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ARQUITECTURA POPULAR XIV: EL BERROCAL

ARQUITECTURA POPULAR XIV:  EL BERROCAL

Chozo típico de El Berrocal

Las elevaciones de la pequeña Sierra de San Vicente se prolongan en dirección oeste hacia cotas de menor altitud, pero también con un predominio de materiales graníticos. Se trata de El Berrocal al que sumamos también en este capítulo las localidades de Parrillas y Navalcán por tener algunas características geográficas similares en cuanto a la arquitectura popular.

Como hemos visto es la disponibilidad de los materiales el factor que más condiciona la arquitectura tradicional y así, la subcomarca del Berrocal, situada sobre esas elevaciones, tiene muchas características comunes con la Sierra de San Vicente, ya que además le une con ella Ia dependencia durante parte de su historia de la ciudad de Ávila y la repoblación de algunos de sus pueblos y señoríos por caballeros abulenses, así como un predominio dc la actividad ganadera.

Puerta típica de Cervera con tejadillo

Los perfiles de sus viviendas son más altos y con los vanos y huecos más abundantes, aunque manteniendo la tónica en la economía de ventanas, consustancial a la arquitectura serrana castellana. Los muros son de fábrica mayoritaria en mampostería ripiada y con un poco de barro como aglutinante, sin embargo, las piedras tienen las juntas llagueadas con argamasa con mucha más frecuencia que en la Sierra de San Vicente. La sillería se utiliza en jambas y dinteles. El mayor índice de enfoscado de las fachadas puede deberse a una mayor disponibilidad de la cal necesaria para la fabricación de la argamasa.

Calle con arquitectura tradicional en Mejorada

Tanto en Montesclaros como en Velada o Pepino podemos todavía documentar hornos de cal o caleros, aunque con mucha mayor proporción en la primera localidad, donde se llegó a una gran especialización en el desarrollo del aprovechamiento de las vetas calizas que abundan en su término. Por esta razón y quizá por una mayor influencia cultural extremeña es también más frecuente encalado de las fachadas, siendo por ejemplo en Velada generalizado el acabado con enjalbegado de casi todos los muros.

Contrucción en Velada sobre grandes núcleos graníticos con mampostería y tapial enjalbegado

En Parrillas el aparejo granítico tiene una mayor vistosidad por lo oscuro de las piedras y por tenerlas mismas, formas menos redondeadas, bloques con aspecto de lanchas más aplanadas. En este pueblo son características las portadas de casas y corrales con dinteles formados por grandes lanchones graníticos sin labrar. En Velada es peculiar la utilización de grandes bloques sin labrar en las filas más inferiores de los muros, para igualar así el terreno pétreo irregular.

Puerta característica de la arquitectura parrillana

El ladrillo apenas se utiliza, salvo en Mejorada, donde se pueden ver arcos dc medio punto rebajado, machones y jambas construidos con este material. El adobe sí es utilizado, pero solamente para doblar las trojes o en dependencias secundarias, cuadras, pajares, etc.

Zaguán de entrada a un corral en Mejorada

Muchas viviendas tienen amplias “enramás” y es frecuente que el acceso a las mismas se haga sobre todo en las modestas, a través de patios alargados, a veces casi pasillos por su estrechura, flanqueados por flores y donde se suele situar la pila de lavar y alguna parra o higuera que proporciona sombra. Muchas casas conservan todavía las parras en la fachada principal pero apenas sin sobresalir de la misma, a modo simplemente de visera que proteja del clima más caluroso de esta zona, más extremado que en las zonas serranas elevadas.

Rincón típico en Montesclaros

Los tejados, al ser menos frecuentes las precipitaciones tienen una pendiente menor. Cervera de los Montes conserva algunos rincones con sabor popular y un mayor número de edificios de arquitectura tradicional. Son características sus entradas con pequeños tejadillos que no llegan a tener las proporciones del tejaroz qua protege habitualmente las puertas carreteras de las grandes portadas de la Campana de Oropesa o de la misma Talavera. Segurilla cuenta en algunas de sus fachadas con esgrafiados de motivos populares de tradición pastoril y es de destacar, también por su sabor popular, su graciosa ermita porticada que se sale un poco de la sobriedad del resto de las ermitas de la zona que tienen volúmenes cúbicos sin la más mínima ornamentación arquitectónica.

Arquitectura tradicional en Pepino

En el casco urbano de Navalcán quedan pocos ejemplares de arquitectura tradicional aunque son de destacar sus molinos del arroyo de la Pasadera, del Guadyerbas y el Tiétar. y sus dos puentecillos. El medieval de la entrada del pueblo felizmente restaurado y el llamado puente romano sobre el Guadyerbas. Esta es la localidad más poblada de la zona y sin embargo conserva en menor medida su patrimonio arquitectónico que Parrillas o Cervera, núcleos más pequeños y que por su mayor despoblación mantengan en pie más construcciones antiguas. Esta circunstancia se suele repetir en otros casos.

Ermita porticada de Segurilla

Las construcciones rústicas son menos numerosas que en la sierra y así, encontramos menos chozos o zahurdas diseminadas por el campo. Es, sin embargo, más frecuente encontrar las cochineras en las proximidades de los núcleos urbanos, aunque ya pervertidas por la uralita, azote de la arquitectura popular junto con el bloque de hormigón, el ladrillo visto y las puertas metálicas.

Muro de mampostería granítica en El Casar de Talavera

Esta comarca es atravesada también por numerosas cañadas y cordeles que a su paso por los términos de Velada y Parrillas fundamentalmente, han dejado algunos ejemplares de las ventas típicas donde pernoctaban los trashumantes, y el Parador de San Prudencio que dio servicio al gremio de carreteros que venían desde Gredos con cargamentos de madera destinada sobre todo a la construcción y hacían aquí su parada antes de llegar a Talavera. Como construcciones protoindustriales señalaré el molino de viento de Velada que todavia podría restaurarse ya que conserva completos sus muros. En Cervera queda en pie la fachada de lo que fueron dependencias anejas de las Reales Fábricas de Seda de Talavera donde se torcía el hilo en máquinas tiradas por bueyes.

PATRIMONIO DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO

EL PATRIMONIO DEL CONVENTO DE SANTO DOMINGO

Bóvedas de la iglesia del convento de Santo Domingo

DESCRIPCIÓN

Acudiremos a la descripción del Conde de Cedillo sobre el edificio que «consta de una sola nave  y en su exterior, harto restaurado hoy, son únicamente de notar el ábside de cinco paramentos, los contrafuertes y las ventanas de medio punto.

Visto al interior el templo es amplio, dispuesto en cruz latina, con siete tramos y bóvedas surcadas de arcos cruzados y terceletes del último período gótico y con parejas de capillas de la misma época agregadas a los lados de la nave. Es detalle característico que los arcos cruceros surgen de los cilíndricos fustes de las columnas sin capitel intermedio, como las palmas desde el tronco del árbol».

