y por ella descender en dirección sur hasta este agradable pueblecito formado alrededor de antiguas ventas en el camino de Guadalupe.

Siguiendo la carretera en dirección sur, llegamos a cruzarnos nuevamente con la Vía Verde de La jara entre eucaliptales y madroños y podemos pasear por ella.

Los aficionados a la paleontología tienen aquí magníficos parajes para intentar encontrar fósiles de hace millones de años; se hallan incrustados en las pizarras de la zona, ya que las que ahora vemos como montañas están formadas por antiguos fondos marinos elevados por plegamientos de épocas posteriores. En el llamado tunel de la Loba de la misma vía en el lado extremeño era tal la densidad que ha habido que prohibir su extracción, pues se estaba expoliando el yacimiento.Casa del obispo y héroe de la Guerra de la Independencia don Juan Antonio Castro

Desde Puerto, donde hay una pequeña colección de fósiles en el ayuntamiento, tomamos de nuevo la carretera que, paralela a la sierra, nos conducirá otra vez hasta Mohedas. El que lo desee puede detenerse a recoger níscalos o madroños entre los pinares de repoblación que bajan por las laderas, y los más valientes pueden ascender siguiendo cualquiera de los arroyetes que bajan de la sierra para, paseando entre huertos abandonados donde antes se cultivaban frutales, castaños, encinas, alcornoques y rebollos en los más alto, llegar hasta las agrestes cumbres con risqueras de cuarcita desde donde la vista panorámica sobre La Jara y los valles de los Guadarranques y Gualija es impresionante. Un lugar interesante es la llamada Cueva de los Doblones de sugerente nombre de tesoros perdidos.

Vista desde el cerro Castrejón de las dehesas jareñas y al fondo Mohedas y las sierras de Altamira
Vista desde el cerro Castrejón de las dehesas jareñas y al fondo Mohedas y las sierras de Altamira

Cuando contempléis el cerrado bosque mediterráneo que se extiende hacia el oeste, no os extrañará que toda esta zona fuera escenario de las andanzas de bandidos, golfines, contrabandistas y, más recientemente, refugio de guerrilleros maquis tras la Guerra Civil.

La zona es una de las más desconocidas y salvajes de nuestra comarca y en ella se dan numerosas monterías. La fauna, jabalíes, corzos, venados y rapaces son fáciles de observar si nuestro paseo por estos desiertos es lo suficientemente silencioso.

En los tres pueblos nombrados, podemos pedir en alguno de los bares que nos sirvan alguna comida sencilla pero económica.

En otra entrada hablaremos de Navatrasierra y su museo de fósiles en el Geoparque de Ibores -Jara-Villuercas.

El mar de La Jara

Hace unos quinientos millones de años, La Jara estaba cubierta por el mar. En su fondo habitaban curiosos bichejos que al morir caían al fondo y eran sepultados por los limos antes de descomponerse. Más tarde, altas temperaturas y elevadas presiones endurecieron y petrificaron esos sedimentos dejando la huella de las partes duras de esos animales, que quedaron así impresas en las pizarras y cuarcitas como las de Puerto de San Vicente, Los Navalucillos o Robledo del Mazo. Trilobites, arqueciotus, crucianas, braquiópodos y gasterópodos son algunos de los fósiles que podemos encontrar en estas sierras.

Aunque esta es una ruto por zonas ricas en fósiles, especialmente en Puerto de San Vicente, es en un pueblecito jareño  cercano,  Navatrasierra, donde se ha instalado un museo de fósiles vinculado al Geoparque de Villuercas y que recomendamos visitar, pero de ello hablaremos en otro capítulo.

 

EXCURSIÓN A LA IGLESIA DE MELQUE Y EL CASTILLO DE MONTALBÁN

MELQUE Y MONTALBÁN

Interior de la iglesia de Melque
Interior de la iglesia de Melque

Vamos hoy a conocer una zona de la comarca de los Montes de Toledo que, como la de Malamoneda, alberga numerosos restos arqueológicos de gran interés. Para ello nos dirigiremos desde Talavera a la Puebla de Montalbán, para luego ir en dirección sur hacia San Martín de Montalbán. Antes de llegar a esta localidad, encontraremos los indicadores que nos informan de la presencia de dos importantes lugares históricos. En primer lugar podemos acercarnos en coche hasta la iglesia de Santa María de Melque, aunque si queremos dar un paseíto podemos dejar el vehículo al otro lado de la carretera, ir hasta la iglesia y luego volver para ir al castillo, donde solamente se puede llegar andando en un recorrido de cuatro kilómetros escasos entre ida y vuelta.

