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LA ALCAZABA

LA ALCAZABA

Quiere el alcalde hacer visitable la alcazaba sin haberla excavado ¡¡¡. Ofrecemos aquí una información básica sobre este monumento que ofrece grandes posibilidades siempre que no se hagan las cutrerías habituales

Lápida con escritura cúfica de la torre de la alcazaba musulmana de Talavera, hoy extraviada
Lápida con escritura cúfica de la torre de la alcazaba musulmana de Talavera, hoy en el Museo Arqueológico Nacional
Torre de la alcazaba en la Ronda del Cañillo. La flecha señala el lugar de la lápida desaparecida
Torre de la alcazaba en la Ronda del Cañillo. La flecha señala el lugar de la lápida desaparecida

HISTORIA

Comenzaremos la descripción de las antiguas murallas talaveranas por el extremo suroriental, donde se encontraba la antigua alcazaba musulmana descrita así por el historiador musulmán Al-Razi «Talavera fiziéronla los antiguos sobre el río de Tejo, en el partimiento de los moros e de los Christianos. E el muro de Talavera es muy fuerte e mucho alto e de muchas altas torres. E quando andava la era de los moros de trezientos e veynte e çinco años, e mandó Mira bomelym, fijo de Mafomad que fiziesen en Talavera un departimiento entre los de la villa e los de fuera, e que fiziese ay un alçar en que morasen los almoxarifes».

Vemos así como es Abderramán III quien ordena construir un alcázar en el año 936 para que residieran en él los gobernadores militares de la ciudad.
Esta alcazaba ocupaba el antiguo huerto de San Agustín. En recientes excavaciones arqueológicas se descubrieron los muros que dibujan el trazado de la planta del antiguo edificio. Según Francisco de Soto, Almanzor descansó en él cuando regresaba de sus campañas por Galicia.
Alfonso VI conquista Talavera en 1083 y nombra gobernador de su alcázar a Sancho del Carpio, ejecutado posteriormente por no haber sabido defender de los musulmanes el paso del río Tajo. Alfonso VII gustaba de pasar largas temporadas en el alcázar talaverano y hace algunas obras de acondicionamiento en el mismo. Alfonso VIII mejora las fortificaciones y reforma también este Alcázar Real. En 1351 muere degollada en este edificio doña Leonor de Guzmán, madre de Enrique II.
El alcázar es palacio arzobispal a partir de 1371, cuando Talavera pasa a depender del señorío de la mitra de Toledo. Durante el reinado de Enrique III vuelve por un corto periodo de tiempo a estar bajo la custodia real.
Durante la Guerra de las Comunidades acomete el ayuntamiento talaverano ciertas reparaciones y restablece la vigilancia del castillo para la cual eran precisos seis hombres. Su conservación debía ser precaria ya en el siglo XVI pues el arzobispo Jiménez de Cisneros inicia unas labores de acondicionamiento del alcázar al que ya se hace referencia como derruido.

Postal de los años 70 donde aparecen los restos de la alcazaba, escenario de parte de la leyenda de Nalvillos
Postal de los años 70 donde aparecen los restos de la alcazaba, escenario de parte de la leyenda de Nalvillos

DESCRIPCIÓN

Hay dos descripciones del alcázar muy valiosas para hacernos una idea de la estructura y distribución del edificio, la primera aparece en las Relaciones de Felipe II y dice:
«Al capítulo treinta y tres hay un alcázar hacia la parte del río, dentro del cual había buenos edificios de morada, los cuales están caídos, arruinados y deshechos como los antiguos. Había unos baños o algibes bien aderezados y no hondos, a los cuales se baxaba por pocos escalones y siempre tenían agua, y crecía y menguaba como el río y están cegados con los aposentos que estaban encima y se habían hundido, y arrimado al muro por la parte de dentro estaba una capilla de la advocación de San Juan, en que fue enterrada doña Leonor de Guzmán, madre del rey don Enrique, que hizo matar el rey don Pedro, teniéndola allí presa. Solía haber en tiempos en que residía un alcayde en el alcázar ciertas piezas de artillería de hierro y pequeñas puestas en unos leños en la torre del homenaje y balas de piedra e ballestas grandes de garrucha que se armaban con torno y en lo baxo, frontero de la puerta un tiro grande. Por la parte de fuera en lo del alcázar es la cerca muy grande».
La segunda es de Ildefonso Fernández, quien alude a la descripción de un licenciado llamado Plasencia que hablaba del alcázar como un edificio «muy fuerte y capaz, tanto como los mejores de Castilla, se hallaba dividido en tres partes principales con un hermosísimo patio central, de la siguiente manera: una que miraba al río Tajo y cuyas habitaciones adornaban dorados techos de madera, incrustados de leyendas alcoránicas. Desde este departamento se pasaba a lo largo del muro a las habitaciones de la segunda parte que caía al costado Norte y en cuyas paredes se ostentaban algunos escudos de armas de los arzobispos de Toledo como recuerdo de su señorial dominación cuando Talavera fue luego de su pertenencia. A la parte de poniente, hallábase el resto del edificio que servía para cuadras de la servidumbre, y oficinas indispensables de esta clase de palacios. En el centro del patio y arrimada al muro principal estaba la capilla dedicada a San Juan Bautista, y de la que se conservan afortunadamente dos reliquias…Es una de ellas la efigie del actual Cristo de la Misericordia y está en la capilla de San Ildefonso de la Colegial, y la otra una cruz grande de plata labrada que se halló entre los escombros del citado alcázar, siendo arzobispo D. Fray Bartolomé de Carranza que la regaló a la parroquia de Santa Leocadia donde se encuentra.»

Fotografía de Ruiz de Luna con la torre albarrana que quiere hacerse visitable y el muro oriental de la alcazaba
Fotografía de Ruiz de Luna con la torre albarrana que quiere hacerse visitable y el muro oriental de la alcazaba

El acceso principal se realizaba por una doble escalinata de piedra mientras que un postigo, en la parte opuesta, daba acceso al río. Entre sus dinteles y sillares se hallaron numerosas lápidas sepulcrales romanas y en la esquina con Ronda del Cañillo había una piedra con una inscripción que según la tradición popular decía: «Cuando el Tajo llegue aquí , Talavera , ¡Ay de ti !», pero según el autor del más completo estudio sobre nuestras murallas, Sergio Martínez Lillo, pudiera más bien haber sido la placa conmemorativa de las obras de fortificación de Abderramán III que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. La planta del alcázar es rectangular con unas dimensiones aproximadas de 86×64 metros. Las excavaciones realizadas a la puerta de la alcazaba demostraron la existencia de un habitat tardorromano anterior de cierta importancia.

La alcazaba en el dibujo de Van der Wingaerde del siglo XVI
La alcazaba en el dibujo de Van der Wingaerde del siglo XVI

El testimonio gráfico del alcázar más valioso con el que contamos es el dibujo del siglo XVI de Van der Wingaerde , en él se aprecian hacia el oeste dos torres cuadradas que podían haber flanqueado una entrada y junto a ellas otra torre circular más baja. Señaladas con una “q” aparecen las que podrían haber sido dependencias más nobles con vistas al río, junto a la torre del homenaje. Más hacia el este se percibe una torre-campanario adosada a la muralla, posiblemente de la capilla de San Juan Bautista. Un puentecillo salva lo que parecen ser los restos del foso que antiguamente se inundaba en situaciones de peligro. Delante del alcázar se puede ver la pequeña muralla o barbacana de la que todavía hoy quedan algunos restos.
Bajo cuatro metros de sedimentos, que han ido dejando los años de explotación agrícola del Huerto de San Agustín, permanecen los muros de esta importante construcción islámica que, al no haber sido perturbada desde el siglo XVI, afloraría con su excavación, como han demostrado las catas arqueológicas realizadas en 1989 por Ramón Villa.