En la cabecera debemos destacar los monumentos sepulcrales de los padres de García de Loaysa, uno a cada lado, en  hornacinas abiertas sobre el muro con decoración renacentista plateresca del siglo XVI y los escudos nobiliarios respectivos además de un medallón de Santiago en el monumento del caballero, y de la Virgen con el niño  sobre la hornacina de la dama. La estatua del padre, Pedro de Loaysa vestido de arnés, desapareció hace mucho pero se conserva la de la madre, doña Catalina de Mendoza, en actitud orante. Ambas esculturas de alabastro se apoyaban sobre pedestal de jaspe rojo.

Monumento sepulcral de la madre de García de Loaysa, que aún se conserva. En la anterior entrada aportamosuna fotografía de la escultura orante del padre de Loaysa hoy desaparecida

El sobrino de García de Loaysa, que llegó a ser arzobispo de Toledo, mandó a la muerte de su tío grabar dos lápidas en los monumentos de sus abuelos: «AQUÍ YAZE PEDRO DE / LOAYSA PADRE DEL / ILLMO S. CAR DON GARCÍA DE LOAYSA DEL CONSEJO/ DE LOS REYES CATÓLICOS» y «AQUI YAZE DONNA / CATALINA DE MEN / DOÇA MADRE DEL ILLMO S. CAR DON / GARCÍA DE LOAYSA». Anteriormente habían estado sepultados en la capilla de San Juan Bautista de la Colegial y en el monasterio jerónimo respectivamente.

Detalle del monumentosepulcral del padre de Loaysa

El ceramista Ruiz de Luna tomó como modelo para sus decoraciones de cerámica las columnas y otros elementos de estos dos monumentos funerarios y también dibujó las nervaduras fingidas que parten del hermoso florero de piedra que hace las veces de pilar central en la sala capitular, es decir, la “capilla honda” que se sitúa bajo el coro y que hoy día está separada del cuerpo de la iglesia.

El sepulcro del propio García de Loaysa sufrió algunos avatares. Desde 1899  permaneció en la iglesia de El Salvador donde fue trasladado por Jiménez de la Llave al realizarse reformas en Santo Domingo para la instalación del Colegio de la Compañía de María. Hace unos años se ha vuelto a depositar muy deteriorado en «Santo Domingo». Recientemente se ha restaurado la cara de la escultura yacente que representa al confesor de CarlosV y que es  una muestra magnífica del arte funerario español del siglo XVI. El cardenal aparece con la cabeza apoyada sobre almohadones, la mitra puesta y revestido de pontifical decorado con finas labores esculpidas en los vestidos. Una cartela situada a los pies dice en latín: «Aquí yace el Ilustrísimo García de Loaysa, Arzobispo de Sevilla, Cardenal, Presidente del Supremo Consejo de la Inquisición y del Consejo de Indias, y Comisario General de España. Murió en el año del Señor de 1546».

Dibujo que representa las pinturas y esculturas del primitivo retablo de la iglesia de Santo Domingo

En la desamortización compró el convento D. Rafael de Villarejo que tapió la capilla de la Santa Cruz, donde había trasladado previamente el sepulcro de García de Loaysa, este tabique fue derribado para que el duque de Montpensier pudiera observarlo a su paso por Talavera. Ildefonso Fernández abrió el sepulcro, ya muy deteriorado por un horno de tinajas adosado al muro de la iglesia, y solamente encontró algún huesecillo entre la tierra que lo llenaba.

Vista del claustro delconvento de Santo Domingo

En la parte del evangelio se situaba la antigua capilla de Santo Domingo. Se cedió para enterramiento del capitán Juan Salcedo y su mujer María Girón, que entró de religiosa al  convento de la Madre de Dios. A continuación se encontraba la puerta por la que se accedía al claustro. Más abajo estaba una capilla bajo la advocación de María Magdalena. Esta santa parece que tenía una ermita en las proximidades de San Ginés como dan a entender ciertas alusiones a ella en los documentos que hablan de la fundación del monasterio, pero no la debemos confundir con la ermita de la Magdalena que se situaba junto al río. Un canónigo de la Colegial llamado Rodrigo de Madrigal la dotó de la imagen de la santa y de «retablo y rexa».

Puerta sir del templo de Santo Domingo

La última capilla del lado del evangelio estaba bajo la advocación de San Ginés y de Santa Inés y, en agradecimiento a sus servicios desinteresados, el convento la cedió para su enterramiento a un médico famoso del siglo XVI conocido como el licenciado Ginés de Mercado que dejó un vínculo para que el día de Santo Domingo se diese de comer a los religiosos de esa casa a su costa.

La primera capilla del lado de la epístola era «una capilla con advocación del crucifijo y su altar es privilegiado que se saca ánima diciendo missa de requiem». Se dio como enterramiento al licenciado Pedro Girón de Loaysa del consejo de Carlos V y padre de García de Loaysa. También se enterró en esta capilla doña María Casato, mujer de Hernando Girón, caballero de la orden de Calatrava. Esta dama dejó en su testamento la dote necesaria para que se hiciese un colegio de doncellas en Talavera. Ya fuera de la capilla mayor, la siguiente tenía por advocación a la Virgen del Rosario con una imagen vestida de « adereços de seda y oro… y para guardarla se puso una rexa que está labrada con mucha curiosidad». La última capilla de este lateral estaba bajo la advocación de San Jacinto, monje de la orden de Santo Domingo.

COFRADÍAS Y CURIOSIDADES

Radicaba en esta iglesia una cofradía del Nombre de Jesús cuyo objetivo era evitar la costumbre de jurar en vano y blasfemar. Primero estuvo instituida en la iglesia de San Pedro y luego pasó a esta de San Ginés por estar muy vinculados los dominicos a esta lucha contra los juramentos.

El dinero de las dotes de doncellas y limosnas que dejó el cardenal Loaysa estaba custodiado por tres llaves, la del mayorazgo de la casa Loaysa, el prior del monasterio de san Ginés y el prior del monasterio jerónimo de Santa Catalina. Estos patrones debían estar presentes en la entrega de las dotes a las doncellas el primer domingo de cuaresma si previamente demostraban con cédula de su parroquia que ya estaban casadas. Las limosnas de a quince reales cada una se entregan el segundo domingo de cuaresma. Un mayordomo es elegido por los tres patrones a quienes da cuenta, en presencia del vicario de Talavera, de las rentas con las que se surtirán las dotes y limosnas.  De las capillas de San Ginés  bien poco nos queda, por haberse adaptado la iglesia a la estructura que la Compañía de María exigía para las fundaciones de su orden.

En la capilla de la Virgen del Rosario fue enterrado en 1567 el licenciado Valderrama, oidor del Consejo Real de las Indias que dejó renta para que cada año se diese una dote de treinta mil maravedíes a diez doncellas. En la capilla radicaba una cofradía de la Virgen del Rosario que celebraba con gran solemnidad la Purificación y la Asunción con procesión en el claustro del monasterio y «ponen muchas roscas muy blancas en las andas y después las reparten por cosa bendita».

