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SEGUIMOS HACIA GUADALUPE DESDE LA AVELLANEDA A CASTAÑAR DE IBOR

Castañar monumental en término de El Castañar de Ibor

Desde La Avellaneda podemos encaminarnos hacia el sur por una pista en buen estado que nos llevará hasta la carretera que va desde Castañar de Ibor a Robledollano. Durante el camino podemos recrearnos con el paisaje del valle medio del Ibor con sus galerías de alisos que en algunos lugares ocultan pozas transparentes donde podemos bañarnos y pescar. En el trayecto encontramos algunos ejemplares de la arquitectura popular de estas sierras así como algunos molinos pintorescos. Los olivares suben por las laderas hasta donde el monte y los canchales se aferran todavía al terreno haciendo el paisaje más agreste.

Huertos en el valle del río Ibor

Si lo deseamos podemos desviarnos del camino al llegar a la carretera y subir a la derecha para llegar a Castañar, población situada en el lugar que desde la Edad Media se conocía como el Castrejón de Ibor. El topónimo ya nos indica la existencia de una población prehistórica localizada en un cerro fortificado. Este antiguo poblamiento también ha dejado restos como las cerámicas y útiles líticos encontrados en la llamada cueva del Aguzal, donde además se pueden observar muestras del arte esquemático de los habitantes de aquella época.

Cruz en el Castañar de Ibor

En la cueva conocida como La Mina, situada junto al río Ibor, existen pinturas rupestres más antiguas, ya que están datadas en el Paleolítico Superior y representan una de las escasas muestras del arte de esta época que existe en España, además de las situadas en la cornisa cantábrica. Dos cérvidos, dos équidos, un posible oso y dos cuadrúpedos aparecen representados sobre la colada calcítica aprovechando el primitivo artista los volúmenes de la piedra para dar relieve a sus representaciones como sucede en las pinturas de las cuevas de Altamira.

Molino en el río Ibor

Pero es en un documento de 1293 custodiado en el Archivo Municipal de Talavera de la Reina donde encontramos la primera referencia concreta a esa dehesa de Castrejón de Ibor en la que se asienta actualmente Castañar. Se trata de un privilegio del rey Sancho IV donando a Talavera esta dehesa además de otras dos que ya se encontraban en su demarcación territorial:
“Sepan Quantos esta carta vieren como nos don Sancho por la gracia de Dios rey de Castilla, de Toledo…por hacer bien y merced al conçejo de Talavera porque han pocos pueblos e non han común ninguno e porque el Rey nuestro padre les tomó el montadgo que solían aver que era su común, por la merced que hizo a los pastores, dámosles tres dehesas en su término, que las ayan e se aprovechen dellas para su común y las puedan arrendar y hacer en ellas toda cosa que su pro sea. La rimera dehesa es en los Xebalillos…e la otra dehesa es la de Ibarromán…e la otra dehesa es del Castrejón de Ibor como van las cumbres y vierten las aguas contra Ibor e por (río) Vieja arriva fasta o nace, e dende a la mano yzquierda como vierten las aguas fazia Ibor fasta ençima de Navalvillar e dende como atraviesa la sierra fasta en Calabaças e dende fasta en la ventera fasta en la Mesa como vierten las aguas fazia Avellaneda, e dende como atraviesa Ibor fasta en el Castrejón. E mandamos que aia Talavera estas dehesas para siempre jamás con las aguas e los pastos e con los montes e con las mudas de los açores e de los falcones que en ella son o fueren de aquí adelante e defendemos firmemente que ninguno sea osado de les entrar en ellas”.

El Castañar de Ibor

Como vemos, la riqueza en aves rapaces de la zona hace que los derechos sobre ellas aparezcan específicamente en el privilegio. También es curioso constatar cómo la delimitación de la dehesa se corresponde perfectamente con la unión de los actuales términos de Castañar y Navalvillar.
Algunos historiadores consideran que esta donación fue una forma de reconciliarse con la población talaverana tras la terrible represión que hubieron de sufrir los caballeros de la villa que se habían puesto de parte de Alfonso X en la guerra que tuvo con su hijo Sancho, quien tomó venganza según la leyenda descuartizando a muchos de ellos y colgando sus despojos de la puerta de la muralla llamada Puerta de “Cuartos”.
De esta época medieval pudiera proceder la torre que se hallaba en una elevación cercana al pueblo y de la que ahora solamente queda el topónimo. Castañar perteneció a Talavera y a sus señores los arzobispos de Toledo hasta el siglo XIX en que, como la parte occidental de La Jara, pasó a integrarse en la provincia de Cáceres.

FOTO CALLE SAN FRANCISCO 1920

Calle San Francisco 1920
Calle San Francisco 1920

Traemos hoy una foto del Archivo municipal que por las indumentarias de los viandantes podemos situar a principios de siglo hacia 1920.

Se trata de una vista de la Calle de San Francisco desde el ensanchamiento frente a la iglesia, aunque no se ve su edificio, hasta la plaza de la Trinidad cuyo convento se percibe al fondo con la espadaña a la derecha.

