Archivo de la categoría: Nuestros pueblos

CONOCEMOS FUENTES Y SALIMOS PARA ALDEANOVITA

CAMINO DE LOS BANDOLEROS A GUADALUPE (9)

Empedrado de la Puente en La Estrella

Desde La Estrella podemos acercarnos a la pequeña aldea de Fuentes, y a conocer algún paraje más de su entorno además de los ya señalados, como el de «la Puente».

A unos tres kilómetros del casco urbano en dirección oeste, por la pista que va a Carrascalejo, se sitúa el paraje de “La Puente”. Sobre el arroyo Andilucha cruza un puente de aspecto medieval de buena factura con el piso bien empedrado. Aguas arriba y aguas abajo del puente se sitúan sendos pozos con sus pilas de lavar en un conjunto ameno para visitar. El arroyo Andilucha va trazando numerosas curvas en su recorrido en unos parajes solitarios y áridos, pero con cierto encanto.

Arquitectura popular de Fuentes

 

FUENTES

Esta pequeña aldea jareña nació junto al cordel de merinas en un lugar donde reposaban y abrevaban los ganados en las proximidades de una fuente que todavía puede visitarse, la fuente del Venero. Para los curiosos de la etnografía, cerca de esta fuente, en una elevación situada al suroeste, se sitúan dos caleros, hornos en los que se elaboraba la cal que serviría para hacer el mortero para trabajar en albañilería antes de la generalización del cemento. También se utilizaba para la decorativa e higiénica labor de blanquear o “enjalbegar” las paredes de las viviendas.

Horno de cal en Fuentes

Las calles de Fuentes conservan todavía algunos edificios de la arquitectura tradicional. La iglesia cuenta con un modesto artesonado y está bajo la advocación de San Juan Bautista, pero las fiestas se dedican a la Virgen de las Nieves los días 5 y 6 de agosto en conmemoración de una nevada que se produjo en tan calurosas fechas.

Con motivo de una epidemia de langosta que afectó también a La Nava de Ricomalillo, se celebra otra fiesta el primer domingo de mayo

Fachada de la iglesia de Fuentes

Para llegar desde La Estrella hasta Puerto de San Vicente tenemos dos opciones. Una de ellas es continuar por la carretera que une La Estrella con “Aldeanovita” para, después, pasar por Mohedas y llegar así a Puerto de San Vicente atravesando las tres poblaciones. La otra posibilidad es continuar por el cordel que desde Aldeanueva de Barbarroya cruzaba el ya aludido puente del siglo XVI que construyó la Mesta para el paso de ganados trashumantes y que llegaba hasta Fuentes

Detalle de esgrafiado en Fuentes

Desde esta aldea podemos seguir el mismo cordel que discurre paralelo a la carretera pero que no atraviesa los núcleos urbanos pasando su trazado casi paralelo a la carretera, pero unos cuatro kilómetros al este de ella. Los peregrinos a Guadalupe utilizaban las dos alternativas, pero en épocas de mala climatología o de inseguridad en los caminos preferían recorrer el camino que va de pueblo en pueblo.

Abandonamos La Estrella y vamos paralelos al arroyo Andilucha que en esta zona está muy deforestado y solamente conserva las resistentes y punzantes tamujas que festonean sus riberas. Comienzan ya a aparecer las primeras labrancillas y majadas construidas en pizarra.

Molino sobre el arroyo Andilucha

DE ALDEANUEVA HASTA EL USO. CAMINO DE LOS BANDOLEROS A GUADALUPE (6),

 

Los riberos del Tajo por Aldeanueva de Barbarroya

En el entorno de Aldeanueva encontramos hermosos parajes dignos de visitar. De especial interés son las empinadas laderas que van a dar al Tajo en la zona de Los Riberos, La Marquesa y Ciscarros, lugar este último donde se situaban unos antiquísimos molinos a los que hoy cubren las aguas del reculaje del embalse de Azután. Aquí, sobre la presa del molino, cruzaba antiguamente una barca de maroma, sobre la que atravesaba las gentes de uno y otro bando durante la Guerra Civil. Antes de la construcción del muro del pantano, el Tajo discurría por aquí en “rápidos muy furiosos” que hicieron pensar a los ingenieros de los planes de navegación del siglo XVII en hacer un canal que llevara a las barcazas, a través del arroyo de Alcañizo y del Tiétar, de nuevo hasta el Tajo evitando estos obstáculos, una obra quimérica para la época. Las riberas son muy agradables, pobladas de olivos, almendros y cornicabras entre los que discurren arroyuelos y donde nos tropezamos con algunos chozos de bonita arquitectura popular. En las orillas se puede intentar echar la caña y sacar algún barbo, carpa o black-bass de buenas dimensiones.