«A la mano derecha como se entra en esta capilla está pintado un escudo grande y en la mitad tiene tres bandas coloradas sobre campo de oro» Explica Fray Andrés de Torrejón el origen de las armas de esta casa diciendo que un antecesor en el linaje de los Valderrama era muy diestro en justas y torneos. Le hizo el rey de Francia su capitán general y, en cierta ocasión, desafió al monarca un caballero en nombre de un gran señor de Alemania. Valderrama salió al campo en lugar del rey y mató al caballero pero resultó herido, sacando tres dedos ensangrentados al comprobar donde tenía la lesión. En honor a su hazaña el rey de Francia le permitió poner las tres bandas rojas en su escudo y flores de lys «pues bien merecía tener armas de rey quien avía vencido en nombre del rey» . Además del escudo una lápida recordaba el enterramiento en esa capilla del licenciado Valderrama.

CONVENTO DE SANTO DOMINGO, HISTORIA

CONVENTO DE SANTO DOMINGO

(Antigua parroquia de San Ginés)

Convento de santo Domingo en el dibujo de van der Wingaerde del sigloXVI

HISTORIA

Dice Francisco de Soto en su historia de Talavera que «había en un arrabal de esta villa, una parroquia con la advocación de San Ginés Escribano y era tan pobre que no le habían quedado sino cinco parroquianos, la cual estaba aneja a la insigne Colegial de esta villa; cuyo cabildo se la alargó a los religiosos dominicos para que fundaran en ella un convento, en primero de Julio de 1520 años, reservando en sí las cortas rentas de esta parroquia cuyo principio y origen corren parejos con el de otras parroquias de esta villa, pues como hemos visto de todas se ignora su primera fundación» .

Sepulcro restaurado de García de Loaysa

El caso de San Ginés es similar al de la iglesia de San Andrés, ambas situadas en los arrabales viejos que, a finales del siglo XV, sufrieron una significativa disminución en el número de habitantes y por ello a duras penas consiguieron subsistir junto a otras parroquias como San Esteban y «Santiaguito».

Fray Andrés de Torrejón, en su historia de la ciudad, nos aporta la información más importante sobre el convento fundado en el solar de la parroquia, información que repiten los autores posteriores. Fray Juan Hurtado de Mendoza era un salmantino que asistió a los reyes Católicos en la toma de Granada y que, desengañado de las vanidades de la corte, se hizo dominico tras repartir sus riquezas entre los pobres. El talaverano Fray García de Loaysa, entonces general de la orden dominicana y arzobispo de Sevilla, dio su apoyo a Juan Hurtado para la fundación de un convento en Talavera después de un primer intento fallido en Madrid, no sin antes vencer resistencias de nobles locales como Juan de Ayala y superar otras contrariedades dentro de la propia orden, incluido el destierro, ya que  Hurtado y sus frailes pretendían adoptar una regla más austera y «juzgaron los religiosos de la orden ser novedad impertinente».

Ventana de la fachad sur con el escudo del obispo García de Loaysa

El canónigo de la Colegial, don Alonso de Encinas, aportó la huerta que poseía junto a San Ginés cerca del camino de Mejorada y que todavía se mantiene al norte del convento. Más tarde, el apoyo de otros nobles de la villa como don Diego de Padilla que tomó los hábitos, del arzobispo de Toledo Alonso de Fonseca, de Fray García de Loaysa y del propio emperador Carlos V, pudo al fin establecerse la comunidad en Talavera. Siguió enfrentándose la institución a diferentes vicisitudes, pero el apoyo decidido de Dª Gracia de Ulloa y de su marido Bernardino de Meneses -el conocido como Adalid Meneses, famoso por su decisiva intervención en la conquista de Orán- ayudó a superar las trabas cuando alojaron provisionalmente a los monjes en su palacio mientras se solucionaban los problemas, pagando, además, el censo de cuarenta mil maravedíes que sobre la pequeña parroquia tenía la Iglesia Mayor y veinticuatro ducados para indemnizar al hortelano que tenía arrendada la huerta. Por fin, previo informe del comisionado Pedro Gudiel, administrador del Hospital de Puente del Arzobispo, el Cardenal Guillermo de Croy dio su permiso para la segregación de San Ginés de la Iglesia Mayor y poder así fundar en su solar el monasterio.

Escultura hoy desaparecida del padre de García de Loaysa Pedro García de Loaysa

«Moraron estos padres al principio en esta huerta y para dormir hicieron un poco mayor la choça del hortelano y allí reposaban sobre unos sarmientos y esteras viejas. Hacían capítulo a la sombra de un nogal que está junto a la noria y allí tenían sus conferencias y pláticas». Así relata Francisco de Soto los primeros tiempos del monasterio que, después de echar tres veces a suertes la advocación futura del mismo, por dudarse entre San Ginés y Santo Domingo, las tres veces salió el primero y se tomó esto por milagro dejando al convento con el nombre de la primitiva parroquia.

Se compraron después unas modestas viviendas cercanas para alojarles hasta que, el confesor de Carlos V y  ya cardenal,  García de Loaysa «en su amor a su patria nativa, a su religión y a su linaje, labró a sus expensas buena parte del monasterio, el claustro y todo el templo. Fue consagrado el 25 de Abril de 1536», como nos narra el Conde de Cedillo.

Niñas del Colegio de la Compañía de María a principios de siglo

El convento mantenía tres cátedras para el estudio de la filosofía y humanidades. Radicaron en él varias fundaciones benéficas y de aquí partieron los frailes que fundaron el monasterio de Atocha en Madrid. En 1835 ocurre la exclaustración de los frailes y se cierra el convento. En la iglesia se instaló una fábrica de tinajas y en 1896 la viuda de Peñalosa, doña Elena de Quintana, adquiere y restaura los edificios para dedicarlos a colegio de niñas pobres, encomendándolo a religiosas de  la Compañía de María que inauguran las instalaciones en 1900.

EL CASTILLO Y OTROS EDIFICIOS DE OROPESA DIBUJADOS POR SOROLLA ( Y 2)

Seguimos hoy con los dibujos que guarda el museo de Sorolla, pintor que en 1912 residiendo en la localidad en casa del farmaceútico y coleccionista Platón Páramo, dibujó cunado buscaba en Lagartera tipos para us cuadros de la Hispanic Society de Nueva York.

El castillo de Oropesa aparece en tres dibujos con vistas desde el sur del complejo del castillo y palacio, hoy parador de turismo.

Dibujo de sorolla mostrando e

En este primer dibujo con el número 2388 se ve el castillo con su torre del homenaje visto desde el pórtico de la iglesia parroquial, como el mismo autor anota en el lado derecho del dibujo y como demuestran las bolas del vallado granítico de la entrada.

El segundo dibujo que traemos, con el número 2400 es una visión similar pero que en este caso muestra también la hermosa portada renacentista de la iglesia de Oropesa.

Con el número 2390 Sorolla nos dejó este dibujo de Oropesa de lo que parece el conjunto de sus murallas en torno del castillo con Gredos al fondo y el pico Almanzor que anota en el dibujo. También parece leerse la palabra «pozos» y el color verde de las praderas de Campo Arañuelo ya que es en marzo cuando se dibujan, además de la piedra del paramento en primer término.

