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ARQUITECTURA POPULAR IX: LA JARA

ARQUITECTURA POPULAR  IX:

LA JARA

Mampara en una era de Espinoso del Rey

Describiremos ahora algunas de las peculiaridades de la arquitectura de la extensa comarca de La Jara, a la que nos parece conveniente dividir en Jara Alta o Serrana y Jara Baja, esta división es bastante clara ya que los condicionantes de materiales, clima y funcionalidad de las construcciones son, aunque con características comunes, bastante específicos de ambas zonas.

Hay un texto fundamental para el conocimiento de la arquitectura popular de esta comarca y es como no podía ser de otra manera de don Fernando Jiménez de Gregorio,  se titula La vivienda en La Jara toledana, y, al estar escrito en los años cincuenta nos aporta datos preciosos en cuanto a la arquitectura popular no perdurable como son los chozos y mamparas hechos de paja y que la emigración y los cambios obvios en el campo español desde esa fecha han hecho desaparecer.

Chozo de falsa cúpula de Navalmoralejo, construido en pizarra y granito

El chozo de pastor solía ser circular y de cúpula redonda, su armazón era de varas de sauce o de álamo y la cubierta de pajas de centeno. La mampara era una construcción más sencilla, de forma rectangular o de medio chozo, que se utilizaba ya sea como protección de los aires a la entrada del chozo de pastor, simplemente como protección más precaria cuando no era necesario construir un chozo o como chívería o chivitil para proteger al ganado recién nacido o al perro.

Falsa cúpula de un chozo por aproximación de las hiladas de piedra

En la Jara Serrana se utilizaban a veces chozos en ángulo, a modo de tienda de campaña, con o sin mampara protectora. El guango es una construcción que se utiliza todavía y es más bien una protección del labrador o del hortelano que consiste en cuatro palos que se utilizan como pilares y sobre los cuales se extiende la hojarasca, la retama o las jaras para formar una sombra que también resguardará en caso de algún chubasco o tormenta, enl a cara del sur o del poniente se puede construir una pared, también vegetal que proteja del sol o del aire, Cuando el guango se limita simplemente a la estructura de la techumbre, sin paredes, se denomina también sombrajo o chungano. Cuando este tipo de construcciones se hacen en los patios y corralones de las viviendas, pegadas a los muros de las casas, se conocen con el nombre de enramadas o enramás, y pueden, con el tiempo, cubrirse con un emparrado e incluso tejarse.

Majada en La Nava de Ricomalillo con sus corrales y cocinilla

El paso siguiente en la evolución de la habitación más primitiva es el chozo de piedra con techumbre de falsa cúpula por aproximación de las hiladas de piedra, similar al descrito para la Sierra de San Vicente pero fabricada más frecuentemente en pizarra, por su abundancia en la zona.

Estas construcciones son comunes a todas las subcomarcas de Talavera y se ha especulado con su probable origen común de ascendencia céltica, lo cierto es que en los yacimientos de Ia Edad del Bronce y de la Edad del Hierro diseminados por nuestras tierras aparecen fondos de cabaña y restos de construcciones con esa misma forma sólo que techados con cubierta vegetal.

Las cocinillas son otro tipo de construcciones elementales de La Jara, podemos encontrarlas en los olivares, los huertos y parcelas de cultivo que se encuentran algo alejados del casco urbano y donde el agricultor debe permanecer períodos de tiempo algo más largos, por lo cual a veces precisa pernoctar. También cumplen la función estas pequeñas edificaciones, de servir de almacén donde se guardan herramientas y aperos que sería molesto y trabajoso trasportar cada vez  que se acudiera a laborar allí. El edificio es sumamente sencillo, una puerta, uno o dos ventanucos en los muros, una chimenea generalmente de campana con uno o dos poyetes a su lado para dormir sobre ellos o para sentarse al amor de la lumbre.

Alacenas en una de las dependencias de los Baños de la Retortilla

En los muros se dejan algunos huecos a modo de hornacinas y de alacenillas para depositar en ellos algún utillaje y alimentos fuera del alcance de los ratones. Las cocinillas tienen otra utilidad muy específica que es servir, alrededor de las eras, casi siempre algo alejadas del casco, de residencia temporal mientras se trilla el cereal de la familia labradora que permanece así más cerca de su preciado tesoro, el grano, y puede no solo trabajar más cómodamente sino custodiar también el fruto de su trabajo.

Las cocinillas como vemos están vinculadas en mayor medida a la Jara Baja, al mundo agrícola, mientras que las llamadas aquí casillas son muy similares pero más unidas al mundo ganadero de las tierras serranas de la Jara Alta. Son estas casillas y labrancillas de una estética muy llamativa por estar fabricadas en pizarra y cuarcita y por estar situadas en parajes mås agrestes, con grandes desniveles que les dan un aspecto peculiar. Como están en lugares muy alejados de los pueblos tienen alguna dependencia más quelas cocinillas, la pequeña cuadra donde guardar el borrico o la mula. La cochinera o zahurda y a veces la majada donde dejar el aprisco, casi siempre de cabras. Algunas de mayor entidad, o en caso de haber varias agrupadas pueden tener un horno para cocer el pan.

