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CAMINO DE GUADALUPE (8) UNA EXCURSIÓN A LA FORTALEZA DE CASTROS

UNA EXCURSIÓN A LA FORTALEZA DE CASTROS

Puerta Sur de la fortaleza musulmana de Castros

Ya que estamos en Puente nos acercaremos en un agradable paseo ribereño hasta la fortaleza musulmana de Castros que, aunque se encuentra en término de Villar del Pedroso, es más accesible desde aquí. Los lugareños conocen el paraje como “La Muralla” y para ir hasta allí cruzaremos el puente e inmediatamente tomaremos un camino que sale a la derecha bajando por la ribera del río. Desde esta orilla tenemos una pintoresca vista de la villa con el puente, los molinos y el caserío.

Desembocadura del río Pedroso, donde se desarrolla la leyenda de la mora

Después de andar unos dos kilómetros tropezamos con la desembocadura del río Pedroso que se despeña en cascada sobre el Tajo en un hermoso paraje. Una curiosa leyenda dice que una mora que vivía en el castillo que vamos a visitar, despechada por mal de amores, se arrojó desde estas alturas al río y se la puede ver todavía saltando y escucharse sus lamentos en las noches de luna del día de San Juan.

Justo en el codo que hace el río Pedroso antes de su desembocadura se observan sobre el cauce los restos de un batán con cuyos beneficios dejó también estipulado el arzobispo Tenorio que se financiaran los hospitales de Puente. Siguiendo el cauce del riachuelo nos encontramos con el bonito conjunto que forman un puente y un molino de ribera.

Molino-batán sobre el río Pedroso

En la elevación situada entre los dos ríos se sitúa la fortaleza que formaba, junto a Vascos, Espejel, Alija, Azután, Canturias o Talavera, parte de una línea defensiva  destinada a impedir que los cristianos atravesaran la línea del Tajo en su avance hacia el sur.

Puerta de la torre de la alcazaba de Castros

Se trata de una alcazaba con un poblado alrededor sin contar en este caso con el amurallamiento que rodea al caserío en el caso de la Ciudad de Vascos pero que, como se deduce por sus características constructivas, también se construyó entre los siglos IX y XI por las aguerridas gentes bereberes con las que los árabes repoblaron estas orillas.

Puente y fortaleza de Castros

La vista desde sus murallas es impresionante y vemos al Tajo que discurre por terreno quebrado con su cauce cortado por las azudas o presas que llevaban agua a los molinos, como las aceñas del Conde de Oropesa, un gran edificio que se contempla algo más abajo de Castros.

Aljibe de la fortaleza de Castros

Parece que esta fortaleza tenía también como misión la defensa de un puente que se encuentra a sus pies y del que se mantienen todavía los tajamares. Reconquistada esta tierra por Alfonso VI fue encomendada la defensa de este castillo a los caballeros de Calatrava y de ahí que a unos molinos cercanos, situados río arriba, se les conociera como molinos “de Calatravilla”.

Molino de Calatravilla frente a la fortaleza de Castros

EL CAMINO REAL DE GUADALUPE (7) EL PATRIMONIO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

EL PATRIMONIO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

ROLLO JURISDICCIONAL DE pUENTE DEL ARZOBISPO

El símbolo del privilegio de villazgo de Puente del Arzobispo se conserva todavía y es un magnífico rollo jurisdiccional. Se sitúa a la entrada del pueblo por la Cañada Real y se ha datado a finales del siglo XV. Se asienta sobre una gradería labrada en granito como el resto del monumento. La columna es claramente de estilo gótico tardío y su fuste se compone de nueve tambores. Dos de sus caras están decoradas por sendas piletas labradas pero sin imágenes y las dos opuestas con las cabezas de dos animales fantásticos. En el capitel destacamos los escudos y los cuatro canes que recuerdan a las gárgolas góticas.

DETALLE DECORATIVO DEL ROLLO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

La afluencia de romeros a Guadalupe era tal que se hizo necesaria la institución de dos hospitales que acogieran por un lado a las mujeres y niños expósitos y por otro a los hombres. Sus dependencias se situaban en torno a dos patios y su estructura general se conserva, pues formaban parte del edificio que ocupa todo el lado oeste de la plaza mayor puenteña. El concepto medieval de hospital es muy diferente del actual y en su mayor parte eran simplemente edificios donde se cobijaban de las inclemencias del tiempo los viajeros pobres sin que su fundación conllevara, en la mayor parte de los casos, la manutención ni los servicios de médico o barbero-cirujano propios de la época. En el caso de los hospitales de esta villa, el arzobispo Tenorio dejó ordenada la entrega de pan a los peregrinos y para hacer frente a los gastos les dotó de una serie de rentas que durante mucho tiempo permitieron su mantenimiento, como las de la Dehesa del Carrizal, el huerto, el batán, los molinos harineros, los diezmos y el pontazgo que se cobraba a los ganados mazariegos, pues el impuesto que se cobraba a los ganados mesteños o trashumantes correspondía a las monjas de San Clemente como compensación por los perjuicios que ocasionó el nuevo puente a las rentas del suyo de Pinos en Azután. Todas estas rentas fueron aumentando a lo largo de los años por las donaciones realizadas por particulares en sus testamentos, de manera que ya en el siglo XVIII los enfermos tenían asistencia médica y también se abastecían sus dependencias de leña y alimentos.

ANTIGUO HOSPITAL DE PUENTE DEL ARZOBISPO, HOY RESIDENCIA DE ANCIANOS

El edificio actual, en el que se alberga una residencia de ancianos, está construido en aparejo mudéjar con los huecos protegidos por rejas, de las que es especialmente llamativa la central con una reja-mirador de grandes proporciones. En el interior se conserva un patio cuadrado con doble galería y en el exterior podemos distinguir una espadaña de construcción más moderna y un pasadizo que comunicaba directamente con la iglesia. Por otra parte, en la hospedería se refugiaban los viajeros que no estaban aquejados de ninguna enfermedad.