LOS MOLINOS DEL TAJO HASTA LA INDUSTRIALIZACIÓN

LOS MOLINOS DEL TAJO HASTA LA INDUSTRIALIZACIÓN

Nuevo capítulo de mi obra agotada «Los Molinos de Agua en la Provincia de Toledo» en el que se trata sobre su historia del siglo XV hasta el XIX

Malpica y los molinos de Corralejo en el plan de navegación de Carduchi
Malpica y los molinos de Corralejo en el plan de navegación de Carduchi

A través de las Relaciones de Felipe II conocemos algunos datos sobre la propiedad molinera en el siglo XVI. El rey es dueño todavía de tres grandes paradas sobre el Tajo ( Aceca, Alhóndiga y Aranjuez ) y los señores laicos son dueños de los molinos de su jurisdicción como es el caso del duque de Maqueda, el conde de La Puebla de Montalbán, el señor de Malpica o el señor de Higares (fig. 32). Algunas casas nobiliarias poseen varias paradas molineras, como por ejemplo el conde de Oropesa al que pertenecen los molinos de Silos, Cebolla y las Aceñas del Conde en el Torrico. El conde de Cifuentes tiene también tres paradas, en Velilla, Bergonza y Cifuentes.

Otros integrantes de la nobleza menor conservaban también intereses molineros. Los Loaysa, hidalgos talaveranos que eran propietarios de los molinos de Merillos cerca de Cebolla, o los Meneses que ya hemos visto cómo contaban con dos paradas en Alcaudete. En Toledo, el mariscal D. Juan de Rivadeneyra era propietario de molinos en el Guadarrama.

Las centrales eléctricas aprovecharon los antiguos molinos para sus instalaciones, como en estos de Cebolla
Las centrales eléctricas aprovecharon los antiguos molinos para sus instalaciones, como en estos de Cebolla
Grandes bóvedas de ladrillo en los edificios de los antiguos molinos de Cebolla
Grandes bóvedas de ladrillo en los edificios de los antiguos molinos de Cebolla

En las Relaciones de Felipe II encontramos además referencias a mayorazgos o a determinadas personas con autoridad de ámbito local, como un regidor de Villamiel o un comendador en el Viso, que eran dueñas de molinos.

La Iglesia era dueña y señora de un gran número de las paradas más importantes. Constatamos así cómo las monjas de San Clemente de Talavera son propietarias de los molinos de Cabañuelas, los jerónimos tienen los molinos de Abajo cerca de Talavera, los jerónimos de Guadalupe cuentan con los de Espejel y los de la Sisla son propietarios de varias paradas. Los hospitales de Puente del Arzobispo (fig. 33) se financiaban con dos molinos próximos a esta villa donados por el Arzobispo Tenorio en el siglo XIV. Las monjas de la Madre de Dios de Toledo poseían un molino en el Guadarrama y una capellanía se financiaba con los beneficios de un molino en La Puebla de Almoradiel.

Muchos artificios manchegos pertenecían a encomiendas de la orden militar señora de esos territorios. Por ejemplo la Bailía Prioral de San Juan de Jerusalén arrendaba o concedía molinos, mediante censos perpetuos, en  construcción y aprovechamiento.[1]

Si seguimos analizando pueblo a pueblo la Relaciones de Felipe II, observamos que, ya en el siglo XVI, el número de los pequeños molinos de arroyo dispersos por las sierras toledanas es considerable e incluso, en corrientes como las de Fresnedoso, Sangrera, Andilucha o Guadarrama, el número de estos ingenios es mayor que el que aparece en catastros y relaciones de finales del siglo XVIII. Los datos son, sin embargo, algo parciales ya que gran parte de las poblaciones  de la sierra de San Vicente y de la Campana de Oropesa no aparecen en las Relaciones del siglo XVI publicadas pues pertenecían a la ciudad de Ávila en aquel entonces.

Los molinillos bastardos como estos de Santa Ana de Pusa se van dispersando por todo el territorio desde el siglo XVI
Los molinillos bastardos como estos de Santa Ana de Pusa se van dispersando por todo el territorio desde el siglo XVI

En el siglo XVI la molinería continuaba siendo una rentable inversión para la nobleza y por ejemplo, la dozaba parte de los molinos de Daicán en Toledo es comprada por catorce mil maravedís, años más tarde es arrendada esta misma parte por tiempo de «tres vidas», la del comprador y la de sus dos hijos, por ochocientos dieciséis maravedís en «cada un año», con las siguientes condiciones que reproducimos por su interés:

1)A- La paga debería efectuarse por los tercios de cada año, la primera paga a finales del mes de Abril, la segunda a finales de Agosto y la tercera en Navidad.

2)– En el precio fijado no se podría realizar descuento alguno, teniendo además el arrendatario la obligación de tener siempre en buen estado la rueda del molino y todo lo demás que fuera menester.

3)– Ni el arrendatario ni sus hijos podrían vender ni traspasar ni empeñar dicha rueda, ni a caballero, ni a clérigo ni tampoco a ningún convento, iglesia o monasterio.

4)En el caso de que aquellos se viesen obligados a vender o a traspasar el molino en el tiempo de las tres vidas, lo harían saber al arrendador por si éste lo quisiera tomar, y por la cantidad que por ello les fuera a dar otra cualquier persona; y en el caso de que el arrendador no lo quisiere y lo traspasasen a otro, deberían entregar a aquel la décima parte del precio que le diera por ello, en reconocimiento del dominio que sobre ello tenía, y si pasasen dos años consecutivos sin pagar el tributo correspondiente, el arrendatario  caería en la pena de comiso y por tanto lo perdería.

     Este molino rentó en un año treinta y cuatro mil maravedís, siendo como hemos visto el alquiler de ochocientos dieciséis. Es evidente  que ya en esa época eran mucho más valoradas las rentas del trabajo del molinero que el inmueble del molino en sí.

En Toledo quedan restos de viejos molinos medievales
En Toledo quedan restos de viejos molinos medievales

El señor de Layos, dueño de la anterior parada, arrendaba otros molinos de arroyo por veinte maravedís y cuatro gallinas o por treinta maravedís y seis gallinas. Alguno incluso se arrendaba en especies, como en el caso de un molinillo en los montes de Toledo que se alquila por cuatro gallinas, cuatro capones, dos cabritos y dos fanegas de harina. Otros molinillos cercanos pagaron ya en el siglo XVII hasta un máximo de seiscientos maravedís . Estos datos nos dan una idea de la gran diferencia existente entre la rentabilidad de los grandes molinos del Tajo y la de los molinillos de arroyo[2].

Las rentas anuales que percibía el propietario del molino nos aclaran también la diferencia que existía entre los beneficios de una gran parada en el Tajo con 400 a 1300 fanegas de trigo, comparados con los de pequeños molinos de arroyo que percibían en general menos de cincuenta fanegas y que en algunos molinillos como los de Espinoso llegan a tener una rentabilidad de tan sólo dos fanegas en el siglo XVI[3]

La decadencia económica del siglo XVII[4] parece afectar también a la industria molturadora ya que muchas paradas del Tajo que aparecen en las Relaciones de Felipe II como «corrientes y molientes»- forma tradicional para decir que un molino está en funcionamiento- figuran en el proyecto de navegación del Tajo de Carducci de 1641 como perdidos, parados o arruinados. Es el caso de uno de los molinos del Conde de Oropesa en Valdeverdeja, los de Corralejo en Malpica, los de Bergonza y los de las Monjas de Torrijos en el Carpio de Tajo. Encontramos además la referencia a muchas presas arruinadas que no sabemos si servían a molinos o a otros ingenios como cañales, lavaderos o azudas.

En el trayecto entre Toledo y el límite de provincia actual siguen moliendo las paradas de Azumel, Estiviel, Calaña, Torralba, Puebla de Montalbán, Gramosilla, Cebolla, Talavera, Silos y Ciscarros. Desde este último hasta la actual provincia de Cáceres nos encontramos arruinados a los de Calatravilla y a una de las paradas del conde de Oropesa, se ha perdido un molino de un tal Ramos que tal vez se corresponda con el de Los Rebollos, pero continúan moliendo todavía los de Puente del Arzobispo, los molinos de Meneses en Valdeverdeja y los de Espejel junto al castillo musulmán del mismo nombre. En este tramo no podemos establecer comparaciones con el siglo XVI por no haber datos en las Relaciones de Felipe II que podamos cotejar con los proyectos de navegación (fig. 34).