Riberos del Tajo frente a Ciscarros

Además de esta romería de verano, Aldeanueva celebra en invierno bajo la advocación de la Virgen de La Paz una típica fiesta de quintos que mantiene todavía aspectos muy arcaicos como costumbre “ La Vaquilla” por la que los mozos recorren el pueblo con una armadura de madera con unos cuernos acometiendo al personal e invitándoles a beber de la bota. Este ritual no es otra cosa que la “vitula” de los romanos que hace dos mil años salía en las fiestas invernales y que ha pervivido impregnando las celebraciones cristianas.

La Vaquilla en la fiesta de las Paces

Reanudamos el camino desde el lavadero de Aldeanueva en dirección oeste y a un kilómetro aproximadamente nos encontraremos con la Vía Verde de la Jara. Recorridos unos metros de la misma, accedemos a la pista asfaltada que une Aldeanueva con La Estrella. De ella  parte un camino en dirección oeste por el que nos desviaremos y, recorridos unos trescientos metros, encontraremos una roca situada en la misma margen izquierda del camino que los lugareños conocen como “ El Canto del Perdón”.

Canto del Perdón. Se observan las piedras depositadas en sus grietas

En este lugar mágico y curioso podemos observar sobre la piedra un grabado rupestre que, aunque tiene labrada junto a él una fecha del siglo XVIII, se trata probablemente de un grabado de la Edad del Bronce con añadidos posteriores. La tradición popular asegura que si arrojas una piedra y formulas un deseo, éste se cumplirá y se perdonarán tus pecados.

Grabado del Canto del Perdón

Se explica el origen de la creencia en cierta pendencia sucedida en un mesón del pueblo, un hombre es perseguido con saña por el ofendido que pretende dar fin a su vida, cuando llegan a este paraje y ya está a punto de consumarse el asesinato por venganza, el agresor se arrepiente perdonando la vida a su víctima. En algunas versiones se dice que se aparece la Virgen a continuación.

Puente de la Mesta sobre el río Huso

Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo a la pista asfaltada por la que descendemos en dirección al río Uso. Antes se cruzaba por un puente colgante casi arruinado que se localiza pasado un molino de agua río arriba del puente actual, a algo menos de un kilómetro

Valle del río Uso con un viaducto de la vía verde y la sierra de La Estrella al fondo

El valle del río Uso en este tramo bajo de su cuenca merece que nos detengamos y disfrutar de sus paisajes que impresionan por lo abrupto de las paredes de piedra que delimitan su cañón. Los parajes más agrestes podemos localizarlos río abajo del puente referido hasta la desembocadura en el Tajo. Son pintorescas formaciones graníticas donde anidan numerosas especies de pájaros y rapaces. Para los esparragueros es esta zona, junto con la inmediata sierra de La Estrella, un magnífico lugar para hacernos en su época con un buen manojo de espárragos “de cambronera”, que se diferencian de los trigueros por su mayor grosor, su sabor algo más amargo y, como sugiere su nombre, por ser su planta de mayores dimensiones y más punzante.

Los espárragos de «cambronera» del río Uso con su fruto

LA ESTRELLA, SU SIERRA Y SU ARQUEOLOGÍA. CAMINO DE LOS BANDOLEROS A GUADALUPE (7)

«La Puente» sobre el arroyo Andilucha con La Buha al fondo

A poniente contemplamos desde la pista la Sierra de La Estrella. Esta encantadora sierrecilla, que se levanta como un bastión en medio de la Jara Baja, conserva en la vertiente oriental su vegetación de bosque mediterráneo con arroyuelos que riegan terrazas y huertecillos. Sus cumbres fueron siempre un lugar estratégico de observación y refugio donde actualmente se proyecta instalar un parque de energía eólica.