Zahurdas construidas en pizarra en término de Alcaudete de La Jara

En toda la Jara serrana pueden verse lo que a primera vista no son más que corralizas circulares, que, aunque a veces se utilicen como tales, no son otra cosa que los restos de lo que fueron las primeras explotaciones de esta comarca tras la repoblación, las posadas de colmenas. No olvidemos que hasta el siglo XVIII hubo osos en estas tierras y era necesario proteger la miel de estos y otros animales. Siguiendo con las construcciones rústicas son de destacar, también dentro del ámbito de las zonas más elevadas, los restos hoy prácticamente despoblados de algunas aldeas con apenas unas decenas de habitantes, formadas por varias casillas agrupadas generalmente en torno a una era. Entre las mejor conservadas, son de destacar las del entorno del río Jévalo, El Portezuelo, Paniagua. El Martinete o El Majuelo, hermosos conjuntos de arquitectura en pizarra que las autoridades culturales deberían preservar de la ruina.

Casilla en los olivares de Belvís

CURIOSIDADES, FIESTAS Y COFRADÍAS DE LA PARROQUIA DE SAN ANDRÉS

CURIOSIDADES, FIESTAS Y COFRADÍAS DE LA PARROQUIA  DE SAN ANDRÉS

Imagen de San Antonio Abad en la parroquia de San Andrés

EL HOSPITAL DE SAN ANTÓN

Todavía se conserva en el templo una imagen de San Antonio Abad. Puede que perteneciera a la antigua ermita del mismo nombre que se hallaba en la colación de esta parroquia y que antes fue capilla del Hospital de San Antón. Aún permanece su nombre en la calleja cercana que se encontraba cerrada antiguamente por este Hospital de los Hermanos Hospitalarios de San Antón. Se instalaron estos frailes en Talavera desde la edad media y atendían a las personas afectadas del conocido como «ignis sacer» o fuego sagrado, Esta enfermedad no es otra cosa que la intoxicación por el cornezuelo del centeno, un hongo que contaminaba los panes que se hacían con grano afectado por él y al que algunos autores han achacado las alucinaciones colectivas de la Edad Media, pues no olvidemos que de este hongo se obtiene el ácido lisérgico, la droga psicodélica por excelencia.

Animales a los pies de San Anyonio Abad, su patrón, en la azulejería de su hospital que se exhibe hoy en el pórtico de la ermita.

San Antón es el patrón de los animales y  por ello en esta iglesia se ha celebrado su fiesta tradicionalmente en Talavera. Ese día se bendecían los animales con gran afluencia de gentes desde antiguo dado el carácter históricamente ganadero de nuestra ciudad. La cerámica que adornaba esta capilla se puede contemplar hoy en la Ermita de la Virgen del Prado, concretamente en los frisos de la entrada principal y a la derecha del altar mayor.

UNA BRUJA

Bajo esta inscripción y escudo de los Carvajales se encontraba la cripta donde hacía sus sortilegios la bruja Catalina

La más famosa bruja que aparece en los expedientes de la Inquisición referentes a Talavera fue Catalina Sánchez. De ella se decía que a medianoche hacía toda una serie de ritos satánicos en torno a la iglesia de San Andrés, junto al panteón de los Carvajales, unos nobles talaveranos protectores de esa iglesia cuyos restos se encontraron en el siglo XIX revueltos y maltratados al abrir la cripta. Llevaba Catalina nueve monedas, número cabalístico, que colocaba en las esquinas del templo, y como hemos podido ver en tantas películas, trazaba un círculo, considerado como puerta del infierno por oposición a la cruz. Se metía en él e invocaba después a los Carvajales en la iglesia de San Andrés

UNA COFRADÍA

Pintura de la capillita de la cofradía de ánimas de El Salvador. La cofradía fue trasladada a San Andrés cuando se cerró la iglesia y la pintura que fue desmontada hoy no conozco su paradero
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Decoración pintada en los muros de la iglesia de San Andrés

En el año 1500 se instituyó en esta iglesia la Cofradía de las Ánimas del Purgatorio bajo el título de Nuestra Señora de la Piedad que, según nos cuenta Francisco de Soto, comenzó su andadura solamente con limosnas, se fue enriqueciendo con muchos censos y heredades que le fueron donados y acabó su historia localizándose en la iglesia de El Salvador, en cuyo muro occidental se podía observar hasta su remodelación, con una  una hornacina y en ella una pintura con el motivo de las ánimas en el purgatorio.

Los varones cofrades no podían sobrepasar el número de cien, mientras estaba permitido a las mujeres ser un número ilimitado. Tenía una curiosa normativa para mantener las buenas relaciones entre sus miembros y así, las reyertas entre ellos estaban penalizadas con doscientos maravedíes y el hermano que no denunciara estas riñas  sería multado con una libra de cera. Los motes estaban castigados con media libra. Se decían misas por los hermanos difuntos y todos iban a los entierros. El primer domingo de mes acudían los miembros de la cofradía a la iglesia de San Andrés con candelas encendidas y el tercer domingo de septiembre se instalaba en la iglesia una tumba cubierta con el paño de la cofradía y delante la cruz con dos hachas.

LA PARROQUIA DE LAS REALES FÁBRICAS

Imagen de San José en la antigua Casa de la Dirección de las Reales Fábricas de Seda, o «patio de San José

La Real Fábrica de Sedas tenía como patrón a San José, la Hermandad heredera de aquel patrocinio, y puede que de la antigua cofradía radicada en San Miguel, se revitalizó en el siglo XVIII y todavía hoy mantiene la costumbre de celebrar «la función» que, aunque sin el esplendor de otros tiempos, es una tradición digna de conservar. Algunas de las capas y casullas, a pesar de estar bastante deterioradas, muestran magníficas labores en seda y proceden probablemente de dicha Real Fábrica.