Por último, con el número 2399 vemos otro dibujo con uno de los arcos cercanos a la iglesia por donde señala el muro del castillo de Oropesa: Así lo describe la ficha del museo:
Superposición de construcciones: en primer término, una pared con cubierta inclinada oculta parte de la fachada de otra casa, con cubierta a dos aguas, vano circular en la parte superior y puerta de dintel semicircular a la izquierda. Un gran arco de medio punto en el centro, en sentido oblicuo, parece cobijarla. Según inscripciones es de ladrillo visto en la parte superior y encalada en la inferior. Al fondo, parte de una fachada con una ventana enrejada y techumbre inclinada.

Fotografía del patio del palacio de los Álvarez de Toledo, hoy parador, cuando todavía era la plaza de toros

También cuenta el patrimonio del museo Sorolla con una fotografía de 1906 en el que se ve la galería del palacio de los Álvarez de Toledo, hoy Parador Nacional cuando todavía el patio era la plaza de toros de Oropesa. Al fondo la «Compañía» y la iglesia parroquial.

LA REINA QUE DIO APELLIDO A TALAVERA

LA REINA QUE DIO APELLIDO A TALAVERA

Escultura de doña María de dudoso gusto a la entrada de Talavera desde Extremadura

La reina doña María de Portugal

El rey Alfonso XI se casó con doña María, la hija de Alfonso IV rey de Portugal. Talavera fue uno de los regalos que la reina recibió en su boda. Desde entonces permaneció bastante unida a la villa, conservándose algunos documentos de la época que hablan de las normas y privilegios que promulgó para el mejor gobierno de la misma, como por ejemplo, la regulación del nombramiento de los escribanos, una especie de notarios de la época, o la confirmación de algunos privilegios de la Santa Hermandad talaverana.

Doña María era prima hermana del rey Alfonso “el onceno” por doble vínculo y debido a esta circunstancia tuvieron los contrayentes que obtener dispensa papal para su matrimonio.

Sustituyó así la portuguesa a la primitiva prometida del monarca que era doña Constanza. hija del noble y escritor don Juan Manuel, que siempre guardaría rencor a don Alfonso por haber roto el compromiso con su hija, doña Constanza. Ella se comprometió después con el heredero portugués, pero Alfonso XI la retuvo en España.

Estos hechos y la infidelidad del Rey con doña Leonor de Guzmán enturbiaron las relaciones entre España y Portugal, llegándose a producir varios conflictos bélicos durante el reinado de Alfonso entre los dos países, aunque en situaciones de peligro para el reino por el ataque de los musulmanes, supo doña María pedir auxilio a su padre el rey de Portugal por el interés de España.

Alfonso XI en una recreación de su retrato

La Reina tuvo un primer hijo llamado Fernando que murió siendo un niño de apenas un año y, según la tradición, fue enterrado en la iglesia talaverana de San Clemente, en un sepulcro que estaba situado en el lado del edificio que daba al río en la antigua parroquia. La reina pasaba largas temporadas en el alcázar de Talavera, cuya propiedad le correspondía por ser la señora de la villa. Pero mientras tanto, su marido viajaba incesantemente de un lugar a otro de Castilla, o de campaña en campaña militar contra los moros, siempre acompañado por su amante doña Leonor, mientras doña María vivía humillada en su soledad.

El segundo hijo de la Reina fue don Pedro, conocido más tarde como “el Cruel”, muy unido a su madre al principio de su vida. La guerra por el trono entre Pedro y su hermanastro Enrique, hijo de doña Leonor, hizo que los partidarios del bastardo difundieran leyendas que hacían dudar hasta de que don Alfonso fuera el verdadero padre de Pedro. Se decía que en realidad doña María había tenido una niña y que Pedro era hijo de una judía que había parido la misma noche que la reina. La hija del rey se le habría dado a un judío converso para que lo criara.

María de Portugal en un retrato de la Biblioteca Británica

Muerto Alfonso XI por la peste negra durante las guerras contra los moros en Algeciras, doña María manda asesinar inmediatamente a la favorita del Rey en el alcázar de Talavera y asume la tutoría del nuevo rey Pedro I que sólo tiene 15 años en ese momento.

El nuevo monarca también se enamoró como su padre de una mujer, María de Padilla, que no era su esposa legítima. La joven Blanca de Borbón era su verdadera esposa, pero fue abandonada y mandada asesinar a mazazos por Pedro el Cruel. Doña María de Portugal siempre intentó que su hijo volviera con doña Blanca que, al igual que ella, sufría la infidelidad de su marido, pero no lo consiguió. Antes de morir, la reina doña Blanca fue llevada a Toledo y allí se acogió a sagrado en una iglesia protegida por doña María, que intentó así salvarla de la muerte que presentía.

Alcázar de Talavera,donde pasó doña María algunas temporadas y donde ordenó degollar a doña Leonor favorita de su marido Alfonso XI. Vista parcial de un dibujo de Van der Wingaerde del sigloXVI

Talavera se puso también de parte de doña Blanca y acogió a los bastardos Enrique y Fadrique, hijos de doña Leonor de Guzmán, que ya por entonces hacían campaña contra don Pedro, que marchó sobre Toledo y desterró a su madre la reina doña María a Sigüenza.

El rey acabó distanciándose de ella hasta la ruptura total, cuando en Toro, donde ella se había retirado con algunos nobles fieles, los ejecutó él mismo en su presencia.

Marchó doña María a su patria y en la Ébora portuguesa murió, dicen algunos que envenenada por su propio hermano el rey de Portugal. La mujer desgraciada y vengativa por la que nuestra ciudad llevaría para siempre el apellido “de la Reina” falleció tan indignamente como ella había acabado con la vida de la amante de su marido. Fue enterrada en Sevilla.

Sepulcro de doña María de Portugal en el monasterio de San Clemente de Sevilla

MOLINOS DE EL BERROCAL. Pepino, Montesclaros, Segurilla, Mejorada, Cervera…

MOLINOS DE EL BERROCAL

Molino en la desembocadura en el Guadyerbas del arroyo de la Cancha

El Berrocal es la subcomarca asentada sobre pequeñas elevaciones graníticas que se sitúa al oeste de la Sierra de San Vicente y al norte de la ciudad de Talavera.

Montesclaros es uno de sus pueblos y por su término discurre el arroyo de Zamarrón sobre el que he localizado dos pequeños molinos arruinados. El primero de ellos ( Z1) tiene una balsa de forma romboidal que desagua en un cubo-rampa de planta lenticular. Aguas abajo se encuentra un segundo molino de rampa apenas reconocible (Z2). También en término de Montesclaros, pero en la desembocadura del arroyo de la Cancha en el río Guadyerbas, quedan restos de un gran cubo y de la plataforma sin muros del antiguo edificio molinero (Ca1). Estos tres molinillos son de escasa entidad y no he podido hallar referencia histórica alguna sobre ellos.