Si la recorremos de izquierda a derecha encontramos primero edificios comerciales con sus rótulos y un personaje con  un borrico al que parece ajustar la carga. Viste montera, faja ancha y parece que zahones. Detrás se ve la calle de Entrada a Barrionuevo y a su derecha la entrada de la calle de San Francisco y el cruce de «La Tropical».

Al fondo el monasterio e la Trinidad, donde se observa a la derecha su espadaña. Se ven árboles jóvenes plantados en la plaza de la Trinidad y el cruce de «la Tropical» y la embocadura de la calle San Francisco

Recorre la calle un albañal una de esas corrientes superficiales de aguas residuales que casi todos los viajeros a través de cientos de años comentaban como el aspecto más negativo de la ciudad. El suelo era el que cubría la mayor parte de las calles, el empedrado con cantos rodados mejor o peor conservado.

Se ven una serie de paisanos en cuya vestimenta podemos ver las características de los trajes populares de la comarca. Los guardapiés y los pañuelos de las mujeres o los chalecos, las monteras y algo más específico, los blusones con bordados en la pechera como los de los dos personajes más visibles en primer plano. Uno de ellos lleva la vara de ganadero o tal vez de tratante. Sus monteras acaban en pico.

Vista parcial de la fotografía que nos muestra a un lugareño con su vestimenta tradicional: montera, blusón, faja muy ancha…

Los edificios de la derecha tienen mayor empaque por ser una de las calles principales también en aquella época. Las plantas bajas tienen también comercios, incluso alguno de ellos muestra tejidos en la calle.

Es importante la imagen del monasterio de La Trinidad al fondo con su espadaña, tal vez la única imagen en la que se puede observar.

Dos tipos con la vara de tratante o vaquero, el blusón bordado, la faja y la montera.

SALIMOS DE BOHONAL PARA EL DESPOBLADO DE LA AVELLANEDA CAMINO DE GUADALUPE

Arquitectura popular en Bohonal de Ibor

Hay un hostal a la entrada de Bohonal y en los bares de la localidad nos pueden dar algo de comer.

La fiesta de verano es San Bartolomé y todavía se conserva una curiosa costumbre el día de la Cruz de Mayo, concretamente el día dos de este mes, por la que los quintos van de noche marcando con cruces las puertas de las casas donde vive alguna moza por la que se sientan inclinados y a la que quieran halagar con este gesto. El segundo sábado de mayo se acude en romería a una ermita levantada a la Virgen de Guadalupe junto a la carretera de Mesas de Ibor.

Cruces en las puertas de las mozas durante la fiesta de las Cruz de Mayo en Bohonal en Bohonal

Entre los productos autóctonos debemos destacar el aceite de oliva que se comercializa en su almazara.
Desde Bohonal vamos a adentrarnos en Los Ibores siguiendo la ruta que está señalizada por ARJABOR a poco más de un kilómetro del pueblo y que es el antiguo camino entre Navalmoral de la Mata y Castañar de Ibor.

Nuestro camino discurre por el arruinado caserío de La Avellaneda

Discurre por parajes solitarios en trayecto paralelo al arroyo de Valdeazores hasta ascender a la Raña de Las Mesillas, donde confluye con la actual carretera.Nosotros no vamos continuar por ella sino que un poco más adelante dejaremos el asfalto y tomaremos un camino que desciende a la derecha hasta La Avellaneda.

La iglesia de La Avellaneda

Éste es un antiguo lugar, casi despoblado donde sobreviven fantasmales las ruinas de la mayor parte de las casas y alguna que otra mantenida a duras penas por sus dueños. Se trata del más antiguo asentamiento de la dehesa de Castrejón de Ibor que el rey Fernando III el Santo donó a la villa de Talavera, hoy de la Reina, para su repoblación. Perteneció a su concejo y por tanto al señorío de los arzobispos toledanos hasta el siglo XIX. En 1835, con la división provincial estas antiguas tierras de Talavera pasaron a pertenecer a Cáceres junto con parte de La Jara que actualmente se encuentra en la comunidad extremeña.

El cristo de La Avellaneda, hoy en la iglesia de Castañar de Ibor

La Avellaneda tiene una iglesia muy deteriorada construida en el siglo XV que conserva su espadaña pero a la que le han sido desmontados los contrafuertes. Dicen que en la despoblación del lugar tuvo que ver una plaga de termitas y que sus habitantes pasaron a vivir a Castañar, desde donde se celebra todos los años una concurrida romería hasta este lugar encantador situado en el valle del río Ibor por donde continuaremos nuestro periplo hacia Guadalupe.

El embalse de Valdecañas, todo un mar interior

El entorno aequeológico de Bohonal: En las terrazas del Tajo, desde la desembocadura del Gualija hasta el extremo occidental del término, se han hallado numerosas piezas de industria lítica trabajadas por el hombre del paleolítico inferior. Son abundantes los bifaces y raspadores que se pueden encontrar en los sedimentos movidos por el oleaje del embalse de Valdecañas en parajes como Los Navazos o las Cabrerizas.