IGLESIA PARROQUIAL DE PUENTE DEL ARZOBISPO

La iglesia parroquial de Puente del Arzobispo conserva poco de la primitiva edificación del siglo XV pero en detalles como la torre con los escudos del arzobispo Tenorio, la escalera de caracol de piedra, una portada mudéjar y la lacería gótica de la capilla bautismal persisten muestras de su antigüedad, a pesar de haber sido reedificada en su mayor parte en el siglo pasado debido a los destrozos ocasionados por los enfrentamientos con los franceses durante la Guerra de la Independencia. Es curioso el remate de la torre en un campanil de planta octogonal y decorado con cerámica del siglo XVII.

SOPORTALES DE PUENTE DEL ARZOBISPO, DONDE DESCANSARON MUCHOS PEREGRINOS A GUADALUPE

La plaza donde se sitúan el hospital y la iglesia cuenta con mobiliario urbano decorado con cerámica puenteña al igual que alguno de los edificios del entorno. Delante de la fachada del hospital se ha erigido un monumento al fundador y benefactor de Puente, el arzobispo Tenorio. La arquitectura popular puenteña es en el caso de las viviendas humildes una arquitectura, como la de Alcolea, edificada en adobe y tapial, aunque todavía sobreviven algunas construcciones antiguas porticadas con columnas graníticas de curiosos capiteles. Podemos imaginar a los muchos peregrinos que por aquí deambulaban descansando o guardándose de la lluvia bajo estos pórticos.

CONVENTO FRANCISCANO DE PUENTE DEL ARZOBISPO

El convento franciscano de Puente, del que persiste la iglesia todavía en pie, fue construido con las limosnas de toda la villa y en especial con las de Juan de Villaroel, personaje local que deseaba que se trasladaran sus restos y los de su familia a este monasterio. Su hermano fue Diego de Villaroel, capitán en la conquista de América y fundador de San Miguel de Tucumán.

Ya nada queda de los dos claustros, las celdas y la huerta. En el templo se veneraba la Virgen del Majano, llamada así por haberse aparecido sobre un majano o montón de piedras a un sacristán de Alía. Construida en 1620 es de sillería en las esquinas con mampostería en el resto y ladrillo moldurado en sus cornisas. A los pies tiene una espadaña herreriana y el interior es de una sola nave de buenas proporciones con cúpula sobre pechinas.

MOLINOS DE PUENTE DEL ARZOBISPO EN EL TAJO

LOS MOLINOS DE PUENTE: Varados en el río se hallan los olvidados molinos de Puente que por su importancia etnográfica e histórica bien merecerían la atención de las diferentes administraciones para su conservación. En el siglo XVIII se dice de ellos que “no hay en el Tajo otros mejores ni más resistentes”, pues tenían nada menos que mil fanegas anuales de trigo de utilidad, es decir de ganancia a efectos fiscales. Estos molinos presentan en la actualidad un aspecto impresionante con su gran edificio de al menos siete cuerpos con cuatro tajamares y hasta once piedras, cada una con su propio nombre: Rayo, Vapor, Espolique, San Juan, Santa Catalina etc. Tres de ellas se sitúan en un edificio construido en un nivel más elevado, se trata del molino de invierno que se utilizaba cuando las otras piedras estaban inundadas por las crecidas. Contaban también estas aceñas o molinos con otras dependencias para cernedero, almacén de los costales e incluso una pecera para mantener frescos los barbos y las anguilas que se pescaban en el “cañal” del mismo molino. El conjunto se complementa con otro edificio también rematado en tajamar donde se situaban la carretería y la herrería, las cuadras y los alojamientos.

Estos molinos eran la más jugosa fuente de ingresos para los hospitales de Puente y gracias a sus beneficios se atendió a miles de peregrinos y enfermos. Es posible que existieran ya en época musulmana aunque más tarde el arzobispo Tenorio los heredó de su madre, legándolos luego para sus obras pías y poniéndoles por nombre Santa Catalina. Era muy devoto de esta santa ya que puso también bajo su advocación a los hospitales y a la iglesia de Puente, así como a otras fundaciones suyas como el monasterio de jerónimos de Talavera o el puente de esta misma ciudad. El edificio molinero, que a su entrada tiene labrada en la piedra la rueda dentada con que se martirizó a esta santa, es digno de que curioseemos en su interior y tiene su mejor perspectiva desde la orilla opuesta del río.

EL CAMINO REAL DE GUADALUPE (6) LOS PUENTES DE PUENTE

EL CAMINO REAL DE GUADALUPE (6) LOS PUENTES DE PUENTE

Puente entre Alcolea y Puente del Arzobispo sobre el arroyo de Bienvenida

Antes de llegar a Puente del Arzobispo desde Alcolea hemos de cruzar un puente sobre el arroyo de Bienvenida por donde cruzaban peregrinos y ganados que discurrían por el Camino Real y la Cañada Leonesa Oriental. Es un buen puente de un solo ojo construido en buena sillería.

Otro puente blasonado con un escudo arzobispal se sitúa en el rincón sudeste del casco urbano cerca de la desembocadura del mismo arroyo.

Puentecillo sobre el arroyo de Bienvenida junto al casco urbano

Hablaremos ahora de la leyenda del origen  del puente del Arzobispo, aunque dejaremos para el próximo capítulo su descripción.