En el barrio de la Puerta Cuartos hubo durante muchos años la creencia de que en el patio de San José había fantasmas.

Casulla de seda de San Andrés procedente probablemente de las Reales Fábricas
Retablo mayor con la imagen de San Andrés

LA IGLESIA DE SAN ANDRÉS

LA IGLESIA DE SAN ANDRÉS

Fragmmento del dibujo de la historia de Talavera del padre Torrejón donde aparece la iglesia de San Andrés detrás de la puerta de Cuartos

HISTORIA

La historia del barrio de la Puerta de Cuartos ha estado siempre relacionada con la iglesia y parroquia de San Andrés. Alrededor de ella giró la vida de esta popular barriada que aproximadamente coincide con los llamados arrabales viejos de la ciudad de Talavera. En el fondo del Monasterio de San Clemente de Toledo del Archivo Municipal de Talavera aparece la parroquia de “Sant Andree” en la escritura de unas casas vendidas en 1203. Otro documento de la Colegial de 1477 habla de la venta del huerto de un judío «en la collaçion de la iglesia de San Andrés». El templo primitivo debía ser de notable antigüedad porque al levantar los cimientos para realizarse las obras de reconstrucción de 1560 se encontró, como en la iglesia de San Miguel, «debajo de tierra un sepulcro labrado de ladrillo en el qual avía un pedaço de grana colorada y otras cosas que mostraban averse enterrado allí persona principal».

Panel de azulejos del siglo XVII que representan a San Andrés sobre la puerta norte del templo

La escasez de población en su entorno hace que durante el siglo XV este templo se convierta en anejo de la iglesia de Santa María o «Colegial», cuyo cabildo «ponía en ella un capellán que dijese misa, sin que hubiese en ella sacramento ni se enterrase en ella». Pero en 1520 «era esta parroquia por su mucha vecindad y mucho trabajo, de gran embarazo para la Colegial, y así acordó en cabildo de ponerla en manos del arzobispo de Toledo, que a la sazón lo era el Cardenal don Guillermo de Croy para que le proveyera de cura propio escribiéndole a Flandes…». Así, el seis de Junio de ese año, comienza la andadura independiente de esta iglesia con un tal Juan Velázquez como cura párroco de la misma.

«Era entonces esta parroquia muy estrecha y estaba muy mal parada de calidad que amenazaba ruina, por lo cual el año de 1560, siendo cura propio de ella el Ldo. Pero López natural de esta villa, deseoso de reparar su iglesia, dio traza de que entre los vecinos de su feligresía se hiciese un ofertorio que bastó para derribar lo viejo y crear cimientos de muy fuerte mampostería y se fue continuando esta fábrica hasta dejar acabada la capilla mayor; que después compró para su entierro Gaspar de Carbajal , hidalgo principal de esta villa.»

Pequeña torre espadaña mudéjar de la iglesia de San Andrés

Para ello nombró como «capitán a un hombre de poca hacienda pero grande ánimo» llamado Juan Gómez de la Torre, que comenzó a granjearse gran número de «soldados». Este Juan arrendaba el río para vender la pesca y «permitió Dios por su buena intención que prendiese en las redes y cayeran en los cañales tanta abundancia que tenía que echar algunos en el río … Con estos ingresos  vestía y armaba a sus soldados causando en la villa tanto regocijo en sus salidas, que animados también  por el ejemplo del «capitán», que ofreció muchos ducados, ofrecieron todos con ánimo devoto tanta cantidad que se començo luego a labrar la yglesia de Sant Andrés desde los cimientos». Nos encontramos ante una interesantísima descripción de uno de esos ritos festivos conocidos como soldadescas que, en este caso, tenía la función de obtener fondos para la reconstrucción de la iglesia. Posteriormente otros dos “capitanes” consiguieron fondos para el artesonado de la capilla y la sacristía, ya que el tejado de las tres naves iniciales se acabó en madera tosca por haberse terminado los fondos de la primera iniciativa.

En 1596 se permitió custodiar en ella el Santo Sacramento por comisión del talaverano, entonces gobernador del arzobispado, García de Loaysa y Girón que, a su vez, obtuvo permiso del príncipe Alberto, cardenal y arzobispo de Toledo. Presidió la ceremonia el abad de la iglesia de “Santiuste” de Alcalá de Henares con gran concurrencia del pueblo, el regimiento y el cabildo de la Colegial.

Cuenta Francisco de Soto que «Pasados algunos años, y siendo cura de esta iglesia el Ldo Juan Bautista Baillo, la quitó los pilares de ladrillo que tenía a los lados, y la dejó de una nave muy capaz y la acabó de levantar y perfeccionar con la capacidad y hermosura en que hoy está, en que gastó mucha cantidad de ducados de su propia hacienda, de que nos dejó memoria de su gran ánimo y celo».

Pila bautismal y azulejería de florón en la iglesia de San Andrés

Durante el siglo XVIII la iglesia y el barrio estuvieron fuertemente vinculados a la Real Fábrica de Sedas que se encontraba en su demarcación. Así lo refiere su párroco en 1784: «En el distrito de esta parroquial están establecidas las Reales Fábricas de Sedas, por el señor D. Fernando el sexto en el año de 1748, en las que se trabajaban todas las manufacturas de esta especie y texidos tanto anchos como angostos, de todas calidades y colores, con oro, plata y sin ellos, tisúes y demás telas de cualesquiera clase tanto en las que caben en seda fina como la filoseda y toda clase de media de telar». Algunas casullas y capas pluviales que se conservan en la sacristía son de gran belleza y seguramente proceden de dicha Real Fábrica.