Dolmen de La Estrella

En la cima de la Sierra Ancha, la mayor de las dos elevaciones que la forman, podemos visitar los restos del amurallamiento de un castro de la Edad del Hierro en el que es curioso observar los huecos disimulados en el grueso del muro y que servían como refugio. Probablemente, estas cuevas camufladas también fueron utilizadas como escondite por los cristianos que, tras la reconquista, se atrevían a repoblar estas tierras inhóspitas batidas por las razzias de almohades y almorávides que les obligaban a refugiarse en estas alturas que eran denominadas “ las moradas” por los asustados repobladores que dejaron en otras elevaciones de La Jara topónimos y murallas similares.

Fuente y abrevaderos en la sierra de La Estrella

En la Buha, el cerro más puntiagudo, se sitúa una explotación minera antigua. La forma del monte y la cueva minera han hecho que la fantasía popular haya querido ver  un antiguo volcán en la cumbre de esta montaña.

Objetos romanos de bronce hallados en La Estrella

Desde el collado que cruza el camino entre la Buha y la Sierra Ancha desciende en dirección este hacia el río un camino que nos llevará a otro paraje curioso. Se trata de la Cabeza del Conde, una elevación granítica formada en su cumbre por grandes bloques de piedra entre los que se refugiaron los hombres de la Edad del Cobre, más tarde gentes que se escondían durante los inseguros tiempos del medioevo,  bandoleros y, más recientemente, los grupos de maquis que frecuentaban La Jara, sobre todo las partidas de Quincoces.

Arquitectura popular en las inmediaciones de la Cabeza del Conde

Por debajo de Cabeza del Conde discurre el río Uso sobre el que cruza un puente del siglo XVI construido para el paso de los ganados trashumantes por un cordel que anteriormente vadeaba la corriente río arriba para llegar hasta la pequeña aldea de Fuentes. Unos setecientos metros río abajo del puente, podemos visitar las ruinas de un antiguo molino, situado también en un lugar muy ameno en el que durante las primaveras y comienzos del verano disfrutaremos del baño en sus tablas solitarias.

«Marmilas de gigante» formadas por la erosión de las aguas en el río Uso

Desde el collado de la sierra recorremos los dos kilómetros que nos separan del pueblo de La Estrella. En su término se han hallado numerosos restos arqueológicos que demuestran la presencia de pueblos antiguos. Es el caso de las gentes del Calcolítico o Edad del cobre que hace más de cuatro mil años construyeron el dolmen de La Aldehuela. Por él pasaremos más adelante siguiendo nuestro camino hacia Guadalupe. Hay quien quiere hacer derivar Estrella de “stella”, es decir que éste sería un lugar donde se encuentran enterramientos con estelas que llevan inscritas inscripciones sepulcrales romanas en las que aparecen nombres latinos como Sereno, Apiano o Ifito. Jiménez de Gregorio sugiere también que el nombre  de “El Estrella” quiere decir en realidad “El castillo”, y pudiera que la fortaleza en cuestión fuera el castro céltico encaramado en la cumbre de sierra Ancha del que hablamos en el capítulo anterior.

Amurallamientos del castro de La Estrella en la cumbre de su sierra

PASAMOS POR LAS HERENCIAS, Camino de Los Bandoleros a Guadalupe (2)

PASAMOS POR LAS HERENCIAS,

Camino de Los Bandoleros a Guadalupe (2)

Ventana en Las Herencias, decorada con azulejería de Ruiz de Luna

Enfrente de la isla de El Alariche se encuentra la antigua granja de Pompajuela. Es una explotación agrícola que aparece en los textos históricos desde la Edad Media y cuyo nombre, según Jiménez de Gregorio, derivaría de algún personaje romano llamado Pompeyo. No sería extraño que en tierras tan feraces hubiera tenido su solar alguna villa romana y en el mismo sentido apuntarían los restos arqueológicos de la época hallados en su entorno. Seguir leyendo PASAMOS POR LAS HERENCIAS, Camino de Los Bandoleros a Guadalupe (2)

ANIMEROS Y ANIMERAS , ARTESANÍA Y GASTRONOMÍA DE VALDEVERDEJA

ANIMEROS Y ANIMERAS , ARTESANÍA Y GASTRONOMÍA

Decoración de las alabardas de los animeros

Si algún rito festivo es especialmente frecuente en los pueblos de la comarca de Talavera ese es el de las soldadescas, lleven o no ese nombre. Se trata de celebraciones de origen pagano muy vinculadas a las fiestas invernales y que en muchos casos fueron asumidas por cofradías de ánimas.