La propiedad de estas grandes paradas molineras persiste en su mayoría en manos de señores laicos o religiosos aunque, al igual que los modestos molinos de arroyo en los siglos anteriores, comienza a diversificarse por la venta de la totalidad o de una parte de esos molinos a particulares. También se da el caso de arriendos que con los años se convierten en ventas y que ponen en manos de otros estratos sociales esa propiedad.

Muchos molinos de ribera son alquilados y así por ejemplo el Conde Mora alquila ocho de estos molinillos del arroyo de San Martín del Castañar a particulares[5]. En La Estrella de la Jara ya en el siglo XVI los molinillos de ribera se encuentran en manos de vecinos particulares según nos describen sus Relaciones Topográficas.

Parece que en el siglo XVIII no mejora la situación de los grandes molinos del Tajo como lo demuestra el proyecto de navegación de Simón Pontero realizado en 1755  donde, entre Toledo y Talavera, se dibujan hasta siete paradas perdidas o arruinadas.[6]

Mediante el Catastro de Ensenada de finales del siglo XVIII puede comprobarse que tanto los molinos de arroyo como las paradas del Tajo, coinciden de manera sorprendente en su localización, descripción y dimensiones con los ingenios de los que en la actualidad se conservan restos de sus edificios. Por ello se confirma que los lugares más propicios para su construcción han sido reutilizados una y otra vez durante siglos[7].

[1] AGUIRRE, D. : Opus cit.

[2] LOPEZ PITA, P.: Layos, origen y desarrollo del señorío de los Condes de Mora. Caja de Ahorros de Toledo, Toledo, 1988, pp. 242 y 243.

[3] F. ARROYO ILERA, Los Molinos del Tajo en el siglo XVI según las Relaciones Topográficas de Felipe II. pp. 266.

[4] MARTÍNEZ GIL, F.: Toledo y la crisis de Castilla 1677-1686., Ayuntamiento de Toledo, Talavera-Toledo 1987, pp. 63-80.

[5]LÓPEZ PITA P. : Layos, origen y desarrollo de un señorío nobiliario. Toledo, 1988, Caja de Ahorros de Toledo, pp. 243.

[6]COROGRAFÍA DEL TAJO: Opus cit. planos del proyecto de Simón Pontero

 [7]ENSENADA : Catastro. Muchos de los datos referentes a este catastro se han obtenido de la obra de  Fernando Jiménez de Gregorio, Los Pueblos de Toledo hasta finalizar el siglo XVIII. Para más información pueden consultarse los originales de las denominadas Declaraciones Individuales de dicho catastro en el Archivo Histórico Provincial de Toledo.

Molino en Alcaudete, sobre el río Jébalo

ARQUITECTURA POPULAR IV: BARRO, ADOBE Y TAPIAL

ARQUITECTURA POPULAR IV: BARRO, ADOBE Y TAPIAL

Materiales de construcción con el adobe y el tapial
Materiales de construcción con el adobe y el tapial

EL BARRO:

El barro se empleaba apisonado como suelo de las viviendas más pobres y primitivas, o en cuadras y dependencias secundarias. También se utilizaba mezclado con paja en el enlucido de paredes de tapial, adobe o mampostería.

Para la formación de pequeños tabiques recubriendo un armazón de cañas unidas con cuerdas de esparto. Se utilizaban no solo para la separación de dependencias sino también en falsos techos o en los paños que formaban las campanas de las chimeneas y algunas dependencias de almacenamiento.

EL ADOBE:

Muro de adobes en Nuño Gómez
Muro de adobes en Nuño Gómez

“El adobe es un ladrillo de tierra cruda o cocida solamente al sol, y mezclado con algo de paja para que se una y consolide», según definición del Diccionario de Autoridades.

Aunque podemos encontrar construcciones de adobe en toda la zona que nos ocupa, es en los valles fluviales y tierras bajas donde la escasez de piedra hace más frecuente su utilización, encontrándonos no solo los doblados y las edificaciones secundarias hechas de este material sino también las viviendas completas. Este es el caso de pueblos como Alcolea, Azután y Alcañizo, que se encuentran en terrenos de poca abundancia de piedra, aunque ésta no es la regla absoluta y hay localidades, como por ejemplo Nuño Gómez, que, aún teniendo granitos cercanos, utilizan con profusión el adobe en sus construcciones.

En otros muchos pueblos es frecuente encontrar fabricada en mampostería la primera planta y que el doblado sea de adobe o tapial. Los muros sin carga, medianerías y todo tipo do construcciones secundarias y de almacén estén también en muchas ocasiones, construidas de este material.

Campana de chimenea hecha con palos y cañizo entre ellos enlucido con barro
Campana de chimenea hecha con palos y cañizo entre ellos enlucido con barro

La elaboración del adobe era más frecuente en primavera para evitar el excesivo calor que los resquebrajaba ocasionalmente también se fabricaban a finales del verano o comienzos de la otoñada, época en que también el clima era lo suficientemente suave.

El barro se extraía de lugares apropiados de composición arcillosa y preferentemente del tipo llamado “blanco gredoso” aunque debía tener algo de arena para no ser excesivamente pastoso y no quebrarse con facilidad ante los cambios bruscos de temperatura.

Después do amasarse se mezclaba con paja y se extendía sobre una era donde previamente se había esparcido también paja que impedía que el barro se pegara al suelo. Era conveniente que el barro así elaborado se oreara a la intemperie al menos un mes, volteándolo en repetidas ocasiones.

El paso siguiente era introducir el barro en unos moldes adecuados o “gradillas” pasando una tablilla o rasero que eliminara las rebabas. Después de secarse durante dos días se colocaban sobre un lado para que se airearan ambas caras y a continuación se apilaban los adobes dejando espacios intermedios para su secado definitivo. Una forma de conservación de los adobes hasta su utilización era cubrirlos de paja para evitar las inclemencias del tiempo.

El adobero era un artesano que solía tener otros medios de subsistencia, cobrando los adobes generalmente por unidad.

Muro de tapial con enlucido de barro y machones de adobe
Muro de tapial con enlucido de barro y machones de adobe

EL TAPIAL:

Una tapia es un trecho de pared de determinada medida que se hace en una horma y se seca al aire. Covarrubias, citando al padre Guadix dice que es de origen arábigo.

La horma o molde es lo que propiamente se llama tapial y está formado de dos tablazones paralelas, clavadas con listones y aseguradas con clavijas de palo y cuerdas, que junto a dos tableros más pequeños o cabezales dan forma a uno de los segmentos de tapia.

En la “tapia real” se mezcla la tierra con algo de cal, al menos en la cara externa de la pared para darle una mayor consistencia. Después se prepara la tierra de manera similar a como se hacía con los adobes, y mezclada o no con paja, se vierte dentro del molde de tablas antes descrito apisonándola con los pies o con pisones de madera.

Estructura de madera para dar forma a los muros de tapial
Estructura de madera para dar forma a los muros de tapial

Como quiera que la humedad ascendente acabaría rápidamente con los muros de tapial o de adobes necesario que ambos se construyan sobre una cimentación con un zócalo o murete de piedra de al menos treinta centímetros de altura.

Las dimensiones de las tapias variaban en su anchura entre veinticinco y sesenta centímetros, siendo la longitud de cada tramo de unos dos metros y medio y su altura de unos ochenta y cinco centímetros (una vara).

MOLLEJAS EN LA JARA

Choperas y robledales del valle del Fresnedoso en Espinoso de la Jara
Choperas y robledales del valle del Fresnedoso en Espinoso de la Jara

Nos encaminamos hacia “Bartolo” que nos acoge con uno de esos paneles de azulejos tan pintorescos que han colocado a la entrada de los pueblos  los planes de desarrollo rurales con fondos europeos. Este dice “San Bartolomé de las Abiertas, punto geométrico de La Jara”. Evidente mensaje,  ya que aunque el centro geométrico es uno,  los puntos geométricos son infinitos y La Jara tiene muchas fanegas de superficie.  Unos apuntan como autor a un maestro y otros a un concejal o funcionario municipal.