Plantas de los molinos del arroyo Zamarrón

En el arroyo Marrupejo, al que ya nos hemos referido para comentar la posible etimología molinera de su nombre, se encuentran ruinas de seis artificios de los que los tres últimos se encuentran en el ámbito de esta subcomarca de El Berrocal. El más bajo de ellos se sitúa en el último tramo del arroyo, cuando éste toma el nombre de arroyo de La Retuerta (M6), justo en el límite de los términos de Mejorada y Segurilla. Es un molino de rampa con un aspecto de considerable antigüedad y tenemos alusiones a su pertenencia al señor de Mejorada [1]en el siglo XVIII.

Restos de la rampa del  sexto molino de Marrupejo o de la Retuerta

Aguas arriba se encuentra el quinto molino del Marrupejo (M5) arruinado y apenas reconocible con su larga rampa sobre una ladera escarpada.  Cerca de éste y junto a una cascada está el cuarto molino pero situado ya en término de Cervera de los Montes (M4) (Foto 27). Reproduzco su planta a escala como prototipo de molino de cubo (fig. 16 bis).

Molinode Marrupejo 4 en Cervera de los Montes

También en el término de Cervera de los Montes, pero sobre el arroyo del Molinillo, quedan restos de un curioso molino de cubo (Mi1). Hay constancia de su funcionamiento hace dos siglos aunque, como todos los anteriores, solamente en épocas lluviosas dada la escasa entidad de su caudal. Es difícil el estudio de su estructura porque el canal se ha reconvertido en gallinero cubriéndole con un tejadillo, el cubo se ha roto para convertirlo en pajar y la sala del molino es una cuadra.

Molino del arroyo del Molinillo entre Pepino y Cervera

Todos estos molinillos, junto al ya descrito de Riolobos (R1) en término de Mejorada, ayudaban en la molienda de la comarca durante las épocas lluviosas, pero los labradores de esta zona, aún siendo poco cerealista, precisaban acudir en épocas de estío a moler a Talavera, e incluso a las gargantas de Gredos en el caso de Montesclaros. Podemos también considerar incluidos en El Berrocal a los molinillos del arroyo Bárrago que luego describiremos al hablar de los molinos de Talavera.

Molino de Riolobos 1, par algunos de posible origen romano

[1] AHPT, Catastro de Ensenada, libro maestro de Mejorada.

FOTOS DE LA EXCAVACIÓN DE LOS CANALES DEL ALBERCHE POR PRESOS REPUBLICANOS

FOTOS DE LA EXCAVACIÓN DE LOS CANALES

DEL ALBERCHE POR PRESOS REPUBLICANOS

Presos republicanos cavando el canal del Alberche

Traemos hoy algunas fotografías de la excavación por presos forzados republicanos del Canal bajo del Alberche y sus acequias y canales secundarios., aunque también recibían algunos de ellos una pequeña retribución y otros trabajadores eran profesionales al servicio del estado.

Algunas proceden de la exposición que organizamos con la Plataforma en Defensa del Tajo y el Alberche, de trabajadores de la Confederación Hidrográfica del Tajo, de la propia colección de la CHT en su delegación de Talavera y de la colección del estudioso del tema e historiador talaverano José Pérez Conde.

Con la construcción de este canal por aquellos represaliados Talavera comenzó un crecimiento que triplicaría su población. Fuera de cualquier otra connotación política, aunque solo sea por humanidad, aquellos hombres bien merecen un recuerdo. Y qué mejor recuerdo que este fragmento del poema de Joaquín Benito de Lucas «El Cerro de Santa Apolonia»

…Algo más tarde supe

que en ese cerro de Santa Apolonia

santa patrona del dolor de muelas,

vivían unos hombres, todos encadenados

a un invierno sin fin,

que no reían ni cantaban.

Prisioneros del odio,

hacían del trabajo su redención, y nunca

se quejaban ni de dientes ni de muelas;

quizá porque la santa cuidó su dentadura

o porque no tenían qué llevarse a la boca.

Y seguían trabajando

en la estación total de su desgracia,

escarbando en la tierra con picos y con palas

sin encontrar las ocultas raíces

que dan en primavera

la tierna y delicada flor de la libertad.

Excavación del canal frente al cruce de la carretera de Ávila. Obsérvese también aquí una silueta de los militares que vigilaban a los presos

Cavandoelcanal

presos republicanos cavando el canal del alberche. Obsérvense las carretillas con raíles para retirar la tierra

Los presos encofrando los muros del canal

Otra vista de los encofrados del canal con el preso en primer plano con ropas militares

Canal en curva ya finalizado

Ingenieros observando los canales del Alberche ya finalizados

Presos construyendo las acequias del Canal Bajo del Alberche. Véanse las gorras cuarteleras

Acequias del Canal Bajo del Alberche con los cultivos de regadío ya en marcha

LLEGAMOS A VELADA POR LA CAÑADA LEONESA Y NOS DETENEMOS EN SU HISTORIA

CAÑADA LEONESA ORIENTAL VII

VISITAMOS VELADA  y nos detenemos en su historia

Industria paleolítica de la cultura del Guadyerbas

Y después de haber recorrido El Baldío, llegamos por la Cañada Leonesa Oiental a la villa de Velada.  Es interesante detenerse porque tiene un patrimonio considerable, aunque poco conocido. Nos introduciremos en su historia diciendo que en las riberas del Guadyerbas a su paso por el término se encuentra gran densidad de materiales paleolíticos tallados principalmente en sílex. Son piezas, de pequeño tamaño en general, como raederas, puntas de flecha, escotaduras, raspadores, núcleos y algunos microlitos. Tienen una gran variedad de colorido y se han datado en el Paleolítico Medio y Superior, lo que les hace únicos en la meseta, donde estos hallazgos son realmente escasos pues suelen ser más habituales en cuevas, pudiendo tal vez definir una peculiar “cultura del Guadyerbas” durante el pleistoceno.

También se han encontrado fragmentos de cerámica con fondos de cabaña de la de la Edad del Bronce y de la Edad del Cobre o Calcolítico. Pertenece a esta época el menhir de Velada, monumento megalítico junto al que luego pasaremos en nuestro recorrido por la cañada. Son numerosos los restos romanos encontrados en yacimientos rurales de datación tardía, como un capitel de una villa junto al Guadyerbas hallado por el autor.

Capitel tardorromano de una villa de Velada hallado por el autor

Cuando Alfonso VI entra en Ávila va acompañado de sus caballeros, entre los que se encuentra Blasco Ximeno. Éste tuvo un hijo del mismo nombre que llegó a ser gobernador civil y militar de la ciudad del Adaja y que casó con doña Menga Muñoz, fundadora del pueblo del mismo nombre cerca de Ávila.