Se puede decir que Puente del Arzobispo es un pueblo que nace directamente del camino de Guadalupe. Aguas abajo de Talavera de la Reina eran muchos las leguas que recorría el Tajo sin que hubiera ni un solo puente estable desde el tiempo de los romanos. Talavera mantenía a ultranza sus derechos sobre el paso del río por los grandes beneficios económicos y estratégicos que ello le reportaba, y ponía por ello toda clase de dificultades a la construcción de algún otro puente que hiciera competencia al suyo, aunque a duras penas se mantuviera en pie y hubiera de sufrir continuas reparaciones causadas por las crecidas. Por este motivo, incluso llegó a haber encuentros violentos con las gentes de la villa de Azután que defendían el paso a través del Puente Pinos, situado bajo el embalse de la villa de Azután cerca del muro. Era éste muy precario en su construcción y pertenecía a las monjas del convento de San Clemente de Toledo, señoras de esta villa ribereña. Las gentes que querían cruzar el Tajo y aventurarse en La Jara, bien para repoblarla o para dirigir hacia los pastos de invierno a sus ganados trashumantes, debían vadearlo en las zonas más favorables durante el estiaje o atravesarlo en las barcas y cajones que cruzaban el río y que estaban frecuentemente situados aguas arriba de las presas molineras.

Grabado idealizado del puente del Arzobispo del siglo XIX, conservando aún las dos torres

A finales del siglo XIV detentaba la mitra toledana el arzobispo Tenorio quien al parecer tenía propiedades en la zona de Alcolea que había heredado de su madre Juana Duque, de una noble familia talaverana. El prelado frecuentaba la zona por esta razón y conocía de los peligros que debían hacer frente los miles de peregrinos que se dirigían al monasterio de Guadalupe. Conmovido por los riesgos que afrontaban, el arzobispo inició la construcción de un magnífico puente medieval,  aunque parece que antes de este puente existió otro de madera junto a una pequeña población llamada Alcherina.

El Puente del Arzobispo representado en el plan de navegación del Tajo de Carducci del siglo XVII

La Leyenda del puente.

Como hemos visto, la construcción del puente tuvo su origen en razones devotas y en otros motivos económicos no tan altruistas pues las monjas de San Clemente percibían “el pontazgo que pagaba el ganado trashumante y todo ganado forastero de pezuña hendida, yeguada y muletadas”. El Alcaide de las torres se llevaba también en tiempos de Felipe II diez mil maravedíes,  un leño por cada carga de leña que pasara y mil maravedíes por cada esclavo fugitivo que se apresara en la villa, o se quedaba con él si no aparecía el dueño.

A pesar de todas estas circunstancias, el pueblo tejió sobre la magnífica edificación una bonita leyenda: “En cierta ocasión bajaban las aguas bravas. Tanto que se habían llevado con la crecida algunos ojos del puente de Talavera y los tablones del puente Pinos. El arzobispo tenía que cruzar sin falta el río para acudir a las granjerías que su madre le dejó en herencia por estas tierras. Esperó varios días pero las aguas seguían bajando altas. Al cruzar, un remolino hizo casi zozobrar la barca y, al sujetarse el prelado en la pértiga del  barquero para no caer al río, su anillo se hundió en las aguas. Era una joya magnífica con un rubí del tamaño de un huevo de gorrión que le habían regalado los judíos de Toledo. Tan disgustado quedó su eminencia por la pérdida, que ofreció una bolsa de monedas al mozo que consiguiera sacarlo del fondo del Tajo. Muchos lo intentaron en los días siguientes pero no consiguieron encontrarlo aunque ya sabéis que el agua de este río si no hay riada es como un cristal.

El Puente del Arzobispo representado en azulejería local

Cuando volvió el Arzobispo al cabo de unos meses y preguntó por su anillo. Unos pastores le dijeron que había sido imposible encontrarlo por más que hasta los zagales se sumergían en las pozas gritando  ¡A por el anillo del obispo!

Pues escuchad pastores -dijo el arzobispo Tenorio- Sed testigos de mi promesa: Si el anillo volviera a mí, he de construir un puente por el que ganados, peregrinos y viajeros crucen el río sin los trabajos con que ahora lo hacen.

Pasaron dos años y cuando el Arzobispo se disponía cierto día de primavera a comer en sus casas de Alcolea, ordenó le sirvieran uno de los grandes barbos del Tajo que tanto le gustaban y que se pescaban en el canal del molino de las monjas de Azután. Al abrir el pez las cocineras comenzaron a gritar y a reír pues entre las tripas brillaba el rubí. Conmovido por el hallazgo y considerándolo milagro de la Virgen de Guadalupe, esa misma noche ordenó que se comenzaran los trabajos para hacer un puente en el paraje donde había perdido su anillo”.

CAMINO REAL DE GUADALUPE 5, NOS ACERCAMOS AL EMBALSE DE AZUTÁN Y EL BERCIAL

Embalse de Azután en la zona de Ciscarros

CAMINO REAL DE GUADALUPE 5, NOS ACERCAMOS AL EMBALSE DE AZUTÁN Y EL BERCIAL

Un paseo hasta el embalse de Azután. En el transcurso de nuestro viaje por los caminos de Guadalupe iremos sugiriendo algunas pequeñas excursiones que pueden realizarse desde el trayecto principal recorriendo distancias no mayores de cinco kilómetros aproximadamente. Andando, en algo más de una hora, podemos acercarnos desde Alcolea hasta el muro de hormigón que embalsa desde 1969 las aguas del Tajo para la producción de energía eléctrica.

El Tajo por las tablillas de Azután

El inmenso lago artificial llega en su reculaje casi hasta Talavera, poco antes ya hemos hablado de la riqueza en avifauna de las llamadas “tablillas” de Azután junto al camino del Barro o en el reculaje de la desembocadura del Jébalo. Un ecosistema lacustre artificial en el que asientan colonias de garcillas bueyeras, martinetes, garcetas, avetorillo, avetoro, garza imperial, calamón, aguilucho lagunero y pájaro moscón. En invierno anátidas de diferentes especies, grullas, cormoranes o águilas pescadoras alegran con su bullicio este gran lago mesetario.

