ARQUITECTURA POPULAR IX: LA JARA

ARQUITECTURA POPULAR  IX:

LA JARA

Mampara en una era de Espinoso del Rey

Describiremos ahora algunas de las peculiaridades de la arquitectura de la extensa comarca de La Jara, a la que nos parece conveniente dividir en Jara Alta o Serrana y Jara Baja, esta división es bastante clara ya que los condicionantes de materiales, clima y funcionalidad de las construcciones son, aunque con características comunes, bastante específicos de ambas zonas.

Hay un texto fundamental para el conocimiento de la arquitectura popular de esta comarca y es como no podía ser de otra manera de don Fernando Jiménez de Gregorio,  se titula La vivienda en La Jara toledana, y, al estar escrito en los años cincuenta nos aporta datos preciosos en cuanto a la arquitectura popular no perdurable como son los chozos y mamparas hechos de paja y que la emigración y los cambios obvios en el campo español desde esa fecha han hecho desaparecer.

Chozo de falsa cúpula de Navalmoralejo, construido en pizarra y granito

El chozo de pastor solía ser circular y de cúpula redonda, su armazón era de varas de sauce o de álamo y la cubierta de pajas de centeno. La mampara era una construcción más sencilla, de forma rectangular o de medio chozo, que se utilizaba ya sea como protección de los aires a la entrada del chozo de pastor, simplemente como protección más precaria cuando no era necesario construir un chozo o como chívería o chivitil para proteger al ganado recién nacido o al perro.

Falsa cúpula de un chozo por aproximación de las hiladas de piedra

En la Jara Serrana se utilizaban a veces chozos en ángulo, a modo de tienda de campaña, con o sin mampara protectora. El guango es una construcción que se utiliza todavía y es más bien una protección del labrador o del hortelano que consiste en cuatro palos que se utilizan como pilares y sobre los cuales se extiende la hojarasca, la retama o las jaras para formar una sombra que también resguardará en caso de algún chubasco o tormenta, enl a cara del sur o del poniente se puede construir una pared, también vegetal que proteja del sol o del aire, Cuando el guango se limita simplemente a la estructura de la techumbre, sin paredes, se denomina también sombrajo o chungano. Cuando este tipo de construcciones se hacen en los patios y corralones de las viviendas, pegadas a los muros de las casas, se conocen con el nombre de enramadas o enramás, y pueden, con el tiempo, cubrirse con un emparrado e incluso tejarse.

Majada en La Nava de Ricomalillo con sus corrales y cocinilla

El paso siguiente en la evolución de la habitación más primitiva es el chozo de piedra con techumbre de falsa cúpula por aproximación de las hiladas de piedra, similar al descrito para la Sierra de San Vicente pero fabricada más frecuentemente en pizarra, por su abundancia en la zona.

Estas construcciones son comunes a todas las subcomarcas de Talavera y se ha especulado con su probable origen común de ascendencia céltica, lo cierto es que en los yacimientos de Ia Edad del Bronce y de la Edad del Hierro diseminados por nuestras tierras aparecen fondos de cabaña y restos de construcciones con esa misma forma sólo que techados con cubierta vegetal.

Las cocinillas son otro tipo de construcciones elementales de La Jara, podemos encontrarlas en los olivares, los huertos y parcelas de cultivo que se encuentran algo alejados del casco urbano y donde el agricultor debe permanecer períodos de tiempo algo más largos, por lo cual a veces precisa pernoctar. También cumplen la función estas pequeñas edificaciones, de servir de almacén donde se guardan herramientas y aperos que sería molesto y trabajoso trasportar cada vez  que se acudiera a laborar allí. El edificio es sumamente sencillo, una puerta, uno o dos ventanucos en los muros, una chimenea generalmente de campana con uno o dos poyetes a su lado para dormir sobre ellos o para sentarse al amor de la lumbre.

Alacenas en una de las dependencias de los Baños de la Retortilla

En los muros se dejan algunos huecos a modo de hornacinas y de alacenillas para depositar en ellos algún utillaje y alimentos fuera del alcance de los ratones. Las cocinillas tienen otra utilidad muy específica que es servir, alrededor de las eras, casi siempre algo alejadas del casco, de residencia temporal mientras se trilla el cereal de la familia labradora que permanece así más cerca de su preciado tesoro, el grano, y puede no solo trabajar más cómodamente sino custodiar también el fruto de su trabajo.

Las cocinillas como vemos están vinculadas en mayor medida a la Jara Baja, al mundo agrícola, mientras que las llamadas aquí casillas son muy similares pero más unidas al mundo ganadero de las tierras serranas de la Jara Alta. Son estas casillas y labrancillas de una estética muy llamativa por estar fabricadas en pizarra y cuarcita y por estar situadas en parajes mås agrestes, con grandes desniveles que les dan un aspecto peculiar. Como están en lugares muy alejados de los pueblos tienen alguna dependencia más quelas cocinillas, la pequeña cuadra donde guardar el borrico o la mula. La cochinera o zahurda y a veces la majada donde dejar el aprisco, casi siempre de cabras. Algunas de mayor entidad, o en caso de haber varias agrupadas pueden tener un horno para cocer el pan.

Zahurdas construidas en pizarra en término de Alcaudete de La Jara

En toda la Jara serrana pueden verse lo que a primera vista no son más que corralizas circulares, que, aunque a veces se utilicen como tales, no son otra cosa que los restos de lo que fueron las primeras explotaciones de esta comarca tras la repoblación, las posadas de colmenas. No olvidemos que hasta el siglo XVIII hubo osos en estas tierras y era necesario proteger la miel de estos y otros animales. Siguiendo con las construcciones rústicas son de destacar, también dentro del ámbito de las zonas más elevadas, los restos hoy prácticamente despoblados de algunas aldeas con apenas unas decenas de habitantes, formadas por varias casillas agrupadas generalmente en torno a una era. Entre las mejor conservadas, son de destacar las del entorno del río Jévalo, El Portezuelo, Paniagua. El Martinete o El Majuelo, hermosos conjuntos de arquitectura en pizarra que las autoridades culturales deberían preservar de la ruina.

Casilla en los olivares de Belvís
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