La labranza de El Barrero se levanta sobre las ruinas de las murallas y torre de Las Atalayuelas de Guadyerbas, localización original de lapoblación de Velada

Hijo de ambos fue Blasco Blázquez de Ávila que toma el nombre de la ciudad como apellido con el que continúa toda su descendencia. Su nieto Blasco Gómez Dávila sirvió a Fernando III el Santo en las conquistas de Sevilla y Murcia y por estos y otros servicios de armas, Alfonso X el Sabio le hizo primer Señor de Velada, dejando a su muerte como heredero del señorío a su hermano Blasco Blazquez o Velasco Velázquez Dávila, segundo señor de Velada, que recibió nuevos territorios y prebendas reales.

El palomar de El Barrero se sitúa sobre una de las torres de Las Atalayuelas de Guadyerbas

De estos tiempos medievales quedan todavía huellas en el término de Velada, curiosamente en el ámbito de una gran dehesa que es conocida como Cerro Dávila, topónimo que con toda probabilidad deriva del nombre de su repoblador. En el paraje llamado hoy El Barrero se localizan los restos de la que fue la primitiva población de Velada, llamada Atalayuelas del Guadyerbas y descrita así en las relaciones de Felipe II: “parece haber habido un castillo que está arruinado y caído, tiene una torre que tendrá veinticuatro pies de alto…la puerta principal está hacia oriente hacia una iglesia que está por debajo dél como doscientos pasos que se dice Santiago de Velada…hay un campo raso donde fue la población antigua y así lo parece de los solares y hornos que hoy día aparecen.”  Si visitamos esta finca todavía podemos percibir las ruinas de los muros sobre los que se ha levantado una labranza y la torre sobre la que hay actualmente instalado un palomar. Es curioso constatar también que el setenta por ciento de los habitantes de Velada llevan el apellido Gómez, como su primer señor.

Dibujo de Enrique Reaño en el que aparecen el palacio y el convento de los marqueses de Velada

Tras varias generaciones, el undécimo señor de Velada, Gómez Dávila y Dávila fue nombrado por merced de Felipe II primer Marqués de Velada. Gómez Dávila y de Toledo, segundo marqués de Velada fue, junto al talaverano padre Juan de Mariana, preceptor del Felipe III y presidente de sus consejos de Estado y de Guerra. Antonio Sancho Dávila y de Toledo, tercer Marqués de Velada fue militar famoso en las guerras de Flandes y de Orán además de gobernador de Milán en el siglo XVII.

Antonio Pedro Sancho Dávila y Osorio, cuarto marqués de Velada y segundo marqués de San Román, fue embajador en Roma, virrey de Valencia y Nápoles, capitán General de Artillería y presidente del consejo de Estado. Al no tener sucesión dejó el marquesado a su hermana Ana Dávila y Osorio que tuvo por hijo a Melchor de Guzmán Osorio Dávila, sexto marqués de Velada, cuya hija Ana de Guzmán Osorio fue la octava y última marquesa de Velada, pues casó con el conde de Altamira incorporándose esta casa a dicho título.

Blasón de los marqueses de Velada

La Casa de Velada tuvo grandes toreros de a pie y a caballo entre sus miembros y así aparece en algunos textos de Moratín o Quevedo y en las relaciones de las fiestas reales celebradas en la Plaza Mayor de Madrid, donde en cierta ocasión un toro empitonó a uno de los marqueses de Velada continuando éste la faena con los intestinos fuera del abdomen, anécdota que relata Américo Castro como ejemplo de la soberbia y el “honor español”.

Entrada a la repostería del palacio de los marqueses

Lamentablemente los restos del palacio apenas se tienen en pie, sin que nadie haga nada por remediarlo, las ruinas del palacio de los Marqueses de Velada, famoso en otros tiempos por sus jardines con fuentes y estanques y sus plantaciones de “naranjos, limones y cidros y zamboos y otros árboles y  flores de mucha fruta”. Hasta hace poco se apreciaban en su interior las grandes estancias, la bodega, la repostería y la sala cubierta de azulejos talaveranos del siglo XVII, sobre la que se ve todavía una linterna de ladrillo y cupulilla rematada por una cruz. También quedan restos del estanque y alguna reja de interés. El escudo de los marqueses ha sido repicado en el dintel de la entrada principal. Sus muros mantienen aún el rótulo de Cuartel de Milicias Falangistas, destino que tuvo el edificio durante la Guerra Civil. También poseían los marqueses de Velada un magnífico palacio frente a la catedral de Ávila que ha sido rehabilitado como lujoso hotel y restaurante.

REDADA DE GITANOS EN LA JARA ( Y 2)

REDADA DE GITANOS EN LA JARA ( Y 2)

Comienzan los interrogatorios a los testigos por el oficial hermandino. El primero en declarar es el arrendador de la alcabala del viento (1), que confirma la dedicación de los encausados al chalaneo, al trueque y cambios de caballerías. Sin embargo, reconoce que le han pagado los impuestos correspondientes. También afirma que no tienen domicilio ni vecindad. Pero más tarde nos enterarnos de que la habían solicitado en Valdecaballeros (2) sin que se les concediese. Les achaca también el que vivan en cuadrilla y confirma los prejuicios del vecindario, cuando dice que aceptan los trueques propuestos por los gitanos “a causa de no tener desazón con ellos”.

Este y varios testigos más, enumeran algunos delitos cometidos en los alrededores en los que quieren ver la mano ejecutora de los encausados. Es el caso del robo de una borriquilla al santero de la ermita de San Simón, el hurto de varios cabritos y unos setecientos reales a unos serranos (3) que se encontraban en el labrado de Buencuerpo.

No se aporta ni una sola prueba de que los delitos hayan sido cometidos por nuestros protagonistas. No obstante, algunos de los declarantes se atreven a asegurar que, “aunque el testigo no sabe quién lo ejecutó, Se persuade y tiene por cierto lo ejecutaron dichos gitanos”.

El único delito que se demuestra es el hurto de un cuchillo en un mesón del pueblo, pero apercibido el dueño de su falta, recrimina este hecho a los gitanos que devuelven lo robado sin resistencia. También es cierto que varios vecinos se quejan de haber sido engañados en los cambios de caballerías “dándoles diferentes petardos”.

Torre de la Puerta de Zamora anexa a la Carcel de la Santa Hermandad donde se enceraron a los gitanos varones de nuestra historia

Resulta curiosa la descripción de las triquiñuelas utilizadas para mejorar el aspecto de vivacidad de los animales: “Para dicho cambio, ponían al pescuezo una cinta encamada con la que se avispaban los borricos para su mejor despacho y, aunque los que trataban con ellos les dezían que les quitaran dicha cinta, nunca quisieron ejecutarlo, antes bien se la mudaban y ponían entre las orejas”. Puede que la cinta, mediante la presión que ejerciera sobre un clavo, un cardo, o unos abrojos, estimulara la viveza del animal, o que fuera algún producto impregnado el que ocasionara este efecto.

Los gastos ocasionados y la inseguridad de la cárcel de Castilblanco obligan al traslado de los presos a Talavera. Inmediatamente se ponen los bienes de los gitanos en pública almoneda y las autoridades hermandinas ordenan que los borricos se tasen por el albéitar (4) antes de ser vendidos. De la tasación resulta que los cinco pollinos son valorados en seiscientos cincuenta reales. “Y, aunque se publicó por espacio de tiempo, no hubo postura”.