Tablillas de Azután

El río discurre entre los más encajados riberos de Calera y Aldeanueva de Barbarroya en la otra orilla. Antes del embalse, el agua corría por estos parajes en “rapidos furiosos” que amedrentaban a los ingenieros que desde el siglo XVI recorrieron el río para intentar hacerlo navegable. Bajo sus aguas se encuentran los antiquísimos molinos de Ciscarros, una calzada romana o el puente Pinos que servía para cruzar el río antes de que el arzobispo tenorio construyera el suyo. Estos riberos son un magnífico lugar para la práctica del piragüismo observando la fauna que se concentra en sus encinares y acebuchales.

UN CASTRO JUNTO AL MURO DE AZUTÁN

Otro castro que está siendo estudiado se sitúa también junto al río cerca de El Bercial, en Alcolea de Tajo, muy cerca del embalse de Azután. Bajo el pantano estaba el antiguo vado de Puente Pinos.

Recreación de la planta del castro de Puente Pinos en El Bercial
Recreación de la planta del castro de Puente Pinos en El Bercial

El castro está amurallado, con dos recintos levantados en piedra con taludes que la refuerzan y con torres de diferente planta. En el interior se encuentran varias fases de población iniciándose en la fase orientalizante anterior de la que se han hallado significativos elementos cerámicos.Bocado de hierro del atalaje de un caballo hallado en el castro de El BercialBocado de hierro del atalaje de un caballo hallado en el castro de El Bercial

Hay como en otros yacimientos de esta época muestras de haberse desarrollado una industria metalúrgica doméstica en pequeños hornos caseros. También se han hallado cerámicas griegas que subieron hasta aquí con la influencia tartéssica. Se han encontrado numerosos huesos que nos hablan del predominio de la ganadería en la economía vettona.Bastión de la muralla del castro de Puente Pinos en El BercialBastión de la muralla del castro de Puente Pinos en El Bercial

OTRO YACIMIENTO

También hay junto al muro de la presa de Azután un importante yacimiento paleolítico excavado en el que se han encontrado numerosos útiles de piedra.

La excavación del yacimiento paleolítico de Azután

EL CAMINO DE LOS CARLISTAS

Podíamos denominar así al camino que venimos recorriendo porque, aunque parezca curioso, el primer levantamiento carlista de España se produjo en Talavera de la Reina. Fue el jefe de correos de la estafeta local, don Manuel María González, quien el dos de octubre de 1833 proclama al infante don Carlos María Isidro rey de España con el nombre de Carlos V. Es ayudado por dos de sus hijos y un batallón de voluntarios realistas. El pronunciamiento no tiene respaldo en la ciudad. Se depone al gobierno municipal, se repone contra su voluntad al equipo anterior a la etapa liberal y los sublevados se apoderan de los fondos públicos y de todos los caballos posibles Se dirigen hacia Calera donde intentan hacer una proclamación similar pero el pueblo tampoco se suma al levantamiento.

Panel de azulejos en honor del levantamiento carlista de Talavera, el primero de la historia

En Puente del Arzobispo la población les hace frente con las armas y mueren varios de los sublevados entre los que se encuentra uno de los hijos del jefe de Correos. Seis de ellos que son apresados tuvieron un juicio sumarísimo en Talavera y fueron fusilados, el resto de la partida fue sorprendida en Villanueva de la Serena y aniquilada, muriendo también su cabecilla.

CAMINO REAL DE GUADALUPE 4, HASTA ALCOLEA

CAMINO REAL DE GUADALUPE 4, HASTA ALCOLEA

Torre de la iglesia de Alcolea

Hemos llegado por el cordel a Alcolea de Tajo, a la izquierda del camino,  al sur de la población, se encuentra el paraje de Vaciatrojes. Allí se han encontrado restos de animales prehistóricos en las excavaciones de una gravera. Se trata de huesos de mamut (Elephas Antiqus) y de cérvidos (Cervus Elaphus) datados en el cuaternario. Junto a ellos también se han hallado cantos rodados tallados por el hombre del paleolítico que cazaba en estas terrazas del Tajo.

Las fértiles tierras ribereñas de los grandes ríos estuvieron pobladas desde la prehistoria por lo que en estas estratégicas vegas de Alcolea, además de con los restos arqueológicos aludidos, podemos tropezarnos con yacimientos  de la Edad del Bronce situados en elevaciones cercanas.

Los verracos de El Bercial o de El Rincón  nos hablan de la presencia vetona durante la Edad del Hierro. En el próximo capítulo nos acercaremos al embalse de Azután y al yacimiento del cerro de la Mesa que es de la Edad del Hierro y tiene un aula de interpretación en El pueblo de El Bercial.

Arquitectura popular en Alcolea de Tajo

Los romanos dejaron también su impronta en la zona, como en la cercana finca Torrejón, situada junto a la cañada y cuyo nombre es sugerente de antiguas fortificaciones. En una fuente cercana se ha utilizado otro sepulcro antropomorfo como abrevadero. En la finca El Rincón se han encontrado capiteles labrados y columnas como muestra del paso de los visigodos.

La huella musulmana la lleva Alcolea en su propio nombre pues “Al- culay´a” quiere decir “el castillejo” en árabe. Tras la reconquista de la comarca, la que entonces se llamaba Alcolea de Talavera es cedida por Alfonso VI al arzobispo de Toledo D.Bernardo. Pero es en el siglo XIV cuando otro arzobispo vinculado a estas tierras por las propiedades de su madre doña Juana Duque, funda en la jurisdicción de Alcolea, como más tarde veremos, la Villafranca de la Puente del Arzobispo. Alcolea también estaba vinculada a los señores de Oropesa y eran ellos quienes nombraban a los justicias desde que el rey Felipe II, que la había recibido de los arzobispos toledanos, se la vendió a Cosme de Meneses, de la casa de Oropesa.