A principios del siglo XIX la amenaza de ruina motivó que de nuevo se hicieran reformas en el templo, principalmente en la techumbre. Durante la Guerra Civil sirvió como refugio a los huidos republicanos.

Prendas religiosas labradas en las Reales Fábricas de Seda

DESCRIPCIÓN

       «La iglesia es de una sola nave con cabecera separada por arco triunfal de medio punto y de sección ochavada, aparejado en ladrillo. Al fondo hornacina abocinada que soporta el retablo.

El coro se sostiene por sendos pies derechos de fuste circular y orden dórico; balaustre de madera de bolillos. Zócalo de cerámica, probablemente del siglo XVII.

Se cubre la nave por cerchas de madera a dos aguas y el cabecero por artesonado. Bajo el coro, pila bautismal  gótica cerrada con madera de bolillos del siglo XVIII.

El exterior es una fábrica de aparejo toledano que refleja fielmente el interior. Destacan los contrafuertes laterales, la espadaña en el hastial del pie y el ábside curvo del cabecero. Se cubre a dos aguas.»

Cuadro que representa la adoración de los magos copia de un Tiépolo en la iglesia de San Andrés

Esta descripción pertenece al inventario del Ministerio de Cultura y a ella podemos añadir algunos detalles. En el exterior destaca sobre la puerta de acceso de la fachada norte un panel de azulejos del siglo XVII representando a San Andrés mientras que en la sur se encuentra la primitiva espadaña de aspecto más antiguo que el resto de la fábrica del templo y que no carece de encanto.

En el interior debemos destacar el gran lienzo central del retablo, una pintura del siglo XVII representa al patrón de la iglesia y que algunos autores atribuyen a Maella. En este cuadro es de destacar la buena factura del rostro del santo. Sobre ella se sitúa un lienzo más pequeño con el motivo del bautismo de Cristo. Otras dos pinturas completan el patrimonio pictórico de la iglesia, una copia de la Adoración de los Magos de Tiépolo pintada en el siglo XIX y un cuadro de la Entrega de las Llaves a San Pedro, que podría, según César Pacheco, haber formado parte de uno de los altares laterales que estaba dedicado a este santo y cuya  interesante azulejería pasó luego a decorar el altar mayor.

Parte de la cerámica y  ajuar parece que pertenecieron a la desaparecida iglesia de San Clemente, como es el caso de un aguamanil de cerámica del XVI que lleva la leyenda “Soi de San Clemente”. Del mismo material, época y autor es una pila de agua bendita de cerámica, también de gran calidad pero cuya cruz de San Andrés dibujada en el centro nos orienta a su pertenencia a la propia parroquia. No debemos dejar de reseñar el artesonado octogonal en madera de lacería mudejarista tardía así como la cerámica de la sacristía.

Es de destacar también la decoración pintada de sus muros recientemente descubierta.

Aguamanil de cerámica de talavera del siglo XVIII procedente de la antigua iglesia de San Clemente

Todavía permanece encastrada en sus muros la inscripción que el sobrino del arriba mencionado mecenas de esta iglesia, Gaspar de Carvajal, mandó colocar en el siglo XVII para recordar la protección y las obras que realizó su tío enterrado en la capilla mayor. Algunos de los bancos con escudo en marquetería, y puede que alguna imagen, proceden del cercano convento de El Carmen. Debemos por último referirnos a otras imágenes como un Cristo crucificado del siglo XVII y un probable San Juan del XVI que se encuentran en la sacristía así como un San José que está en un lateral de la nave del templo y, según Nicolau de Castro, parece tener ciertas características que orientarían hacia talleres de la escuela madrileña del siglo XVIII.

MUSEO DE LOS HORRORES: DE CÓMO JUGARSE LA VIDA PARA VISITAR UN DOLMEN

Dolmen de Azután

MUSEO DE LOS HORRORES:

DE CÓMO JUGARSE LA VIDA PARA VISITAR UN DOLMEN

Hoy traemos al Museo de los Horrores la indolencia, la ignorancia y la desidia de nuestros políticos para con el patrimonio de esta tierra y cómo no se aprovechan en absoluto los recursos arqueológicos, históricos o etnográficos para el desarrollo turístico de nuestros abandonados pueblos.

Un ejemplo muy gráfico y sangrante  es el dolmen de Azután, un importante monumento megalítico con gran interés arqueológico que además se encuentra rodeado de otros elementos etnográficos y arqueológicos que podrían aumentar el atractivo para los turistas que quieran visitar la cercana Ciudad de Vascos después de conocer Puente del Arzobispo y su cerámica.

El monumento fue excavado hace décadas pero a ninguno de nuestros padres de la patria se les ha ocurrido poner no ya un panel que explique sus características e importancia sino que ni siquiera hay un rótulo que indique en la carretera dónde  se encuentra el dolmen en cuestión entre Puente y La Estrella

Tampoco hay aparcamiento alguno, por lo que aquellos intrépidos visitantes que quieran conocerlo tendrán que aparcar a unos centenares de metros y deambular por la carretera en curva y sus cunetas a riesgo de ser atropellados o irse a su casa con un esguince de recuerdo.