Se procede varias veces a la subasta, pero los talaveranos no quieren comprar los burros embargados a los gitanos. Tanto es así, que pasan algunos meses durante los cuales da tiempo a que uno de los asnos muera “de dolor de tripa” y otro de accidente. Por fin se rebaja el valor de salida y se consiguen vender los animales, aunque al bajo precio de doscientos veinte reales. Las pertenencias del grupo se subastan también, obteniéndose un beneficio de ciento veintiocho reales, de los que se descontara la paja y los jornales ocasionados por la necesidad de sacar la inmundicia de las dependencias de la Santa Hermandad.

Se toma declaración a los gitanos que niegan cualquier relación a los delitos que les imputan, a pesar de que algunos reconocen hablar la lengua jerigonza. Preguntados si para hacer dichos cambios usaban de algún engaño a otras ficciones, de que resultavan quejosos y agraviados los sujetos con quien cambiaban, dijeron que “no usavan de otro arbitrio que abisparlas con una vara para que manifestaran viveza y, desta forma, procuraban deshacerse de las maulas (5) y sacar el dinero. Y aunque es verdad que algunos solíanr acudir a quejarse de sus engaños, les procuraban contestar amistosamente, ya dándoles otra cavalleria o perdiendo la señal, o ya por medio de alguna gratificación, sin dar lugar a que la queja llegase a la justicia”.

Representación de luna cuerda de presos de la Santa Hermandad en la Edad Media. En una similar a esta fueron tasladados los gitanos hasta sus presidios.

Se intenta averiguar si han permanecido en descampado para ver si se consigue alguna pista sobre hurtos o salteamientos. Los gitanos responden que no lo han hecho, “salvo cuando han ido de camino al río de Guadiana, a por mimbres para sus maniobras (6)

Diego Montes, uno de nuestros gitanos, explica su presencia en Valdecaballeros porque el jerónimo, administrador de la dehesa del Monasterio de El Escorial, le tenía prometido el puesto de guarda en dicha dehesa. Es el mismo clérigo que recibiera a Micaela cuando escapó y se acogió a sagrado. El gitano ya había trabajado como guarda del Marques de San Antonio en una de sus propiedades en Guadalcanal. Por esta profesión justifica la posesión de armas de fuego.

El interrogatorio de Juana de Salazar es más pintoresco, ya que “al intentar tomarla declaración hizo diferentes demostraciones coma de loca, como de insensata y como de enferma”. De nuevo, en sucesivos intentos, se la amenaza con declararla confesa si persiste en su actitud, pues el alcaide de la cárcel la ha observado y por su conducta supone ser todo puro fingimiento. Al final se desiste de tomarla declaración. Juana ha conseguido su objetivo.

En la cárcel de la Santa Hermandad en Talavera, tanto las gitanas como los gitanos intentan fugarse de sus respectivas celdas. Ellas son descubiertas cuando, encaramadas en un cepo que se hallaba en su celda, intentan romper una de las tablas del techo raspando con un hueso de la comida que se les ha suministrado. “Y biendo avía otro techo encima desmaiaron y lo dejaron”.

Los hombres que se encuentran encerrados en la torre de la Puerta de Zamora -la cual forma parte del edificio dc la cárcel hermandina- lo intentan extrayendo del muro uno de los cantos rodados que llaman gorrones. Con él y golpeando una astilla de madera, pretenden sacar alguna piedra de mayor tamaño y así poder huir. Unos fragmentos de la argamasa que ve el alcaide en el suelo delatan sus intenciones abortándose la fuga.

Estas frustradas evasiones pueden costarles muy caro, pues según la instrucción dc 1749 que regulaba la gran redada ordenada por el Rey, a todo gitano que se huyere, sin más justificación se le ahorque irremisiblemente. Desde la Santa Hermandad de Talavera se piden instrucciones al Gobernador del Consejo de Castilla -que a la sazón es el obispo dc Cartagena-, el cual envía recado político para que se atenga la causa a lo dispuesto en 1749, fundamento jurídico para la recolección de gitanos que se produjo en toda España y por la que se conduciría a miles de personas a determinados lugares. Los hombres a trabajos forzados y las mujeres y niños a casas de recogida donde deberían trabajar artesanalmente para su manutención.

El fiscal de la causa, con poco fundamentados argumentos, pide la pena de horca para los cinco reos sin haber demostrado ninguno de los delitos y por el mero hecho de su condición étnica. En las propias palabras del acusador público, “por cometer los insultos a que les llama e inclina su propensión y naturaleza de ser como son enemigos de la soziedad y quietud umana”. Pide la pena capital para que “sirviendo dc castigo a éstos, sea ejemplo para que otros se abstengan de cometer tales delitos y se extingan y recojan gentes tan malvadas”.

Pero la Santa Hermandad no parece tan severa en sus apreciaciones. Finalmente son condenados los hombres a diez años de trabajos forzados en el presidio cerrado de El Ferrol y las mujeres a ser confinadas en los pueblos destinados por la normativa de 1749 para la “avitación de gitanos”. En cadena de presos parten para la caja y cárcel de Toledo y desde allí serán conducidos a sus destinos.

1.- Impuesto que se pagaba por todas las mercancías que entraban en una población.

2.- La otra población de la actual provincia de Badajoz que formó parte de La Jara y Tierra de Talavera. En su escudo lleva el Talavera por ese motivo

3.- Ganaderos trashumantes que invernaban con sus ganados en este pueblo, como en otros lugares de las Tierras de Talavera y Extremadura

4.-El que tenía el arte de curar las enfermedades de las bestias. Es el actual veterinario.

5.- Animal inútil por enfermo, viejo o muy trabajado.

6.- Se refiere a sus trabajos artesanales de fabricación de cestos

REDADA DE GITANOS EN LA JARA (1)

1753, REDADA DE GITANOS EN LA JARA (1)

Primera parte de una de las causas criminales de la Santa Hermandad del libro de La Enramá que se desarrolla en uno de los dos pueblos jareños que pertenecieron a las Tierras de Talavera y que hoy pertenecen a la provincia de Badajoz, Castilblanco

Año de 1753. La Santa Hermandad de Talavera ha recibido una carta del alcalde de Castilblanco por la que le da noticia “de hallarse en dicha villa diferentes gitanos y dos giranas, encargando la posible
brevedad para que éstos se aseguren según lo prevenido y mandado por diferentes reales órdenes de su Majestad,… y pudiendo ser avidos los gitanos que se mencionan y quales quiera otros facinerosos, se les ponga presos y conduzca a la carzel Real de dicha Santa Hermandad con la seguridad necesaria, embargándoles todos y quales quiera vienes que parezieren ser de los susodichos”.

El hecho de ser gitano se asimilaba directamente a la delincuencia en aquella época y por ello, mediante comisión de la Hermandad, sane el Cuadrillero Mayor desde el pueblo de La Estrella con la asistencia de dos hermanos.