La puente de Gualija

En las covachas graníticas formadas en la zona de confluencia del río Ibor con el Tajo se han encontrado restos neolíticos y calcolíticos en un entorno agreste de gran belleza y en esa misma zona, en el paraje conocido como Los Pibores, se conserva un buen dolmen, aunque su reutilización como cochinera lo ha deteriorado. Restos de otros cuatro dólmenes más se hallan en el término de Bohonal aunque tampoco se han conservado estos monumentos megalíticos en condiciones óptimas.

También en la Edad del Hierro dejaron los pueblos vetones muestras de su paso por aquí, hasta cinco verracos que se enumeran en las Relaciones de Felipe II y en el testimonio de un erudito del siglo XVIII que nos dejó algunos dibujos. Una de esas esculturas se conservan actualmente en Peraleda y es una cabeza de jabalí en la que se perciben perfectamente los colmillos.

 

LAS MINAS DE ORO DE SIERRA JAEÑA

Fotografía antigua en la que se ven las instalaciones mineras de Sierra Jaeña tras una nevada
Fotografía antigua en la que se ven las instalaciones mineras de Sierra Jaeña tras una nevada
Fotografía antigua con las instalaciones de la mina de oro llamada Pilar en 1945
Fotografía antigua con las instalaciones de la mina de oro llamada Pilar en 1945

Fueron las de mayor producción aurífera de la península durante el siglo XVIII, aunque se tiene constancia de su explotación desde el tiempo de los romanos hasta el pasado siglo. De sus vetas se extraía el oro finísimo con el que se fabricaban durante el siglo XVI las monedas conocidas como “doblas jaeñas”.

Vagoneta minera a la entrada del centro de interpretación de la minería jareña en Buenasbodas

En el año 1731 fueron arrasadas sus instalaciones por el alcaide mayor de Talavera obedeciendo una orden real por un problema de concesiones, al haber enfermado el corregidor de Oropesa al que se le había encomendado en principio.  Se destruyeron sus dependencias y se quemaron las chozas de los mineros.: «llegaron a las minas con escolta de caballería, atemorizaron sus gentes, se apoderaron de las llaves de ella, de los materiales y pertrechos, quemaron las casas de los trabajadores e hicieron otras vejaciones, hasta que consiguieron el intento de que se dejase la mina desierta»

En su última etapa se conocieron con el nombre de “La Oriental” y hasta hace poco se conservaban en Buenasbodas algunas de las viejas cajas blindadas con fuertes herrajes para guardar el polvo de oro extraído.

Bocamina de La Oriental. mina de oro de Sierra Jaeña
Bocamina de La Oriental. mina de oro de Sierra Jaeña

Hoy apenas se mantienen en pie los restos de los muros de los edificios donde se procesaba el mineral con los almacenes, canalizaciones, túneles y hornos en los que se producía el proceso. Puede entrarse con iluminación y mucha precaución a la bocamina principal y observar en sus galerías las vetas de cuarzos auríferos.

Galería de la mina de oro La Oriental en Sierra Jaeña
Galería de la mina de oro La Oriental en Sierra Jaeña

Es curiosa la descripción de los hechos comentados por los que el Rey ordena coger muestras de la piedra del mineral que hubiera en la mina «puesta en costales y serones cerrados y sellados para que se traigan a esta ciudad, donde su majestad ha resuelto se hagan ensayos de ella…para ver si tiene cuenta beneficiarla o no».

Después la benefició don Juan Portalegre en nombre de la real hacienda hasta 1736, año en que se volvieron a cerrar por su muerte y se entregaron sus llaves a un regidor «vecino de dicho lugar», quien luego le entregó los enseres a Francisco Portalegre, hijo del anterior que hizo otros trabajos y fundiciones y ordenó mandar 5 arrobas del material a la corte.

Cofre reforzado para guardar el oro de la mina en el aula de interpretación de Buenasbodas

Un inventario decía que los enseres que pertenecían a la real hacienda eran «nueve azadas de hierro, cuatro montones de cal como de tres mil fanegas, y otro montón de ciento ochenta, dos casas con noventa pies de largo cada una en las que había mucha porción de mineral.

En el alquería, otra casa concluida con diferentes departamentos, había cuatro hornos de distintos tamaños y hechuras, una tahona, un mortero y otra casa con provisiones para el beneficio de la mina que sería molesto referir»

En 1748 se hace otro inventario y solamente hay dos molinos de piedra, dos cajones de piedra y beta, una bigornia de hierro, una cazuela de hierro y una tahona» porque otros materiales se habían entregado por deudas de la explotación al tal Joseph Álarez.

Instalaciones en ruinas de las minas de oro de sierra Jaeña

 

COMENZAMOS EL CAMINO DE LOS IBORES A GUADALUPE POR BOHONAL

Casas porticadas en la plaza de Bohonal de Ibor

Desde la Nacional- V , poco antes de Navalmoral de la Mata seguiremos camino hacia el sur con destino a Guadalupe.  Pasamos junto a la arruinada iglesia del despoblado de La Mata ydespués de pasar junto a Peraleda de la Mata llegamos al Tajo, frente al templo romano de Diana que comentaremos en el capítulo próximo.