Y no pide uno que en Castilla-La Mancha tengan con el patrimonio el cuidado que tienen en Castilla y León o en Extremadura, comunidades gobernadas por diferentes partidos, pero que nos dan cien vueltas, lo que sí podemos es exigir que no sólo se gasten los dineros culturales en grandes eventos como los centenarios del Quijote o el Greco, cuya calidad no discuto, pues como dicen por aquí «con buen bolo bien se jode» . Pero estos grandes eventos de mucho parné interesan sobre todo a nuestros nunca bien ponderados gobernantes porque generan muchas más fotos, canapés y cócteles electoralistas donde lucirse y quedan, sin embargo, abandonados casi todos los elementos culturales rurales, que no por modestos son menos importantes y también deben ser tenidos en cuenta como patrimonio y merecen gastarse en ellos unos durillos.

En Castilla y León también saben organizar las Edades del Hombre, pero además muchas humildes ermitas o yacimientos arqueológicos están restaurados y consolidados, y tienen además su cartelito donde se ponen horarios y forma de visitar los monumentos.

Horno tejar cercano al dolmen de Azután

Para potenciar este dolmen que hemos tomado como ejemplo hágase un aparcamiento donde detenerse, documéntese al visitante con paneles  explicativos, adecéntese el entorno y restáurense elementos como el cercano tejar, el puente, el molino sobre el arroyo Andilucha y véase la forma de enseñar también el cercano cementerio visigodo.

Y por no hablar del dolmen de La Estrella o de otros elementos patrimoniales que sólo aventureros de fuste como Amudsen o el doctor Livingstone serán capaces de localizar por los caminos y veredas jareños, entre ladridos de fieros canes y guardas enfurecidos.

Dolmen de La Estrella

Pero en esta tierra de nuestros dolores ya saben lo del Dante a las puertas del infierno: «Perded toda esperanza», y es lo que tiene ser gobernados  por hijos de la Logse, sea cual sea su ideología.

UNA REAL CAGALERA QUE COMENZÓ EN TALAVERA

Felipe III

Corría el año de 1619. Su majestad el rey don Felipe III volvía de un viaje a Portugal. Fue allí solamente en esta ocasión pues era entonces parte del imperio español por herencia de su padre Felipe II, al morir sin descendencia el rey portugués don Sebastián.

El talaverano padre Juan de Mariana escribió en el Piélago un libro para la educación del príncipe que luego sería Felipe III, “De Rege et regis institucione”. También otros paisanos como el marqués de Velada, el de Malpica o el talaverano García de Loaysa, su capellán, tuvieron gran influencia sobre el monarca.

Volvía la comitiva del reino vecino por Guadalupe y se detuvo en Talavera, donde en el siglo XVII los reyes a su paso por nuestra ciudad solían alojarse en el palacio de algún noble como el marqués de Villatoya o el conde de la Oliva.

En la cena que le sirvieron al rey en nuestra ciudad, no sabemos si donde se alojó o de las provisiones servidas por sus propios criados, degustó su católica majestad “unas empanadas frías” que no debían estar muy católicas en cuanto a su conservación, pues esa misma noche comenzó a sentirse mal, con “destemplanza de pulso y vientre” Su estado fue empeorando durante el camino a Madrid y, ya en Santa Olalla, se agravó considerablemente con “calenturas, vómitos y descompostura de vientre”, que no sabemos si sus sirvientes intentarían recoger en las bacinillas de loza talaverana que tanto gustaban a su padre, el rey prudente. Orinales que todavía hoy podemos ver en El Escorial expuestos en un armario junto a la cama del rey en cuyos dominios no se ponía el sol.

Avanzaba la corte entre las prisas y las paradas que suponemos haría su majestad entre los vómitos y las carreras al campo cercano, preocupando a los cientos de personas que seguían la real comitiva, con grandes de España, otros nobles, obispos, militares, personal de palacio etc. Finalmente fue necesario que se detuvieran en el pueblo de Casarrubios del Monte, ya muy cerca de Madrid, porque el estado de su real persona obligaba a ello, dado que algunos incluso temían por su vida. Los seis médicos del rey acudieron en su auxilio, y cómo verían al enfermo después de practicarle las consabidas sangrías, que en general solían empeorar el estado de los pacientes, que decidieron recomendar que dieran el viático a su majestad.

Torre de la iglesia de Casarrubios del Monte

Pero “al siguiente día ayudado con medicinas, remedios y otras cosas, se aseguró el mal con grandes evacuaciones, hasta el día de la Presentación de Nuestra Señora…en que cesó la calentura y el Regimiento (ayuntamiento) y vecinos de Casarrubios votaron guardar este santo día por fiesta de guardar para siempre jamás”

Alguien tuvo la feliz idea de traer desde Madrid el cuerpo del que luego sería San Isidro, ya momificado, para que pasara las noches en la estancia del enfermo. Tomó cartas en el asunto el arzobispo de Burgos y sin dudarlo los grandes de España fueron a buscar los restos mortales del santo madrileño que todavía no había sido canonizado y que algunos definen como un poco flojo, pues dejaba que trabajaran los ángeles con el arado mientras él rezaba. Como también es fama que Felipe III era de poco trabajar, con pocas luces y un tanto ludópata.

Y cuentas las crónicas, entre ellas una conservada en el archivo parroquial de Casarrubios, que don Felipe nada más entrar el cuerpo del santo en su cámara notó mejoría. Abrieron la caja para que el rey contemplara los restos de San Isidro, cuyo hijo, Illán, es tradición vino a asentarse a Cebolla, donde tiene ermita con fuente muy a propósito para curar la rabia. Aunque mucho me temo que a los enfermos no les sentara muy bien el agua de la fuente pues la rabia es también conocida como hidrofobia, es decir repulsión por el agua.