Majada en el valle del Uso y al fondo el pico de la Buha en la sierra de La Estrella
Majada en el valle del Uso y al fondo el pico de la Buha en la sierra de La Estrella

 

Contemplamos los labrados rojizos de las rañas,  los barbechos dorados y ya repateados por el ganado en un otoño  largo y seco, y los olivos plateando reverdecidos por la lluvia. Pasamos junto a la entrada de la Bodega de Capilla del Fraile donde venden vino y ese aceite jareño que ya en el siglo XVIII se comparaba con el ámbar o el vino duro y sabroso de esta tierra dura. Otra hacienda más junto a la de Osborne o el marqués de Griñón, que se han dado cuenta de los tesoros  que destilan en sus entrañas estas tierras de cantos y arcillas.

La Nava de Ricomalillo vista desde las minas de oro
La Nava de Ricomalillo vista desde las minas de oro

Torrecilla se despierta ante nosotros con el humo ya de algunas chimeneas pegado a sus tejados,  sobresaliendo sobre el caserío la graciosa espadaña de seis huecos de su iglesia. En Espinoso tomamos la carretera que discurre con dirección a Guadalupe y que probablemente no se ha arreglado desde los tiempos de Primo de Rivera, el general “empedraor”. Y comenzamos a subir a las sierras jareñas en paralelo al río Fresnedoso, nombre muy fluvial pues hay otros tres homónimos en la zona. Filas de chopos amarillos que ascienden en formación por los vallejones de los arroyos, luego los pinares de repoblación limpios por los trabajos forestales,  los robledales que comienzan ya a coger el tono marrón de sus hojas secas y los canchales que se festonean con  las chaparreras donde vemos ir a esconderse a los venados y los corzos. Subimos a la mayor elevación de La Jara después de Rocigalgo, el monte de “Las Moradas”, nombre que indica la posibilidad de huidas poblaciones durante las razzias de la Edad Media. Contemplamos el valle del naciente Jébalo con sus pueblecillos desperdigados entre olivares, jarales y madroñeras,  y en lo más alto vemos fósiles de mares ancestrales elevados hasta allí por las fuerzas telúricas que retorcieron las cuarcitas.La Jara, La Nava de Ricomalillo, Espinoso del Rey, San Bartolomé de las Abiertas

Una venta de La Nava nos acoge con fotos de cazadores antiguos, y entre risas y botellines “del” Mahou volvemos a Talavera, capital de La Jara, tras meternos en un santiamén una ración de mollejas que rebañamos con delectación.  Al pasar por Belvís, impregnados del olor espeso del monte, pensamos que tal vez lo importante de la vida sean cosas como zamparse una ración de mollejas  en La Nava de Ricomalillo con una pitarrona jareña.

Chozo en Aldeanovita

SAN JERÓNIMO Y LOS JERÓNIMOS EN AZULEJERÍA TALAVERANA

SAN JERÓNIMO

Escudo del monasterio jerónimo( simbolizado por el león) bajo la advocación de de Santa Catalina, simbolizada por la rueda dentada

Eusebio Hieronymus Sophronius nació en el año 340 en Dalmacia, en la actual Bosnia, y es uno de los cuatro Padres o Doctores de la iglesia Latina. Primero estudia latín y griego en Roma donde frecuenta por igual a filósofos y a bellas mujeres. Pero tiene un sueño en el que, tras preguntarle en el Tribunal de Dios si era cristiano, él dice que sí y recibe una fuerte bofetada, mientras se oye una voz que le llama mentiroso por estar en esos momentos inclinado intelectualmente por las ideas ciceronianas.

Al día siguiente, despierta con señales de haber sido golpeado. Su fervor le hace viajar a Tierra Santa para después retirarse al desierto de Siria donde se hace anacoreta y escribe la vida de Pablo el Ermitaño. En su vida eremítica estudia hebreo y sufre grandes tentaciones por el recuerdo y el deseo de las muchas mujeres que había conocido. Vence las tentaciones con el ayuno y golpeándose el pecho con una piedra con la que a veces es representado como uno de sus atributos.

En cierta ocasión quitó una espina de la pata a un león que mansamente se dejó curar, y  por ello este animal es su atributo más frecuente, así como el de la orden jerónima, por lo que ha sido representado formando parte de los emblemas de los diferentes monasterios que encargaban sus lozas o sus botes de farmacia en Talavera. En el Museo Ruiz de Luna se conserva una magnífica pieza de azulejería de gran calidad en su factura con el escudo del cenobio talaverano en el que aparece el león.

Jerónimo vuelve a Roma en 382 y conoce al Papa Dámaso, del que recibe el encargo de traducir las escrituras. Comienza así su ingente tarea en Roma y la finaliza en Palestina, donde es acompañado y auxiliado por Santa Paula. Vive en el entorno de Belén y muere en el año 420 dejando la versión de la Biblia de la que directamente deriva la llamada “Biblia Vulgata”, versión considerada como la oficial por el Concilio de Trento.

*Iglesia de Piedrescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Retablo de San Cristóbal. Siglo XVI. Policromía. Se ve a Jerónimo como Doctor de la Iglesia, de pie y vestido de cardenal. Se distingue de los otros tres doctores por su vestimenta de cardenal con el manto rojo, el capelo y el báculo con dos cruces. Lleva también el Libro en alusión a sus trabajos bíblicos y su erudición. Luce las largas barbas con las que suele caracterizársele, aunque no lleva la también habitual iglesia a escala.

Plato en el museo de Ávila con el león rampante del escudo de los jerónimos

*Hospital de los jerónimos en Guadalupe. Siglo XVIII (1797). Talavera –Puente? Policromía. El santo aparece como penitente desaliñado y semivestido con una tosca estameña, arrodillado ante un crucifijo en una escena en la que casi siempre se ve con una calavera, un reloj de arena y el capelo cardenalicio colgado de una rama o en el suelo.

*Convento de Santa Isabel en Valladolid. San Jerónimo penitente es la representación del santo en el desierto con la calavera, el libro y el crucifijo como sus atributos habituales y el león a los pies.

San Jerónimo penitente en el convento de Santa Isabel de Valladolid

Mural de San Jerónimo: Se trata de un panel de azulejería con la representación de varios santos que tiene 1,48m de anchura y 1,19m de altura con 13,5cm de lado- pintada polícroma que desarrolla una escena figurada, separada en dos pisos por una línea de cinta -13,5×6,5cm- decorada con calabrotes o cordones sogueados, enmarcando todo el mural una corona –de iguales dimensiones que los azulejos- con el motivo de glifos o pequeños arquillos bajo un friso lineal. La parte inferior se delimita con una línea de alízares -16×4,5cmde estilizada decoración vegetal.

Otra imagen del santo en este mismo convento es similar a la de Piedraescrita, solo que tiene el león rampante a sus pies.

San Jerónimo en el convento de Santa Isabel en Valladolid

Muchos son los platos de vajillas pertenecientes a conventos jerónimos como el de Talavera, el Escorial o Guadalupe que llevan el león rampante, símbolo de la orden, dibujado en ellos.

FOTOS Y DIBUJOS ANTIGUOS DE LA PUERTA DE CUARTOS

LA PUERTA DE CUARTOS Y EL SEGUNDO RECINTO AMURALLADO

Puerta de Cuartos y barrio del tercer recinto amurallado
Puerta de Cuartos y barrio del tercer recinto amurallado .La calle olivares se dirige hacia la puerta señalada con una «V» y todavía no está construido el convento de El Carmen. La puerta se compone de una sola torre de mayores dimensiones que las dos que vemos en las otras fotos y grabados.

EL TERCER RECINTO  AMURALLADO

El tercer recinto amurallado acogía desde finales del siglo XII la zona de Talavera conocida como los Arrabales Viejos, incluyendo las parroquias de San Andrés, Santiaguito, San Ginés (Santo Domingo) y San Esteban . Su trazado comenzaba en las inmediaciones de la puerta de las Alcantarillas Nuevas al final de la calle de Cererías y, pasando por Santo Domingo, se abría al camino de Extremadura por la puerta de Cuartos para, desde allí, encaminarse hacia la antigua ermita de la Magdalena, cerca del actual camino del Cementerio.