Antiguamente se cruzaba por la barca de Alarza situada cerca de Bohonal. Todavía se conserva el camino que llega desde ella hasta el pueblo y por él podemos acercarnos hasta el embalse, hasta un paraje solitario de gran belleza en el que la vista se pierde en el mar de agua dulce de Valdecañas. Otros viajeros cruzaban por la barca de Talavera la Vieja, como Ponz, que dijo de la posada del pueblo en 1784 que “No le dé Dios a nadie posada semejante a la que yo encontré en Talavera la Vieja. Nada había a qué apelar, ni para los hombres ni para las bestias”, aunque describe con admiración las riquezas arqueológicas de la villa desaparecida.

Rótulo cerámico de una calle de Bohonal

Bohonal es el único núcleo de población que queda en la actualidad del antiguo señorío del Conde de Miranda, formado además por Talavera la Vieja y el despoblado de Alija. En el siglo XV los habitantes de este último debían pagar al señor mediante un censo perpetuo dos fanegas de trigo y dos de cebada por cada yunta de bueyes que labrara en la Dehesa de Retuerta, en cuyo territorio se localizaron más tarde los otros dos núcleos de población, Bohonal y Talavera la Vieja. Una concordia del siglo XVI estableció que la propiedad de dicha dehesa era del conde, pero los colonos debían pagarle una cantidad fija para poder labrar las tierras. Esta situación medieval duró hasta 1930 con numerosos pleitos entre los vecinos, el señor y el estado, que en tiempos desamortizadores intentó también aprovecharse de la situación. Fueron muy numerosos los conflictos, e incluso en los años veinte un vecino perdió la vida de una paliza por ser firme defensor del reparto de las tierras entre sus paisanos.

Columnas de Talavera la Vieja salvadas tras lainundación del pueblo y al fondo el ambalse de Valdecañas

Pero el hecho histórico que modificó en mayor medida la historia de este pueblo y sobre todo de la desaparecida Talavera la Vieja fue la construcción del embalse de Valdecañas cuyo proyecto se publicó en 1956, modificando con su ejecución completamente el paisaje y despertando para Bohonal unas perspectivas turísticas que luego no se sustanciaron.

Espadaña de la iglesia de Bohonal

Un paseo por el pueblo nos mostrará su arquitectura popular claramente diferenciada de la forma jareña de construir que hemos venido observando en los pueblos de otros caminos guadalupanos. Son construcciones de mampostería granítica y de adobe que se reparten en intrincadas callejuelas y que tienen con frecuencia portales de acceso rematados con arco carpanel en ladrillo. En la plaza debemos destacar las casas porticadas de tradición mudéjar sobre columnas ochavadas, algunas de ellas reconstruidas pero conservando los soportales tradicionales.

Pila cerámica bautismal de cerámica talaverana en Bohonal

La iglesia de San Bartolomé es construcción del siglo XVI de una sola nave con una graciosa espadaña de sillería y una torre añadida en el siglo XX. El interior sufrió también los embates de la Guerra Civil y aquí se trajeron antes de su inundación algunos de los objetos litúrgicos de la iglesia de “Talaverilla”, entre los que tal vez destaque una pila bautismal de cerámica de Talavera que parece obra de Ruiz de Luna. También se trasladaron aquí dos de las lápidas romanas que se custodiaban en la sacristía talaverina, una de ellas la que hace referencia a los Santos Mártires Vicente, Sabina y Cristeta. De más valor eran los cuadros del Greco que formaban parte de un retablo de la iglesia inundada; representaban los motivos de la Coronación de la Virgen, San Pedro y San Andrés y actualmente se encuentran en el Museo de Santa Cruz de Toledo. El rollo jurisdiccional de Talavera la Vieja se encuentra actualmente en la cercana población de Rosalejo adonde fueron algunos colonos talaverinos tras anegarse el pueblo.

Arquitectura popular de Bohonal

LA CANTANTE ROSAMIL

Rosamil vestida de talaverana
Rosamil vestida de talaverana

https://www.youtube.com/watch?v=0MkyGiXBswY

https://www.youtube.com/watch?v=Z06A8ymv1cg

Adjuntamos arriba dos enlaces de youtube con canciones de Rosamil, cantante talaverana de los años 60 que llegó a grabar diez EPs de cuatro temas cada uno, según nos cuenta el gran Luis Martín de «Lobos Negros» en su historia de la música pop y rock de la ciudad.

Su estilo es más cercano a la copla y para los entendidos tenía una buena voz para ese género, aunque grabó algunas canciones más cercanas a lo que podríamos llamar pop o canción española.

Portada de disco de Rosamil
Portada de disco de Rosamil

 

A continuación reproducimos el texto de la web «El Arte de Vivir el Flamenco» sobre la cantante

ROSA MARÍA ROCHA, cantante, más conocida en la historia del arte de la canción con el nombre artístico de  ROSAMIL, nació en Talavera de la Reina, comenzó a cantar muy joven, desde los nueve años. Se dio a conocer en el primer festival de la Canción del Tajo en 1961 organizado por Helio Casarrubios. Como la normativa era entonces muy rígida, los menores no podían cantar profesionalmente y en ocasiones hubo de mostrar una documentación en la que aparecía con 16 años cuando contaba sólo con 14.