Cuerpo incorrupto de San Isidro que se llevó a la cama de Felipe III

Después de orar el monarca ante aquellos huesos, pellejos y calavera, decidió don Felipe quitarle un dedo al santo y guardárselo para así asegurar su curación, y oye, fue dedo de santo, el rey comenzó a mejorar no se sabe si por la presencia en su cama de San Isidro o por la de otras reliquias y que se trajeron de todo el reino en su auxilio, entre los que se encontraba un brazo incorrupto de San Diego de Alcalá. No en vano le llamaron Felipe “El Piadoso”, y por eso también le llevaron desde Toledo a su habitación un pedazo de la cruz de Cristo, una espina de su corona o un pedazo de la toca de la Virgen María, aunque, como la mayoría de estas reliquias de la época, fueran de dudosa procedencia.

Portada dl palacio del conde de Casarrubios donde permaneció convaleciente el monarca

Con toda esta ayuda, mala tenía que ponerse la cosa para que no mejorara su majestad de su real gastroenteritis, y poco a poco comenzaron a disminuir sus deposiciones, vómitos y fiebre mejorando su estado general. En Casarrubios se celebraron numerosas procesiones y actos religiosos, además de importantes reuniones y consejos de Estado, siendo la sacristía de la iglesia del pueblo el centro del poder nacional durante aquellos días. En el curso de su convalecencia, el rey se entretuvo jugando con los meninos a la pelota, paseando, cazando y pescando tencas en el jardín del palacio del Conde de Casarrubios cuya bella portada todavía podemos contemplar.

Cuando el rey volvió finalmente a Madrid el 3 de diciembre, después de casi dos meses de convalecencia, hizo ir delante de la comitiva el cuerpo de San Isidro en solemne procesión con todos los nobles y los prelados, gran aparato de música y todo el cabildo de curas de Madrid, descansando una noche la urna en la ermita de El Álamo y otra en Móstoles, para llegar finalmente el rey a Madrid después de tan accidentado e intestinal recorrido desde Talavera, donde la salmonela o el estafilococo de la empanada se ensañaron con el rey de medio mundo, que quedó tocado por la enfermedad hasta su muerte un año después

FOTOS ANTIGUAS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA PRESA DEL ALBERCHE

LA CONSTRUCCIÓN POR LOS PRESOS DE LA PRESA DEL ALBERCHE

Portadilla decorada con motivos cerámicos talaveranos de la memoria de la construcción de la presa y los canales

Traemos hoy una serie de fotografías de la construcción de la presa de Cazalegas que serviría para llevar el agua al canal Bajo del Alberche. Los regadíos que conllevó esta obra realizada por el régimen del general Franco con la mano de obra de presos forzados republicanos fue la causa principal del crecimiento de Talavera de la Reina en los años 60 y 70.

La presa es en realidad un dique hecho por la acumulación de la tierra extraída de las elevaciones del lado sur del embalse recubierta con hormigón. Reproducimos también algunos planos y esquemas, la mayor parte extraídos de la documentación de un estudio publicado por el ministerio de Obras Públicas de entonces.

Croquis de la presa del Alberche

Terrero de donde extraía la tierra para hacer el dique de la presa.

Excavación de los pilares de la presa

Construcción de los pilares de la presa

El dique de tierra, base de la presa

Otra instantánea de la construcción de los pilares de la presa de Cazalegas

Muro y pilares más avanzados en la obra de la presa

El muro avanzado ya de la presa del Alberche

Croquis de la presa de Cazalegas

Construcción del muro de hormigón y las torretas de las compuertas de la presa

Construcción de los aliviaderos de la presa de Cazalegas

Sistemas de elevación de las compuertas

Presa del Alberche ya casi finalizada

ROBO AL CALDERERO FRANCÉS

ROBO AL CALDERERO FRANCÉS

Una de las causas criminales del libro editado por el autor y el colectivo La Enramá en que se describen los procesos de esta institución talaverana de policía rural

Caminos cañadas como esta de Aldeanovita fueron escenario de los delitos que se relatan aquí

Rafael Muñoz era un hombre sin oficio alguno, “de malas costumbres y amigo de aplicar lo que no es suyo”. Sus raterías tenían irritado al vecindario, hasta que un hecho de mayor gravedad llegó a oídos de la Santa Hermandad de Talavera que tomó cartas en el asunto.

Agosto de 1782. Algunos vecinos de Aldeanueva de San Bartolomé se encuentran en la taberna refugiados del calor de la tarde y tomando unos vasos de vino. Un forastero, levantando la cortina, penetra en la estancia y rompe en sollozos. Con acento extraño cuenta cómo, en el camino de El Villar del Pedroso, había sido asaltado “por uno de Mohedas” que le había quitado todo su dinero dejándole maniatado.

Un corro de curiosos rodea al hombre mientras relata su desgracia. Dice ser francés y de oficio calderero. Casi al tiempo entra en la taberna un individuo. El francés se vuelve y atónito señala con el dedo al recién llegado gritando:

-¡Este pícaro es el que me ha robado!

El mohedano al oírlo emprende la huida tomando el camino de Puente del Arzobispo. Pero imprudentemente vuelve a Aldeanovita (1) al anochecer. Allí entabla conversación con unos mozos que se hallan tomando el fresco. El grupo se ve interrumpido por la llegada de un vecino que transmite a los presentes una orden del señor alcalde para que los allí congregados conduzcan al presunto ladrón a su presencia.

En el camino Rafael -que así se llama el ratero- intenta sobornar a los mozos diciéndoles que le dejen marchar y a cambio “les daría dos reales o una peseta (2) y él que se iría a donde Dios le cuidase”. Los muchachos no acceden y responden todos a una que “no le dejarán, que el señor alcalde le llamaba”.