Bailando la Bandera en el carnaval de Ánimas

En Valdeverdeja podemos ver a los jóvenes de ambos sexos vestidos con los trajes tradicionales, en la mujer en sus dos versiones de novia y de labradora. Cuando el Domingo de Carnaval o Domingo del Gallo acaba la misa,los animeros y animeras suben en grupo hacia la plaza seguidos de las autoridades locales y otros asistentes. Evolucionan luego en desfile multicolor frente al ayuntamiento con sus albardas adornadas con cintas multicolores y después el abanderado baila la bandera al ritmo del tamborilero en una vistosa ceremonia que se completará por la tarde con el ofertorio en el que por parejas se hacen sus donativos y las señoras de la Asociación de Nuestra Señora de los Desamparados organizan un convite.

Dos parejas de animeros y animeras con su preciosa indumentaria

En Semana Santa se celebraba con gran devoción la Procesión del Encuentro. Las fiestas patronales son el tres de Febrero en honor de San Blas, aunque para celebrar una fiesta veraniega se instituyó hace unos años la fiesta de la Confraternidad o “fiesta de verano” simplemente. La romería a la ermita de la Virgen de los Desamparados se hace el primer fin de semana de mayo y con ese motivo se celebra un certamen de bailes regionales.

Los animeros y animeras evolucionan por la plaza de Valdeverdeja

PUEBLO ARTESANO

Valdeverdeja fue siempre pueblo de artesanos, aunque la emigración y el abandono de las labores agrícolas ha hecho desaparecer la mayor parte de ellos. Ya no quedan ceramistas de basto, telares, hojalateros, espartero o albarderos, solamente se siguen realizando labores y bordados aunque también trabaja algún herrero y los verdejos han sido siempre excelentes canteros y molineros.

Alfarería tradicional verdeja

GASTRONOMÍA

Estamos en tierras casi extremeñas y la cultura del cerdo debe notarse en la gastronomía con platos tan matanceros como la cachuela o la chanfaina. El mundo pastoril se refleja en las migas o en las sopas canas. Para postre, los dulces tradicionales como las floretas, las roscas y mangas de las bodas, las perrunillas y los mantecados. Un plato tradicional, dada la vinculación de Valdeverdeja con el río y los molinos con sus cañales de pesca, era, por ejemplo, las anguilas fritas o en salsa.

IGLESIA, ERMITA, Y OTRAS COSILLAS DE VALDEVERDEJA

IGLESIA, ERMITA, Y OTRAS COSILLAS DE VALDEVERDEJA

Iglesia parroquial de Valdeverdeja

LA IGLESIA:

Bajo la advocación de San Blas, es un edificio de magníficas proporciones, pues no debemos olvidar que Valdeverdeja llegó a ser uno de los lugares más poblados de la comarca con casi seis mil habitantes. Se comenzó a construir en el siglo XVI y hubo de ser ampliado en el XVIII, cebándose en ella los avatares bélicos de la Guerra de la Independencia y de la Guerra Civil. Tiene planta de cruz latina con una gran nave central cubierta con bóveda de cañón con lunetos y dos naves laterales de escasa profundidad que alojan diferentes capillas cubiertas mediante cúpula de media naranja, al igual que la del crucero que se encuentra decorada con pinturas que representan a los evangelistas en las pechinas, además de otros motivos geométricos.

Púlpito granítico de la iglesia de Valdeverdeja
Detalle del púlpito de la iglesia de Valdeverdeja

También está decorada con molduras de motivos vegetales y geométricos la bóveda de la nave central y son además de destacar en el interior el bello púlpito granítico, el coro sobre arco rebajado y el enlosado con sepulturas. El acceso a la iglesia se realiza por la fachada sur mediante una portada de finales del siglo XIX con una inscripción alusiva que está precedida por un espacio porticado sobre columnas de granito. En la fachada norte se encuentra la puerta más antigua con arco de medio punto. Todo el templo está rodeado de una cerca de piedra que deja un espacioso atrio enlosado. El mobiliario y la imaginería son modernos, pues tanto el retablo como las tallas fueron destruidos durante la contienda del 36.