La puerta de Cuartos en el dibujo de la historia del padre Torrejón del siglo XVII
La puerta de Cuartos señalada con el número 1 en el dibujo de la historia del padre Torrejón del siglo XVII. A la izquierda se ven unos árboles alineados que bien podían ser uno de los olivares que dan nombre a la calle que desembocaba en la puerta de Cuartos.  Con un 6 se señala el convento de El Carmen. Una casa a la izquierda parece tener adosado un horno de pan o tal vez una fuente

En 1283, el infante don Sancho se encuentra en disputa con su padre el rey legítimo Alfonso X al que apoyan los habitantes de los Arrabales Viejos de Talavera dirigidos por un tal Romero, mientras que la Villa, comprendida dentro del primer recinto amurallado, con sus nobles habitantes de un estrato más acomodado que el anterior, apoya a Sancho.

Grabado propiedad del autor, que por el vestuario podemos deducir que se realizó a principios del siglo XIX. Tiene al lado derecho una caseta que podría alojar a la guardia que cobrara el portazgo o el impuesto de consumos
Grabado propiedad del autor, que por el vestuario podemos deducir que se realizó a principios del siglo XIX. Tiene al lado derecho una caseta que podría alojar a la guardia que cobrara el portazgo o el impuesto de consumos.Se ve sobre el arco el escudo del arzobispo Carranza flaqueado por el escudo de Talavera despiezado que se encuentra en la cabecera de la ermita encastrado en el muro.

Romero y sus hombres huyen perseguidos y queman el puente Pinos, situado actualmente bajo el embalse de Azután. Irritado el Infante, descarga su ira sobre la población de los arrabales talaveranos arrasándolos, ajusticiando y descuartizando a cuatrocientos de sus más nobles vecinos cerca de la Puerta de Cuartos.

La Puerta de Cuartos en el dibujo de una historia manuscrita del siglo XVIII con el Paseo de los Leones trazado por el director de las Reales Fábricas de Sedas y a su derecha uno de sus edificios, la afinaduría, donde se hacían los hilos de oro, aunque puede ser también el llamado de "los molinos nuevos y seda
La Puerta de Cuartos marcada por un 9 en el dibujo de una historia manuscrita del siglo XVIII con el Paseo de los Leones trazado por el director de las Reales Fábricas de Sedas, y a su derecha uno de sus edificios, la afinaduría, donde se hacían los hilos de oro de los tejidos ricos, aunque puede ser también el llamado de «los molinos nuevos».

La tradición local potenciada por la confirmación del hecho por Juan de Mariana, nacido por cierto en las inmediaciones de la puerta, hicieron que se tomara como auténtica la teoría de que se llamaba así esta puerta por haber sido colgados en ella los cuartos de los nobles ejecutados y despedazados. Pero parece que medio siglo antes ya se denominaba Puerta de Cortes o de Cuartos, lo que nos permite, al menos, dudar del origen sangriento de su nombre legendario.

Pintura de principios de sigloque representa la Puerta de Cuartos.Se ven los escudos referidos en imágenes anteriores y en la torre de la derecha un cartel que dice "Muy Noble y Leal Ciudad de Talavera"
Pintura de principios de sigloque representa la Puerta de Cuartos.Se ven los escudos referidos en imágenes anteriores y en la torre de la derecha un cartel que dice «Muy Noble y Leal Ciudad de Talavera»

De la puerta de Cuartos sí que conservamos algún testimonio gráfico y se nos muestra como un arco rebajado con dos cubos almenados flanqueándola. Estaba blasonada con el escudo del arzobispo Carranza, que la restauró, y con el de Talavera que se encuentra despiezado en el muro trasero de la Basílica del Prado.

Puerta de Cuartos en un dibujo de Enrique Reaño sobre una fotografía antigua, es curioso el mojón enhiesto que se halla junto a la puerta y no sabemos que función tendría
Puerta de Cuartos en un dibujo de Enrique Reaño sobre una fotografía antigua, es curioso el mojón enhiesto que se halla junto a la puerta y no sabemos que función tendría

Escudo despiezado que se encontraba en la puerta de Cuartos
Escudo despiezado que se encontraba en la puerta de Cuartos

La otra parte del escudo talaverano despiezado de la Puerta de Cuartos
La otra parte del escudo talaverano despiezado de la Puerta de Cuartos

SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

Rollo de Espinoso del Rey
Rollo de Espinoso del Rey

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Recorrido aproximado 11 kilómetros, 3 horas y media

 Parte nuestra ruta de hoy de Espinoso del Rey, desde donde nos dirigiremos al camino del arroyo de los Castaños .Como su nombre indica, conserva magníficos ejemplares de éste árbol no autóctono que, en tiempos, se aclimató a los arroyos y umbrías de estas sierras pero del que hoy quedan escasas manchas como la aquí referida. Seguir leyendo SUBIDA AL RISCO ÑAÑAS

SANTA VERÓNICA EN AZULEJERÍA DE TALAVERA

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE CRISTO

Detalle del Vía crucis de Ruiz de Luna en la basílica del Prado. 1929

“Vero Icon” significa la verdadera imagen, y es el nombre que la leyenda da a la mujer que al paso de Jesús camino del calvario enjugó su rostro con un paño quedando marcadas sus facciones. Este personaje solo aparece en el evangelio apócrifo de Nicodemo.

El supuesto lienzo se encuentra entre las reliquias que se guardan en San Pedro del Vaticano.

Vía crucis de la basílica de Ruiz de Luna con la escena de la Verónica en la VI estació.

Aunque hablaremos en otra ocasión de los vía crucis en la cerámica talaverana en el caso de la Verónica se representa en la VI estación en todos ellos. En el vía crucis de la basílica se observa una gran cantidad de personajes y la Verónica muestra el lienzo con el rostro marcado, como también sucede en el vía crucis del siglo XVIII del monasterio de San Pedro en Arenas y el de Bayuela, mientras que en otros tres se observa el momento en que la mujer se dispone a secar el rostro de Jesús.

VERÓNICA EN AZULEJERÍA TALAVERANA DEL SIGLO XVI EN LA IGLESIA DE PIEDRAESCRITA

*Iglesia de Piedraescrita. Robledo del Mazo (Toledo). Policromía. Siglo XVI. La imagen se encuentra enmarcada por dos columnas abalaustradas con decoración de grutescos de cabeza de león y hojas de acanto con friso inferior de querubines. La Verónica se encuentra de pie sobre terraza mostrando el lienzo con el rostro de Jesús.

ARQUITECTURA POPULAR EN LAS TIERRAS DE TALAVERA III, OTROS MATERIALES

ARQUITECTURA POPULAR EN LAS TIERRAS DE TALAVERA III, OTROS MATERIALES

Muro de cuarcitas en Piedrescrita
Muro de cuarcitas en Piedrescrita

Cuarcitas: En los canchales de los terrenos terciarios de La Jara se encuentran bloques de cuarcita fragmentada con formas poliédricas que, por la limpieza de fractura de sus caras y lo anguloso de sus formas, se emplean directamente en la construcción de muros, principalmente en las zonas serranas qua están más próximas a los canchales o pedrizas.

Si descendemos a las tierras de raña, las cuarcitas que allí encontramos son más redondeadas por un mayor rodamiento además de tener un menor diámetro. Se utilizan también en mampostería y si sus formas son excesivamente redondeadas se fragmentan en dos con un golpe de almadana y así so consiguen dos buenas caras para el exterior do los muros. Si seguimos bajando, en los valles jareños o en los terrenos aluviales de los ríos de toda la comarca, encontramos la cuarcita en forma do cantos rodados de difícil utilización en los muros de las viviendas por la poca resistencia de los aparejos con ellos conseguidos, pero que sí se empleaban en las cercas preparando las dos caras externas del muro con estos cantos superpuestos y una capa central de barro que los aglutinaba, aunque era necesario cubrir el muro en su parte superior con teja, ladrillo o un “bardal” o cubierta vegetal, que protegieran la valla de las aguas.