Artesonado de la iglesia de Alcolea

Desde la fundación de la Villafranca se fue desplazando el centro económico de la zona hacia el entorno del puente por el que cruzaban miles de peregrinos y ovejas merinas. Al mismo tiempo se fue desarrollando una importante actividad artesana en los alfares de Puente del Arzobispo que fue adquiriendo mayor número de pobladores y aumentando su caserío, aunque su expansión se encontró con el problema de la escasa extensión de su término, ya que Alcolea rodea completamente al pueblo de la cerámica verde.

Si damos un paseo por el caserío de Alcolea podemos observar que su arquitectura popular se caracteriza por el empleo del adobe y el tapial como material de construcción, es tal vez, junto a Alcañizo, la localidad de la comarca en la que este tipo de edificaciones en barro son más abundantes. De unas charcas cercanas se extraía el barro adecuado que se amasaba con paja para darle más consistencia y resistencia. Un molde llamado “gradilla” daba forma a cada uno de los adobes que más tarde se dejaban secar al sol.

Barandilla de Alcolea de Tajo en cerámica de Puente del Arzobispo

El ladrillo nos habla también de las tradiciones mudéjares de la comarca y su expresión más hermosa es la original torre de la iglesia parroquial adornada con tres niveles de arquerías. Su advocación es la de Nuestra Señora de la Asunción y se celebra el 15 de Agosto, aunque la fiesta grande del pueblo se dedica a la Virgen de los Dolores el 12 de Mayo continuándose con la festividad de San Isidro el día 15 del mismo mes.

En cuanto a la artesanía, algunos de los talleres de cerámica de Puente se han instalado en el ámbito del pueblo hermano de Alcolea.

Cerradura del herrero Bernardo Igual, cuya artesanía vemos en muchos de los pueblos de la zona

En el camino hacia Puente nos encontramos con algunas de las extracciones de arcillas que se utilizan en sus alfares y un buen puente de sillería sobre el arroyo de las Praderas por el que cruzaban las ganados trashumantes y los peregrinos que deambulaban por la Cañada Leonesa Oriental que venimos ahora recorriendo. Otro vetusto puentecillo salva casi en su desembocadura el arroyo de Bienvenida en cuyas riveras, a menos de dos kilómetros, “a dos tiros de ballesta”, por la carretera de Puente a Oropesa se sitúa la ermita de Nuestra Señora de Bienvenida. Se trata de un bonito edificio de considerables proporciones.

Ermita de la Virgen de Bienvenida en término de Alcolea de Tajo

Tiene tres naves con bóveda de crucería gótica en la central. El conjunto se adorna con un porche de acceso bajo arcadas y algunos detalles de cerámica de Puente del Arzobispo. Según cuenta la tradición, la Virgen se apareció sobre una morera a un labrador mientras dormía. El hombre se despertó y se dirigió a la aparición diciendo “Bienvenida seáis” y de ahí el nombre de la advocación de la ermita. En las crónicas antiguas se dice que, como los vecinos de Alcolea tenían abandonado el lugar, las gentes de Puente comenzaron a cuidar de él, aunque la devoción a la imagen considerada milagrosa era grande en todos los pueblos vecinos que acudían a su romería.

CAMINO REAL DE GUADALUPE (3) CALERA EL BERCIAL

CAMINO REAL DE GUADALUPE (3) CALERA- EL BERCIAL

Mientras hacemos este tramo recorremos los campos y páramos entre Calera y Alcolea con el farallón de Gredos al fondo

Desde Calera y Chozas partimos en dirección oeste siguiendo el cordel que va paralelo a la carretera de Talavera a Valdeverdeja, coincidiendo incluso con su trazado en algunos tramos. El paisaje era desolador a la vista de muchos viajeros que pasaban en siglos pasados por estas llanuras limitadas por el valle del Tajo y las rañas que se prolongan desde las sierras jareñas si miramos hacia el sur y por las llanuras y el gran farallón a veces nevado de Gredos que se eleva majestuoso al norte, dominando por su altura el pico Almanzor.

Hoy día se intentan explotar estas tierras para el regadío mediante canalizaciones desde el río Tajo, pero antiguamente viajeros como Antonio Ponz decían: “Causa lástima ver cuán eriales son las tierras desde Calera hasta Puente del Arzobispo; siendo estas de excelente calidad, no se descubre sino tal cual casa de labranza, muy distantes unas de otras”.

Verracos vettones de El Bercial con el curioso verraco siamés

Algunas de estas antiguas labranzas construidas con adobes mantienen sus arruinados muros lamidos por las aguas sobre colinas cercanas, pero otra gran parte de este territorio estuvo aprovechado para pastos pues toda la comarca era visitada por los ganados trashumantes que encontraban aquí las hierbas de invierno que las frías tierras de Castilla la Vieja o de León les negaban. Hasta aquí venían por ejemplo las cuarenta mil cabezas de ganado merino que bajaban a extremos desde Burgos enviadas cada otoño por el monasterio de las Huelgas Reales. Cerca del kilómetro veintiséis de la carretera parte hacia la izquierda una pista que nos acercará a un viejo edificio que se divisa al sur, se trata de las casas de El Bercial.