Pórtico de la iglesia de Valdeverdeja y suelo enlosado de granito

LA ERMITA: La ermita de Nuestra Señora de los Desamparados se sitúa en un cerrete al sudoeste de la población disfrutándose desde allí de una hermosa vista panorámica del caserío y del entorno verdejo. Se construyó a finales del siglo XVII y se amplió derribando la primitiva capilla mayor y prolongando el edificio a mediados del XVIII. Sirvió de parroquia en las ocasiones en que por diferentes motivos la iglesia de San Blas hubo de ser reformada.

Ermita de Valdeverdeja

Se trata de una construcción en mampostería con sillares en las esquinas que cuenta con una sola nave, cabecera plana y presbiterio cubierto por bóveda semiesférica sobre pechinas rematada en linterna. Se accede a la ermita por un pórtico con tejadillo a los pies que protege una puerta adintelada. Sobre este acceso se levanta la espadaña de un solo hueco.

Calvario y calzada de subida a la ermita de Valdeerdeja

Para llegar a la ermita se asciende desde el pueblo por una pintoresca calzada de losas graníticas adornada con árboles y un bonito Viacrucis que, aunque fue levantado en el siglo XVIII, fue destruido en la pasada Guerra Civil volviendo a tallarse sus cruces de fuste ochavado en 1937.

Antigua farmacia que se conserva en Valdeverdeja

EL AYUNTAMIENTO: Otro edificio de interés es el ayuntamiento que ocupa la fachada oeste de la Plaza Mayor. Es construcción de mampostería con sillares en las esquinas que como elemento más característico cuenta en la planta baja con soportales sobre columnas graníticas. Fue construido a principios del siglo XVIII pero un incendio y diferentes reformas le han dado el aspecto que hoy presenta, al que se añade la torre del reloj que se edificó sobre otra anterior afectada por un rayo en 1926. Ésta es de ladrillo visto y se remata con una de esas típicas estructuras de hierro con templete que en aquella época se construyeron en muchas casas consistoriales de la zona. Enfrente del ayuntamiento se puede observar una de las fachadas de la casa curato.

Chozo de planta cuadrada y falsa cúpula en Valdeverdeja

En Valdeverdeja se conserva una antigua y curiosa farmacia de estilo mudejarista y, además de la arquitectura urbana de la que ya hemos hablado, se conservan en el entorno numerosas construcciones comochozos, fuentes o zahurdas de pintoresca construcción en granito. Capítulo aparte merecen los molinos del Tajo y de sus arroyos, la vieja central eléctrica o fábrica de la luz y el arroyo de los pozos nueos de los que hablamos en otras entradas.

LA CASA VERDEJA

LA CASA VERDEJA:
Sillería y mampostería de granito, algo de pizarra y adobe son los materiales habituales de la arquitectura verdeja
El pueblo es uno de esos lugares que vale la pena recorrer con detenimiento para observar los muchos rincones que guarda de sobria pero pintoresca arquitectura popular. La vivienda verdeja es una de las que más conserva su estructura tradicional, manteniendo todavía el encanto de lo rústico.
Casa verdeja más señorial con portalón de sillería
La mayor parte de los edificios son de mampostería de granito aunque algunos cuentan con ripio de pizarra y algunos fragmentos de cuarcita que dan gran vistosidad a sus muros. Las puertas, ventanas, esquinazos y marcos de las puertas carreteras son de sillería, que en este último caso presenta una variada y curiosa tipología en el diseño. El granito también se utiliza para enlosar los patios y zaguanes y para labrar los brocales de los pozos que habitualmente se abren en sus patios. Para chimeneas, pilares, columnas y otros elementos decorativos también se trabaja la piedra cuidadosamente. En el piso superior de las trojes se emplea el adobe en muchas ocasiones. Las cubiertas son, como en toda la zona, de teja árabe y a veces se adornan con algún remate de cerámica en los aguilones.
Los esgrafiados geométricos son también típicos de la casa verdeja

A la casa verdeja se entra por una zona cubierta pero abierta llamada portalejo, de ahí se pasa un patio casi siempre enlosado o engorronado desde el que se accede al portal, primera habitación de recibimiento donde suelen localizarse una alacena para conservar los alimentos y las cantareras de obra. Desde el portal se pasa a la sala, dependencia de respeto para recibir a las visitas que sirve además de distribuidor para el resto de habitaciones, generalmente dormitorios. La cocina es el lugar donde se “hace la vida” diaria en torno a la chimenea, amueblada con algún escaño y los vasares donde se coloca la vajilla.