Participó en numerosos festivales donde obtuvo varios galardones de los que el más importante fue tal vez el del programa “Salto a la Fama” de Televisión Española, año 1964, donde obtuvo el primer premio. También consiguió nada menos que tres premios: interpretación, canción española y canción moderna en el festival de Las Palmas de Gran Canaria. Algunos de sus temas fueron escritos por maestros famosos en la época como Gordillo, Quiroga y Solano. Llegó a actuar en La Granja ante el entonces jefe del estado General Franco. Firma un contrato en exclusiva con la discográfica Columbia llegando a grabar su primer disco en 1965 en el que contaba con catorce años

Así, publica también en 1965 otros dos EPs: el primero de ellos con coplas como «Fiesta en Punta Umbría», «Camino adelante», «Dime que me quieres» y «Compañerita» y el otro con los títulos «Y sin culpa», «Deseo», «Paseo del Prado» y «Despedida en azul» (editado por Iberia). Desde ese momento, su producción discográfica es prolija y tan sólo en 1966 lanza al mercado cuatro discos más. De ellos destacan las coplas «Zapaterito fullero», «Una copla y una flor», «Por mi calle», «Flor de Talavera», «Campanita del jardín» o «La que se llama Dolores» y el tango «Silbando melodías» o la cumbia «Bobito, bobo». Asimismo, intercala estas grabaciones con su participación en programas televisivos como Musical catorce cero cinco de TVE.

El 11 de diciembre de 1966 participó en el festival España canta en paz celebrado en el Palacio de los Deportes de Madrid y organizado por la Radio y Prensa del Movimiento. Contó con la participación de una importante orquesta dirigida por Rafael Ibarbia y numerosos artistas de prestigio como Carmen Morell, Imperio de Triana, Rosita Ferrer, Manolo Escobar, Víctor Manuel o Conchita Bautista. Otra fecha importante dentro de su trayectoria fue abril de 1967 cuando Rosamil forma parte del elenco de artistas del espectáculo ¡Llegan los ídolos! encabezado por Gracia Montes y Antonio Molina que supuso un rotundo éxito en el Circo Price de Madrid. Ese mismo año publica otros tres discos más con títulos como «¡Pero era un hombre casao!», «En la plaza de Santa Ana», «Esperanza y Macarena», «Rosario la de Baeza», «¡Qué bonitas son las flores!» o la guaracha «Motomoka».

Desde ese momento, su actividad profesional es todo un misterio. Su nombre desaparece dejando como único testigo el recuerdo de su voz.

ARQUITECTURA POPULAR PUEBLO A PUEBLO: CASTILLO DE BAYUELA

Arquitectura popular granítica de Castillo de Bayuela

Castillo de Bayuela se sitúa en la falda meridional de la Sierra de San Vicente sobre las últimas afloraciones graníticas y a los pies del batolito aflorado del Cerro del Castillo. Es por tanto el granito el principal material empleado, aunque se utiliza también en menor medida el adobe, el tapial y el ladrillo.

Mampostería blanqueada com sillería en vanos de la arquitectura de Bayuela

Históricamente fue repoblada por la ciudad de Ávila a cuya diócesis perteneció hasta 1955, siendo capital del señorío feudal del condestable López Dávalos desde 1393. Esa repoblación abulense dejó la impronta de ciertas características de la arquitectura serrana de Gredos.

Portada de un corral cubierta por bardal en Bayuela
Otras portadas cubiertas por tejadillo

Ya vimos en la entrada de la arquitectura de Cardiel de los Montes cómo desde otros lugares del entorno se proveían de madera de los robledales de su término. La mampostería utilizada es bastante tosca con los núcleos de piedra poco trabajados salvo en vanos y esquinas.

Patio de entrada a una vivienda de Castillo de Bayuela

Las relaciones de Felipe II de Bayuela dicen que hace quinientos años la «suerte y labor» de las casas son sin embargo «por la mayor parte de tapias de tierra, y pocas casas de piedra, aunque hay mucha junto al lugar, y la madera es de robre y enebro y esto lo hay en la juridición, y la madera de pino que gastan la traen de las villas del Adrada y … que están a ocho y cuatro leguas».

Puerta tradicional en una vivienda enjalbegada.

A mediados del siglo XIX  Bayuela tiene «160 casas malas, varias calles y una plaza cuadrilonga en medio de la cual está el rollo»

Una calle típica de Castillo de Bayuela

Son de destacar también algunos rincones de arquitectura tradicional entre cuyas peculiaridades debemos señalar las bonitas porteras repartidas por cercas y prados, los aparejos de mampostería granítica y los “boquerones”, pequeñas puertecillas elevadas para guardar la paja en los doblados, pues no en vano se dice en la comarca: Los de Bayuela pajariegos, que toda la paja encierran, y un año que no la cerraron se murieron las becerras.

Aparejo de sillería y mampostería de una corral de Bayuela

Muchas de las casas tienen dos alturas y entre las de nueva construcción en el siglo XIX y comienzos del XX podemosver alguna con sillería o ladrillo en dinteles y jambas. Muchas están enjalbegadas y se adaptan al empinado terreno donde se asienta gran parte del caserío.

Vivienda de sillarejo y ladrillo en castillo de Bayuela

Aunque hay algunas puertas carreteras grandes podemos ver muchas más de tamaño mediano como las que vemos en las fotografías adjuntas, estando protegidas por un pequeño tejadillo o por bardales vegetales.