Ya en presencia de la autoridad, se inicia el interrogatorio:

-¿Qué dinero has quitado a ese francés en el camino del Vïllar?

-Nada, yo no tengo dinero alguno -responde el ladrón.

-¡Regístradle! -ordena el alcalde.

De entre las piernas le extraen una bolsa de lana y se la entregan a la autoridad local, quien pregunta al francés:

-¿Cuánto dinero os han robado y en qué monedas?

-Dieciséis reales en plata, en una moneda de diez reales nueva, una peseta y un real de plata y veintitantos cuartos.

Abierta la bolsa, las monedas coinciden, aunque faltan nueve cuartos que ya había gastado el ratero. Inmediatamente, el alcalde ordena que sea preso en la cárcel de Aldeanueva de San Bartolomé y asegurado con prisiones. Al cabo de unos días Rafael se escapa de la celda.

Fuente en Mohedas de la jJra, uno de los pueblos escenario de los hechos

Esta es la gota que colma el vaso y la Santa Hermandad envía a Javier de Mejorada como juez comisionado para el caso. Se abren las diligencias y el presunto ladrón se excusa de los hechos diciendo que salió de su lugar a otros a buscar en qué trabajar; sin llevar para su alimento maravedí alguno, ni otra cosa que un pan. Y aunque practicó diligencias no hallo en que emplearse. Y así, en dos días no se desayunó y, viniendo al lugar de Mohedas, encontró en su camino a un mozo calderero a quien, manifestándole su necesidad, le dijo le diese un trozo de pan si llevaba, o para comprar uno, porque si no se lo quitaría. Y que temblando dicho calderero, le expresó no llevaba pan ni más que unos diecisiete reales, los cuales dio al que declara.

En cuanto a la fuga de la cárcel de Aldeanueva, contesta que fueron los regidores los que le soltaron cuando no estaba el alcalde, diciéndole “que se fuese a pedir limosna con su madre de Dios”.

Con motivo de la investigación del asalto al calderero aparecen otros delitos de Rafael cometidos en Mohedas y en Aldeanovita. El año anterior, en compañía de otro mozo, entraron en la vivienda de Domingo Ramos y robaron unos colgaderos de uvas alcanzándolos con un palo. Pero fueron vistos por unos vecinos cuando huían diciendo:

-¡Botova! que hay gente en la cocina -exclamaron al oír el ruido de un almirez.

En otra ocasión a este mismo vecino, “habiendo ido a bellotas al ejido”(3) deste lugar; en el que estaba dicho Rafael, éste, luego que vio al testigo se vino al lugar y se entró en las casas del testigo y, desquiciando una de sus puertas, entró en un cuarto y le quitó veinte reales que tenía en una moneda y con otras de plata en una jarra de la Puente vidriada, entre unos garbanzos que en ella había, los que, luego que vino el testigo del monte, echó de menos con el motivo de que, habiendo entrado en la casa, pisó unos garbanzos y presumió que el dicho Rafael u otro que había  entrado y le había llevado el dinero que tenía en la jarra con los garbanzos

En esta ocasión el ratero es descubierto cuando cambiaba el peso duro (5). La víctima del robo se dirigió a la viuda madre del ladrón y le dijo:

-Vitoria, vosotros queréis que yo os dé que sentir… porque esto de entrar a robar mi casa no se puede aguantar. Tu hijo me ha quitado un peso duro.

-Por el amor de Dios, calla que yo te los buscaré y daré -respondió la pobre mujer.

En viviendas como esta de Aldeanovita se produjeron algunas de las raterías descritas

Rafael acudió por la noche y le devolvió solamente quince reales y diez maravedíes. El valor del dinero restante se lo fue reintegrando su madre en bellotas. A otro vecino, Juan Gudiel, con el que estaba sirviendo, le quitó veinte reales y tres quesos de un arca, mientras que el amo metía una masa de pan en el horno. Un año antes había sido sorprendido después de robar tres ovejas y solamente se pudo recuperar una de ellas ya dezentada (5) de los cerdos y su carne se vendió para las ánimas de Aldeanovita.

En los testimonios se expresa así mismo que por su mal trabajo a nadie le apetece ni quiere tenerle en su casa. Es hombre que no tiene oficio ni hacienda alguna de que mantenerse y se le ve que viste y gasta y come sin tener  trabajo. Rafael es llevado a la cárcel de la Puerta de Zamora en Talavera. Al ser menor de edad judicial en esa época, pues tiene menos de veinticinco años, se nombra un curador ad littem(6) y un letrado que lo defienda.

(1)Con este nombre se conoce coloquialmente a Aldeanueva de San Bartolomé en la comarca de Talavera.

(2) Moneda que tenía un valor de dos reales de plata.

(3) Ejido es el campo comunal de un pueblo inmediato a él, que no se labra y donde suelen reunirse los ganados vecinales o establecerse las eras.

(4) Se refiere a la moneda de 20 reales.

(5) Equivale a encentada y en este caso viene a significar mordisqueada o comenzada a comer.

(6) Tutor legalmente nombrado por el juez para el cuidado de la hacienda y la defensa de las causas o pleitos de alguno, que por ser menor de edad, o falto de juicio, no puede defender-se por sí.