Camino engorronado en Belvís de La Jara
Camino engorronado en Belvís de La Jara

En las comarcas graníticas podemos encontrar también cantos rodados de este material, como es el caso de las gargantas del valle del Tiétar, en la parte norte de la sierra de San Vicente o en Navalcán y Parrillas, más al oeste.

Todos estos aparejos en los que se utiliza el canto rodado precisan de un más elaborado ripio para el ajuste de la mampostería. El “engorronado”, con pequeños cantos rodados, fue el pavimento más utilizado en nuestros pueblos, incluso en Talavera, donde todavía hoy puede observarse en las calles del Hospital o San Sebastián por ejemplo.

Machón en aparejo de ladrillo y cantos rodados
Machón en aparejo de ladrillo y cantos rodados

En la subcomarca del Horcajo hay una excepción a la utilización de cantos rodados en muros de carga, aquí sí se utilizaban, aunque unidos por argamasa, por la escasez de estos materiales.

Construcción del valle de Valdevendega levantada con lentejones de caliza
Construcción del valle de Valdevendega levantada con lentejones de caliza

Piedra caliza: Dado que en nuestra comarca existen escasos afloramientos de roca caliza es muy infrecuente su utilización. Solamente he hallado un ejemplo en el valle de Valdevendega cerca de Pueblanueva. Se empleaban pequeñas piedras aplanadas o lentejones para la construcción de muros de aparejo en espiga.

Pizarras como remate de muros y aleros en La Jara
Pizarras como remate de muros y aleros en La Jara. Los muros son de mampostería de pizarra de colores más ferruginosos

Pizarra: El único lugar de nuestra tierra donde puede encontrarse pizarra en abundancia es en La Jara, principalmente en los valles del río Uso y del Jébalo. En el valle medio del Uso es donde se halla la pizarra de mayor calidad, es de color negro y más dura, por lo que de ella se extraen lajas más grandes y delgadas. Incluso hoy día se explotan canteras de pizarra en la zona del Uso próximas a La Nava de Ricomalillo y Fuentes.

Las pizarras de colores ferruginosos y grises se hallan repartidas por casi toda la comarca jareña pero son de inferior calidad.

La pizarra se emplea en el levantamiento de muros pero con barro como aglutinante, siendo raras las paredes hechas con pizarra y mortero de cal.

Con las lanchas más fuertes y regulares se pueden solar viviendas y cuadras, o se forman alacenas, poyos y bancos corridos en las cocinas, y también se emplean en el remate superior de los muros, donde se apoyan las últimas tejas de “las canales” formando los aleros.

Algunos chozos jareños tienen la techumbre formada por una falsa bóveda hecha mediante superposición de las lanchas algo desplazadas hacia el centro de la bóveda.

Techo de pizarra en un chozo. Está construido por aproximación de hiladas o falsa cúpula
Techo de pizarra en un chozo. Está construido por aproximación de hiladas o falsa cúpula

Las pizarras de estas tierras no tienen la suficiente calidad como para cortarse en lajas tan finas que se puedan usar para tejados, salvo en pequeñas superficies techadas de construcciones menores, como hornos, zahurdas o chozos.

Igual que el granito, las lanchas de un mayor grosor se emplean para enlosado de lavaderos, abrevaderos, canales, albercas y en algunas ocasiones para suelos doblados de extensión limitada, como es, el caso de los palomares, que se construyen mediante un entramado de palos sobre los que se sostienen las pizarras.

Portera de enebro en el real de San Vicente, tal vez la madera más resistente a la intemperie de nuestro entorno
Portera de enebro en el real de San Vicente, tal vez la madera más resistente a la intemperie de nuestro entorno

Madera: Varía mucho su utilización según la especies disponibles en cada zona, y así el castaño sí que era empleado en la sierra de San Vicente o en los pueblos serranos de La Jara, pero en tierras más bajas se aprovechaba el álamo, la encina, el fresno y el enebro para vigas y pilares aunque cuando se precisaba de vigas y alfangías o cuartones de mayor calidad o más largas y rectas se compraba madera de pino traídas desde Arenas de San Pedro o La Adrada.

Desde la Edad Media era importante Talavera como centro de intercambio de mercancías del gremio de carreteros que, con una organización similar a La Mesta, llegaban a nuestra ciudad con sus cargamentos madereros para después seguir viaje hasta Sevilla cargados de loza talaverana.

De ese ir y venir a Gredos aún nos quedan testimonios como las ruinas del parador de San Prudencio en término de Velada donde pernoctaban estos carreteros para saliendo de madrugada llegar a Talavera a la mañana siguiente.

Chozo de la majada de Braguillas techado con escoba
Chozo de la majada de Braguillas techado con escoba

Otros materiales vegetales empleados en la construcción vernácula eran la caña, la jara, la retama, la escoba y la paja, además del ramón o rama fina de los árboles utilizado para cubierta de muros o bardales o en zahúrdas.

INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL CALCOLITICO EN LA JARA y II

INTRODUCCION AL ESTUDIO DEL CALCOLITICO EN LA JARA (y II)

El valle del Cedena con el Riscal de Velasco señalado por la flecha
El valle del Cedena con el Riscal de Velasco señalado por la flechaRiscal de Velasco (Villarejo de Montalbán)

  1. El Riscal de Velasco: PATRON.-Poblado ubicado en la parte superior de un cerro amesetado de gran extensión, caracterizado por los afloramientos rocosos que forman una auténtica barrera natural desde la que domina el acceso al valle medio del Cedena, ya que es desde esta zona donde se produce un encajonamiento del cauce y por lo tanto, de la vía de comunicación inherente al mismo, hacia el interior de los Montes de Toledo. En cuanto al relieve y suelos inmediatos, se caracteriza el terreno circundante nuevamente por los afloramientos rocosos y alguna llanura de suelos arenosos pobres en las cercanías más inmediatas, existiendo, no obstante, tierras de mejor calidad a media distancia hacia el norte.

    Derrumbe de la muralla del yacimiento del Riscal de Velasco
    Derrumbe de la muralla del yacimiento del Riscal de Velasco

ESTRUCTURAS.- Aun cuando el cerro presenta una estructura amesetada casi perfectamente definida naturalmente, se localizaron en las zonas más accesibles los restos de un muro defensivo realizado con piedras de pequeño tamaño, del que es imposible analizar sus características externas al existir un fuerte derrumbe que lo cubre en las zonas detectadas. En el interior del poblado se documentan numerosos restos de muro de mampostería, pertenecientes la mayoría de ellos, presumiblemente, a la fase de ocupación estable más moderna existente en este yacimiento.

MATERIALES.- (Fig. 4).

De los materiales documentados, destacan por su variedad la existencia de diversas ollas de borde saliente que en algunos casos presentan decoración mediante digitaciones y cordones (Fig. 4-212 a 30, 32 y 33), diversos tipos de cuencos (Fig. 4-1 al 15), destacando alguno por su borde algo entrante (Fig. 4-1) o su forma troncocónica (Fig. 4-9 a 13), uno de los cuales presenta la característica decoración de almagra (Fig. 4-10). Por último, en cerámicas a mano existen numerosos restos de ollas de borde entrante (Fig. 4-16 a 21), alguna de labio apuntado (Fig. 4-17).

En cerámicas a torno únicamente vamos a citar algunos cuencos (Fig. 4-34) y fundamentalmente dos fragmentos de T.S.C. o imitación de ésta (Fig. 4-35, 36) que sirven para datar la última fase de este yacimiento. Por último, también hay que citar la aparición de numerosos restos de talla y algún que otro canto trabajado en cuarcita, que denotan una industria de aspecto arcaizante.

Hachas pulimentadas halladas en los yacimientos del entorno de Villarejo
Hachas pulimentadas halladas en los yacimientos del entorno de Villarejo

FASES DE OCUPACION.-La fase fundacional a la luz de los materiales documentados, sería presumiblemente la calcolítica, que parece puede perdurar hasta bien entrada la Edad del Bronce, incluso Bronce Pleno.