Columna probablemente romana del El Bercial juto a los verracos. Tal vez fue el rollo jurisdiccional de la villa de El Bercial

Alfonso VIII donó al Hospital del Rey de Burgos, regentado por el monasterio de las Huelgas Reales de esa misma ciudad, la dehesa que entonces se conocía como “Real Vosque, Villa y Casa de Vercial”. Su tierra se dividía en diez departamentos o millares donde pastaban las ovejas que eran propiedad del monasterio. Como tenía consideración de villa, tenía su rollo y su horca, así como la iglesia parroquial y una casa- palacio, actualmente en pie, donde residía el Caballero-Comendador, delegado de la abadesa del monasterio para administrar la cabaña. La campana del torreón tenía por fin “llamar a los pastores repartidos por la dehesa en el caso de ser acometidos en tal desierto de alguna invasión de gente de mal vivir o de algún incendio”. Contaban también con “fuertes y seguros calabozos con porzión de grillos y cadenas y todo género de prisiones”

Los habitantes de los alrededores se beneficiaban de la finca con la recogida de criadillas de tierra, muy valoradas en toda España, y con la corta de retamas destinadas a los hornos alfareros de Puente del Arzobispo. Esta actividad contribuiría sin duda a la deforestación que actualmente se observa en el paisaje de la zona. En su término se encontraban, sobre la orilla del Tajo, los antiguos molinos de Ciscarros y el puente de Pinos que pertenecía a las monjas de San Clemente de Toledo, señoras del pueblo de Azután.

Inscripción romana sobre mármol en el patio de El Bercial de San Rafael

Hoy día esta finca se denomina El Bercial de San Rafael y pertenece al patronato que financia al hospital de San Rafael de Madrid. Quedan muestras en su entorno de haber sido habitado el territorio desde antiguo, como demuestran los dos curiosos verracos unidos por el costado a modo de siameses y otro más deteriorado, esculturas zoomorfas que nos hablan de las raíces célticas de estas tierras que antes de los romanos estuvieron habitadas por los vetones que las esculpieron. Varios son los hallazgos romanos de los alrededores, como la fuente de La Solana, que cuenta con dos sepulcros antropomorfos por abrevadero, o la fuente de El Arco, en la que se aprecia una piedra de molino romana formando parte de su estructura. Pero sin duda la pieza más valiosa se encuentra encastrada en el muro del hermoso patio del palacio. Se trata de una inscripción sobre mármol que según algunos eruditos se refiere a la muerte de un joven en unas carreras y para otros dice que el individuo en cuestión murió joven, demasiado rápidamente.

Fuente de La Solana con dos sepulcros romanos como abrevaderos

CAMINO REAL DE GUADALUPE (2) CALERA Y CHOZAS

CAMINO REAL DE GUADALUPE (2) CALERA Y CHOZAS

Monumento al quinto centenario del descubrimiento en Calera. Fray Mateo de Cobisa fue evangelizador de Taiwan

Nos marchamos de Alberche del Caudillo por el mismo camino que hemos traído, es decir, por el Camino Viejo de Calera. El cordel sigue discurriendo entre las huertas de la vega del Tajo donde se ha pasado del cultivo de tabaco y algodón con que se iniciaron los regadíos en los años cincuenta al actual aprovechamiento fundamentalmente forrajero de maíz y alfalfa, pues parece que estas tierras de Talavera, tradicionalmente ganaderas, vuelven irremisiblemente una y otra vez a su ancestral aprovechamiento pecuario. Aún así, se encuentran algunas parcelas aprovechadas para frutas y verduras y los restos arruinados de algunas de las antiguas huertas que, antes de la construcción del canal del Alberche, sacaban con norias las abundantes aguas del subsuelo. Seguir leyendo CAMINO REAL DE GUADALUPE (2) CALERA Y CHOZAS

CAMINO REAL DE GUADALUPE , de Talavera o camino viejo (1)

Camino Viejo, de Talavera o Real de Guadalupe

Primera etapa. Talavera-Alberche

Puente del siglo XV sobre el arroyo de Bárrago

Vamos a comenzar nuestro viaje a Guadalupe por el camino más antiguo. Se trata del camino que históricamente unía Talavera de la Reina, capital de un extenso alfoz, con las aldeas de La Jara más occidental. Es una de las vías que condujo a los primeros pobladores medievales hasta los valles de los ríos Ibor y Gualija y a las dehesas del Pedroso y de Los Guadalupes. En esta última es tradición se apareció la Virgen a un vaquero cacereño, fundándose el monasterio al que peregrinarían millones de personas desde el siglo XIV. Este camino ha sido tradicionalmente conocido con el nombre de “Camino Real” por haber sido protegido y utilizado por diferentes monarcas. En Guadalupe se denomina “Camino de Talavera” .

Laguna junto al río en Talaverilla

Partiremos desde Talavera de la Reina por el camino del cementerio para coger el Camino Viejo de Calera, un cordel ganadero por el que discurre una pista que casi en todo su trayecto va paralela a la actual carretera de Talavera a Valdeverdeja. Pasamos primero junto al popular barrio de Patrocinio de San José y después de unos tres kilómetros cruzamos el arroyo de Bárrago por un antiguo puente de finales del siglo XV. En el muro de la cabecera de la ermita de la Virgen del Prado se encuentra el blasón, encastrado anteriormente en el puente, de su constructor el cardenal Mendoza. Más adelante atravesamos el arroyo de Baladiez y poco después sale un camino a unos trescientos metros hacia la derecha que puede llevar a quien lo desee a Talavera la Nueva.

Vista aérea de Talaverilla, uno de los «pueblos nuevos» recién construido

Los “Pueblos Nuevos”: Nos vamos adentrando en nuestro viaje en la vega del Tajo. Sus fértiles tierras fueron parceladas en los años cincuenta para explotar los regadíos que aprovechan las aguas del Canal Bajo del Alberche, alimentado por la presa de Cazalegas y excavado por los presos forzados republicanos de la penitenciería de Santa Apolonia. Las instalaciones de ésta fueron casi totalmente dinamitadas el día antes de ser inaugurados por el general Franco los nuevos pueblos que acogerían a los colonos.