Uno de los rincones más pintorescos del casco urbano verdejo

En el segundo piso de la casa se sitúan las trojes divididas por semitabiques llamados cencíos en departamentos donde se almacenan los diferentes tipos de grano. También en este piso encontramos unas galerías abiertas sobre pies de madera llamadas “solaneros”. A ambas dependencias  se accede mediante el escalerón. Otras piezas accesorias complementan la vivienda verdeja. Las zahurdas y gallineros, las enramadas o “ramás” que son cobertizos abiertos destinados al ganado vacuno, así como las cuadras lo están a las caballerías. Muchos de los elementos mobiliarios para alimentar o dar de beber a los animales como pesebreras o dornajos eran de madera, aunque en Valdeverdeja también es el granito la materia prima de muchas pilas y pesebres.

Reja típica verdeja

Sería largo hablar de otras peculiaridades de la casa verdeja, como los esgrafiados que decoran algunas fachadas revocadas, la rejería castellana de sus ventanas o los herrajes y cerraduras de sus puertas y para ello remitimos al interesante trabajo de Esperanza Martín Montes sobre la arquitectura popular de este pueblo lleno de atractivos.

Simpático rótulo en una vivienda verdeja

VALDEVERDEJA, EMPEZAMOS POR SU HISTORIA

VALDEVERDEJA, EMPEZAMOS POR SU HISTORIA

Panorámica del caserío de Valdeverdeja

Aunque el entorno de Valdeverdeja es de gran belleza y está lleno de sugerencias paisajísticas y etnográficas, el caserío no se queda atrás, pues conserva uno de los patrimonios de arquitectura popular más ricos de la comarca.

Los restos de poblamiento humano en la zona comienzan en el paleolítico con el hallazgo de útiles tallados en cantos rodados que se distribuyen sobre todo por la zona de los riberos. Son conocidos los hallazgos de pequeñas hachas votivas de piedra pulimentadas, las conocidas en la zona como “piedras de rayo”. La mayoría procede de poblaciones del calcolítico o de la Edad del Bronce, épocas de las que también han quedado restos cerámicos en algunas elevaciones graníticas del entorno verdejo.

Castrejón, yacimiento de la Edad de Hierro con un algibe en Valdeverdeja

De la Edad del Hierro y de época romana también quedan restos como el yacimiento de Los Castrejones, al que nos acercaremos en la excursión.

Otro de los recuerdos de aquella época es un verraco, escultura de piedra que en este caso presentaba aspecto de jabalí, según las apreciaciones del Conde de Cedillo. Otro de estos verracos se puede ver en la finca de Bercenuño.

Verraco de Bercenuño en Valdeverdeja

También los romanos dejaron varias pruebas de su paso por aquí. Se describieron ya en el siglo XIX varias inscripciones epigráficas entre las que destacamos un cipo o columna funeraria con inscripciones por la que un tal Aurelio Coscosianus lo hace tallar en memoria de su hermana Julia Vital. Otras dos inscripciones proceden de la finca de Bercenuño y todavía se pueden ver junto al caserío. Una de ellas es una estela que se encontró arando junto a una villa romana cercana conocida como El Bañuelo, donde también aparecieron canalizaciones romanas con tubos de cerámica. Muestra restos de haber tenido labrada una cara y está dedicada a Cassia y a Durio por Ceresiano y Flacco. En parecidas circunstancias apareció otra inscripción que en este caso es una dedicatoria entre esclavos. Ambas fueron labradas en torno al siglo II después de Cristo.

Estela romana de Valdeverdeja

Para algunos autores existía una calzada romana que iría desde Talavera al Puente del Conde a través de Valdeverdeja y el cercano yacimiento arqueológico de Peñaflor, donde se han encontrado también numerosos restos del paso de los romanos.

Los visigodos dejaron algunas sepulturas y en el paraje de La Camorza se descubrió una sepultura medieval hecha de lajas de piedra con cuatro individuos en su interior. El poblamiento musulmán está confirmado por la presencia del castillo de Espejel al otro lado del río.