Un segundo momento sería el tardorromano, al que habría que asociar las distintas estructuras de hábitat visibles, así como los fuertes derrumbes de tejas existentes.

Por último, dado lo destacado del lugar, se han venido sucediendo poblamientos ocasionales de pastores (o incluso bandoleros y carlistas según la tradición de la zona), que aprovechando las covachas y resguardos existentes, han dejado también su huella en la Zona.matmildiablos

  1. Mildiablos (Villarejo de Montalbán)

    Azuela votiva hallada en Mildiablos, la tradición local dice que fue un rayo que mató dos parejas de mulas.
    Azuela votiva hallada en Mildiablos, la tradición local dice que fue un rayo que mató dos parejas de mulas.

PATRON.-Asentamiento ubicado en la parte superior de un cerro amesetado, formado por distintos afloramientos rocosos, en las cercanías del cauce del Cedena, a cuyo valle domina visualmente en una amplia zona. El terreno circundante es bastante quebrado, caracterizándose por los numerosos relieves graníticos que únicamente dejan libres algunas pequeñas llanuras de suelo arenoso, producto de la descomposición de los granitos existentes, que posibilitan únicamente una agricultura de secano de escasos rendimientos, al no existir, ni siquiera en las cercanías del cauce del rio citado, ningún resto de llanura aluvial.

ESTRUCTURAS.-Debido a la tupida vegetación existente, fundamentalmente musgos y carrascas, ha sido imposible observar ningún tipo de estructura defensiva o de hábitat, por lo que, en principio, parece no presentar la fortificación que sí presentan el resto de los yacimientos estudiados en este artículo, aunque la forma natural del cerro y los afloramientos rocosos hacen casi innecesaria cualquier obra de fortificación.

Industria lítica y otros elementos como un peso de telar hallados en los yacimientos del texto
Industria lítica y otros elementos como un borde decorado con digitaciones, una pesa de telar y un fragmento de quesera hallados en los yacimientos del texto

MATERIALES.-(Fig. 2-1 a 21).Entre los distintos materiales documentados, únicamente vamos a destacar la presencia de varios fragmentos pertenecientes a platos de borde engrosado (Fig. 2-9 a 12), un fragmento de fuente de gran tamaño (Fig. 2-4), diversas ollas de borde entrante o recto (Fig. 2-13 a 15 y 18 a 21), vasos de perfil en «S» (Fig. 2-16, l7), cuencos (Fig. 2-5 a 8) y fundamentalmente, un fragmento de olla globular con decoración de triángulos incisos, rellenos de pequeñas impresiones oblicuas (Fig. 2.-1).

FASES DE OCUPACION.-Por el momento y tras el estudio del material documentado, parece existir un único momento de ocupación perteneciente al asentamiento calcolítico, no habiéndose detectado ningún tipo de material más moderno.

Material de
Material de Alcaudete de la Jara I

II.–ESTUDIO DEL PATRON DE ASENTAMIENTO

Como hemos podido ver en la descripción de los distintos yacimientos documentados, la totalidad de los poblados se ubican en lugares altos, junto a vías de comunicación naturales a las que dominan tanto por su posición como por sus defensas que, salvo en el caso de Mildiablos, aparecen en todos los demás, diferenciándose únicamente por el mayor o menor tamaño de las piedras disponibles en cada lugar para su construcción. La totalidad de ellos, se localizan en los cursos medios de los principales ríos, dominando el acceso al interior de los Montes, en una zona bastante quebrada, alejada ya de las llanuras del Tajo, únicas en las que se han realizado estudios hasta la fecha (ALVARO, E., MUNICIO, L. y PIÑÓN,F, 1988).

En lo referente a las fuentes económicas de estos asentamientos, el análisis del territorio muestra que en casi todos ellos el aprovechamiento agrícola es nulo o mínimo, posibilitándose únicamente en el mejor de los casos un régimen de aprovechamiento de la dehesa que pudo establecerse en los alrededores, con la recolección de especies como la bellota y posibilitando una ganadería que, como hipótesis de trabajo o falta de excavaciones, hay que suponer de cierta importancia. Sin embargo, no creemos sea la ganadería la causa determinante de la existencia de estos poblados y de sus fortificaciones, ya que existen zonas menos quebradas, más aptas para estas explotaciones en las que hasta ahora no se han descubierto restos de estas épocas. Tanto la posición de control de comunicaciones, como las fortificaciones, nos llevan a pensar que el factor básico de la economía de estas gentes, sería el aprovechamiento minero de los afloramientos de cobre que han caracterizado a la zona media del glacis de erosión toledano. Así pues, habría que explicar la aparición de estos poblados como resultado de un sistema de explotación del territorio básicamente minero por primera vez en estas zonas, bien como lugares de extracción, bien como lugares de control de las vías de salida del mineral hacia los grandes centros del valle del Tajo. Sería un tipo de explotación ya supuesta para algún poblado de nuestra provincia, caso de El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), pero ahora más específica, por las características del territorio en el que se encuentran inmersos la mayor parte de nuestros asentamientos. Fenómeno similar parece que ocurre para el momento cronológico que luego propondremos para estos yacimientos en algunas zonas de la Península Ibérica, caso de la zona del Bajo Alentejos-Algarve, en la que se documentan una serie de poblados ya eminentemente metalúrgicos, con fortificaciones pertenecientes al denominado Horizonte Monte Novo/Corta-douro/Alcalar (TAVARES, C. y SOARES, I., 979). Lo mismo parece documentarse en la Fase IV de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1986 b) en la que aparecerían poblaciones «ex novo» en zonas serranas hasta ahora no pobladas, o más cerca geográficamente en la zona extremeña, asimilables al momento representado por el poblado de La Pijotilla o Fase II b del Calcolítico de la Cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), en que un fenómeno similar de amurallamientos y repliegues hacia el interior, se atribuye a una posible ola de inseguridad (ENRÍQUEZ, J. y HURTADO, V., 1986). Sería por tanto el aprovechamiento y control de estos recursos la aportación básica para la economía de estas gentes, que solventarían su falta de especies vegetales cultivadas mediante el posible intercambio con los centros agrícolas del valle del Tajo, de los que el Castillo de las Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PUTJÖN, F., 1988), aun con diferente cronología, puede ser un buen ejemplo.

III.-ESTUDIO DEL MATERIAL Y CRONOLOGIA

Antes de proceder a realizar ninguna valoración cronológica a partir de los materiales documentados, hay que hacer la precisión de que se trata de conjuntos de superficie escasamente representativos a la horade establecer una cronología precisa, ya que en gran parte de la periodización del Calcolítico se viene realizando en base al estudio de los porcentajes de las formas más representativas. No obstante, y por la existencia de algunos tipos y decoraciones muy características, pueden realizarse algunas precisiones que pasamos a exponer.

Material cerámico

Las principales formas documentadas son:

Cuencos.-En sus numerosas variantes, se trata de piezas que por su simplicidad técnica no parecen poder servir para realizar precisiones de tipo cronológico o cultural, tal y como se reconoce en algunos estudios (JIMENO, A., 1984), no obstante, según algunos autores, algunas variantes como la de casquete esférico serían características del Calcolítico final meridional (ESCACENA, I. L., 1985), sin que por ello dejen de aparecer en otras zonas o períodos, como se demuestra en los hallazgos de Papa Uvas más antiguos e incluidos en su forma 3 (MARTíN DE LA CRUZ, J. C., 1985).

Vasos de paredes rectas algo exvasadas.-Se trata de un tipo de piezas bien representada en alguno de nuestros yacimientos, destacando la del Riscal de Velasco por su asociación a decoración de almagra. Se trata nuevamente de una forma no excesivamente representativa cronológica y culturalmente, apareciendo ya en momentos antiguos como el representado en Papa Uvas, piezas 27, 181 y 383 (MARTÍN DE LA CRUZ, J. C., 1985), en las que alguna presenta un mamelón bajo el borde similar al documentado en el ejemplar de Alcaudete de la Jara I (Fig. 3-10). Para momentos más tardíos hay evidencias, recogidas en la zona norte de Portugal, donde parecen ser característicos de los períodos Calcolítico/BronceAntiguo (OLIVEIRA, V., 1987).