Rincón de arquitectura bayolera

Un relato breve: COLMENEROS, 1486

Colmenas de corcho en La Jara
Colmenas de corcho en La Jara

COLMENEROS, 1486

Marcela se acercó hasta la entrada del muro de piedra que circundaba la posada de colmenas y permaneció allí, quieta. Con un movimiento de cabeza llamó a su hijo Bartolomé. Ella sabía bien que una mujer mientras estuviera con su flor no debía acercarse a las abejas. Ni siquiera cuando hubiera comido ajos o cebollas, pues eran animalias muy delicadas a las que también molestaban los malos olores.

El muchacho se acercó a ella y tomó la cantarilla de vino, la hogaza y el pedazo de queso  que les había traído para el almuerzo. Su marido dejó de encalar el poyete de pizarra cogida con barro que acababa de levantar para dar asiento a las colmenas.

Imagen medieval que representa un huerto con colmenas

Imagen medieval que representa un huerto con colmenasDespues de comer se lavó cuidadosamente las manos en el arroyo del Endrino. Sabía que las abejas debían ser tratadas con mucha limpieza y que un colmenero no podía jamás ser sucio ni borracho. Así se lo enseñó en cierta ocasión el beneficiado de la parroquia de San Miguel, don Gabriel Alonso de Herrera. Incluso le dijo que debía ser casto, pues ya los antiguos aseguraban que la diosa de la castidad tenía a su cargo las abejas. Además, si ellas son castas y limpias, es razón que las trate persona casta y limpia.

Pasó aquel día un buen rato con don Gabriel, respondiendo a las muchas preguntas que el cura le hizo sobre la granjería de la miel. Se hizo su amigo y siempre que iba por la villa le llevaba un cirio de la cera de sus abejas para alumbrar a la Quinta Angustia.

El olor de la jara, tan dulce que a veces podía casi paladearse, lo invadía todo. Bartolomé se acercó a orinar a unas junqueras y, de pronto, se agachó, levantando orgulloso una gran culebra a la que desnucó con un brusco movimiento de muñeca. Bien sabía por las enseñanzas de su padre que los lagartos, las culebras y escuerzos sólo hacían daño en la posada. El padre se levantó y fue cojeando otra vez hacia el caldero de la cal para acabar su tarea.

Colmeneros en el pueblo jareño de Carrascalejo

A veces, cuando Bartolomé veía a su padre renqueando, sentía un escalofrío y, al mismo tiempo, una extraña sensación de orgullo. Recordaba cómo siendo niño acompañaba una mañana a su padre a visitar las colmenas más lejanas de su casa, en la sierra del Atalayón.

Tal vez por el ruido del río que venía crecido o debido al fuerte viento en contra, se dieron de bruces con un oso al entrar en el colmenar. Andaba golosineando con los panales. Los había sacado de los corchos que habían rodado de un zarpazo despedazados por el suelo. Con un salto de sus patas traseras el enorme animal se abalanzó sobre el colmenero, mientras su hijo se ocultaba llorando detrás de la pared. No pudo Bartolomé ver la pelea de la bestia con su padre hasta que, herido, se acercó hasta él arrastrándose y gimiendo. El animal, antes de morir de una certera cuchillada en el cuello, le había desgarrado la pantorrilla de un zarpazo.

Paisaje jareño típico. Los colmeneros fueron los primeros en repoblarlo

Costó curar la herida, pero su vecino el hortelano, que había ido a vender unos canastos de priscos a Talavera, llevó la cabeza y las garras del oso hasta la cárcel de la Santa Hermandad cobrando la recompensa. La Santa Hermandad se fundó para vigilar los yermos y despoblados y defender de bandidos a los colmeneros. Ellos premiaban a los que acababan con sus enemigos y uno muy importante era el oso.

Y cuando más tarde fue toda la familia a la feria, todavía estaban clavados los despojos en la puerta y, debajo, un pliego con el nombre de su padre que los viandantes miraban con curiosidad. Desde entonces, Bartolomé decidió que él también sería colmenero algún día.

La estancia donde iban a ser instaladas las colmenas ya estaba preparada, el muro tenía más de dos varas de alto para dificultar el paso a los osos. El viento del norte no dañaría a las colmenas pues se había instalado en una buena solana.

El agua limpia del arroyo corría muy cerca y el suelo estaba bien saneado. La pizarra afloraba inclinada como dientes de perro y el agua de la lluvia correría sin pudrir los corchos. Bartolomé recibió la orden de limpiar el monte cercano. Su padre no quería que volviera a suceder como cuando, dos años antes, el fuego que prendieron unos pastores para aumentar el pasto quemó sus dos mejores posadas.

Símbolos de de la Santa Hermandad entre los que se encuentra una colmena en recuerdo de que la institución comenzó siendo una hermandad de colmeneros. También aparece un jabalí y el yugo y las flechas de los Reyes Católicos, por ser hermandad real-

Todo estaba preparado. Hasta habían guiado dos acebuches junto a la pared para que así anidaran en ellos los enjambres que se salieran de los corchos. Pero había que atraer a las abejas, y Bartolomé ya sabía que debería untar las ramas de los árboles con un poco de aguamiel.