Ya hemos visto además como unos renegados mahometanos fundaron La Puebla de Naciados de la que dependerían más tarde varias aldeas entre las que figuraba Valdeverdeja. La zona había sido entregada por Alfonso VIII a la Orden de Santiago para su defensa, allá por los inseguros años de finales del siglo XII, ya que era lugar estratégico y, de hecho, también se llamó por ello Puebla de Santiago del Campo Arañuelo. Toda la comarca cayó en el ámbito repoblador de la ciudad de Ávila, a cuyo obispado perteneció hasta 1955. Una tradición legendaria achaca a una plaga hormigas la despoblación de La Puebla de Enaciados y la consiguiente fundación por sus habitantes de otras aldeas como Valdeverdeja. Ya hemos sugerido en otro capítulo una excursión hasta este paraje.

Chozo de arquitectura popular en Valdeverdeja

En 1423 el rey Juan II concede a Pedro López de Estúñiga, Justicia Mayor del Reino, el señorío sobre lugares hoy desaparecidos como Talavera la Vieja, el castillo y poblado de Alija y la Puebla de Naciados, junto a otros como Candeleda, Berrocalejo, Bohonal, el Gordo y la propia Valdeverdeja. Más tarde se une por matrimonio este señorío con el Condado de Miranda del Castañar, de donde deriva el nombre del Puente del Conde que se encontraba bajo su jurisdicción y que tenía gran importancia para el paso de ganados trashumantes. Parte de la población de la zona fue judía o morisca y también algunos verdejos partieron a la colonización de América. En 1678 obtiene Valdeverdeja el privilegio de Carlos II por el que se emancipa de La Puebla de Naciados adquiriendo poder jurisdiccional independiente.

Riberos de Valdeverdeja en el Tajo

Aunque Valdeverdeja sufrió la depredación francesa y el acoso de las partidas carlistas y, a pesar de que sus mejores tierras eran propiedad del Conde de Miranda o de monasterios como los de Guadalupe y Yuste,  llegó la villa a contar a mediados del siglo XX con casi seis mil habitantes, la mayor parte de ellos agricultores, pero también con una presencia importante de artesanos y molineros. Aun así, la emigración hizo que este pueblo de los berroqueños riberos del Tajo disminuyera en población hasta llegar a reducirse en más de un ochenta por ciento debido a la emigración.

Inscripción conmemorativa de la construcción de una capilla en Valdeverdeja

NOS FALTABA CARDIEL DE LOS MONTES

NOS FALTABA CARDIEL DE LOS MONTES

Portada sur de la iglesia de Cardiel de los Montes

Muy cerca del reculaje del embalse de Cazalegas se encuentra la pequeña localidad de Cardiel de los Montes, cuyo nombre han relacionado unos eruditos con los cardos y otros con los jilgueros (“carduelis” en latín). Es uno de los pueblos más antiguos de la zona y se dice que el paraje llamado de «Sacanovias» tiene su origen en el hecho de que pasaban por allí los novios de otras aldeas cercanas para casarse en la iglesia de Cardiel, pues era la más antigua de la zona.

Perteneció el lugar al marqués de Navamorcuende hasta que se independizó judicialmente con el privilegio de villazgo que es simbolizado por el magnífico rollo erigido en la plaza del mismo nombre, aunque antes se situaba en la de la iglesia. Construido en granito se sitúa sobre tres gradas con un fuste muy estilizado rematado con pieza circular de la que parten tres canes zoomorfos. Pináculo decorado con escamas y escudo de la casa Dávila con seis roeles .

Es un territorio donde se encuentran restos arqueológicos, paleolíticos, de la Edad del Bronce, romanos y medievales.

Artesonado de la iglesia de Cardiel

Es lugar que se sitúa junto a un antiguo vado del Alberche al que protegía la atalaya que da nombre a una urbanización cercana. En esta zona el río se remansa y es agradable navegar en piragua entre sus saucedas y carrizos.