Vasijas de borde vuelto.-Son frecuentes en nuestros yacimientos e igualmente de toda la producción de cerámicas a mano, habiéndose documentado en yacimientos de la zona como El Guijo para momentos que los autores suponen de transición del Calcolítico a la Edad del Bronce (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), aunque ya están presentes en fases antiguas como la representada en Papa Uvas, tipo, C-3 (MARTíN DE LACRUZ, J. C., 1985), o en los estratos II de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) o VI de la Carigüela (PELLICER, M., 1964).

Ollas de borde entrante.-Constituyen uno de los tipos más ampliamente representados en los distintos yacimientos documentados, siendo a su vez una de las formas más características del Calcolítico, aunque perduran durante la Edad del Bronce como se demuestra por su aparición en Los Tolmos de Caracena (JIMENO, A., 1984), donde se reconoce no obstante su rareza, ya que se trata de elementos residuales que no sobrepasan el Bronce Pleno de forma representativa. En nuestra zona están presentes desde momentos antiguos, como muestran algunos hallazgos en dólmenes de nuestra provincia (BUENO, P., en prensa).Se trata pues de una forma representativa para un momento amplio, pero no lo suficiente como para indicar fases o períodos específicos.

Platos-Fuentes.-Se trata de las piezas más representativas cronológicamente de las expuestas hasta ahora, al ser características del Calcolítico Pleno fundamentalmente, tal y como se demuestra por su presencia como elemento definitorio en el Horizonte Monte Novo/Cortadouro/Alcalar del suroeste português (TAVAREs, C. y .SOAREs, J., 1979), en la fase III de Papa Uvas (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 ) o en la fase II b del Calcolítico Pleno extremeño (HURTADO, V., 1987), sirviendo además para diferenciar un amplio espacio cultural occidental por su masiva presencia frente a su escasez en la zona del sudeste. En nuestros yacimientos aparecen, especialmente en Mildiablos, diversos platos-fuentes de borde engrosado similares a los que vienen apareciendo en los horizontes y yacimientos citados, en claro contraste con lo supuesto por algunos autores para estas zonas del interior peninsular (ALVARO, E., 1987).

Piezas carenadas.- Aunque escasas, existen algunas carenas en los yacimientos de Alcaudete de la Jara I y Mildiablos, que parecen pertenecer a alguna cazuela de las que caracterizan el Calcolítico Inicial de amplias zonas, representado por la fase I de la periodización de la cuenca del Guadiana (HURTADO, V., 1987), de las fases II/III de Papa Uvas. (MARTíN DE LA CRUZ, J. C.,1986 a) del Horizonte vale Pincel II /Cabeco da Mina y SOARES, J., 1979) o de la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979). No obstante y lógicamente es una forma que no desaparece completamente en un determinado momento, como ocurre en las fases IIA y IIB del Calcolítico extremeño (HURTADO, V., 1987), especialmente vinculado al nuestro como posteriormente veremos.

Otras piezas cerámicas.-Se ha recogido un único fragmento de pesa de telar prismática de sección rectangular (Fig. 2-213), similar a alguna de las documentadas en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), presentando como principal característica la existencia de decoración incisa. Se trata de un tipo de piezas documentadas en el Calcolítico Pleno de la zona madrileña (MARTíNEZ., M. J., 1987) e igualmente en la fase IV de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1978).También apareció un fragmento de quesera que, al igual que otros materiales estudiados anteriormente, son escasamente representativos, documentándose no obstante por primera vez en la fase III de Montefrío (ARRIBAS, A. y MOLINA, F., 1979) y en el Calcolítico Pleno de Madrid en yacimientos como El Ventorro y Juan Barbero (MARTíNEZ, M. J., 1987).

Cerámicas decoradas.-Existen dos sistemas decorativos en el material estudiado, por una parte el realizado mediante digitaciones sobre el borde o cordones, nada representativos cronológica y culturalmente. Más significativa es la decoración de triángulos incisos con pequeños trazos oblicuos impresos en el interior, en sustitución de los característicos puntos, que se documentan en gran parte de los yacimientos calcolíticos peninsulares, en concreto en la zona en Herencias (ALVARO, E.; MUNICIO, L. y PIÑÓN, F., 1988) y en El Guijo (RODRíGUEZ, S. y ROJAS, J. M., en prensa), entre otros muchos. Se trata de una decoración fundamentalmente característica del horizonte II de La Pijotilla (HURTADO, V., 1987), así como de los yacimientos madrileños de Juan Barbero y El Ventorro (MARTíNEz, M. J., 1987), dentro del Calcolítico Pleno.

  1. Material lítico.-Se han documentado en los diversos yacimientos una serie de piezas que, para su estudio, vamos a subdividir según el material empleado para su ejecución.
  2. a) Sílex.-Es muy escaso lo encontrado en este soporte, destacando únicamente algunos restos de talla no representativos.
  3. b) Cuarcita.-Una de las principales características de los yacimientos objeto de estudio es la existencia de una amplia industria realizada en cuarcita, que ha dado lugar a la presencia de una gran cantidad de núcleos, de lascas generalmente poco trabajadas, e incluso, de auténticos cantos trabajados que dan un aspecto completamente arcaizante al conjunto de la industria, fenómeno similar al detectado en los yacimientos de Araya y El Lobo, representativos de las fases I y II A del Calcolítico del Guadiana Medio (ENRIQUEZ, J. J. y HURTADO, V., 1986).
  4. Otros datos cronológicos Por último, los datos ya aportados en el estudio del patrón de los asentamientos, nos vuelven a vincular nuestro yacimiento a los Horizontes Monto Novo/-Cortadouro/Alcalar, Papa Uvas IV y fase II b del Calcolítíco del Guadiana, según quedó explicado en su momento.
  1. Conclusiones

En principio y tras el estudio del material, creemos que puede afirmarse una cronología similar para los yacimientos objeto de estudio, al menos en algunas de las fases de sus asentamientos, que básicamente coincide con los horizontes Monte Novo/Cortadouro/Alcalar para el sudoeste portugués, fase IV de Papa Uvas en el sudoeste español, Pijotilla II dentro de la fase II b del Calcolítico de la cuenca del Guadiana, fase II-IV de Castillejos de Montefrío paralelizable a la II de Valencina de la Concepción e igualmente a la II del yacimiento de Millares en el sudeste o a la misma del yacimiento de Rotura en el Estuario del Tajo, todas ellas incluidas en el Calcolítico Pleno (RAMOS, A., 1981), que en cronología absoluta viene a coincidir aproximadamente con las fechas incluidas entre el 2500y el 1800 a.c., con leves diferencias según zonas, defendiendo para nuestros yacimientos una fecha relativamente antigua, dentro del espacio cronológico propuesto, ante la aparición de algunos fragmentos de carenas y, fundamentalmente, por la ausencia de cerámicas campaniformes de tipo marítimo o puntillado que vienen a marcar el final del horizonte y que en la zona se encuentran representados en los dólmenes de La Estrella y Azután que, con origen más antiguo, sirven para demostrar su continuidad hasta estos momentos (BUENO, P., en prensa), siendo por lo tanto perfectamente asociables, al menos en parte de su desarrollo, a alguno de los poblados aquí estudiados como manifestación funeraria del grupo allí establecido (Fig. I).

IV.-VALORACION CULTURAL

Tras el estudio del patrón de asentamiento y de los materiales, creemos que como hipótesis de trabajo para un futuro, se puede establecerla existencia de una serie de poblados pertenecientes al Calcolítico Pleno y dedicados básicamente a la extracción de cobre y, en algún posible caso, plata y oro, vinculables por su cultura material y patrón básico de asentamiento al calcolítico extremeño, relacionado a su vez al de toda la zona occidental de la Península, en claro contraste con la del sudeste. Estos poblados serían, en parte, causantes de algunos de los escasos monumentos megalíticos descubiertos hasta ahora en la provincia de Toledo, constituyendo su manifestación funeraria más genuina, aunque posiblemente no única, como muestran los hallazgos de San Martín de Pusa (ALVARO, E., 1987).