Las colmenas habían sido fabricadas en las largas noches de invierno, a la luz de las velas que ellos mismos hacían con la cera más sucia de sus panales, que las buenas ya las teníanapalabradas en Guadalupe. Habían escogido las mejores cañas de corcho del alcornocal del Puerto, que no tuvieran hendiduras ni resquebrajamientos, y las habían clavado con virus de jara afilados y endurecidos al fuego. En Piedraescrita  consiguieron una carga de estiercol de becerro que, mezclado con barro, sellaría las colmenas salvándolas del frío y de las sabandijas.Con unos palos de encina atados en forma de portera cerraron en la corraliza los corchos que esperaban sus enjambres.

Bartolomé pensó que, al fin y al cabo, este no era un mal oficio. Solamente el silencio del monte, con el aullido del lobo acompañándole muchas noches, le producía cierto sobresalto. Pero no era el miedo lo que le más le angustiaba. Solamente le turbaba la posibilidad de que a Blanca, la muchacha que le estuvo mirando en la fiesta del pueblo, no le gustara vivir en la soledad de la alquería.

Aunque, cuando contempló que la temprana primavera ya teñía los cerros de enfrente con sus cantuesos de color morado, y que la jara, el cantueso, el tomillo y el romero llenaban de olores el aire pensó que la cosecha sería buena. Podría comprarle a Blanca ese pañuelo que miraba con tanta atención cuando se lo ofreció el buhonero después de la romería.

EL MENHIR DE LA LAGUNA DEL CONEJO

Menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal)
Menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal)

Cerca de Velada, pero en término de Talavera de la Reina (Gamonal) muy próximo al cruce de la cañada leonesa Oriental con el llamado Carril de las Mulas  se encuentra el paraje conocido popularmente como la laguna del Conejo o laguna de la Dehesa. También es conocido el paraje en Gamonal como el cerro de la Piedra, por razones obvias.

Menhir de la laguna del Conejo en Gamonal. Al fondo la sierrecilla de El Berrocal

Allí podemos ver sobre una elevación un curioso menhir que, que se enmarca dentro del conocido como Megalitismo Extremeño que, como otro desparecido junto al embalse del Guadyerbas, el menhir de Parrillas, también se localiza junto a las viejas vías pecuarias de la trashumancia.

Plano donde se observa la situación de algunos de los monumentos megalíticos de la comarca.

El menhir fue descubierto por el que esto escribe y lo publiqué en mi primer libro «La Villa de Velada» (1990)

Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha
Detalle del menhir mostrando sus cazoletas en término de Talavera de la Reina (Gamonal) y señalado uno de sus canales por la flecha

Se trata de un bloque granítico con la típica forma apuntada de los menhires que tiene en su cara sur numerosos huecos semiesféricos, las “cazoletas”, cuyo significado ritual para las gentes que lo erigieron hace cuatro mil quinientos años desconocemos. Algunas de estas cazoletas están comunicadas por canalitos cuyo simbolismo también ignoramos y que podemos ver en la imagen señaladas por una flecha.

Esquema de las cazoletas en el menhir de lGamonal

Su situación era, según el propietario de la finca, algo más desplazado al norte y en su entorno solamente localicé alguna pequeña lasca de sílex.  Estos monumentos megalíticos se erigieron aproximadamente en hace cuatro mil quinientos años. Las cazoletas algunos han aventurado la posibilidad  de que tuvieran algún simbolismo religioso, que con ellas se hicieran determinados rituales y otros autores incluso hablan de la posibilidad de que fueran una especie de mapas astrológicos.

Los dólmenes y menhires aparte de su funcionalidad funeraria, la mayor parte de autores los considera elementos de amojonamiento de los territorios de una determinada tribu o clan de aquellos antepasados

HISTORIA FÁCIL DE LA CERÁMICA DE TALAVERA (3) LA EDAD DEL BRONCE

BRONCE ANTIGUO Y PLENO

Pithoi hallado en el yacimiento del Cerro de la Mesa de Alcolea de Tajo

Aunque es difícil establecer en la meseta una secuencia para el calcolítico y la Edad del Bronce por falta de estudios estratigráficos, podemos hablar en nuestra zona de varios asentamientos en los periodos iniciales del bronce. Entre ellos se encuentra el yacimiento de Villarejo de Montalbán conocido como Riscal de Velasco, del que ya hemos hablado en el capítulo anterior [1] y cuyas fortificaciones no sabemos si pertenecen al calcolítico o a la edad del bronce. Otro poblado se situó en el Cerro de la Mesa (Alcolea de Tajo) sobre un cerrete que domina la orilla derecha del Tajo[2], «Muestran estos yacimientos, además de una gran extensión y algunas fortificaciones de la época, unas características por las que podrían representar una variedad local en la zona más en contacto con Extremadura y que podría ser una evolución de los poblados existentes en esta misma zona».