Detalle del rollo jurisdiccional de Cardiel de los Montes con el escudo de los Dávila, marqueses de Navamorcuende

En las relaciones de Felipe II se dice que los vecinos consideraba a Cardiel el pueblo más antiguo de la zona y que había un despoblado con ruinas de una iglesia en el lugar llamado Casas del Bispo. En ese mismo documento se describe así nuestro río: “Que cerca de dicha villa pasa un río que tiene por nombre Alberche, el cual de invierno es muy caudaloso y de verano tiene poco agua, el cual no tiene frutales en las riberas, ni árboles algunos, ni otro aprovechamiento que el abrevadero de ganados, porque la dicha ribera son grandes barrancos. El río por la parte de la villa no tiene puente ninguno sino una barca que es del señor don Enrique, en el que llaman puerto de Atacón. En dicho río se crían bogas, y barbos y peces más pequeños que se pescan con mangas y cestos y, en tiempos de desovadero, con atarrayas para la rexaca”.

Llanura entre Cardiel y la Sierra de San Vicente

En el lugar ribereño de El Rincón hay un paraje en el que las praderas llegan hasta el río y las gentes acuden a disfrutar de un buen día en el campo. También hay en el pueblo dos viejas fuentes, la del Arco y la Fuentona.

Una de las fuentes de Cardiel: La Fuentona

La iglesia se construye en varias fases que comienzan en el siglo XIV y conserva tallas de antiguas como las de Santa Brígida, San Gregorio o San Benito. Es de interés su artesonado, la pila bautismal, su portada meridional y su graciosa espadaña.

Quedan pocas muestras de arquitectura popular aunque quedan un par de casonas de cierta entidad.

Detalle de uno de los canes del rollo de Cardiel

ACABAMOS EN PELAHUSTÁN

ACABAMOS EN PELAHUSTÁN

Potro de herrar en Pelahustán

Estos días hemos venido conociendo los pueblos de la sierra de San Vicente y El Berrocal mediante algunas rutas y visitas a las localidades.

Acabamos esta serie, antes de pasar a otra de nuestras comarcas, visitando el bonito pueblo de Pelahustán, que perteneció al señorío  ducal de Escalona aunque eclesiásticamente dependía de Talavera y siempre estuvo más vinculado geográfica y económicamente con nuestra ciudad.

Rollo jurisdiccional de Pelahustán

Parece que su nombre derivaría como el de Garciotúm (García Fortúm) o el de Nuño Gómez del nombre de un repoblador medieval, que en este caso se llamaría «Pelayo Fustán», uno de aquellos caballeros abulenses a los que se les encomendaban estos territorios para poblarlos después de haber intervenido en su conquista.

Ermita de Pelahustán

Otros tienen la teoría más pintoresca de que el nombre derivaría de que al ser el monte tan cerrado «se pelaban los fustanes» una prenda de caza que perdía el pelo entre los jarales.

Azulejería talaverana del siglo XVI en la ermita de Pelahustán. El medallón central representa a la Virgen del Rosario

De visita obligada es la plaza y el fálico rollo situado en su centro sobre garada de cuatro escalones, que simboliza su independencia jurisdiccional como villa en 1635.

Su arquitectura popular se ha fabricado con sillería y mampostería mucho más elaborada que en el resto de pueblos de la sierra. Hay algunas viviendas de más empaque con balcones y rejería y otras datadas en el siglo XVIII y XIX.

Arquitectura popular en Pelahustán

Al oeste del pueblo entre algunas construcciones rústicas podemos ver un pilón abrevadero y lavadero y también podemos ver en su casco un .potro de herrar. En las cercanías del pueblo podemos todavía observar tres molinos de agua sobre el arroyo y también cuenta el pueblo con varios antiguos lagares.

Molino de agua en Pelahustán

La iglesia, bajo la advocación de San Andrés, merece detenernos en su portada y en el retablo barroco de su interior,  que resulta curioso además de bello por estar crudo, es decir con la madera al natural sin pintar ni dorar. Es gótico renacentista construida entre los siglos XVI y XVII con la torre de buena sillería y rematada en estructura octogonal rematada en cúpula de ladrillo.

Iglesia parroquial de Pelahustán

El ayuntamiento, la ermita  completan la visita a este pueblecito, famoso antiguamente por celebrarse en él una muy concurrida feria de ganado y de lino ,donde se comerciaba con esta fibra vegetal cultivada tradicionalmente en la Sierra de San Vicente.

Portada gótico renacentista en la fachada sur sur de la iglesia de Pelahustán