SAN RAFAEL EN AZULEJERÍA TALAVERANA

SAN RAFAEL

*Panel que forma parte del púlpito ejecutado y donado por el taller de Ruiz de Luna por devoción de su mujer Francisca para la basílica de El Prado. Lado de la epístola. Siglo XX (1954). Dedicado al hijo del artita Rafael Ruiz de Luna. Policromía. Enmarcado en cenefa de hojas de acanto de tonos amarillos y verdes. Vestido como peregrino con bordón y calabaza presenta el pez del relato de Tobías con fondo de paisaje marítimo, a pesar de que la escena se describe en un río.

San Rafael es el ángel guardián de los hombres, el ángel custodio por antonomasia. Las escrituras se refieren a él en dos ocasiones relacionadas con Tobías y Sarra. Queda ciego el santo cuando le caen las inmundicias de un nido de golondrinas. El ángel lo cura, y por ello aparece en algunas representaciones con un tarro que contiene la medicina. En el Libro de Tobías se describe además cómo el ángel, haciéndose llamar Azarías, acompaña a su hijo, también de nombre Tobías, en un viaje que hace con el objeto de recuperar un depósito de plata que había entregado a un judío de Media. El muchacho coge en el camino un pez que le ataca al cruzar un río y, siguiendo las instrucciones de Rafael, le extrae el corazón, el hígado y la hiel. Por esta circunstancia se representan a veces con un pez en la mano tanto a Tobías y como a San Rafael. La hiel la utiliza el joven para hacer la medicina con la que por recomendación del ángel su padre sanará de la vista. El hígado y el corazón los empleará Tobías quemándolos para  echar de la habitación de Sarra a un demonio que había matado ya a los siete hombres con los que anteriormente esta joven había contraído matrimonio. San Rafael persiguió al demonio y lo encadenó.

Rafael acompañando a Tobías se convirtió en su más extendida imagen y por el hecho de ser un ángel viajero, aparece con la capa de viaje abrochada ante el pecho. También es característica en la mayor parte de sus imágenes la larga cabellera y el bordón o bastón de peregrino con la calabaza para beber, aunque en otras representaciones artísticas sostiene una lanza como protector del joven Tobías. Como otros ángeles, lleva a veces también la corona con una cruz sobre la frente.

*Basílica de Nuestra Señora del Prado. Talavera de la Reina. Siglo XVI. Retablo de San Cristóbal en el sotocoro y zaguán de entrada. Se sitúa en el frontón con el que remata en el ático del retablo y aparece el arcángel entre nubes en espiral, con la túnica y el bordón de peregrino.

CERÁMICA DE TALAVERA EN EL MUSEO DE ARTES DECORATIVAS

CERÁMICA DE TALAVERA EN EL MUSEO DE ARTES DECORATIVAS

Modelo contemplando una vitrina de cerámica de Talavera en los años 50

El Museo Nacional de Artes Decorativas se encuentra en la calle Montalbán de Madrid y es uno de esos pequeños museos que no por poco conocidos dejan de tener un extraordinario interés.

Jabalí representado en un plato de la serie tricolor

La cerámica de Talavera tiene una magnífica representación a la altura de su importancia en la historia de las artes decorativas en España, Esa alfarería que aparece en la pintura del Siglo de Oro en mesas de santos, monjes y nobles o que decoraba con azulejería los frontales de altares y arrimaderos de los palacios y capillas. Y se da importancia a nuestra artesanía más representativa hasta el punto de que uno de sus carteles publicitarios del propio museo muestra una foto de una modelo en los años 50 posando ante una vitrina de cerámica talaverana.

Hay una buena muestra de sus fondos que se siguen enriqueciendo con nuevas piezas de nuestra artesanía tanto de alfarería como de azulejería decorativa palaciega, mucho más rara que la de motivos religiosos.

También es de gran interés representación de una cocina del Siglo de Oro con abundancia de alfarería talaverana tan utilitaria en la época.

Plato de la serie de la mariposa en el que se representa un león

Cuenco de cerámica polícroma del siglo XVI

Panel de azulejos muy similar a los que decoran el palacio que aloja el museo de Valladolid

Panel de azulejos decorativos del siglo XVI en cerámica de Talavera

Azulejo de cerámica polícroma que representa a San Juan Bautista

Albarelo de cerámica de Talavera del museo de artes decorativas

Diferentes objetos de cerámica de talavera en el Museo de Artes Decorativas

Cocina del siglo de oro con vajilla y elementos habituales de la época en cerámica de Talavera

Más objetos de cerámica de Talavera y otras en una cocina del siglo XVII

Plato agallonado de cerámica de Talavera polícroma del siglo XVII

CUANDO ERA EL TAJO EL QUE SE SALÍA DE MADRE (I)

CUANDO ERA EL TAJO EL QUE SE SALÍA DE MADRE

Adjuntamos en esta entrada algunas fotografías de inundaciones de Talavera procedentes de una exposición de la Universidad de Mayores y de la colección del popular Telesforo Jiménez, que con su barca y su familia auxiliaba a las víctimas y ayudaba a sacar a los ahogados del Tajo a consecuencia de los baños de verano. En los años 70, antes del trasvase se produjeron las últimas grandes inundaciones del Tajo.

El Tajo de lado a lado en una vieja postal

Telesforo con su barca junto a la gasolinera Edán

Telesforo y su familia en las actuaciones por las inundaciones

La Trinidad inundada a principios de siglo

Inundación aguas abajo del puente atirantado

Inundación del Tajo en la zona de Gomhersa

Inundación en la zona de Gomhersa. Universidad de Mayores

El Tajo en una inundación de los años 60

Inundación de huertas y granjas del Tajo en los años 70