Los viejos secaderos de tabaco salpican la vega según vamos por el camino Real de Guadalupe

Estas poblaciones fueron diseñadas y construidas por el Instituto Nacional de Colonización. Talavera la Nueva y Alberche del Caudillo son dos de ellas y conservan en gran medida su fisonomía característica, muy uniforme en su trazado urbanístico y en el aspecto de su blanco caserío dotado de los típicos elementos rurales como, ayuntamiento, cementerio, iglesia, fuentes, pilones etc. Pero tienen sin embargo un sabor muy peculiar, entre andaluz y castellano, que no deja de tener su encanto. Los colonos eran de muy diversa procedencia, constituyendo un grupo muy numeroso el de los emigrados de La Vera, considerados históricamente buenos hortelanos y cultivadores de regadío. Otras gentes eran originarias de pueblos cercanos como Gamonal, Navalcán, Parrillas o Segurilla, o bien de lugares afectados por la construcción del embalse, como es el caso de San Román, Cazalegas o Pepino.

Familia de colonos en los pueblos nuevos de los regadíos de la vega talaverana

En el término de Talavera la Nueva se localiza un importante yacimiento arqueológico:

Mosaico de la villa de Saucedo que representa dos delfines con las colas enredadas en un tridente. Foto de un folleto municipal

La villa romana de Saucedo. Nos desviaremos de nuestra ruta y nos acercaremos a Talavera la Nueva para seguir después por el camino de El Casar y, pasado el puente sobre el ferrocarril Madrid-Lisboa, tomaremos a la derecha el camino que discurre paralelo a la vía y luego nos desviaremos por el primero a la derecha. Algo más de dos kilómetros en total que nos acercarán a esta villa romana en la que se realizan campañas estivales de excavación y estudio. Se trata de una explotación agropecuaria cuyas construcciones se sitúan entre los siglos I y VII de nuestra era. Durante las centurias III y IV, se construyó una villa de corte palaciego donde vivía el señor o dominus y de la cual debemos destacar los noventa y siete metros cuadrados de  mosaicos con bellos motivos geométricos y un curioso panel con dos delfines enlazados con un tridente.

Restos de los baños de la villa romana de Saucedo en Talaverilla

También se debe reseñar la existencia de un complejo termal con su vestuario y baños caliente, templado y frío para el disfrute de los habitantes del conjunto señorial. Entre sus ruinas se han encontrado fichas y otros elementos de los juegos con los que mataban el tiempo sus usuarios. Estas dependencias tienen un ingenioso sistema de calefacción a través del suelo y de dobles paredes. Como todas las villae que aprovechaban las buenas tierras de la vega talaverana, esta de Saucedo cuenta con una zona de trabajo donde se sitúan las dependencias de almacen, talleres, almazaras, cuadras etc…

Torre de la iglesia de Alberche

El lugar puede que fuera ya considerado sagrado en tiempos prerromanos, tal vez se localizaba en las fuentes próximas un culto a las ninfas, pero a finales del siglo V se cristianiza modificándose las estructuras anteriores para conseguir una edificación basilical con una piscina para bautismos por inmersión. En el siglo VIII, un nivel de incendio indica la destrucción de la villa durante los últimos años de la España visigoda. En “Talaverilla”, como cariñosamente se conoce a esta población en la zona, podemos adquirir alguna pieza de la tradicional cerámica talaverana que también aquí fabrican sus artesanos. En la piscina municipal se puede comer algo antes de volver al camino.

Volvemos al camino principal y seguimos nuestro trayecto a través de las vegas del Tajo por el Camino Viejo de Calera llegando a Alberche del Caudillo que, como hemos dicho ya, es una localidad fundada también por el Instituto Nacional de Colonización que parceló todas estas tierras en 437 unidades de entre cuatro y cinco hectáreas para los colonos y 202 huertos familiares de media hectárea para los obreros agrícolas, todo ello regado por una red de acequias de 325 kilómetros entre las que se salpican las huertas, establos y los secaderos, recuerdo su antiguo aprovechamiento tabaquero.

 

Fiestas: Aunque hubo que buscar el santo patrón en cuyo honor celebrar las fiestas en estos “pueblos nuevos”, no por ello dejan sus festejos de tener el encanto y la alegría de las manifestaciones rurales.

En Talavera la Nueva se celebra el día del patrón el segundo domingo de septiembre bajo la advocación de San Francisco de Asís. En Alberche se festeja a San Miguel y San Isidro, como no podía ser menos en estos pueblos creados para la agricultura, y se va en romería a una ermita cercana donde se hacen  las típicas pujas y bailes.

CAMINOS DE GUADALUPE 2, LA LEYENDA DE LA APARICIÓN

CAMINOS DE GUADALUPE 2, LA TRADICIÓN DE LA APARICIÓN

Cuadro que escenifica la aparicion de la virgen de Guadalupe a Gil Cordero

Vamos a conocer ahora la leyenda de la aparición que aparece en los más antiguos códices, con referencias no sólo a la aparición en sí, sino a los orígenes legendarios de la imagen.

En algunos de esos antiguos documentos del siglo XV y XVI se atribuye la autoría de la talla de la imagen al mismo San Lucas, quien habría tenido a la misma Virgen como modelo. Muerto San Lucas en Asia Menor la imagen fue enterrada con él y acompañó al cadáver cuando fue trasladado a Bizancio en el siglo IV, y a ella se encomendaron sus habitantes cuando un terremoto asoló la ciudad del Bósforo.