Hachas pulimentadas halladas en el entorno de los yacimientos de la Edad del bronce y Calcolítico de Villarejo de Montalbán. Colección Garayalde

En cuanto a las necrópolis, contamos con un yacimiento bastante significativo que es el del Cerro del Obispo en Castillo de Bayuela, necrópolis de inhumación en «pithoi» que se localizan de costado, contorneados por bloques de granito formando una caja exterior y una torta de cerámica que cubre la totalidad de la estructura. En el ajuar de estos enterramientos encontramos acompañamiento funerario propiamente dicho consistente en objetos del difunto inutilizados (cuchillos de sílex, hachas de piedra pulimentadas, molinos barquiformes, brazales de arquero, ídolos de cuernos, fusayolas, crisoles, vasos, cazuelas, leznas…), ajuar funerario de carácter ritual ( cazuelas, vasos y cuencos rituales más pequeños y sin utilizar) además de ofrendas funerarias para el sustento de «la otra vida» como son cuartos de cáprido, bóvidos y ganado lanar que se depositan entre el «pithoi» y las lajas de granito[3]

Riscal de Velasco

En el próximo Cerro del Castillo puede que habitara la población que se enterraba con estos ritos de inhumación que tienen cierta correspondencia con prototipos argáricos.

La cultura material de este tipo de yacimientos es bastante homogénea, cerámicas sin decoración como vasos carenados, cuencos hemiesféricos, botellas, grandes orzas de provisiones etc. La industria lítica de láminas de sílex, dientes de hoz, molinos barquiformes y algún punzón de hueso[4].

Pebetero hallado en las excavaciones del Cerro de la Mesa en Alcolea de Tajo

A estos yacimientos podemos sumar el del Cerro del Oso en el Real de San Vicente y el de la alcazaba de la ciudad de Vascos que, antes de ser un yacimiento romano o musulmán, fue un asentamiento de la Edad del Bronce, situado como otros que hemos visto en un cerro elevado junto a una corriente fluvial, en este caso, el río Huso.

Según Juan Manuel Rojas Rodríguez Malo, las Características comunes de las cerámicas de estos yacimientos del Bronce Pleno son la presencia de un alto porcentaje de vasijas con bordes exvasados y con carenas medias bajas con cuencos tanto globulares como de media esfera, aunque también se dan vasos de paredes rectas. Son frecuentes los motivos decorativos a base de cordones horizontales y mamelones, con motivos impresos de digitaciones y ungulaciones sobre el borde y los cordones. En el Bronce Pleno es frecuente la decoración con triángulos y paralelas rellenos de puntos y líneas.

Las cerámicas del horizonte Cogotas I aparecen sobre los sustratos del bronce pleno, en algunos de los casos antes referidos, llenándose el vacío que hasta ahora había en la dispersión de estos yacimientos en la meseta sur y así en nuestro ámbito localizamos los dos tipos de asentamiento de este periodo, yacimientos en llano como El Carpio I o el Golín; y el arroyo Manzanas o el cerro Torrejón de Malpica de Tajo, más en la línea de los poblados de altura[1]. Los primeros suelen tener el patrón de los llamados «fondos de cabaña» como el del Golín de Puentes Caídos a las orillas del pantano de Navalcán hallado por mí en la retirada de las aguas del mismo, con una vasija de aprovisionamiento, hecha a mano, semiesférica y carenada de gran tamaño y decorada con incisiones en zig-zag, cremallera y dientes de lobo, con tipología encuadrable en el horizonte de Cogotas I Podían observarse en los alrededores los restos arrasados de algunos silos más, de forma circular[2].

Parece que la ganadería y la caza estarían relacionados con este tipo hábitat y la economía de intercambio y agricultura con los segundos.

Las cerámicas encuadradas en esta cultura “Cogotas I” presentan la novedad de las decoraciones del tipo “boquique”, como sucede con algunos fragmentos hallados en el yacimiento de arroyo Manzanas. Se trata de una técnica elaborada mediante con un dibujo superficial de «punto y raya» que caracteriza a esta decoración alfarera doble o mixta, se conseguía punteando con un punzón o algún tipo de sierra dentada, trazos pequeños y sucesivos a lo largo de una línea incisa continua, “dando el aspecto de un cosido”.

[1]CARROBLES, J. ,MUÑOZ, K. Y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad del bronce…

[2]VILLA GONZÁLEZ J.R. : Arqueología de urgencia en la campana de Oropesa, en Actas del Primer Congreso de Arqueología de la Provincia de Toledo. Diputación Provincial de Toledo, Toledo 1990.

Muralla del yacimiento de Cerro del Oso

[1]CARROBLES, J. y MENDEZ-CABEZA FUENTES, M. Op. Cit. Introducción al calcolítico…

[2]CARROBLES, J. , MUÑOZ, K. y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad del Bronce en el valle medio del Tajo…

[3]MENÉNDEZ ROBLES, M.L. ,GIL J.I., REYES, F. y REYES J.L. Tipología del material procedente de la necrópolis del Bronce Medio de El Cerro del Obispo en castillo de bayuela Toledo en Actas del primer Congreso de Historia de Castilla-La Mancha ,Tomo III. Junta de comunidades de Castilla La Mancha. Talavera de la Reina 1988.

[4]CARROBLES , J., MUÑOZ, K. y RODRÍGUEZ, S. Op. Cit. La Edad …