La iglesia de Santa María de Melque es un monumento de gran importancia arqueológica y artística. Sobre un previo asentamiento romano se edificó esta iglesia visigoda que probablemente la mejor conservada de España de este periodo histórico. Se trata en realidad del templo de un conjunto monástico que todavía deja ver los restos de otras dependencias en el entorno, aunque aún no han sido totalmente excavadas.

Iglesia de Santa María de Melque
Iglesia de Santa María de Melque

Es una construcción mayoritariamente levantada con grandes bloques graníticos en el siglo VIII, con sus huecos en forma de arco de herradura y techada con grandes bóvedas peraltadas que dan al interior un aspecto realmente sobrecogedor por su aura de antigüedad y sus volúmenes pétreos. La torre central fue edificada posteriormente  por los árabes con una finalidad probablemente defensiva y de observación.

En el aula de interpretación aneja a la ermita conoceremos muchos más datos de este monumento, y si lo deseamos podemos también acercarnos al arroyo del Cubillo donde, como su nombre indica, se conservan los restos de un pequeño molinillo de gran antigüedad cuya presa para algunos sería romana.

Torre del homenaje del castillo de Montalbán
Torre del homenaje del castillo de Montalbán

El castillo de Montalbán solamente se puede ver mediante visitas guiadas y concertadas los fines de semana durante todo el año. Se trata de una de las mayores fortalezas de España y parece que se asienta donde primero hubo una fortificación musulmana.  Perteneció a los templarios por donación de Alfonso VII en el siglo XII. Fue cabeza de una de las encomiendas de esta orden, cuyos monjes soldado habrían dado desde el siglo XII seguridad a los repobladores de la vertiente norte de los Montes de Toledo.

En el siglo XV estaba secuestrado el rey Juan II, apenas un adolescente, por su primo Don Enrique, Infante de Aragón. Era en aquel tiempo su paje y hombre de confianza don Álvaro de Luna. Habían llegado con la corte después del secuestro en Tordesillas hasta Talavera, donde se habían celebrado las bodas de don Álvaro con su primera mujer y las de don Enrique con la hermana del Rey. Cuando disfrutaban de unos días de descanso urdió don Álvaro la huida para salvarse de la prisión de don Enrique y, con la excusa de que en el Alberche había una garza o un gran jabalí y que iban a cazarlo salió con el Rey y cincuenta caballeros, pero emprendieron la huida. Llegaron primero al castillo de Villalba en Cebolla, pero era fortaleza poco segura y cruzaron el Tajo en una barca, tomaron caballos a los hombres del señor de Valdepusa y siguieron su camino hasta el castillo de Montalbán, en el que entraron por un portillo después de desarmar a un hombre que había salido a por agua al pozo que todavía se conserva en la barbacana. A la llamada del Rey acudieron los cuadrilleros de la Santa Hermandad cuya ayuda permitió la resistencia contra el asedio de don Enrique, que levantó el campamento cuando se enteró de la próxima llegada de las fuerzas de su hermano Juan, el otro infante de Aragón que no veía con buenos ojos el secuestro del Rey por el poder que ello le daba a su hermano. Con este episodio comenzó el ascenso del poderoso valido don Álvaro de Luna que acabaría de forma trágica con su decapitación por orden del mismo rey don Juan que le había encumbrado.

La mejor defensa del castillo de Montalbán es el impresionante barranco del arroyo Torcón
La mejor defensa del castillo de Montalbán es el impresionante barranco del arroyo Torcón

Tiene el castillo de Montalbán una extensión aproximada de una hectárea y media, con un perímetro de unos 750 metros. Son impresionantes sus elevadas torres albarranas, características de esta fortaleza así como las de Escalona y Talavera, poblaciones donde se encuentran las mejores muestras de estas altas torres adosadas a la muralla y que sobresalen de las fortificaciones con un gran arco que deja paso por debajo de las mismas. La torre del homenaje es también accesible con las dependencias más nobles todavía conservadas. Una barbacana rodea todo el castillo e incluso protege con un pequeño recinto el pozo referido antes para abastecerse de agua.

En el siglo XIV se hicieron la mayor parte de las obras de ampliación y fortificación debidas a su propietario Alfonso Fernández Coronel, dueño del mismo desde que se deshizo la orden del temple en Castilla. Luego pasó a los Téllez de Girón señores de Montalbán.

En el pueblo de San Martín de Montalbán podemos visitar su iglesia parroquial y algunos rincones de arquitectura popular granítica. Cerca  del casco urbano se halla en el arroyo Torcón una zona de pic-nic desde la que podemos ascender río arriba viendo los restos de tres molinos y el llamado puente Canasta que se levanta sobre un pequeño desfiladero del río y que por su aspecto de gran antigüedad algunos consideran de construcción romana. También hay cerca de San Martín los restos de un dolmen y varios sepulcros rupestres.