Tras dos jornadas de viaje llegan a Castilblanco. Allí el alcalde es requerido para actuar contra los gitanos. Primero son detenidos Francisco Quirós y María Montoya, su mujer, así como sus hijos Micaela y Tomás, que es mudo. “Acto seguido se les puso presos y se condujeron a la cárcel pública de esta villa, y se aseguraron cada uno con su par de grillos, y una cadena, en uno de sus calavozos”.

El pobre ajuar, que nos demuestra la condición de chalanes ambulantes de nuestros protagonistas, se embarga. Unas alforjas, una cabezada, tres cinchas -una de cuero, otra de cáñamo y otra de esparto- una espuela sin correas, una espuerta, dos camisas viejas, unas calcetas, un pabellón (1) y algunos fragmentos de lienzo y de pellejo, además de un pollino negro. Los escasos bienes de la familia gitana son depositados temporalmente en manos de un vecino de Castilblanco.

Al tener noticias de que otros gitanos se encuentran en el cercano pueblo de Valdecaballeros, parten hacia allí los cuadrilleros. En el requerimiento a la justicia de este lugar se justifica la persecución simplemente por el hecho de ser todos “havidos, tenidos y reputados por gitanos que andan vagando por estos contornos de más de año y medio a esta parte, en quadrilla, haciendo truecos y cambios de caballerías, sin tener domicilio alguno en ninguna de las villas y lugares desta zercanía… Y lo pernicioso y perjudiciales que son semejantes gentes en los pueblos y caminos”. Es el único “delito” que se les puede achacar a estas personas hasta el momento: ser gitanos, pertenecer a otra raza, a otro pueblo de costumbres diferentes y hablar en su propia lengua, prohibida y conocida como lengua jerigonza (2).

El cuadrillero mayor se dirige a practicar la detención acompañado de un vecino llamado Seylas y del escribano que va armado con un trabuco, hecho éste poco usual pues los escribanos se limitan a dar fe pública de los actos do la institución.

Cuenta el escribano como llamaron a la puerta y abrió un muchacho, “accedieron después al portal donde, al fondo, estaban echados los gitanos. El cuadrillero mayor se abalanzó agarrando al tal Diego Montes, lo levantó y ordenó al dicho Seylas que le fuera vistiendo. Y ya vestido y entregado a dicho Seylas para que le asegurase, por tener Su Merced que acudir al resguardo de una escopeta y otras armas que estaban en un rincón junto a la cama de otro gitano, éste, con el mayor brío, se desasió de dicho Seylas y se bino a la puerta, y queriendo yo guardarla sin poder disparar el trabuco por estar delante Su Merced, aztropelló a todos dicho gitano asiéndose de mi trabuco. Y el susodicho, los señores alcaldes y otras muchas personas que habían acudido a la puerta, caymos amontonados en el suelo asidos de dicho gitano. Y al mismo tiempo salió otra gitana desnuda y solo con camisa. Se bino al montón forcejeando para quitarme el trabuco, lo que no pudo conseguir sin embargo de tenerle yo solo con una mano, pues con la otra estaba asido del gitano. Y una gitana intentó dispararle pero no pudo por ser muchos los movimientos”. Aunque al final son reducidos, los gitanos no se resignan y venden cara su libertad.

A pesar de todo no llegan a producirse heridos durante el apresamiento. En el embargo de esta familia gitana, cuyo patrimonio no es tan modesto como el del grupo de Castilblanco, hallamos entre sus pertenencias diferentes prendas de vestir que nos recuerdan esa pulsión gitana de adornarse con su llamativo sentido estético y su atracción por los metales preciosos. Un mantillo blanco con cinta azul y blanca, un jubón de damasco dorado con un Santiago de plata y una higa (3) de coral engastada en plata. Un justillo de raso encamado y blanco, un capotillo de paño pardo forrado en cabritillas, unos calzones de gamuza con botones de metal blanco y una jaquetilla de paño fino forrada de sempitema. Otras de sus pertenencias están relacionadas con sus oficios de chalanes y esquiladores, como son unas tijeras de esquilar con su funda, alforjas, frenos y unos albardones con estribos.

Algo que no les favorece en el proceso es la posesión de armas con sus complementos: Una escopeta descargada, una bolsa de baqueta vieja, un polvorín de asta con un poco de pólvora, una bola bastante gruesa, un eslabón y dos piedras. También se encuentra en su poder una espada de a caballo con su vaina. Sin embargo, lo más valioso que posee este grupo son cuatro borricos de “diferentes hedades y pelos”. También esta familia es llevada a Castilblanco donde se les encierra con los demás gitanos en la cárcel pública.

Pero la joven Micaela se escapa refugiándose en un primer momento en las casas del reverendo padre administrador del Monasterio del Escorial y pidiendo acogerse a sagrado más tarde en la iglesia del lugar. No obstante, el cuadrillero mayor recuerda al cura el decreto del Papa de 1747 por el que se permitía que las autoridades extrajeran a los delincuentes que se hubieran refugiado en sagrado y se les llevara a las iglesias de los presidios. Primer paso para acabar con el amparo que desde siglos habían tenido en los templos y que afectaría especialmente a los gitanos que ya desde antiguo viajaban acampándose junto a ermitas, iglesias e incluso cementerios para escapar a la represión justificada o no de sus supuestos delitos. La úmica formalidad que se le exige al cuadrillero es que jure que no se castigará personalmente a la referida Micaela Bernarda mediante el sagrado que tiene tomado.

La familia Quirós es originaria del pueblo de Feria (4) aunque su vida, como corresponde a los de su raza, ha sido nómada y se han ido asentando en diferentes lugares. Su hija Micaela ha nacido en Salvatierra, durante seis años pasan a Lisboa donde viven de acarrear y vender agua y de trabajar la herrería, oficio que ejerce Francisco Quirós como otros muchos gitanos de la época.

Hacía tres años que se había establecido en Castilblanco, Alía y otros pueblos de los alrededores, ganando la vida a “hacer cestas, cambiar caballerías y trabajar su padre a su oficio cuando hallaba qué”.

Angela, la gitana apresada en Valdecaballeros procedía del pueblo andaluz llamado también Castilblanco, se casó con Diego Montes natural de Constantina a los trece años, por hallarse desamparada con otros tres hermanos que quedaron. Su marido ha tenido siempre el oficio de vender y cambiar caballerías, aunque también estuvieron varios años en Lisboa como aguadores hasta que, en compañía de la familia Quirós, se volvieron de Portugal a estas tierras.

  • (1) Pabellón es una tienda de campaña cónica, sostenida por un grueso palo central y sujeta al suelo todo alrededor por estacas y cuerdas.
  • (2) Se refiere al caló o romaní, lengua gitana prohibida por diversas pragmáticas reales
  • (3) Amuleto contra el mal de ojo. Consiste en la figura de una mano, cerrado el puño mostrando el dedo pulgar por entre el dedo índice y el dedo corazón.
  • (4) Pueblo de la provincia de Badajoz