En el año 581, siendo cardenal el futuro papa Gregorio Magno se encontró allí con San Leandro, arzobispo de Sevilla fraguándose entre ellos una gran amistad. El emperador Tiberio II  regaló a Gregorio la imagen y algunas reliquias y éste cuando accedió al papado llevó a Roma la imagen que con motivo de una epidemia fue sacada en procesión, cesando la peste por los lugares que iba recorriendo la comitiva y apareciéndose un ángel sobre el castillo, que desde entonces se llamaría de Sant Ángelo, limpiando y enfundando la sangre de su espada, símbolo de la pestilencia.

Imagen de la Virgen de Guadalupe

Convocado concilio en Roma, San Leandro envió a su hermano San Isidoro por no poder ausentarse de Sevilla debido a los problemas habidos con los arrianos. Gregorio Magno le dio la imagen y otros objetos para que los llevara a la ciudad del Guadalquivir. En el camino se desató una tempestad y un clérigo sacó la talla de un arca encomendando la suerte de la expedición a la Virgen. Cesó de inmediato la tormenta y el barco pareció iluminado por cientos de cirios.

Cuando en 711 los árabes invaden España huyen las gentes de  Sevilla y unos clérigos toman la imagen y otros objetos sagrados y escapan hacia el norte. Cuando se hayan “fuera de camino” por los valles del Guadalupejo encuentran una ermita con un sepulcro de mármol donde se hallaban los restos de San Fulgencio, lo que se contradice con otra leyenda según la cual son hallados en Berzocana junto a los de Santa Florentina dentro de un sepulcro permaneciendo hoy en su iglesia parroquial. Los clérigos excavan una cueva en la ermita escondiendo la imagen acompañada de una campanilla y una carta y allí permanecen hasta el siglo XIII en que se produce el hallazgo milagroso de la imagen.

La que por tradición se considera casa del Gil Cordero en Guadalupe

Cuando un pastor cacereño llamado Gil Cordero andaba con sus ganados por estos valles se extravió una de sus vacas y después de buscarla varios días la encontró muerta junto a una fuente. No viéndola mordida de lobos u otras alimañas sacó el cuchillo para desollarla, abriéndola como era costumbre por el pecho en forma de cruz. En ese momento se levantó viva la vaca y se apareció la Virgen diciendo al pastor que pusiera la vaca con las otras y fuera a su tierra a buscar a los clérigos para decirles que debían cavar en el lugar de la aparición y que hallarían allí una imagen. Al principio se rieron de él pero debido a la señal que todavía llevaba la vaca en forma de cruz le escucharon. Cuando llegó el pastor a su casa encontró a su hijo muerto y a su mujer llorando. El pastor consoló a su mujer diciéndola que no se preocupara pues Santa María de Guadalupe le devolvería la vida, y así fue, levantándose el muchacho sano y salvo. Los clérigos acabaron así de creerle y acudieron a Guadalupe excavando en la cueva y encontrando la imagen con la carta que describía su periplo y la campanilla.

Pastor y clérigos de Cáceres descubren, junto al río Guadalupe, la Imagen de Guadalupe,obra de Juan de Santa María, siglo XVII.

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1, GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

LOS CAMINOS DE GUADALUPE 1,

GUADALUPE TIERRA DE TALAVERA

Imagen de la Virgen de Guadalupe en el claustro de la hospedería.

EL rey Sancho IV había tomado su venganza contra la hidalguía talaverana por el apoyo que había prestado a su padre Alfonso X durante el conflicto bélico que enfrentó a ambos. Entre la historia y la leyenda podemos considerar la muerte de cuatrocientos caballeros de la villa del Tajo que fueron ajusticiados por Sancho el Bravo. Descuartizados, sus pedazos fueron colgados de la puerta que desde entonces se llamó Puerta de Cuartos.La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es escanear0025.jpg

Algunos historiadores consideran que el deseo de reconciliarse con Talavera llevó al rey a concederla tres grandes dehesas para repoblarlas al sur de su extenso alfoz. Una de ellas era la dehesa de los Xebalillos, zona de la actual cabecera del río Gébalo. Otra era la dehesa del Castrejón de Ibor, lo que aproximadamente hoy se conoce como comarca de Los Ibores. La tercera era la dehesa del puerto de Juan Román, Ivan Román en grafía medieval, que abarcaba los términos de Valdecaballeros y Castilblanco, actualmente en la provincia de Badajoz, además de Alía y los bosques y montes cercanos al río Guadalupe, más tarde conocidos como dehesa de Los Guadalupes.

Guadalupe en una antigua fotografía

“ Sepan quantos esta carta vieren cómo nos don Sancho…por hacer bien y merçed al conçejo de Talavera, porque han pocos pueblos e no an común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver, por la merçed que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y puedan hacer en ellas todas las cosas que en su pro sean…E mandamos que aya estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí en adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de las entrar en ellas”.

Capiteles del humilladero de Guadalupe

En el territorio de esa dehesa de Ivan Román se localiza según la leyenda la aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Esa leyenda no data concretamente el momento en que se produce el hallazgo de la talla pero, por el contenido del relato, sabemos que la talla es escondida por clérigos sevillanos que huyen de la persecución musulmana y es hallada más tarde, cuando ya el territorio ha sido reconquistado por los cristianos.

Por ello, el comienzo de la devoción guadalupana se situaría probablemente en el siglo XIII, como parece indicar el estilo de la escultura y el hecho de que hasta la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 no se puede considerar este territorio poblado por cristianos, debido a la inseguridad producida sobre estos despoblados por las frecuentes razzias árabes.

Vista de la Puebla de Guadalupe

Ya en el siglo XIV se produce la aparición de la imagen de la que hablaremos en el siguiente capítulo y la segregación del territorio por Alfonso XI para levantar el monasterio.